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Robots que hacen casas, reto de la impresión en 3D
1. Robots que hacen casas, reto de la impresión
en 3D
Investigadores crearon tres robots que pueden levantar una
estructura tan alta como se les asigne.
Foto: Archivo particular
Robot de agarre. Con estructura de sujeción por medio de 4 rodillos independientes.
Aquí, el tamaño sí importa. Y entre más pequeño resulta más práctico, más cómodo, más
efectivo y de mayor alcance. Son los atributos de la tecnología. No superan los 40 centímetros
de altura, pero son capaces de levantar una estructura tan alta como se les asigne.
Se llaman Minibuilders y son tres robots que rompieron el mito de la impresión en 3D de que
para hacer cosas grandes se necesitan máquinas grandes.
Les tomó siete meses sacar adelante este proyecto como investigadores del Instituto de
Arquitectura Avanzada de Cataluña, en Barcelona (España).
El objetivo de Dori Sadan, Stuart Maggs, Shihui Jin, Petr Novikov, Cristina Nan y Saša Joki,
todos de países y edades distintas, esutilizar estos robots para construir casas con la
tecnología 3D que, pese a su explosión actual, viene de al menos 30 años atrás. No solo
crearon los Minibuilders sino también el software que los opera.
Cada uno de los tres robots tiene nombre y función específica. El primero es el robot de
fundación, que imprime las primeras capas, los primeros 15 centímetros del proyecto. Su
tracción se asemeja a una versión mini de un tanque de guerra. Cuenta con un sensor frontal
para posicionarse y le permite también definir su dirección.
El robot de agarre, bajo y con dos mangueras que parecen brazos levanta muros y paredes.
También puede definir marcos de ventanas y de puertas. Se sujeta a través de cuatro rodillos
2. que, además de rotar, están conectados con la dirección para tener mayor precisión sobre la
estructura. Un sistema de calefacción agiliza el proceso de secado del material.
La tarea la finaliza el robot aspiradora, similar a un rover de exploración marciana, que
refuerza las estructuras impresas por sus dos ‘hermanos’. Este se adhiere sobre la superfic ie
mediante el uso de un generador de vacío y una copa de succión.
Los tres utilizan inyectores conectados mediante tubos a un dispositivo de mayor tamaño que
les suministrar el material de construcción.
“El que usamos (material) tiene un 50 por ciento de dos componentes de polímero y 50 por
ciento de polvo de mármol. Hace ligera la estructura, pero resistente. Además, resulta muy
económico porque el polvo de mármol es prácticamente gratis”, explica Sadan.
Ensayo
En marzo pasado hicieron su primera prueba. Hubo fallas, claro: sensores que no seguían los
patrones, el material no se solidificó como lo esperado y algunos detalles de humedad. “Era
el reto de trabajar en campo”, dice el inventor.
Debutaron con una estructura gris que parece un jarrón gigante y aun distante al modelo de
una casa. Un diseño un poco primitivo, pero nada despreciable para ser ‘primerizos’. “La
impresión puede tomarse 12 horas o menos –explica Sadan–, pero los ajustes alargan la
finalización un par de semanas”. Tras esa experiencia inicial, volvieron al laboratorio
convencidos de que la construcción en 3D no tenía límites.
La siguiente fase de su trabajo se enfocará en mejoras de software, comportamiento de los
robots, resistencia, diseños y materiales. También en el abastecimiento de energía: cada robot
es de 12 vatios. “Estamos viendo cómo reducirla porque nos contactaron de Filipinas para
construir después del tsunami y en un escenario como ese debemos revisar alternativas para
el consumo de la energía”, añade Sadan.
Su proyecto les abrió las puertas a la edición de Londres del 3D Printshow –una feria en la
que se exhiben iniciativas de impresión en 3D en todos los campos- que finalizó el pasado 6
de septiembre. Conocieron avances y tendencias del mercado y se trazaron un plazo de cinco
años para consolidar su iniciativa de construir casas y edificios. Tal vez antes llegue antes si
el desarrollo tecnológico en este campo mantiene su vertiginoso ascenso y aterriza al mundo
en un presente soñado por generaciones anteriores, donde mucho de la ciencia ficción cobra
vida.