La deforestación en Colombia ha reducido los bosques nativos a solo el 31% de su cobertura original, a una tasa anual de 598.000 hectáreas. Si no se toman medidas, el capital natural del país podría agotarse en 94 años. Aunque la reforestación comercial podría ayudar a reducir la presión sobre los bosques nativos, Colombia ha fallado en cumplir con las metas de reforestación propuestas. Se necesitan estrategias a largo plazo que incentiven la reforestación comercial sin explotar los bosques nativos, para conservar los
Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Deforestación en Colombia amenaza bosques en 94 años
1. LA DEFORESTACION
El 31 por ciento de los bosques nativos de Colombia ha sido arrasado, lo que se
traduce en una tasa anual de deforestación de 598.000 hectáreas. El profesor Orlando
Rangel hizo una radiografía sobre las causas e implicaciones de esta preocupante
situación en el país, que de no tomar acciones, podría presenciar un agotamiento del
capital natural en 94 años.
Cuando hace dos años se conoció la aprobación de la Ley Forestal (ley 1021 de 2006),
se presentaron –un poco tarde como es nuestra costumbre– manifestaciones de
preocupación por su alcance en cuanto a la conservación y preservación del bosque
nativo. Varios artículos y la realización de foros y reuniones, que en nada conmovieron
al gobierno, fueron las notas destacadas de la reacción tardía de la ciudadanía ante
esta embestida de la globalización.
Las cifras sobre consumo de madera, cuatro millones de metros cúbicos anuales y la
fuente de procedencia de la misma –bosque nativo (80%) + plantaciones (20%)–
debería ser el argumento de mayor peso para que se planearan estrategias que
permitieran proteger los escasos remanentes de bosque natural, al tiempo que se
incentiva la reforestación.
Las cifras sobre deforestación y agotamiento de bosques en Colombia demuestran
categóricamente que las intervenciones relacionadas con la explotación maderera, la
incorporación de nuevas tierras a la explotación agropecuaria y el avance incontrolado
de obras civiles y de los cultivos ilícitos han significado la extinción del 31% de la
cobertura boscosa original de la Nación, llevándonos a la preocupante tasa anual de
deforestación de 598.000 hectáreas.
Reforestación comercial
Las implicaciones de esta intervención descontrolada no han merecido la atención de
los entes gubernamentales directamente relacionados con la protección y preservación
del inmenso capital natural (biodiversidad) que un día tuvimos y, por el contrario, se
insiste en el erróneo planteamiento de descapitalizarnos en lugar de utilizar los bienes
y servicios que el capital natural presta.
Una de las estrategias apropiadas para disminuir la presión sobre el bosque nativo es
incrementar la superficie con programas de reforestación comercial, razón por la cual
nadie dudaría en apoyar la iniciativa si se realiza en la forma, en la superficie y en los
lugares que repetidamente los entes académicos y los expertos han señalado.
Los estimativos sobre reforestación industrial en el país son contundentes en cuanto al
incumplimiento de las tasas de reforestación propuestas en diversas épocas. Ante la
pobreza de la superficie con programas comerciales de reforestación que para el
2. periodo 1962-1980 significaron 92.000 has, se propusieron entonces para el período
1980-1998 incrementos de 10.000 hectáreas por año (meta 180.000 has) y, en el caso
más favorable, de 40.000 hectáreas por año (meta 720.000 has) adicionales a las
plantaciones existentes en esa fecha.
Para 1998, la superficie con plantaciones reforestadas era de 87.000 has, es decir, que
el no cumplimiento de las tasas propuestas significó un déficit de 185.000 y 725.000
has, de allí que podríamos afirmar que en ese período de 18 años no se incrementó si
quiera en una hectárea la superficie con programas de reforestación comercial
(Sistema de Información Técnico Forestal, SITEP, 1997). Si el consumo anual de
madera sigue al mismo ritmo, o se dobla, es obvio que para resolver el déficit se
seguirá recurriendo al bosque nativo.
Estrategia a 20 años
En la actualidad, cuando se discuten las implicaciones del cambio climático en la
economía y en la calidad de vida de los colombianos y está en auge el impulso a los
biocombustibles, la actividad reforesta dora es la indicada para cumplir con varios de
los propósitos que nos facilitaría enfrentar en mejores condiciones las consecuencias
de los dos eventos mencionados anteriormente, a la vez que nos ayudaría
enormemente en el propósito crucial de salvar al bosque nativo.
En el país, el impacto de la reforestación ha tenido su mínima expresión y con el ritmo
con el cual marcha la actividad, junto con otros procesos transformadores del entorno
natural, el agotamiento del capital natural se presentará en unos 94 años, si no se
toman medidas que permitan detener estas desaforadas tasas de deforestación.
Bajo las consideraciones anteriores, un proyecto que trate de incentivar la
reforestación comercial que no incluya explotación con fines madereros del bosque
nativo debe ser apoyado por la sociedad colombiana. Los conocimientos generados en
los últimos 20 años sobre especies autóctonas con potencial maderable y las
posibilidades complementarias de apropiación de los bienes del bosque nativo (sin
transformaciones de sus condiciones originales) deben incorporarse en estos paquetes
tecnológicos que apuntalen el esfuerzo reforestado del país.
Una iniciativa que promueva la reforestación comercial en la cual se ofrezcan
facilidades de orden administrativo (incentivos tributarios, agilidad de trámites) es
bienvenida y debe ser apoyada, ya que de esta manera se salvaguarda al bosque
nativo, al disminuir la presión por la demanda de madera.
Los actos relacionados con aprobación de la ley, derogación de la misma por la Corte
Constitucional y presentación de una propuesta alternativa han sido liderados por el
Ministerio de Agricultura, que ha copado los vacíos del Ministerio del Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), desafortunadamente no para buscar la
3. protección del capital natural (biodiversidad, bosques), sino para impulsar de manera
equivocada la apropiación del mismo, como quedó demostrado con la derogada Ley
Forestal y los intentos recientes de revivirla.
En síntesis, bienvenida la reforestación en todas las escalas y en todas las áreas
geográficas que requieran la restauración y recuperación de las condiciones originales
del entorno, ya que de esta manera disminuirá la presión sobre el bosque natural y
conseguiremos el objetivo primordial de conservar los remanentes de capital natural
(bosques) que aún persisten en nuestro territorio.
Conclusión
Que debemos cuidar los arboles y no encender los bosques para tener una
buena un ambiente bueno y saludable para que las inundaciones sean pocas,
y los animales que están en la amazona no estén en extinción