La Ley Orgánica de 1990 introduce el concepto de "necesidades educativas especiales" para referirse a alumnos con discapacidades o minusvalías en lugar de términos como "deficientes" u "inadaptados". Esta ley consagra la integración de la educación especial en el sistema ordinario. El Real Decreto de 1995 garantiza la continuidad educativa en Secundaria y adaptaciones para que estudiantes con necesidades especiales puedan acceder a la universidad.