1. Título: EL NIÑO QUE LLEVAMOS DENTRO SEGÚN LA TEORÍA DE MELANIE
KLEIN
Autora: Mtra. Martha Contreras.
Adscripción institucional: Centro Eleia, actividades psicológicas.
Objetivo general: aportaciones del psicoanálisis a la psicología.
Objetivo específico: la teoría de M. Klein.
RESUMEN.
Cuando un ser humano nace, para Freud y algunos otros teóricos, se encuentra encerrado en
sí mismo y sin conciencia del otro, en cambio, Klein piensa que desde el inicio hay un
aspecto de la personalidad, al que llamó “yo” o “self”. Este yo, desde el inicio de la vida
busca relacionarse con otro, “la madre”. Klein le llama “objetos tempranos”. Para esta
psicoanalista, la mente de todo individuo se desarrolla dentro de relaciones con objetos y no
hay procesos psíquicos que no incluya relaciones con otros. En cuanto un bebé nace tiene
que hacer frente a la ansiedad que es sentida como un temor a la aniquilación, un temor a
que fuera del vientre materno, muera. Con este pensamiento uno puede imaginar a un bebé
dentro del seno materno que no escuchaba grandes sonidos, ni hacía frente a la luz del sol,
no respiraba por sí mismo, no necesitaba comer, todo le era dado. De pronto es expulsado a
un ambiente frío, hostil en cuanto desconocido. Algunos adultos se muestran sensibles a tal
acontecer y reciben al infante con extremo cuidado. María Montessori sugiere preparar un
ambiente que le permita poco a poco irse acostumbrando al clima, a la luz, al sonido, cerca
de su madre. Sin embargo, este bebé también trae lo suyo: su capacidad para tolerar el dolor
mental, un nivel propio de agresión y una capacidad para amar muy personal. Klein piensa
que la mente despliega defensas psíquicas para enfrentar la frustración y todo dolor mental.
El nacer produce ansiedad y eso lo lleva a buscar a alguien que lo ayude con esta ansiedad,
es un buscador de objetos nato.
Estas primeras angustias vividas como frustraciones son traducidas como ataques a su
persona, ejemplo, “algo me va a pasar si alguien no viene a ayudarme, a alimentarme, a
darme amor, a atenderme”. Melanie Klein dice que esta angustia es vivida como angustia
de persecución. Y piensa a la madre como un objeto primario porque es el primero con
quien nos relacionamos. Puede haber padres menos sensibles a las necesidades de sus
pequeños, más preocupados por sus intereses y menos por las necesidades del recién
nacido. Recuerdo a una joven madre que no quiso perderse la inauguración del negocio de
su esposo y llevó consigo a su hija que tenía dos días de nacida. Los comentarios fueron:
“Que desde ahora se acostumbre”, uno se pregunta: ¿Es ignorancia o desamor? Para Klein
las sensaciones desagradables como la ansiedad de separación (nacer, destete, que mamá no
esté conmigo), el hambre, el frío, todas aquellas frustraciones corporales son sentidas por el
2. yo rudimentario como agresiones que otro, me hace, “mamá que no me cuida y por eso
tengo hambre o frío.” Es una pequeña persona que está sufriendo. Varios mecanismos de
defensa muy primitivos, porque son los que se dan en los momentos más tempranos de la
vida, se echan a andar para hacer frente a tales ansiedades. El primero de todos es la
escisión o disociación, dividir al objeto madre en dos por sus cualidades buenas y malas. Es
buena cuando está conmigo y me da lo que quiero y mala cuando me frustra. Se entiende
que el bebé se relaciona con un objeto malo si es frustrado y bueno si es gratificado, es
decir que el objeto es percibido por el bebé de manera subjetiva y dividida de acuerdo a su
sentir emocional. Debido a su incipiente psiquismo, vive estas experiencias magnificadas y
traducidas en idealizadas o persecutorias.
Pensar en la idea de posiciones nos ofrece una nueva perspectiva respecto a la de etapas de
desarrollo evolutivo, para Freud son etapas libidinales a las que divide en oral, anal, fálica y
genital. Cada una de ella implica intereses puestos en un área del cuerpo y en una manera
de relacionarse con los padres, este tipo de intereses y relaciones con los otros son
progresivas y marcan un tiempo de la infancia en donde sólo por fijación se repetirían más
tarde. En cambio, para Klein, cada una de las dos posiciones que describe, se despliegan en
los primeros meses de vida pero oscilamos entre una y otra a lo largo de toda nuestra
existencia. Y representan estados mentales, formas en que nos relacionamos con otros de
acuerdo a las emociones que predominan dentro de la mente de cada ser humano.
En su trabajo clínico y a través de observar a los niños jugando, Melanie Klein descubre a
la fantasía como una subjetividad que cada persona tiene para traducir todo su entorno. Para
otros teóricos de las relaciones, las interacciones son a partir de personas reales y no entra
en juego la fantasía. En oposición, los kleininanos describen la manera en que percibimos
el mundo, “dependiendo del cristal con que se mira”. A partir de qué subjetividad percibo
mi realidad externa. ¿El mundo interno de cada individuo estará poblado de personajes
buenos o malos, me persiguen o me ayudan? He experimentado que para un niño de 8 años
en el transcurso de 20 minutos, una mujer pasa a ser de la maestra más mala del mundo a
la más buena que existe sobre la Tierra, uno no puede dejar de pensar en la escisión al
percatarse de acontecimientos tan repetitivos en los niños y en uno mismo. Si regaña o
reprueba es malísima, si felicita es la mejor. Una madre suficientemente buena, como diría
Winnicott, puede odiar y amar al mismo tiempo actitudes de sus hermosos hijos. Lo mismo
que una maestra en la escuela puede repudiar, en sus educandos, actitudes que para ella son
hostiles o congratularse de aquellas que le parecen generosas y amorosas. Todo ello
coloreado por nuestras subjetividades emocionales, que seguramente son las culpables de
algunos estados de ánimo. ¿Por qué un día sobre reaccionamos ante un acontecimiento y
otro día podemos ser mucho más ecuánimes ante el mismo suceso? O, hay una nueva
fantasía o hubo un crecimiento mental que cambió nuestra perspectiva y por ende nuestra
percepción de tal cosa. La mente, nuestro psiquismo no es algo estático, es un mundo
interno (poblado de personajes) en continuo movimiento y crecimiento. La mente que
3. contiene nuestras emociones y forma parte de nuestra manera de ser, igual que el cerebro es
plástica, se transforma y sobre todo ante el dolor mental. Cada vez que salimos de un
atolladero emocional, lo hacemos porque contamos con recursos para pensar lo que nos
sucede y estas experiencias incrementan aprendizajes que luego servirán para enfrentar un
siguiente atolladero y así sucesivamente. De pronto se puede observar niños con actitudes
agresivas severas y observar que los padres tienen un buen sentido común. La explicación
de Klein de que la carga agresiva se trae de nacimiento explica tales acontecimientos. Un
niño con una baja tolerancia a la frustración va a ver el mundo mucho más pesimista y lleno
de gente que le quiere hacer daño que uno que tenga una buena capacidad para tolerar las
frustraciones, su mente, en este caso, lo llevará a ver el mundo más optimista y tendrá
sentimientos más afectuosos hacia las personas. Sin embargo, es cierto también, que si
tenemos niños con una carga agresiva fuerte y cuentan con unos padres amorosos que saben
poner límites sensibles e inteligentes que responden a las necesidades de los niños,
seguramente se apaciguará un poco esta carga agresiva, en vez de juntar un ambiente
sumamente hostil a un niño que ya de por sí tenga dificultad para soportar frustraciones.
Sucede matizado por la fantasía, entendemos que no pasa en lo real exterior, sino que es a partir
de una sensación agradable o desagradable con la que traducimos la vida. Dependerá de los
estados emocionales que cambian a cada momento. Las dos posiciones que Klein describe, una
más primitiva (llamada esquizo – paranoide) que la otra (depresiva) lleva consigo estados
mentales más amorosos o más persecutorios, la capacidad de ver a otro más integrado, es
decir ni tan malo ni tan bueno es poder verlo más realista. Si vemos a otro malísimo y nada
bueno, tenemos una visión parcial, es decir, polarizándo a la persona en súper malo o al
revés idealizándolo en absolutamente bueno. Lo más saludable es poder ver lo malo y lo
bueno en cada uno de nosotros, si podemos verlo en lo propio seguro podremos verlo en los
demás.
La mezcla entre la tolerancia a la frustración y la carga de agresión constitucional son lo
que condiciona la calidad de nuestra subjetividad con la que miramos nuestro entorno. El
ambiente, la madre, sí puede aligerar o incrementar la carga agresiva del bebé que se siente
atacado por quien cree que le frustra. La realidad externa confirma las fantasías internas
que nos llevan a traducir el exterior. Con esto no debe entenderse que la madre nunca debe
frustrar al bebé, he conocido madres que tienen poca tolerancia a observar la frustración de
sus hijos y por ello les van, “quitando piedritas de su camino”. Tanta sobreprotección para
que sus hijos no sufran o más bien para que la madre no sufra al mirar a sus hijos con
pequeñas dificultades, no les permite ni a los niños ni a ellas ampliar su creatividad y
agrandar su capacidad para tolerar el dolor mental que conlleva el crecimiento psíquico.
Tampoco es que la madre debe proporcionar frustraciones a propósito, que sería como
ponerle piedritas para que encuentren obstáculos artificiales; el trabajo de la madre consiste
en prestarle su capacidad para pensar y traducirle una pequeña o terrible angustia en algo
posible de entender.
4. Una maestra de artes plásticas que trabaja con niños elaboró un proyecto ampliando la
fotografía de su rostro. Cada uno tendría que agregarle lo que quisiera a su foto. La
siguiente imagen, es la de un niño de 8 años. Me pareció que en ella estaban plasmados,
sobre la fotografía de sí mismo, los personajes internos que viven dentro de su mente.
Palabras clave: Relaciones tempranas con otro. * El yo desde el nacimiento.
*Posiciones en vez de etapas del desarrollo. * Fantasía y mundo interno.
CONCLUSIONES
La teoría de Melanie Klein supone que cada ser humano trae de nacimiento un umbral al
dolor y una carga agresiva que matizará su mundo interno fantaseado, éste coloreara el
cristal por donde mirará su vida. Ella piensa que desde el nacimiento el bebé se relaciona
con los otros y se siente atacado si es frustrado o amado si es gratificado.
CONTACTO.
Mtra. Martha Contreras
maquelito@hotmail.com
5.
6. BIBLIOGRAFÍA
Hanna Segal. Introducción a la obra de Melanie Klein. Ed. Paidós. México. 1992.
Hanna Segal. Sueño, fantasma y arte. Ed. Nueva Visión. Argentina 1995.
Laplanche y Pontalis. Diccionario de psicoanálisis. Ed. Paidós. Argentina. 2007.
Melanie Klein. Obras completas. Tomo 3. Cap. 1. Notas sobre algunos mecanismos
esquizoides (1946). Ed. Paidós. México. 2009.
Robin Anderson. Conferencias Clínicas sobre Klein y Bion. (compilador). Ed. Paidós.
México. D.F. 1992.
Irma Breman Pick. Surgimiento de las primeras relaciones de objeto en el marco analítico;
Patricia Daniel. El psicoanálisis infantil y el concepto de fantasía inconsciente. En:
Conferencias Clínicas sobre Klein y Bion.