SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  52
Cátedra Corediana
                       EL HOMBRE EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD

1. COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: EL CAMINO
Esta presentación auténtica y sistemática de la fe y de la doctrina católica la pastoral
social encontrará un camino plenamente seguro para
presentar con renovado impulso al hombre de hoy el
mensaje cristiano en todas y cada una de sus partes.

1.1. LA PROFESIÓN DE LA FE
Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo
deben confesar su fe bautismal delante de los hombres.
El Catecismo expone en primer lugar en qué consiste la
Revelación por la que Dios se dirige y se da al hombre, y
la fe, por la cual el hombre responde a Dios. El Credo
resume los dones que Dios hace al hombre como
Creador, Redentor y Santificador. Analicemos cada una
de la partes del Credo:

1.1.1. Creo en Dios Padre todo Poderoso Creador
      del cielo y de la tierra1
La fe en Dios nos mueve a volvernos solo a Él como a nuestro primer origen y nuestro fin
último; y a no preferirle a nada ni sustituirle con nada. El Dios de nuestra fe se ha
revelado como El que es2; se ha dado a conocer como "rico en amor y fidelidad". Su Ser
mismo es Verdad y Amor3.

La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. Dios es llamado
Padre en cuanto Creador del mundo4. Es muy especialmente "el Padre de los pobres", del
huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa. Al designar a Dios con el
nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es
origen primero de todo y autoridad trascendente y que es al mismo tiempo bondad y
solicitud amorosa para todos sus hijos.

Fiel al testimonio de la Escritura, la Iglesia dirige con frecuencia su oración al "Dios
todopoderoso y eterno", creyendo firmemente que "nada es imposible para Dios5". Dios
manifiesta su omnipotencia convirtiéndonos de nuestros pecados y restableciéndonos en


1
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 199-354
2
  Cfr. En los textos del Dt.32,6; Gn.1,1-2; Mc 12,29; Mt 19,26; Sal 68,6
3
  Cfr. Teoswww.mercaba.
4
  Cfr. En Dt 32,6.
5
  Cfr. En Gn 18,14

                                                                                         1
Cátedra Corediana
su amistad por la gracia. De no ser por nuestra fe en que el amor de Dios es
todopoderoso.

En la creación del mundo y del hombre, Dios ofreció el primero y universal testimonio de
su amor todopoderoso y de su sabiduría, el primer anuncio de su "designio benevolente"
que encuentra su fin en la nueva creación en Cristo. Aunque la obra de la creación se
atribuya particularmente al Padre, es igualmente verdad de fe que el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo son el principio único e indivisible de la creación.

1.1.2. Y En Jesucristo6, Su Único Hijo, Nuestro
      Señor7
El nombre de Jesús significa "Dios salva". El niño
nacido de la Virgen María se llama "Jesús" "porque él
salvará a su pueblo de sus pecados"8; "No hay bajo el
cielo otro nombre dado a los hombres por el que
nosotros debamos salvarnos"9

El nombre de Cristo significa "Ungido", "Mesías".
Jesús es el Cristo porque "Dios le ungió con el Espíritu
Santo y con poder". Era "el que ha de venir", el objeto
de "la esperanza de Israel"10.

El nombre de Hijo de Dios significa la relación única
y eterna de Jesucristo con Dios su Padre: él es el Hijo
único del Padre y él mismo es Dios. Para ser cristiano
es necesario creer que Jesucristo es el Hijo de Dios11.

El nombre de Señor significa la soberanía divina. Confesar o invocar a Jesús como Señor
es creer en su divinidad "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu
Santo".

"En la instrucción lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo
lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la
medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca... Todo
cristiano debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa palabra de Jesús: 'Mi doctrina no
es mía, sino del que me ha enviado'12.


6
  Cfr. En Mt 1,21; Jn 1,14; 1Co 12,3; Hch 4,12; Jn 7, 16
7
 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 426-427.452-455
8
 Cfr. En Mt 1, 21
9
  Cfr. En Hch 4, 12.
10
   Cfr. En Hch 28, 20
11
   Cfr. En 1 Jn 2, 23
12
   Cfr. En Jn 7, 16

                                                                                           2
Cátedra Corediana
1.1.2.1. El Hijo de Dios se hizo hombre:
En el momento establecido por Dios, el Hijo único del Padre, la Palabra eterna, es decir, el
Verbo e Imagen substancial del Padre, se hizo carne: sin perder la naturaleza divina
asumió la naturaleza humana.

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por
esta razón él es el único Mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo posee dos
naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la única Persona del
Hijo de Dios. Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y
una voluntad humanas, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y a su
voluntad divina que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo.

          1.1.3. Concebido por obra y gracia del Espíritu
              Santo13,nació de Santa María Virgen
De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María
para ser la Madre de su Hijo. María es verdaderamente
"Madre de Dios" porque es la madre del Hijo eterno de
Dios hecho hombre, que es Dios mismo. María "fue Virgen
al concebir a su Hijo, Virgen al concebir, Virgen durante el
embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre":
Ella, con todo su ser, es "la esclava del Señor". La Virgen
María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación
de los hombres". Ella pronunció su "fe ocupando el lugar
de toda la naturaleza humana": Por su obediencia, Ella se
convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.

1.1.3.1.    Los misterios de la vida de Cristo
Nadie puede alcanzar a Dios aquí abajo sino arrodillándose ante el pesebre de Belén y
adorando a Dios escondido en la debilidad de un niño. Por su sumisión a María y a José,
así como por su humilde trabajo durante largos años en Nazaret, Jesús nos da el ejemplo
de la santidad en la vida cotidiana de la familia y del trabajo.

En su bautismo, Jesús es el "Siervo" enteramente consagrado a la obra redentora que
llevará a cabo en el "bautismo" de su pasión. La tentación en el desierto muestra a Jesús,
humilde Mesías que triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de salvación
querido por el Padre.

La Transfiguración de Cristo tiene por finalidad fortalecer la fe de los Apóstoles ante la
proximidad de la Pasión: la subida a un "monte alto" prepara la subida al Calvario. Cristo,


13
     Cfr. En Lc 1, 26-38; Gal 4,4-7



                                                                                          3
Cátedra Corediana
Cabeza de la Iglesia, manifiesta lo que su cuerpo contiene e irradia en los sacramentos:
"la esperanza de la gloria"14.

Jesús ha subido voluntariamente a Jerusalén sabiendo perfectamente que allí moriría de
muerte violenta a causa de la contradicción de los pecadores. La entrada de Jesús en
Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías, recibido en su ciudad por los
niños y por los humildes de corazón, va a llevar a cabo por la Pascua de su Muerte y de su
Resurrección.

1.1.4. "Jesucristo Padeció Bajo Poncio Pilato15, Fue Crucificado, Muerto y
        Sepultado16”

1.1.4.1. Jesucristo ofrece un Sacrificio de valor infinito
En la Sagrada Escritura hay una escena conmovedora:
Dios pide a Abrahán que sacrifique a su único hijo.
Abrahán obedece heroicamente y toma a Isaac con un
haz de leña, subiendo a un monte para sacrificarlo.
Pero, una vez probada la fe de Abrahán, Dios no
consintió que fuera sacrificado17. El sacrificio de Isaac
es figura de la Pasión de Cristo, con la diferencia de
que Dios no perdonó a su propio Hijo y lo entregó a la
muerte por nosotros. Jesús aceptó la voluntad del
Padre por caridad y obediencia. Y como era el Hijo de
Dios, cualquier cosa que hiciera podría salvamos,
porque todo lo que hacía era de valor infinito. Si quiso
sufrir tanto fue para demostramos cuánto nos ama y
hacemos comprender la gravedad del pecado.

1.1.4.2.     Jesucristo Sacerdote se ofrece a sí mismo
El en A.T. los sacerdotes eran los cometidos de ofrecer los sacrificios a Dios; esos
sacrificios se ofrecían por todo el pueblo, y unas veces eran frutos de la tierra: trigo, vino,
etc., y otras, animales. Jesucristo, Sacerdote eterno, no ofreció cosas de la tierra o
animales, sino a Sí mismo. Este es el sacrificio más grande de todos los que se han
ofrecido y se pueden ofrecer sobre la tierra, porque es el del Hijo de Dios hecho hombre.
Jesucristo es a la vez el Sacerdote que se ofreció a sí mismo en la Cruz y la Víctima de ese
Sacrificio. Jesucristo se ofreció en la Cruz principalmente por cuatro motivos:




14
   Cfr. En Col 1, 27
15
   Cfr. En Mt 27,11-26.32-38.45-61; Flp 2, 8
16
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 592-630
17
  Cfr. Gen 22, 1-13

                                                                                             4
Cátedra Corediana
o    Para dar gloria a Dios, su Padre. El fin del hombre es dar gloria a Dios. Jesucristo,
     representando a todos los hombres, da a Dios gloria infinita con su Pasión y Muerte.
o    Para dar gracias. Con su Pasión y Muerte Jesucristo da gracias a Dios en nombre de
     todos los hombres.
o    Para reparar la ofensa del pecado. Al pecar el hombre se hizo esclavo del pecado
     y con sus propias fuerzas no podía liberarse; tenía el alma manchada y no podía
     limpiarla. Con su sacrificio Jesucristo rompe las cadenas del pecado: su sangre limpia
     la mancha que esos pecados producen en el alma. Jesucristo entregó su vida por
     nosotros, para que nosotros, muriendo al pecado, podamos vivir la vida de la gracia.
o    Para pedir a Dios lo que necesitamos. Jesucristo, ofreciendo su sacrificio, hace
     que Dios Padre escuche siempre lo que le pedimos en su nombre. Por eso, cuando
     Cristo nos enseñó cómo tenemos que pedir, nos dijo: «Todo lo que pidáis a Dios en mi
     nombre, se os concederá. Pedid y recibiréis» (Jn 16, 23-24).

 1.1.4.3.   Con su Resurrección Jesucristo vence a la muerte y al pecado
Con su Pasión y Muerte Jesucristo lucha por libramos del pecado, por vencer al demonio y
a la muerte; con su Resurrección gana esta batalla: «Lucharon vida y muerte en singular
batalla, y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta». Estas palabras, que se leen el
domingo de Resurrección, resumen el sentido de la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo.

1.1.5. “Jesucristo descendió a los Infiernos, al tercer día Resucitó18 de entre
       los muertos19
 1.1.5.1. Cristo descendió a los infiernos
En la expresión "Jesús descendió a los infiernos", el
símbolo confiesa que Jesús murió realmente, y que,
por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la
muerte y al Diablo "Señor de la muerte"20. Cristo
muerto, en su alma unida a su persona divina,
descendió a la morada de los muertos. Abrió las
puertas del cielo a los justos que le habían precedido.

1.1.5.2.  Al tercer día resucitó de entre los
          muertos
La fe en la Resurrección tiene por objeto un
acontecimiento a la vez históricamente atestiguado
por los discípulos que se encontraron realmente con el Resucitado, y misteriosamente
trascendentes en cuanto entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios. El
sepulcro vacío y las vendas en el suelo significan por sí mismas que el cuerpo de Cristo ha
18
   Cfr. En Lc 24,1-7; Hch 13,37; Rm 6, 4; Rm 8, 11; Hb 2, 14
19
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 636-658
20
   Cfr. En Hb 2, 14

                                                                                         5
Cátedra Corediana
escapado por el poder de Dios de las ataduras de la muerte y de la corrupción. Preparan a
los discípulos para su encuentro con el Resucitado.

Cristo, "el primogénito de entre los muertos", es el principio de nuestra propia
resurrección, ya desde ahora por la justificación de nuestra alma, más tarde por la
vivificación de nuestro cuerpo21.

1.1.6. "Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre
       Todopoderoso”22
La ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el
dominio celeste de Dios de donde ha de volver23, aunque mientras tanto lo esconde a los
ojos de los hombres. Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del
Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un
día con él eternamente. Jesucristo, habiendo entrado una vez por todas en el santuario del
cielo, intercede sin cesar por nosotros como el mediador que nos asegura
permanentemente la efusión del Espíritu Santo.

1.1.7. " Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos”24

                                    1.1.7.1.        Después de la muerte se produce el
                                    juicio particular
                                    En el instante de la muerte el alma se separa del cuerpo. El
                                    alma no muere porque es inmortal, pero comparece
                                    inmediatamente delante de Dios para ser juzgada. Según
                                    sea la sentencia del juicio el alma va al Cielo a gozar
                                    eternamente de Dios o al infierno en el caso de que el
                                    hombre muera en pecado mortal y sin la gracia de Dios. El
                                    Señor es misericordioso pero también justo, y por eso
                                    premia o castiga conforme a las obras que el hombre ha
                                    realizado durante su vida en la tierra25. Después de la
                                    muerte ya no se puede merecer ni rectificar el destino final.
                                    Este juicio, que acaece en el momento mismo de la muerte,
                                    es el juicio particular. El Juez será Jesucristo.

1.1.7.2. Los cuerpos resucitarán al final de los tiempos26
Cuando una persona muere, el cuerpo se entierra y se descompone. Pero, si se ha visitado
un cementerio, quizá se habrá observado que en alguna tumba donde reposan los restos


21
    Cfr. En Rm 8, 11
22
   Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales665-667;
23
   Cfr. En Hch 1, 9-11; Jn.12,32; Hb.9,24; Ef 4, 8-10
24
   Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 680-682
25
    Cfr. Mt 25,31-46 Ap. 22,17-22
26
   Se puede comentar el texto de Jn 5; 28-29

                                                                                               6
Cátedra Corediana
de un cristiano, está escrito: «En espera de la resurrección del último día». ¿Qué quiere
decir esto? Significa que, al final del mundo, los cuerpos resucitarán para unirse con sus
almas. Por eso decimos en el Credo: «Creo en la resurrección de los muertos». Entonces
volverá a unirse el alma con el cuerpo y, de acuerdo con sus obras, los hombres gozarán
de Dios para siempre o sufrirán eternamente el castigo del infierno.

1.1.7.3.   El juicio universal
Al final del mundo los hombres serán otra vez juzgados. Este juicio será de todos y en
presencia de todos los hombres y por eso se llama juicio universal. No cambiará en nada
la sentencia establecida en el juicio particular, pero servirá para que resplandezca la
sabiduría y la justicia divina, para premio de los buenos y castigo de los malos también en
cuanto al cuerpo, y en definitiva para gloria de Jesucristo Redentor y Juez. El Señor Jesús
vendrá con poder y majestad rodeado de ángeles para juzgar a la humanidad, y arrojará a
los malos para siempre al infierno, mientras que a los buenos los llevará al Cielo para
gozar eternamente de Dios.

1.1.7.4.  Cómo preparar nuestro juicio delante de Dios
El Señor quiere que estemos preparados para cuando nos pida cuentas de nuestra vida en
el momento del juicio. Puesto que la muerte viene como ladrón, debemos estar siempre
preparados. ¿Cómo?

1.    Pedir frecuentemente perdón al Señor. Al darnos cuenta de que hemos obrado
      mal, debemos hacer un acto de contrición, al menos con una jaculatoria que brota
      del corazón sinceramente arrepentido.
2.    Hacer todos los días el examen de conciencia. El examen de conciencia es
      como un juicio que nos hacemos a nosotros mismos para ver si cumplimos la
      voluntad de Dios. Se trata de recordar, brevemente, las cosas que hemos hecho
      durante el día. Al descubrir cosas que hemos hecho bien, damos gracias a Dios; al
      ver lo que hemos hecho mal, pedimos perdón con dolor de amor y hacemos firme
      propósito de rectificar al día siguiente. Este examen nos ayuda a estar preparados
      para el juicio final y para mejorar nuestra vida cristiana.
3.    Confesarse con frecuencia. En el sacramento pedimos perdón y el Señor perdona
      nuestros pecados. Una buena confesión es la mejor manera de preparamos para el
      juicio de Dios. Si muriésemos después de confesamos bien y estando en gracia de
      Dios, el juicio será el gozo del Padre Celestial al tener que premiamos, y la alegría
      nuestra por haber alcanzado el Cielo con su misericordia.




                                                                                         7
Cátedra Corediana
1.1.8. Creo en el Espíritu Santo: dador de vida27
Es la tercera Persona de la Trinidad. Es la persona que nos Santifica. El Espíritu Santo
que Cristo, derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a la Iglesia28. El
Espíritu Santo, que es la unión viva y eterna entre Cristo y
nosotros, que nos envuelve con su cálido aliento divino
otorgándonos el más precioso don que un hombre puede
merecer: el conocimiento de Dios, el conocimiento de su
propio origen.
 El Espíritu Santo es el centro de Hechos de los Apóstoles29, ya
 que los orígenes de la Iglesia están acunados por su cálido
 aliento divino. Es el Espíritu el que alienta a los Apóstoles a
 emprender su misión por toda la Tierra. Por el bautismo
 estamos íntimamente unidos a Cristo, somos también
 Templos vivos de Dios. En realidad Cristo nos prometió enviar
 al espíritu santo como guía, consolador, y como amigo. El
 Espíritu Santo enriquece al hombre, para que sea un
 verdadero testigo de Jesús, con sus dones frutos y carismas.

1.1.8.1.       Dones: Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que
ayudan a las virtudes y dan a la persona docilidad para seguir los impulsos del Espíritu
Santo30. Los dones del Espíritu Santo son: Sabiduría31, Inteligencia32, Ciencia33, Consejo34,
Fortaleza35, Piedad36 y Temor de Dios.37 Los dones del Espíritu Santo completan las
virtudes y las llevan a perfección, hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud
las inspiraciones divinas, acuden en ayuda de las virtudes y les dan una modalidad divina.

1.1.8.2.       Frutos: Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones que el Divino Espíritu
forma en la persona como primicias de la gloria eterna. Además, posibilitan al hombre,
llevar una vida digna, productiva y verdadera. La tradición de la Iglesia enumera doce:
caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad,
modestia, continencia, castidad38’.


27
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales747- 801
28
    Cfr. En Jn 3,3-8; Ga 5,22-23; 1Cor. 12,3; Jn 7,37-39;
29
  Cfr. En los Hch, 2,36
30
   Cfr. En Is 11,1ss
31
  Es la luz de Cristo que nos lleva amar lo que es verdadero y bueno y a rechazar lo malo,
32
   Es gracia que nos capacita para profundizar, comprender y asimilar lo que es la verdad.
33
  Es la capacidad de darle a cada cosa el puesto y la importancia que le corresponde.
34
  Es la palabra oportuna y sabia que nos advierte, nos orienta y enruta en el momento indicado.
35
   Es la fuerza para afrontar con valentía, mensura y madurez los problemas y dificultades de cada día
36
   Es el deseo constante de amar y estar con Dios
37
   Es el sentimiento de admiración, reverencia y respeto que Dios se merece.
38
  Cfr. En Gal 5,22-23.

                                                                                                         8
Cátedra Corediana
1.1.8.3.        Carismas: los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o
indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la
Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo39



1.1.9. " Creo en la Santa Iglesia Católica”40

1.1.9.1.     Qué es la Iglesia41
No es raro escuchar de labios de algún católico: «Yo amo a Jesús pero no me importa la
Iglesia». Creo que esta opinión, es simplemente un pretexto para seguir viviendo como
«católicos a su manera». No hacen caso a la Iglesia, no van a la Misa, no quieren
prepararse para recibir dignamente los sacramentos, no hay obediencia a la Jerarquía
eclesiástica, sólo cuando les conviene se acercan a la Iglesia y dicen que siguen la religión
«a su manera».

Otros, van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo pero al margen de la Iglesia. Ellos
se separan de su Iglesia porque no ven una clara coherencia entre lo que se dice y lo que
se hace; sienten que el lenguaje y la vida de los católicos están alejados del Evangelio.

La Iglesia no es algo abstracto. Somos nosotros, laicos y pastores, comunidad creyente, su
rostro visible. La Iglesia es humana y divina a la vez. Y sabiendo que esta Iglesia lleva en
sus miembros las huellas del pecado, es necesario que nos preguntemos muy en serio:
¿Qué Iglesia confesamos, en qué Iglesia creemos, en qué Iglesia servimos? La respuesta
es clara: Pertenecemos a la Iglesia que Jesucristo soñó, la Iglesia que Jesucristo
realmente quiso. Todo lo que digo aquí no es un invento de hombres, es Cristo mismo el
que nos lo enseñó.

1.1.9.2.    ¿Cómo preparó Jesús su Iglesia?
Jesús comenzó con el anuncio del Reino de Dios. En su primera enseñanza el Señor
proclamó: «Ha llegado el tiempo, y el Reino de Dios está cerca. Cambien de actitud y
crean en el evangelio de salvación»42 . Pero el pueblo de Israel rechazó a Jesús como
Mesías y Salvador y no aceptó sus enseñanzas. Por eso Jesús comenzó a formar un
pequeño grupo de discípulos y mientras enseñaba a la multitud con ejemplos, a sus
discípulos les explicó los misterios del Reino de Dios43.



39
    Cfr. En Ef 4, 11-13. 1 Cor 14,4.
40
   Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 777-780. 802-810; 866-870. 947-963
41
   La palabra griega «ecclesía», que aparece en el N. T. 125 veces, significa en castellano «asamblea
convocada» o «Iglesia».
42
    Cfr. Evangelio de San Marcos 1,15.
43
    Cfr. Evangelio de San Lucas 8,10.

                                                                                                   9
Cátedra Corediana
Entre los discípulos, el Señor escogió a Doce Apóstoles con Pedro como cabeza. «Los
Doce» serán las células fundamentales y las cabezas del nuevo pueblo de Israel44. Para los
judíos «doce» era un número que simbolizaba la totalidad del pueblo elegido. Y el hecho
de que haya Doce apóstoles anunció la reunión de todos los pueblos en el futuro nuevo
Pueblo de Dios. Jesús preparó a sus apóstoles con mucha dedicación: Los inició en el rito
bautismal45, en la predicación, en el combate contra el demonio y las enfermedades46, les
enseñó a preferir el servicio humilde y a no buscar los primeros puestos47, a no temer las
persecuciones48, a reunirse para orar en común49, a perdonarse mutuamente50. Y también
preparó a sus apóstoles para hacer misiones dentro del pueblo de Israel51. Después de la
Resurrección de Jesús recibieron la orden de enseñar y bautizar a todas las naciones52.

Entre los Doce, Pedro es quien recibió de Jesús la responsabilidad de «confirmar» a sus
hermanos en la fe53. Además Jesús lo estableció como una roca de unidad: «Tú eres
Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no podrán nada
contra ella»54.

A Pedro, «la roca» que garantizó la unidad de la Iglesia, Jesús le dio la responsabilidad de
mayordomo sobre la Iglesia. Es Pedro el que abre y cierra las puertas de la Ciudad
celestial y él tiene también en sus manos los poderes disciplinares y doctrinales: «Yo te
daré las llaves del Reino de los cielos; lo que tú prohíbes aquí en este mundo quedará
prohibido también en el cielo, y lo que tú permitas en este mundo quedará permitido en el
cielo».

A los Doce, Jesús les encargó la renovación de la Cena del Señor: «hagan esto en
memoria mía»55. También les dio la responsabilidad de «atar y desatar», que se aplicará
especialmente al juicio de las conciencias56. «Reciban el Espíritu Santo. Si ustedes
perdonan los pecados de alguien, éstos ya han sido perdonados; y si no los perdonan,
quedan sin perdonar»57.




44
   Cfr. En Mc. 3, 13-19 y Mt 19, 28.
45
   Cfr. En Jn. 4, 2.
46
   Cfr. En Mc. 6, 7-13.
47
   Cfr. En Mc 9, 35
48
   Cfr. En Mt. 10
49
   Cfr. En Mt. 18, 19.
50
   Cfr. En Mt. 18, 21
51
   Cfr. En Mt. 10, 19
52
   Cfr. En Mt. 28, 19
53
   Cfr. En Jn. 21, 15-17
54
   Cfr. En Mt. 16, 18
55
   Cfr. En Lc. 22, 19.
56
   Cfr. En Mt. 18, 18.
57
   Cfr. En Jn. 20, 22-23

                                                                                         10
Cátedra Corediana
Estos textos de los evangelios revelan ya la naturaleza de la Iglesia, cuyo creador y Señor
es Jesucristo mismo. Jesús dio claras indicaciones de una Iglesia organizada y visible, una
Iglesia que será acá en la tierra signo del Reino de Dios. Además Jesús quiso realmente su
Iglesia construida sobre la roca, y quiso su presencia perpetua en su Iglesia por el
ejercicio de los poderes de los Apóstoles y por la Eucaristía. Y el poder del Infierno no
podrá vencer a esta Iglesia.

1.1.9.3.    La Iglesia nació en la Pascua y en Pentecostés
La Iglesia, tal como Jesús la ha querido, es aquella por la que El murió. Con su muerte y
resurrección en la Pascua, Jesús terminó la obra que el Padre le encargó en la tierra. Pero
el Señor no dejó huérfanos a los apóstoles58, sino que les envió su Espíritu en el día de
Pentecostés para reunir y santificar a estos hombres en un Pueblo de Dios59.

Es en el día de Pentecostés cuando la Iglesia de Cristo se manifestó públicamente y
comenzó la difusión del Evangelio entre los pueblos mediante la predicación60. Es la Iglesia
la que convoca a todas las naciones en un nuevo Pueblo para hacer de ellas discípulos de
Cristo61. Quienes crean en Jesucristo y sean renacidos por la Palabra de Dios vivo62 no de
la carne, sino del agua y del Espíritu63, pasan a constituir una raza elegida, un reino de
sacerdotes, «una nación santa».

1.1.9.4.   La Iglesia es el Cuerpo de Cristo
El Apóstol Pablo es el autor inspirado que más escudriñó el profundo misterio de la Iglesia.
Cuando en aquel tiempo Saulo perseguía a la Iglesia, el mismo Señor se le apareció en el
camino de Damasco. Allí Saulo tuvo la revelación de una misteriosa identidad entre Cristo
y la misma Iglesia: «Yo soy Jesús, el mismo a quien tú persigues»64. Y en sus cartas,
Pablo sigue reflexionando sobre esta unión misteriosa entre Cristo y su Iglesia. Sigamos
ahora la meditación del apóstol Pablo sobre la Iglesia. La realidad de la Iglesia como «el
Cuerpo de Cristo» ilumina muy bien la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. La Iglesia
no está solamente reunida en torno a Cristo; está siempre unida a Cristo, en su Cuerpo.
Hay cuatro aspectos de la Iglesia como «Cuerpo de Cristo» que Pablo resalta
específicamente.




58
   Cfr. En Jn. 14, 16.
59
   Cfr. En Jn. 20, 22.
60
   Leer todo el capítulo 2 de los hechos de los Apóstoles.
61
   Cfr. En Mt. 28, 19-20.
62
   Cfr. En 1 Ped. 1, 23
63
   Cfr. En Jn. 3, 5-6
64
   Cfr. En Hch. 9, 5

                                                                                         11
Cátedra Corediana
1.1.9.4.1. «Un solo Cuerpo». La Iglesia para el Apóstol Pablo no es tal o cual
comunidad local, es, en toda su amplitud y universalidad, un solo Cuerpo65. Es el lugar de
reconciliación de los judíos y gentiles66. El Espíritu Santo hace a los creyentes miembros
del Cuerpo de Cristo mediante el bautismo: «Al ser bautizados, hemos venido a formar un
sólo Cuerpo por medio de un sólo espíritu»67. Además está viva unión es mantenida por el
pan eucarístico «Aunque somos muchos, todos comemos el mismo pan, que es uno solo;
y por eso somos un solo cuerpo»68.

1.1.9.4.2. Cristo «es la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia69». Dice el Apóstol
Pablo: «Dios colocó todo bajo los pies de Cristo para que, estando más arriba de todo,
fuera Cabeza de la Iglesia, la cual es su Cuerpo»70. Cristo es distinto de la Iglesia, pero El
está unido a ella como a su Cabeza. En efecto, Cristo es la Cabeza y nosotros somos los
miembros; el hombre entero es El y nosotros. Cristo y la Iglesia es todo uno, por tanto, el
«Cristo total» es Cristo y la Iglesia.

1.1.9.4.3. La Iglesia es la Esposa de Cristo. La unidad de Cristo y su Iglesia, Cabeza y
miembros del Cuerpo, implica para Pablo también una relación muy personal. Cristo ama a
la Iglesia y dio su vida por ella71. Esta imagen arroja un rayo de luz sobre la relación
íntima entre la Iglesia y Cristo: «Los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste,
se lo digo respecto a Cristo y la Iglesia»72.

1.1.9.4.4. El Espíritu Santo es el principio de la acción vital en todas partes del
cuerpo. El Espíritu Santo actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el Cuerpo.
«Hay un solo cuerpo y un solo espíritu». Y por
Cristo todo el cuerpo está bien ajustado y
ligado, en sí mismo por medio de la unión entre
todas sus partes; y cuando una parte trabaja
bien, todo va creciendo y desarrollándose con
amor73. Los distintos dones del Espíritu Santo
(dones jerárquicos y carismáticos) están
ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien
de los hombres y a las necesidades del mundo74.


65
   Cfr. En Ef. 4, 13
66
   Cfr. En Col. 1, 18, 23
67
   Cfr. En 1 Cor 12, 13
68
   Cfr. En 1 Cor 10, 17
69
   Cfr. En Col. 1, 18
70
   Cfr. En Ef. 1, 22
71
   Cfr. En Ef. 5, 25
72
   Cfr. En Ef. 5, 31-32
73
   Cfr. En Ef. 4, 4
74
   Leer primera de Corintios los capítulos de 12 y 13.

                                                                                           12
Cátedra Corediana
1.1.9.5. Diversas imágenes bíblicas de la Iglesia
En el Nuevo Testamento encontramos distintas imágenes que describen el misterio de la
Iglesia. Muchas de estas figuras están ya insinuadas en los libros de los profetas, y son
tomadas de la vida pastoril, de la agricultura, de la edificación, como también de la familia
y de los esponsales. No podemos en esta carta analizar todas estas figuras que
representan la Iglesia. Sería demasiado largo. Solamente quiero referirme a las imágenes
más importantes de la Iglesia con sus respectivos textos de la Biblia. Es una buena
oportunidad para que ustedes lean y mediten personalmente con la Biblia. En el N. T. la
Iglesia es presentada como: «aprisco o rebaño»75, «campo y viña del Señor»76, «edificio y
templo de Dios»77, «ciudad santa y Jerusalén Celestial»78, «madre nuestra y esposa del
Cordero»79.

Después de esta breve reflexión bíblica acerca de la Iglesia de Cristo, no puedo
comprender cómo un cristiano puede decir: «Creo en Jesucristo, pero no en la Iglesia».
Esta manera de hablar es simplemente mutilar el Mensaje de Cristo y refleja una gran
ignorancia de la verdadera Fe cristiana.

La Iglesia es la continuación de Cristo en el mundo. En ella se da la plenitud de los medios
de salvación, entregados por Jesucristo a los hombres, mediante los apóstoles. La Iglesia
de Cristo es «la base y pilar de la verdad»80; es el lugar donde se manifiesta la acción de
Dios, en los signos sacramentales, para la llegada de su Reino a este mundo.

Así que aceptar a Cristo significa aceptar su Iglesia. El «Cristo total» es Cristo y la Iglesia.
No se puede aceptar a Cristo y rechazar su Iglesia. Dijo Jesús a sus Apóstoles y discípulos:
«El que a ustedes recibe, a Mí me recibe. Y el que me recibe a Mí, recibe al que me ha
enviado. Como el Padre me envió a Mí, así Yo los envío a ustedes»81.

La verdadera Iglesia de Jesús se reconoce en la Iglesia Católica a la que nosotros tenemos
la dicha de pertenecer. Cierto que la Iglesia es a la vez santa y pecadora, porque está
formada por seres humanos, pero es la única que entronca y conecta con los Apóstoles y
con Cristo. A nosotros corresponde crecer día a día en santidad para que brille en ella el
rostro de la verdadera Iglesia de Cristo. Y, siendo esto así, cometería un grave error quien
la desconociera. Así que no más cristianos «a mi manera», sino a la manera que Cristo
dispuso. Y Cristo quiso salvarnos en su Iglesia que es Una, Santa, Católica, y Apostólica.



75
   Cfr. En Jn. 10, 1-10.
76
   Cfr. En Mt. 21, 33-34 y Jn. 15, 1-5.
77
   Cfr. En 1 Cor 3, 9.
78
   Cfr. En Gál. 4, 26.
79
   Cfr. En Ap. 12, 17 y 19, 7.
80
   Cfr. En 1 Ti. 3, 15.
81
   Cfr. En Jn 6, 55-59

                                                                                             13
Cátedra Corediana
La Iglesia es una, santa, católica y apostólica

La Iglesia es una: tiene un solo Señor; confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, no
forma más que un solo Cuerpo, vivificado por un solo Espíritu.

La Iglesia es santa: Dios santísimo es su autor; Cristo, su Esposo, se entregó por ella para
santificarla; el Espíritu de santidad la vivifica.

La Iglesia es católica: Anuncia la totalidad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de
los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres;
abarca todos los tiempos.

La Iglesia es apostólica: Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles del
Cordero"; se mantiene verdaderamente en la verdad: Cristo la gobierna por medio de
Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el colegio de los
obispos.

1.1.9. " Creo en el Perdón de los Pecados82”
Al dar el Espíritu Santo a sus apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder
divino de perdonar los pecados. Cristo, después de su Resurrección envió a sus apóstoles
a predicar "en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las
naciones"83. El Credo relaciona "el perdón de los pecados" con la profesión de fe en el
Espíritu Santo. En efecto, Cristo resucitado confió a los apóstoles el poder de perdonar los
pecados cuando les dio el Espíritu Santo. El Bautismo es el primero y principal sacramento
para el perdón de los pecados: nos une a Cristo muerto y resucitado y nos da el Espíritu
Santo.
Por voluntad de Cristo, la Iglesia posee el poder de perdonar los pecados de los
bautizados y ella lo ejerce de forma habitual en el sacramento de la penitencia por medio
de los obispos y de los presbíteros. "En la remisión de los pecados, los sacerdotes y los
sacramentos son meros instrumentos de los que quiere servirse nuestro Señor Jesucristo,
único autor y dispensador de nuestra salvación, para borrar nuestras iniquidades y darnos
la gracia de la justificación84.



1.1.10.  " Creo en la Resurrección de la Carne”85
1.1.11.1. ¿Cómo y cuándo será nuestra resurrección86?


82
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales976- 987
83
  Cfr. En Mt 9, 1-8;Lc 24, 47; Jn 20, 22-23; 2Cor. 5,18.
84
   Ampliaremos este tema en el sacramento de la reconciliación.
85
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales998- 1019
86
  Versículos que nos iluminan sobre la resurrección de los muertos: Mt. 27,53-56; Mc. 16, 5-7; Lc.24, 5-6;
Rom. 8,11; 1Cor. 15.12-14; 2Mac 7,14

                                                                                                       14
Cátedra Corediana
"Ciertamente el „cómo‟, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “sobrepasa nuestra
imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe”. Cristo resucitó
con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy Yo mismo”87; pero El no volvió a
una vida terrenal. Del mismo modo, en El todos resucitarán con su propio cuerpo, el que
tienen ahora, pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria”88, “en cuerpo
espiritual"89.

La resurrección tendrá lugar en un instante. “Yo quiero enseñarles este misterio: aunque
no todos muramos, todos tendremos que ser transformados, en un instante, cuando toque
la trompeta. Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos se levantarán, y serán
incorruptibles”90.

Este dogma central de nuestra fe cristiana no sólo nos lo recuerda el Catecismo de la
Iglesia Católica, del cual hemos tomado las anteriores citas textuales, sino que la
esperanza de nuestra resurrección y futura inmortalidad se encuentran en textos bíblicos
tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

El “cuándo” Sin duda en el “último día”91; “al fin del mundo”92. En efecto, la resurrección
de los muertos está íntimamente ligada a la Parusía o Segunda Venida de Cristo: “Cuando
se dé la señal por la voz del Arcángel, el propio Señor bajará del Cielo, al son de la
trompeta divina. Los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”93. Y continúa San
Pablo: “Después nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos
llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba. Y para siempre estaremos en el
Señor”94.

San Pablo nos habla de los que han muerto y han sido salvados. También nos habla de los
que estén vivos para el momento de la Segunda Venida de Cristo. Pero es San Juan quien
completa lo que sucederá con los que no han muerto en Cristo: “No se asombren de esto:
llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán mi voz. Los que hicieron el
bien saldrán y resucitarán para la vida; pero los que obraron el mal resucitarán para la
condenación”95.




87
   Cfr. En Lc.24,39.
88
   Cfr. En Flp.3,21
89
   Cfr. En 1Cor. 15,44
90
   Cfr. En 1 Cor. 15, 51-52.
91
   Cfr. En Jn.6, 54 y 11,25.
92
   Lumen Gentium del Concilio Vaticano II numeral 48.
93
   Cfr. En 1Ts. 4,16
94
   Cfr. En 1Ts. 4, 17
95
   Cfr. En Jn. 5, 28

                                                                                        15
Cátedra Corediana
1.1.12. " Creo en la vida eterna96”
El último artículo del credo es la resurrección y la vida eterna. No se puede ser cristiano y
profesarla ya que ésta es la culminación de la obra redentora de Cristo en donde ha
vencido a la muerte por medio de su sacrificio.

Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado
verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos
después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que El los resucitará en
el último día Como la suya, nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad97: Y
esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado,
sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que
vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día98». Además,
Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará
consigo a quienes murieron en Jesús99. Así mismo, Dios, que resucitó al Señor, nos
resucitará también a nosotros mediante su poder100.

1.1.12.1. El significado de la resurrección de la carne
El término "carne" designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad101. La
"resurrección de la carne" significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida
del alma inmortal, sino que también nuestros "cuerpos mortales" volverán a tener vida.

En la Biblia encontramos más sobre el término “carne”; “Entonces dijo Yahveh: «No
permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne102; que
sus días sean 120 años.» Así mismo, En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no
temo, ¿qué puede hacerme un ser de carne103?

Pero cuando la carne resucite, nuestros cuerpos tendrán vida: Y si el Espíritu de Aquel que
resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de
entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que
habita en vosotros104.

1.1.12.2. Importancia de la resurrección en la fe cristiana
Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial
de la fe cristiana. "La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos

96
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales1020-1060
97
  Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 989
98
    Cfr. En Juan 6:39-40
99
    Cfr. en I Tesalonicenses 4,14
100
    Cfr. En I Corintios 6,14
101
   Catecismo de la Iglesia católica el numeral 990
102
    Cfr. En Génesis 6,3
103
    Cfr. En el Salmo 56,5
104
    Cfr. En Romanos 8,11

                                                                                          16
Cátedra Corediana
cristianos por creer en ella105". Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre
los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los
muertos106? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no
resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y somos convictos
de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a
quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Por tanto, también los que
durmieron en Cristo perecieron.

La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La
esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia
intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo107. El
creador del cielo y de la tierra es también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con
Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la
resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan: Al llegar a su último
suspiro dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a
nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna108.»

1.1.12.3. Jesús relaciona la resurrección con le fe en Él109
Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: Jesús le respondió: «Yo
soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá110; Es el mismo Jesús el que
resucitará en el último día a quienes hayan creído en él: En verdad, en verdad os digo: el
que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en
juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida111.Y hayan comido su cuerpo y bebido su
sangre: El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el
último día112.

En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida
a algunos muertos, anunciando así su propia que, no obstante, será de otro orden. De
este acontecimiento único, El habla como del "signo de Jonás", del signo del Templo:
anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte.

1.1.12.4. Ser testigo de Cristo es ser testigo de su resurrección113
Ser testigo de Cristo es ser "testigo de su Resurrección"114, "haber comido y bebido con El
después de su Resurrección de entre los muertos"115. La esperanza cristiana en la

105
    Catecismo de la Iglesia católica el numeral 991
106
    Cfr. En I Corintios 15:12-20
107
    Catecismo de la Iglesia católica el numeral 992
108
    Cfr. en II Macabeos 7,9
109
    Catecismo de la Iglesia católica el numeral 994
110
    Cfr. En Juan 11,25
111
    Cfr. En Juan 5,24
112
    Cfr. En Juan 6,54
113
    Catecismo de la Iglesia católica el numeral 995

                                                                                          17
Cátedra Corediana
resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros
resucitaremos como El, con El, por El.

Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo
que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en
que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros           de su
            116
resurrección .» Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del
Señor Jesús117. Y gozaban todos de gran simpatía.

1.1.12.4.1. ¿Qué es resucitar?
En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción,
mientras que su alma va al encuentro con Dios118, en espera de reunirse con su cuerpo
glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida
incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

1.1.12.4.2. ¿Quién resucitará?
Todos los hombres que han muerto:"los que hayan hecho el bien resucitarán para la
vida119, y los que hayan hecho el mal, para la condenación"120. «En aquel tiempo surgirá
Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de
angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En
aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida
eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del
firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la
eternidad121.

1.1.12.4.3. ¿Cómo resucitarán?
Cristo resucitó con su propio cuerpo122: Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo.
Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.» Y,
diciendo esto, los mostraron las manos y los pies123. Pero El no volvió a una vida terrenal.

Del mismo modo, en El "todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora"124,
pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria, en "cuerpo espiritual".

114
   Cfr. En Hch 1, 22; 4, 33
115
    Cfr. En Hch 10, 41
116
    Cfr. En Hechos 1,21-22
117
    Cfr. En Hechos 4,33
118
   Catecismo de la Iglesia católica el numeral 997
119
   Catecismo de la Iglesia católica el numeral 998
120
    Cfr. En Jn 5, 29; Dn 12, 2
121
    Cfr. En Daniel 12,1-3
122
   Catecismo de la Iglesia católica el numeral999
123
    Cfr. En Lucas 24,39-40

                                                                                          18
Cátedra Corediana
Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita
incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se
siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual125. Pues si hay un cuerpo natural,
hay también un cuerpo espiritual. Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro
entendimiento126; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la
Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo: Así
como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no
es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así
nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la
esperanza de la resurrección.

1.1.12.4.4. ¿Cuándo resucitarán?
Sin duda en el "último día127"; "al fin del mundo". En efecto, la resurrección de los muertos
está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo: El Señor mismo, a la orden dada por la
voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en
Cristo resucitarán en primer lugar: El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un
arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo
resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos,
seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así
estaremos siempre con el Señor128.

En sí129, "la carne es soporte de la salvación". Creemos en Dios que es el creador de la
carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la
resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne. Por la
muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida
incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como
Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.

"Creemos en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora"130. No
obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo
incorruptible, un "cuerpo espiritual131".




124
    Cfr. El Concilio de Letrán sección IV; Dezinller 801
125
   Cfr. En I Corintios 15,42-44
126
   Catecismo de la Iglesia católica el numeral 1000
127
    Cfr. En Juan 6:39-40,44, 54; 11:24
128
    Cfr. En I Tesalonicenses 4:16
129
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1015, 1016, 1017, 1018, 1019.
130
   Cfr. En Deziller numeral 854
131
   Cfr. En 1 Corintios 15,42-44.

                                                                                            19
Cátedra Corediana


Después de este trabajo continuaremos con el taller para profundizar los
conceptos aprendidos en esta primera sección:


                                     SEMANA 1

                         HOMBRE, IGLESIA Y SOCIEDAD

                                LO QUE CREEEMOS



 Sabías qué…



 Para investigar y pensar…

            ¿Qué es y que expone el Catecismo de la Iglesia Católica?
            Realice un paralelo entre lo que creen:
             Islamismo      Hinduismo       Cristianismo   Judaísmo       Budismo


            Explicar los artículos del Credo
            ¿En qué cree el mundo de hoy por qué?

 Afianzamiento…

     Dibuje la imagen que usted tiene de Dios y la imagen que tiene su familia, haga
      comparaciones.


 Hoy aprendí que…




                                                                                    20
Cátedra Corediana
1.2. LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO

Expone cómo la salvación de Dios, realizada una vez por todas por Cristo Jesús y por el
Espíritu Santo, se hace presente en las acciones sagradas de la liturgia de la Iglesia,
particularmente en los siete sacramentos132.

1.2.1. Los Sacramentos
Los sacramentos han sido considerados desde los primeros
pasos de la iglesia como el elemento característico,
fundamental de la liturgia cristiana. En efecto, los
sacramentos son no solamente signos externos de
profesión de la fe, sino sobre todo momentos en los que a
través del símbolo ritual se realiza en el presente y se actúa
en cada uno de los hombres lo que la fe nos dice de Cristo
y de su misterio universal de salvación. El sacramento es
esencialmente una presencia real y efectiva del misterio de
Cristo en nosotros, es decir, una presencia por la que los
hombres quedan constituidos en realidad y formados como cuerpo vivo de Cristo; por el
sacramento el misterio de salvación que existe en la humanidad de Cristo es comunicado a
los creyentes y se convierte en ellos en una realización gradual del designio divino, que
consiste precisamente en formar en cada uno de los hombres la imagen viva de Cristo.

1.2.1.1. El Bautismo133
1.2.1.1.1. Sentido del bautismo
Explica San Pablo que por el bautismo morimos al pecado y resucitamos a la vida nueva
de la gracia134. Esta realidad se entiende más fácilmente cuando el sacramento se
administra por inmersión, que es entrar y salir del agua significando la muerte y
resurrección del Señor. En efecto, todos nacemos con el pecado heredado de los primeros
padres, y en consecuencia privados de la gracia. Pero Cristo nos libró con su muerte y
resurrección. Su muerte nos limpia del pecado y nos hace morir al pecado; su resurrección
nos hace renacer y vivir la vida nueva de Cristo. El bautismo es el sacramento que aplica a
cada bautizado los frutos de la Redención.

1.2.2.1.2. Qué es el bautismo
Cuando Cristo envió a sus Apóstoles por todo el mundo, les dijo: «id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre de! Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo»135. «El que crea y sea bautizado, se salvará; pero el que no crea, se


132
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1066al 1690
133
    Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1213- 1284
134
    Cfr. En Rom 6, 3-11
135
   Cfr. En Mt 28, 19

                                                                                        21
Cátedra Corediana
condenará»136.El bautismo es el sacramento instituido por Jesucristo, que nos hace
discípulos suyos y nos regenera a la vida de la gracia, mediante la ablución con agua
natural y la invocación de las tres personas divinas. La materia de este sacramento es la
ablución con agua natural, y la forma la componen las palabras: "Yo te bautizo en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».

 1.2.2.1.3. Efectos que produce el bautismo en quienes lo reciben
1.2.2.1.3.1. Borra el pecado original.
El bautismo perdona y destruye el pecado original con el que
todos nacemos; cuando el que se bautiza es adulto borra
también los pecados personales así como la pena por ellos
debida, y si el recién bautizado muriese, iría directamente al
Cielo.

1.2.2.1.3.2. Se infunde la gracia santificante.
Por el sacramento del bautismo Dios infunde en el alma la
gracia santificante137 junto con las virtudes teologales y los
dones del Espíritu Santo.

1.2.2.1.3.3. Confiere carácter sacramental.
El otro efecto del bautismo es el carácter, es decir, cierta señal espiritual e imborrable,
que explica el que este sacramento sólo se pueda recibir una vez. El carácter bautismal
nos configura a Cristo, nos da una participación de su sacerdocio, nos capacita para
continuar en el mundo su misión como fieles discípulos suyos.

1.2.2.1.3.4. Incorpora a Jesucristo.
Tanto la gracia como el carácter son efectos sobrenaturales del bautismo, que nos unen a
Cristo como se unen los miembros con la cabeza. Cristo es nuestra Cabeza y el carácter
nos vincula a Él para siempre, mientras que la gracia nos hace miembros vivos.

1.2.2.1.3.5. Incorpora a la Iglesia.
Por el bautismo nos convertimos en miembros de la Iglesia, con derecho a participar en la
Sagrada Eucaristía y a recibir los demás sacramentos; sin estar bautizado no se puede
recibir ningún otro sacramento.

1.2.2.1.4. Necesidad del bautismo

El bautismo es absolutamente necesario para salvarse, como declaró el Señor a Nicodemo:
«En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar


136
  Cfr. En Mc 16, 16
137
  Es una participación del hombre de la naturaleza Divina.

                                                                                        22
Cátedra Corediana
en el Reino de los cielos»138. Cuando no es posible recibir el sacramento del bautismo, se
puede alcanzar la gracia para salvarse por el llamado bautismo de deseo y por el bautismo
de sangre o martirio, que es dar la vida por Cristo.

1.2.2.1.5. Quiénes pueden administrar el bautismo

Normalmente bautiza el párroco, u otro sacerdote con su permiso; en caso de necesidad
puede hacerlo cualquier persona. Dada la importancia y necesidad del bautismo, Dios ha
dispuesto que pueda administrarlo cualquier persona, incluso' un no bautizado, con tal que
tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia y lo realice correctamente.

1.2.2.1.6. Modo de administrar el bautismo:

Al administrar el sacramento se derrama agua natural sobre la cabeza diciendo, con
intención de bautizar: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo». En la ceremonia del bautismo hay diversas partes, pero lo esencial es lo que
hemos dicho: derramar el agua y, al mismo tiempo, pronunciar las palabras «Yo te
bautizo…».

1.2.2.1.7. Obligaciones que impone el bautismo:

Cuando nos bautizaron, respondieron por nosotros los padres y padrinos. Ahora que
conocemos los efectos del sacramento en nuestra alma, debemos responder nosotros
mismos firmemente dispuestos a vivir como bautizados. Hemos de responder haciendo
actos de fe explícita, guardando la ley de Jesucristo y de su Iglesia, y renunciando para
siempre al demonio y a sus obras, como se hace en la Vigilia Pascual al renovar las
promesas de nuestro bautismo.



1.2.1.2. LA CONFIRMACIÓN139
1.2.1.2.1. Los Apóstoles recibieron la plenitud del Espíritu Santo el día de
              Pentecostés
Los Apóstoles ya habían recibido el Espíritu Santo antes de la Ascensión del Señor a los
Cielos; en la tarde de su Resurrección se les apareció Jesús en el Cenáculo y sopló sobre
ellos, diciendo: «Recibid el Espíritu Santo140». Pero en Pentecostés se llenaron del Espíritu
Santo y de dones excepcionales141.También nosotros recibimos en el bautismo el Espíritu
Santo junto con la gracia, pero el Señor ha instituido el sacramento de la Confirmación,
que nos lo da de un modo especial, fortaleciéndonos para mostramos ante los demás
como verdaderos discípulos de Cristo.

138
   Cfr. En Jn 3, 5
139
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1285-1321
140
    Cfr. En Jn 20, 22
141
    Cfr. En Hech 2, 1-4

                                                                                          23
Cátedra Corediana
1.2.2.2.2. Efectos del sacramento de la Confirmación

- Aumenta la gracia. La vida de la gracia que
recibimos por primera vez en el bautismo, adquiere
un nuevo resello con la Confirmación.

- Imprime carácter. Por la Confirmación somos
marcados para siempre como soldados de Jesucristo
y colaboradores de su Reino.

- Fortalece la fe. La palabra Confirmación significa
fortalecimiento.

- Nos hace soldados de Cristo. El buen soldado debe
ser fuerte tanto en la defensa como en el ataque.
La Confirmación nos da fuerzas para defender la fe y defendemos de los enemigos
exteriores de nuestra salvación: el demonio, el mal ejemplo, e incluso las persecuciones,
que se desatan contra los cristianos. Nos da vigor para confesar con firmeza nuestra fe
siendo testigos de Jesucristo, colaborando en la santificación del mundo y actuando como
apóstoles allí donde vivimos y trabajamos.

1.2.2.2.3. Ministro, sujeto, materia y forma del Sacramento

Ministro ordinario de este sacramento es el Obispo, aunque en los casos establecidos
por la Iglesia puede administrarlo un sacerdote.

El sujeto es toda persona bautizada que no lo ha recibido. Para recibirlo se debe estar en
gracia de Dios, conocer los principales misterios de la fe.

La materia es la unción en la frente con el Crisma, que se hace con la imposición de la
mano.

La forma la constituyen estas palabras que pronuncia el Ministro: «N., recibe por esta
señal el Don del Espíritu Santo».

1.2.2.2.4. Estimar mucho la Confirmación:

Puesto que la Confirmación hace del fiel cristiano un soldado de Jesucristo, desarrollando
y perfeccionando las gracias recibidas en el bautismo, es preciso luchar por mantener los
frutos del sacramento. Sólo así seremos fuertes para confesar con rectitud la fe cristiana.




                                                                                        24
Cátedra Corediana
1.2.1.3.     LA EUCARISTÍA142
 1.2.2.3.1. Jesús vino para que tuviésemos vida
Jesús vino a la tierra para que tuviéramos vida sobrenatural, que comienza con el
bautismo y se perfecciona con la Confirmación. Para conservarla y aumentarla, instituyó el
sacramento de la Eucaristía. La Eucaristía es el sacramento más grande porque contiene al
mismo Jesucristo, autor de la gracia que nos confieren los demás sacramentos.

 1.2.2.3.2. La Eucaristía es un misterio de amor divino
Este misterio se entiende un poco con el corazón, porque es fruto del Amor del Señor
hacia nosotros. Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los hombres es
imposible, lo pudo hacer Dios: el Señor se quedó realmente presente en la Eucaristía con
su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En la Eucaristía se contiene el verdadero Cuerpo de
Jesucristo, el mismo que nació de la Virgen y que está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde el principio, los cristianos creyeron en esta verdad.

1.2.2.3.3. Doctrina de la Iglesia sobre la Sagrada Eucaristía
Se puede resumir en tres puntos, que conviene conocer y creer con todas nuestras
fuerzas:

· El hecho de la presencia real
permanente:        está    el    mismo
Jesucristo. Cuando el sacerdote dice
en la Misa las palabras de la
Consagración:       «Esto     es     mi
Cuerpo143...», «éste es el cáliz de mi
Sangre144...», la sustancia del pan se
convierte en el Cuerpo de Jesucristo y
la del vino en su Sangre. Y afirmamos
una presencia real permanente porque, acabada la Misa, el Señor se queda en las formas
consagradas que se guardan en el Sagrario. Así Jesús nos hace compañía y nosotros le
podemos visitar. Esa luz que arde día y noche junto al Sagrario nos recuerda que Jesús
está allí realmente presente.

· La transustanciación. Como se ha dicho, por las palabras de la Consagración el pan y
el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. A esa admirable y singular
conversión se llama transustanciación porque se cambia toda la sustancia del pan y del
vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, quedando solamente lo que suele denominarse
«especies consagradas». Es un milagro muy grande, que la razón humana no alcanza a
comprender, fruto de la Omnipotencia divina que todo lo puede.
142
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1322-1419
143
    Cfr. En Mt.26,20-29; Mc.14,17-25; 1Cor. 11,23-27
144
    Cfr. En Lc. 22,14-20

                                                                                       25
Cátedra Corediana
· Jesucristo está realmente presente en todas las formas consagradas y en cada
una de sus partes. Cuando el sacerdote consagra un copón con muchas hostias, los
cristianos creemos que Jesucristo está realmente presente en cada una de ellas. También
creemos que, si una forma se rompe en diversos trozos, Jesucristo está todo entero en
cada uno de ellos. De ahí que el sacerdote recoja cuidadosamente las partículas de las
hostias consagradas por pequeñas que sean. El Señor se ha quedado por Amor, y con
amor hemos de tratarle.

1.2.2.3.4. Debemos manifestar la fe y amor hacia la Sagrada Eucaristía

La creencia en estas verdades de nuestra fe ha llevado a la Iglesia a rendir culto de
adoración al Santísimo Sacramento. Este culto a la Sagrada Eucaristía lo ha vivido siempre
el pueblo cristiano con muchas devociones eucarísticas:

# El jueves Santo, en que celebramos la institución de la Eucaristía y especialmente del
Sacrificio de la Misa.

# La fiesta del Corpus Christi, que celebra la presencia real de Jesucristo, y el Santísimo es
llevado en solemne procesión por las calles de la ciudad.

# Las Bendiciones con el Santísimo, donde nos arrodillamos en señal de adoración y el
sacerdote nos bendice con la Hostia consagrada.

# El cuidado por ofrecer a Jesús en el Sagrario lo mejor: vasos sagrados y sagrarios ricos;
limpieza; en el mejor lugar, bien visible, etc.; y sobre todo la actitud de respeto y
adoración: arrodillarse al pasar por delante de un Sagrario; acudir con frecuencia al
Sagrario; acordarse al pasar por delante de una iglesia; etc.



1.2.1.4. PENITENCIA O CONFESIÓN145
1.2.1.4.1. El pecado
El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta: es faltar al amor
verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos
bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido
definido como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna".

 El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos
 cometí146”. El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros
 corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el



145
  Catecismo de la Iglesia católica los numerales1422-1497
146
  Cfr. En Sal 51,6

                                                                                           26
Cátedra Corediana
 deseo de hacerse “como dioses”, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal147. El
 pecado es así “amor de sí hasta el desprecio de Dios”. Por esta exaltación orgullosa de sí, el
 pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación148.

1.2.1.4.2. Todos nacemos inclinados al pecado
El hombre nace con el pecado original y privado de la
gracia. Aunque este pecado se perdona por el
bautismo, permanece la inclinación desordenada de
la concupiscencia; la voluntad se halla debilitada y
oscurecida la inteligencia; además, el mundo busca
seducimos con sus bienes engañosos, y el demonio
nos tienta. Todas esas instigaciones diversas que
empujan al mal desde dentro o desde fuera del
hombre.

1.2.1.4.3.     Podemos resistir a las tentaciones
Dios permite la tentación para probamos. El mismo Jesucristo quiso ser tentado por el
demonio, pero Ello rechazó: «Apártate, Satanás149...». Con la gracia de Dios siempre
podemos vencer la tentación. Cuando llega, debemos resistir y orar: resistir valientemente
huyendo de la ocasión y de quien nos induce a pecar; y orar, siguiendo el consejo que nos
dio Jesucristo: « Velad y orad para no caer en tentación»150.

1.2.1.4.4. Cuando caemos en la tentación, ofendemos a Dios y pecamos

Muchas veces no escuchamos las advertencias del Señor y consentimos en la tentación.
Faltamos contra Dios, contra su santa voluntad; quebrantamos a sabiendas y
voluntariamente la ley de Dios; pecamos y ofendemos a Dios.Para cometer un pecado
hacen falta tres cosas: 1. que la cosa sea mala o se crea que es mala151; 2. darse cuenta
de que aquello es ofensa a Dios, porque va contra su voluntad; 3. hacerlo, pensarlo o
desearlo, a pesar de que se ve que es malo.
1.2.1.4.5. El pecado mortal es una grave ofensa a Dios
Cuando se comete una trasgresión en cosa importante o materia grave, se conoce con
claridad que se trata de algo grave, y se da además pleno consentimiento, entonces se
comete un pecado mortal que ofende gravemente a Dios. También es una gran desgracia
para el hombre, que pierde la vida de la gracia, deja de ser hijo de Dios, y se hace reo del
infierno.


147
   Cfr. En Gn 3,5
148
   Cfr. En Fil 2,6-9
149
   Cfr. En Mt 4, 10
150
   Cfr. EnMt 26, 41
151
   El comentario es que da lo mismo que sea pensamiento, deseo, palabra, obra u omisión.

                                                                                             27
Cátedra Corediana
1.2.1.4.6. El pecado venial es ofensa leve a Dios
A veces, sin dejar de amar a Dios, nos dejamos arrastrar por las pasiones en cosas que no
quebrantan del todo sus divinos mandamientos, aunque desagradan a Dios; o, aunque se
quebranten los mandamientos, lo hacemos sin el suficiente conocimiento o sin perfecta
voluntariedad. En estos casos, el pecado se dice venial o leve; no nos hace perder la
gracia y la amistad con Dios, pero debilita nuestra vida sobrenatural y nos pone en peligro
de llegar a cometer pecados graves; no nos hace reos del infierno, pero sí del purgatorio.
Por ser ofensa a Dios y por los daños que nos causan, debemos con todas nuestras
fuerzas evitar también estos pecados veniales: hay que tener horror al pecado venial
deliberado.

1.2.1.4.7. El perdón es…
El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un
sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia
o de la reconciliación. Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad
de hombre llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada
cristiano debe ser una piedra viva.

El arrepentimiento debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el
arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si
está fundado en otros motivos se le llama "imperfecto". El que quiere obtener la
reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados
graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente
su conciencia.

1.2.1.4.8.       Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son
La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia; la reconciliación con
la Iglesia; la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales; la remisión, al
menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado; la paz y la serenidad
de la conciencia, y el consuelo espiritual; el acrecentamiento de las fuerzas espirituales
para el combate cristiano.
1.2.1.4.9. Pasos para la confesión:
Examen de conciencia152; b. Contrición de corazón153; c. Propósito de no volver a
pecar154; d. Confesión de los pecados al sacerdote155; e. satisfacción de obra156.

152
    Se recuerdan los pecados cometidos desde la última confesión.
153
    "El acto esencial de la penitencia, por parte del penitente, un rechazo claro y decidido del pecado
cometido, junto con el propósito de no volver a cometerlo, por el amor que se tiene a Dios y que renace con
el arrepentimiento.
154
   El propósito de no volver a cometer el pecado confesado es señal de arrepentimiento genuino y sincero
155
    Se dicen los pecados que se recuerden.
156
    Cumplamos la penitencia, que el sacerdote nos impuso.

                                                                                                       28
Cátedra Corediana
 1.2.1.5.    UNCIÓN DE LOS ENFERMOS157
1.2.1.5.1.     El cristiano ante la muerte:
La muerte llega inevitablemente a cada hombre porque es el desenlace natural de nuestra
existencia. Dios había hecho las cosas de otra manera corrigiendo esta condición de la
naturaleza con un don preternatural y, por beneficio del Creador, éramos inmortales; pero
la muerte es ahora un hecho natural y castigo, como secuela del pecado original.
Para afrontarla con dignidad y provecho, Dios socorre al cristiano con la Unción de
enfermos, remedio y ayuda poderosa para salir al paso de la muerte fortalecidos con la
gracia especial del sacramento. Aunque encuentra cierta resistencia en algunos fieles, que
se resisten a encararse con la muerte, la prudencia cristiana nos dicta que debemos
estimarlo y desearlo como un regalo de la misericordia de Dios. No estaría mal pedir cada
día el favor de recibir debidamente el sacramento de la Unción de enfermos.

 1.2.1.5.2. Qué es la Unción de enfermos
Jesucristo ha previsto un remedio saludable
para cualquier necesidad de la vida
sobrenatural. En los últimos momentos de la
vida, el demonio monta su gran batalla y el
alma necesita de auxilios especiales. Estos
auxilios han sido vinculados por Jesucristo a la
Unción de enfermos, sacramento instituido para
alivio espiritual y también corporal de los
cristianos gravemente enfermos. Por este
sacramento el cristiano se une a Jesucristo para
tener los mismos sentimientos que El tiene ante
el dolor y la muerte.

 1.2.1.5.3. Jesucristo instituyó este sacramento
El sacramento de la Unción de enfermos fue instituido por Cristo, aunque lo promulgó el
apóstol Santiago que muestra la tradición de la Iglesia cuando dice: « ¿Alguno de vosotros
está enfermo? Que haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren sobre él, ungiéndole
con óleo en el nombre del Señor; y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le
aliviará; y si tiene pecados, le serán perdonados»158.

1.2.1.5.4. Efectos de este sacramento
 € Alivia el alma del enfermo, reavivando en él la confianza en la misericordia divina,
dándole fuerzas para que pueda sobrellevar las molestias de la enfermedad y resistir los
asaltos del demonio.


157
  Catecismo de la Iglesia católica los numerales1499-1532
158
  Cfr. En Sant 5, 14-15

                                                                                       29
Cátedra Corediana
€ La Unción de enfermos es, de suyo, un sacramento de vivos y hay que recibirlo en
gracia de Dios. Por tanto, aumenta la gracia santificante y borra las reliquias del pecado.

€ En el caso de que el enfermo no pueda confesarse, la Unción de enfermos perdona
también los pecados mortales, si el enfermo se arrepiente de sus culpas al menos con
dolor de atrición.

€ Si conviene a la salvación del alma, devuelve la salud al enfermo. Por eso no hay que
esperar a que el enfermo esté ya en la agonía, para administrarle este sacramento; lo
lógico es que esté plenamente lúcido. Sin embargo, si una persona ha perdido ya el
conocimiento, tiene derecho a que se le administre el sacramento y así debe hacerse,
aunque bajo condición, si se duda que vive.

A propósito de la Unción de enfermos es oportuno recordar que la Iglesia ayuda a los
enfermos también con el Viático. Los buenos cristianos deben preocuparse de que reciban
con frecuencia la Comunión y, si es enfermedad grave, a modo de Viático, que significa
«preparación de viaje»: el viaje a la vida eterna.

1.2.1.5.5. Modo de administrar este sacramento
La administración de este sacramento tiene diversas ceremonias. Lo esencial del rito es la
aplicación de la materia159 y forma. El sacerdote unge con óleo bendecido la frente y las
manos del enfermo, mientras dice la Forma160.

1.2.1.5.6. Hemos de preparamos para el momento de la muerte
Dios acude en nuestra ayuda en todo momento como Padre que nos ama y nos quiere
felices en la tierra y después eternamente en el Cielo. El haber estudiado este sacramento
nos debe hacer pensar en la realidad de la muerte. Ello lleva a la necesidad de vivir
siempre en gracia de Dios, crecer en vida cristiana, aceptar los sufrimientos que tengamos
en esta vida y recibir con alegría la muerte, sabiendo que es el paso necesario para
encontrarnos definitivamente con Dios en el Cielo.



 1.2.1.6. EL ORDEN SACERDOTAL161
1.2.1.6.1. En los pueblos encontramos personas dedicadas al culto de Dios
Es connatural al hombre religioso la idea de que el ejercicio del culto a Dios no debe
encomendarse a cualquiera, sino que se debe confiar a hombres escogidos y
convenientemente preparados. Como todos los pueblos, también el pueblo judío tenía

159
    Es el aceite de oliva consagrado por el Obispo el Jueves Santo, de ahí el nombre de «Santos Oleos»
160
   Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu
Santo». R. Amén. Y añade: «Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu
enfermedad». R. Amén.
161
    Catecismo de la Iglesia católica los numerales1536-1600

                                                                                                   30
Cátedra Corediana
sacerdotes, pero en este caso su institución había sido revelada por Dios a Moisés: eran los
sacerdotes del Antiguo Testamento los que ofrecían a Dios sacrificios162 e intercedían por
las necesidades de su pueblo.

1.2.1.6.2. Jesús instituyó en la Iglesia el sacramento del Orden Sacerdotal
Es el verdadero y supremo Sacerdote163 de la Nueva Ley, porque sólo El nos reconcilió con
Dios por medio de su sangre derramada en la Cruz. Pero quiso que algunos hombres
escogidos por El participasen de su dignidad sacerdotal164, con objeto de extender los
beneficios de la Redención a todos los hombres.

Para ello escogió a sus Apóstoles, y en la Ultima Cena instituyó el Sacerdocio de la Nueva
Alianza. A los Apóstoles y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que renovasen en la
Misa el Sacrificio de la Cruz con estas palabras: «Haced esto en memoria mía»165. El día de
la Resurrección les confirió también el poder de perdonar o retener los pecados166,
otorgándoles el poder que El tenía. El sacerdote es, pues, Ministro de Cristo, instrumento
del que se sirve Jesucristo para continuar en el mundo la Redención.

 1.2.1.6.3. Los Apóstoles transmitieron el sacerdocio a otros
Los Apóstoles sabían que el sacerdocio debía continuar en la Iglesia cuando ellos murieran
y, después de evangelizar una ciudad y antes de dejarla, imponían las manos a otros
comunicándoles el sacerdocio167.Este rito es lo que se llama sacramento del Orden, que
consta de varios grados subordinados uno a otro, de los cuales resulta la sagrada
Jerarquía de Orden: episcopado, presbiterado y diaconado.

 1.2.1.6.4. El sacerdote es un hombre consagrado a Dios para siempre
En virtud del sacramento del Orden el
sacerdote es Ministro de Cristo, mediador
entre Dios y los hombres para dar culto a
Dios y para comunicar la gracia a los
hombres. Los poderes que se le otorgan,
que no tienen ni siquiera los Ángeles, no son
pasajeros sino permanentes. Las personas
que reciben este sacramento reciben un
carácter indeleble y son sacerdotes para
siempre. El carácter distingue al ordenado de los demás fieles: participa del sacerdocio de
Cristo de un modo esencialmente distinto. Junto con el carácter recibe otras gracias en la

162
   Cfr. En Gn. 14,18; Lv. 8,10-13
163
   Cfr. En Hb 5,1-4;
164
   Cfr. En Mc. 3,13-19
165
   Cfr. En Lc 22, 19
166
   Cfr. En Jn. 20,21
167
   Cfr. En 2 Tim 1, 6; Hch. 14, 23

                                                                                         31
Cátedra Corediana
consagración sacerdotal para asemejarse a Cristo, de manera que todo sacerdote puede
decirse que es otro Cristo. Este sacramento sólo pueden recibirlo los varones bautizados
que reúnan las debidas condiciones.

 1.2.1.6.5. Ministerio de los sacerdotes
Hemos visto que el sacerdocio da potestad para ejercer el sagrado ministerio, que mira al
culto de Dios y a la salud de las almas. Las manifestaciones principales del ministerio de
los sacerdotes son:

    Predicar la Palabra de Dios. El Sacerdote ejerce este ministerio cuando predica la
    homilía dentro de la Santa Misa, al dar catequesis, y en múltiples ocasiones:
    meditaciones, retiros, cursos de retiro, charlas de formación doctrinal religiosa, etc.
    Administrar los sacramentos y especialmente celebrar la Santa Misa. Desde
    que el cristiano nace hasta que muere, está junto a él el sacerdote ayudándole con los
    sacramentos. Pero el ministerio principal de los sacerdotes es celebrar el Santo
    Sacrificio de la Misa.
    Guiar al pueblo cristiano hacia la santidad. Los sacerdotes tienen la misión y el
    deber de apacentar como buenos pastores la grey que les ha sido confiada por el
    Obispo: con oración, mortificación, ayudándoles en sus necesidades, acompañándoles
    en momentos difíciles, y con la insustituible tarea de la dirección espiritual, para que
    los hombres quiten los obstáculos que impiden recibir la gracia de Dios.
    Dirigir al Señor la oración oficial de la Iglesia, con el rezo de la Liturgia de las
    Horas. Si todos los hombres deben rezar para honrar a Dios y pedirle por tantas
    necesidades, con mayor motivo debe hacerlo el sacerdote. Palpa como ninguna otra
    persona las miserias y necesidades verdaderas de los hombres.

1.2.1.6.6. La misión del sacerdote es fundamentalmente espiritual
De todo lo que hemos visto se deduce que la misión del sacerdote en el mundo es
fundamentalmente espiritual: conducir los hombres a Dios, educándolo en la fe y dándole
la gracia de Cristo contenida en los sacramentos. El sacerdote es servidor de toda la
comunidad cristiana y elemento de unidad. Es lógico que se le distinga, incluso en su
porte externo, como ordena la Iglesia, y que tenga el día completamente lleno con su
actividad sacerdotal, sin tiempo para dedicarse a otras cosas, y mucho menos interfiriendo
en las tareas propias de los fieles laicos.




                                                                                         32
Cátedra Corediana
                                     168
1.2.1.7.     EL MATRIMONIO

1.2.1.7.1. El matrimonio fue instituido por Dios en el Paraíso terrenal
El libro del Génesis enseña que Dios creó al hombre varón y mujer, con el encargo de
procrear y multiplicarse: «Hombre y mujer los creó, y los bendijo Dios, diciéndoles:
Procread y multiplicaos, y llenad la tierra»169. Entonces instituye Dios el matrimonio, y lo
instituye para tener hijos y educarlos; como fin secundario, para que los esposos se
ayuden entre sí: porque «no es bueno que el hombre esté solo, vaya hacerle una ayuda
semejante a él»170.En consecuencia, el matrimonio es algo sagrado por su misma
naturaleza, y los esposos son colaboradores de Dios participando del poder divino de dar
la vida, al preparar el cuerpo de los nuevos seres en el que Dios infunde el alma creada a
su imagen y semejanza, destinados a darle gloria y a gozar de El en el Cielo.

1.2.1.7.2. Jesucristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento
Jesucristo elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al comienzo de la
humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de la unión de Jesucristo y su
esposa la Iglesia171. La tradición cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de
Caná172 como una confirmación del valor divino del matrimonio.

Por tanto, entre cristianos, sólo hay un verdadero
matrimonio: el que Jesucristo santificó y elevó a la dignidad
de sacramento. Por eso, ningún católico puede contraer el
llamado «matrimonio civil»; tal unión no sería válida, ya que
no tiene más valor que el de una simple ceremonia legal
ante el Estado. Entre católicos sólo es válido el matrimonio-
sacramento contraído en la Iglesia.

1.2.1.7.3. Las propiedades del matrimonio
El matrimonio, tanto en la condición de institución natural173
como en la de sacramento cristiano, está revestido de dos
propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad.

      Unidad quiere decir que el matrimonio es unión de un solo hombre con una sola
      mujer: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer, y
      vendrán a ser los dos una sola carne»174.
      Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede desatarse jamás: «Lo

168
    Catecismo de la Iglesia católica los numerales1602- 1666
169
    Cfr. En Gn.1 27-28; 2, 24; Tb. 7, 12-21
170
    Cfr. En Gen, 2, 18
171
    Cfr. En 1 Cor 7 y Ef 5, 22
172
    Cfr. En Jn 2, 1-11
173
    Cfr. los cánones 1055-1062 del código de derecho canónico.
174
    Cfr. En Gen 2, 24

                                                                                         33
Cátedra Corediana
      que Dios unió no lo separe el hombre», dice el Evangelio175. El divorcio, pues, está
      prohibido. Dios ha querido que esto fuese así por varias razones: por el bien de los
      hijos; por el bien, la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el
      divorcio se introduce en una sociedad; por el bien de toda la sociedad humana, pues
      la humanidad se compone de familias, y cuanto más sólidas y estables sean éstas,
      mayor será el orden y el bienestar de la sociedad y de los individuos

1.2.1.7.4. Efectos del sacramento del matrimonio
El sacramento del matrimonio, como todo sacramento de vivos, aumenta la gracia
santificante en quienes lo reciben. Hay que recibirlo, pues, en estado de gracia; si no, se
comete un sacrilegio, aunque el matrimonio es válido. También comunica los auxilios
especiales que necesitan los esposos para santificarse dentro del matrimonio, para educar
a sus hijos y cumplir los deberes que contraen al casarse. Estos deberes son, para con
ellos mismos: amarse y respetarse; guardarse fidelidad y ayudarse mutuamente; con res-
pecto a los hijos: alimentarles, vestirles, educarles religiosa, moral e intelectualmente, y
asegurar su porvenir. Los ministros del sacramento son los mismos contrayentes; sin
embargo debe celebrarse ante testigos delante del párroco o delegado suyo; si no, es
inválido.

Después de este trabajo continuaremos con el taller para profundizar los
conceptos aprendidos en esta segunda sección:

                                            SEMANA 2
                                       LO QUE CELEBRAMOS
  Sabías qué…
  Para investigar y pensar…
      Explicar que es un año litúrgico, sus tiempos y su significado
      Que celebran (ritos, festividades, líder o quien preside…)
        Islamismo     Hinduismo       Cristianismo       Judaísmo     Budismo

      Consulte la fecha, el ministro y los padrinos de:
        Su Bautismo
        Su Primera Confesión
        Su primera comunión
        Su confirmación
        Su matrimonio
      ¿Qué es el misterio pascual y en que se manifiesta?
  Afianzamiento…
      Escriba una oración pidiendo por la santidad de las personas que han estado
        presentes en su vida Cristiana.
  Hoy aprendí que…
175
  Cfr. En Mt 19, 6; 5, 32; Lc 16, 18

                                                                                         34
Cátedra Corediana
1.3.       LA VIDA EN CRISTO

Presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios: la bienaventuranza, y los
caminos para llegar a ella: mediante un obrar recto y libre, con la ayuda de la ley y de la
gracia de Dios; mediante un obrar que realiza el doble mandamiento de la caridad,
desarrollado en los diez Mandamientos de Dios.


1.3.1. LOS DIEZ MANDAMIENTOS176

1.3.1.1.     AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS177
1.3.1.1.1. Dios es nuestro Creador y único Señor
Dios es para el hombre el único Señor178. Nos ha creado y
nos cuida constantemente con su Providencia; la existencia y
cuanto somos, todo lo recibimos de Dios. En consecuencia, el
hombre tiene con Dios unos lazos y obligaciones que
constituyen la religión. ¿Cuáles son nuestros deberes para
con Dios? Reconocer que es nuestro Señor; creer lo que nos
ha revelado; adorarle con culto interno y externo; servirle,
cumpliendo en todo momento su santísima voluntad; orar,
elevando la mente a Dios para alabarle, darle gracias y
pedirle lo que necesitamos; amarle, en fin, sobre todas las
cosas. Podemos, pues, resumirlos en la adoración y en el fiel
cumplimiento de su voluntad.

1.3.1.1.2. Debemos adorar a Dios con culto interno y externo
A la virtud de la religión pertenecen principalmente los actos internos del alma, que se dan
de modo excelente cuando hacemos actos de fe, esperanza y caridad; cuando damos
gracias y pedimos perdón; cuando queremos lo que Dios quiere. Este es sobre todo el
culto que espera. Pero hemos de hacer también actos externos de adoración: asistir a la
Santa Misa, arrodillamos ante el Sagrario, inclinar la cabeza ante un crucifijo, asistir con
piedad a las ceremonias litúrgicas... Los hombres tenemos alma y cuerpo, y Dios es
creador de ambos. Por eso hemos de manifestarle nuestra sumisión y reverencia también
en cosas externas, como acostumbramos a hacerlo con nuestros semejantes con un beso,
una inclinación o saludo, un regalo material.

1.3.1.1.3. Hemos de cumplir siempre la voluntad de Dios
Dios es el Señor y hemos de cumplir con alegría su voluntad, dispuestos a realizar con
amor lo que a Él le gusta, como hizo Jesucristo, nuestro Maestro: «Padre, no se haga mi

176
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1949- 2029
177
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales 2083- 2141
178
   Cfr. En Dt. 6,4-9;

                                                                                         35
Cátedra Corediana
voluntad, sino la tuya»179. Por otro lado, es nuestro Padre que nos ama y nos quiere como
nadie de esta tierra puede querer; de ahí que su voluntad sea lo mejor para nosotros, y el
testimonio verdadero de que le amamos sea el cumplirla fielmente, porque es lo que
desea.

Hay cosas que Dios manda y debemos hacerlas; otras, las prohíbe y hemos de evitarlas.
En ocasiones, lo que Dios pide exige esfuerzo y sacrificio, pero hemos de hacerlo. Cumplir
la voluntad de Dios supone también descubrir la vocación o llamada que nos hace,
tratando de seguirla con fidelidad y constancia.

1.3.1.1.4. Pecados contra el primer mandamiento
Se consideran y son pecados contra el primer mandamiento los que atentan contra la fe
tales como la herejía, apostasía, cisma, indiferencia religiosa, leer libros que atacan la fe y
la moral, discutir sobre cuestiones de fe sin tener la debida preparación,..., contra la
esperanza tales como la desesperación, desánimo, presunción y contra la caridad el odio,
envidia, riñas, escándalo y cualquier pecado mortal. Pero los pecados específicos contra
este mandamiento son los que contradicen la virtud de la religión:
1. La idolatría, que consiste en adorar a dioses falsos o en dar a las criaturas el culto
   debido a Dios. Es un pecado gravísimo que Dios condena severamente en la Sagrada
   Escritura. Hoy día muchos ponen en lugar de Dios el dinero, la comodidad o a sí
   mismos.
2. La superstición, que es atribuir a ciertos objetos, signos o palabras, efectos que ni Dios
   ni la Iglesia les han dado.
3. La adivinación, espiritismo y magia, invocando fuerzas ocultas para averiguar por su
   intervención cosas desconocidas y realizar cosas maravillosas como si fueran milagros.
4. El sacrilegio, que es tratar indignamente las personas, objetos y lugares consagrados a
   Dios.
5. El tentar a Dios con palabras u obras.
6. La irreligiosidad, que es el pecado de no tener ninguna religión, despreciando así a
   Dios.
7. El perjurio, poniendo a Dios por testigo de algo falso.
8. El no cumplir lo prometido en voto o juramento.

1.3.1.1.5. Importancia del primer mandamiento
El primer mandamiento es el más santo y el principal. Cumpliéndolo bien cumplimos todos
los demás, y no podemos olvidar que amar a Dios sobre todas las cosas es lo primero. A
fin de cuentas, lo único verdaderamente importante para nosotros.




179
  Cfr. En Lc 22, 42

                                                                                            36
Cátedra Corediana
1.3.2.   NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO180
1.3.2.1. El nombre representa a la persona
Dios es santo, y su nombre también lo es porque el nombre representa a la persona. De
ahí que, cuando nombramos a Dios, no pensemos simplemente en unas letras sino en el
mismo Dios, Uno y Trino. Por eso hemos de santificar su nombre y pronunciarlo con gran
respeto181. Así se explica que, si alguien pronuncia de forma irreverente el nombre de una
persona querida, sintamos indignación. Los ángeles y los santos en el Cielo alaban
continuamente       el     nombre      de     Dios,
proclamándolo Santo, Santo, Santo. Nosotros
pedimos en el Padrenuestro: «Santificado sea tu
nombre», y hemos de esforzamos para que el
nombre de Dios sea glorificado en toda la tierra.

1.3.2.2. Cómo honramos el nombre de Dios
Honramos o santificamos el nombre de Dios
cuando le alabamos como Creador y Salvador,
confesando ante los hombres que es nuestro
Dios y Señor; cuando escuchamos con devoción
o meditamos la palabra de Dios; cuando damos gracias por todo lo que nos concede o
pedimos con confianza su ayuda y protección; cuando cuidamos todo lo que le está
consagrado; cuando procuramos que Dios sea conocido, amado y honrado por todos;
jurando con piedad, justicia y verdad; haciendo votos o promesas de cosas gratas a Dios
con intención de cumplirlas.

1.3.2.3. Respetar lo que está consagrado a Dios
 En atención al nombre de Dios, que de alguna manera ostentan, hemos de respetar los
lugares, las cosas y personas a El consagrados. Son lugares sagrados los templos182 y los
cementerios, que exigen un comportamiento lleno de respeto y dignidad. Son cosas
sagradas el altar, el cáliz, y otros objetos dedicados al culto. Son personas consagradas los
ministros de Dios y los religiosos, y por tanto el Papa y los Obispos; merecen todo respeto
y nunca se debe hablar mal de ellos. Si se profanan cosas o lugares sagrados o se injuria
a las personas consagradas a Dios, se comete un pecado de sacrilegio.

1.3.2.4.     El juramento es poner a Dios por testigo
A veces es necesario que el que hace una declaración sobre lo que ha visto u oído, haya
de reforzarla con un testimonio especial. En ocasiones muy importantes, sobre todo ante
un tribunal, se puede invocar a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o
promete: eso es hacer un juramento. Fuera de estos casos no se debe jurar nunca, y hay

180
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales1242- 2167
181
    Cfr. En Lv. 19,12; Dt.5,11; Mt.5,33-34.36
182
   Cfr. En Mt 21,13

                                                                                          37
Cátedra Corediana
que procurar que la convivencia humana se establezca en base a la veracidad y honradez.
Jesús dijo: «Sea, pues, vuestro modo de hablar: sí, sí, o no, no. Lo que exceda de esto,
viene del Maligno»183.

1.3.2.5. Pecados contra el segundo mandamiento
Además de los pecados de perjurio, los pecados contra este mandamiento son: pronunciar
con ligereza o sin necesidad el nombre de Dios, nombrar a Dios con enfado, la maldición y
la blasfemia. Blasfemar es decir palabras o hacer gestos injuriosos contra Dios, la Virgen,
los Santos y la Iglesia. Si se hace de forma consciente, es un pecado grave, ya que va
directamente contra Dios.



1.3.3.    SANTIFICARÁS LAS FIESTAS184
1.3.3.1. Dios quiere que se le dedique de modo especial el domingo
Dios manda que le dediquemos un día de la semana de
modo especial185; un día para Él y para que podamos
descansar. Los israelitas celebraban el sábado,
conforme se lo ordenó a Moisés en el Sinaí; pero los
Apóstoles señalaron el domingo, que es el día en que
resucitó Jesucristo. También en domingo, el Espíritu
Santo vino sobre los Apóstoles en la fiesta de Pentecos-
tés. Domingo significa día del Señor, y se llama así por
conmemorar la Resurrección del Señor Jesús.

1.3.3.2. Las fiestas de precepto
Además del sábado los israelitas celebraban otras fiestas a lo largo del año; la más
solemne era la Pascua. Los cristianos celebramos también fiestas en las que
conmemoramos los principales misterios de la vida de Jesús: Navidad, Epifanía,
Presentación en el templo, Corpus Christi..., de la Santísima Virgen: Inmaculada
Concepción, Asunción, Visitación..., y de los santos: S. José, S. Pedro...La Iglesia
determina qué fiestas son de precepto o de guardar, es decir, aquellas que debemos
santificar como si fueran domingo. En la liturgia católica la fiesta más solemne es la
Pascua o día de la Resurrección de Cristo, que se repite cada domingo.

1.3.3.3. La obligación de oír Misa los domingos y días de precepto
Para ayudamos a cumplir el tercer mandamiento de la Ley de Dios, la Iglesia ha impuesto
la obligación de oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. Este
mandamiento obliga al cristiano que ha cumplido 7 años y tiene uso de razón. El que no


183
    Cfr. En Mt 5, 37.
184
   Catecismo de la Iglesia católica los numerales2168-2195
185
    Cfr. En Ex. 20,8-11; 31,15

                                                                                        38
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3
Cartilla 3

Contenu connexe

Tendances

Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotros
Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotrosTema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotros
Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotrosVanessa Silvano Prieto
 
01 hijo de david
01 hijo de david01 hijo de david
01 hijo de davidchucho1943
 
Doctrina social iglesia 03
Doctrina social iglesia 03Doctrina social iglesia 03
Doctrina social iglesia 03Juan Sánchez
 
El Credo de Nicea y el Credo do los Apostles
El Credo de Nicea y el Credo do los ApostlesEl Credo de Nicea y el Credo do los Apostles
El Credo de Nicea y el Credo do los ApostlesDolores Vasquez
 
05 un dios creador del mundo
05 un dios creador del mundo05 un dios creador del mundo
05 un dios creador del mundoJuan Sánchez
 
Curso Jesucristo 1
Curso Jesucristo 1Curso Jesucristo 1
Curso Jesucristo 1juoral
 
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.Curso de la persona de Jesús, Cristologia.
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.Alberto Motta Ochoa
 
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.c
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.cCurso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.c
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.cYurina Pinto
 
Cristologia leccion1
Cristologia leccion1Cristologia leccion1
Cristologia leccion1Jose Otero
 
14 creo en la vida eterna
14 creo en la vida eterna14 creo en la vida eterna
14 creo en la vida eternaJuan Sánchez
 

Tendances (20)

Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotros
Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotrosTema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotros
Tema 5, 2º ESO: Galilea, Jesús apuesta por nosotros
 
Tema 4, 2º ESO: Dios con nosotros
Tema 4, 2º ESO: Dios con nosotrosTema 4, 2º ESO: Dios con nosotros
Tema 4, 2º ESO: Dios con nosotros
 
el credo
el credoel credo
el credo
 
01 hijo de david
01 hijo de david01 hijo de david
01 hijo de david
 
Catequesis del credo para niños
Catequesis del credo para niñosCatequesis del credo para niños
Catequesis del credo para niños
 
Doctrina social iglesia 03
Doctrina social iglesia 03Doctrina social iglesia 03
Doctrina social iglesia 03
 
Cristologia
CristologiaCristologia
Cristologia
 
El Credo de Nicea y el Credo do los Apostles
El Credo de Nicea y el Credo do los ApostlesEl Credo de Nicea y el Credo do los Apostles
El Credo de Nicea y el Credo do los Apostles
 
Credo ppt
Credo pptCredo ppt
Credo ppt
 
05 un dios creador del mundo
05 un dios creador del mundo05 un dios creador del mundo
05 un dios creador del mundo
 
2012 01-01 notasegw
2012 01-01 notasegw2012 01-01 notasegw
2012 01-01 notasegw
 
Quien es Jesus?
Quien es Jesus?Quien es Jesus?
Quien es Jesus?
 
Curso Jesucristo 1
Curso Jesucristo 1Curso Jesucristo 1
Curso Jesucristo 1
 
Mariología 1
Mariología 1Mariología 1
Mariología 1
 
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.Curso de la persona de Jesús, Cristologia.
Curso de la persona de Jesús, Cristologia.
 
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.c
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.cCurso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.c
Curso de mariologia. P. Antonio Rivero. l.c
 
La Santisima Virgen Maria
La Santisima Virgen MariaLa Santisima Virgen Maria
La Santisima Virgen Maria
 
Cristologia leccion1
Cristologia leccion1Cristologia leccion1
Cristologia leccion1
 
14 creo en la vida eterna
14 creo en la vida eterna14 creo en la vida eterna
14 creo en la vida eterna
 
Cristologia
CristologiaCristologia
Cristologia
 

Similaire à Cartilla 3

07 creo en jesucristo el hijo de dios
07 creo en jesucristo el hijo de dios07 creo en jesucristo el hijo de dios
07 creo en jesucristo el hijo de diosJuan Sánchez
 
Tema 9 creo en jesucristo ii para slide share
Tema 9 creo en jesucristo ii  para slide shareTema 9 creo en jesucristo ii  para slide share
Tema 9 creo en jesucristo ii para slide shareRicardo Farfán García
 
04 creo en dios padre hijo y espiritu santo
04 creo en dios padre hijo y espiritu santo04 creo en dios padre hijo y espiritu santo
04 creo en dios padre hijo y espiritu santoJuan Sánchez
 
D O C T R I N A D E S A L V A C I O N 1
D O C T R I N A  D E  S A L V A C I O N 1D O C T R I N A  D E  S A L V A C I O N 1
D O C T R I N A D E S A L V A C I O N 1Ruben Gutierrez
 
Originalidad del cristianismo
Originalidad del cristianismoOriginalidad del cristianismo
Originalidad del cristianismogioka
 
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu SantoJulio Gómez
 
Dios es amor
Dios es amorDios es amor
Dios es amorgieanup12
 
Creo en dios padre
Creo en dios padreCreo en dios padre
Creo en dios padrevelespuru82
 
Creo en dios padre
Creo en dios padreCreo en dios padre
Creo en dios padrevelespuru82
 
El Misterio De La Encarnación
El Misterio De La EncarnaciónEl Misterio De La Encarnación
El Misterio De La EncarnaciónGermán Vallejos
 
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnación
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnaciónCatequesis del papa sobre el misterio de la encarnación
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnaciónredemptoris
 
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1Estudio de la epístola a los efesios efesios 1
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1Cesar Vital
 
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima Trinidad
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima TrinidadCARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima Trinidad
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima TrinidadORDEN SEGLAR CARMELITAS DESCALZOS
 
Manual confirmaciones 2017
Manual confirmaciones 2017Manual confirmaciones 2017
Manual confirmaciones 2017Karem Quintana
 
Creo en jesucristo la Buena Nueva
Creo en jesucristo la Buena NuevaCreo en jesucristo la Buena Nueva
Creo en jesucristo la Buena NuevaBetty Rivera
 
Fiesta del Bautismo del Señor Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.
Fiesta del Bautismo del Señor  Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.Fiesta del Bautismo del Señor  Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.
Fiesta del Bautismo del Señor Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.ORDEN SEGLAR CARMELITAS DESCALZOS
 

Similaire à Cartilla 3 (20)

Credo en Jesucristo...
Credo en Jesucristo...Credo en Jesucristo...
Credo en Jesucristo...
 
07 creo en jesucristo el hijo de dios
07 creo en jesucristo el hijo de dios07 creo en jesucristo el hijo de dios
07 creo en jesucristo el hijo de dios
 
Tema 9 creo en jesucristo ii para slide share
Tema 9 creo en jesucristo ii  para slide shareTema 9 creo en jesucristo ii  para slide share
Tema 9 creo en jesucristo ii para slide share
 
04 creo en dios padre hijo y espiritu santo
04 creo en dios padre hijo y espiritu santo04 creo en dios padre hijo y espiritu santo
04 creo en dios padre hijo y espiritu santo
 
Examen Complexivo 1ª parte
Examen Complexivo 1ª parteExamen Complexivo 1ª parte
Examen Complexivo 1ª parte
 
D O C T R I N A D E S A L V A C I O N 1
D O C T R I N A  D E  S A L V A C I O N 1D O C T R I N A  D E  S A L V A C I O N 1
D O C T R I N A D E S A L V A C I O N 1
 
Originalidad del cristianismo
Originalidad del cristianismoOriginalidad del cristianismo
Originalidad del cristianismo
 
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo
04 Creo en Dios Padre Hijo y Espíritu Santo
 
Dios es amor
Dios es amorDios es amor
Dios es amor
 
Creo en dios padre
Creo en dios padreCreo en dios padre
Creo en dios padre
 
Creo en dios padre
Creo en dios padreCreo en dios padre
Creo en dios padre
 
EL-CREDO, TERCER ARTÍCULO.pdf
EL-CREDO, TERCER ARTÍCULO.pdfEL-CREDO, TERCER ARTÍCULO.pdf
EL-CREDO, TERCER ARTÍCULO.pdf
 
El Misterio De La Encarnación
El Misterio De La EncarnaciónEl Misterio De La Encarnación
El Misterio De La Encarnación
 
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnación
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnaciónCatequesis del papa sobre el misterio de la encarnación
Catequesis del papa sobre el misterio de la encarnación
 
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1Estudio de la epístola a los efesios efesios 1
Estudio de la epístola a los efesios efesios 1
 
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima Trinidad
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima TrinidadCARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima Trinidad
CARMELO DE TERESA, Fr Julio César González Carretti OCD, Santisima Trinidad
 
Manual confirmaciones 2017
Manual confirmaciones 2017Manual confirmaciones 2017
Manual confirmaciones 2017
 
Creo en jesucristo la Buena Nueva
Creo en jesucristo la Buena NuevaCreo en jesucristo la Buena Nueva
Creo en jesucristo la Buena Nueva
 
Jesus
JesusJesus
Jesus
 
Fiesta del Bautismo del Señor Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.
Fiesta del Bautismo del Señor  Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.Fiesta del Bautismo del Señor  Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.
Fiesta del Bautismo del Señor Jesús, Fr Julio César González Carretti o.c.d.
 

Plus de LIKI SCHAEL

4 acta reunion seminaristas
4 acta reunion seminaristas 4 acta reunion seminaristas
4 acta reunion seminaristas LIKI SCHAEL
 
0052 a-coredi (1)
0052 a-coredi (1)0052 a-coredi (1)
0052 a-coredi (1)LIKI SCHAEL
 
0. introducción
0. introducción0. introducción
0. introducciónLIKI SCHAEL
 
Pastoral marinilla
Pastoral marinillaPastoral marinilla
Pastoral marinillaLIKI SCHAEL
 
Pastoral sonsón
Pastoral sonsónPastoral sonsón
Pastoral sonsónLIKI SCHAEL
 
Pastoral nariño
Pastoral nariñoPastoral nariño
Pastoral nariñoLIKI SCHAEL
 
Pastoral argelia
Pastoral argeliaPastoral argelia
Pastoral argeliaLIKI SCHAEL
 
Pastoral la unión
Pastoral la uniónPastoral la unión
Pastoral la uniónLIKI SCHAEL
 
Pastoral granada
Pastoral granadaPastoral granada
Pastoral granadaLIKI SCHAEL
 
Pastoral el retiro
Pastoral el retiroPastoral el retiro
Pastoral el retiroLIKI SCHAEL
 
Pastoral el peñol
Pastoral el peñolPastoral el peñol
Pastoral el peñolLIKI SCHAEL
 
Pastoral san carlos
Pastoral san carlosPastoral san carlos
Pastoral san carlosLIKI SCHAEL
 
Cartilla Jornada cuaresmal2012
Cartilla Jornada cuaresmal2012Cartilla Jornada cuaresmal2012
Cartilla Jornada cuaresmal2012LIKI SCHAEL
 
Pastoral san vicente
Pastoral san vicentePastoral san vicente
Pastoral san vicenteLIKI SCHAEL
 
Pastoral puerto berrio
Pastoral puerto berrioPastoral puerto berrio
Pastoral puerto berrioLIKI SCHAEL
 

Plus de LIKI SCHAEL (20)

4 acta reunion seminaristas
4 acta reunion seminaristas 4 acta reunion seminaristas
4 acta reunion seminaristas
 
0052 a-coredi (1)
0052 a-coredi (1)0052 a-coredi (1)
0052 a-coredi (1)
 
Cartilla 5
Cartilla 5Cartilla 5
Cartilla 5
 
Cartilla 4
Cartilla 4Cartilla 4
Cartilla 4
 
Cartilla 2
Cartilla 2Cartilla 2
Cartilla 2
 
Cartilla 1
Cartilla 1 Cartilla 1
Cartilla 1
 
0. introducción
0. introducción0. introducción
0. introducción
 
Pastoral marinilla
Pastoral marinillaPastoral marinilla
Pastoral marinilla
 
Pastoral sonsón
Pastoral sonsónPastoral sonsón
Pastoral sonsón
 
Pastoral nariño
Pastoral nariñoPastoral nariño
Pastoral nariño
 
Pastoral argelia
Pastoral argeliaPastoral argelia
Pastoral argelia
 
Pastoral la unión
Pastoral la uniónPastoral la unión
Pastoral la unión
 
Pastoral granada
Pastoral granadaPastoral granada
Pastoral granada
 
Pastoral el retiro
Pastoral el retiroPastoral el retiro
Pastoral el retiro
 
Pastoral el peñol
Pastoral el peñolPastoral el peñol
Pastoral el peñol
 
Pastoral san carlos
Pastoral san carlosPastoral san carlos
Pastoral san carlos
 
Cartilla Jornada cuaresmal2012
Cartilla Jornada cuaresmal2012Cartilla Jornada cuaresmal2012
Cartilla Jornada cuaresmal2012
 
Técnicos
TécnicosTécnicos
Técnicos
 
Pastoral san vicente
Pastoral san vicentePastoral san vicente
Pastoral san vicente
 
Pastoral puerto berrio
Pastoral puerto berrioPastoral puerto berrio
Pastoral puerto berrio
 

Cartilla 3

  • 1. Cátedra Corediana EL HOMBRE EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD 1. COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: EL CAMINO Esta presentación auténtica y sistemática de la fe y de la doctrina católica la pastoral social encontrará un camino plenamente seguro para presentar con renovado impulso al hombre de hoy el mensaje cristiano en todas y cada una de sus partes. 1.1. LA PROFESIÓN DE LA FE Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres. El Catecismo expone en primer lugar en qué consiste la Revelación por la que Dios se dirige y se da al hombre, y la fe, por la cual el hombre responde a Dios. El Credo resume los dones que Dios hace al hombre como Creador, Redentor y Santificador. Analicemos cada una de la partes del Credo: 1.1.1. Creo en Dios Padre todo Poderoso Creador del cielo y de la tierra1 La fe en Dios nos mueve a volvernos solo a Él como a nuestro primer origen y nuestro fin último; y a no preferirle a nada ni sustituirle con nada. El Dios de nuestra fe se ha revelado como El que es2; se ha dado a conocer como "rico en amor y fidelidad". Su Ser mismo es Verdad y Amor3. La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo4. Es muy especialmente "el Padre de los pobres", del huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa. Al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad trascendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Fiel al testimonio de la Escritura, la Iglesia dirige con frecuencia su oración al "Dios todopoderoso y eterno", creyendo firmemente que "nada es imposible para Dios5". Dios manifiesta su omnipotencia convirtiéndonos de nuestros pecados y restableciéndonos en 1 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 199-354 2 Cfr. En los textos del Dt.32,6; Gn.1,1-2; Mc 12,29; Mt 19,26; Sal 68,6 3 Cfr. Teoswww.mercaba. 4 Cfr. En Dt 32,6. 5 Cfr. En Gn 18,14 1
  • 2. Cátedra Corediana su amistad por la gracia. De no ser por nuestra fe en que el amor de Dios es todopoderoso. En la creación del mundo y del hombre, Dios ofreció el primero y universal testimonio de su amor todopoderoso y de su sabiduría, el primer anuncio de su "designio benevolente" que encuentra su fin en la nueva creación en Cristo. Aunque la obra de la creación se atribuya particularmente al Padre, es igualmente verdad de fe que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el principio único e indivisible de la creación. 1.1.2. Y En Jesucristo6, Su Único Hijo, Nuestro Señor7 El nombre de Jesús significa "Dios salva". El niño nacido de la Virgen María se llama "Jesús" "porque él salvará a su pueblo de sus pecados"8; "No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos"9 El nombre de Cristo significa "Ungido", "Mesías". Jesús es el Cristo porque "Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder". Era "el que ha de venir", el objeto de "la esperanza de Israel"10. El nombre de Hijo de Dios significa la relación única y eterna de Jesucristo con Dios su Padre: él es el Hijo único del Padre y él mismo es Dios. Para ser cristiano es necesario creer que Jesucristo es el Hijo de Dios11. El nombre de Señor significa la soberanía divina. Confesar o invocar a Jesús como Señor es creer en su divinidad "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo". "En la instrucción lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca... Todo cristiano debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa palabra de Jesús: 'Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado'12. 6 Cfr. En Mt 1,21; Jn 1,14; 1Co 12,3; Hch 4,12; Jn 7, 16 7 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 426-427.452-455 8 Cfr. En Mt 1, 21 9 Cfr. En Hch 4, 12. 10 Cfr. En Hch 28, 20 11 Cfr. En 1 Jn 2, 23 12 Cfr. En Jn 7, 16 2
  • 3. Cátedra Corediana 1.1.2.1. El Hijo de Dios se hizo hombre: En el momento establecido por Dios, el Hijo único del Padre, la Palabra eterna, es decir, el Verbo e Imagen substancial del Padre, se hizo carne: sin perder la naturaleza divina asumió la naturaleza humana. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón él es el único Mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la única Persona del Hijo de Dios. Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y una voluntad humanas, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y a su voluntad divina que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo. 1.1.3. Concebido por obra y gracia del Espíritu Santo13,nació de Santa María Virgen De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su Hijo. María es verdaderamente "Madre de Dios" porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo. María "fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen al concebir, Virgen durante el embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre": Ella, con todo su ser, es "la esclava del Señor". La Virgen María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres". Ella pronunció su "fe ocupando el lugar de toda la naturaleza humana": Por su obediencia, Ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes. 1.1.3.1. Los misterios de la vida de Cristo Nadie puede alcanzar a Dios aquí abajo sino arrodillándose ante el pesebre de Belén y adorando a Dios escondido en la debilidad de un niño. Por su sumisión a María y a José, así como por su humilde trabajo durante largos años en Nazaret, Jesús nos da el ejemplo de la santidad en la vida cotidiana de la familia y del trabajo. En su bautismo, Jesús es el "Siervo" enteramente consagrado a la obra redentora que llevará a cabo en el "bautismo" de su pasión. La tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías que triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de salvación querido por el Padre. La Transfiguración de Cristo tiene por finalidad fortalecer la fe de los Apóstoles ante la proximidad de la Pasión: la subida a un "monte alto" prepara la subida al Calvario. Cristo, 13 Cfr. En Lc 1, 26-38; Gal 4,4-7 3
  • 4. Cátedra Corediana Cabeza de la Iglesia, manifiesta lo que su cuerpo contiene e irradia en los sacramentos: "la esperanza de la gloria"14. Jesús ha subido voluntariamente a Jerusalén sabiendo perfectamente que allí moriría de muerte violenta a causa de la contradicción de los pecadores. La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías, recibido en su ciudad por los niños y por los humildes de corazón, va a llevar a cabo por la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. 1.1.4. "Jesucristo Padeció Bajo Poncio Pilato15, Fue Crucificado, Muerto y Sepultado16” 1.1.4.1. Jesucristo ofrece un Sacrificio de valor infinito En la Sagrada Escritura hay una escena conmovedora: Dios pide a Abrahán que sacrifique a su único hijo. Abrahán obedece heroicamente y toma a Isaac con un haz de leña, subiendo a un monte para sacrificarlo. Pero, una vez probada la fe de Abrahán, Dios no consintió que fuera sacrificado17. El sacrificio de Isaac es figura de la Pasión de Cristo, con la diferencia de que Dios no perdonó a su propio Hijo y lo entregó a la muerte por nosotros. Jesús aceptó la voluntad del Padre por caridad y obediencia. Y como era el Hijo de Dios, cualquier cosa que hiciera podría salvamos, porque todo lo que hacía era de valor infinito. Si quiso sufrir tanto fue para demostramos cuánto nos ama y hacemos comprender la gravedad del pecado. 1.1.4.2. Jesucristo Sacerdote se ofrece a sí mismo El en A.T. los sacerdotes eran los cometidos de ofrecer los sacrificios a Dios; esos sacrificios se ofrecían por todo el pueblo, y unas veces eran frutos de la tierra: trigo, vino, etc., y otras, animales. Jesucristo, Sacerdote eterno, no ofreció cosas de la tierra o animales, sino a Sí mismo. Este es el sacrificio más grande de todos los que se han ofrecido y se pueden ofrecer sobre la tierra, porque es el del Hijo de Dios hecho hombre. Jesucristo es a la vez el Sacerdote que se ofreció a sí mismo en la Cruz y la Víctima de ese Sacrificio. Jesucristo se ofreció en la Cruz principalmente por cuatro motivos: 14 Cfr. En Col 1, 27 15 Cfr. En Mt 27,11-26.32-38.45-61; Flp 2, 8 16 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 592-630 17 Cfr. Gen 22, 1-13 4
  • 5. Cátedra Corediana o Para dar gloria a Dios, su Padre. El fin del hombre es dar gloria a Dios. Jesucristo, representando a todos los hombres, da a Dios gloria infinita con su Pasión y Muerte. o Para dar gracias. Con su Pasión y Muerte Jesucristo da gracias a Dios en nombre de todos los hombres. o Para reparar la ofensa del pecado. Al pecar el hombre se hizo esclavo del pecado y con sus propias fuerzas no podía liberarse; tenía el alma manchada y no podía limpiarla. Con su sacrificio Jesucristo rompe las cadenas del pecado: su sangre limpia la mancha que esos pecados producen en el alma. Jesucristo entregó su vida por nosotros, para que nosotros, muriendo al pecado, podamos vivir la vida de la gracia. o Para pedir a Dios lo que necesitamos. Jesucristo, ofreciendo su sacrificio, hace que Dios Padre escuche siempre lo que le pedimos en su nombre. Por eso, cuando Cristo nos enseñó cómo tenemos que pedir, nos dijo: «Todo lo que pidáis a Dios en mi nombre, se os concederá. Pedid y recibiréis» (Jn 16, 23-24). 1.1.4.3. Con su Resurrección Jesucristo vence a la muerte y al pecado Con su Pasión y Muerte Jesucristo lucha por libramos del pecado, por vencer al demonio y a la muerte; con su Resurrección gana esta batalla: «Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta». Estas palabras, que se leen el domingo de Resurrección, resumen el sentido de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. 1.1.5. “Jesucristo descendió a los Infiernos, al tercer día Resucitó18 de entre los muertos19 1.1.5.1. Cristo descendió a los infiernos En la expresión "Jesús descendió a los infiernos", el símbolo confiesa que Jesús murió realmente, y que, por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la muerte y al Diablo "Señor de la muerte"20. Cristo muerto, en su alma unida a su persona divina, descendió a la morada de los muertos. Abrió las puertas del cielo a los justos que le habían precedido. 1.1.5.2. Al tercer día resucitó de entre los muertos La fe en la Resurrección tiene por objeto un acontecimiento a la vez históricamente atestiguado por los discípulos que se encontraron realmente con el Resucitado, y misteriosamente trascendentes en cuanto entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios. El sepulcro vacío y las vendas en el suelo significan por sí mismas que el cuerpo de Cristo ha 18 Cfr. En Lc 24,1-7; Hch 13,37; Rm 6, 4; Rm 8, 11; Hb 2, 14 19 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 636-658 20 Cfr. En Hb 2, 14 5
  • 6. Cátedra Corediana escapado por el poder de Dios de las ataduras de la muerte y de la corrupción. Preparan a los discípulos para su encuentro con el Resucitado. Cristo, "el primogénito de entre los muertos", es el principio de nuestra propia resurrección, ya desde ahora por la justificación de nuestra alma, más tarde por la vivificación de nuestro cuerpo21. 1.1.6. "Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso”22 La ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el dominio celeste de Dios de donde ha de volver23, aunque mientras tanto lo esconde a los ojos de los hombres. Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con él eternamente. Jesucristo, habiendo entrado una vez por todas en el santuario del cielo, intercede sin cesar por nosotros como el mediador que nos asegura permanentemente la efusión del Espíritu Santo. 1.1.7. " Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos”24 1.1.7.1. Después de la muerte se produce el juicio particular En el instante de la muerte el alma se separa del cuerpo. El alma no muere porque es inmortal, pero comparece inmediatamente delante de Dios para ser juzgada. Según sea la sentencia del juicio el alma va al Cielo a gozar eternamente de Dios o al infierno en el caso de que el hombre muera en pecado mortal y sin la gracia de Dios. El Señor es misericordioso pero también justo, y por eso premia o castiga conforme a las obras que el hombre ha realizado durante su vida en la tierra25. Después de la muerte ya no se puede merecer ni rectificar el destino final. Este juicio, que acaece en el momento mismo de la muerte, es el juicio particular. El Juez será Jesucristo. 1.1.7.2. Los cuerpos resucitarán al final de los tiempos26 Cuando una persona muere, el cuerpo se entierra y se descompone. Pero, si se ha visitado un cementerio, quizá se habrá observado que en alguna tumba donde reposan los restos 21 Cfr. En Rm 8, 11 22 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales665-667; 23 Cfr. En Hch 1, 9-11; Jn.12,32; Hb.9,24; Ef 4, 8-10 24 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 680-682 25 Cfr. Mt 25,31-46 Ap. 22,17-22 26 Se puede comentar el texto de Jn 5; 28-29 6
  • 7. Cátedra Corediana de un cristiano, está escrito: «En espera de la resurrección del último día». ¿Qué quiere decir esto? Significa que, al final del mundo, los cuerpos resucitarán para unirse con sus almas. Por eso decimos en el Credo: «Creo en la resurrección de los muertos». Entonces volverá a unirse el alma con el cuerpo y, de acuerdo con sus obras, los hombres gozarán de Dios para siempre o sufrirán eternamente el castigo del infierno. 1.1.7.3. El juicio universal Al final del mundo los hombres serán otra vez juzgados. Este juicio será de todos y en presencia de todos los hombres y por eso se llama juicio universal. No cambiará en nada la sentencia establecida en el juicio particular, pero servirá para que resplandezca la sabiduría y la justicia divina, para premio de los buenos y castigo de los malos también en cuanto al cuerpo, y en definitiva para gloria de Jesucristo Redentor y Juez. El Señor Jesús vendrá con poder y majestad rodeado de ángeles para juzgar a la humanidad, y arrojará a los malos para siempre al infierno, mientras que a los buenos los llevará al Cielo para gozar eternamente de Dios. 1.1.7.4. Cómo preparar nuestro juicio delante de Dios El Señor quiere que estemos preparados para cuando nos pida cuentas de nuestra vida en el momento del juicio. Puesto que la muerte viene como ladrón, debemos estar siempre preparados. ¿Cómo? 1. Pedir frecuentemente perdón al Señor. Al darnos cuenta de que hemos obrado mal, debemos hacer un acto de contrición, al menos con una jaculatoria que brota del corazón sinceramente arrepentido. 2. Hacer todos los días el examen de conciencia. El examen de conciencia es como un juicio que nos hacemos a nosotros mismos para ver si cumplimos la voluntad de Dios. Se trata de recordar, brevemente, las cosas que hemos hecho durante el día. Al descubrir cosas que hemos hecho bien, damos gracias a Dios; al ver lo que hemos hecho mal, pedimos perdón con dolor de amor y hacemos firme propósito de rectificar al día siguiente. Este examen nos ayuda a estar preparados para el juicio final y para mejorar nuestra vida cristiana. 3. Confesarse con frecuencia. En el sacramento pedimos perdón y el Señor perdona nuestros pecados. Una buena confesión es la mejor manera de preparamos para el juicio de Dios. Si muriésemos después de confesamos bien y estando en gracia de Dios, el juicio será el gozo del Padre Celestial al tener que premiamos, y la alegría nuestra por haber alcanzado el Cielo con su misericordia. 7
  • 8. Cátedra Corediana 1.1.8. Creo en el Espíritu Santo: dador de vida27 Es la tercera Persona de la Trinidad. Es la persona que nos Santifica. El Espíritu Santo que Cristo, derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a la Iglesia28. El Espíritu Santo, que es la unión viva y eterna entre Cristo y nosotros, que nos envuelve con su cálido aliento divino otorgándonos el más precioso don que un hombre puede merecer: el conocimiento de Dios, el conocimiento de su propio origen. El Espíritu Santo es el centro de Hechos de los Apóstoles29, ya que los orígenes de la Iglesia están acunados por su cálido aliento divino. Es el Espíritu el que alienta a los Apóstoles a emprender su misión por toda la Tierra. Por el bautismo estamos íntimamente unidos a Cristo, somos también Templos vivos de Dios. En realidad Cristo nos prometió enviar al espíritu santo como guía, consolador, y como amigo. El Espíritu Santo enriquece al hombre, para que sea un verdadero testigo de Jesús, con sus dones frutos y carismas. 1.1.8.1. Dones: Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que ayudan a las virtudes y dan a la persona docilidad para seguir los impulsos del Espíritu Santo30. Los dones del Espíritu Santo son: Sabiduría31, Inteligencia32, Ciencia33, Consejo34, Fortaleza35, Piedad36 y Temor de Dios.37 Los dones del Espíritu Santo completan las virtudes y las llevan a perfección, hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud las inspiraciones divinas, acuden en ayuda de las virtudes y les dan una modalidad divina. 1.1.8.2. Frutos: Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones que el Divino Espíritu forma en la persona como primicias de la gloria eterna. Además, posibilitan al hombre, llevar una vida digna, productiva y verdadera. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad38’. 27 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales747- 801 28 Cfr. En Jn 3,3-8; Ga 5,22-23; 1Cor. 12,3; Jn 7,37-39; 29 Cfr. En los Hch, 2,36 30 Cfr. En Is 11,1ss 31 Es la luz de Cristo que nos lleva amar lo que es verdadero y bueno y a rechazar lo malo, 32 Es gracia que nos capacita para profundizar, comprender y asimilar lo que es la verdad. 33 Es la capacidad de darle a cada cosa el puesto y la importancia que le corresponde. 34 Es la palabra oportuna y sabia que nos advierte, nos orienta y enruta en el momento indicado. 35 Es la fuerza para afrontar con valentía, mensura y madurez los problemas y dificultades de cada día 36 Es el deseo constante de amar y estar con Dios 37 Es el sentimiento de admiración, reverencia y respeto que Dios se merece. 38 Cfr. En Gal 5,22-23. 8
  • 9. Cátedra Corediana 1.1.8.3. Carismas: los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo39 1.1.9. " Creo en la Santa Iglesia Católica”40 1.1.9.1. Qué es la Iglesia41 No es raro escuchar de labios de algún católico: «Yo amo a Jesús pero no me importa la Iglesia». Creo que esta opinión, es simplemente un pretexto para seguir viviendo como «católicos a su manera». No hacen caso a la Iglesia, no van a la Misa, no quieren prepararse para recibir dignamente los sacramentos, no hay obediencia a la Jerarquía eclesiástica, sólo cuando les conviene se acercan a la Iglesia y dicen que siguen la religión «a su manera». Otros, van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo pero al margen de la Iglesia. Ellos se separan de su Iglesia porque no ven una clara coherencia entre lo que se dice y lo que se hace; sienten que el lenguaje y la vida de los católicos están alejados del Evangelio. La Iglesia no es algo abstracto. Somos nosotros, laicos y pastores, comunidad creyente, su rostro visible. La Iglesia es humana y divina a la vez. Y sabiendo que esta Iglesia lleva en sus miembros las huellas del pecado, es necesario que nos preguntemos muy en serio: ¿Qué Iglesia confesamos, en qué Iglesia creemos, en qué Iglesia servimos? La respuesta es clara: Pertenecemos a la Iglesia que Jesucristo soñó, la Iglesia que Jesucristo realmente quiso. Todo lo que digo aquí no es un invento de hombres, es Cristo mismo el que nos lo enseñó. 1.1.9.2. ¿Cómo preparó Jesús su Iglesia? Jesús comenzó con el anuncio del Reino de Dios. En su primera enseñanza el Señor proclamó: «Ha llegado el tiempo, y el Reino de Dios está cerca. Cambien de actitud y crean en el evangelio de salvación»42 . Pero el pueblo de Israel rechazó a Jesús como Mesías y Salvador y no aceptó sus enseñanzas. Por eso Jesús comenzó a formar un pequeño grupo de discípulos y mientras enseñaba a la multitud con ejemplos, a sus discípulos les explicó los misterios del Reino de Dios43. 39 Cfr. En Ef 4, 11-13. 1 Cor 14,4. 40 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 777-780. 802-810; 866-870. 947-963 41 La palabra griega «ecclesía», que aparece en el N. T. 125 veces, significa en castellano «asamblea convocada» o «Iglesia». 42 Cfr. Evangelio de San Marcos 1,15. 43 Cfr. Evangelio de San Lucas 8,10. 9
  • 10. Cátedra Corediana Entre los discípulos, el Señor escogió a Doce Apóstoles con Pedro como cabeza. «Los Doce» serán las células fundamentales y las cabezas del nuevo pueblo de Israel44. Para los judíos «doce» era un número que simbolizaba la totalidad del pueblo elegido. Y el hecho de que haya Doce apóstoles anunció la reunión de todos los pueblos en el futuro nuevo Pueblo de Dios. Jesús preparó a sus apóstoles con mucha dedicación: Los inició en el rito bautismal45, en la predicación, en el combate contra el demonio y las enfermedades46, les enseñó a preferir el servicio humilde y a no buscar los primeros puestos47, a no temer las persecuciones48, a reunirse para orar en común49, a perdonarse mutuamente50. Y también preparó a sus apóstoles para hacer misiones dentro del pueblo de Israel51. Después de la Resurrección de Jesús recibieron la orden de enseñar y bautizar a todas las naciones52. Entre los Doce, Pedro es quien recibió de Jesús la responsabilidad de «confirmar» a sus hermanos en la fe53. Además Jesús lo estableció como una roca de unidad: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no podrán nada contra ella»54. A Pedro, «la roca» que garantizó la unidad de la Iglesia, Jesús le dio la responsabilidad de mayordomo sobre la Iglesia. Es Pedro el que abre y cierra las puertas de la Ciudad celestial y él tiene también en sus manos los poderes disciplinares y doctrinales: «Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que tú prohíbes aquí en este mundo quedará prohibido también en el cielo, y lo que tú permitas en este mundo quedará permitido en el cielo». A los Doce, Jesús les encargó la renovación de la Cena del Señor: «hagan esto en memoria mía»55. También les dio la responsabilidad de «atar y desatar», que se aplicará especialmente al juicio de las conciencias56. «Reciban el Espíritu Santo. Si ustedes perdonan los pecados de alguien, éstos ya han sido perdonados; y si no los perdonan, quedan sin perdonar»57. 44 Cfr. En Mc. 3, 13-19 y Mt 19, 28. 45 Cfr. En Jn. 4, 2. 46 Cfr. En Mc. 6, 7-13. 47 Cfr. En Mc 9, 35 48 Cfr. En Mt. 10 49 Cfr. En Mt. 18, 19. 50 Cfr. En Mt. 18, 21 51 Cfr. En Mt. 10, 19 52 Cfr. En Mt. 28, 19 53 Cfr. En Jn. 21, 15-17 54 Cfr. En Mt. 16, 18 55 Cfr. En Lc. 22, 19. 56 Cfr. En Mt. 18, 18. 57 Cfr. En Jn. 20, 22-23 10
  • 11. Cátedra Corediana Estos textos de los evangelios revelan ya la naturaleza de la Iglesia, cuyo creador y Señor es Jesucristo mismo. Jesús dio claras indicaciones de una Iglesia organizada y visible, una Iglesia que será acá en la tierra signo del Reino de Dios. Además Jesús quiso realmente su Iglesia construida sobre la roca, y quiso su presencia perpetua en su Iglesia por el ejercicio de los poderes de los Apóstoles y por la Eucaristía. Y el poder del Infierno no podrá vencer a esta Iglesia. 1.1.9.3. La Iglesia nació en la Pascua y en Pentecostés La Iglesia, tal como Jesús la ha querido, es aquella por la que El murió. Con su muerte y resurrección en la Pascua, Jesús terminó la obra que el Padre le encargó en la tierra. Pero el Señor no dejó huérfanos a los apóstoles58, sino que les envió su Espíritu en el día de Pentecostés para reunir y santificar a estos hombres en un Pueblo de Dios59. Es en el día de Pentecostés cuando la Iglesia de Cristo se manifestó públicamente y comenzó la difusión del Evangelio entre los pueblos mediante la predicación60. Es la Iglesia la que convoca a todas las naciones en un nuevo Pueblo para hacer de ellas discípulos de Cristo61. Quienes crean en Jesucristo y sean renacidos por la Palabra de Dios vivo62 no de la carne, sino del agua y del Espíritu63, pasan a constituir una raza elegida, un reino de sacerdotes, «una nación santa». 1.1.9.4. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo El Apóstol Pablo es el autor inspirado que más escudriñó el profundo misterio de la Iglesia. Cuando en aquel tiempo Saulo perseguía a la Iglesia, el mismo Señor se le apareció en el camino de Damasco. Allí Saulo tuvo la revelación de una misteriosa identidad entre Cristo y la misma Iglesia: «Yo soy Jesús, el mismo a quien tú persigues»64. Y en sus cartas, Pablo sigue reflexionando sobre esta unión misteriosa entre Cristo y su Iglesia. Sigamos ahora la meditación del apóstol Pablo sobre la Iglesia. La realidad de la Iglesia como «el Cuerpo de Cristo» ilumina muy bien la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. La Iglesia no está solamente reunida en torno a Cristo; está siempre unida a Cristo, en su Cuerpo. Hay cuatro aspectos de la Iglesia como «Cuerpo de Cristo» que Pablo resalta específicamente. 58 Cfr. En Jn. 14, 16. 59 Cfr. En Jn. 20, 22. 60 Leer todo el capítulo 2 de los hechos de los Apóstoles. 61 Cfr. En Mt. 28, 19-20. 62 Cfr. En 1 Ped. 1, 23 63 Cfr. En Jn. 3, 5-6 64 Cfr. En Hch. 9, 5 11
  • 12. Cátedra Corediana 1.1.9.4.1. «Un solo Cuerpo». La Iglesia para el Apóstol Pablo no es tal o cual comunidad local, es, en toda su amplitud y universalidad, un solo Cuerpo65. Es el lugar de reconciliación de los judíos y gentiles66. El Espíritu Santo hace a los creyentes miembros del Cuerpo de Cristo mediante el bautismo: «Al ser bautizados, hemos venido a formar un sólo Cuerpo por medio de un sólo espíritu»67. Además está viva unión es mantenida por el pan eucarístico «Aunque somos muchos, todos comemos el mismo pan, que es uno solo; y por eso somos un solo cuerpo»68. 1.1.9.4.2. Cristo «es la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia69». Dice el Apóstol Pablo: «Dios colocó todo bajo los pies de Cristo para que, estando más arriba de todo, fuera Cabeza de la Iglesia, la cual es su Cuerpo»70. Cristo es distinto de la Iglesia, pero El está unido a ella como a su Cabeza. En efecto, Cristo es la Cabeza y nosotros somos los miembros; el hombre entero es El y nosotros. Cristo y la Iglesia es todo uno, por tanto, el «Cristo total» es Cristo y la Iglesia. 1.1.9.4.3. La Iglesia es la Esposa de Cristo. La unidad de Cristo y su Iglesia, Cabeza y miembros del Cuerpo, implica para Pablo también una relación muy personal. Cristo ama a la Iglesia y dio su vida por ella71. Esta imagen arroja un rayo de luz sobre la relación íntima entre la Iglesia y Cristo: «Los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, se lo digo respecto a Cristo y la Iglesia»72. 1.1.9.4.4. El Espíritu Santo es el principio de la acción vital en todas partes del cuerpo. El Espíritu Santo actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el Cuerpo. «Hay un solo cuerpo y un solo espíritu». Y por Cristo todo el cuerpo está bien ajustado y ligado, en sí mismo por medio de la unión entre todas sus partes; y cuando una parte trabaja bien, todo va creciendo y desarrollándose con amor73. Los distintos dones del Espíritu Santo (dones jerárquicos y carismáticos) están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo74. 65 Cfr. En Ef. 4, 13 66 Cfr. En Col. 1, 18, 23 67 Cfr. En 1 Cor 12, 13 68 Cfr. En 1 Cor 10, 17 69 Cfr. En Col. 1, 18 70 Cfr. En Ef. 1, 22 71 Cfr. En Ef. 5, 25 72 Cfr. En Ef. 5, 31-32 73 Cfr. En Ef. 4, 4 74 Leer primera de Corintios los capítulos de 12 y 13. 12
  • 13. Cátedra Corediana 1.1.9.5. Diversas imágenes bíblicas de la Iglesia En el Nuevo Testamento encontramos distintas imágenes que describen el misterio de la Iglesia. Muchas de estas figuras están ya insinuadas en los libros de los profetas, y son tomadas de la vida pastoril, de la agricultura, de la edificación, como también de la familia y de los esponsales. No podemos en esta carta analizar todas estas figuras que representan la Iglesia. Sería demasiado largo. Solamente quiero referirme a las imágenes más importantes de la Iglesia con sus respectivos textos de la Biblia. Es una buena oportunidad para que ustedes lean y mediten personalmente con la Biblia. En el N. T. la Iglesia es presentada como: «aprisco o rebaño»75, «campo y viña del Señor»76, «edificio y templo de Dios»77, «ciudad santa y Jerusalén Celestial»78, «madre nuestra y esposa del Cordero»79. Después de esta breve reflexión bíblica acerca de la Iglesia de Cristo, no puedo comprender cómo un cristiano puede decir: «Creo en Jesucristo, pero no en la Iglesia». Esta manera de hablar es simplemente mutilar el Mensaje de Cristo y refleja una gran ignorancia de la verdadera Fe cristiana. La Iglesia es la continuación de Cristo en el mundo. En ella se da la plenitud de los medios de salvación, entregados por Jesucristo a los hombres, mediante los apóstoles. La Iglesia de Cristo es «la base y pilar de la verdad»80; es el lugar donde se manifiesta la acción de Dios, en los signos sacramentales, para la llegada de su Reino a este mundo. Así que aceptar a Cristo significa aceptar su Iglesia. El «Cristo total» es Cristo y la Iglesia. No se puede aceptar a Cristo y rechazar su Iglesia. Dijo Jesús a sus Apóstoles y discípulos: «El que a ustedes recibe, a Mí me recibe. Y el que me recibe a Mí, recibe al que me ha enviado. Como el Padre me envió a Mí, así Yo los envío a ustedes»81. La verdadera Iglesia de Jesús se reconoce en la Iglesia Católica a la que nosotros tenemos la dicha de pertenecer. Cierto que la Iglesia es a la vez santa y pecadora, porque está formada por seres humanos, pero es la única que entronca y conecta con los Apóstoles y con Cristo. A nosotros corresponde crecer día a día en santidad para que brille en ella el rostro de la verdadera Iglesia de Cristo. Y, siendo esto así, cometería un grave error quien la desconociera. Así que no más cristianos «a mi manera», sino a la manera que Cristo dispuso. Y Cristo quiso salvarnos en su Iglesia que es Una, Santa, Católica, y Apostólica. 75 Cfr. En Jn. 10, 1-10. 76 Cfr. En Mt. 21, 33-34 y Jn. 15, 1-5. 77 Cfr. En 1 Cor 3, 9. 78 Cfr. En Gál. 4, 26. 79 Cfr. En Ap. 12, 17 y 19, 7. 80 Cfr. En 1 Ti. 3, 15. 81 Cfr. En Jn 6, 55-59 13
  • 14. Cátedra Corediana La Iglesia es una, santa, católica y apostólica La Iglesia es una: tiene un solo Señor; confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, no forma más que un solo Cuerpo, vivificado por un solo Espíritu. La Iglesia es santa: Dios santísimo es su autor; Cristo, su Esposo, se entregó por ella para santificarla; el Espíritu de santidad la vivifica. La Iglesia es católica: Anuncia la totalidad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres; abarca todos los tiempos. La Iglesia es apostólica: Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles del Cordero"; se mantiene verdaderamente en la verdad: Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el colegio de los obispos. 1.1.9. " Creo en el Perdón de los Pecados82” Al dar el Espíritu Santo a sus apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados. Cristo, después de su Resurrección envió a sus apóstoles a predicar "en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones"83. El Credo relaciona "el perdón de los pecados" con la profesión de fe en el Espíritu Santo. En efecto, Cristo resucitado confió a los apóstoles el poder de perdonar los pecados cuando les dio el Espíritu Santo. El Bautismo es el primero y principal sacramento para el perdón de los pecados: nos une a Cristo muerto y resucitado y nos da el Espíritu Santo. Por voluntad de Cristo, la Iglesia posee el poder de perdonar los pecados de los bautizados y ella lo ejerce de forma habitual en el sacramento de la penitencia por medio de los obispos y de los presbíteros. "En la remisión de los pecados, los sacerdotes y los sacramentos son meros instrumentos de los que quiere servirse nuestro Señor Jesucristo, único autor y dispensador de nuestra salvación, para borrar nuestras iniquidades y darnos la gracia de la justificación84. 1.1.10. " Creo en la Resurrección de la Carne”85 1.1.11.1. ¿Cómo y cuándo será nuestra resurrección86? 82 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales976- 987 83 Cfr. En Mt 9, 1-8;Lc 24, 47; Jn 20, 22-23; 2Cor. 5,18. 84 Ampliaremos este tema en el sacramento de la reconciliación. 85 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales998- 1019 86 Versículos que nos iluminan sobre la resurrección de los muertos: Mt. 27,53-56; Mc. 16, 5-7; Lc.24, 5-6; Rom. 8,11; 1Cor. 15.12-14; 2Mac 7,14 14
  • 15. Cátedra Corediana "Ciertamente el „cómo‟, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe”. Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy Yo mismo”87; pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El todos resucitarán con su propio cuerpo, el que tienen ahora, pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria”88, “en cuerpo espiritual"89. La resurrección tendrá lugar en un instante. “Yo quiero enseñarles este misterio: aunque no todos muramos, todos tendremos que ser transformados, en un instante, cuando toque la trompeta. Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos se levantarán, y serán incorruptibles”90. Este dogma central de nuestra fe cristiana no sólo nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, del cual hemos tomado las anteriores citas textuales, sino que la esperanza de nuestra resurrección y futura inmortalidad se encuentran en textos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. El “cuándo” Sin duda en el “último día”91; “al fin del mundo”92. En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente ligada a la Parusía o Segunda Venida de Cristo: “Cuando se dé la señal por la voz del Arcángel, el propio Señor bajará del Cielo, al son de la trompeta divina. Los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”93. Y continúa San Pablo: “Después nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba. Y para siempre estaremos en el Señor”94. San Pablo nos habla de los que han muerto y han sido salvados. También nos habla de los que estén vivos para el momento de la Segunda Venida de Cristo. Pero es San Juan quien completa lo que sucederá con los que no han muerto en Cristo: “No se asombren de esto: llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán mi voz. Los que hicieron el bien saldrán y resucitarán para la vida; pero los que obraron el mal resucitarán para la condenación”95. 87 Cfr. En Lc.24,39. 88 Cfr. En Flp.3,21 89 Cfr. En 1Cor. 15,44 90 Cfr. En 1 Cor. 15, 51-52. 91 Cfr. En Jn.6, 54 y 11,25. 92 Lumen Gentium del Concilio Vaticano II numeral 48. 93 Cfr. En 1Ts. 4,16 94 Cfr. En 1Ts. 4, 17 95 Cfr. En Jn. 5, 28 15
  • 16. Cátedra Corediana 1.1.12. " Creo en la vida eterna96” El último artículo del credo es la resurrección y la vida eterna. No se puede ser cristiano y profesarla ya que ésta es la culminación de la obra redentora de Cristo en donde ha vencido a la muerte por medio de su sacrificio. Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que El los resucitará en el último día Como la suya, nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad97: Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día98». Además, Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús99. Así mismo, Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder100. 1.1.12.1. El significado de la resurrección de la carne El término "carne" designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad101. La "resurrección de la carne" significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros "cuerpos mortales" volverán a tener vida. En la Biblia encontramos más sobre el término “carne”; “Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne102; que sus días sean 120 años.» Así mismo, En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un ser de carne103? Pero cuando la carne resucite, nuestros cuerpos tendrán vida: Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros104. 1.1.12.2. Importancia de la resurrección en la fe cristiana Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. "La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos 96 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales1020-1060 97 Cfr. Catecismo de la Iglesia católica los numerales 989 98 Cfr. En Juan 6:39-40 99 Cfr. en I Tesalonicenses 4,14 100 Cfr. En I Corintios 6,14 101 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 990 102 Cfr. En Génesis 6,3 103 Cfr. En el Salmo 56,5 104 Cfr. En Romanos 8,11 16
  • 17. Cátedra Corediana cristianos por creer en ella105". Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos106? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo107. El creador del cielo y de la tierra es también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan: Al llegar a su último suspiro dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna108.» 1.1.12.3. Jesús relaciona la resurrección con le fe en Él109 Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá110; Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él: En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida111.Y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre: El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día112. En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos, anunciando así su propia que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, El habla como del "signo de Jonás", del signo del Templo: anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte. 1.1.12.4. Ser testigo de Cristo es ser testigo de su resurrección113 Ser testigo de Cristo es ser "testigo de su Resurrección"114, "haber comido y bebido con El después de su Resurrección de entre los muertos"115. La esperanza cristiana en la 105 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 991 106 Cfr. En I Corintios 15:12-20 107 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 992 108 Cfr. en II Macabeos 7,9 109 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 994 110 Cfr. En Juan 11,25 111 Cfr. En Juan 5,24 112 Cfr. En Juan 6,54 113 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 995 17
  • 18. Cátedra Corediana resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El, por El. Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su 116 resurrección .» Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús117. Y gozaban todos de gran simpatía. 1.1.12.4.1. ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios118, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús. 1.1.12.4.2. ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto:"los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida119, y los que hayan hecho el mal, para la condenación"120. «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad121. 1.1.12.4.3. ¿Cómo resucitarán? Cristo resucitó con su propio cuerpo122: Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.» Y, diciendo esto, los mostraron las manos y los pies123. Pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El "todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora"124, pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria, en "cuerpo espiritual". 114 Cfr. En Hch 1, 22; 4, 33 115 Cfr. En Hch 10, 41 116 Cfr. En Hechos 1,21-22 117 Cfr. En Hechos 4,33 118 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 997 119 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 998 120 Cfr. En Jn 5, 29; Dn 12, 2 121 Cfr. En Daniel 12,1-3 122 Catecismo de la Iglesia católica el numeral999 123 Cfr. En Lucas 24,39-40 18
  • 19. Cátedra Corediana Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual125. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento126; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo: Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección. 1.1.12.4.4. ¿Cuándo resucitarán? Sin duda en el "último día127"; "al fin del mundo". En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo: El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar: El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor128. En sí129, "la carne es soporte de la salvación". Creemos en Dios que es el creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne. Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día. "Creemos en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora"130. No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible, un "cuerpo espiritual131". 124 Cfr. El Concilio de Letrán sección IV; Dezinller 801 125 Cfr. En I Corintios 15,42-44 126 Catecismo de la Iglesia católica el numeral 1000 127 Cfr. En Juan 6:39-40,44, 54; 11:24 128 Cfr. En I Tesalonicenses 4:16 129 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1015, 1016, 1017, 1018, 1019. 130 Cfr. En Deziller numeral 854 131 Cfr. En 1 Corintios 15,42-44. 19
  • 20. Cátedra Corediana Después de este trabajo continuaremos con el taller para profundizar los conceptos aprendidos en esta primera sección: SEMANA 1 HOMBRE, IGLESIA Y SOCIEDAD LO QUE CREEEMOS Sabías qué… Para investigar y pensar…  ¿Qué es y que expone el Catecismo de la Iglesia Católica?  Realice un paralelo entre lo que creen: Islamismo Hinduismo Cristianismo Judaísmo Budismo  Explicar los artículos del Credo  ¿En qué cree el mundo de hoy por qué? Afianzamiento…  Dibuje la imagen que usted tiene de Dios y la imagen que tiene su familia, haga comparaciones. Hoy aprendí que… 20
  • 21. Cátedra Corediana 1.2. LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO Expone cómo la salvación de Dios, realizada una vez por todas por Cristo Jesús y por el Espíritu Santo, se hace presente en las acciones sagradas de la liturgia de la Iglesia, particularmente en los siete sacramentos132. 1.2.1. Los Sacramentos Los sacramentos han sido considerados desde los primeros pasos de la iglesia como el elemento característico, fundamental de la liturgia cristiana. En efecto, los sacramentos son no solamente signos externos de profesión de la fe, sino sobre todo momentos en los que a través del símbolo ritual se realiza en el presente y se actúa en cada uno de los hombres lo que la fe nos dice de Cristo y de su misterio universal de salvación. El sacramento es esencialmente una presencia real y efectiva del misterio de Cristo en nosotros, es decir, una presencia por la que los hombres quedan constituidos en realidad y formados como cuerpo vivo de Cristo; por el sacramento el misterio de salvación que existe en la humanidad de Cristo es comunicado a los creyentes y se convierte en ellos en una realización gradual del designio divino, que consiste precisamente en formar en cada uno de los hombres la imagen viva de Cristo. 1.2.1.1. El Bautismo133 1.2.1.1.1. Sentido del bautismo Explica San Pablo que por el bautismo morimos al pecado y resucitamos a la vida nueva de la gracia134. Esta realidad se entiende más fácilmente cuando el sacramento se administra por inmersión, que es entrar y salir del agua significando la muerte y resurrección del Señor. En efecto, todos nacemos con el pecado heredado de los primeros padres, y en consecuencia privados de la gracia. Pero Cristo nos libró con su muerte y resurrección. Su muerte nos limpia del pecado y nos hace morir al pecado; su resurrección nos hace renacer y vivir la vida nueva de Cristo. El bautismo es el sacramento que aplica a cada bautizado los frutos de la Redención. 1.2.2.1.2. Qué es el bautismo Cuando Cristo envió a sus Apóstoles por todo el mundo, les dijo: «id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre de! Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»135. «El que crea y sea bautizado, se salvará; pero el que no crea, se 132 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1066al 1690 133 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1213- 1284 134 Cfr. En Rom 6, 3-11 135 Cfr. En Mt 28, 19 21
  • 22. Cátedra Corediana condenará»136.El bautismo es el sacramento instituido por Jesucristo, que nos hace discípulos suyos y nos regenera a la vida de la gracia, mediante la ablución con agua natural y la invocación de las tres personas divinas. La materia de este sacramento es la ablución con agua natural, y la forma la componen las palabras: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo». 1.2.2.1.3. Efectos que produce el bautismo en quienes lo reciben 1.2.2.1.3.1. Borra el pecado original. El bautismo perdona y destruye el pecado original con el que todos nacemos; cuando el que se bautiza es adulto borra también los pecados personales así como la pena por ellos debida, y si el recién bautizado muriese, iría directamente al Cielo. 1.2.2.1.3.2. Se infunde la gracia santificante. Por el sacramento del bautismo Dios infunde en el alma la gracia santificante137 junto con las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo. 1.2.2.1.3.3. Confiere carácter sacramental. El otro efecto del bautismo es el carácter, es decir, cierta señal espiritual e imborrable, que explica el que este sacramento sólo se pueda recibir una vez. El carácter bautismal nos configura a Cristo, nos da una participación de su sacerdocio, nos capacita para continuar en el mundo su misión como fieles discípulos suyos. 1.2.2.1.3.4. Incorpora a Jesucristo. Tanto la gracia como el carácter son efectos sobrenaturales del bautismo, que nos unen a Cristo como se unen los miembros con la cabeza. Cristo es nuestra Cabeza y el carácter nos vincula a Él para siempre, mientras que la gracia nos hace miembros vivos. 1.2.2.1.3.5. Incorpora a la Iglesia. Por el bautismo nos convertimos en miembros de la Iglesia, con derecho a participar en la Sagrada Eucaristía y a recibir los demás sacramentos; sin estar bautizado no se puede recibir ningún otro sacramento. 1.2.2.1.4. Necesidad del bautismo El bautismo es absolutamente necesario para salvarse, como declaró el Señor a Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar 136 Cfr. En Mc 16, 16 137 Es una participación del hombre de la naturaleza Divina. 22
  • 23. Cátedra Corediana en el Reino de los cielos»138. Cuando no es posible recibir el sacramento del bautismo, se puede alcanzar la gracia para salvarse por el llamado bautismo de deseo y por el bautismo de sangre o martirio, que es dar la vida por Cristo. 1.2.2.1.5. Quiénes pueden administrar el bautismo Normalmente bautiza el párroco, u otro sacerdote con su permiso; en caso de necesidad puede hacerlo cualquier persona. Dada la importancia y necesidad del bautismo, Dios ha dispuesto que pueda administrarlo cualquier persona, incluso' un no bautizado, con tal que tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia y lo realice correctamente. 1.2.2.1.6. Modo de administrar el bautismo: Al administrar el sacramento se derrama agua natural sobre la cabeza diciendo, con intención de bautizar: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». En la ceremonia del bautismo hay diversas partes, pero lo esencial es lo que hemos dicho: derramar el agua y, al mismo tiempo, pronunciar las palabras «Yo te bautizo…». 1.2.2.1.7. Obligaciones que impone el bautismo: Cuando nos bautizaron, respondieron por nosotros los padres y padrinos. Ahora que conocemos los efectos del sacramento en nuestra alma, debemos responder nosotros mismos firmemente dispuestos a vivir como bautizados. Hemos de responder haciendo actos de fe explícita, guardando la ley de Jesucristo y de su Iglesia, y renunciando para siempre al demonio y a sus obras, como se hace en la Vigilia Pascual al renovar las promesas de nuestro bautismo. 1.2.1.2. LA CONFIRMACIÓN139 1.2.1.2.1. Los Apóstoles recibieron la plenitud del Espíritu Santo el día de Pentecostés Los Apóstoles ya habían recibido el Espíritu Santo antes de la Ascensión del Señor a los Cielos; en la tarde de su Resurrección se les apareció Jesús en el Cenáculo y sopló sobre ellos, diciendo: «Recibid el Espíritu Santo140». Pero en Pentecostés se llenaron del Espíritu Santo y de dones excepcionales141.También nosotros recibimos en el bautismo el Espíritu Santo junto con la gracia, pero el Señor ha instituido el sacramento de la Confirmación, que nos lo da de un modo especial, fortaleciéndonos para mostramos ante los demás como verdaderos discípulos de Cristo. 138 Cfr. En Jn 3, 5 139 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1285-1321 140 Cfr. En Jn 20, 22 141 Cfr. En Hech 2, 1-4 23
  • 24. Cátedra Corediana 1.2.2.2.2. Efectos del sacramento de la Confirmación - Aumenta la gracia. La vida de la gracia que recibimos por primera vez en el bautismo, adquiere un nuevo resello con la Confirmación. - Imprime carácter. Por la Confirmación somos marcados para siempre como soldados de Jesucristo y colaboradores de su Reino. - Fortalece la fe. La palabra Confirmación significa fortalecimiento. - Nos hace soldados de Cristo. El buen soldado debe ser fuerte tanto en la defensa como en el ataque. La Confirmación nos da fuerzas para defender la fe y defendemos de los enemigos exteriores de nuestra salvación: el demonio, el mal ejemplo, e incluso las persecuciones, que se desatan contra los cristianos. Nos da vigor para confesar con firmeza nuestra fe siendo testigos de Jesucristo, colaborando en la santificación del mundo y actuando como apóstoles allí donde vivimos y trabajamos. 1.2.2.2.3. Ministro, sujeto, materia y forma del Sacramento Ministro ordinario de este sacramento es el Obispo, aunque en los casos establecidos por la Iglesia puede administrarlo un sacerdote. El sujeto es toda persona bautizada que no lo ha recibido. Para recibirlo se debe estar en gracia de Dios, conocer los principales misterios de la fe. La materia es la unción en la frente con el Crisma, que se hace con la imposición de la mano. La forma la constituyen estas palabras que pronuncia el Ministro: «N., recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo». 1.2.2.2.4. Estimar mucho la Confirmación: Puesto que la Confirmación hace del fiel cristiano un soldado de Jesucristo, desarrollando y perfeccionando las gracias recibidas en el bautismo, es preciso luchar por mantener los frutos del sacramento. Sólo así seremos fuertes para confesar con rectitud la fe cristiana. 24
  • 25. Cátedra Corediana 1.2.1.3. LA EUCARISTÍA142 1.2.2.3.1. Jesús vino para que tuviésemos vida Jesús vino a la tierra para que tuviéramos vida sobrenatural, que comienza con el bautismo y se perfecciona con la Confirmación. Para conservarla y aumentarla, instituyó el sacramento de la Eucaristía. La Eucaristía es el sacramento más grande porque contiene al mismo Jesucristo, autor de la gracia que nos confieren los demás sacramentos. 1.2.2.3.2. La Eucaristía es un misterio de amor divino Este misterio se entiende un poco con el corazón, porque es fruto del Amor del Señor hacia nosotros. Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los hombres es imposible, lo pudo hacer Dios: el Señor se quedó realmente presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En la Eucaristía se contiene el verdadero Cuerpo de Jesucristo, el mismo que nació de la Virgen y que está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde el principio, los cristianos creyeron en esta verdad. 1.2.2.3.3. Doctrina de la Iglesia sobre la Sagrada Eucaristía Se puede resumir en tres puntos, que conviene conocer y creer con todas nuestras fuerzas: · El hecho de la presencia real permanente: está el mismo Jesucristo. Cuando el sacerdote dice en la Misa las palabras de la Consagración: «Esto es mi Cuerpo143...», «éste es el cáliz de mi Sangre144...», la sustancia del pan se convierte en el Cuerpo de Jesucristo y la del vino en su Sangre. Y afirmamos una presencia real permanente porque, acabada la Misa, el Señor se queda en las formas consagradas que se guardan en el Sagrario. Así Jesús nos hace compañía y nosotros le podemos visitar. Esa luz que arde día y noche junto al Sagrario nos recuerda que Jesús está allí realmente presente. · La transustanciación. Como se ha dicho, por las palabras de la Consagración el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. A esa admirable y singular conversión se llama transustanciación porque se cambia toda la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, quedando solamente lo que suele denominarse «especies consagradas». Es un milagro muy grande, que la razón humana no alcanza a comprender, fruto de la Omnipotencia divina que todo lo puede. 142 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1322-1419 143 Cfr. En Mt.26,20-29; Mc.14,17-25; 1Cor. 11,23-27 144 Cfr. En Lc. 22,14-20 25
  • 26. Cátedra Corediana · Jesucristo está realmente presente en todas las formas consagradas y en cada una de sus partes. Cuando el sacerdote consagra un copón con muchas hostias, los cristianos creemos que Jesucristo está realmente presente en cada una de ellas. También creemos que, si una forma se rompe en diversos trozos, Jesucristo está todo entero en cada uno de ellos. De ahí que el sacerdote recoja cuidadosamente las partículas de las hostias consagradas por pequeñas que sean. El Señor se ha quedado por Amor, y con amor hemos de tratarle. 1.2.2.3.4. Debemos manifestar la fe y amor hacia la Sagrada Eucaristía La creencia en estas verdades de nuestra fe ha llevado a la Iglesia a rendir culto de adoración al Santísimo Sacramento. Este culto a la Sagrada Eucaristía lo ha vivido siempre el pueblo cristiano con muchas devociones eucarísticas: # El jueves Santo, en que celebramos la institución de la Eucaristía y especialmente del Sacrificio de la Misa. # La fiesta del Corpus Christi, que celebra la presencia real de Jesucristo, y el Santísimo es llevado en solemne procesión por las calles de la ciudad. # Las Bendiciones con el Santísimo, donde nos arrodillamos en señal de adoración y el sacerdote nos bendice con la Hostia consagrada. # El cuidado por ofrecer a Jesús en el Sagrario lo mejor: vasos sagrados y sagrarios ricos; limpieza; en el mejor lugar, bien visible, etc.; y sobre todo la actitud de respeto y adoración: arrodillarse al pasar por delante de un Sagrario; acudir con frecuencia al Sagrario; acordarse al pasar por delante de una iglesia; etc. 1.2.1.4. PENITENCIA O CONFESIÓN145 1.2.1.4.1. El pecado El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta: es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna". El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí146”. El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el 145 Catecismo de la Iglesia católica los numerales1422-1497 146 Cfr. En Sal 51,6 26
  • 27. Cátedra Corediana deseo de hacerse “como dioses”, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal147. El pecado es así “amor de sí hasta el desprecio de Dios”. Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación148. 1.2.1.4.2. Todos nacemos inclinados al pecado El hombre nace con el pecado original y privado de la gracia. Aunque este pecado se perdona por el bautismo, permanece la inclinación desordenada de la concupiscencia; la voluntad se halla debilitada y oscurecida la inteligencia; además, el mundo busca seducimos con sus bienes engañosos, y el demonio nos tienta. Todas esas instigaciones diversas que empujan al mal desde dentro o desde fuera del hombre. 1.2.1.4.3. Podemos resistir a las tentaciones Dios permite la tentación para probamos. El mismo Jesucristo quiso ser tentado por el demonio, pero Ello rechazó: «Apártate, Satanás149...». Con la gracia de Dios siempre podemos vencer la tentación. Cuando llega, debemos resistir y orar: resistir valientemente huyendo de la ocasión y de quien nos induce a pecar; y orar, siguiendo el consejo que nos dio Jesucristo: « Velad y orad para no caer en tentación»150. 1.2.1.4.4. Cuando caemos en la tentación, ofendemos a Dios y pecamos Muchas veces no escuchamos las advertencias del Señor y consentimos en la tentación. Faltamos contra Dios, contra su santa voluntad; quebrantamos a sabiendas y voluntariamente la ley de Dios; pecamos y ofendemos a Dios.Para cometer un pecado hacen falta tres cosas: 1. que la cosa sea mala o se crea que es mala151; 2. darse cuenta de que aquello es ofensa a Dios, porque va contra su voluntad; 3. hacerlo, pensarlo o desearlo, a pesar de que se ve que es malo. 1.2.1.4.5. El pecado mortal es una grave ofensa a Dios Cuando se comete una trasgresión en cosa importante o materia grave, se conoce con claridad que se trata de algo grave, y se da además pleno consentimiento, entonces se comete un pecado mortal que ofende gravemente a Dios. También es una gran desgracia para el hombre, que pierde la vida de la gracia, deja de ser hijo de Dios, y se hace reo del infierno. 147 Cfr. En Gn 3,5 148 Cfr. En Fil 2,6-9 149 Cfr. En Mt 4, 10 150 Cfr. EnMt 26, 41 151 El comentario es que da lo mismo que sea pensamiento, deseo, palabra, obra u omisión. 27
  • 28. Cátedra Corediana 1.2.1.4.6. El pecado venial es ofensa leve a Dios A veces, sin dejar de amar a Dios, nos dejamos arrastrar por las pasiones en cosas que no quebrantan del todo sus divinos mandamientos, aunque desagradan a Dios; o, aunque se quebranten los mandamientos, lo hacemos sin el suficiente conocimiento o sin perfecta voluntariedad. En estos casos, el pecado se dice venial o leve; no nos hace perder la gracia y la amistad con Dios, pero debilita nuestra vida sobrenatural y nos pone en peligro de llegar a cometer pecados graves; no nos hace reos del infierno, pero sí del purgatorio. Por ser ofensa a Dios y por los daños que nos causan, debemos con todas nuestras fuerzas evitar también estos pecados veniales: hay que tener horror al pecado venial deliberado. 1.2.1.4.7. El perdón es… El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación. Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada cristiano debe ser una piedra viva. El arrepentimiento debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si está fundado en otros motivos se le llama "imperfecto". El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia. 1.2.1.4.8. Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia; la reconciliación con la Iglesia; la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales; la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual; el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano. 1.2.1.4.9. Pasos para la confesión: Examen de conciencia152; b. Contrición de corazón153; c. Propósito de no volver a pecar154; d. Confesión de los pecados al sacerdote155; e. satisfacción de obra156. 152 Se recuerdan los pecados cometidos desde la última confesión. 153 "El acto esencial de la penitencia, por parte del penitente, un rechazo claro y decidido del pecado cometido, junto con el propósito de no volver a cometerlo, por el amor que se tiene a Dios y que renace con el arrepentimiento. 154 El propósito de no volver a cometer el pecado confesado es señal de arrepentimiento genuino y sincero 155 Se dicen los pecados que se recuerden. 156 Cumplamos la penitencia, que el sacerdote nos impuso. 28
  • 29. Cátedra Corediana 1.2.1.5. UNCIÓN DE LOS ENFERMOS157 1.2.1.5.1. El cristiano ante la muerte: La muerte llega inevitablemente a cada hombre porque es el desenlace natural de nuestra existencia. Dios había hecho las cosas de otra manera corrigiendo esta condición de la naturaleza con un don preternatural y, por beneficio del Creador, éramos inmortales; pero la muerte es ahora un hecho natural y castigo, como secuela del pecado original. Para afrontarla con dignidad y provecho, Dios socorre al cristiano con la Unción de enfermos, remedio y ayuda poderosa para salir al paso de la muerte fortalecidos con la gracia especial del sacramento. Aunque encuentra cierta resistencia en algunos fieles, que se resisten a encararse con la muerte, la prudencia cristiana nos dicta que debemos estimarlo y desearlo como un regalo de la misericordia de Dios. No estaría mal pedir cada día el favor de recibir debidamente el sacramento de la Unción de enfermos. 1.2.1.5.2. Qué es la Unción de enfermos Jesucristo ha previsto un remedio saludable para cualquier necesidad de la vida sobrenatural. En los últimos momentos de la vida, el demonio monta su gran batalla y el alma necesita de auxilios especiales. Estos auxilios han sido vinculados por Jesucristo a la Unción de enfermos, sacramento instituido para alivio espiritual y también corporal de los cristianos gravemente enfermos. Por este sacramento el cristiano se une a Jesucristo para tener los mismos sentimientos que El tiene ante el dolor y la muerte. 1.2.1.5.3. Jesucristo instituyó este sacramento El sacramento de la Unción de enfermos fue instituido por Cristo, aunque lo promulgó el apóstol Santiago que muestra la tradición de la Iglesia cuando dice: « ¿Alguno de vosotros está enfermo? Que haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren sobre él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor; y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará; y si tiene pecados, le serán perdonados»158. 1.2.1.5.4. Efectos de este sacramento € Alivia el alma del enfermo, reavivando en él la confianza en la misericordia divina, dándole fuerzas para que pueda sobrellevar las molestias de la enfermedad y resistir los asaltos del demonio. 157 Catecismo de la Iglesia católica los numerales1499-1532 158 Cfr. En Sant 5, 14-15 29
  • 30. Cátedra Corediana € La Unción de enfermos es, de suyo, un sacramento de vivos y hay que recibirlo en gracia de Dios. Por tanto, aumenta la gracia santificante y borra las reliquias del pecado. € En el caso de que el enfermo no pueda confesarse, la Unción de enfermos perdona también los pecados mortales, si el enfermo se arrepiente de sus culpas al menos con dolor de atrición. € Si conviene a la salvación del alma, devuelve la salud al enfermo. Por eso no hay que esperar a que el enfermo esté ya en la agonía, para administrarle este sacramento; lo lógico es que esté plenamente lúcido. Sin embargo, si una persona ha perdido ya el conocimiento, tiene derecho a que se le administre el sacramento y así debe hacerse, aunque bajo condición, si se duda que vive. A propósito de la Unción de enfermos es oportuno recordar que la Iglesia ayuda a los enfermos también con el Viático. Los buenos cristianos deben preocuparse de que reciban con frecuencia la Comunión y, si es enfermedad grave, a modo de Viático, que significa «preparación de viaje»: el viaje a la vida eterna. 1.2.1.5.5. Modo de administrar este sacramento La administración de este sacramento tiene diversas ceremonias. Lo esencial del rito es la aplicación de la materia159 y forma. El sacerdote unge con óleo bendecido la frente y las manos del enfermo, mientras dice la Forma160. 1.2.1.5.6. Hemos de preparamos para el momento de la muerte Dios acude en nuestra ayuda en todo momento como Padre que nos ama y nos quiere felices en la tierra y después eternamente en el Cielo. El haber estudiado este sacramento nos debe hacer pensar en la realidad de la muerte. Ello lleva a la necesidad de vivir siempre en gracia de Dios, crecer en vida cristiana, aceptar los sufrimientos que tengamos en esta vida y recibir con alegría la muerte, sabiendo que es el paso necesario para encontrarnos definitivamente con Dios en el Cielo. 1.2.1.6. EL ORDEN SACERDOTAL161 1.2.1.6.1. En los pueblos encontramos personas dedicadas al culto de Dios Es connatural al hombre religioso la idea de que el ejercicio del culto a Dios no debe encomendarse a cualquiera, sino que se debe confiar a hombres escogidos y convenientemente preparados. Como todos los pueblos, también el pueblo judío tenía 159 Es el aceite de oliva consagrado por el Obispo el Jueves Santo, de ahí el nombre de «Santos Oleos» 160 Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo». R. Amén. Y añade: «Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad». R. Amén. 161 Catecismo de la Iglesia católica los numerales1536-1600 30
  • 31. Cátedra Corediana sacerdotes, pero en este caso su institución había sido revelada por Dios a Moisés: eran los sacerdotes del Antiguo Testamento los que ofrecían a Dios sacrificios162 e intercedían por las necesidades de su pueblo. 1.2.1.6.2. Jesús instituyó en la Iglesia el sacramento del Orden Sacerdotal Es el verdadero y supremo Sacerdote163 de la Nueva Ley, porque sólo El nos reconcilió con Dios por medio de su sangre derramada en la Cruz. Pero quiso que algunos hombres escogidos por El participasen de su dignidad sacerdotal164, con objeto de extender los beneficios de la Redención a todos los hombres. Para ello escogió a sus Apóstoles, y en la Ultima Cena instituyó el Sacerdocio de la Nueva Alianza. A los Apóstoles y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que renovasen en la Misa el Sacrificio de la Cruz con estas palabras: «Haced esto en memoria mía»165. El día de la Resurrección les confirió también el poder de perdonar o retener los pecados166, otorgándoles el poder que El tenía. El sacerdote es, pues, Ministro de Cristo, instrumento del que se sirve Jesucristo para continuar en el mundo la Redención. 1.2.1.6.3. Los Apóstoles transmitieron el sacerdocio a otros Los Apóstoles sabían que el sacerdocio debía continuar en la Iglesia cuando ellos murieran y, después de evangelizar una ciudad y antes de dejarla, imponían las manos a otros comunicándoles el sacerdocio167.Este rito es lo que se llama sacramento del Orden, que consta de varios grados subordinados uno a otro, de los cuales resulta la sagrada Jerarquía de Orden: episcopado, presbiterado y diaconado. 1.2.1.6.4. El sacerdote es un hombre consagrado a Dios para siempre En virtud del sacramento del Orden el sacerdote es Ministro de Cristo, mediador entre Dios y los hombres para dar culto a Dios y para comunicar la gracia a los hombres. Los poderes que se le otorgan, que no tienen ni siquiera los Ángeles, no son pasajeros sino permanentes. Las personas que reciben este sacramento reciben un carácter indeleble y son sacerdotes para siempre. El carácter distingue al ordenado de los demás fieles: participa del sacerdocio de Cristo de un modo esencialmente distinto. Junto con el carácter recibe otras gracias en la 162 Cfr. En Gn. 14,18; Lv. 8,10-13 163 Cfr. En Hb 5,1-4; 164 Cfr. En Mc. 3,13-19 165 Cfr. En Lc 22, 19 166 Cfr. En Jn. 20,21 167 Cfr. En 2 Tim 1, 6; Hch. 14, 23 31
  • 32. Cátedra Corediana consagración sacerdotal para asemejarse a Cristo, de manera que todo sacerdote puede decirse que es otro Cristo. Este sacramento sólo pueden recibirlo los varones bautizados que reúnan las debidas condiciones. 1.2.1.6.5. Ministerio de los sacerdotes Hemos visto que el sacerdocio da potestad para ejercer el sagrado ministerio, que mira al culto de Dios y a la salud de las almas. Las manifestaciones principales del ministerio de los sacerdotes son: Predicar la Palabra de Dios. El Sacerdote ejerce este ministerio cuando predica la homilía dentro de la Santa Misa, al dar catequesis, y en múltiples ocasiones: meditaciones, retiros, cursos de retiro, charlas de formación doctrinal religiosa, etc. Administrar los sacramentos y especialmente celebrar la Santa Misa. Desde que el cristiano nace hasta que muere, está junto a él el sacerdote ayudándole con los sacramentos. Pero el ministerio principal de los sacerdotes es celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Guiar al pueblo cristiano hacia la santidad. Los sacerdotes tienen la misión y el deber de apacentar como buenos pastores la grey que les ha sido confiada por el Obispo: con oración, mortificación, ayudándoles en sus necesidades, acompañándoles en momentos difíciles, y con la insustituible tarea de la dirección espiritual, para que los hombres quiten los obstáculos que impiden recibir la gracia de Dios. Dirigir al Señor la oración oficial de la Iglesia, con el rezo de la Liturgia de las Horas. Si todos los hombres deben rezar para honrar a Dios y pedirle por tantas necesidades, con mayor motivo debe hacerlo el sacerdote. Palpa como ninguna otra persona las miserias y necesidades verdaderas de los hombres. 1.2.1.6.6. La misión del sacerdote es fundamentalmente espiritual De todo lo que hemos visto se deduce que la misión del sacerdote en el mundo es fundamentalmente espiritual: conducir los hombres a Dios, educándolo en la fe y dándole la gracia de Cristo contenida en los sacramentos. El sacerdote es servidor de toda la comunidad cristiana y elemento de unidad. Es lógico que se le distinga, incluso en su porte externo, como ordena la Iglesia, y que tenga el día completamente lleno con su actividad sacerdotal, sin tiempo para dedicarse a otras cosas, y mucho menos interfiriendo en las tareas propias de los fieles laicos. 32
  • 33. Cátedra Corediana 168 1.2.1.7. EL MATRIMONIO 1.2.1.7.1. El matrimonio fue instituido por Dios en el Paraíso terrenal El libro del Génesis enseña que Dios creó al hombre varón y mujer, con el encargo de procrear y multiplicarse: «Hombre y mujer los creó, y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos, y llenad la tierra»169. Entonces instituye Dios el matrimonio, y lo instituye para tener hijos y educarlos; como fin secundario, para que los esposos se ayuden entre sí: porque «no es bueno que el hombre esté solo, vaya hacerle una ayuda semejante a él»170.En consecuencia, el matrimonio es algo sagrado por su misma naturaleza, y los esposos son colaboradores de Dios participando del poder divino de dar la vida, al preparar el cuerpo de los nuevos seres en el que Dios infunde el alma creada a su imagen y semejanza, destinados a darle gloria y a gozar de El en el Cielo. 1.2.1.7.2. Jesucristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento Jesucristo elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al comienzo de la humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de la unión de Jesucristo y su esposa la Iglesia171. La tradición cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de Caná172 como una confirmación del valor divino del matrimonio. Por tanto, entre cristianos, sólo hay un verdadero matrimonio: el que Jesucristo santificó y elevó a la dignidad de sacramento. Por eso, ningún católico puede contraer el llamado «matrimonio civil»; tal unión no sería válida, ya que no tiene más valor que el de una simple ceremonia legal ante el Estado. Entre católicos sólo es válido el matrimonio- sacramento contraído en la Iglesia. 1.2.1.7.3. Las propiedades del matrimonio El matrimonio, tanto en la condición de institución natural173 como en la de sacramento cristiano, está revestido de dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad. Unidad quiere decir que el matrimonio es unión de un solo hombre con una sola mujer: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne»174. Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede desatarse jamás: «Lo 168 Catecismo de la Iglesia católica los numerales1602- 1666 169 Cfr. En Gn.1 27-28; 2, 24; Tb. 7, 12-21 170 Cfr. En Gen, 2, 18 171 Cfr. En 1 Cor 7 y Ef 5, 22 172 Cfr. En Jn 2, 1-11 173 Cfr. los cánones 1055-1062 del código de derecho canónico. 174 Cfr. En Gen 2, 24 33
  • 34. Cátedra Corediana que Dios unió no lo separe el hombre», dice el Evangelio175. El divorcio, pues, está prohibido. Dios ha querido que esto fuese así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien, la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio se introduce en una sociedad; por el bien de toda la sociedad humana, pues la humanidad se compone de familias, y cuanto más sólidas y estables sean éstas, mayor será el orden y el bienestar de la sociedad y de los individuos 1.2.1.7.4. Efectos del sacramento del matrimonio El sacramento del matrimonio, como todo sacramento de vivos, aumenta la gracia santificante en quienes lo reciben. Hay que recibirlo, pues, en estado de gracia; si no, se comete un sacrilegio, aunque el matrimonio es válido. También comunica los auxilios especiales que necesitan los esposos para santificarse dentro del matrimonio, para educar a sus hijos y cumplir los deberes que contraen al casarse. Estos deberes son, para con ellos mismos: amarse y respetarse; guardarse fidelidad y ayudarse mutuamente; con res- pecto a los hijos: alimentarles, vestirles, educarles religiosa, moral e intelectualmente, y asegurar su porvenir. Los ministros del sacramento son los mismos contrayentes; sin embargo debe celebrarse ante testigos delante del párroco o delegado suyo; si no, es inválido. Después de este trabajo continuaremos con el taller para profundizar los conceptos aprendidos en esta segunda sección: SEMANA 2 LO QUE CELEBRAMOS Sabías qué… Para investigar y pensar…  Explicar que es un año litúrgico, sus tiempos y su significado  Que celebran (ritos, festividades, líder o quien preside…) Islamismo Hinduismo Cristianismo Judaísmo Budismo  Consulte la fecha, el ministro y los padrinos de: Su Bautismo Su Primera Confesión Su primera comunión Su confirmación Su matrimonio  ¿Qué es el misterio pascual y en que se manifiesta? Afianzamiento…  Escriba una oración pidiendo por la santidad de las personas que han estado presentes en su vida Cristiana. Hoy aprendí que… 175 Cfr. En Mt 19, 6; 5, 32; Lc 16, 18 34
  • 35. Cátedra Corediana 1.3. LA VIDA EN CRISTO Presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios: la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un obrar recto y libre, con la ayuda de la ley y de la gracia de Dios; mediante un obrar que realiza el doble mandamiento de la caridad, desarrollado en los diez Mandamientos de Dios. 1.3.1. LOS DIEZ MANDAMIENTOS176 1.3.1.1. AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS177 1.3.1.1.1. Dios es nuestro Creador y único Señor Dios es para el hombre el único Señor178. Nos ha creado y nos cuida constantemente con su Providencia; la existencia y cuanto somos, todo lo recibimos de Dios. En consecuencia, el hombre tiene con Dios unos lazos y obligaciones que constituyen la religión. ¿Cuáles son nuestros deberes para con Dios? Reconocer que es nuestro Señor; creer lo que nos ha revelado; adorarle con culto interno y externo; servirle, cumpliendo en todo momento su santísima voluntad; orar, elevando la mente a Dios para alabarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos; amarle, en fin, sobre todas las cosas. Podemos, pues, resumirlos en la adoración y en el fiel cumplimiento de su voluntad. 1.3.1.1.2. Debemos adorar a Dios con culto interno y externo A la virtud de la religión pertenecen principalmente los actos internos del alma, que se dan de modo excelente cuando hacemos actos de fe, esperanza y caridad; cuando damos gracias y pedimos perdón; cuando queremos lo que Dios quiere. Este es sobre todo el culto que espera. Pero hemos de hacer también actos externos de adoración: asistir a la Santa Misa, arrodillamos ante el Sagrario, inclinar la cabeza ante un crucifijo, asistir con piedad a las ceremonias litúrgicas... Los hombres tenemos alma y cuerpo, y Dios es creador de ambos. Por eso hemos de manifestarle nuestra sumisión y reverencia también en cosas externas, como acostumbramos a hacerlo con nuestros semejantes con un beso, una inclinación o saludo, un regalo material. 1.3.1.1.3. Hemos de cumplir siempre la voluntad de Dios Dios es el Señor y hemos de cumplir con alegría su voluntad, dispuestos a realizar con amor lo que a Él le gusta, como hizo Jesucristo, nuestro Maestro: «Padre, no se haga mi 176 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 1949- 2029 177 Catecismo de la Iglesia católica los numerales 2083- 2141 178 Cfr. En Dt. 6,4-9; 35
  • 36. Cátedra Corediana voluntad, sino la tuya»179. Por otro lado, es nuestro Padre que nos ama y nos quiere como nadie de esta tierra puede querer; de ahí que su voluntad sea lo mejor para nosotros, y el testimonio verdadero de que le amamos sea el cumplirla fielmente, porque es lo que desea. Hay cosas que Dios manda y debemos hacerlas; otras, las prohíbe y hemos de evitarlas. En ocasiones, lo que Dios pide exige esfuerzo y sacrificio, pero hemos de hacerlo. Cumplir la voluntad de Dios supone también descubrir la vocación o llamada que nos hace, tratando de seguirla con fidelidad y constancia. 1.3.1.1.4. Pecados contra el primer mandamiento Se consideran y son pecados contra el primer mandamiento los que atentan contra la fe tales como la herejía, apostasía, cisma, indiferencia religiosa, leer libros que atacan la fe y la moral, discutir sobre cuestiones de fe sin tener la debida preparación,..., contra la esperanza tales como la desesperación, desánimo, presunción y contra la caridad el odio, envidia, riñas, escándalo y cualquier pecado mortal. Pero los pecados específicos contra este mandamiento son los que contradicen la virtud de la religión: 1. La idolatría, que consiste en adorar a dioses falsos o en dar a las criaturas el culto debido a Dios. Es un pecado gravísimo que Dios condena severamente en la Sagrada Escritura. Hoy día muchos ponen en lugar de Dios el dinero, la comodidad o a sí mismos. 2. La superstición, que es atribuir a ciertos objetos, signos o palabras, efectos que ni Dios ni la Iglesia les han dado. 3. La adivinación, espiritismo y magia, invocando fuerzas ocultas para averiguar por su intervención cosas desconocidas y realizar cosas maravillosas como si fueran milagros. 4. El sacrilegio, que es tratar indignamente las personas, objetos y lugares consagrados a Dios. 5. El tentar a Dios con palabras u obras. 6. La irreligiosidad, que es el pecado de no tener ninguna religión, despreciando así a Dios. 7. El perjurio, poniendo a Dios por testigo de algo falso. 8. El no cumplir lo prometido en voto o juramento. 1.3.1.1.5. Importancia del primer mandamiento El primer mandamiento es el más santo y el principal. Cumpliéndolo bien cumplimos todos los demás, y no podemos olvidar que amar a Dios sobre todas las cosas es lo primero. A fin de cuentas, lo único verdaderamente importante para nosotros. 179 Cfr. En Lc 22, 42 36
  • 37. Cátedra Corediana 1.3.2. NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO180 1.3.2.1. El nombre representa a la persona Dios es santo, y su nombre también lo es porque el nombre representa a la persona. De ahí que, cuando nombramos a Dios, no pensemos simplemente en unas letras sino en el mismo Dios, Uno y Trino. Por eso hemos de santificar su nombre y pronunciarlo con gran respeto181. Así se explica que, si alguien pronuncia de forma irreverente el nombre de una persona querida, sintamos indignación. Los ángeles y los santos en el Cielo alaban continuamente el nombre de Dios, proclamándolo Santo, Santo, Santo. Nosotros pedimos en el Padrenuestro: «Santificado sea tu nombre», y hemos de esforzamos para que el nombre de Dios sea glorificado en toda la tierra. 1.3.2.2. Cómo honramos el nombre de Dios Honramos o santificamos el nombre de Dios cuando le alabamos como Creador y Salvador, confesando ante los hombres que es nuestro Dios y Señor; cuando escuchamos con devoción o meditamos la palabra de Dios; cuando damos gracias por todo lo que nos concede o pedimos con confianza su ayuda y protección; cuando cuidamos todo lo que le está consagrado; cuando procuramos que Dios sea conocido, amado y honrado por todos; jurando con piedad, justicia y verdad; haciendo votos o promesas de cosas gratas a Dios con intención de cumplirlas. 1.3.2.3. Respetar lo que está consagrado a Dios En atención al nombre de Dios, que de alguna manera ostentan, hemos de respetar los lugares, las cosas y personas a El consagrados. Son lugares sagrados los templos182 y los cementerios, que exigen un comportamiento lleno de respeto y dignidad. Son cosas sagradas el altar, el cáliz, y otros objetos dedicados al culto. Son personas consagradas los ministros de Dios y los religiosos, y por tanto el Papa y los Obispos; merecen todo respeto y nunca se debe hablar mal de ellos. Si se profanan cosas o lugares sagrados o se injuria a las personas consagradas a Dios, se comete un pecado de sacrilegio. 1.3.2.4. El juramento es poner a Dios por testigo A veces es necesario que el que hace una declaración sobre lo que ha visto u oído, haya de reforzarla con un testimonio especial. En ocasiones muy importantes, sobre todo ante un tribunal, se puede invocar a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o promete: eso es hacer un juramento. Fuera de estos casos no se debe jurar nunca, y hay 180 Catecismo de la Iglesia católica los numerales1242- 2167 181 Cfr. En Lv. 19,12; Dt.5,11; Mt.5,33-34.36 182 Cfr. En Mt 21,13 37
  • 38. Cátedra Corediana que procurar que la convivencia humana se establezca en base a la veracidad y honradez. Jesús dijo: «Sea, pues, vuestro modo de hablar: sí, sí, o no, no. Lo que exceda de esto, viene del Maligno»183. 1.3.2.5. Pecados contra el segundo mandamiento Además de los pecados de perjurio, los pecados contra este mandamiento son: pronunciar con ligereza o sin necesidad el nombre de Dios, nombrar a Dios con enfado, la maldición y la blasfemia. Blasfemar es decir palabras o hacer gestos injuriosos contra Dios, la Virgen, los Santos y la Iglesia. Si se hace de forma consciente, es un pecado grave, ya que va directamente contra Dios. 1.3.3. SANTIFICARÁS LAS FIESTAS184 1.3.3.1. Dios quiere que se le dedique de modo especial el domingo Dios manda que le dediquemos un día de la semana de modo especial185; un día para Él y para que podamos descansar. Los israelitas celebraban el sábado, conforme se lo ordenó a Moisés en el Sinaí; pero los Apóstoles señalaron el domingo, que es el día en que resucitó Jesucristo. También en domingo, el Espíritu Santo vino sobre los Apóstoles en la fiesta de Pentecos- tés. Domingo significa día del Señor, y se llama así por conmemorar la Resurrección del Señor Jesús. 1.3.3.2. Las fiestas de precepto Además del sábado los israelitas celebraban otras fiestas a lo largo del año; la más solemne era la Pascua. Los cristianos celebramos también fiestas en las que conmemoramos los principales misterios de la vida de Jesús: Navidad, Epifanía, Presentación en el templo, Corpus Christi..., de la Santísima Virgen: Inmaculada Concepción, Asunción, Visitación..., y de los santos: S. José, S. Pedro...La Iglesia determina qué fiestas son de precepto o de guardar, es decir, aquellas que debemos santificar como si fueran domingo. En la liturgia católica la fiesta más solemne es la Pascua o día de la Resurrección de Cristo, que se repite cada domingo. 1.3.3.3. La obligación de oír Misa los domingos y días de precepto Para ayudamos a cumplir el tercer mandamiento de la Ley de Dios, la Iglesia ha impuesto la obligación de oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. Este mandamiento obliga al cristiano que ha cumplido 7 años y tiene uso de razón. El que no 183 Cfr. En Mt 5, 37. 184 Catecismo de la Iglesia católica los numerales2168-2195 185 Cfr. En Ex. 20,8-11; 31,15 38