Los movimientos de independencia de Venezuela comenzaron en 1770 y culminaron en 1824, luego de años de descontento entre las clases sociales bajo el dominio colonial español. En 1806, José María España y Manuel Gual lideraron un grupo heterogéneo con la visión de lograr la libertad, la justicia y la igualdad para Venezuela, elaborando un proyecto con 44 ordenanzas. En 1799, Francisco Javier Pírela y Joseph Francisco Suárez planeaban una sublevación en Maracaibo con el apoyo de dos corsarios haitianos, pero la conspiración
2. Los movimientos de independencia de Venezuela comienzan en 1.770 y
culminan en 1.824. Durante la época colonial se venía dando un proceso de cambios
debido a las rivalidades existentes entre las clases sociales. Se negaban los
atributos de las personas, se mantenían privilegios y
discriminaciones, especialmente a través de la esclavitud, se desconocía la
igualdad y la libertad.
En el orden político los peninsulares tenían todo el poder. La corona
española representaba desde los inicios de la colonia su autoridad con los cargos
de virrey, capitanes generales, oidores, gobernadores y autoridades
eclesiásticas, militares y de hacienda, cuyos ocupantes eran designados por la
corona y enviados directamente de España. Los blancos criollos no podían
participar del gobierno. Sólo lo hacían en los cabildos de las ciudades. Esta
discriminación traía descontentos entre los criollos, pues ellos se consideraban con
más derechos que los peninsulares para gobernar en territorio colonial.
3. Se inicia en 1.904, cuando un grupo de personajes se reúne muy
discretamente para discutir sobre política. Entre ellos se encuentra José
María España, poseedor de grandes ideas democráticas, de una posición
económica respetable, educado e inteligente. A él se une Manuel
Gual, capitán retirado, talentoso, diestro en los idiomas francés e ingles y
virtuoso en el violín, quien tenía su residencia en la hacienda de su
propiedad, en Santa Lucia en la Sabana de Ocumare.
A ellos se unió un grupo de personajes de la colectividad
aragoneses, catalanes, canarios, venezolanos pardos, en su mayoría
mulatos, conocedores de historia
política, sacerdotes, médicos, comerciantes, agricultores, militares, etc., es
decir, un grupo calificado de la población.
La búsqueda de la libertad, la justicia, la igualdad, el valor de los
criollos y la insistencia en la unidad americana, lleva a este heterogéneo
grupo a esta insurrección. El movimiento contaba con un proyecto que tenía
44 ordenanzas. Entre ellas puede mencionarse la eliminación de los
impuestos, el respeto a los valores éticos, el patriotismo, el manejo de
fondos públicos, el castigo ejemplar por la ofensa a las mujeres, etc.
4. La conspiración de Gual y España había encendido los ánimos y creado un
ambiente propicio al desarrollo de las ideas «subversivas» en Venezuela y el área del Caribe;
revolucionarios sinceros, aventureros y aun piratas veían con agrado el progreso de las ideas
de libertad e igualdad y trataron de aprovecharlo, cada uno a su manera. El mulato Francisco
Javier Pírela, sastre de profesión y subteniente de una compañía de milicias pardas, y el
negro Joseph Francisco Suárez, empleado del vicario eclesiástico, se pusieron de acuerdo para
organizar una sublevación en Maracaibo. Tenían el apoyo y complicidad de los hermanos
Juan Gaspar y Agustín Bocé, corsarios provenientes de Puerto Príncipe (Haití) que llegaron a
Maracaibo con sus goletas El Bruto y La Patrulla, el 6 de mayo de 1799. Pírela
proporcionaría 200 hombres del cuerpo de milicias, quienes con la ayuda de las tripulaciones
de los corsarios, debían «…embestir la ciudad, saquearla, matar a los blancos y ricos, echar
por tierra el gobierno español y establecer la República…», según lo indica el informe del
Consejo de Indias al Rey. La conspiración debía estallar en la noche del 19 de mayo.
El santo y seña era la palabra «Antillen»; en la mañana del mismo día, la conspiración fue
denunciada al gobernador Juan Ignacio Armada, marqués de Santa Cruz, por un cabo
acantonado en la ciudad. El mismo Pírela, 4 horas antes de estallar la conspiración, confesó
todo el plan al gobernador. Hubo 68 reos en prisiones separadas. Pírela fue condenado a 10
años de cárcel y enviado al castillo El Morro de La Habana por el crimen de rebelión.