1. Giovanni Sartori, Elementos de teoría política, capitulo 2 Democracia, editorial;
alianza edición S.A ; Madrid, ISBN: 9788420647875, 2005, (pag:368)
Desde siglos antes de Cristo se nombraba la democracia ligado con el termino
demos , uno de estos autores fue Aristoteles que hacia referencia a la
democracia como una mala forma de gobierno ya que para el, el gobierno era de
uno, de pocos, de muchos. Pero Aristoteles aprendió la degeneración de la
democracia con la experiencia griega pues se podía ver en las polis que los
ciudadanos escuchaban y después decídian por aclamación, además todos se
autogobernaban por turnos. Es claro tener en cuenta que al principio la
democracia era insonomia, Herodoto fue el primero en nombrar la democracia
se dirigió a ella, como la palabra mas bella de todas, iguales leyes, reglas para
todos. Nos damos cuenta con Sartori, que durante muchos años democracia
predomino como una palabra negativa, y a través del tiempo la a sufrido
grandes transformaciones por lo tanto es una palabra simple para los antiguos y
compleja para los modernos puesto que se encuentra una gran diferencia
histórica. Para comprender la democracia en el libro de Sartori en la distingue
en tres aspectos fundamentales, primero, la democracia es un principio de
legitimidad la cual hace referencia la democracia está unido al poder ya que esto
es legitimo por elecciones libres y periódicas, en segundo lugar, la democracia es
un sistema político llamado a resolver problemas de ejercicio del poder nos
indica que la democracia es verdaderamente un autogobierno la cual el
ciudadano ejerce en nombre propio la cuota que le corresponde del poder que es
titular para autogobernarse, ya que la democracia no puede ser más que una
representativa que separa la titularidad del ejercicio para después vincularla por
medio de los mecanismos representativos de la transmisión de poder, por
último la democracia es un ideal la cual Sartori nos indica que la democracia no
es como...
¿Qué es la democracia? de Giovanni Sartori |
En el libro de Giovanni Sartori ¿Qué es la democracia? Establece en el primer
capítulo un precepto muy interesante, pues nos explica ampliamente, como es
que la democracia no solo es la connotación que tiene por la derivación de los
vocablos kratos (poder) demos (del pueblo) y nos muestra que en los sistemas
democráticos, no termina de desarrollarse la democracia, si no que se generan
“poliarquías” pero que en este tipo de sistemas es necesario llamarles
democráticos por la normatividad de estos, básicamente en este capítulo nos da
muestra de la concepción acertada de la democracia.
Y como en nuestros tiempos no es posible llevarse a cabo como la democracia
ateniense, pues en ese entonces la población no era tan grande como lo es ahora
2. por lo tanto si podían participar y opinar la mayoría y así tener mutuos acuerdos
y llegar a un conceso mayoritario.
Y también nos muestra como ahora no solo está el concepto de democracia
como tal, sino que ahora existe la democracia social donde cita al autor
Tocqueville para denotar que en la democracia social es guiada por un espíritu
igualitario, que no es un régimen opresor, y que tenía una estructura social
horizontal y no vertical como lo hacían las sociedades aristocráticas en Europa.
Además realiza un análisis acerca de la llamada democracia económica haciendo
un análisis sobre la economía socialista y comunista, al parecer el autor no está
del todo de acuerdo con los preceptos que Marx y Lennin tenían acerca de la
percepción de la economía en una sociedad social-demócrata.
Sartori considera que la democracia representativa, con todos sus defectos, es
hoy por hoy la única viable. Rechaza, naturalmente, las eufemísticamente
llamadas "democracias populares", pero también los eventuales experimentos
de democracia directa aprovechando las ventajas de la tecnología. Esto último,
como es obvio, constituye un grave error, por múltiples... [continua]
“Teoría de la democracia”
Giovanni Sartori: capítulos IX,XI y XIII
Capitulo IX: ¿Qué es la democracia? Definición, prueba y preferencia.
En este capítulo Sartori trata de dar una definición de lo que es democracia,
pero antes de darnos su concepción es necesario ver que parte de lo que es una
definición, a partir de la concepción de John Stuard Mill de lo que es una
definición, y nos dice que es: “una proposición declarativa del significado de una
palabra, o el significado que es aceptado, o que el orador o escritor… pretende
darle”.
Desde la época de Mill, los filósofos de Oxford le dan sentido a la concepción de
este autor, ya que este no le dio mucho sentido ni importancia, entonces estos
nuevos filósofos si establecen una clara distinción entre:
Una definición convencional o estipulativas: el que habla indica que se propone
emplear la palabra en un sentido determinado y que ésa es su definición de la
misma. Estas definiciones no pueden dividirse en verdaderas o falsas, son
arbitrarias.
Una definición léxica o lexicográfica: el que habla indica cuál es el uso común
del término, es decir, lo que la gente quiere decir en general cuando utiliza esa
palabra. Se denomina lexicográfica porque es el tipo de definición que dan los
diccionarios. Estas definiciones pueden ser verdaderas o falsas, en función de la
exactitud o inexactitud de la explicación del uso común que se hace de la
palabra.
3. Los filósofos de Oxford sugieren que es posible aprobar o rechazar una
estipulación teniendo en cuenta su utilidad. Aunque no cabe dividir las
estipulaciones en verdaderas y falsas, si pueden dividirse en útiles y confusas.
De todo esto deriva dar una definición de ¿Qué es útil? Y ¿para qué y para
quién? , entonces Sartori dice: si las definiciones no son sino estipulaciones
arbitrarias sometidas a la única condición de ser útiles en algún sentido
estipulado del término, habrá que concluir que la democracia significa aquella
que desde la perspectiva del... [continua]
"¿Qué es la democracia?", por Giovanni Sartori
Como dice Giovanni Sartori, etimológicamente la pregunta es de sencilla
respuesta: poder del pueblo. Pero si tratamos, mínimamente, de desentrañar en
qué se plasma, la cuestión instantáneamente pasa a ser de una dificultad muy
considerable. Y no se trata de una materia baladí, porque sólo sabiendo qué
es la democracia, en qué consiste, cuáles son sus valores, pilares y
fundamentos, sabremos qué podemos esperar de ella.
Probablemente, “democracia” haya sido una de las palabras que se ha utilizado
(se utiliza y se seguirá utilizando) con mayor ambigüedad, sin ceñirse a una
significación concreta. No hay más que escuchar los discursos políticos (más
aún ahora que se acercan las elecciones generales). Y lo peor no es que se utilice
ambigüamente, sino que se hace uso del término de modo partidista y
demagógico en muchas ocasiones. Esto sí que es penoso, porque lo que sí está
claro es que la democracia es patrimonio de toda la ciudadanía.
Para hacer frente a las diversas tergiversaciones que se hacen del concepto
“democracia”, me parece muy interesante el texto de Giovanni Sartori que nos
ofrece El Cultural de El Mundo (imagino que es el capítulo introductorio de su
último libro).
El que fuera Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2005,
realiza una serie de distinciones terminológicas muy útiles:
-Democracia etimológica y democracia real. El que la democracia real
diste mucho de representar el espíritu de la democracia en sentido estricto, no
quiere decir que no haya democracia. En todo caso, no hay que conformarse con
la situación actual, sino aspirar al ideal. La utopía no es una quimera sino el
espejo en que hemos de mirarnos para mejorar las condiciones políticas del
sistema democrático.
-Macrodemocracias y microdemocracias. Está claro que la democracia
funcionará mucho más correctamente en entes comunitarios pequeños que en
4. lo que representa todo un país. En todo caso, ello no nos debe hacer desistir en
solicitar que se busquen los mecanismos pertinentes para lograr que la
democracia sea mucho más particitiva de lo que es ahora. El acto democrático
por antonomasia es el voto en las diferentes elecciones, pero el sistema
democrático ha de ir mucho más allá, si realmente se quiere que haya una
ciudadanía participativa, interesada en la política (junto a medidas educativas;
por los temarios que he leído, parece que en ese sentido está diseñada la
asignatura “Educación para la ciudadanía”, aunque una asignatura por sí sola
no va a lograr que los jóvenes se interesen por la cosa pública). Creo que ha de
tender hacia el control por parte de los ciudadanos de las acciones de los
dirigentes políticos y posibilitando que los ciudadanos tengan mayor capacidad
para hacer propuestas, empezando por el ámbito local (que es en el que se
puede aplicar esto con más facilidad).
-Como afirma Sartori, sólo hay un marco democrático. Otra cosa muy
distinta es que existan, dentro de ese marco, distintos modos de entender la
democracia: radical, liberal, pluralista, etc.
-La democracia social consiste en la igualdad de condiciones, existe un
espíritu igualitario que se refleja en la inexistencia de estamentos sociales (al
contrario de lo que sucedía en el Antiguo Régimen).
-La democracia económica es entendida por Sartori como la introducción de
la democracia en el mundo laboral, en la organización y gestión del trabajo.
-Es muy importante la puntualización de Sartori: sin el marco político
democrático (que es en esencia la democracia) no puede haber ni
democracia social ni democracia económica.
Sartori despliega en su escrito una erudición espléndida, no sin fin alguno (no se
trata una erudición vacía), sino con un afán pedagógico y aclaratorio. Los
conceptos a desentrañar no son sencillos ni mucho menos, pero consigue
hacernos entender algunos de los entresijos teóricos de la política, que luego
tienen una visible plasmación práctica.
Aparte de lo que es propiamente el texto, me parece muy atractiva la iniciativa
de El Cultural de El Mundo de ofrecer la posibilidad de leer las primeras páginas
de las novedades editoriales. Es un modo efectivo de fomentar la venta de libros
(algo que sin duda agradecerá la industria editorial) y permite a los lectores
hacerse una idea del libro que se está vendiendo (realmente se trata de
publicidad) para saber si le interesa la obra y comprarla en su caso. Además es
una manera de ofrecer lectura en pequeñas dosis y estar al tanto de la actualidad
literaria.
5. Lo que aquí he expuesto del texto de Giovanni Sartori es simplemente una
esquematización. Os recomiendo que lo leáis, me parece muy pedagógico. En
cierto modo está relacionado con “El apoyo mutuo” de Kropotkin en los
aspectos de las comunidades campesinas y del asociacionismo. Me encantaría
saber qué opináis sobre el tema. Ya veis, uniendo literatura y política.
Teoría de la Democracia
Podríamos decir que Giovanni Sartori tiene una doble personalidad: la más
conocida, la del abuelete que de cuando en cuando lanza al mercado libros
destinados a provocar, a generar debates intelectuales y, sobre todo, a vender.
Es el Sartori de libros como Homo videns o Multiculturalismo y democracia,
caracterizados por mostrar una visión altamente crítica y negativa de ciertos
aspectos de la sociedad, por el escaso número de páginas y la enorme tipografía
y, naturalmente, por su elevado precio. Si estas fueran las únicas aportaciones
de Sartori al mundo del pensamiento, no sería arriesgado decir que nuestro
hombre está preparado para engrosar la plana de cualquier periódico español
como comentarista de calidad.
Afortunadamente, no es este el único Sartori que nos encontramos. Existe otro,
que en realidad antecede al más conocido (o, sintomáticamente, al único
conocido), que se ha pasado la vida elaborando sesudos estudios de ciencia
política que hoy día ocupan un lugar muy importante en la disciplina, hasta tal
punto que estamos en condiciones de afirmar que en España debe haber casi 5
personas que los hayan leído.
Yo soy una de esas personas. Echándole un par de huevos. Y la verdad es que el
libro, o mejor dicho, los libros, porque son dos los volúmenes que integran
Teoría de la democracia, tiene muchos aspectos interesantes que ofrecer al
lector, particularmente si el lector es una de las 5 personas que hay en España
interesadas en la política no como vehículo para enriquecerse o como
mecanismo de expresión de determinadas frustraciones y/o deseos. Huelga
decir que yo no soy una de esas 5 personas, pero ahí me tienen, uno lee muchas
cosas en esta vida (con Teoría de la democracia, en mi caso, ya van tres), así que,
dado que he leído algo, ¿por qué no hacer, de paso, una reseña para La Página
Definitiva?
Lo primero que hay que decir es que este es un libro sobre teoría política, pero
también es un libro político. El autor adopta desde el principio una posición
ideológica (liberal - conservadurismo) que al principio es implícita y poco a poco
va aflorando conforme nos cuenta lo malos que son los socialcomunistas. Eso sí,
6. todos los preceptos que muestra el libro están revestidos de una compleja
argumentación para justificar los lugares a los que llega Sartori, hasta tal punto
que incluso puede resultar fatigoso; por ejemplo, para definirnos lo que es la
democracia, Sartori "se gusta" durante 25 páginas preliminares explicándonos
lo que es una definición, para llegar a la conclusión de que es muy difícil definir
la democracia, pues las acepciones del término son múltiples a lo largo de los
siglos, y aún hoy continúan entrecruzándose. Eso sí, nos queda muy claro lo que
es una definición.
Entrando ya en el análisis del libro por partes, Sartori divide su obra en dos
mitades, tituladas "El debate contemporáneo" y "Los problemas clásicos".
Curiosamente, "El debate contemporáneo" es el volumen I, para después pasar a
los problemas clásicos. Aunque sea muy original, esta división no parece
demasiado justificada, pues es perfectamente plausible leerse el libro "al revés",
comenzando por Grecia y acabando por el presente, y posiblemente sea más
operativo. En cualquier caso, entre las cosas que comenta Sartori, que son
muchas y de forma exhaustiva, podríamos destacar las siguientes:
- Sartori considera que la democracia representativa, con todos sus defectos, es
hoy por hoy la única viable. Rechaza, naturalmente, las eufemísticamente
llamadas "democracias populares", pero también los eventuales experimentos
de democracia directa aprovechando las ventajas de la tecnología. Esto último,
como es obvio, constituye un grave error, por múltiples razones históricas,
éticas, políticas y peripatéticas, pero fundamentalmente por un motivo: porque
somos de otra opinión. Y para demostrarlo, véanlo aquí.
- Por el mismo motivo, Sartori rechaza toda equiparación entre la democracia
ateniense y los modelos contemporáneos, pues estos últimos son muchísimo
más complejos y están pensados para sociedades gigantescas en comparación
con el pequeño número de ciudadanos de la Atenas clásica. También hay otra
razón: la democracia, según nos explicó Aristóteles, en su acepción ateniense,
era una de las formas políticas "corruptas". El estagirita (¿nació en la laguna
Estigia?) distinguió tres formas de gobierno "buenas" (monarquía, aristocracia,
politeia) y sus correspondientes formas corruptas (tiranía, oligarquía,
democracia). Para Aristóteles, por supuesto, la mejor forma posible es la
aristocracia, en la que indudablemente él se incluía, mientras que la democracia
no sería sólo el "gobierno de los muchos", sino el "gobierno de los pobres" o,
más directamente, "gobierno de los peores". Aristóteles vio cómo la democracia
en Atenas se convirtió en tiranía a causa de las locuras de los ciudadanos, que
pasaban el rato aprobando leyes que eran derogadas a los quince minutos,
atacando a los ciudadanos más válidos y promocionando a los mediocres. A
Sartori se le ve mucho aquí el plumero cuando habla del peligro de que la
democracia caiga en el populismo.
7. - Sartori deja muy claro al final del libro que aquí, democracia, sólo si se trata de
una democracia liberal fundamentada en un mercado libre. Sartori se lamenta
de lo cruel que es el mercado, de que contribuye a insertarnos en un modelo
mecanicista, pero al mismo tiempo no ahorra elogios respecto a su
funcionamiento. Volvemos a leer todo aquello de la "mano invisible" de
inspiración divina (absurdo, todos sabemos que la "mano invisible" fue, desde
1996 hasta 2000, José María Aznar, y a partir de entonces los pérfidos
extranjeros), de cómo el mercado se autorregula de forma "natural", etc. En
líneas generales, diríase que a Sartori no le parecería del todo mal volver a un
modelo de sufragio censitario, con lo que habrá que decir que es un elitista salvo
si me incluye en el censo.
- Por último, los ataques al marxismo en todas sus formas son continuos e
implacables. Sólo hay una forma alternativa al modelo capitalista liberal a la que
Sartori le concede una mínima credibilidad, el "socialismo de mercado" (una
especie de híbrido entre el experimento yugoslavo y las socialdemocracias
escandinavas; es preciso aclarar que cuando Sartori escribió el libro
"Yugoslavia" aún era un país, no siete). Salva la figura humana de Marx (es
decir, sus buenas intenciones) para rechazar todo lo que, en los planos
económico y político, elaboró el pensador alemán, aunque también ponga de
relieve que la interpretación que comúnmente se hace del pensamiento marxista
supone una tergiversación radical de sus planteamientos iniciales, por ejemplo
con el uso del concepto "dictadura del proletariado", que en Marx es marginal y
después se convierte en uno de los puntos fundamentales de los sistemas
comunistas, a los que, naturalmente, Sartori manda a los infiernos, comenzando
por la Unión Soviética (nuevamente advertimos de que todo esto Sartori lo
escribió en plena guerra fría, y el muy vago aún no lo ha actualizado). Y elabora
una crítica brillante por momentos, a veces incluso divertida por las maldades
que introduce en su discurso (ya dijimos que se trata de un texto político):
"Para Lenin, la asociación básica, inamovible e inmutable era que 'la democracia
es igual que el Estado'. Su leitmotiv era: puesto que el Estado es malo, también
lo es la democracia (...) Pero cuando Lenin abordó la segunda fase, la dictadura
del proletariado, cambió de sintonía. Mantenía que la dictadura del proletariado
era 'más democrática' que la democracia burguesa. Si quería decir que en este
caso el ejercicio de la violencia era más intenso y sistemático que antes, nada
que objetar". (pp. 555 - 556)
En resumen, el libro de Sartori es un enorme ejercicio de erudición, un
interesante ensayo político, y también un "manual de uso de la democracia"
desde una perspectiva política muy definida. El libro se lee con gusto, aunque en
ocasiones resulte un poco cargante, y se le puede sacar bastante jugo. Hay que
8. reconocer que la visión que Sartori muestra de las cosas resulta en ocasiones
muy sugestiva. Eso sí, es un libro que corre el riesgo de quedarse anticuado, y no
tanto por la caída de los regímenes comunistas como por algo mucho más
importante: el amanecer y el ocaso del felipismo, que ha cambiado totalmente
las reglas del juego político.