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Capítulo 1
Los ácidos grasos Omega-3 en la alimentación humana
y su importancia
•	 Introducción	 .................................................................................. 	
                 .                                                                                      1
•	 Alimentación	y	aterosclerosis	......................................................... 	            2
•	 Generalidades	sobre	los	ácidos	grasos	............................................ 	                 3
•	 Metabolismo	de	los	ácidos	grasos	de	Omega-3	y	omega-6	............. 	                                6
•	 Determinación	tisular	de	los	ácidos	grasos	Omega-3	 ..................... 	
                                                                             .                          7
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	
                   .                                                                                    8
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	         8

Capítulo 2
El aceite de pescado y protección cardiovascular
•	 Introducción	 .................................................................................. 	 9
                 .
•	 Meta-análisis	de	los	estudios	de	observación	.................................. 	10
•	 Estudios	en	prevención	secundaria	con	Omega-3	 .......................... 	12
                                                                        .
•	 Diet	And	Reinfarction	Trial	(DART)	................................................. 	12
•	 Estudio	del	Gruppo	Italiano	per	lo	Studio	Della
	 Sopravvivenza	nell’Infarto	miocardico	Prevenzione
	 (GISSI-Prevenzione)	........................................................................ 	12
•	 Estudio	Japan	EPA	Lipid	Intervention	Study	(JELIS)	.......................... 	16
                                                                        .
•	 Comentarios	................................................................................... 	19
•	 Ácidos	grasos	Omega-3	en	la	insuficiencia	cardíaca	...................... 	19
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	21
                   .
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	21

Capítulo 3
Mecanismos de acción de los ácidos grasos Omega-3
•	 Introducción	 .................................................................................. 	25
                .
•	 Mecanismos	de	acción	de	sus	beneficios:	
	 a)	 Efectos	antiarrítmicos	................................................................. 	25
	 b)	 Efecto	sobre	la	muerte	súbita	cardíaca	....................................... 	28
	 c)	 Efectos	sobre	la	coagulación	y	trombosis	................................... 	29
	 d)	 Acciones	sobre	la	disfunción	endotelial,
	 inflamación	y	placa	aterosclerótica	................................................ 	29
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	33
                  .
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	34
Capítulo 4
Omega-3 en el contexto del tratamiento hipolipemiante
•	 Introducción	 .................................................................................. 	37
                 .
•	 Triglicéridos	y	riesgo	cardiovascular	............................................... 	37
•	 HDL-C	y	aceite	de	pescado	............................................................ 	43
•	 Ácidos	grasos	Omega-3	e	hígado	graso	no	alcohólico	(HGNA)	...... 	43
•	 Ácidos	grasos	Omega-3	en	el	tratamiento	hipolipemiante
	 combinado	..................................................................................... 	43
•	 Uso	combinado	con	estatinas	 ........................................................ 	44
                                          .
•	 Beneficios	del	combo	estatina	+	aceite	de	pescado	........................ 	46
•	 ¿Todas	las	formulaciones	de	ácidos	grasos	esenciales
	 son	iguales?	.................................................................................... 	46
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	47
                   .
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	48

Capítulo 5
Otros beneficios potenciales del aceite de pescado
•	 Introducción	 .................................................................................. 	51
                 .
•	 Omega-3	en	la	diabetes	mellitus	tipo	2	.......................................... 	51
•	 Beneficios	del	aceite	de	pescado	en	el	síndrome
metabólico	(SMet)		............................................................................... 	52
•	 Los	Omega-3	en	el	desarrollo	fetal	................................................. 	54
•	 Omega-3	y	desarrollo	cognitivo	en	recién	nacidos	y	lactantes	 ....... 	55                .
•	 En	cáncer	....................................................................................... 	56
•	 Deterioro	intelectual	...................................................................... 	57
                             .
•	 Trastornos	mentales	........................................................................ 	58
•	 Envejecimiento	............................................................................... 	58
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	59
                   .
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	59

Capítulo 6
Aspectos de seguridad ecológica y tolerabilidad de las formulaciones
farmacéuticas de aceite de pescado
•	 Introducción	 .................................................................................. 	63
                .
•	 Riesgos	de	la	contaminación	por	mercurio,	dioxinas	y	PCB	 ........... 	63           .
•	 Tolerabilidad	y	eventos	adversos	del	aceite	de	pescado	.................. 	64
•	 Conclusiones	 ................................................................................. 	65
                  .
•	 Referencias	bibliográficas	............................................................... 	65
CAPÍTULO 1                            Los ácidos grasos omega-3
                                          en La aLimentación humana
                                          y su importancia



Introducción
En los pasados 30 años, uno de los productos farmacéuticos relacionados con la nutrición (“nu-
tricéuticos”) que más ha atraído la atención de numerosos científicos y médicos ha sido el aceite
de pescado por su riqueza en dos compuestos esenciales de la familia de los ácidos grasos Ome-
ga-3: el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El interés sobre estos
compuestos emergió de los estudios por investigadores daneses, principalmente Bang, Dyerberg
y colaboradores1 en los años 70, efectuados en esquimales, los cuales constataron una baja pre-
valencia de enfermedad arterial coronaria (EAC) a pesar del alto contenido de grasa en la alimen-
tación (39% del total de calorías provenían de las grasas), derivada de animales como las focas,
caribú y pescado. Los análisis adicionales revelaron que el consumo de grasas saturadas era re-
lativamente bajo (9% del total de calorías) en comparación a la ingesta elevada de ácidos grasos
poliinsaturados (4,2% del total de calorías). Estos resultados contrastaban con los de una población
étnicamente similar radicada en Dinamarca, donde la prevalencia de la EAC era más alta y el
patrón de alimentación completamente diferente (mayor proporción de grasa total [42% del total
de calorías] y saturada [22%] y menor ingesta de ácidos grasos poliinsaturados)2.
     Ya para esa fecha se conocían los resultados del famoso estudio de los Siete Países liderado
por el Dr. Ancel Keys, padre de la epidemiología cardiovascular, que resultó en hallazgos muy
importantes relacionados con las características nutricionales de los países involucrados y la
mortalidad por EAC, siendo esta más frecuente en los países con mayor ingesta de grasa saturada
(Estados Unidos, Finlandia) y menor en aquellos donde ocurría un patrón alimenticio diferente:
menor proporción de grasa saturada, mayor consumo de vegetales y pescado (Italia, Grecia, Ja-
pón)3. Curiosamente, este investigador acuñó el término de dieta mediterránea durante su estan-
cia en Nápoles en 1950 al observar la baja prevalencia de enfermedad coronaria y las costumbres
nutricionales de esa región de Italia4.
     Un aspecto fundamental en la historia natural de la aterosclerosis es su estrecha relación con
los hábitos nutricionales de la población. La dieta de los seres humanos ha evolucionado enor-
memente desde sus primeros antepasados. Sin embargo, la información genética se ha mantenido
sin grandes variaciones y el patrón genético actual está adaptado a la dieta del hombre cazador/
recolector de hace más de 40.000 años. Nuestros requerimientos nutricionales son prácticamen-
te los mismos que los del hombre del paleolítico que obtenía del 35 al 65% de su energía de
frutas y verduras, es decir, la dieta le aportaba antioxidantes, vitaminas y minerales en proporcio-
nes muy superiores a la actual.
     Se conoce que la alimentación del humano del paleolítico le aportaba la cantidad diaria de
Omega-6 y Omega-3 con una relación 1:1, la cual permaneció invariable por miles de años y,
2

por supuesto, los procesos metabólicos del ser humano estaban En consecuencia, la influencia
adaptados a este patrón alimenticio. El desarrollo de la actividad de la dieta sobre la incidencia
agrícola y luego la revolución industrial modificaron los hábitos        de las enfermedades
alimenticios del ser humano pasando de una dieta baja en ácidos    cardiovasculares es indiscutible
                                                                    y esta relación está muy bien
grasos saturados y equilibrada en ácidos grasos Omega-6 y Omega-3   documentada en numerosos
a una más rica en los primeros y con predominio de los Omega-6        estudios experimentales,
sobre los Omega-3. Este desequilibrio se ha ampliado durante las         epidemiológicos, de
últimas décadas por un incremento considerable en la ingesta de        observación y clínicos.
Omega-6 y reducción en el consumo de Omega-3 en proporción
hasta de 20:1 en los tiempos modernos en ciertos países como Estados Unidos (Figura 1.1)5.


Figura 1.1

La evolución de las características nutricionales del ser humano y su impacto sobre la dieta

                                                     Cazador
                                                    recolector        Agricultor              Era industrial
                                      40
                                                                                                                  -60
                                              Vitamina C
             % Calorías de la dieta




                                      30                                                                          0

                                              Grasa total




                                                                                                                        mg/día
                                      20                                                          Vitamina E
                                                                                                                  -10


                                      10      Grasa saturada                                           Trans
                                                                                                                  0
                                                                                        n-6
                                                                                                          n-3     -30
                                       0
                                           -4x106                -10000          1800           1900            2000
                                                                          Años

Modificado de Simopoulos AP, J Nutr 2001;131:3065S-3073S.



    En consecuencia, la influencia de la dieta sobre la incidencia de las enfermedades cardiovas-
culares es indiscutible y esta relación está muy bien documentada en numerosos estudios expe-
rimentales, epidemiológicos, de observación y clínicos. Desde hace muchos años, se conoce que
las dietas ricas en colesterol causan lesiones arteriales en animales de experimentación similares
a las de la aterosclerosis humana y estas han podido ser comprobadas fehacientemente en la in-
vestigación clínica.

Alimentación y aterosclerosis
Los grandes estudios de observación (Framingham6, Multiple Risk Factor Intervention Trial7 y otros)
demostraron consistentemente que existe una asociación significativa con gran valor de predicción,
entre la elevación persistente del colesterol y/o la menor concentración de lipoproteínas de alta
densidad (HDL-C) con la aparición de eventos cardiovasculares.
3

    En los países de la cuenca mediterránea, la relación existente entre los niveles medios de
colesterol sérico y la génesis de EAC, como la expresión más frecuente y conocida de la ateros-
clerosis, es menor a la esperada, gracias a las costumbres alimenticias con mayor consumo de
aceite de oliva, vegetales, granos, frutas, pescado y vino o sus productos derivados con menor
consumo de carnes rojas que aseguran que la relación ácidos grasos monoinsaturados/saturados
sea una de las más elevadas del mundo8.
    Por tanto, la modificación de los hábitos dietéticos hacia una nutrición más saludable se ha
convertido en la piedra angular de la prevención cardiovascular, bien primaria o secundaria, y la
estrategia de diversas entidades y sociedades científicas para mejorar la salud cardiovascular de
la población9-12.
    La intervención sobre los factores de riesgo cardiovascular ha demostrado reducir la morbi-
mortalidad cardiovascular, y la atención primaria dirigida a la población en general está conside-
rada como el marco ideal más eficiente para llevar a cabo cualquier programa de identificación
y prevención de estos factores. Además, los estudios de intervención en prevención primaria y
secundaria han demostrado reducir la mortalidad cardiovascular (coronaria y cerebrovascular) al
disminuir los valores de colesterol con dieta únicamente y/o fármacos hipolipemiantes.

Generalidades sobre los ácidos grasos
Los ácidos grasos son moléculas que contienen hidrocarbonos como su principal constituyente
con un grupo metilo hidrófobo en un extremo y un grupo carboxílico hidrofílico en el otro. El
extremo metilo de la molécula también es referido con el término Omega y el carboxílico como
extremo delta13 y se clasifican de acuerdo a dos características:
• Longitud de la cadena: corta, media, larga o muy larga.
• Número de dobles enlaces, comprenden tres grupos (Figura 1.2): saturados (AGS), monoinsa-
    turados (AGMI) y los poliinsaturados (AGPI). La industria de alimentos creó un cuarto grupo,
    representado por los ácidos grasos trans, al añadir iones de hidrógeno a los poliinsaturados
    por medio de un proceso denominado hidrogenación5.



Figura 1.2

Clasificación de las grasas y ácidos grasos

                                      Grasas



             Saturadas     Monoinsaturadas         Poliinsaturadas            Grasas trans
                             Ácido oleico                                   Aceites hidrogenados
                              (18:1 n-9)                                   (alimentos procesados)




                                 Omega 3                                 Omega 6
                         Ácido eicosapentaenoico                       Ácido linoleico
                                (20:5 n-3)                               (18:2 n-6)
                         Ácido docosahexaenoico                      Ácido araquidónico
                                (22:6 n-3)                               (20:4 n-6)
                           Ácido alfa linolénico
                                (18:3 n-3)
4

	 En líneas generales, los ácidos grasos saturados abundan en los animales terrestres, especial-
mente en los mamíferos, así como en dos aceites de procedencia vegetal: el de coco y el de
palma. Como su nombre lo indica, están saturados y no poseen dobles enlaces13. Otro caso es el
del ácido esteárico, saturado y predominante en el cacao, pero que se convierte en oleico (mo-
noinsaturado) en el organismo. Por tal razón, por el contenido de otros compuestos bioactivos en
el chocolate que tienen propiedades antioxidantes, no hay una indicación clara para restringir su
consumo siempre que su riqueza en cacao sea superior al 50%14.
    En la nomenclatura de los ácidos grasos no saturados se indica el número de carbonos, el
número de dobles enlaces y la posición del primero de ellos contando a partir del radical metilo
(CH3) terminal y añadiendo el símbolo correspondiente a Omega (Ω) o la letra n. Así, el ácido
oleico es 18:1 n-9, es decir, tiene 18 carbonos y un doble enlace en el carbono 9 (Figura 1.3) y
los Omega-3 tienen el primer doble enlace en el tercer carbono13,15.


Figura 1.3

Procedencia y composición de los ácidos grasos omega-3

                                     Acetil Co-A                      Plantas


                                     Acido oleico

                     CH3
                                                            COOH
                                 Acido linoleico (n-6)


                     CH3                                    COOH
                               Acido α-linolénico (n-3)



               CH3                                            COOH       Plancton,
                                                                         algas,
                            Acido eicosapentaenoico (n-3)                peces


             CH3
                                                               COOH
                            Acido docosahexaenoico (n-3)



    Los monoinsaturados, concretamente el oleico, caracterizan de modo especial el aceite de
oliva y el de canola. El primero es un componente indispensable de la dieta mediterránea y al
cual se le atribuyen una serie de propiedades protectoras debido a la riqueza de compuestos
bioactivos en su composición.
    Los Omega 3 junto con los Omega 6 conforman los ácidos grasos poliinsaturados. Ambas
categorías son consideradas como “esenciales” ya que el ser humano no los puede sintetizar,
razón por la cual deben ser incluidos en la alimentación diaria o a través de suplementos farma-
céuticos13,16. Mientras que el ácido alfa linolénico (ALA) es el precursor del EPA y DHA, el ácido
linoleico es el correspondiente para los Omega-616.
5

    De acuerdo a la longitud de la cadena o números de átomos de       Los omega 3 junto con los
carbono, entre los Omega-3 se distinguen (Figura 1.3):              omega 6 conforman los ácidos
a. De cadena corta: ALA cuya fórmula 18:3 n-3 significa que su grasos poliinsaturados. Ambas
                                                                     categorías son consideradas
    cadena posee 18 carbonos con tres dobles enlaces.              como “esenciales” ya que el ser
b. De cadena larga: el EPA, cuya fórmula 20:5 n-3 significa que su humano no los puede sintetizar,
    cadena posee 20 carbonos con cinco dobles enlaces.                razón por la cual deben ser
c. De cadena muy larga: el DHA (22:6 n-3) tiene 22 carbonos y        incluidos en la alimentación
    seis dobles enlaces.                                           diaria o a través de suplementos
                                                                                   farmacéuticos
                                                                                         13,16
                                                                                                   .


   En cuanto a los Omega-6, cuyo primer doble enlace está ubicado en el carbono 6, se cuentan:
a. De cadena corta como el ácido linoleico (18:2 n-6) con 18 carbonos y dos dobles enlaces,
b. De cadena larga como el ácido araquidónico (20:4 n-6) con 20 carbonos y cuatro dobles
   enlaces.

Fuentes de los ácidos grasos (Figura 1.3 y Tabla 1.1):
a. ALA: La fuente vegetal más rica en ALA se encuentra en la linaza que puede contener hasta
   un 55% de su peso. De los aceites vegetales, el de canola y el de soya contienen una buena
   proporción de ALA. Dentro de los frutos secos (almendra, avellana, nuez, macadamia), la nuez
   es la que posee mayor concentración13,17.

Tabla 1.1.

Ácidos grasos de la dieta

 Familia                         Ejemplo                                  Fuentes

                        A. Esteárico              Carnes
 Saturados
                        A. Palmítico              Aceite de coco
 Mono-insaturados
                        A. Oleico                 Aceite de oliva y de soya; aguacate, maní, almendras
 (omega-9)
 Poli-insaturados       A. Linoleico              Aceite de girasol, soya, ajonjolí, colza
 (omega-6)              A. Araquidónico           Carnes magras
                                                  Vegetales verdes, aceite de linaza, colza, soya y
                        A. Alfa-linolénico
                                                  algunos cereales
 Poli-insaturados       A. Eicosapentaenoico      Atún, salmón, sardina, aceite de pescado, hígado
 (omega-3)
                                                  Atún, salmón, sardina, aceite de pescado, hígado
                        A. Docosahexaenoico       + productos fortificados derivados de algas ricas en
                                                  DHA. Huevos de gallina con dieta rica en Omega 3


b. EPA y DHA: Las fuentes principales son de origen marino. Los peces no producen estos ácidos
   grasos, más bien los sintetizan a partir del ALA aportado por los microorganismos unicelulares
   que conforman el plancton13,15-17. La concentración de EPA y DHA es variable entre las dis-
   tintas especies y, en general, se considera que mientras más grasoso el pez, mayor la concen-
   tración de estos ácidos grasos como es el caso del atún, sardinas, salmón, mequerel y arenque.
   Aparentemente no existe diferencia en la concentración de EPA y DHA entre los peces mari-
   nos y los “cultivados”. No se conoce si hay diferencia entre los marinos y los de río. También
   se ha descubierto que ciertos hongos y algas son fuentes de DHA, lo cual ha hecho posible
6

   el enriquecimiento de fórmulas infantiles17. La cocción a alta temperatura (freír) mina la con-
   centración de EPA y DHA.
c. Ácido linoleico (18:2 n-6) es el más abundante de todos los ácidos grasos por encontrarse en
   una amplia variedad de aceites de semillas: girasol, maíz, germen de trigo, maní y uva.

     Los ácidos grasos Omega-3 como los Omega-6 representan las dos familias más importantes de
ácidos grasos no saturados que pueden encontrarse como parte de la alimentación humana. Una vez
ingeridos, se distribuyen a cada célula del organismo donde participan en una miríada de procesos
fisiológicos que incluyen la regulación de la función cardiovascular, inmune, hormonal, metabólico,
neuronal y visual. A nivel celular, estos cambios están mediados por modificaciones en la estructura
de los fosfolípidos de la membrana, interferencia con las vías de señalización intracelular de los ei-
cosanoides y regulación de los genes de expresión18. y además pueden regular la actividad de algu-
nos factores de trascripción nuclear como los receptores activadores de proliferación del peroxisoma
(PPAR por sus siglas en inglés), receptor retinoide X (RXR) y el receptor hepático X13, 15.

        El desarrollo tecnológico en los cultivos de plantas y crianza de animales ha impactado
    negativamente en la concentración de los ácidos grasos Omega-3 en los alimentos. Aparente-
    mente, los vacunos de libre pastoreo tienen una concentración de ALA mayor que los que reci-
    ben alimentos provenientes de la industria. Por ejemplo, la carne de vacunos alimentadas con
    pastos tiene una razón Omega-6/Omega-3 de, aproximadamente, 3-2:1, sin embargo, si son
    alimentados con alimentos procesados puede llegar a 20:1.

    En general, los animales de pastoreo (ganado vacuno, caprino, etc) obtienen los ácidos grasos
Omega-3 de pastos, musgos, hierbas silvestres y, en general, de hojas y tallos de plantas de hojas
verdes. Es decir, obtienen una mezcla de ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 de acuerdo a lo que
comen y esta misma proporción se encuentra en su carne y leche.
    Esto también puede aplicarse a los derivados lácteos. De hecho en una experiencia se pudo
demostrar que los quesos artesanales (fabricados con leche de vacas de pastoreo o pasto picado)
tenían una concentración de ALA superior a otros tipos de queso19. Otra experiencia interesante fue
un estudio doble ciego y cruzado comparando la ingesta de huevos provenientes de gallinas con
alimentación común o enriquecida con aceite de pescado y el impacto sobre el nivel de triglicéridos.
El consumo de huevos enriquecidos estuvo asociado con una reducción significativa de 16 – 18%
(p<0,01) en la cifra de triglicéridos sin modificaciones en los niveles de LDL-C y HDL-C20.

Metabolismo de los ácidos grasos de Omega-3 y Omega-6
Como ya se mencionó, el ALA es el precursor del EPA y DHA, mientras que el ácido linoleico lo
es del ácido araquidónico. En ambos procesos intervienen grupos de enzimas que producen
elongación de la cadena ya que ambos precursores son de 18 carbonos y van generar moléculas
de 20 y 22 carbonos, luego de la desaturación5,13,17 por acción de la 5-desaturasa. Mientras que
la conversión de ácido linoleico a ácido araquidónico es muy eficiente, la de ALA a EPA y DHA
es muy baja (alrededor del 10%). Además, como comparten los mismos grupos enzimáticos ocu-
rre un fenómeno de competencia, la baja conversión de ALA a EPA y DHA puede ser debido al
predominio del ácido linoleico en la dieta5.
    De estos ácidos grasos esenciales se van a derivar varios compuestos denominados eicosanoides
(prostaglandinas, tromboxanos y prostaciclina), los leucotrienos y las lipoxinas que son efectores pode-
rosos, con actividad biológica muy variada e incluso contrapuestas. Los primeros se relacionan con las
funciones secretoras, digestivas, reproductivas, circulatorias, etc; mientras que los leucotrienos y lipoxi-
nas intervienen en respuestas alérgicas, inflamatorias, inmunidad y en la quimiotaxis (Figura 1.4) 5,13,16,17.
7

Figura 1.4

Vías metabólicas de los ácidos grasos

                                Omega 6                            Omega 3

                               A. linoleico                      A. α-linolénico


                                                          A. Eicosapentaenoico
                             A. araquidónico              A. Docosahexaenoico


                                              Ciclo-oxigenasas


                                              Lipo-oxigenasas

              Derivados eicosanoides de omega-6          Derivados eicosanoides de omega-3
               • Prostaglandinas de la serie 2            • Prostaglandinas de la serie 3
               • Tromboxano A2                            • Tromboxano A3
               • Prostaciclina I2                         • Prostaciclina A3
               • Leucotrienos de la serie 4               • Leucotrienos de la serie 5


                              Proinflamatorios            Anti-inflamatorios



    La regulación de estos compuestos eicosanoides depende de los precursores y competidores
que se incorporan al metabolismo mediante la dieta5,13. Entre los competidores se encuentran el
ALA (por inhibición competitiva con una desaturasa), mientras que el DHA y el EPA desplazan al
ácido araquidónico (20:4 n-6) de los compartimientos intracelulares, reduciendo su metabolismo
y disponibilidad para las ciclooxigenasas y lipoxigenasas.

Determinación tisular de los ácidos grasos Omega 3
Los avances tecnológicos han permitido la determinación de la con-
centración de estos ácidos grasos en diversos tejidos del organismo.                  La regulación de estos
El índice Omega-3, representado por la concentración de EPA y DHA                    compuestos eicosanoides
                                                                                   depende de los precursores y
en eritrocitos, ha sido evaluado en varios estudios y correlacionado                   competidores que se
con el riesgo de EAC resultando en una relación inversa con el ries-                incorporan al metabolismo
go de mortalidad por esta causa, razón por la cual se ha propuesto                     mediante la dieta5,13.
que las cifras de referencias de riesgo (en porcentaje de ácidos grasos
en eritrocitos)21 son:
a) Menos de 4% = riesgo alto.
b) Entre 4 a 8% = riesgo intermedio.
c) Más del 8% = riesgo bajo.

    En un estudio destinado a analizar el tiempo de incorporación de EPA y DHA a la membrana
del eritrocito, los autores demostraron que al cabo de ocho semanas la concentración de EPA se
había elevado en 300% mientras que la de DHA en 42% (p<0,001 en ambos casos) con la admi-
nistración de 1296 mg de EPA + 864 mg de DHA/día, alcanzado el índice Omega-3 el valor
máximo de 7,8 que se mantuvo hasta el final de las 12 semanas del estudio22.
8

    Conclusiones
    Diversas investigaciones señalan que el ser humano ha evolucionado de una dieta con una
    proporción similar entre ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 hacia una dieta con predominio
    de los primeros hasta alcanzar proporciones de 15 a 1 en varios países del hemisferio occiden-
    tal. Nuestro organismo convierte ácido linoleico en ácido araquidónico y deriva el EPA del ALA,
    sin embargo, este último proceso es deficiente debido a la rapidez de oxidación del ALA y a la
    competencia de los sistemas enzimáticos por los Omega-65,23. Idealmente, los efectos de estos
    ácidos grasos y de sus productos metabólicos (eicosanoides) están ajustados a las necesidades
    biológicas específicas del organismo. La disponibilidad de ácidos grasos Omega-3 de cadena
    larga como el EPA y DHA juega un papel preponderante en las funciones celulares y en modi-
    ficar la generación de compuestos derivados del ácido araquidónico, los cuales poseen accio-
    nes que favorecen diversos procesos relacionados a distintas afecciones sistémicas.

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CAPÍTULO 2                              El acEitE dE pEscado
                                            y la protEcción
                                            cardiovascular



Introducción
Las modificaciones en el estilo de vida (donde se incluyen la dieta, la actividad física y la abstención
de fumar) juegan un papel protagónico como elementos fundamentales en el manejo de las enfer-
medades cardiovasculares, así fue demostrado en el análisis de Goldman y Cook1. Estos investiga-
dores examinaron, entre los años 1968 a 1978, la contribución de los cambios en el estilo de vida
frente a las intervenciones médicas (unidad de cuidados coronarios y atención en emergencia, ciru-
gía de bypass coronario, uso de ciertos medicamentos) sobre la declinación de la mortalidad por
causas cardiovasculares en los Estados Unidos. Los autores concluyeron que el 39% de la disminución
fue debido a las diversas intervenciones médicas en comparación al 54% reflejado por la cesación
de fumar y los niveles de colesterol (principalmente como consecuencia en los cambios en la dieta),
luego de campañas de educación pública realizadas por diversas instituciones no gubernamentales.
Otra experiencia interesante proviene del estudio de las enfermeras en EE.UU., el cual mostró que
aquellas mujeres que mantenían un peso corporal deseable, cumplían con una dieta saludable, se
ejercitaban regularmente, no fumaban y consumían una moderada cantidad de alcohol semanal,
tenían 84% menos riesgo de sufrir un evento vascular que la contraparte que no cumplía ninguna de
estas condiciones2. Igualmente, en otra cohorte con seguimiento por 16 años, aquellos participantes
que modificaron su estilo de vida durante este lapso tuvieron un reducción del 27% en el riesgo de
enfermedad arterial coronaria (EAC) en comparación a los que no cambiaron el estilo de vida.
     En la recopilación y análisis de 147 investigaciones clínicas y epidemiológicas de los factores
principales de la dieta (grasa, colesterol, ácidos grasos Omega-3, ácidos grasos trans, carbohidra-
tos, índice glucémico, fibras, folatos, alimentos específicos y patrones dietéticos) en la prevención
de la EAC, los autores concluyeron que al menos tres estrategias dietéticas son efectivas4:
a. Sustituir las grasas saturadas y ácidos grasos trans por grasas no hidrogenadas no saturadas.
b. Incrementar el consumo de ácidos grasos Omega-3 a partir de la ingesta de pescado o suple-
     mentos de aceite de pescado.
c. Consumir dieta rica en frutas, vegetales, nueces y granos enteros y baja en cereales refinados.

    El cúmulo de evidencias que respaldan los beneficios de un mayor consumo de pescado o de
su ingesta como formulación farmacéutica han sido las bases para recomendar estas estrategias
en documentos emitidos por la Asociación Americana del Corazón5,6 (AHA por American Heart
Association) y por el Grupo Europeo de Trabajo para la prevención de las enfermedades cardio-
vasculares en la práctica clínica7.
    Numerosos estudios han sugerido el importante papel de los ácidos grasos Omega-3 en la re-
ducción del riesgo de eventos vasculares en prevención secundaria, como se resume a continuación.
10

Meta-análisis de los estudios de observación
El meta-análisis de He y colaboradores sobre una base de datos de 222.364 participantes en es-
tudios controlados y de cohortes con seguimiento promedio de 11,8 años, mostró que los sujetos
con una mayor ingesta de pescado en comparación con aquellos sujetos que nunca lo consumían
o lo hacían esporádicamente (menos de una vez al mes) tenían una mortalidad por EAC más ba-
ja8. Un incremento en 20 gramos diarios en el consumo de pescado estuvo asociado con un
riesgo de 7% más bajo de mortalidad por EAC (Tabla 2.1)8.

                Tabla 2.1.

                 Riesgo relativo de eventos del meta-análisis de He y colaboradores8
                             Consumo de pescado              Riesgo relativo (IC 95%)

                 Hasta una a tres veces por mes                  0,89 (0,79 a 1,01)

                 Semanal                                         0,85 (0,76 a 0,96)

                 Cinco o más veces por semana                    0,62 (0,46 a 0,82)




	 Por su parte, Whelton y colaboradores realizaron su meta-análisis sobre las investigaciones
publicadas de estudios de observación hasta el año 2003, resultando 14 reportes de ensayos de
cohorte y cinco de casos control donde se hacía la comparación entre el consumo regular de
pescado frente al no consumo o poca ingesta y que tuvieran a la EAC como punto final de eva-
luación (Tabla 2.2)9.


                Tabla 2.2.
                Riesgo relativo de eventos en 14 estudios de cohorte; y cinco
                de casos-control9
                               Eventos            Riesgo relativo (IC 95%)              p

                 Eventos coronarios fatales          0,83 (0,76 a 0,90)               <0,005

                 EAC total                           0,86 (0,81 a 0,92)               <0,005




    El meta-análisis de Wang y colaboradores incluyó estudios con
                                                                                   El cúmulo de evidencias que
los siguientes criterios: más de un año de duración, información
                                                                                  respaldan los beneficios de un
estimada del consumo de Omega-3 y desenlaces cardiovasculares10.                  mayor consumo de pescado o
La prevención secundaria fue la razón de 14 experimentos clínicos                        de su ingesta como
controlados (ECC) y de un estudio prospectivo de cohorte; la ma-                  formulación farmacéutica han
yoría de los estudios reportaron que el aceite de pescado reducía                sido las bases para recomendar
                                                                                         estas estrategias en
significativamente la mortalidad por todas las causas, el infarto del
                                                                                   documentos emitidos por la
miocardio, la mortalidad por causa cardíaca, la muerte súbita car-                  Asociación Americana del
díaca o el accidente cerebrovascular (ACV).                                      Corazón5,6 (AHA por American
    El efecto del aceite de pescado y del ácido alfalinoleico (ALA                  Heart Association) y por el
por sus siglas en inglés) en la prevención primaria fue analizado                Grupo Europeo de Trabajo para
                                                                                        la prevención de las
en un ECC, en 25 estudios de cohortes y en siete estudios de casos-
                                                                                 enfermedades cardiovasculares
control y los resultados mostraron una reducción en la mortalidad                      en la práctica clínica7.
total en la mayoría de ellos con menos eventos vasculares. Sin
11


embargo, el impacto fue mucho menor del observado para la prevención secundaria. En cuanto
al ALA, los hallazgos no fueron convincentes para prevención primaria ni secundaria10.
    El meta-análisis de He y colaboradores11 analizó los efectos de los ácidos grasos Omega-3
sobre el accidente cerebrovascular (ACV) en los resultados de nueve cohortes independientes y
sus conclusiones se presentan en la Tabla 2.3.
               Tabla 2.3.

                Disminución en el riesgo relativo de accidente cerebrovascular
                según el consumo de pescado11
                            Consumo de pescado            Riesgo relativo (IC 95%)

                Hasta una a tres veces por mes               0,91 (0,79 a 1,06)

                Semanal                                      0,87 (0,77 a 0,98)

                Dos o tres veces por semana                  0,82 (0,72 a 0,94)

                Cinco o más veces por semana                 0,69 (0,48 a 0,99)



    El efecto protector del consumo de pescado no fue afectado significativamente por el uso de
aspirina o de vitamina E y fue mucho mayor contra el ACV isquémico (44% de reducción de
riesgo con el consumo de pescado una vez al mes).
    Estos resultados fueron corroborados en un estudio de observación en 4.775 adultos mayores
de 65 años con seguimiento por 12 años. En los análisis de múltiple variables, el consumo de
pescado no procesado (horneado o al vapor) mostró una relación inversa y proporcional con la
incidencia de ACV: 30% de menor riesgo con ingesta de pescado cinco o más veces por semana
en comparación a la ingesta de menos de una vez al mes12. En cuanto al pescado frito o proce-
sado, la relación fue positiva con el riesgo de ACV: 44% de mayor riesgo de ACV isquémico con
ingesta de cinco o más veces por semana en comparación al consumo de una vez por semana.

      La revisión sistemática de las publicaciones sobre el tema hasta el año 2006 mostró13:
 a.   En comparación con una ingesta menor o nula, el consumo moderado (»250-500 mg/día
      de EPA y DHA) de pescado o aceite de pescado redujo el riesgo relativo de muerte por
      EAC o muerte súbita cardíaca en 25% o más.
 b.   Con ingesta de hasta 250 mg diarios, el riesgo relativo de muerte por EAC fue de 14,6%
      más bajo y esta reducción se incrementó entre 8% y 21% % por cada 100 mg diarios
      adicionales hasta alcanzar una disminución total del riesgo del 26%.
 c.   Una ingesta mayor no proporcionó mayor protección.
 d.   En cuanto a la mortalidad total, la reducción calculada fue del 17% (p=0,046), efecto
      comparable al 15% observado con las estatinas14.

     Por último, recientemente se publicó un meta análisis de ocho estudios clínicos en los cuales
los participantes fueron asignados a azar a incrementar la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados
(AGPI), al menos, por un año y sin otra intervención, donde se reportaron los eventos coronarios
(infarto del miocardio y/o muerte de causa cardíaca)15. Entre los 13.614 integrantes ocurrieron
1.042 de estos eventos y el promedio de consumo de AGPI fue responsable del 14,9% de la in-
gesta de energía total en el grupo experimental frente a sólo 5% en el grupo control, lo cual se
tradujo en una reducción del 19% en el riesgo de EAC. En otras palabras, por cada 5% de incre-
mento en la energía obtenida de AGPI, el riesgo de EAC disminuyó en 10%. Además, este bene-
ficio fue mayor en los estudios de mayor tiempo de observación.
12

    Los resultados de este meta análisis proveen evidencia que el consumir AGPI en lugar de
ácidos grasos saturados redujo los eventos coronarios en los estudios aleatorios, lo cual puede ser
una estrategia favorable de amplia aplicación en la población general.

Estudios en prevención secundaria con Omega-3
Las evidencias obtenidas en numerosos estudios de observación y epidemiológicos impulsaron
el desarrollo de diversas investigaciones clínicas en la prevención secundaria del infarto del mio-
cardio, bien alterando el consumo de pescado por la dieta o por suplemento de ácidos grasos
Omega-3 en una forma farmacéutica, como se resume a continuación.

Diet And Reinfarction Trial (DART)16
En esta investigación, 2.033 pacientes con infarto reciente del miocardio (en promedio 41 días
luego del evento), reclutados en 21 hospitales de Gales e Inglaterra, fueron distribuidos al azar a
tres regímenes dietéticos:
a. Disminución del consumo de grasas saturadas hasta el 30% de          Al cabo de dos años, tan sólo
                                                                        se observó una reducción del
     la energía total e incremento en la relación de ingesta de grasas  29% en la mortalidad global y
     poliinsaturadas/saturada.                                          del 33% en la mortalidad por
b. Ingesta, al menos, de dos porciones de pescado a la semana            EAC, en el grupo asignado a
     (200 a 400 gramos) o de suplemento farmacéutico en caso de        una mayor ingesta de pescado,
     intolerancia al pescado.                                             pero sin disminución en la
                                                                          recurrencia de infarto del
c. Aumento del consumo de fibra a 18 gramos diarios.                         miocardio no fatal16.

     Al cabo de dos años, tan sólo se observó una reducción del 29% en la mortalidad global y
del 33% en la mortalidad por EAC, en el grupo asignado a una mayor ingesta de pescado, pero
sin disminución en la recurrencia de infarto del miocardio no fatal16. Este beneficio no se modi-
ficó luego del ajuste por diez variables de confusión.
     Este ha sido el primer estudio controlado en su tipo sobre la recomendación alimentaria de
la ingesta de pescado en sobrevivientes de infarto del miocardio con una buena adherencia.

Estudio del Gruppo Italiano per lo Studio Della
Sopravvivenza nell’Infarto miocardico Prevenzione
(GISSI-Prevenzione)
Estudio multicéntrico, de diseño abierto donde participaron 11.323 pacientes con infarto recien-
te del miocardio (≤3 meses), los cuales fueron asignados al azar a cuatro grupos de tratamiento:
ácidos grasos Omega-3 (1 gramo diario); vitamina E (300 mg); la combinación de Omega-3 y
vitamina E, y el cuarto, como grupo control no recibía ninguno de estos fármacos17.

Características de la población del estudio:
• En los 4 grupos, > 85% consumía pescado y frutas al menos una ración/semana durante el
   estudio, y más del 50% ingería una ración de vegetales al día.
• >80% usaba aceite de oliva regularmente
• No hubo diferencias entre grupos en el uso de medicamentos CV: antiplaquetarios (92%),
   inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina (46%) y betabloqueantes (44%). Al
   final del estudio, 45,5% de los participantes estaba recibiendo algún fármaco hipolipemiante
   frente a 4,7% al inicio.

    Los pacientes fueron seguidos por 3,5 años. Además de este régimen, los pacientes seguían
la asesoría dietética correspondiente (alimentación saludable).
13


Resultados
Al final del período de observación ocurrieron 1.031 muertes. El grupo bajo tratamiento con
Omega-3 mostró una reducción del 15% en el riesgo relativo de un desenlace primario compues-
to por los puntos finales de mortalidad total, infarto del miocardio no fatal y accidente cerebro-
vascular (ACV) no fatal (p<0,05). En cuanto al impacto sobre la incidencia acumulada de morta-
lidad cardiovascular, infarto de miocardio no fatal y ACV no fatal (también comprendidos como
desenlaces primarios), la reducción del riesgo relativo fue del orden del 20% (p=0,01)17,18. Los
pacientes asignados al tratamiento con Omega-3 tuvieron una reducción significativa de la mor-
talidad apenas al tercer mes de tratamiento (1,1% versus 1,6%; RR:0,59; IC 95% 0,36 a 0,97;
p=0,037) que se mantuvo hasta el final del período de observación (8,4% versus 9,8%; RR: 0,79;
IC 95% 0,66 a 0,93; p=0,006) (Figura 2.1).

Figura 2.1

GISSI – Prevenzione. Eventos clínicos y su aparición en el curso del tiempo

                                            > 11.300 pacientes post IM recibieron cuidado usual
                                                 con o sin 850 mg EPA + DHA por 3,5 años

                                1,00                                                                   OMEGA – 3
                                                                                                       Control
                                0,99
                 Probabilidad




 Reducción de                   0,98
 la mortalidad                             0,59 (0,36 – 0,97)
 total en 20%                   0,97
                                               P= 0,037
   (p=0,027)                                                          0,72 (0,54 – 0,96)
                                0,96                                      P= 0,027


                                0,95
                                       0     30     60     90   120   150   180    210     240   270   300   330   360

                                                                            Días

Modificado de Marchioli R et al. Circulation 2002; 105: 1897-1903.


     El análisis por causa específica de mortalidad (Tabla 2.4) reveló que la reducción del 45% (p=0,001)
en el riesgo de muerte súbita fue el principal beneficio, seguido por disminución del 32% en la
muerte por causa coronaria (p<0,01) y del 30% en el riesgo de muerte cardiovascular (p=0,001) 17,18.
     Es necesario destacar que la reducción significativa de la mortalidad total con Omega-3 se
hizo evidente a partir del tercer mes de iniciado el estudio (p < 0,05), mientras que para la muer-
te súbita cardíaca (MSC) ocurrió a partir del cuarto mes (Figura 2.2)18.
     Las disminuciones de otras causas de muertes ocurrieron más tardíamente que la observada
con la MSC: a los seis meses en la muerte por causa cardíaca (p=0,036), a los ocho meses en el
caso de muerte por causa coronaria (p=0,040) y las de origen cardiovascular (p=0,024). Las cur-
vas de estas dos últimas se comenzaron a separar entre el segundo y tercer mes18.
     Igualmente, la reducción del riesgo de un evento del punto final primario combinado (mor-
talidad por todas las causas + IM no fatal y ACV no fatal o mortalidad cardiovascular + IM no
fatal y ACV no fatal) fue estadísticamente significativa al noveno mes del estudio (Figura 2.3).
     La reducción en el riesgo del IM no fatal nunca alcanzó el valor nominal de la significación
estadística durante el tiempo del estudio.
14

Tabla 2.4.

Efectos del tratamiento con ácidos grasos Omega-3 sobre la mortalidad especificada por causa,
en el estudio GISSI-Prevenzione17,18
                                 Desenlaces                                        Omega-3                         Placebo      RRR y valor p

 Puntos finales principales

 • Muerte, IM no fatal, ACV no fatal                                              718 (12,7%)                  795 (14,15)      15% , p<0,05

 • Muerte CV, IM no fatal y ACV no fatal                                           556 (9,8%)                  621 (11%)         20%, p<0,01

 Análisis secundarios

 Todos los eventos fatales                                                         477 (8,4%)                  554 (9,8%)        21%, p<0,01

 • Muerte CV total                                                                 310 (5,5%)                  370 (6,5%)       30%, p<0,001

 • Muerte cardíaca                                                                 247 (4,4%)                  306 (5,4%)       35%, p<0,001

 • Muerte coronaria                                                                209 (3,7%)                  258 (4,6%)        32%, p<0,01

 • Muerte súbita cardíaca                                                          111 (2,0%)                  154 (2,7%)       45%, p<0,001

ACV: accidente cerebrovascular; CV: cardiovascular; IM: infarto del miocardio; RRR: reducción de riesgo relativo.



Figura 2.2

GISSI – Prevenzione. Efecto temprano y a largo plazo de los ácidos grasos omega-3 sobre la muerte
súbita cardíaca (MSC)

                                                  > 11.300 pacientes post IM recibieron cuidado usual
                                                       con o sin 850 mg EPA + DHA por 3,5 años
                                      1,00

                                      0,99
                       Probabilidad




     45% de                           0,98
  reducción de                                   0,47 (0,22 – 0,99)
                                                                                                             OMEGA – 3
     la MSC                                          P= 0,048                                                Control
                                      0,97
   (p=0,0136)                                                               0,55 (0,39 – 0,77)
                                      0,96                                     P= 0,0006


                                      0,95
                                             0     30     60     90   120   150   180    210     240   270   300    330   360

                                                                                  Días

Modificado de Marchioli R et al. Circulation 2002; 105: 1897-1903.



    En cuanto al impacto sobre los lípidos sanguíneos, la glucemia y el nivel de fibrinógeno no
se obtuvieron cambios de significación estadística.

  Características fundamentales de los resultados del estudio GISSI-Prevenzione:
  a. Los beneficios, especialmente los relacionados a la muerte súbita, comenzaron a apreciar-
     se significativamente al cuarto mes de haber iniciado el estudio17,18.
  b. El hallazgo más relevante (no previsto en los desenlaces finales cuando fue planificado el
     estudio) fue la sustancial reducción del 45% en el riesgo relativo de muerte súbita. Este
     efecto fue mayor en los pacientes con una mayor declinación en la fracción de eyección.
15

Figura 2.3

Efectos del tratamiento con omega-3 sobre los eventos clínicos en el estudio GISSI-Prevenzione

                                                              Muerte CV
                                                              IM no fatal                Muertes             Eventos
                                                 Muerte      ACV no fatal                  CV               No fatales
                                               IM no fatal                  Mortalidad             Muerte
                                              ACV no fatal                    total                súbita
                                         0
               Reducción de riesgo (%)




                                         10                                                                    -4%
                                                                                                               n.s.
                                         20      -15%
                                                p<0,02          -20%          -21%
                                         30                    p<0,008       p<0,02
                                                                                          -30%
                                         40                                              p<0,02

                                         50                                                         -44%
                                                                                                   p<0,01



Modificado de GISSI-Prevenzione Investigators, Lancet 1999; 354:447.




  c. Los resultados del tratamiento combinado (Omega-3 + vitamina E) comparado con el gru-
     po control no difirieron de los obtenidos con el uso sólo de Omega-3. El tratamiento con
     vitamina E no confirió ningún beneficio significativo17.
  d. El efecto beneficioso de los Omega-3 fue obtenido con una dosis baja (1 gramo diario)
     reconocida por carecer de efecto sobre los lípidos sanguíneos y a pesar del tratamiento
     estándar (antiplaquetarios, estatinas, betabloqueadores e inhibidores de la enzima de con-
     versión de la angiotensina) en la mayoría de los pacientes.
  e. El beneficio también fue aparente en todos los estándares de adherencia a una dieta salu-
     dable y puedo haber sido mayor en aquellos que observaron un mejor perfil dietético y
     hábitos de vida más saludables.
  f. En los pacientes con diabetes (aproximadamente 15% de la cohorte) también se observó
     el mismo beneficio que el obtenido en la población general del estudio.
  g. En los sujetos que desarrollaron disfunción ventricular izquierda (DVI), la reducción de la
     mortalidad total fue del 24% (p=0,02) frente al 19% (p=0,17) en el grupo sin DVI. Por el
     contrario, la reducción de la MSC fue asimétrica con un mayor efecto en los pacientes con
     DVI (58%, p=0,0003) frente al 11% (p=0,71) en los pacientes con función sistólica preser-
     vada19. Estos resultados motivaron al diseño y puesta en marcha de un estudio controlado
     con aceite de pescado ± placebo en pacientes con insuficiencia cardíaca, cuyos resultados
     se discuten más adelante20.

    Las evaluaciones finales de tales hallazgos mostraron que pueden salvarse 5,7 vidas por cada
1.000 pacientes con infarto del miocardio y tratados por un año con Omega-3 (1 gramo diario).
Este resultado es comparable al obtenido en el estudio Long-Term Intervention with Pravastatin in
Ischaemic Disease (LIPID) donde se estimó que pueden salvarse 5,2 vidas por cada 1.000 pacien-
tes con EAC e hipercolesterolemia tratados con pravastatina por un año, lo cual corresponde a
192 pacientes tratados por un año para salvar una vida21.
    Dos análisis farmacoeconómicos, bajo diversas perspectivas, examinaron la efectividad por
costo de vidas salvadas del estudio GISSI-Prevenzione:
16

a. En el de Franzosi y colaboradores, el análisis se basó en los datos de morbilidad y mortalidad
   junto con el uso de los recursos obtenidos prospectivamente a lo largo de los 3,5 años de du-
   ración del estudio21. En el mejor escenario el costo del tratamiento se calculó en € 24.603 por
   año de vida ganado, lo cual pudiera significar que se requieren 172 pacientes bajo tratamien-
   to durante un año con Omega-3 a un costo de € 68.000 para salvar una vida. Esta cifra es
   comparable con el costo de la simvastatina, pero algo menor al originado por la pravastatina22.
b. En el de Lamotte y colaboradores, el análisis se realizó bajo la perspectiva de añadir o no
   Omega-3 al tratamiento actual en la prevención secundaria post infarto del miocardio en
   cinco países: Australia, Bélgica, Canadá, Alemania y Polonia. El resultado obtenido osciló
   entre 0,261 (Polonia) y 0,284 (Australia) de años de vida salvado a un costo adicional de €
   787 en Canadá a € 1.439 en Bélgica23.

Estudio Japan EPA Lipid Intervention Study (JELIS)

Justificación
Los resultados del tratamiento combinado de Omega-3 con una estatina han mostrado efectos be-
neficiosos sobre el perfil lipídico de los pacientes con dislipidemia mixta24,25. Sin embargo, hasta el
momento no existía un estudio grande de intervención a largo plazo que examinara la adición del
ácido eicosapentaenoico (EPA por sus siglas en inglés) al tratamiento convencional con una estatina.
    Bajo un diseño prospectivo, aleatorio y con evaluación a ciega de los puntos finales, este
estudio clínico controlado con placebo examinó la hipótesis si la adición de 1,8 gramos diarios
de EPA altamente purificado junto con el tratamiento con estatinas reducía la incidencia de even-
tos coronarios mayores en pacientes japoneses con hipercolesterolemia26.
    Un total de 18.645 pacientes (5.859 hombres y 12.786 mujeres postmenopáusicas) con un
colesterol total igual o mayor a 6,5 mmol/L (250 mg/dL) fueron reclutados por médicos de atención
primaria en todo Japón y asignados al azar a recibir 1.800 mg diarios de EPA con una estatina
(n=9.326, grupo EPA) o la estatina solamente (grupo control, n=9.319) por cinco años. El punto
final primario fue cualquier evento coronario mayor, incluyendo muerte súbita cardíaca, infarto
del miocardio fatal y no fatal, otros eventos no fatales como angina inestable, angioplastia, im-
plantación de stent o cirugía de bypass coronario.
    Los pacientes fueron divididos en dos subgrupos: uno con enfermedad arterial coronaria (pre-
vención secundaria, n=3.664) y otro sin esta condición (prevención primaria, n=14.981).
    Todos los pacientes recibieron 10 mg de pravastatina o 5 mg de simvastatina, una vez al día, como
primera fase del tratamiento. Esta dosis se incrementó a 20 mg de pravastatina o 10 mg de simvasta-
tina en caso de hipercolesterolemia severa. No se permitió el uso de cualquier otro fármaco hipolipe-
miante durante el estudio. El análisis de los datos se realizó bajo la forma de intención de tratar (ITT).

Resultados
Luego de un seguimiento, promedio, de 4,6 años se detectaron 262 (2,8%) eventos del punto final
primario en el grupo EPA y 324 (3,5%) en el grupo control, lo que representa una diferencia en
la reducción relativa de eventos coronarios mayores del 19% (p=0,011) (Figura 2.4).
	 El tratamiento con EPA estuvo asociado con una reducción significativa del 24% en la fre-
cuencia de angina inestable. En el caso de la muerte por causa coronaria y la muerte súbita car-
díaca no fue significativamente más baja (22%) en el grupo EPA que en los controles. Tampoco
se redujo significativamente la frecuencia de infarto del miocardio fatal o no fatal; sin embargo,
los eventos coronarios no fatales (incluyendo infarto del miocardio no fatal, angina inestable y
procedimientos de angioplastia, stent o cirugía de bypass coronario) fue significativamente más
bajo (19%, 249 vs. 297, p=0,015) en el grupo EPA que en los controles (Figura 2.5).
17

Figura 2.4

Estudio Japan EPA Lipid Intervention (JELIS). Estimación de eventos coronarios mayores
(Kaplan-Meier) en la población total del estudio

                                                         4
                       Incidencia acumulada de eventos
                            coronarios mayores (%)

                                                         3
                                                                                             Control

                                                         2
                                                                                                        EPA


                                                         1

                                                                                                   Hazard ratio = 0.81 (0,69 - 0,95)
                                                                                                   p= 0.011
                                                         0
                                                             0   1           2                 3             4              5          6
                       18.645 Japoneses (70% mujeres, edad media 61 años) asignados al azar a estatina
                            o a la combinación estatina + EPA (1,8 g/d) con seguimiento por 5 años

Modificado de Yokoyama M et al. Lancet 2007;369:1090-98.




Figura 2.5

Estudio JELIS. Razón de riesgo (HR) de los puntos finales clínicos

                                                                 Control           EPA
                                                                                                   Valor P       Razón de riesgo
 Evento                                                           No. (%) de Pacientes              0,011           (IC 95%)

 Coronarios mayores                                              324 (3,5)       262 (2,8)         0,011         0,81 (0,69 - 0,95)
 Condiciones analizadas
 Muerte súbita cardíaca                                          17 (0,2)        18 (0,2)          0,854         1,06 (0,55 - 2,07)
 IM fatal                                                        14 (0,2)        11 (0,1)          0,557         0,79 ( 0,36 - 1,74)
 IM no fatal                                                     83 (0,9)        62 (0,7)          0,086         0,75 (0,54 - 1,04)
 Angina inestable                                                193 (2,1)       147 (1,6)         0,014         0,76 (0,62 - 0,95)
 CABG o ACTP                                                     22 (2,4)        191 (2,1)         0,135         0,86 (0,71 - 1,05)
 Puntos finales combinados
 Muerte coronaria o IM                                           119 (1,2)       88 (0,9)          0,083         0,78 (0,59 - 1,03)
 IM fatal o no fatal                                             93 (1,0)        71 (0,8)          0,091         0,77 (0,56 - 1,05)
 Muerte coronaria                                                31 (0,3)        29 (0,3)          0,812         0,94 (0,57 - 1,56)
 Eventos coronarios no fatales                                   297 (3,2)       240 (2,6)         0,015         0,81 (0,68 - 0,96)
 Infarto del miocardio                                           265 (2,8)       286 (3,1)         0,333         1,09 (0,92 - 1,28)

                                                                                                                                       0   1   2

ACTP: angioplastia coronaria transluminal percutánea; CABG: cirugía de “by pass” coronario; IM: infarto al miocardio;
IC: intervalo de confianza. Modificado de Yokohama M et al. Lancet 2007;369:1090-98.
18

	 En el subgrupo de prevención secundaria, los pacientes con historia de EAC que recibieron
EPA, los eventos coronarios mayores se redujeron en 19% (158 [8,7%] en el grupo EPA frente a
197 [10,7%] en el grupo control, p=0,048). Igualmente, la frecuencia de angina inestable también
fue significativamente menor (28%, p=0,019). Aunque hubo disminución en los demás ítems,
esta no fue de significación estadística (Figura 2.6).

Figura 2.6

Estudio JELIS. Estimación de eventos coronarios mayores (Kaplan – Meier)

                                                                Prevención primaria                                Prevención secundaria

                                                   2                                                 12
                 Incidencia acumulada de eventos




                                                                                Control                                         Control
                      coronarios mayores (%)




                                                   1                            EPA                   6                         EPA




                                                                  Hazard ratio 0,82 (0,63 – 1,06)                       Hazard ratio 0,81 (0,66 – 1,00)
                                                                  P=0,132                                               P=0,048
                                                   0                                                  0
                                                       0    1        2          3         4    5           0      1        2          3     4        5
                                                                         Años                                                  Años
             No. en riesgo
             Control     7478                              7204    7013     6841      6678    6508        1841   1727    1658     1592    1514     1450
             EPA         7503                              7210    7020     6823      6649    6482        1823   1719    1638     1566    1504     1442



Modificado de Yokoyama M et al. Lancet 2007;369:1090-98.

    En el subgrupo de pacientes sin historia de EAC, el tratamiento con EPA resultó en una dismi-
nución de los eventos coronarios mayores (104 [1,4%] en el grupo EPA frente a 127 [1,7%] en el
grupo control; p=0,132) (Figura 2.6).
	 En cuanto al comportamiento del perfil lipídico, la concentración de LDL descendió en 25% en
ambos grupos y no constituyó un factor de peso en la reducción de los eventos coronarios mayores.
Igualmente, aunque hubo una pequeña diferencia en la concentración de triglicéridos entre los dos
grupos al final del período de tratamiento, los resultados parecen ser independientes de estas modifi-
caciones. La dosis promedio de estatinas fue de 10 mg para pravastatina y de 5,6 mg para simvastatina.
    La concentración plasmática de EPA y la relación EPA/ácido araquidónico no se modificó en
el grupo control (final versus basal), mientras que en el grupo EPA se observó un incremento del
70% en su concentración (97 mg/dL frente a 169 mg/dL al final del estudio) y se duplicó el valor
de su relación con el ácido araquidónico (de 0,63 a 1,23).
    Las reacciones adversas fueron más frecuentes en el grupo EPA que en el grupo control (25,3%
versus 21%, p<0,0001). La suspensión del tratamiento debido a eventos adversos ocurrió en 1.087
(11,7%) en el grupo EPA y en 673 (7,2%) en el grupo control. La mayoría de los eventos adversos
fueron de naturaleza leve. Las siguientes variables fueron más comunes en el grupo EPA que en
los controles: alteración en los resultados de laboratorio (incremento en la transaminasa glutámi-
co oxalacética), trastornos gastrointestinales como náuseas, diarrea o epigastralgia, en piel (erup-
ción, prurito, exantema o eczema) y hemorragias (sangrado en cerebro y fondo de ojo, epistaxis
y en el tejido subcutáneo).
19


    Comentarios
    Los resultados del estudio sugieren que los beneficios de los ácidos grasos Omega-3 también
    pueden ser obtenidos en poblaciones con alto consumo de pescado como es el caso de Japón,
    donde el promedio diario de ingesta de pescado es de una porción de 85 gramos (900 mg de
    EPA y DHA) y cerca del 90% de la población ingiere esta porción, al menos, una vez por
    semana27.

    Los niveles plasmáticos basales de EPA de 2,9 mol% (93 mg/dL) en la muestra estudiada son
superiores a los registrados en otros países como Estados Unidos.
    La tendencia en la reducción de la angina inestable y de los eventos coronarios no fatales
indican que por diversos mecanismos, los Omega-3 juegan un papel importante en la estabilidad
de la placa aterosclerótica por otros mecanismos no relacionados a los lípidos sanguíneos28,29,
visto que la reducción relativa de riesgo de eventos coronarios mayores en el grupo EPA fue de
similar magnitud en los pacientes con rangos diferentes del valor de LDL-C.
    Dos limitantes impidieron que los resultados del tratamiento con EPA no fueran de mayor
impacto:
a. la baja frecuencia de muerte por causa coronaria en la población japonesa (22 a 26 por
    100.000 personas años) y
b. la mayor proporción (cerca de dos tercios) de participantes femeninas en el estudio.

     Un aspecto necesario de resaltar es que el estudio JELIS es el primero en demostrar los bene-
ficios de una combinación en la terapia hipolipemiante sobre puntos finales clínicos. Hasta el
momento no se conoce otro ensayo clínico donde concurra como control una estatina frente a su
combinación con otro hipolipemiante.

Ácidos grasos Omega-3 en la insuficiencia cardíaca
Recientes investigaciones han revelado el beneficio potencial de los ácidos grasos Omega-3 en
la prevención y evolución de la insuficiencia cardíaca (IC) como se resume a continuación:

•     En el Cardiovascular Health Study con la participación de 4.738 adultos mayores de 65 años
      libres de IC en el período inicial de evaluación entre 1989 y 199030. Durante el seguimiento
      de 12 años, 955 sujetos desarrollaron IC. En el análisis ajustado por múltiples variables se
      encontró una relación inversa entre el consumo de pescado (al vapor u horneado) y la inci-
      dencia de IC con un riesgo 20% más bajo cuando el consumo era de una o dos veces por
      semana (HR = 0,80, IC 95% = 0,64 a 0,99); 31% menor cuando la ingesta era de 3 a 4 veces
      a la semana (HR = 0,69, IC 95% = 0,52 a 0,91)y hasta 32% más bajo con un consumo supe-
      rior a 5 veces semanales (HR = 0,68, IC 95% = 0,45 a 1.03), en comparación con aquellos
      que ingerían menos de una vez al mes (p=0,009). Es importante destacar que el consumo de
      pescado frito se asoció a un incremento en la incidencia de IC (p=0,01).
•     En el Atherosclerosis Risk in Community se incluyeron 3.592 sujetos caucásicos con edad
      entre 45 a 64 años al momento del ingreso (1987-1989) que poseían determinación de ester
      de colesterol y fosfolípidos plasmáticos y libres de enfermedad cardiovascular31. Durante el
      seguimiento de 14,3 años se diagnosticaron 197 casos de IC y después del ajuste de las va-
      riables de confusión se determinó una asociación positiva entre los niveles de ácidos grasos
      saturados e incidencia de IC. En cambio, una mayor concentración de ácido araquidónico y
      Omega-3 (especialmente DHA) mostró una relación inversa.
•     En el estudio prospectivo de Yamagishi y colaboradores se incluyeron 57.972 hombres y mu-
      jeres japoneses cuya ingesta de pescado y de Omega-3 fue determinada por cuestionarios
20

     específicos de alimentación32. Durante el seguimiento de 12,7 años se demostró una relación
     inversa entre el consumo de Omega-3 y el riesgo de muerte por IC para aquellos ubicados en
     el quintil mayor versus el quintil menor. En cambio, la asociación con EAC o infarto del mio-
     cardio fue menos poderosa luego de los ajustes de los posibles factores de confusión. estos
     resultados son particularmente sorprendentes si se toma en cuenta la elevada ingesta de pes-
     cado, habitual en la alimentación de los japoneses.
•    La confirmación de tales efectos favorables ocurrió en el estudio      La confirmación de tales
     GISSI-HF, factorial y controlado con placebo con casi 7000 efectos favorables ocurrió en el
     pacientes con IC clase II a IV asignados al azar a recibir 1 gramo   estudio GISSI-HF, factorial y
     de aceite de pescado diario o placebo por 3,9 años . Los resul-
                                                           20            controlado con placebo con
                                                                           casi 7000 pacientes con IC
     tados mostraron una reducción en la mortalidad total del 9%
                                                                        clase II a IV asignados al azar a
     (955 pacientes [27%] en el grupo Omega-3 y 1014 [29%] en el          recibir 1 gramo de aceite de
     grupo placebo, p<0,041) y del 8% la mortalidad total u hospi-       pescado diario o placebo por
     talización por causa cardiovascular (1981 [57%] en el grupo                    3,9 años20.
     con Omega-3 y 2053 [59%] en el grupo placebo, p<0,009)
     (Tabla 2.5, Figuras 2.7 y 2.8). Aunque estos beneficios parecen ser modestos se pueden tras-
     ladar a 56 pacientes necesarios de tratar por cuatro años para evitar una muerte y 44 pacien-
     tes para evitar una muerte u hospitalización por causa cardiovascular. Es necesario destacar
     la buena tolerabilidad del aceite de pescado si se toma en cuenta el régimen de polimedica-
     ción de estos pacientes que incluía betabloqueadores, inhibidores de la enzima de conversión
     de la angiotensina o bloqueadores del receptor AT1 de angiotensina y anti-aldosterónicos. A
     diferencia del estudio GISSI-Prevenzione, donde se utilizó la misma dosis de aceite de pesca-
     do, no ocurrió ningún efecto sobre la muerte súbita cardíaca.

	 Aunque el mecanismo exacto de la acción de los ácidos grasos Omega-3 se desconoce,
posiblemente su efecto favorable sea debido a mejoría en la función endotelial y reducción del
tono vascular y en la producción de citoquinas con aumento de adiponectina, disminución de
la agregación plaquetaria, la célula miocárdica al prolongar el período refractario e incrementan
el apetito y la ganancia de peso. También poseen efectos immune-moduladores reduciendo la
producción de citoquinas, la liberación y alteración del metabolismo de las prostaglandinas33,34.
Aunque también se ha implicado al potente efecto agonista de los PPAR-alfa con lo cual regulan
la expresión de genes que codifican proteínas claves que controlan el metabolismo y captación
miocárdica de los ácidos grasos35. La publicación de Itoh y colaboradores sugiere que la activa-
ción de ligandos de PPAR-gamma por EPA y/o DHA regula hacia la alta la adiponectina con
supresión de las citoquinas inflamatorias36. Mehra y colaboradores en una serie con un número
reducido de pacientes con IC grado III a IV aleatorizados a recibir 8 g/día de Omega-3 o place-
bo demostraron una marcada reducción en las citoquinas inflamatorias como el factor alfa de
necrosis tumoral (TNF-alpha por sus siglas en inglés) e interleuquina 1. Igualmente se observó
una correlación inversa entre la producción de TNF-alfa y el cambio en la grasa corporal, lo cual
sugiere que el aceite de pescado puede ser beneficioso en reducir la inflamación y caquexia en
estos casos con IC avanzada37.
    En resumen, las investigaciones conocidas sugieren la necesidad de dosis mayores en los
pacientes con IC. Los estudios en animales sobre el remodelado cardíaco también son conclu-
yentes con la necesidad de dosis elevada. Por tanto, se requieren de estudios adicionales para
determinar no sólo la dosis óptima del aceite de pescado en las diferentes etapas de la IC sino
también los mecanismos subyacentes responsables de tal beneficio. No obstante, habríamos de
añadir a los ácidos grasos Omega-3 a la corta lista de tratamientos respaldados por la evidencia
para la prolongación de la vida38.
21


Conclusiones
El poder terapéutico del aceite de pescado en el área de las enfermedades cardiovasculares no
está reconocido ampliamente, aunque las evidencias de su beneficio, bien bajo la forma comes-
tible en los estudios de observación o bajo la forma de suplementos farmacéuticos en los experi-
mentos clínicos controlados son consistentes.

      En el año 2005, Studer y colaboradores en su meta-análisis sobre los efectos de los dife-
  rentes agentes hipolipemiantes y dieta sobre la mortalidad total y mortalidad por causa car-
  díaca mostraron que solamente las estatinas y los ácidos grasos Omega-3 eran las intervencio-
  nes más favorables para mejorar el perfil lipídico, efectividad que se reveló en la reducción
  del riesgo de mortalidad total y mortalidad cardíaca en los 97 estudios controlados y analiza-
  dos en 137.140 participantes en los grupos de intervención y 138.976 en los grupos controles39.

     Vista la emergencia del síndrome metabólico dentro de las condiciones clínicas de mayor
prevalencia y que uno de sus criterios para el diagnóstico exige cifras de triglicéridos superiores a
150 mg/dL, existe una clara demanda de tratamientos efectivos para esta condición. Por su alto
riesgo, muchos de estos pacientes deben ser tratados con estatinas para lograr su cifra meta de
colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL-C), pero es bien conocido que su efecto
sobre los triglicéridos es modesto, por lo que con frecuencia se requiere asociar un fármaco hipo-
trigliceridemiante. La elección de fibratos es razonable pero incrementa el riesgo de interacciones
medicamentosas con las estatinas. Por el contrario, el suplemento de aceite de pescado práctica-
mente está desprovisto de interacciones, de efectos adversos importantes y no requiere de pruebas
de funcionalismo hepático para iniciar o durante el seguimiento del tratamiento23,24. La combina-
ción aceite de pescado – estatina y sus ventajas serán analizadas en detalle en el Capítulo 4.
     En líneas generales, las recomendaciones para el consumo de pescado o de aceite de pesca-
do son variables, como se resume a continuación:
• La Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) recomienda el consumo
     de pescado graso al menos dos veces por semana o suplemento de aceite de pescado si es
     necesario6,40.
• Las pautas del National Cholesterol Education Program (NCEP) recomienda que el pescado
     sea consumido con mayor frecuencia41.
• La Sociedad Europea de Cardiología establece que el pescado graso y los ácidos grasos Ome-
     ga-3 tienen propiedades particularmente protectoras para la prevención de las enfermedades
     cardiovasculares7.
• La Asociación Americana de Diabetes (ADA por sus siglas en inglés) considera que 2 a 3 por-
     ciones semanales de pescado pueden aportar las necesidades dietéticas de Omega-342.

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    syst 2004;27(suppl 1):S36-S46.
CAPÍTULO 3                                        MecanisMos potenciales
                                                      del beneficio de los ácidos
                                                      grasos oMega-3



Introducción
Los ácidos grasos Omega-3 han demostrado que ejercen un efecto favorable en la reducción de
eventos en prevención secundaria de la enfermedad arterial coronaria (EAC). Sin embargo no
está claro su principal mecanismo de acción y, al parecer, estos beneficios provienen de la com-
binación de diversas acciones, las cuales son objeto de extensas investigaciones experimentales
y clínicas1.
    En el capítulo anterior se resumieron los resultados de numerosos estudios epidemiológicos,
de observación, de experimentos controlados y meta análisis que claramente son consistentes en
señalar el impacto favorable de los ácidos grasos Omega-3 en el contexto de la prevención se-
cundaria. En este capítulo se abordan los posibles mecanismos de acción, sus efectos sobre el
perfil lipídico y el uso combinado con estatinas como una estrategia novedosa para mejorar el
perfil lipídico, especialmente en aquellos casos donde concurre la elevación de los triglicéridos.

Mecanismos de acción
Las evidencias experimentales y clínicas señalan diversas vías a través de las cuales los ácidos
grasos Omega-3 pueden ejercer sus acciones beneficiosas sobre el árbol cardiovascular y la en-
fermedad aterosclerótica (Tabla 3.1 y Figura 3.1).

            Tabla 3.1.

             Mecanismos potenciales no lipídicos de los ácidos grasos Omega-3
             a. Efectos antiarrítmicos

             b. Efecto sobre la muerte súbita cardíaca

             c. Efectos sobre la coagulación y trombosis

             d. Acciones sobre la disfunción endotelial, inflamación y placa aterosclerótica

             e. Efectos sobre la reología sanguínea



	 Siendo la acción reductora de los triglicéridos uno de los beneficios mejor comprobado de
estos ácidos grasos, será tratado con mayor amplitud en el próximo capítulo.

a) Efectos antiarrítmicos
Una alteración frecuente en los pacientes portadores de EAC es la depresión de la variabilidad de
la frecuencia cardíaca, un indicador de deterioro del equilibrio del sistema nervioso autónomo y
26

Figura 3.1

Mecanismos del beneficio potencial de los ácidos grasos omega-3

                          Reducción de los niveles
                                   de triglicéridos           Efecto antiarrítmico




                                                      Omega-3
                                                    (EPA + DHA)




              Reversión de la disfunción endotelial,          Efecto sobre la coagulación
             efecto antiinflamatorio y de estabilidad         y trombosis
                      sobre la placa aterosclerótica




que ha mostrado una poderosa capacidad de predicción de mortalidad subsecuente en los sobre-
vivientes de infarto agudo del miocardio2. En pacientes post-infarto del miocardio el suplemento
de aceite de pescado ha incrementado la variabilidad de la frecuencia cardíaca, lo cual es con-
sistente con un menor riesgo de muerte y de arritmias ventriculares malignas3.
     En diversos estudios en pacientes con o sin EAC, con determinación de la concentración de
ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) en eritrocitos, se ha podido compro-
bar que la frecuencia cardíaca es más baja entre los que consumían pescado más frecuentemen-
te que en aquellos que lo hacían ocasionalmente4-6. Además, se observó una correlación inversa
entre la concentración de DHA en el eritrocito y la frecuencia cardíaca4,5.
     En un estudio prospectivo de cohorte en adultos de EE.UU. se evaluó las asociaciones entre
las ingesta de pescado y ácidos grasos Omega-3 durante el año anterior y la variabilidad de la
frecuencia cardíaca derivada del ECG (n=4.263) por el Holter de 24 horas (n=1.152). Después de
los ajustes por múltiples variables, el mayor consumo de atún o de pescado al vapor u horneado
estuvo asociado con componentes específicos de la variabilidad incluyendo aquellos que sugerían
mayor predominancia vagal y una moderada respuesta barorreceptora7.

    A continuación se resumen los efectos electrofisiológicos derivados de los ácidos grasos Ome-
ga-34-6,8,9:
a. El suplemento con aceite de pescado muestra su beneficio a las pocas semanas.
b. Es poco probable que los efectos biológicos del aceite de pescado puedan variar dependien-
    do de la fuente (pescado como tal o suplemento).
c. Los experimentos en animales han mostrado que el aceite de pescado actúa sobre los mioci-
    tos individuales para inhibir las corrientes excitatorias de Na+, estabilizar el estado inactivado
    del canal de sodio, y prolongar el período refractario efectivo del ciclo cardíaco. El aceite de
    pescado también inhibe la corriente de los canales de calcio tipo L y reduce la salida de K+.
    Todos estos efectos podrían reducir la tendencia a las arritmias, bien por disminución del
    automatismo o por interferir con los circuitos de re-entrada.
d. La reducción de la variabilidad de la frecuencia cardíaca es señal de que también disminuye
    el tono simpático e incrementa la actividad vagal del sistema nervioso autónomo.
e. La menor producción de compuestos proarrítmicos como las prostaglandinas y tromboxano
    A2, a partir del ácido araquidónico, también puede ser un factor contribuyente en disminuir
    la incidencia de los trastornos del ritmo.
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  • 1.
  • 2. Capítulo 1 Los ácidos grasos Omega-3 en la alimentación humana y su importancia • Introducción .................................................................................. . 1 • Alimentación y aterosclerosis ......................................................... 2 • Generalidades sobre los ácidos grasos ............................................ 3 • Metabolismo de los ácidos grasos de Omega-3 y omega-6 ............. 6 • Determinación tisular de los ácidos grasos Omega-3 ..................... . 7 • Conclusiones ................................................................................. . 8 • Referencias bibliográficas ............................................................... 8 Capítulo 2 El aceite de pescado y protección cardiovascular • Introducción .................................................................................. 9 . • Meta-análisis de los estudios de observación .................................. 10 • Estudios en prevención secundaria con Omega-3 .......................... 12 . • Diet And Reinfarction Trial (DART) ................................................. 12 • Estudio del Gruppo Italiano per lo Studio Della Sopravvivenza nell’Infarto miocardico Prevenzione (GISSI-Prevenzione) ........................................................................ 12 • Estudio Japan EPA Lipid Intervention Study (JELIS) .......................... 16 . • Comentarios ................................................................................... 19 • Ácidos grasos Omega-3 en la insuficiencia cardíaca ...................... 19 • Conclusiones ................................................................................. 21 . • Referencias bibliográficas ............................................................... 21 Capítulo 3 Mecanismos de acción de los ácidos grasos Omega-3 • Introducción .................................................................................. 25 . • Mecanismos de acción de sus beneficios: a) Efectos antiarrítmicos ................................................................. 25 b) Efecto sobre la muerte súbita cardíaca ....................................... 28 c) Efectos sobre la coagulación y trombosis ................................... 29 d) Acciones sobre la disfunción endotelial, inflamación y placa aterosclerótica ................................................ 29 • Conclusiones ................................................................................. 33 . • Referencias bibliográficas ............................................................... 34
  • 3. Capítulo 4 Omega-3 en el contexto del tratamiento hipolipemiante • Introducción .................................................................................. 37 . • Triglicéridos y riesgo cardiovascular ............................................... 37 • HDL-C y aceite de pescado ............................................................ 43 • Ácidos grasos Omega-3 e hígado graso no alcohólico (HGNA) ...... 43 • Ácidos grasos Omega-3 en el tratamiento hipolipemiante combinado ..................................................................................... 43 • Uso combinado con estatinas ........................................................ 44 . • Beneficios del combo estatina + aceite de pescado ........................ 46 • ¿Todas las formulaciones de ácidos grasos esenciales son iguales? .................................................................................... 46 • Conclusiones ................................................................................. 47 . • Referencias bibliográficas ............................................................... 48 Capítulo 5 Otros beneficios potenciales del aceite de pescado • Introducción .................................................................................. 51 . • Omega-3 en la diabetes mellitus tipo 2 .......................................... 51 • Beneficios del aceite de pescado en el síndrome metabólico (SMet) ............................................................................... 52 • Los Omega-3 en el desarrollo fetal ................................................. 54 • Omega-3 y desarrollo cognitivo en recién nacidos y lactantes ....... 55 . • En cáncer ....................................................................................... 56 • Deterioro intelectual ...................................................................... 57 . • Trastornos mentales ........................................................................ 58 • Envejecimiento ............................................................................... 58 • Conclusiones ................................................................................. 59 . • Referencias bibliográficas ............................................................... 59 Capítulo 6 Aspectos de seguridad ecológica y tolerabilidad de las formulaciones farmacéuticas de aceite de pescado • Introducción .................................................................................. 63 . • Riesgos de la contaminación por mercurio, dioxinas y PCB ........... 63 . • Tolerabilidad y eventos adversos del aceite de pescado .................. 64 • Conclusiones ................................................................................. 65 . • Referencias bibliográficas ............................................................... 65
  • 4. CAPÍTULO 1 Los ácidos grasos omega-3 en La aLimentación humana y su importancia Introducción En los pasados 30 años, uno de los productos farmacéuticos relacionados con la nutrición (“nu- tricéuticos”) que más ha atraído la atención de numerosos científicos y médicos ha sido el aceite de pescado por su riqueza en dos compuestos esenciales de la familia de los ácidos grasos Ome- ga-3: el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El interés sobre estos compuestos emergió de los estudios por investigadores daneses, principalmente Bang, Dyerberg y colaboradores1 en los años 70, efectuados en esquimales, los cuales constataron una baja pre- valencia de enfermedad arterial coronaria (EAC) a pesar del alto contenido de grasa en la alimen- tación (39% del total de calorías provenían de las grasas), derivada de animales como las focas, caribú y pescado. Los análisis adicionales revelaron que el consumo de grasas saturadas era re- lativamente bajo (9% del total de calorías) en comparación a la ingesta elevada de ácidos grasos poliinsaturados (4,2% del total de calorías). Estos resultados contrastaban con los de una población étnicamente similar radicada en Dinamarca, donde la prevalencia de la EAC era más alta y el patrón de alimentación completamente diferente (mayor proporción de grasa total [42% del total de calorías] y saturada [22%] y menor ingesta de ácidos grasos poliinsaturados)2. Ya para esa fecha se conocían los resultados del famoso estudio de los Siete Países liderado por el Dr. Ancel Keys, padre de la epidemiología cardiovascular, que resultó en hallazgos muy importantes relacionados con las características nutricionales de los países involucrados y la mortalidad por EAC, siendo esta más frecuente en los países con mayor ingesta de grasa saturada (Estados Unidos, Finlandia) y menor en aquellos donde ocurría un patrón alimenticio diferente: menor proporción de grasa saturada, mayor consumo de vegetales y pescado (Italia, Grecia, Ja- pón)3. Curiosamente, este investigador acuñó el término de dieta mediterránea durante su estan- cia en Nápoles en 1950 al observar la baja prevalencia de enfermedad coronaria y las costumbres nutricionales de esa región de Italia4. Un aspecto fundamental en la historia natural de la aterosclerosis es su estrecha relación con los hábitos nutricionales de la población. La dieta de los seres humanos ha evolucionado enor- memente desde sus primeros antepasados. Sin embargo, la información genética se ha mantenido sin grandes variaciones y el patrón genético actual está adaptado a la dieta del hombre cazador/ recolector de hace más de 40.000 años. Nuestros requerimientos nutricionales son prácticamen- te los mismos que los del hombre del paleolítico que obtenía del 35 al 65% de su energía de frutas y verduras, es decir, la dieta le aportaba antioxidantes, vitaminas y minerales en proporcio- nes muy superiores a la actual. Se conoce que la alimentación del humano del paleolítico le aportaba la cantidad diaria de Omega-6 y Omega-3 con una relación 1:1, la cual permaneció invariable por miles de años y,
  • 5. 2 por supuesto, los procesos metabólicos del ser humano estaban En consecuencia, la influencia adaptados a este patrón alimenticio. El desarrollo de la actividad de la dieta sobre la incidencia agrícola y luego la revolución industrial modificaron los hábitos de las enfermedades alimenticios del ser humano pasando de una dieta baja en ácidos cardiovasculares es indiscutible y esta relación está muy bien grasos saturados y equilibrada en ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 documentada en numerosos a una más rica en los primeros y con predominio de los Omega-6 estudios experimentales, sobre los Omega-3. Este desequilibrio se ha ampliado durante las epidemiológicos, de últimas décadas por un incremento considerable en la ingesta de observación y clínicos. Omega-6 y reducción en el consumo de Omega-3 en proporción hasta de 20:1 en los tiempos modernos en ciertos países como Estados Unidos (Figura 1.1)5. Figura 1.1 La evolución de las características nutricionales del ser humano y su impacto sobre la dieta Cazador recolector Agricultor Era industrial 40 -60 Vitamina C % Calorías de la dieta 30 0 Grasa total mg/día 20 Vitamina E -10 10 Grasa saturada Trans 0 n-6 n-3 -30 0 -4x106 -10000 1800 1900 2000 Años Modificado de Simopoulos AP, J Nutr 2001;131:3065S-3073S. En consecuencia, la influencia de la dieta sobre la incidencia de las enfermedades cardiovas- culares es indiscutible y esta relación está muy bien documentada en numerosos estudios expe- rimentales, epidemiológicos, de observación y clínicos. Desde hace muchos años, se conoce que las dietas ricas en colesterol causan lesiones arteriales en animales de experimentación similares a las de la aterosclerosis humana y estas han podido ser comprobadas fehacientemente en la in- vestigación clínica. Alimentación y aterosclerosis Los grandes estudios de observación (Framingham6, Multiple Risk Factor Intervention Trial7 y otros) demostraron consistentemente que existe una asociación significativa con gran valor de predicción, entre la elevación persistente del colesterol y/o la menor concentración de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C) con la aparición de eventos cardiovasculares.
  • 6. 3 En los países de la cuenca mediterránea, la relación existente entre los niveles medios de colesterol sérico y la génesis de EAC, como la expresión más frecuente y conocida de la ateros- clerosis, es menor a la esperada, gracias a las costumbres alimenticias con mayor consumo de aceite de oliva, vegetales, granos, frutas, pescado y vino o sus productos derivados con menor consumo de carnes rojas que aseguran que la relación ácidos grasos monoinsaturados/saturados sea una de las más elevadas del mundo8. Por tanto, la modificación de los hábitos dietéticos hacia una nutrición más saludable se ha convertido en la piedra angular de la prevención cardiovascular, bien primaria o secundaria, y la estrategia de diversas entidades y sociedades científicas para mejorar la salud cardiovascular de la población9-12. La intervención sobre los factores de riesgo cardiovascular ha demostrado reducir la morbi- mortalidad cardiovascular, y la atención primaria dirigida a la población en general está conside- rada como el marco ideal más eficiente para llevar a cabo cualquier programa de identificación y prevención de estos factores. Además, los estudios de intervención en prevención primaria y secundaria han demostrado reducir la mortalidad cardiovascular (coronaria y cerebrovascular) al disminuir los valores de colesterol con dieta únicamente y/o fármacos hipolipemiantes. Generalidades sobre los ácidos grasos Los ácidos grasos son moléculas que contienen hidrocarbonos como su principal constituyente con un grupo metilo hidrófobo en un extremo y un grupo carboxílico hidrofílico en el otro. El extremo metilo de la molécula también es referido con el término Omega y el carboxílico como extremo delta13 y se clasifican de acuerdo a dos características: • Longitud de la cadena: corta, media, larga o muy larga. • Número de dobles enlaces, comprenden tres grupos (Figura 1.2): saturados (AGS), monoinsa- turados (AGMI) y los poliinsaturados (AGPI). La industria de alimentos creó un cuarto grupo, representado por los ácidos grasos trans, al añadir iones de hidrógeno a los poliinsaturados por medio de un proceso denominado hidrogenación5. Figura 1.2 Clasificación de las grasas y ácidos grasos Grasas Saturadas Monoinsaturadas Poliinsaturadas Grasas trans Ácido oleico Aceites hidrogenados (18:1 n-9) (alimentos procesados) Omega 3 Omega 6 Ácido eicosapentaenoico Ácido linoleico (20:5 n-3) (18:2 n-6) Ácido docosahexaenoico Ácido araquidónico (22:6 n-3) (20:4 n-6) Ácido alfa linolénico (18:3 n-3)
  • 7. 4 En líneas generales, los ácidos grasos saturados abundan en los animales terrestres, especial- mente en los mamíferos, así como en dos aceites de procedencia vegetal: el de coco y el de palma. Como su nombre lo indica, están saturados y no poseen dobles enlaces13. Otro caso es el del ácido esteárico, saturado y predominante en el cacao, pero que se convierte en oleico (mo- noinsaturado) en el organismo. Por tal razón, por el contenido de otros compuestos bioactivos en el chocolate que tienen propiedades antioxidantes, no hay una indicación clara para restringir su consumo siempre que su riqueza en cacao sea superior al 50%14. En la nomenclatura de los ácidos grasos no saturados se indica el número de carbonos, el número de dobles enlaces y la posición del primero de ellos contando a partir del radical metilo (CH3) terminal y añadiendo el símbolo correspondiente a Omega (Ω) o la letra n. Así, el ácido oleico es 18:1 n-9, es decir, tiene 18 carbonos y un doble enlace en el carbono 9 (Figura 1.3) y los Omega-3 tienen el primer doble enlace en el tercer carbono13,15. Figura 1.3 Procedencia y composición de los ácidos grasos omega-3 Acetil Co-A Plantas Acido oleico CH3 COOH Acido linoleico (n-6) CH3 COOH Acido α-linolénico (n-3) CH3 COOH Plancton, algas, Acido eicosapentaenoico (n-3) peces CH3 COOH Acido docosahexaenoico (n-3) Los monoinsaturados, concretamente el oleico, caracterizan de modo especial el aceite de oliva y el de canola. El primero es un componente indispensable de la dieta mediterránea y al cual se le atribuyen una serie de propiedades protectoras debido a la riqueza de compuestos bioactivos en su composición. Los Omega 3 junto con los Omega 6 conforman los ácidos grasos poliinsaturados. Ambas categorías son consideradas como “esenciales” ya que el ser humano no los puede sintetizar, razón por la cual deben ser incluidos en la alimentación diaria o a través de suplementos farma- céuticos13,16. Mientras que el ácido alfa linolénico (ALA) es el precursor del EPA y DHA, el ácido linoleico es el correspondiente para los Omega-616.
  • 8. 5 De acuerdo a la longitud de la cadena o números de átomos de Los omega 3 junto con los carbono, entre los Omega-3 se distinguen (Figura 1.3): omega 6 conforman los ácidos a. De cadena corta: ALA cuya fórmula 18:3 n-3 significa que su grasos poliinsaturados. Ambas categorías son consideradas cadena posee 18 carbonos con tres dobles enlaces. como “esenciales” ya que el ser b. De cadena larga: el EPA, cuya fórmula 20:5 n-3 significa que su humano no los puede sintetizar, cadena posee 20 carbonos con cinco dobles enlaces. razón por la cual deben ser c. De cadena muy larga: el DHA (22:6 n-3) tiene 22 carbonos y incluidos en la alimentación seis dobles enlaces. diaria o a través de suplementos farmacéuticos 13,16 . En cuanto a los Omega-6, cuyo primer doble enlace está ubicado en el carbono 6, se cuentan: a. De cadena corta como el ácido linoleico (18:2 n-6) con 18 carbonos y dos dobles enlaces, b. De cadena larga como el ácido araquidónico (20:4 n-6) con 20 carbonos y cuatro dobles enlaces. Fuentes de los ácidos grasos (Figura 1.3 y Tabla 1.1): a. ALA: La fuente vegetal más rica en ALA se encuentra en la linaza que puede contener hasta un 55% de su peso. De los aceites vegetales, el de canola y el de soya contienen una buena proporción de ALA. Dentro de los frutos secos (almendra, avellana, nuez, macadamia), la nuez es la que posee mayor concentración13,17. Tabla 1.1. Ácidos grasos de la dieta Familia Ejemplo Fuentes A. Esteárico Carnes Saturados A. Palmítico Aceite de coco Mono-insaturados A. Oleico Aceite de oliva y de soya; aguacate, maní, almendras (omega-9) Poli-insaturados A. Linoleico Aceite de girasol, soya, ajonjolí, colza (omega-6) A. Araquidónico Carnes magras Vegetales verdes, aceite de linaza, colza, soya y A. Alfa-linolénico algunos cereales Poli-insaturados A. Eicosapentaenoico Atún, salmón, sardina, aceite de pescado, hígado (omega-3) Atún, salmón, sardina, aceite de pescado, hígado A. Docosahexaenoico + productos fortificados derivados de algas ricas en DHA. Huevos de gallina con dieta rica en Omega 3 b. EPA y DHA: Las fuentes principales son de origen marino. Los peces no producen estos ácidos grasos, más bien los sintetizan a partir del ALA aportado por los microorganismos unicelulares que conforman el plancton13,15-17. La concentración de EPA y DHA es variable entre las dis- tintas especies y, en general, se considera que mientras más grasoso el pez, mayor la concen- tración de estos ácidos grasos como es el caso del atún, sardinas, salmón, mequerel y arenque. Aparentemente no existe diferencia en la concentración de EPA y DHA entre los peces mari- nos y los “cultivados”. No se conoce si hay diferencia entre los marinos y los de río. También se ha descubierto que ciertos hongos y algas son fuentes de DHA, lo cual ha hecho posible
  • 9. 6 el enriquecimiento de fórmulas infantiles17. La cocción a alta temperatura (freír) mina la con- centración de EPA y DHA. c. Ácido linoleico (18:2 n-6) es el más abundante de todos los ácidos grasos por encontrarse en una amplia variedad de aceites de semillas: girasol, maíz, germen de trigo, maní y uva. Los ácidos grasos Omega-3 como los Omega-6 representan las dos familias más importantes de ácidos grasos no saturados que pueden encontrarse como parte de la alimentación humana. Una vez ingeridos, se distribuyen a cada célula del organismo donde participan en una miríada de procesos fisiológicos que incluyen la regulación de la función cardiovascular, inmune, hormonal, metabólico, neuronal y visual. A nivel celular, estos cambios están mediados por modificaciones en la estructura de los fosfolípidos de la membrana, interferencia con las vías de señalización intracelular de los ei- cosanoides y regulación de los genes de expresión18. y además pueden regular la actividad de algu- nos factores de trascripción nuclear como los receptores activadores de proliferación del peroxisoma (PPAR por sus siglas en inglés), receptor retinoide X (RXR) y el receptor hepático X13, 15. El desarrollo tecnológico en los cultivos de plantas y crianza de animales ha impactado negativamente en la concentración de los ácidos grasos Omega-3 en los alimentos. Aparente- mente, los vacunos de libre pastoreo tienen una concentración de ALA mayor que los que reci- ben alimentos provenientes de la industria. Por ejemplo, la carne de vacunos alimentadas con pastos tiene una razón Omega-6/Omega-3 de, aproximadamente, 3-2:1, sin embargo, si son alimentados con alimentos procesados puede llegar a 20:1. En general, los animales de pastoreo (ganado vacuno, caprino, etc) obtienen los ácidos grasos Omega-3 de pastos, musgos, hierbas silvestres y, en general, de hojas y tallos de plantas de hojas verdes. Es decir, obtienen una mezcla de ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 de acuerdo a lo que comen y esta misma proporción se encuentra en su carne y leche. Esto también puede aplicarse a los derivados lácteos. De hecho en una experiencia se pudo demostrar que los quesos artesanales (fabricados con leche de vacas de pastoreo o pasto picado) tenían una concentración de ALA superior a otros tipos de queso19. Otra experiencia interesante fue un estudio doble ciego y cruzado comparando la ingesta de huevos provenientes de gallinas con alimentación común o enriquecida con aceite de pescado y el impacto sobre el nivel de triglicéridos. El consumo de huevos enriquecidos estuvo asociado con una reducción significativa de 16 – 18% (p<0,01) en la cifra de triglicéridos sin modificaciones en los niveles de LDL-C y HDL-C20. Metabolismo de los ácidos grasos de Omega-3 y Omega-6 Como ya se mencionó, el ALA es el precursor del EPA y DHA, mientras que el ácido linoleico lo es del ácido araquidónico. En ambos procesos intervienen grupos de enzimas que producen elongación de la cadena ya que ambos precursores son de 18 carbonos y van generar moléculas de 20 y 22 carbonos, luego de la desaturación5,13,17 por acción de la 5-desaturasa. Mientras que la conversión de ácido linoleico a ácido araquidónico es muy eficiente, la de ALA a EPA y DHA es muy baja (alrededor del 10%). Además, como comparten los mismos grupos enzimáticos ocu- rre un fenómeno de competencia, la baja conversión de ALA a EPA y DHA puede ser debido al predominio del ácido linoleico en la dieta5. De estos ácidos grasos esenciales se van a derivar varios compuestos denominados eicosanoides (prostaglandinas, tromboxanos y prostaciclina), los leucotrienos y las lipoxinas que son efectores pode- rosos, con actividad biológica muy variada e incluso contrapuestas. Los primeros se relacionan con las funciones secretoras, digestivas, reproductivas, circulatorias, etc; mientras que los leucotrienos y lipoxi- nas intervienen en respuestas alérgicas, inflamatorias, inmunidad y en la quimiotaxis (Figura 1.4) 5,13,16,17.
  • 10. 7 Figura 1.4 Vías metabólicas de los ácidos grasos Omega 6 Omega 3 A. linoleico A. α-linolénico A. Eicosapentaenoico A. araquidónico A. Docosahexaenoico Ciclo-oxigenasas Lipo-oxigenasas Derivados eicosanoides de omega-6 Derivados eicosanoides de omega-3 • Prostaglandinas de la serie 2 • Prostaglandinas de la serie 3 • Tromboxano A2 • Tromboxano A3 • Prostaciclina I2 • Prostaciclina A3 • Leucotrienos de la serie 4 • Leucotrienos de la serie 5 Proinflamatorios Anti-inflamatorios La regulación de estos compuestos eicosanoides depende de los precursores y competidores que se incorporan al metabolismo mediante la dieta5,13. Entre los competidores se encuentran el ALA (por inhibición competitiva con una desaturasa), mientras que el DHA y el EPA desplazan al ácido araquidónico (20:4 n-6) de los compartimientos intracelulares, reduciendo su metabolismo y disponibilidad para las ciclooxigenasas y lipoxigenasas. Determinación tisular de los ácidos grasos Omega 3 Los avances tecnológicos han permitido la determinación de la con- centración de estos ácidos grasos en diversos tejidos del organismo. La regulación de estos El índice Omega-3, representado por la concentración de EPA y DHA compuestos eicosanoides depende de los precursores y en eritrocitos, ha sido evaluado en varios estudios y correlacionado competidores que se con el riesgo de EAC resultando en una relación inversa con el ries- incorporan al metabolismo go de mortalidad por esta causa, razón por la cual se ha propuesto mediante la dieta5,13. que las cifras de referencias de riesgo (en porcentaje de ácidos grasos en eritrocitos)21 son: a) Menos de 4% = riesgo alto. b) Entre 4 a 8% = riesgo intermedio. c) Más del 8% = riesgo bajo. En un estudio destinado a analizar el tiempo de incorporación de EPA y DHA a la membrana del eritrocito, los autores demostraron que al cabo de ocho semanas la concentración de EPA se había elevado en 300% mientras que la de DHA en 42% (p<0,001 en ambos casos) con la admi- nistración de 1296 mg de EPA + 864 mg de DHA/día, alcanzado el índice Omega-3 el valor máximo de 7,8 que se mantuvo hasta el final de las 12 semanas del estudio22.
  • 11. 8 Conclusiones Diversas investigaciones señalan que el ser humano ha evolucionado de una dieta con una proporción similar entre ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 hacia una dieta con predominio de los primeros hasta alcanzar proporciones de 15 a 1 en varios países del hemisferio occiden- tal. Nuestro organismo convierte ácido linoleico en ácido araquidónico y deriva el EPA del ALA, sin embargo, este último proceso es deficiente debido a la rapidez de oxidación del ALA y a la competencia de los sistemas enzimáticos por los Omega-65,23. Idealmente, los efectos de estos ácidos grasos y de sus productos metabólicos (eicosanoides) están ajustados a las necesidades biológicas específicas del organismo. La disponibilidad de ácidos grasos Omega-3 de cadena larga como el EPA y DHA juega un papel preponderante en las funciones celulares y en modi- ficar la generación de compuestos derivados del ácido araquidónico, los cuales poseen accio- nes que favorecen diversos procesos relacionados a distintas afecciones sistémicas. Referencias 1. Bang HO, Dyerberg J, Hjorne N. The composition of food consumed by Greenland Eskimos. Acta Med Scand 1976; 200: 69-73. 2. Kroman N, Green A. Epidemiological studies in the Upernauik distric, Greenland. Acta Med Scand 1980;208:401-406. 3. Keys A, Aravanis C, Blackburn HW, Van Buchem FS, Buzina R, Djordjevi´c BD et al. Epidemiological studies related to coronary heart disease: characteristics of men aged 40-59 in seven countries. Acta Med Scand Suppl 1966;460:1-392. 4. Keys A. Mediterranean diet and public health: personal reflections. Am J Clin Nutr 1995;61(6 Suppl):1321S-1323S. 5. DePhilippis AP, Sperling LS. Understanding Omega-3’s. Am Heart J 2006;151:564-70. 6. Wong ND, Wilson PWF, Kannel WB. Serum cholesterol as a prognostic factor after myocardial infarction: the Framingham Study. Ann Intern Med. 1991;115:687-693. 7. Neaton JD, Blackburn H, Jacobs D et al for the Multiple Risk Factor Intervention Trial Research Group. Serum cholesterol level and mortality findings for men screened in the Multiple Risk Factor Intervention Trial. Arch Intern Med 1992;152:1490-1500. 8. Panagiotakos DB, Pitsavos C, Polychronopoulos E, Chrysohoou C, Zampelas A, Trichopoulou A. Can a Mediterranean diet moderate the development and clinical progression of coronary heart disease? A systematic review. Med Sci Monit 2004;10:RA193-98. 9. Executive Summary of the Third Report of the National Cholesterol Education Program (NCEP) Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Cholesterol in Adults (Adult Treatment Panel III). JAMA 2001;285:2486-97. 10. Graham I, Atar D, Borch-Johnsen K, Boysen G, Burell G, Cifkova R, Dallongeville Jet al. Fourth Joint Task Force of the European Society of Cardiology and other societies on cardiovascular disease prevention in clinical practice (constituted by representatives of nine societies and by invited experts). European guidelines on cardiovascular disease prevention in clinical practice: executive summary. Eur Heart J 2007;28:2375-2414. 11. Lichtenstein AH, Appel LJ, Brands M, Carnethon M, Daniels S, Franch HA et al. Summary of American Heart Association Diet and Lifestyle Recommendations. Revision 2006. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2006; 26: 2186 - 2191. 12. International Lipid Information Bureau (ILIB) Venezuela. II Consenso Nacional del Manejo del Paciente con Dislipidemia. Caracas, abril 2005. 13. Harper CR, Jacobson TA. Beyond the Mediterranean Diet: the role of Omega-3 fatty acid in the prevention of coronary heart disease. Prev Cardiol 2003;6:136-46. 14. Pérez-Jiménez F, Ros E, Solá R, Godás G et al en nombre del Grupo de Unidades de Lípidos de la Sociedad Española de Cardiología. Consejos para ayudar a controlar el colesterol con una alimentación saludable. Clin Invest Arterioscl 2006;18:104-110. 15. Jump DB. The biochemistry of n-3 polyunsaturated fatty acids. J Biol Chem 2002;277:8755-58. 16. Din JN, Newby DE, Flapan AD. Omega 3 fatty acids and cardiovascular disease-fishing for a natural treatment. BMJ 2004;328:30-35. 17. Harris WS. Fish oil supplementation: evidence for health benefits. Clev Clin J Med 2004;71:208-10, 212, 215-8 passim. 18. Colussi G, Catena C, Baroselli S, Nadalini E, Lapenna R, Chiuch A, Sechi LA. Omega-3 fatty acids: from biochemistry to their clinical use in the prevention of cardiovascular disease. Recent Pat Cardiovasc Drug Discov 2007;2:13-21. 19. Hauswirth CB, Scheeder MR, Beer JH. High Omega-3 fatty acid content in alpine cheese: the basis for an alpine paradox. Circulation 2004;109:103-107. 20. Bovet P, Faeh D, Madeleine G, Viswanathan B, Paccaud F. Decrease in blood triglycerides associated with the consumption of eggs of hens fed with food supplemented with fish oil. Nutr Metab Cardiovasc Dis 2007;17:280-87. 21. Harris WS. The Omega-3 Index as a risk factor for coronary heart disease? Am J Clin Nutr 2008;87(suppl):1997S-2002S. 22. Cao J, Schwichtenberg KA, Hanson NQ, Tsai MY. Incorporation and clearance of Omega-3 fatty acids in erythrocyte mem- branes and plasma phospholipids. Clin Chem. 2006;52:2265-72. 23. Arterburn LM, Hall EB, Oken H.Distribution, interconversion, and dose response of n-3 fatty acids in humans. Am J Clin Nutr. 2006;83(6 Suppl):1467S-1476S.
  • 12. CAPÍTULO 2 El acEitE dE pEscado y la protEcción cardiovascular Introducción Las modificaciones en el estilo de vida (donde se incluyen la dieta, la actividad física y la abstención de fumar) juegan un papel protagónico como elementos fundamentales en el manejo de las enfer- medades cardiovasculares, así fue demostrado en el análisis de Goldman y Cook1. Estos investiga- dores examinaron, entre los años 1968 a 1978, la contribución de los cambios en el estilo de vida frente a las intervenciones médicas (unidad de cuidados coronarios y atención en emergencia, ciru- gía de bypass coronario, uso de ciertos medicamentos) sobre la declinación de la mortalidad por causas cardiovasculares en los Estados Unidos. Los autores concluyeron que el 39% de la disminución fue debido a las diversas intervenciones médicas en comparación al 54% reflejado por la cesación de fumar y los niveles de colesterol (principalmente como consecuencia en los cambios en la dieta), luego de campañas de educación pública realizadas por diversas instituciones no gubernamentales. Otra experiencia interesante proviene del estudio de las enfermeras en EE.UU., el cual mostró que aquellas mujeres que mantenían un peso corporal deseable, cumplían con una dieta saludable, se ejercitaban regularmente, no fumaban y consumían una moderada cantidad de alcohol semanal, tenían 84% menos riesgo de sufrir un evento vascular que la contraparte que no cumplía ninguna de estas condiciones2. Igualmente, en otra cohorte con seguimiento por 16 años, aquellos participantes que modificaron su estilo de vida durante este lapso tuvieron un reducción del 27% en el riesgo de enfermedad arterial coronaria (EAC) en comparación a los que no cambiaron el estilo de vida. En la recopilación y análisis de 147 investigaciones clínicas y epidemiológicas de los factores principales de la dieta (grasa, colesterol, ácidos grasos Omega-3, ácidos grasos trans, carbohidra- tos, índice glucémico, fibras, folatos, alimentos específicos y patrones dietéticos) en la prevención de la EAC, los autores concluyeron que al menos tres estrategias dietéticas son efectivas4: a. Sustituir las grasas saturadas y ácidos grasos trans por grasas no hidrogenadas no saturadas. b. Incrementar el consumo de ácidos grasos Omega-3 a partir de la ingesta de pescado o suple- mentos de aceite de pescado. c. Consumir dieta rica en frutas, vegetales, nueces y granos enteros y baja en cereales refinados. El cúmulo de evidencias que respaldan los beneficios de un mayor consumo de pescado o de su ingesta como formulación farmacéutica han sido las bases para recomendar estas estrategias en documentos emitidos por la Asociación Americana del Corazón5,6 (AHA por American Heart Association) y por el Grupo Europeo de Trabajo para la prevención de las enfermedades cardio- vasculares en la práctica clínica7. Numerosos estudios han sugerido el importante papel de los ácidos grasos Omega-3 en la re- ducción del riesgo de eventos vasculares en prevención secundaria, como se resume a continuación.
  • 13. 10 Meta-análisis de los estudios de observación El meta-análisis de He y colaboradores sobre una base de datos de 222.364 participantes en es- tudios controlados y de cohortes con seguimiento promedio de 11,8 años, mostró que los sujetos con una mayor ingesta de pescado en comparación con aquellos sujetos que nunca lo consumían o lo hacían esporádicamente (menos de una vez al mes) tenían una mortalidad por EAC más ba- ja8. Un incremento en 20 gramos diarios en el consumo de pescado estuvo asociado con un riesgo de 7% más bajo de mortalidad por EAC (Tabla 2.1)8. Tabla 2.1. Riesgo relativo de eventos del meta-análisis de He y colaboradores8 Consumo de pescado Riesgo relativo (IC 95%) Hasta una a tres veces por mes 0,89 (0,79 a 1,01) Semanal 0,85 (0,76 a 0,96) Cinco o más veces por semana 0,62 (0,46 a 0,82) Por su parte, Whelton y colaboradores realizaron su meta-análisis sobre las investigaciones publicadas de estudios de observación hasta el año 2003, resultando 14 reportes de ensayos de cohorte y cinco de casos control donde se hacía la comparación entre el consumo regular de pescado frente al no consumo o poca ingesta y que tuvieran a la EAC como punto final de eva- luación (Tabla 2.2)9. Tabla 2.2. Riesgo relativo de eventos en 14 estudios de cohorte; y cinco de casos-control9 Eventos Riesgo relativo (IC 95%) p Eventos coronarios fatales 0,83 (0,76 a 0,90) <0,005 EAC total 0,86 (0,81 a 0,92) <0,005 El meta-análisis de Wang y colaboradores incluyó estudios con El cúmulo de evidencias que los siguientes criterios: más de un año de duración, información respaldan los beneficios de un estimada del consumo de Omega-3 y desenlaces cardiovasculares10. mayor consumo de pescado o La prevención secundaria fue la razón de 14 experimentos clínicos de su ingesta como controlados (ECC) y de un estudio prospectivo de cohorte; la ma- formulación farmacéutica han yoría de los estudios reportaron que el aceite de pescado reducía sido las bases para recomendar estas estrategias en significativamente la mortalidad por todas las causas, el infarto del documentos emitidos por la miocardio, la mortalidad por causa cardíaca, la muerte súbita car- Asociación Americana del díaca o el accidente cerebrovascular (ACV). Corazón5,6 (AHA por American El efecto del aceite de pescado y del ácido alfalinoleico (ALA Heart Association) y por el por sus siglas en inglés) en la prevención primaria fue analizado Grupo Europeo de Trabajo para la prevención de las en un ECC, en 25 estudios de cohortes y en siete estudios de casos- enfermedades cardiovasculares control y los resultados mostraron una reducción en la mortalidad en la práctica clínica7. total en la mayoría de ellos con menos eventos vasculares. Sin
  • 14. 11 embargo, el impacto fue mucho menor del observado para la prevención secundaria. En cuanto al ALA, los hallazgos no fueron convincentes para prevención primaria ni secundaria10. El meta-análisis de He y colaboradores11 analizó los efectos de los ácidos grasos Omega-3 sobre el accidente cerebrovascular (ACV) en los resultados de nueve cohortes independientes y sus conclusiones se presentan en la Tabla 2.3. Tabla 2.3. Disminución en el riesgo relativo de accidente cerebrovascular según el consumo de pescado11 Consumo de pescado Riesgo relativo (IC 95%) Hasta una a tres veces por mes 0,91 (0,79 a 1,06) Semanal 0,87 (0,77 a 0,98) Dos o tres veces por semana 0,82 (0,72 a 0,94) Cinco o más veces por semana 0,69 (0,48 a 0,99) El efecto protector del consumo de pescado no fue afectado significativamente por el uso de aspirina o de vitamina E y fue mucho mayor contra el ACV isquémico (44% de reducción de riesgo con el consumo de pescado una vez al mes). Estos resultados fueron corroborados en un estudio de observación en 4.775 adultos mayores de 65 años con seguimiento por 12 años. En los análisis de múltiple variables, el consumo de pescado no procesado (horneado o al vapor) mostró una relación inversa y proporcional con la incidencia de ACV: 30% de menor riesgo con ingesta de pescado cinco o más veces por semana en comparación a la ingesta de menos de una vez al mes12. En cuanto al pescado frito o proce- sado, la relación fue positiva con el riesgo de ACV: 44% de mayor riesgo de ACV isquémico con ingesta de cinco o más veces por semana en comparación al consumo de una vez por semana. La revisión sistemática de las publicaciones sobre el tema hasta el año 2006 mostró13: a. En comparación con una ingesta menor o nula, el consumo moderado (»250-500 mg/día de EPA y DHA) de pescado o aceite de pescado redujo el riesgo relativo de muerte por EAC o muerte súbita cardíaca en 25% o más. b. Con ingesta de hasta 250 mg diarios, el riesgo relativo de muerte por EAC fue de 14,6% más bajo y esta reducción se incrementó entre 8% y 21% % por cada 100 mg diarios adicionales hasta alcanzar una disminución total del riesgo del 26%. c. Una ingesta mayor no proporcionó mayor protección. d. En cuanto a la mortalidad total, la reducción calculada fue del 17% (p=0,046), efecto comparable al 15% observado con las estatinas14. Por último, recientemente se publicó un meta análisis de ocho estudios clínicos en los cuales los participantes fueron asignados a azar a incrementar la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI), al menos, por un año y sin otra intervención, donde se reportaron los eventos coronarios (infarto del miocardio y/o muerte de causa cardíaca)15. Entre los 13.614 integrantes ocurrieron 1.042 de estos eventos y el promedio de consumo de AGPI fue responsable del 14,9% de la in- gesta de energía total en el grupo experimental frente a sólo 5% en el grupo control, lo cual se tradujo en una reducción del 19% en el riesgo de EAC. En otras palabras, por cada 5% de incre- mento en la energía obtenida de AGPI, el riesgo de EAC disminuyó en 10%. Además, este bene- ficio fue mayor en los estudios de mayor tiempo de observación.
  • 15. 12 Los resultados de este meta análisis proveen evidencia que el consumir AGPI en lugar de ácidos grasos saturados redujo los eventos coronarios en los estudios aleatorios, lo cual puede ser una estrategia favorable de amplia aplicación en la población general. Estudios en prevención secundaria con Omega-3 Las evidencias obtenidas en numerosos estudios de observación y epidemiológicos impulsaron el desarrollo de diversas investigaciones clínicas en la prevención secundaria del infarto del mio- cardio, bien alterando el consumo de pescado por la dieta o por suplemento de ácidos grasos Omega-3 en una forma farmacéutica, como se resume a continuación. Diet And Reinfarction Trial (DART)16 En esta investigación, 2.033 pacientes con infarto reciente del miocardio (en promedio 41 días luego del evento), reclutados en 21 hospitales de Gales e Inglaterra, fueron distribuidos al azar a tres regímenes dietéticos: a. Disminución del consumo de grasas saturadas hasta el 30% de Al cabo de dos años, tan sólo se observó una reducción del la energía total e incremento en la relación de ingesta de grasas 29% en la mortalidad global y poliinsaturadas/saturada. del 33% en la mortalidad por b. Ingesta, al menos, de dos porciones de pescado a la semana EAC, en el grupo asignado a (200 a 400 gramos) o de suplemento farmacéutico en caso de una mayor ingesta de pescado, intolerancia al pescado. pero sin disminución en la recurrencia de infarto del c. Aumento del consumo de fibra a 18 gramos diarios. miocardio no fatal16. Al cabo de dos años, tan sólo se observó una reducción del 29% en la mortalidad global y del 33% en la mortalidad por EAC, en el grupo asignado a una mayor ingesta de pescado, pero sin disminución en la recurrencia de infarto del miocardio no fatal16. Este beneficio no se modi- ficó luego del ajuste por diez variables de confusión. Este ha sido el primer estudio controlado en su tipo sobre la recomendación alimentaria de la ingesta de pescado en sobrevivientes de infarto del miocardio con una buena adherencia. Estudio del Gruppo Italiano per lo Studio Della Sopravvivenza nell’Infarto miocardico Prevenzione (GISSI-Prevenzione) Estudio multicéntrico, de diseño abierto donde participaron 11.323 pacientes con infarto recien- te del miocardio (≤3 meses), los cuales fueron asignados al azar a cuatro grupos de tratamiento: ácidos grasos Omega-3 (1 gramo diario); vitamina E (300 mg); la combinación de Omega-3 y vitamina E, y el cuarto, como grupo control no recibía ninguno de estos fármacos17. Características de la población del estudio: • En los 4 grupos, > 85% consumía pescado y frutas al menos una ración/semana durante el estudio, y más del 50% ingería una ración de vegetales al día. • >80% usaba aceite de oliva regularmente • No hubo diferencias entre grupos en el uso de medicamentos CV: antiplaquetarios (92%), inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina (46%) y betabloqueantes (44%). Al final del estudio, 45,5% de los participantes estaba recibiendo algún fármaco hipolipemiante frente a 4,7% al inicio. Los pacientes fueron seguidos por 3,5 años. Además de este régimen, los pacientes seguían la asesoría dietética correspondiente (alimentación saludable).
  • 16. 13 Resultados Al final del período de observación ocurrieron 1.031 muertes. El grupo bajo tratamiento con Omega-3 mostró una reducción del 15% en el riesgo relativo de un desenlace primario compues- to por los puntos finales de mortalidad total, infarto del miocardio no fatal y accidente cerebro- vascular (ACV) no fatal (p<0,05). En cuanto al impacto sobre la incidencia acumulada de morta- lidad cardiovascular, infarto de miocardio no fatal y ACV no fatal (también comprendidos como desenlaces primarios), la reducción del riesgo relativo fue del orden del 20% (p=0,01)17,18. Los pacientes asignados al tratamiento con Omega-3 tuvieron una reducción significativa de la mor- talidad apenas al tercer mes de tratamiento (1,1% versus 1,6%; RR:0,59; IC 95% 0,36 a 0,97; p=0,037) que se mantuvo hasta el final del período de observación (8,4% versus 9,8%; RR: 0,79; IC 95% 0,66 a 0,93; p=0,006) (Figura 2.1). Figura 2.1 GISSI – Prevenzione. Eventos clínicos y su aparición en el curso del tiempo > 11.300 pacientes post IM recibieron cuidado usual con o sin 850 mg EPA + DHA por 3,5 años 1,00 OMEGA – 3 Control 0,99 Probabilidad Reducción de 0,98 la mortalidad 0,59 (0,36 – 0,97) total en 20% 0,97 P= 0,037 (p=0,027) 0,72 (0,54 – 0,96) 0,96 P= 0,027 0,95 0 30 60 90 120 150 180 210 240 270 300 330 360 Días Modificado de Marchioli R et al. Circulation 2002; 105: 1897-1903. El análisis por causa específica de mortalidad (Tabla 2.4) reveló que la reducción del 45% (p=0,001) en el riesgo de muerte súbita fue el principal beneficio, seguido por disminución del 32% en la muerte por causa coronaria (p<0,01) y del 30% en el riesgo de muerte cardiovascular (p=0,001) 17,18. Es necesario destacar que la reducción significativa de la mortalidad total con Omega-3 se hizo evidente a partir del tercer mes de iniciado el estudio (p < 0,05), mientras que para la muer- te súbita cardíaca (MSC) ocurrió a partir del cuarto mes (Figura 2.2)18. Las disminuciones de otras causas de muertes ocurrieron más tardíamente que la observada con la MSC: a los seis meses en la muerte por causa cardíaca (p=0,036), a los ocho meses en el caso de muerte por causa coronaria (p=0,040) y las de origen cardiovascular (p=0,024). Las cur- vas de estas dos últimas se comenzaron a separar entre el segundo y tercer mes18. Igualmente, la reducción del riesgo de un evento del punto final primario combinado (mor- talidad por todas las causas + IM no fatal y ACV no fatal o mortalidad cardiovascular + IM no fatal y ACV no fatal) fue estadísticamente significativa al noveno mes del estudio (Figura 2.3). La reducción en el riesgo del IM no fatal nunca alcanzó el valor nominal de la significación estadística durante el tiempo del estudio.
  • 17. 14 Tabla 2.4. Efectos del tratamiento con ácidos grasos Omega-3 sobre la mortalidad especificada por causa, en el estudio GISSI-Prevenzione17,18 Desenlaces Omega-3 Placebo RRR y valor p Puntos finales principales • Muerte, IM no fatal, ACV no fatal 718 (12,7%) 795 (14,15) 15% , p<0,05 • Muerte CV, IM no fatal y ACV no fatal 556 (9,8%) 621 (11%) 20%, p<0,01 Análisis secundarios Todos los eventos fatales 477 (8,4%) 554 (9,8%) 21%, p<0,01 • Muerte CV total 310 (5,5%) 370 (6,5%) 30%, p<0,001 • Muerte cardíaca 247 (4,4%) 306 (5,4%) 35%, p<0,001 • Muerte coronaria 209 (3,7%) 258 (4,6%) 32%, p<0,01 • Muerte súbita cardíaca 111 (2,0%) 154 (2,7%) 45%, p<0,001 ACV: accidente cerebrovascular; CV: cardiovascular; IM: infarto del miocardio; RRR: reducción de riesgo relativo. Figura 2.2 GISSI – Prevenzione. Efecto temprano y a largo plazo de los ácidos grasos omega-3 sobre la muerte súbita cardíaca (MSC) > 11.300 pacientes post IM recibieron cuidado usual con o sin 850 mg EPA + DHA por 3,5 años 1,00 0,99 Probabilidad 45% de 0,98 reducción de 0,47 (0,22 – 0,99) OMEGA – 3 la MSC P= 0,048 Control 0,97 (p=0,0136) 0,55 (0,39 – 0,77) 0,96 P= 0,0006 0,95 0 30 60 90 120 150 180 210 240 270 300 330 360 Días Modificado de Marchioli R et al. Circulation 2002; 105: 1897-1903. En cuanto al impacto sobre los lípidos sanguíneos, la glucemia y el nivel de fibrinógeno no se obtuvieron cambios de significación estadística. Características fundamentales de los resultados del estudio GISSI-Prevenzione: a. Los beneficios, especialmente los relacionados a la muerte súbita, comenzaron a apreciar- se significativamente al cuarto mes de haber iniciado el estudio17,18. b. El hallazgo más relevante (no previsto en los desenlaces finales cuando fue planificado el estudio) fue la sustancial reducción del 45% en el riesgo relativo de muerte súbita. Este efecto fue mayor en los pacientes con una mayor declinación en la fracción de eyección.
  • 18. 15 Figura 2.3 Efectos del tratamiento con omega-3 sobre los eventos clínicos en el estudio GISSI-Prevenzione Muerte CV IM no fatal Muertes Eventos Muerte ACV no fatal CV No fatales IM no fatal Mortalidad Muerte ACV no fatal total súbita 0 Reducción de riesgo (%) 10 -4% n.s. 20 -15% p<0,02 -20% -21% 30 p<0,008 p<0,02 -30% 40 p<0,02 50 -44% p<0,01 Modificado de GISSI-Prevenzione Investigators, Lancet 1999; 354:447. c. Los resultados del tratamiento combinado (Omega-3 + vitamina E) comparado con el gru- po control no difirieron de los obtenidos con el uso sólo de Omega-3. El tratamiento con vitamina E no confirió ningún beneficio significativo17. d. El efecto beneficioso de los Omega-3 fue obtenido con una dosis baja (1 gramo diario) reconocida por carecer de efecto sobre los lípidos sanguíneos y a pesar del tratamiento estándar (antiplaquetarios, estatinas, betabloqueadores e inhibidores de la enzima de con- versión de la angiotensina) en la mayoría de los pacientes. e. El beneficio también fue aparente en todos los estándares de adherencia a una dieta salu- dable y puedo haber sido mayor en aquellos que observaron un mejor perfil dietético y hábitos de vida más saludables. f. En los pacientes con diabetes (aproximadamente 15% de la cohorte) también se observó el mismo beneficio que el obtenido en la población general del estudio. g. En los sujetos que desarrollaron disfunción ventricular izquierda (DVI), la reducción de la mortalidad total fue del 24% (p=0,02) frente al 19% (p=0,17) en el grupo sin DVI. Por el contrario, la reducción de la MSC fue asimétrica con un mayor efecto en los pacientes con DVI (58%, p=0,0003) frente al 11% (p=0,71) en los pacientes con función sistólica preser- vada19. Estos resultados motivaron al diseño y puesta en marcha de un estudio controlado con aceite de pescado ± placebo en pacientes con insuficiencia cardíaca, cuyos resultados se discuten más adelante20. Las evaluaciones finales de tales hallazgos mostraron que pueden salvarse 5,7 vidas por cada 1.000 pacientes con infarto del miocardio y tratados por un año con Omega-3 (1 gramo diario). Este resultado es comparable al obtenido en el estudio Long-Term Intervention with Pravastatin in Ischaemic Disease (LIPID) donde se estimó que pueden salvarse 5,2 vidas por cada 1.000 pacien- tes con EAC e hipercolesterolemia tratados con pravastatina por un año, lo cual corresponde a 192 pacientes tratados por un año para salvar una vida21. Dos análisis farmacoeconómicos, bajo diversas perspectivas, examinaron la efectividad por costo de vidas salvadas del estudio GISSI-Prevenzione:
  • 19. 16 a. En el de Franzosi y colaboradores, el análisis se basó en los datos de morbilidad y mortalidad junto con el uso de los recursos obtenidos prospectivamente a lo largo de los 3,5 años de du- ración del estudio21. En el mejor escenario el costo del tratamiento se calculó en € 24.603 por año de vida ganado, lo cual pudiera significar que se requieren 172 pacientes bajo tratamien- to durante un año con Omega-3 a un costo de € 68.000 para salvar una vida. Esta cifra es comparable con el costo de la simvastatina, pero algo menor al originado por la pravastatina22. b. En el de Lamotte y colaboradores, el análisis se realizó bajo la perspectiva de añadir o no Omega-3 al tratamiento actual en la prevención secundaria post infarto del miocardio en cinco países: Australia, Bélgica, Canadá, Alemania y Polonia. El resultado obtenido osciló entre 0,261 (Polonia) y 0,284 (Australia) de años de vida salvado a un costo adicional de € 787 en Canadá a € 1.439 en Bélgica23. Estudio Japan EPA Lipid Intervention Study (JELIS) Justificación Los resultados del tratamiento combinado de Omega-3 con una estatina han mostrado efectos be- neficiosos sobre el perfil lipídico de los pacientes con dislipidemia mixta24,25. Sin embargo, hasta el momento no existía un estudio grande de intervención a largo plazo que examinara la adición del ácido eicosapentaenoico (EPA por sus siglas en inglés) al tratamiento convencional con una estatina. Bajo un diseño prospectivo, aleatorio y con evaluación a ciega de los puntos finales, este estudio clínico controlado con placebo examinó la hipótesis si la adición de 1,8 gramos diarios de EPA altamente purificado junto con el tratamiento con estatinas reducía la incidencia de even- tos coronarios mayores en pacientes japoneses con hipercolesterolemia26. Un total de 18.645 pacientes (5.859 hombres y 12.786 mujeres postmenopáusicas) con un colesterol total igual o mayor a 6,5 mmol/L (250 mg/dL) fueron reclutados por médicos de atención primaria en todo Japón y asignados al azar a recibir 1.800 mg diarios de EPA con una estatina (n=9.326, grupo EPA) o la estatina solamente (grupo control, n=9.319) por cinco años. El punto final primario fue cualquier evento coronario mayor, incluyendo muerte súbita cardíaca, infarto del miocardio fatal y no fatal, otros eventos no fatales como angina inestable, angioplastia, im- plantación de stent o cirugía de bypass coronario. Los pacientes fueron divididos en dos subgrupos: uno con enfermedad arterial coronaria (pre- vención secundaria, n=3.664) y otro sin esta condición (prevención primaria, n=14.981). Todos los pacientes recibieron 10 mg de pravastatina o 5 mg de simvastatina, una vez al día, como primera fase del tratamiento. Esta dosis se incrementó a 20 mg de pravastatina o 10 mg de simvasta- tina en caso de hipercolesterolemia severa. No se permitió el uso de cualquier otro fármaco hipolipe- miante durante el estudio. El análisis de los datos se realizó bajo la forma de intención de tratar (ITT). Resultados Luego de un seguimiento, promedio, de 4,6 años se detectaron 262 (2,8%) eventos del punto final primario en el grupo EPA y 324 (3,5%) en el grupo control, lo que representa una diferencia en la reducción relativa de eventos coronarios mayores del 19% (p=0,011) (Figura 2.4). El tratamiento con EPA estuvo asociado con una reducción significativa del 24% en la fre- cuencia de angina inestable. En el caso de la muerte por causa coronaria y la muerte súbita car- díaca no fue significativamente más baja (22%) en el grupo EPA que en los controles. Tampoco se redujo significativamente la frecuencia de infarto del miocardio fatal o no fatal; sin embargo, los eventos coronarios no fatales (incluyendo infarto del miocardio no fatal, angina inestable y procedimientos de angioplastia, stent o cirugía de bypass coronario) fue significativamente más bajo (19%, 249 vs. 297, p=0,015) en el grupo EPA que en los controles (Figura 2.5).
  • 20. 17 Figura 2.4 Estudio Japan EPA Lipid Intervention (JELIS). Estimación de eventos coronarios mayores (Kaplan-Meier) en la población total del estudio 4 Incidencia acumulada de eventos coronarios mayores (%) 3 Control 2 EPA 1 Hazard ratio = 0.81 (0,69 - 0,95) p= 0.011 0 0 1 2 3 4 5 6 18.645 Japoneses (70% mujeres, edad media 61 años) asignados al azar a estatina o a la combinación estatina + EPA (1,8 g/d) con seguimiento por 5 años Modificado de Yokoyama M et al. Lancet 2007;369:1090-98. Figura 2.5 Estudio JELIS. Razón de riesgo (HR) de los puntos finales clínicos Control EPA Valor P Razón de riesgo Evento No. (%) de Pacientes 0,011 (IC 95%) Coronarios mayores 324 (3,5) 262 (2,8) 0,011 0,81 (0,69 - 0,95) Condiciones analizadas Muerte súbita cardíaca 17 (0,2) 18 (0,2) 0,854 1,06 (0,55 - 2,07) IM fatal 14 (0,2) 11 (0,1) 0,557 0,79 ( 0,36 - 1,74) IM no fatal 83 (0,9) 62 (0,7) 0,086 0,75 (0,54 - 1,04) Angina inestable 193 (2,1) 147 (1,6) 0,014 0,76 (0,62 - 0,95) CABG o ACTP 22 (2,4) 191 (2,1) 0,135 0,86 (0,71 - 1,05) Puntos finales combinados Muerte coronaria o IM 119 (1,2) 88 (0,9) 0,083 0,78 (0,59 - 1,03) IM fatal o no fatal 93 (1,0) 71 (0,8) 0,091 0,77 (0,56 - 1,05) Muerte coronaria 31 (0,3) 29 (0,3) 0,812 0,94 (0,57 - 1,56) Eventos coronarios no fatales 297 (3,2) 240 (2,6) 0,015 0,81 (0,68 - 0,96) Infarto del miocardio 265 (2,8) 286 (3,1) 0,333 1,09 (0,92 - 1,28) 0 1 2 ACTP: angioplastia coronaria transluminal percutánea; CABG: cirugía de “by pass” coronario; IM: infarto al miocardio; IC: intervalo de confianza. Modificado de Yokohama M et al. Lancet 2007;369:1090-98.
  • 21. 18 En el subgrupo de prevención secundaria, los pacientes con historia de EAC que recibieron EPA, los eventos coronarios mayores se redujeron en 19% (158 [8,7%] en el grupo EPA frente a 197 [10,7%] en el grupo control, p=0,048). Igualmente, la frecuencia de angina inestable también fue significativamente menor (28%, p=0,019). Aunque hubo disminución en los demás ítems, esta no fue de significación estadística (Figura 2.6). Figura 2.6 Estudio JELIS. Estimación de eventos coronarios mayores (Kaplan – Meier) Prevención primaria Prevención secundaria 2 12 Incidencia acumulada de eventos Control Control coronarios mayores (%) 1 EPA 6 EPA Hazard ratio 0,82 (0,63 – 1,06) Hazard ratio 0,81 (0,66 – 1,00) P=0,132 P=0,048 0 0 0 1 2 3 4 5 0 1 2 3 4 5 Años Años No. en riesgo Control 7478 7204 7013 6841 6678 6508 1841 1727 1658 1592 1514 1450 EPA 7503 7210 7020 6823 6649 6482 1823 1719 1638 1566 1504 1442 Modificado de Yokoyama M et al. Lancet 2007;369:1090-98. En el subgrupo de pacientes sin historia de EAC, el tratamiento con EPA resultó en una dismi- nución de los eventos coronarios mayores (104 [1,4%] en el grupo EPA frente a 127 [1,7%] en el grupo control; p=0,132) (Figura 2.6). En cuanto al comportamiento del perfil lipídico, la concentración de LDL descendió en 25% en ambos grupos y no constituyó un factor de peso en la reducción de los eventos coronarios mayores. Igualmente, aunque hubo una pequeña diferencia en la concentración de triglicéridos entre los dos grupos al final del período de tratamiento, los resultados parecen ser independientes de estas modifi- caciones. La dosis promedio de estatinas fue de 10 mg para pravastatina y de 5,6 mg para simvastatina. La concentración plasmática de EPA y la relación EPA/ácido araquidónico no se modificó en el grupo control (final versus basal), mientras que en el grupo EPA se observó un incremento del 70% en su concentración (97 mg/dL frente a 169 mg/dL al final del estudio) y se duplicó el valor de su relación con el ácido araquidónico (de 0,63 a 1,23). Las reacciones adversas fueron más frecuentes en el grupo EPA que en el grupo control (25,3% versus 21%, p<0,0001). La suspensión del tratamiento debido a eventos adversos ocurrió en 1.087 (11,7%) en el grupo EPA y en 673 (7,2%) en el grupo control. La mayoría de los eventos adversos fueron de naturaleza leve. Las siguientes variables fueron más comunes en el grupo EPA que en los controles: alteración en los resultados de laboratorio (incremento en la transaminasa glutámi- co oxalacética), trastornos gastrointestinales como náuseas, diarrea o epigastralgia, en piel (erup- ción, prurito, exantema o eczema) y hemorragias (sangrado en cerebro y fondo de ojo, epistaxis y en el tejido subcutáneo).
  • 22. 19 Comentarios Los resultados del estudio sugieren que los beneficios de los ácidos grasos Omega-3 también pueden ser obtenidos en poblaciones con alto consumo de pescado como es el caso de Japón, donde el promedio diario de ingesta de pescado es de una porción de 85 gramos (900 mg de EPA y DHA) y cerca del 90% de la población ingiere esta porción, al menos, una vez por semana27. Los niveles plasmáticos basales de EPA de 2,9 mol% (93 mg/dL) en la muestra estudiada son superiores a los registrados en otros países como Estados Unidos. La tendencia en la reducción de la angina inestable y de los eventos coronarios no fatales indican que por diversos mecanismos, los Omega-3 juegan un papel importante en la estabilidad de la placa aterosclerótica por otros mecanismos no relacionados a los lípidos sanguíneos28,29, visto que la reducción relativa de riesgo de eventos coronarios mayores en el grupo EPA fue de similar magnitud en los pacientes con rangos diferentes del valor de LDL-C. Dos limitantes impidieron que los resultados del tratamiento con EPA no fueran de mayor impacto: a. la baja frecuencia de muerte por causa coronaria en la población japonesa (22 a 26 por 100.000 personas años) y b. la mayor proporción (cerca de dos tercios) de participantes femeninas en el estudio. Un aspecto necesario de resaltar es que el estudio JELIS es el primero en demostrar los bene- ficios de una combinación en la terapia hipolipemiante sobre puntos finales clínicos. Hasta el momento no se conoce otro ensayo clínico donde concurra como control una estatina frente a su combinación con otro hipolipemiante. Ácidos grasos Omega-3 en la insuficiencia cardíaca Recientes investigaciones han revelado el beneficio potencial de los ácidos grasos Omega-3 en la prevención y evolución de la insuficiencia cardíaca (IC) como se resume a continuación: • En el Cardiovascular Health Study con la participación de 4.738 adultos mayores de 65 años libres de IC en el período inicial de evaluación entre 1989 y 199030. Durante el seguimiento de 12 años, 955 sujetos desarrollaron IC. En el análisis ajustado por múltiples variables se encontró una relación inversa entre el consumo de pescado (al vapor u horneado) y la inci- dencia de IC con un riesgo 20% más bajo cuando el consumo era de una o dos veces por semana (HR = 0,80, IC 95% = 0,64 a 0,99); 31% menor cuando la ingesta era de 3 a 4 veces a la semana (HR = 0,69, IC 95% = 0,52 a 0,91)y hasta 32% más bajo con un consumo supe- rior a 5 veces semanales (HR = 0,68, IC 95% = 0,45 a 1.03), en comparación con aquellos que ingerían menos de una vez al mes (p=0,009). Es importante destacar que el consumo de pescado frito se asoció a un incremento en la incidencia de IC (p=0,01). • En el Atherosclerosis Risk in Community se incluyeron 3.592 sujetos caucásicos con edad entre 45 a 64 años al momento del ingreso (1987-1989) que poseían determinación de ester de colesterol y fosfolípidos plasmáticos y libres de enfermedad cardiovascular31. Durante el seguimiento de 14,3 años se diagnosticaron 197 casos de IC y después del ajuste de las va- riables de confusión se determinó una asociación positiva entre los niveles de ácidos grasos saturados e incidencia de IC. En cambio, una mayor concentración de ácido araquidónico y Omega-3 (especialmente DHA) mostró una relación inversa. • En el estudio prospectivo de Yamagishi y colaboradores se incluyeron 57.972 hombres y mu- jeres japoneses cuya ingesta de pescado y de Omega-3 fue determinada por cuestionarios
  • 23. 20 específicos de alimentación32. Durante el seguimiento de 12,7 años se demostró una relación inversa entre el consumo de Omega-3 y el riesgo de muerte por IC para aquellos ubicados en el quintil mayor versus el quintil menor. En cambio, la asociación con EAC o infarto del mio- cardio fue menos poderosa luego de los ajustes de los posibles factores de confusión. estos resultados son particularmente sorprendentes si se toma en cuenta la elevada ingesta de pes- cado, habitual en la alimentación de los japoneses. • La confirmación de tales efectos favorables ocurrió en el estudio La confirmación de tales GISSI-HF, factorial y controlado con placebo con casi 7000 efectos favorables ocurrió en el pacientes con IC clase II a IV asignados al azar a recibir 1 gramo estudio GISSI-HF, factorial y de aceite de pescado diario o placebo por 3,9 años . Los resul- 20 controlado con placebo con casi 7000 pacientes con IC tados mostraron una reducción en la mortalidad total del 9% clase II a IV asignados al azar a (955 pacientes [27%] en el grupo Omega-3 y 1014 [29%] en el recibir 1 gramo de aceite de grupo placebo, p<0,041) y del 8% la mortalidad total u hospi- pescado diario o placebo por talización por causa cardiovascular (1981 [57%] en el grupo 3,9 años20. con Omega-3 y 2053 [59%] en el grupo placebo, p<0,009) (Tabla 2.5, Figuras 2.7 y 2.8). Aunque estos beneficios parecen ser modestos se pueden tras- ladar a 56 pacientes necesarios de tratar por cuatro años para evitar una muerte y 44 pacien- tes para evitar una muerte u hospitalización por causa cardiovascular. Es necesario destacar la buena tolerabilidad del aceite de pescado si se toma en cuenta el régimen de polimedica- ción de estos pacientes que incluía betabloqueadores, inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina o bloqueadores del receptor AT1 de angiotensina y anti-aldosterónicos. A diferencia del estudio GISSI-Prevenzione, donde se utilizó la misma dosis de aceite de pesca- do, no ocurrió ningún efecto sobre la muerte súbita cardíaca. Aunque el mecanismo exacto de la acción de los ácidos grasos Omega-3 se desconoce, posiblemente su efecto favorable sea debido a mejoría en la función endotelial y reducción del tono vascular y en la producción de citoquinas con aumento de adiponectina, disminución de la agregación plaquetaria, la célula miocárdica al prolongar el período refractario e incrementan el apetito y la ganancia de peso. También poseen efectos immune-moduladores reduciendo la producción de citoquinas, la liberación y alteración del metabolismo de las prostaglandinas33,34. Aunque también se ha implicado al potente efecto agonista de los PPAR-alfa con lo cual regulan la expresión de genes que codifican proteínas claves que controlan el metabolismo y captación miocárdica de los ácidos grasos35. La publicación de Itoh y colaboradores sugiere que la activa- ción de ligandos de PPAR-gamma por EPA y/o DHA regula hacia la alta la adiponectina con supresión de las citoquinas inflamatorias36. Mehra y colaboradores en una serie con un número reducido de pacientes con IC grado III a IV aleatorizados a recibir 8 g/día de Omega-3 o place- bo demostraron una marcada reducción en las citoquinas inflamatorias como el factor alfa de necrosis tumoral (TNF-alpha por sus siglas en inglés) e interleuquina 1. Igualmente se observó una correlación inversa entre la producción de TNF-alfa y el cambio en la grasa corporal, lo cual sugiere que el aceite de pescado puede ser beneficioso en reducir la inflamación y caquexia en estos casos con IC avanzada37. En resumen, las investigaciones conocidas sugieren la necesidad de dosis mayores en los pacientes con IC. Los estudios en animales sobre el remodelado cardíaco también son conclu- yentes con la necesidad de dosis elevada. Por tanto, se requieren de estudios adicionales para determinar no sólo la dosis óptima del aceite de pescado en las diferentes etapas de la IC sino también los mecanismos subyacentes responsables de tal beneficio. No obstante, habríamos de añadir a los ácidos grasos Omega-3 a la corta lista de tratamientos respaldados por la evidencia para la prolongación de la vida38.
  • 24. 21 Conclusiones El poder terapéutico del aceite de pescado en el área de las enfermedades cardiovasculares no está reconocido ampliamente, aunque las evidencias de su beneficio, bien bajo la forma comes- tible en los estudios de observación o bajo la forma de suplementos farmacéuticos en los experi- mentos clínicos controlados son consistentes. En el año 2005, Studer y colaboradores en su meta-análisis sobre los efectos de los dife- rentes agentes hipolipemiantes y dieta sobre la mortalidad total y mortalidad por causa car- díaca mostraron que solamente las estatinas y los ácidos grasos Omega-3 eran las intervencio- nes más favorables para mejorar el perfil lipídico, efectividad que se reveló en la reducción del riesgo de mortalidad total y mortalidad cardíaca en los 97 estudios controlados y analiza- dos en 137.140 participantes en los grupos de intervención y 138.976 en los grupos controles39. Vista la emergencia del síndrome metabólico dentro de las condiciones clínicas de mayor prevalencia y que uno de sus criterios para el diagnóstico exige cifras de triglicéridos superiores a 150 mg/dL, existe una clara demanda de tratamientos efectivos para esta condición. Por su alto riesgo, muchos de estos pacientes deben ser tratados con estatinas para lograr su cifra meta de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL-C), pero es bien conocido que su efecto sobre los triglicéridos es modesto, por lo que con frecuencia se requiere asociar un fármaco hipo- trigliceridemiante. La elección de fibratos es razonable pero incrementa el riesgo de interacciones medicamentosas con las estatinas. Por el contrario, el suplemento de aceite de pescado práctica- mente está desprovisto de interacciones, de efectos adversos importantes y no requiere de pruebas de funcionalismo hepático para iniciar o durante el seguimiento del tratamiento23,24. La combina- ción aceite de pescado – estatina y sus ventajas serán analizadas en detalle en el Capítulo 4. En líneas generales, las recomendaciones para el consumo de pescado o de aceite de pesca- do son variables, como se resume a continuación: • La Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) recomienda el consumo de pescado graso al menos dos veces por semana o suplemento de aceite de pescado si es necesario6,40. • Las pautas del National Cholesterol Education Program (NCEP) recomienda que el pescado sea consumido con mayor frecuencia41. • La Sociedad Europea de Cardiología establece que el pescado graso y los ácidos grasos Ome- ga-3 tienen propiedades particularmente protectoras para la prevención de las enfermedades cardiovasculares7. • La Asociación Americana de Diabetes (ADA por sus siglas en inglés) considera que 2 a 3 por- ciones semanales de pescado pueden aportar las necesidades dietéticas de Omega-342. Referencias bibliográficas 1. Goldman L, Cook EF. The decline in ischemic heart disease mortality rates. An analysis of the comparative effects of me- dical interventions and changes in lifestyle. Ann Intern Med 1984;101:825-836. 2. Stampfer MJ, HU FB, Mason JE et al. Primary prevention of coronary heart disease in women through diet and lifestyle. N Engl J Med 2000;343:16-22. 3. Chiuve SE, McCullough ML, Sacks FM, Rimm EB. Healthy lifestyle factors in the primary prevention of coronary heart di- sease among men: benefits among users and nonusers of lipid-lowering and antihypertensive medications. Circulation 2006;114:160-67. 4. Hu FB, Willett WC. Optimal diets for prevention of coronary heart disease. JAMA 2002;288:2569-2578 5. Krauss RM, Eckel RH, Howard B, Appel LJ, Daniels SR et al. AHA dietary guidelines: revision 2000: A statement for health- care professionals from the nutrition committee of the American Heart Association. Circulation 2000;102:2284-2299. 6. Kris-Etherton P, Harris WS, Appel LJ for the Nutrition Committee. Fish consumption, fish oil, Omega-3 fatty acids, and cardiovascular disease. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2003;23:e20-e31.
  • 25. 22 7. Graham I, Atar D, Borch-Johnsen K, Boysen G, Burell G, Cifkova R, Dallongeville Jet al. Fourth Joint Task Force of the European Society of Cardiology and other societies on cardiovascular disease prevention in clinical practice (constituted by representatives of nine societies and by invited experts). European guidelines on cardiovascular disease prevention in clinical practice: executive summary. Eur Heart J 2007;28:2375-2414. 8. He K, Song Y, Daviglus ML, Liu K, Van Horn L et al. Accumulated evidence on fish consumption and coronary heart disea- se mortality. A meta-analysis of cohort studies. Circulation 2004;109:2705-2711. 9. Whelton SP, He J, Whelton PK, Muntner P. Meta-analysis of observational studies on fish intake and coronary heart disea- se. Am J Cardiol 2004;93:1119-1123. 10. 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  • 26. 23 34. Duda MK, O’Shea KM, Stanley WC.Omega-3 polyunsaturated fatty acid supplementation for the treatment of heart failure: mechanisms and clinical potential. Cardiovasc Res 2009;84:33-41. 35. Xu HE, Lambert MH, Montana VG, et al. Molecular recognition of fatty acids by peroxisome proliferators-activated receptors. Mol Cell 1999;3:397– 403. 36. Itoh M, Suganami T, Satoh N, et al. Increased adiponectin secretion by highly purified eicosapentaenoic acid in rodent models of obesity and human obese subjects. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2007;27:1918–1925. 37. Mehra MR, Lavie CJ, Ventura HO, Milani RV. Fish oils produce anti-inflammatory effects and improved body weight in severe heart failure. J Heart Lung Transplant 2006;25:834–838. 38. Fonarow GC. Statins and n-3 fatty acid supplementation in heart failure. Lancet 2008;372:1195–1196. 39. Studer M, Briel M, Leimenstoll B, Glass TR, Bucher HC. Effect of different antilipidemic agents and diets on mortality: a syst 2004;27(suppl 1):S36-S46.
  • 27. CAPÍTULO 3 MecanisMos potenciales del beneficio de los ácidos grasos oMega-3 Introducción Los ácidos grasos Omega-3 han demostrado que ejercen un efecto favorable en la reducción de eventos en prevención secundaria de la enfermedad arterial coronaria (EAC). Sin embargo no está claro su principal mecanismo de acción y, al parecer, estos beneficios provienen de la com- binación de diversas acciones, las cuales son objeto de extensas investigaciones experimentales y clínicas1. En el capítulo anterior se resumieron los resultados de numerosos estudios epidemiológicos, de observación, de experimentos controlados y meta análisis que claramente son consistentes en señalar el impacto favorable de los ácidos grasos Omega-3 en el contexto de la prevención se- cundaria. En este capítulo se abordan los posibles mecanismos de acción, sus efectos sobre el perfil lipídico y el uso combinado con estatinas como una estrategia novedosa para mejorar el perfil lipídico, especialmente en aquellos casos donde concurre la elevación de los triglicéridos. Mecanismos de acción Las evidencias experimentales y clínicas señalan diversas vías a través de las cuales los ácidos grasos Omega-3 pueden ejercer sus acciones beneficiosas sobre el árbol cardiovascular y la en- fermedad aterosclerótica (Tabla 3.1 y Figura 3.1). Tabla 3.1. Mecanismos potenciales no lipídicos de los ácidos grasos Omega-3 a. Efectos antiarrítmicos b. Efecto sobre la muerte súbita cardíaca c. Efectos sobre la coagulación y trombosis d. Acciones sobre la disfunción endotelial, inflamación y placa aterosclerótica e. Efectos sobre la reología sanguínea Siendo la acción reductora de los triglicéridos uno de los beneficios mejor comprobado de estos ácidos grasos, será tratado con mayor amplitud en el próximo capítulo. a) Efectos antiarrítmicos Una alteración frecuente en los pacientes portadores de EAC es la depresión de la variabilidad de la frecuencia cardíaca, un indicador de deterioro del equilibrio del sistema nervioso autónomo y
  • 28. 26 Figura 3.1 Mecanismos del beneficio potencial de los ácidos grasos omega-3 Reducción de los niveles de triglicéridos Efecto antiarrítmico Omega-3 (EPA + DHA) Reversión de la disfunción endotelial, Efecto sobre la coagulación efecto antiinflamatorio y de estabilidad y trombosis sobre la placa aterosclerótica que ha mostrado una poderosa capacidad de predicción de mortalidad subsecuente en los sobre- vivientes de infarto agudo del miocardio2. En pacientes post-infarto del miocardio el suplemento de aceite de pescado ha incrementado la variabilidad de la frecuencia cardíaca, lo cual es con- sistente con un menor riesgo de muerte y de arritmias ventriculares malignas3. En diversos estudios en pacientes con o sin EAC, con determinación de la concentración de ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) en eritrocitos, se ha podido compro- bar que la frecuencia cardíaca es más baja entre los que consumían pescado más frecuentemen- te que en aquellos que lo hacían ocasionalmente4-6. Además, se observó una correlación inversa entre la concentración de DHA en el eritrocito y la frecuencia cardíaca4,5. En un estudio prospectivo de cohorte en adultos de EE.UU. se evaluó las asociaciones entre las ingesta de pescado y ácidos grasos Omega-3 durante el año anterior y la variabilidad de la frecuencia cardíaca derivada del ECG (n=4.263) por el Holter de 24 horas (n=1.152). Después de los ajustes por múltiples variables, el mayor consumo de atún o de pescado al vapor u horneado estuvo asociado con componentes específicos de la variabilidad incluyendo aquellos que sugerían mayor predominancia vagal y una moderada respuesta barorreceptora7. A continuación se resumen los efectos electrofisiológicos derivados de los ácidos grasos Ome- ga-34-6,8,9: a. El suplemento con aceite de pescado muestra su beneficio a las pocas semanas. b. Es poco probable que los efectos biológicos del aceite de pescado puedan variar dependien- do de la fuente (pescado como tal o suplemento). c. Los experimentos en animales han mostrado que el aceite de pescado actúa sobre los mioci- tos individuales para inhibir las corrientes excitatorias de Na+, estabilizar el estado inactivado del canal de sodio, y prolongar el período refractario efectivo del ciclo cardíaco. El aceite de pescado también inhibe la corriente de los canales de calcio tipo L y reduce la salida de K+. Todos estos efectos podrían reducir la tendencia a las arritmias, bien por disminución del automatismo o por interferir con los circuitos de re-entrada. d. La reducción de la variabilidad de la frecuencia cardíaca es señal de que también disminuye el tono simpático e incrementa la actividad vagal del sistema nervioso autónomo. e. La menor producción de compuestos proarrítmicos como las prostaglandinas y tromboxano A2, a partir del ácido araquidónico, también puede ser un factor contribuyente en disminuir la incidencia de los trastornos del ritmo.