Este documento presenta una descripción detallada de cuatro perfiles psicosociales: 1) individuos con una mente y corazón pequeños, considerados los más peligrosos; 2) individuos con una gran inteligencia y sensibilidad, que dejan legados positivos; 3) personas nobles pero ingenuas; y 4) sujetos con una mente brillante pero necrosis afectiva, también muy peligrosos. Adicionalmente, describe dos perfiles híbridos que combinan características de los extremos. El objetivo es ayudar a identificar diferentes tipos de personas
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PERFILES PSICOSOCIALES
“Un psicópata no tiene
nunca amigos. Tiene súbditos,
conocidos o esclavos”.
Vicente Garrido Genovés
Introducción
En este mundo existen, han existido y existirán individuos que: a) tienen basura en su mente
y en su corazón, b) luz en su mente y amor en su corazón, c) positividad afectiva y escasez
mental, y, d) luz mental, pero necrosis afectiva. Los primeros dan pesar; su estrechez mental
y sus malas intenciones los mantienen en la zona de los fracasados, pues a duras penas
entienden su lengua materna. Los segundos son personajes con gran desarrollo de la
inteligencia y de la sensibilidad, que dejan legados llenos de sabiduría y benevolencia, por lo
que son siempre recordados con admiración y gratitud. Los terceros, a su vez, son personajes
nobles que no ven más allá de sus narices, razón por la cual cualquiera los engaña. Los
últimos, por el contrario, si bien tienen más desarrolladas sus facultades intelectuales que los
primeros, tienen exactamente sus mismas pestilencias afectivas, lo que los convierte “en
lobos vestidos de oveja”. En virtud de ello, constituyen seres de máxima peligrosidad
interpersonal, pues son capaces de esconder muy bien sus protervas intenciones hasta que
encuentren la oportunidad de hacer el daño.
El presente escrito, que reúne la experiencia de un sargento, en su momento condecorado y,
hoy, ya retirado de la Policía Nacional colombiana (con más de veinte años de experiencia
en la universidad de la calle) y un profesional postgraduado de la psicología, con más de
cinco años de experiencia en el abordaje de diferentes complejos mentales, tiene como
finalidad describir detalladamente estos cuatro tipos de perfiles para que los interesados
puedan ubicar fácilmente a sus interlocutores y puedan tratarlos en consecuencia, de tal
manera que sus acciones estén marcadas por la prudencia.
Desarrollo del tema
El hombre es un holón compuesto por una esfera física, una esfera vital, una esfera mental y
una esfera espiritual. Es decir, el hombre es un ente que consta de fisiosfera, biosfera,
noosfera y teosfera. Razón por la cual, en él, no solo lo visible físicamente es real: sus afectos,
pensamiento y posibles estados meditativos de consciencia son tan reales como sus dedos o
sus huesos, aunque no se puedan materialmente tocar. Y es en esas realidades inmateriales,
más que en las materiales, en las que se manifiesta la mayor parte de la naturaleza del hombre,
pues lo físico es apenas un cuarto (1/4) del holón llamado homo sapiens sapiens1
.
1
Que, de acuerdo con Edgar Morin, de sapiens no tiene nada.
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Profundizando en los aspectos metafísicos antes señalados, sin mencionar el espiritual (pues
escapa a lo que nos interesa), se encuentran individuos cuya afectividad alberga pocas o muy
pocas cosas realmente positivas. Es decir, individuos que se inclinan más por lo malevolente
y lo indolente para con su prójimo, muchas veces no importándoles saber que se trata de un
familiar o un amigo. Asimismo, su intelecto se ve caracterizado por contenidos
improductivos y formas poco funcionales de proceder. En otras palabras, su mente, da la
impresión, es casi del tamaño de la de un pollo (liliputiense).
Estos sujetos, por tener un corazón pequeño (indolente y malevolente), son oligofílicos2, es
decir, de nulo o poco amor. Muchas veces ni siquiera se aman a sí mismos, razón por la cual
no son capaces de amar a los demás. Y, por tener un intelecto de corto vuelo, son
oligofrénicos3, gnoseológicamente hablando (mas no psiquiátricamente). Dicha condición
los hace fácilmente manipulables, por ello, no es casual que los politiqueros destruyan los
países y, a pesar de esto, muchos sigan creyendo en ellos (y más si hay comisiones de poca
monta de por medio). Verlos actuar en su vida cotidiana despierta pesar en el ser superior,
pues no se diferencian mucho de los animales, llegando algunos hasta el colmo de manifestar
capacidades de procesamiento informativo inferiores a las de los últimos.
Para estas personas, que no “rebuznan” por un milagro de Dios y que, a lo sumo, quieren a
sus padres y a sus hijos, el perfil que las describe es el coprológico4, ya que, metafóricamente
hablando, albergan grandes cantidades de materia fecal tanto en su noosfera como en su
biosfera.
Su capacidad para depositar esas “heces” en los demás no alcanza proporciones amenazantes
para la comunidad en general porque su reducido intelecto los hace fallar constantemente en
el intento. Por esta razón son individuos fácilmente detectables como no deseables por los
demás: no aportan nada bueno intelectualmente y hacen daño afectivamente. Constituyen la
peor forma de liliputiensia: enanismo psicoafectivo.
Individuos así no entienden las materias del colegio; en la universidad pasan su vida
solicitando monitorías y tutorías o perdiendo las materias; en la vida laboral son despedidos
y rebajados de cargos por sus constantes incompetencias teóricas, prácticas y axiológicas. De
esta forma solo logran mantenerse en situaciones académicas y laborales cómodas por otro
tipo de factores (como el tráfico de influencias o la permuta). En ellos la inteligencia es peste.
Es a estos individuos a quienes corresponde el famoso dicho latino “Quod natura non dat,
Salamtica non praestat” (“Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”). Así les
pongan profesor particular, no dejan atrás su liliputiensia. Y cuando por alguna razón
adquieren un capital importante, por más que pretendan mostrarse cultos y con clase, no
pueden esconder sus orígenes.
2
Del prefijo griego ὀίgo (olígos), que significa poco, y el verbo, igualmente griego, ί(phileín): amar.
3
Del prefijo griego ὀίgo (olígos) y el sustantivo, igualmente griego, (phren): intelecto.
4
Del griego ó(kópros), que significa excremento.
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En el otro extremo, y en un porcentaje muy reducido en contraste con el primero, se
encuentran los individuos con una afectividad cargada de muchas, o muchísimas, cosas
positivas. Es decir, individuos que se inclinan por lo condolente y lo benevolente para con el
prójimo, llegando a tratar a los amigos como a sus hermanos y a los desconocidos como
amigos. Así mismo, su intelecto se ve caracterizado por contenidos muy productivos y formas
de proceder muy funcionales. En otras palabras, su mente, da la impresión, es lo
suficientemente grande como para tener un país o el propio planeta dentro de ella.
Estos sujetos, por tener un corazón tan grande (condolente y benevolente), son macrofílicos5;
es decir, de mucho o muchísimo amor. Muchas veces son capaces de sacrificarse por el
bienestar del otro, sin recibir nada a cambio, pues su alegría radica en el bienestar del prójimo.
Y, por tener un intelecto de largo alance, son macrofrénicos6, gnoseológicamente hablando.
Dicha condición los hace llegar al éxito en lo que emprenden; por ello, no es casual que nunca
pasen desapercibidos, ya que despiertan el celo profesional (e, incluso, hasta la envidia) en
unos y la admiración, en otros. Verlos actuar en su vida cotidiana despierta el deseo de llegar
a ser como ellos, pues enaltecen la condición de nuestra especie y promueven la salud social
y ecológica. Los más destacados entre ellos son sabios consumados con altísimas dosis de
amor por todo.
Para estas personas, que brillan con luz propia y llenan el mundo de cosas que valen la pena,
el perfil que las describe es el neuropsicológico, ya que, metafóricamente hablando, sí
albergan, de verdad, en su cabeza, neuronas que facilitan la grandeza psicoafectiva (noosfera
y biosfera), en franco contraste con la coprología de los previamente descritos
(coproencefálicos7).
Su capacidad para depositar sus “flores” internas en los demás alcanza proporciones
insospechadas en la comunidad en general porque su gran intelecto los hace ganar
constantemente en el intento de ayudar a los demás. Por esta razón son individuos fácilmente
detectables como personas gratas: aportan muchas cosas buenas intelectualmente y no hacen
daño afectivamente. Constituyen la forma más elevada de la evolución del hombre: son
magnánimos.
Individuos así entienden fácilmente las temáticas escolares; en la universidad destacan por
su brillantez acogiendo como pupilos a sus compañeros menos aventajados; y en la vida
laboral, o son premiados por sus virtudes, cuando tienen superiores honestos, o son
despedidos y rebajados de cargos porque se convierten en amenazas para los liliputienses,
pues presentan altas competencias teóricas, axiológicas y prácticas, que los últimos no tienen.
Y, cuando la subordinación no es de su agrado, el emprendimiento los ubica en la cima del
éxito.
5
Del prefijo griego άmácrosque significa grande y el verbo, igualmente griego, ί(phileín).
6
Del prefijo griego άmácros y el sustantivo, igualmente griego, (phren).
7
De los vocablos griegos ó(kópros), (en, que significa dentro) y ή (kephalé, que significa
cabeza).
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Son a ellos a quienes se refieren las palabras de Chales Louis de Secondat, mejor conocido
como Barón de Montesquieu, cuando expresó: “El hombre de talento es naturalmente
inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor”. Así no
tengan los medios para ir a una escuela o universidad, su autodidactismo y su perseverancia
les permiten dejar atrás cualquier tipo de incompetencia. Igualmente, si fuese el caso de no
tener abundante dinero, su brillo los lleva a ser respetados por quienes sí los tienen, en
algunos casos.
Ahora bien, en medio del perfil coprológico y del perfil neuropsicológico se encuentran
sujetos que tienen características de ambos. Es decir, personas que cuentan con aspectos
coprológicos y con aspectos neuropsicológicos. Por esta razón, son perfiles híbridos. En esta
combinación pueden presentarse, por lo menos, dos casos: maldad afectiva con inteligencia
intelectual o benevolencia afectiva con escasa inteligencia intelectual.
Aquellos que presentan escasez afectiva con buen proceder intelectual, son híbridos
coprológicos; y aquellos que tienen la combinación inversa son híbridos neuropsicológicos.
Los híbridos neuropsicológicos, al tener corazón grande y mente de pollo, son ingenuos; no
ven maldad en los demás y consideran que así como ellos son buenos, los demás también.
Asimismo, su escasez cognitiva los mantiene en la parte inferior de la pirámide
socioeconómica, pues “Quod natrua non dat, Salamtica non praestat”. Tienden a ser leales
empleados y amigos de mucha confianza, incapaces de traicionar o actuar con dolo; sus
familias los aprecian por su benevolencia y, muchas veces, los “contemplan” como idiotas
útiles, infortunadamente. Son competentes axiológicamente, pero poco competentes teórico-
prácticamente; por ello casi nadie los tiene en cuenta para los grandes proyectos (a no ser que
sirvan para funciones operativas muy específicas). En suma, son aves de corto vuelo que, en
el mismo, aplican el altruismo con los demás. Por ello, no son peligrosos para la comunidad.
No obstante, los híbridos coprológicos, al tener un corazón pequeño y una mente
desarrollada, son maliciosos; ven potencial peligro en todas partes, pues consideran que el
mundo, al igual que ellos, tiene los afectos necrosados. Su escasez afectiva los hace
indolentes, malevolentes y hasta crueles8
, pero su calculador intelecto los hace astutos, pues
saben cómo camuflarse ante los demás, pasando desapercibidos, para hacer el daño cuando
los demás no lo esperen y muchas veces ni lo descubran. Es decir, son “lobos vestidos de
oveja” o sujetos que cuentan con la inteligencia suficiente para ganarse la confianza del
prójimo y luego depositar en él su “materia fecal” biosférica.
No por casualidad, en la distancia interpersonal aparecen como seres prestantes, interesantes,
sensatos, de buenos sentimientos y respetuosos, pero una vez se inicia el profundo
acercamiento comienzan a aflorar las antítesis de los adjetivos antes nombrados. Por esta
razón, son capaces de enloquecer a otros siempre quedando bien ante los demás; destruyen
vidas manteniendo su carita de “yo no fui”, despertando en los que están engañados aversión
8
La crueldad es el disfrute por el dolor ajeno.
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hacia las víctimas reales, pues les dañan la imagen de tal manera que las hacen aparecer,
falsamente, como victimarias, cuando en realidad son las víctimas.
Su astucia es tan grande que pueden llegar a compartir muchos momentos alegres con otro,
haciendo brindis por la “amistad”, pero en el momento menos esperado echan todo por la
borda y siguen su vida como si la víctima no existiera o no fuese importante, considerando
que nada malo han hecho, pues “así es la vida”. Juran amistad eterna, juran amor eterno,
juran lealtad eterna y, a la hora de la verdad, solo son amigos de ellos mismos, solo se aman
a sí mismos y solo son leales a sus coprológicas intenciones.
Los híbridos coprológicos son psicópatas, alevosos, irrespetuosos, necrosados, sucios,
degenerados, recalcitrantes, retorcidos, mutantes, descarados, parásitos, descompuestos,
disociadores, escorias, ignominiosos y crueles que besan las manos que quieren ver cortadas
y son capaces de morder a otro con la boca cerrada. No por azar, cuando están al lado de
quienes tienen poder, se vuelven aduladores9
, pues así despistan y aprovechan el factor
sorpresa para dar el golpe de Estado10
.
Su astucia los lleva a obtener cargos de poder, tanto en el sector público como en el privado.
Prometen una cosa y hacen otra. Presentan sus alevosas intenciones con ribetes de bondad
y necesidad para el mejoramiento de las organizaciones o naciones. Sin embargo, una vez
llegan al poder y saben que podrán neutralizar las consecuencias, “sacan las espuelas” y
mancillan hasta más no poder a quienes de ellos dependen. Así, se encuentran gerentes que
enferman a sus subordinados, pero que adulan a los dueños de la compañía; padres de familia
que son corteses con los vecinos y truhanes con sus hijos; presidentes que se arrodillan ante
presidentes de países más poderosos, pero que matan de hambre a su propia nación; etc.
Es menester acotar que quienes rodean y favorecen la ejecución de las pilatunas de los
híbridos coprológicos que ostentan cargos de alta jerarquía, públicos o privados, son
igualmente híbridos necrosados. En otras palabras, los colaboradores del sátrapa vestido de
mesías, para ser tales, ameritan de esta clase de descomposición afectiva para tranquilamente
apoyar el daño y luego, cuando se destape la olla podrida, lavarse las manos.
Cuando un híbrido coprológico se encuentra con un híbrido neuropsicológico, la desgracia
ha entrado en la vida del último, pues su ingenuidad no le permite detectar la malevolencia
del primero.
Otra característica muy marcada de los híbridos coprológicos es que una vez son
descubiertos, se alejan del grupo que los tiene identificados y van en busca de nuevos
incautos, guardando silencio o deformando (para su conveniencia) su nefasto pasado.
9
Adulación es la exaltación exagerada del prójimo que tiene un interés de fondo. Del verbo latino, adulari.
“….Con su boca bendicen, pero maldicen con su corazón” (Salmo 62, versículo 4). Los híbridos coprológicos
carecen de recato a la hora de buscar algún beneficio.
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Es menester aclarar que si bien todos los híbridos coprológicos son infrahumanos, no todos los infrahumanos
son híbridos coprológicos.
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En el mundo de la política, de la empresa11
, de las inversiones, de la medicina (tanto alopática
como alternativa), de la cirugía, de la psicología, de la justicia, de la ingeniería, de la
docencia, de las fuerzas militares, de las guerrillas, del contrabando, de las familias, etc., se
encuentran los híbridos coprológicos, por eso hay que desarrollar la prudencia para
identificarlos y tratarlos. Algunos predican el amor al prójimo y el desarrollo del ser, pero
no aman ni a sus hijos (como Albert Einstein) y muestran niveles primatoides en su desarrollo
consciencial (ante el ojo competente, obviamente)12
.
Por último, los híbridos coprológicos (al igual que sus primos hermanos los coprológicos
solamente), cuando se dan cuenta de que quien antes les daba dinero deja de dárselos, así sea
por una mala racha económica, inmediatamente retiran la cercanía que tenían con aquel. Es
decir, cuando ven que el prójimo deja de sufragarles sus deseos, bloquean toda posibilidad
de contacto con este, olvidando todos los favores recibidos. Incluso, se pierden del panorama
debiéndole dinero al mismo13
.
Conclusiones
Es sensato seguir los pasos de quienes tienen perfiles neuropsicológicos.
Es insensato rodearse de personas con perfil coprológico.
Es supremamente tóxico entablar amistad con individuos de perfil híbrido
coprológico.
Vale la pena ayudar a las personas con perfil híbrido neuropsicológico.
Post scriptum: “El psicópata devalúa a los demás para que él pueda sentirse un ser único
y especial” (Vicente Garrido Genovés).
11
En las redes de mercadeo los híbridos coprológicos abundan. Se presentan como los líderes más
colaboradores, pero una vez consiguen la inversión del prospecto lo abandonan a su suerte.
12
Es muy común ver a los híbridos coprológicos despotricar del aborto y haberlo practicado; despotricar del
peculado y estarlo cometiendo; maldecir a quienes maltratan a su pareja y hacerlo; rechazar públicamente el
maltrato a la prole y ser encarnizados maltratadores con sus hijos; escandalizarse por el abandono
intrafamiliar de los padres en otras familias y hacer exactamente lo mismo, entre muchos casos concretos
más. Por ello, como dice Humberto Maturana, para saber quién es un sujeto es mejor observar lo que hace y
no lo que dice.
13
Aquí cabe acotar que las mujeres que son capaces de entregar su vida al hombre que no aman por la
comodidad económica que este les brinda, renunciando a su realización afectiva por el dinero, tienen los
afectos necrosados, pudiendo ser, de acuerdo con su desarrollo mental, de perfil coprológico o de perfil
híbrido coprológico. Un ser así jamás será de perfil neuropsicológico. No por casualidad son, normalmente,
trepadoras y capaces de destruir un hogar por amor al patrimonio del macho. Estas mujeres no se pueden
comparar con aquellas que por el rato o por la noche venden su cuerpo al mejor postor, pues estas últimas
tienen más dignidad que las primeras.