SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  77
Carta a un cónyuge con dudas




Carta a un cónyuge con




        dudas …
      Llucià Pou Sabaté, sacerdote




                    1
Carta a un cónyuge con dudas


         Me decías que la cosa estaba un poco aburrida, faltaba pasión.
No lo entendí todavía, lo siento, los únicos conceptos que tengo al
respecto son los primeros artículos que siguen. Voy a seguir la forma de
un borrador de libro: es algo difícil de explicar porque es algo personal,
en las películas Dreyer-I. Bergman-W.Allen (no católicos, las pelis que os
dejé, pero hay una de un católico: Rossellini, al menos de cultura
católica, este si intenta cerrar la pregunta, los demás dejan el tema
abierto por incapaces de responder) intentan explicarlo. Por ejemplo –
cito a críticos- Dreyer nos presenta a Gertrud (interpretada por Nina Pens
Rode) la esposa de un político, con una carrera de cantante abandonada
a sus espaldas. Una mujer, por tanto, sensible y con inclinaciones
artísticas. Frustrada por la frialdad de su matrimonio y azuzada por los
impulsos pasionales de su amante, un conocido pianista, Gertrud se
enfrenta resignada a su separación. En ese momento aparece un poeta,
antiguo novio de Gertrud, que le trae recuerdos del pasado y le propone
retomar su antigua relación. Entre esos tres hombres de su vida oscila
Gertrud, pero acaba con el convencimiento de que ninguno puede
amarla como ella está dispuesta a hacerlo, de un modo absoluto y sin
concesiones, ya que los tres anteponen al amor otras necesidades. El film
acontece en un ambiente burgués, donde predominan las relaciones frías
y el rigor institucional. No hay espacio para la calidez de los
sentimientos, o así nos lo presenta Dreyer, mediante una puesta en
escena que impone un severo distanciamiento entre los personajes, y
entre éstos y el espectador. La emotiva Gertrud destaca de forma casi
obscena en este ambiente. Sus ansias de amor y verdad (para ella ambas
cosas son equivalentes) representan un grito rebelde de mujer en un
mundo regido por la frialdad de lo masculino. (Claramente, el
estereotipo cambia, pues en todo hombre hay elementos femeninos y en
toda mujer masculinos, son intercambiables los protagonistas de las
películas, como los personajes que más abajo cito…). Ahora va el posible
título:

      “¿ALGÚN PROBLEMA QUE RESOLVER EN NUESTRO
MATRIMONIO?” O “MATRIMONIO EN TIEMPO DE CRISIS” O “¿DE
VERDAD EL MATRIMONIO ES PARA SIEMPRE?” “¿NOS SEPARAMOS?
¿Y LOS NIÑOS? ¿SALDRÁ BIEN?”: para que una cosa funcione, una
empresa o actividad, tiene que poder hacerse, querer hacerse, y saber
                                      2
Carta a un cónyuge con dudas


hacerse. Vamos a ver qué pasa con el matrimonio. Damos por supuesto
qué es, y suponemos que estamos en crisis… Estas páginas tienen 1)
una introducción-trama, donde se ve si hay algo que se ha de
resolver, y 3 partes, que una vez considerado que algo se ha
de resolver se pasa a ver 2) si se puede resolver 3) si se
quiere resolver 4) si se sabe resolver

        Lo primero que hay que decir es que el tema es
importante, pues una huida hacia delante sin penar puede ser
fuente de depresiones, desgracias y hasta suicidios mañana, y
es una pena porque excepto la muerte todo tiene arreglo…
nuestra libertad se dispara con la química de la euforia del
cambio pero luego vemos que no basta un cambio “de
familia”, que la persona necesita un reconocimiento social,
del entorno familiar, el cariño de los hijos, la trayectoria
personal… y que las emociones fuertes son importantes, pero
la química del cerebro cambia a los pocos meses… en fin,
vamos a explorar este tema… abiertos a la verdad, sin miedo,
a partir de unas pocas notas que tengo escritas (CAMBIA LO
QUE QUIERAS Y AÑADE Y SOBRE TODO SUPRIME TEXTO…
POR FAVOR, QUE ES LO QUE MÁS CUESTA Y AGRADEZCO).
Tengo que añadir algo de sexualidad, y 3 ideas: alianza que
no se rompe / dejar volver / el amor necesita un duelo, valor
positivo de la crisis…
        1) INTRODUCCIÓN: Introducción: La familia puede ser, ha
de ser, una comunidad de vida y amor. Tiene su génesis en esta relación
que llamamos matrimonio. ¿Es cierta esa entrega única, total y exclusiva
de "te quiero a ti, sólo a ti y para siempre"? ¿Por qué la familia? Para no
liarnos con tópicos, llamaremos aquí familia a esa unión estable entre
hombre y mujer donde hay seguridad de que uno puede sentirse "en
casa", y cuando vuelve del trabajo sabe que le espera alguien, y que
puede tener hijos con la seguridad de que habrá este clima donde
puedan sentirse amados con lo normal que han tenido los hijos a lo largo
de la historia, donde ha funcionado la cosa. (Es decir no entendemos
aquí por "familia" esos experimentos que son complejos de demostrar
que puedan equipararse con familia). La familia
no es una institución «inventada» para los
                                       3
Carta a un cónyuge con dudas


débiles y desvalidos (niños, enfermos, ancianos…); sino que, al contrario,
cuanto más perfección alcanza un ser humano, cuanto más maduro es el
padre o la madre, más precisa de su familia, justamente para crecer como
persona, dándose y siendo aceptado: amando… con la guardia baja, sin
necesidad de «demostrar» nada para ser querido. Las películas de
Bergman o Woody Allen, Kieslowski, etc.; las novelas de la misma
premio Nobel de 2007 Doris Lessing, etc., nos lo confirman: los
inteligentes y los ignorantes, los sabios y los incultos, los ricos y pobres...
todos necesitan familia, las hipótesis contrarias van quedando
desmentidas.
         Se decía que sobre el gigante de la tradición el hombre puede ver
mucho más lejos. Esto se lleva a la práctica en tecnologías como
medicina, ingeniería nuclear, pero por desgracia se piensa que no es
necesario en el tema de educación y familia, y los ignorantes que legislan
son instrumentos de los demonios que quieren primitivizar al hombre,
que sea otra vez un mono con armas sofisticadas, lo cual es penoso pues
se hará más daño que antes, que tonteaba con piedras y lanzas. Hay que
tener en cuenta esta rica tradición que llamamos cultura, en el modo de
legislar, en la política, en el trabajo… Solo si se tiene en cuenta la
grandeza impresionante del ser humano podrán establecerse las
condiciones para que se desarrolle adecuadamente… y sea feliz.

        Amor, flor delicada. En la película “Secretos de un
matrimonio” de I. Bergman, aparece una mujer –típica ama de casa-
quiere divorciarse, pues su matrimonio es sin amor; después de muchos
años en los que “todo ha ido bien”, quiere separarse y se lo cuenta a la
abogado: “mi marido es una buena persona, no le reprocho nada, ha
sido un padre excelente y nunca nos hemos peleado. Tenemos un piso
excelente y una casa que nos dejó su madre al morir, a los dos nos gusta
mucho la música… es ideal… pero no hay amor… nunca lo ha habido…
prefiero la soledad a seguir viviendo así, no puedo soportarlo… le dije
hace 15 años que no quería seguir viviendo con él, fue muy comprensivo
y se limitó a pedirme que esperase a que los niños fuesen mayores… me
ha preguntado mil veces qué es lo que va mal en nuestro matrimonio,
para que yo quiera pedir el divorcio, y yo le he dicho siempre que no
nos engañemos, que cuando no hay amor es imposible seguir viviendo
juntos. Me preguntó en qué creo que consiste ese amor, y yo le he
                                        4
Carta a un cónyuge con dudas


contestado mil veces que es imposible describir algo que no existe…” La
pobre dice que tampoco ha querido nunca a sus hijos, que procuraba
cumplir: “soy alguien que tiene todo lo que se puede desear, que piensa
en una cosa vaga y remota que llama amor. Claro que en la vida hay
también otras cosas: amistad, lealtad, bienestar, seguridad, pero...” Ella
cree tener aún “posibilidades de encontrar el amor… ahora todo está
encerrado, embotellado… lo malo es que la vida que he vivido me ha
ido ahogando cada vez más, pero aún estoy a tiempo, tengo que hacer
algo: primero el
divorcio… pues
los    dos       nos
obstaculizamos de
un modo letal…
es espantoso”. Y
la cosa más fuerte
es lo que dice a
continuación:
“Me está pasando
una cosa muy
extraña.         Mis
sentidos, quiero
decir el tacto, la
vista, el oído…
me             están
empezando a fallar. Sé que esto de delante es una mesa, puedo verla…
puedo tocarla, pero la sensación es débil y vaga, rebajada. Lo mismo lo
demás: la música, los aromas, las caras de la gente, las voces, todo se está
volviendo pobre, gris y desvaído, como mi vida”. Es dura una vida vacía.
Esa mujer ya entrada en años ve que su vida ha sido irse apagando, no
sabe lo que es el amor: y por eso pierde hasta la sensibilidad. Lo
contrario ocurre cuando uno ama: todo se ve luminoso, se está despierto
a la vida, se vive de modo auténtico, no hay obstáculos ni dificultades
que no se superen, ya que ”fuerte como la muerte es el amor” (Cantar de
los cantares).
        Cuentan de un esposo que fue a visitar a un sabio consejero y le
dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo
escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: -“Ámala”.
                                       5
Carta a un cónyuge con dudas


Luego se calló.- “Pero es que ya no siento nada por ella”, contestó el
marido. –“Ámala”, repitió el sabio. El esposo aburrido estaba ya
desconcertado, cuando después de un oportuno silencio, agregó el sabio:
"Amar es una decisión, voluntad de amar, compromiso… no un
sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto
de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranca lo
que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega y cuida.
Debes de estar preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de
lluvia, mas no por eso abandones tu jardín. Ama a tu pareja, es decir,
acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y
compréndela". Eso es todo... ámala.
        Este relato de autor desconocido nos habla de que el Maestro de
la vida es el amor. No el sentimiento sino la voluntad de querer, de
darse, pues el amor es don de sí. El amor –esa voluntad y constancia, esa
fidelidad como respuesta- es lo que convierte nuestra vida en algo vivo,
que no acabe como una planta mustia, por falta de regarlo. El amor es
algo misterioso pero vale la pena cultivarlo pues es la esencia de la vida,
y a veces miramos hacia fuera, queremos cambiar las situaciones
pensando que teniendo lo que deseamos seremos felices, y sería
conformismo no aceptar nunca cambios, pero tampoco podemos
engañarnos en poner la solución de todo en un ir cambiando. A veces
tenemos miedo a enfrentarnos al amor, y lo perdemos pues el amor
auténtico es la ausencia total de miedo. Cuando rompemos una relación,
cuando nos refugiamos en cosas que no están en nuestro camino,
escapando de la realidad, ¿de que tenemos miedo? Precisamente de
amar. La felicidad no está en tener lo que querríamos, sino en querer lo
que tenemos, no proyectarnos hacia una situación idílica en la que todo
está a nuestros gustos, pues nuestros gustos se agostarían y nos
aburriríamos como a veces nos pasa con lo de cada día, cuando falta el
amor. Hay un resello amoroso, divino, en todo; y cuando no lo veo voy
quizás borracho de sensaciones que me impiden ver el trazado de la
carretera, dominado por el miedo buscando una salida fácil que luego
resulta tortuosa e infeliz. En una sociedad de cambios fáciles, es necesario
entonces la sobriedad en esas formas de escape, no tener miedo al amor
auténtico, cultivar con paciencia esa flor preciosa del amor.
        ¿Amar para siempre? En el amor hay un componente
romántico, desatado, furioso y ciego, fuera de la realidad, más bien se
                                       6
Carta a un cónyuge con dudas


trata de un sentimiento y por tanto subjetivo, algo que hay que educar
para que no tenga carácter posesivo y neurótico. Cuando esta fase no
madura en un amor más profundo, conduce a una actitud melancólica,
de tristeza íntima por el ensueño irrealizable, aquel amor imposible (el
que se canta en la época del Romanticismo). Hay también un amor sin
compromiso, pasional, que se plantea en términos de todo o nada (el
que describe Larra, o Clarín en “La Regenta”), que rompe las
convenciones sociales
en nombre de la
libertad de amar (si
no                acaba
trágicamente,         le
sucede el desengaño,
la desilución, la ironía
o el cinismo).
        “¿Qué es el
amor auténtico? ¿Se
da sólo una vez en la
vida?” Son preguntas
que puede plantearse
quien lo idealiza y
piensa que en su vida
pasa todo lo contrario, que una convivencia basada en el amor es casi
imposible pues la rotura parece ya irreparable. “Se ha roto... se nos
acabó el amor”, dicen: y es cierto, aquel viejo amor perdido quizá no es
recuperable..., pero sí puede nacer otro. No será ya el amor adolescente
e idealizado, pero será sin embargo más pleno y maduro, hecho a base
de cosas reforzantes, positivas, que quizá no parten de la emoción, pero
expresan algo más profundo. En nuestra cultura no cabe la idea de
“esclavizarse” a un “para siempre”, de modo obligatorio. De hecho, a las
primeras de cambio se separan las parejas. Y no es que sean personas
malas: pero realmente, muchas personas hoy día no se sienten maduras,
están incapacitadas para asumir una relación matrimonial a nivel
personal; de hecho van al matrimonio pensando que es otra cosa.
        En la dinámica de encuentro amoroso hay componentes
químicos, y en este sentido se puede pasar “la química”, pero amar es
una decisión personal que compromete totalmente, más allá de los
                                      7
Carta a un cónyuge con dudas


sentimientos. En un cuento de Pearl S. Buck (“Hasta mañana”) le
pregunta una mujer blanca con dudas matrimoniales a una china casada
con un marido que era “una peste”: -“¿pero tú le amas?” Y ella: “-
¿Amarlo?... lo que sí he sabido siempre es cuál era mi deber, y sin
dudarlo, lo he cumplido. Cuando lo hago, soy feliz. Si no, me siento
como enferma, y mi corazón no me deja descansar. Si mi esposo no ha
sido conmigo un hombre ideal, al menos yo sí he sido para él lo mejor
que me ha sido posible”. Esto hay quienes no lo entienden. Que no lo
pueden entender. La imagen de libertad que hay en el ambiente no
incluye “lo correcto”, “el deber”, en el sentido profundo de “justicia”. Y
exaltamos tanto los sentimientos que todo debería someterse a ellos,
hasta la misma justicia. Es un tema complejo porque no podemos juzgar
las intenciones de los demás, pero es un hecho que la cultura actual
adolece de una falta de cohesión, los componentes “químicos” y
fisiológicos pesan mucho, a veces en perjuicio de los espirituales de
justicia, confianza y lealtad, porque nadie lo ha "enseñado" de verdad (es
decir, con la vida). Las facultades del alma quedan adormecidas, y lo de
querer para siempre está fuera de su horizonte de referencias y de
comprensión.
         Pero nos podríamos preguntar: ¿se puede dar amor, si no se
siente? Ante esto, podemos responder que cualquier persona es “amable”
-digna de ser amada-, amar siempre merece la pena, y el esfuerzo en
reconstruir la familia es algo con mucho sentido. Cierto que la vida es un
camino con muchas etapas, con riesgos y peligros, hay nervios que hacen
perder los estribos, dificultades externas (como la falta de dinero), o
internas (cansancio de los compañeros del viaje, o aparecen como más
atractivas otras personas que se encuentran en el camino)…
         Sin embargo, hay testimonios de esta verdad profunda, como me
contaba un amigo: “Una persona no debería casarse sólo porque siente
amor, sino también porque quiere amar para siempre. Esto es una verdad
como un templo y algo que para mí siempre ha sido fundamental en mi
relación de pareja”. Simultáneamente a lo dicho más arriba, lo que de
verdad llena es comprometerse, todos necesitamos un lugar donde
volver “a casa”, especialmente los hijos. Y necesitamos hacer lo correcto,
lo justo, y justicia no lo hemos de entender como un deber por deber,
sino que “lo justo” es dar al otro lo que se le debe, amor.

                                      8
Carta a un cónyuge con dudas


        Amar es siempre lo mejor. Una convivencia basada en el
amor es sumamente difícil, cuando la rotura parece ya irreparable; aquel
viejo amor perdido quizá no es recuperable..., pero sí puede nacer otro,
si bien no el amor adolescente e idealizado, será sin embargo más pleno
y maduro, hecho de una serie de conductas reforzantes, positivas,
concretas, que no parten de la emoción, sino de algo más profundo, que
no es tanto una obligación –que hoy no se valora- sino un acto de justicia
en el sentido pleno de la palabra. Una persona no se casa porque ama,
sino porque quiere amar. Aunque haya componentes químicos en esa
dinámica de encuentro amoroso, y en este sentido se puede pasar “la
química”, amar es una decisión personal. En un cuento de Pearl S. Buck
(“Hasta mañana”) le pregunta una mujer blanca con dudas matrimoniales
a una china casada con un marido que era “una peste”: -“¿pero tú le
amas?” Y ella: “-¿Amarlo?... lo que sí he sabido siempre es cuál era mi
deber, y sin dudarlo, lo he cumplido. Cuando lo hago, soy feliz. Si no,
me siento como enferma, y mi corazón no me deja descansar. Si mi
esposo no ha sido conmigo un hombre ideal, al menos yo sí he sido para
él lo mejor que me ha sido posible”.
        Justicia no es deber por deber, sino pensar que el otro es
“amable”, es decir digno de ser amado, que merece la pena y que el
esfuerzo que ambos ponen en reconstruir la familia es algo por lo que
merece la pena la vida, que da sentido al día. La vida es un camino con
muchas etapas, con riesgos y peligros, nervios que hacen perder los
estribos… dificultades externas (como la falta de dinero), o internas
(cansancio de los compañeros del viaje, o aparecen como más atractivas
otras personas con las que se encuentra uno en el camino)… aguantar la
decisión de permanecer con la persona elegida, tener paciencia ante una
crisis familiar que parece insoportable y de la que se quiere huir
enseguida, de cualquier forma... cuesta, y el amor duele. Pero ¿y el
compromiso adquirido? En estos momentos, es bueno recordar que la
familia no es que siempre dé la felicidad, pero es donde las cosas ocurren
de verdad, sobre todo las importantes, como son los hijos y su felicidad.
Y ahí está el sentido de la palabra amor. Lo otro… ¡es tan variable! Es
como el caledoscopio, muchos colores que se multiplican, pero con poca
consistencia pues se hace con espejuelos. Una deficiente educación en el
amor causa estragos: resentimientos y descorazonamiento: por muchos

                                      9
Carta a un cónyuge con dudas


éxitos la vida está llena si hay amor, pero hay dolor, y a veces viene la
tentación de no amar.
        La fidelidad es dinámica, y sabe también de problemas y de cómo
superarlos, es una pena ver que se anuncian como expertos en relaciones
conyugales –o consejeros de sus colegas y amigos en estas cuestiones-
gente que ha fracasado en su matrimonio. Si uno quiere vivir sin dolor –
como anestesiado, buscando una plácida existencia-, que no ame, pero
sin amor no hay vida, sólo tristeza. Y habrá que volver a empezar,
sembrar, construir, aprender a amar pues eso es algo que dura siempre.
        Mirar al otro es conocerle de nuevo, con el deseo de reconstruir
ese amor, aquello que se perdió quizá pero que dentro del corazón
quedó algo, para siempre, y a eso se llama familia, que es algo más que
sentimientos, y es de justicia es amarse aunque suponga mucho
esfuerzo… sólo ante Jesús se entiende eso de que el matrimonio es
participar de la cruz donde Jesús da la vida por su esposa la Iglesia, allí se
entiende lo que es amor esponsal… Los sufí tienen una historia: "Llamé a
la puerta. / Y me preguntaron: quién es. / Contesté: soy yo. / La puerta
no se abrió. / Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: quién es. /
Contesté: soy yo. / Y la puerta no se abrió. / Llamé a la puerta. / Y me
preguntaron: quién es. / Y contesté: soy tú. / Y la puerta se abrió". Con el
matrimonio los dos se hacen una sola carne. ¿Cómo es posible, si tienen
dos individualidades distintas? Sólo estando uno en el otro puede ser
posible, y estar en el otro es “ser el otro”, ser uno para el otro, estar
enamorado para siempre, con o sin sentimiento, aunque se padezca a
veces, pero el amor es darse, entregarse, dar algo que ya no pertenece a
uno, decir sí cada día, siempre.
        (hay que ahondar en un tema difícil hoy, que es el del cambio, la
                                                        rapidez en que
                                                        todo       cambia…
                                                        plantea el cambio
                                                        en la familia…)

                                                                 La
                                                          familia,      ¿algo
                                                          superado?        En
                                                          una        sociedad
                                                          individualista,   la
                                       10
Carta a un cónyuge con dudas


plaga de la soledad va extendiéndose. Se ve más gente sola: mayores,
niños, y la peor soledad, la acompañada, la existencia con alguien que no
se soporta, pues como dijo Goethe: "la familia es tabla de salvación o
sima de perdición". El ambiente en el que nos encontramos, sus formas
culturales, provocan en nosotros esas preguntas: “¿La familia es tan
esencial para la persona?”, y ante tanto fracaso familiar: “¿Cómo
conseguir que no sea el matrimonio algo insoportable a la larga?”
        Es verdad que hay dolor en muchos hogares, pero también es
                                         cierto que “los dolores abren una
                                         puerta a la profunda verdad
                                         sobre nosotros mismos” (P.
                                         Viladrich), y decía Chesterton que
                                         en el matrimonio puede haber
                                         tragedia, pero si el matrimonio se
                                         sostiene, la tragedia tiene sentido,
                                         no es absurda, no es para nada
                                         vana o baladí, sino que da
                                         muchos frutos. La vida en familia
                                         no es una cosa perfecta como si
                                         los esposos fueran dos relojes
                                         suizos,       unas       “máquinas
                                         perfectas”, sino que como en los
                                         ciclos vitales hay primaveras pero
                                         también otoños e inviernos… y
                                         la      aceptación       de       las
                                         imperfecciones del otro es un
                                         paso hacia un amor maduro, se
                                         llega a aquel: “somos un desastre
pero estamos juntos, en nuestra casa, y esto nos hace felices, podemos
escribir una historia juntos”. Es como una pasión que lleva a no rendirse
ante las dificultades, priorizar la protección de la familia. Y ésta es la
mejor terapia para que los cónyuges y los hijos sean felices, no se
encuentren solos. La separación es para casos dramáticos, pero es siempre
el último recurso, ante el daño físico o moral grave, cuando la
convivencia ya es imposible. Sin embargo, excepto esos casos, aunque
mantener la familia suponga sacrificios para los esposos, es cuestión de
amar a los demás, y sobre todo a los hijos: anteponerlos a lo que
                                       11
Carta a un cónyuge con dudas


llamamos la "realización personal" egolátrica, saber que la solidez de la
familia es para los hijos -y los esposos- la mejor prevención del síndrome
de soledad.
        Puede sonar a hipócrita, poco natural, esta búsqueda de reparar
algo que se ha roto al parecer para siempre, o el intentar superar el
engaño causado por el otro cónyuge, o aquella situación llamada “sin




salida” a la que se ha llegado. Es más, se siente “injusta” una situación de
convivencia falsa… pero dentro del teatro del mundo hay que hacer un
poco de teatro, sabiendo que si separamos justicia de amor, queda la
gran desgracia: injusticia con desamor, pues como decía Albert Camus,
"sólo es tristeza -soledad- no ser amado y no amar. Lo que ocurre es que
hoy nuestro mundo agoniza a consecuencia de esta desgracia: la larga
reivindicación de la justicia ha desterrado el amor que, sin embargo, fue
el que le dio nacimiento".
        Y la prueba de que la “autenticidad” de tirarlo todo por la borda
no funciona es ésta: estamos en un mundo lleno de hipocresía, donde los
gobiernos están mandados por intereses económicos (que son la causa de
las guerras de Oriente, etc.), donde las verdaderas motivaciones de
muchas actuaciones no se dicen, donde no hay comunicación real sino
                                      12
Carta a un cónyuge con dudas


marketing y ver cómo agradar. Y la misma fatuidad nos parece
encontrarla en tantas estructuras y discursos con nombres de filantropía
teórica… mientras vemos que el mundo está lleno de violencia, formas
ocultas de agresividad. ¿Y cuál es la causa de esa patología, de esas
formas de violencia y resentimiento? Apuntaré tres, sin excluir que haya
otras: 1) el individualismo que rompe la dignidad de la persona, su
relación con Dios y los demás, 2) una forma de egoísmo venenoso que
relativiza todo, no cree en la verdad, se hunde en una existencia
“cosificada”, es decir abierta sólo a llenarse de sensaciones vanas en una
sociedad tecnológica; 3) una educación afectiva insuficiente, falta el
hogar, es una sociedad sin amor. Una ley básica para esta educación del
corazón es que la base de toda sociedad es que la persona tenga lo que
llamamos “familia”. Y si falla, aparece frecuentemente la soledad
existencial.

      Si de ahí ha salido la idea de que vale la pena intentar resucitar un
amor algo dañado, pasamos a la segunda parte, o primera cuestion…

        2: A) LA PRIMERA CONDICIÓN PARA HACER ALGO ES PODER
                               HACERLO. PARA PODER RESUCITAR UN
                               MATRIMONIO, ¿QUÉ HACER?, por
                               ejemplo sobre el impacto de divorcio, etc.
                               archivo adjunto "infidelidad en el
                               matrimonio"
                               Infidelidad en el matrimonio. “Qué
                               duro es olvidar una infidelidad”, he oído
                               decir a distintas personas, llorando porque
                               hacía uno, dos, más años que le pedía a
                               Dios que le hiciera olvidar esta terrible
                               experiencia de sentir “la traición”.
                               Sensación de tristeza, desconcierto porque
                               sucedió con la persona menos esperada, y
                               desde entonces ya nada es igual: “ya no
siento lo mismo que antes”. Hay melancolía, pues “la herida” tarda en
cerrar, y el dolor puede hacerse insoportable hasta poder decir: “a veces
mi cabeza va a estallar”... entonces, se piensa en la separación para huir
de esa situación.
                                      13
Carta a un cónyuge con dudas


        Todo esto lo trata la película “Infiel” (Trolösa) tiene por directora
Liv Ullmann, y por guionista Ingmar Bergman, los que en otro tiempo
fueron director y musa, además de compañera sentimental. Ahora es
ella quien dirige un drama por el que los dos han pasado, ella directora y
él ahora guionista. No se juega ahí con ser “modernos” y decir que hay
que ser “auténticos” en una relación y “encontrarse a sí mismo”: se va al
fondo de la cuestión, hasta llegar a las víctimas del crimen: la revolución
sexual es ya historia. En el cine comercial, como dice
“Bloggermania.com” en la crítica de este film, se ve “una visión trivial
de la infidelidad, que poco tiene que ver con la vida real”. Ahí se notan
los cineastas de categoría, al abordar con expresión artística el adulterio y
sus consecuencias sin ningún barniz acaramelado.
        “Infiel” comienza con el relato de un escritor (Erlend Josephson,
que representa a Bergman) solitario, en su casa junto al mar, que
recuerda una mujer (Lena Endre). Ella
aparece y responde a sus preguntas,
que se van convirtiendo en el relato
de su vida... un matrimonio que se
resquebraja, por culpa del amigo
íntimo del marido. La infidelidad será
la causa de la infelicidad de todos,
especialmente de la hija... (recordemos
que Liv y Ingmar tuvieron una hija).
Según la       propia Ullmann es un
"drama psicológico durísimo y muy
oscuro... su historia es mi historia, y
también la de Bergman... es la historia
de todos nosotros, de todos ustedes, porque creo que la película habla
de asuntos universales".
        Efectivamente, la realidad del adulterio y sus terribles
consecuencias son una plaga hoy día, y se plantean cosas tremendas
como el resentimiento: "Creo en el perdón, porque toda mi vida he
pensado que si no somos capaces de perdonar al otro, por ejemplo a la
pareja infiel, la vida no avanza, todo se estanca, será imposible ser feliz
de nuevo", sigue diciendo Ullmann.
        Se plantean problemas interesantes. Uno de ellos es la
irresponsabilidad, que destroza unas vidas por dejarse llevar por la
                                      14
Carta a un cónyuge con dudas


sensualidad, por buscar una “historia más excitante” que la vida
ordinaria. La irresponsabilidad viene muchas veces por una excesiva
seguridad, y no cuidar las ocasiones previsibles, como dice Cervantes:
"que es de vidrio la mujer pero no debes probar si se puede o no quebrar
que todo podría ser", y lo mismo se puede decir del hombre pues en esto
también hay bastante igualdad.
        Ante un bien tan sagrado como es el matrimonio, la infidelidad
aparece con falsas razones: “no causa ningún mal si hay ignorancia, si el
engaño no se llega a saber”... Parece que no pasa nada, pero entonces ya
“ha pasado mucho”. A eso se llama banalidad, que es una de las caras del
mal. Poco a poco, imperceptiblemente se va desmoronando todo, el
egoísmo va minando el amor hasta convertirlo en odio y venganza, una
pasión que ciega y lleva a la crueldad, destroza todo, como dice el
comienzo del film: “No hay ningún fracaso, ni la enfermedad, ni la ruina
profesional o económica, que tenga un eco tan cruel y profundo en el
subconsciente, como un divorcio. Penetra hasta el núcleo de la angustia,
resucitándola. La herida provocada es más profunda que toda una vida”
(Botho Strauss). Podría matizarse esta afirmación, pero nos lleva a tomar
conciencia de que la ruptura nunca puede ser considerada como un bien
en sí misma, ni como la primera opción ante los problemas conyugales.
En aquellos casos en que, tras mucho sopesar y recibir consejo
autorizado, se vea como el mal menor, siempre será algo que cause
mucho sufrimiento.
        Ullmann ve que en un mundo de engaño y falta de verdad, “la
deslealtad es un modo de vida que cada vez adoptan más personas. Los
                           principios morales simplemente desaparecen.
                           Hombres y mujeres deciden jugar a un juego
                           de adultos: amémonos al límite, seamos felices
                           juntos, olvidémonos de juzgar qué es bueno y
                           qué es malo. Pero súbitamente todo se
                           desmorona. Viene la tragedia. Todos son
                           infieles entre sí... la víctima resulta ser la niña,
la personita que ha sido utilizada en el juego de los adultos, sentada en
medio de un carrusel emocional, sin entender cuál es su verdadero papel
en la historia”. Esta lucidez choca con los comentarios engañosos que
oímos: “no voy a dejar de ser feliz por culpa de los niños...” Sigue Liv
con su análisis: "En este nuevo milenio que estrenamos, la deslealtad es
                                       15
Carta a un cónyuge con dudas


un modo de vida que cada vez adoptan más personas”... al final, la
muerte. Esta es la parte más negativa de Bergman y de sus películas: en el
film aparece un “determinismo”, aporta un análisis psicológico de gran
calidad, los problemas del hombre, pero no la dirección en la que se
encuentran las soluciones, por eso tiene un punto de amargado en su
lucidez cerrada a la trascendencia.
         En realidad, la vida no es así: no somos “inamovibles”, siempre
hay la posibilidad de recomenzar, hay voluntad de poder querer: esto es
la libertad. La felicidad pasa por aceptar las personas como son, eso es
querer. ¿Y qué pasa cuando el cónyuge es infiel? Hay motivos para
separarse de él, si se quiere: pero es la última solución. Hay derecho a la
ruptura, pero quien tiene fe –y todos podemos pedirla- ve en la desgracia
una Cruz, un camino de encuentro con Jesús, de ser feliz. Muchas
separaciones son precipitadas, se dice "me he liberado" -tanto ellas como
ellos-, y luego es peor porque la liberación no viene de huir de las
dificultades, la auténtica libertad viene de asumir compromisos y en
definitiva de la fidelidad. La felicidad está en darse en un compromiso de
amor. Quizá sea el momento de descubrir qué es el verdadero amor, que
exige de cada cónyuge que asuma y responda realmente a su vocación.
Quizá sea el momento de profundizar en las raíces de la herida que la
vida conyugal ha sufrido, para pedir a Dios que sane y alimente cada vez
más el vínculo indisoluble que Él unió sacramentalmente.

        La paz florece de las lágrimas. La espiral de violencia no
conduce a nada bueno, y es una pena ver cómo los matrimonios se
pelean y entre los cónyuges van conduciendo la herida hacia algo cada
vez más profundo, y los traumas de los hijos hacia algo cada vez más
irreversibles… si ponemos buena voluntad en la vida, después de la
noche viene el día, y de las oscuridades la luz, y de la incomprensión la
paz, aunque hay que querer abrir los ojos a la verdad. Y aplicar el eco
de la vida. Hace poco leí la historia de un niño y su padre, que estaban
caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita:
“-¡aaahh!” Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la
montaña: “-¡aaahh!”. Con curiosidad el niño grita: “- ¿Quién está ahí?”
Recibe como respuesta: “- ¿Quién está ahí?” Ya enfadado, el niño grita:
“- Cobarde”. Y recibe de respuesta: “- Cobarde”. El niño mira a su padre
y le pregunta: “- ¿Que sucede?” El padre, sonríe y le dice: “- Hijo mío,
                                      16
Carta a un cónyuge con dudas


presta atención”. Entonces el padre grita a la montaña: “- Te admiro”. Y
la voz responde: “- Te admiro”. De nuevo, el hombre grita: “- Eres un
campeón”. Y la voz le responde: “- Eres un campeón”. El niño estaba
asombrado, pero no entendía. Luego, el padre le explica: “- La gente lo
llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o
haces”.
         Por eso, dicen que nuestra vida es reflejo de nuestro actuar. “Pon
amor donde no hay amor y sacarás amor”, decía san Juan de la Cruz. Si
quiero más amor en el mundo, he de sembrarlo a mi alrededor. Si deseo
la felicidad, la he de dar pues la felicidad no la adquiero con los goces
sino sacrificándome por los demás, dándome por amor; por eso es algo
que viene “de rebote”: cuando la busco en sí misma no la encuentro,
pero cuando busco la de los demás (haciendo el bien) la encuentro como
el eco, “de rebote”, recojo lo que siembro, viviendo aquello de que “hay
más alegría en dar que en recibir”. Estaré alegre cuando busco la alegría
de los que me rodean. Si quiero una sonrisa en mi alma, he de sonreír a
quienes tengo a mi lado, cada día. La vida me devolverá lo que he dado,
como el eco.
         Esto se aplica a todo en la vida: a la belleza, la verdad y la
bondad. Por mucho que vayamos por el mundo buscando la belleza, no
la encontraremos nunca si no la llevamos con nosotros. Sólo cuando
llevamos la belleza, la vemos también en todo y en todos. Y entonces
descubrimos el esplendor de la verdad. Ser auténticos, coherentes,
porque sabemos lo que vale la pena. Sólo cuando llevamos la verdad, la
vemos en los demás.
         Entonces vemos que la verdad se construye haciendo el bien. A
través del amor sembramos de bien el mundo; entonces vemos el bien en
los demás, y sólo entonces nos hacemos buenos; si, al hacer el bien nos
hacemos buenos; y también al mejorar nos hacemos capaces de conocer
mejor lo que está bien, es como si el paladar hacia las cosas buenas
mejorara con la virtud, tuviéramos más discernimiento. Sólo entonces
estamos contentos de vivir.
         A veces nos ponemos gafas de sol para evitar la luz en verano; y
al entrar en un túnel nos parece todo oscuro, como si las luces no
alumbraran; entonces nos damos cuenta de que lo vemos todo negro
porque llevamos puestas las gafas negras. Si algún día lo vemos todo
negro (los demás nos molestan, están insoportables, etc.), es que tenemos
                                      17
Carta a un cónyuge con dudas


la mirada turbia, la niebla está dentro de nosotros a menudo y por eso
proyectamos aquella visión hacia fuera. La vida es como el eco; no exijas
a la vida lo que tú no estés dispuesto a dar, es el jugo de la historia que
hemos recogido al principio.
        En ocasiones nos encontramos desencantados, pues no han tenido
con nosotros las atenciones que esperábamos, y esa falta de cariño nos
hace sentirnos solos, desconsolados, desconcertados y a veces con la
sensación de quien sin saber nadar se encuentra con que no hace pie, y
viene el desconcierto. Es hora de encontrar el sentido de la cruz, y de
hacer un acto de generosidad, de actuar de tal modo que procuremos
que a nuestro alrededor nadie pruebe esto tan amargo que hemos
padecido en esa ocasión; con la experiencia de aquella experiencia
procuraremos que dar a los demás eso que no hemos encontrado... Una
técnica de éxito muy sencilla, pero muy poderosa, es sonreír aunque
cueste. No hay cosa tan pequeña que dé resultados tan grandes, para
cambiar el mundo: mira a las personas con amabilidad, con una sonrisa
sincera.

        La felicidad no está en cambiar. Dice una historia: “Durante
años fui un neurótico (aquí cada uno puede poner sus defectos:
impuntual, desordenado, caótico…). Era un ser angustiado, deprimido y
egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. No dejaban
de recordarme lo neurótico que yo era. Y yo me ofendía, aunque estaba
de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo
por mucho que lo intentara. Lo peor era que en mi familia tampoco
dejaban de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistían
 en la necesidad de que yo cambiara. También con ellos estaba de
acuerdo, y no podía sentirme ofendido. De manera que me sentía
impotente y como atrapado. Pero un día me dijo un amigo: «No
cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies
o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de
quererte». Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: «No
cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...». Entonces me
tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡oh, maravilla!, cambié. Ahora sé que en
realidad no podía cambiar hasta encontrar a alguien que me quisiera,
prescindiendo de que cambiara o dejara de cambiar”.

                                      18
Carta a un cónyuge con dudas


         En la Biblia leemos cuando el pueblo de Israel va por el desierto y
llegan las “serpientes venenosas”, símbolos de espanto: animal sinuoso y
deslizante, difícil de atrapar, que ataca siempre por sorpresa y cuya
mordedura es venenosa, potencia maléfica, casi mágica. En este mundo,
podemos ser felices y tocar el paraíso con los dedos cuando nos
elevamos de puntillas y alargamos las manos con la esperanza, y para
ello hay que esquivar el hechizo de esas serpientes del amor desordenado
a las cosas que hace envidiar y odiar las personas, cuando el amor es sólo
para las personas. Y, como consecuencia, la falta de amor a uno mismo,
querer ser de otra manera, ansiar salir de cómo somos. El paraíso tiene
en el centro el árbol de la vida, al que no podemos llegar por la técnica y
el poder: la sabiduría de la vida auténtica se consigue de otro modo, por
el amor, como cuenta también otra historia sobre “el secreto para ser
feliz”.
         Hace muchísimos años, vivió en la India un sabio de quien se
decía guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía el
hombre más feliz del mundo. Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían
poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero
todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la
envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años. Un día llegó ante el
sabio un niño y le dijo: “Señor, al igual que tú, también quiero ser
inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas que debo hacer para
conseguirlo?” El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: “A
ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha
atención: En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser
feliz y estos son mi mente y mi corazón y, el gran secreto no es otro que
una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida: El primero es
saber ver a Dios en todas las cosas, amarlo y darle gracias por todo lo
que tienes y lo que te pasa. El segundo, es que debes quererte a ti mismo,
y todos los días al levantarte y al acostarte debes afirmar: Yo soy
importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero
mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer. El tercer paso es
que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si
piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres
capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu
cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces
proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas: se llama
                                      19
Carta a un cónyuge con dudas


motivación. El cuarto, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene
o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas. El quinto, es
que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento
no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú...
Perdona y olvida. El sexto es que no debes tomar las cosas que no te
pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana
te quitarán algo de más valor. El séptimo, es que no debes maltratar a
nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y
se nos quiera. Y por ultimo, levántate siempre con una sonrisa en los
labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno
y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes;
ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las
personas y descubre en ellas sus cualidades.

        3. B. VAMOS A VER LA SEGUNDA PARTE: QUERER HACER
ESTE PROYECTO… Uno quiere CAMBIAR, ¿CUÁNDO HAY QUE
HACERLO, SEGÚN LO ANTERIOR? Yo pienso que en este campo, para
un hombre y una mujer, en perspectivas distintas, está el mirar a los hijos
si los hay la principal motivación. Como sacerdote, pienso que desde el
concilio de Elvira se prohibió al clérigo tener hijos para dedicarse a su
familia que es la Iglesia, porque le hijo es constitutivo, para la tradición
histórica, más que la misma mujer… ata mucho. La mujer también se ha
adaptado por el bien de los hijos, no hay más que ver la paciencia de las
reinas borbones en España ante la frivolidad –poca voluntad, etc.- de los
maridos. Recuerdo de pequeño que le pregunté a mi madre por unos
vecinos que teníamos en Tortellá, ellos venían en verano y vivían en
Barcelona… el hombre, que venía con dos mujeres: “¿y la otra quién es?”
y me dijo: “es la amiga del señor”, y me sorprendió ver la aceptación de
la esposa, la conformidad en callar y aceptar aquella situación por el bien
de todos… es un estilo que han seguido muchas, de forma menos
explícita, “la que sabe y calla”, o “la que no quiere saber”, aunque no
faltan muchas que por saber se ha roto todo… La Iglesia propone
perdonar si hay arrepentimiento, pero ¿y si no hay voluntad? Recuerdo
que al estudiar los documentos del gobernatorato de Portobelo del siglo
XVIII (Virreinato de Nueva Granada) uno de los problemas eran los
clérigos amancebados, y por parte de la Corona –con el Consejo de
Indias- se dejaba caer en el olvido la cuestión: “ya se sabe que en aquellas
                                      20
Carta a un cónyuge con dudas


tierras y con aquellos calores…” esta tolerancia sigue hoy en Perú,
cuando el pueblo distingue claramente entre Padre –sacerdote correcto- y
cura –amancebado-. Con esta analogía, se puede ver la vieja
problemática de la prostitución y del adulterio, contraria a la santidad
del matrimonio, que hay que corregir. Y la cosa más difícil de ayudar del
enamoramiento –que trataré en otro documento- de personas que no
corresponden en justicia, que tiene problemas de enganchamiento que
deforman el modo de pensar, para ello es necesario paciencia… pues
curiosamente cambia todo en poco tiempo no pocas veces… basta ver
las películas o las de Jude (ver youtube, con la protagonista de Titanic), o
las novelas de la rosa escarlata, ana karenina, etc.

        El tema es complejo… pues la pasión que más absolutiza y hace a
la gente imprudente –sin capacidad para pensar con la razón- es el
enamoramiento… Las reglas del amor. Gabriela Carrillo oyó en una
reunión de amigos que “así como todo en esta vida se pasa, el amor
también”, y comentaba: “el solo hecho de pensar que el fuego del amor,
como muchos lo conocemos, se pasa… da escalofríos”. El proceso del
amor tiene una enorme necesidad de estar juntos, los dos se sienten en
las nubes, todo es perfecto. Ahora ya son novios, son todo lo que
soñaron el uno para el otro, no hay otra persona mejor. Carmen Posadas
contaba de una mujer desconsolada: “lo estoy pasando muy mal... al
menos ha sido honesto conmigo; ya sabes, en el amor todo vale,
también me podría haber pasado a mi”; el marido había pedido el
divorcio para casarse con otra de la que se había enamorado. Hoy no
hay tanta condena social, y las leyes son permisivas, además “el
enamoramiento es una fuerza muy grande, qué duda cabe, uno se queda
un poco lelo, ensimismado y por tanto anula su perspectiva sobre las
cosas, pero eso no es excusa para anular también el respeto por la
persona que tenemos al lado. No, no todo vale. No vale, por ejemplo,
robarle el marido a tu hermana, ni abandonar a tus hijos ‘por amor’…
porque ‘¡oh, cielos!, me he enamorado… no ignoro que la pasión es un
sentimiento difícil de controlar, pero todas estas situaciones que he
apuntado no ocurrirían, no ‘crecerían’, digamos, si uno no tuviera el
egoísmo de pensar que todo se justificar por amor. Porque la frase de
marras no es más que eso, una justificación muy cómoda y aceptada por
la sociedad para el egoísmo propio” El “los siento, me enamoré, el amor
                                      21
Carta a un cónyuge con dudas


es ciego, si ella/él me dice ven lo dejo todo, adiós, ‘ciao’, que te vaya
bonito…’ suena muy romántico y muy de bolero, pero la vida no es un
bolero… habría que poner en práctica a menudo aquello que decía Kant
de que se debe actuar de modo que desees que la regla según la cual
actúas pueda convertirse en ley para todos. O, en otras palabras, no
hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran”.
         En esencia todas las emociones son impulsos para actuar, planes
instantáneos para enfrentarnos a la vida. La raíz de la palabra emoción es
motere, el verbo latino “mover” además del prefijo “e” que implica
“alejarse” lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una
tendencia a actuar. Cada emoción nos hace reaccionar de diferente
manera biológicamente. Por eso cada vez que vemos a la persona que
queremos o deseamos se desatan reacciones que no controlamos.
         Leo: En el caso de la felicidad hay un aumento de la actividad del
centro nervioso que inhibe sentimientos negativos y favorece la energía
disponible. Fisiológicamente se produce una tranquilidad que ofrece un
descanso general además de buena disposición y entusiasmo. Con el
amor, los sentimientos de ternura y satisfacción sexual dan lugar a un
despertar parasimpático, lo opuesto a lucha o huir, generando un estado
de calma y satisfacción facilitando la cooperación. Con esto podemos ver
que el amor tiene un impacto en nuestro cuerpo, físicamente suceden
cosas en las que no tenemos control. Como estas reacciones son
biológicas entonces por ende son variables no permanentes, así
comprobamos lo que se dice, que el amor se acaba. Claro pero el amor
físico, imaginémonos que viviéramos en ese éxtasis todo el tiempo, no
sería natural. Pero qué pasa con el amor a la persona, ese que no se
puede describir con palabras.
         Aparte (sigo yo) el cuerpo no aguantaría dormir poco y funcionar
con la adrenalina tan alta… pero “mola” la sensación de felicidad, y las
pupilas tan dilatadas, y ver los colores tan claros, y todo tan hermoso, ¡el
mundo es bello!
         Termina el enamoramiento, comienza el amor. (sigo
leyendo) Como se ha de suponer en nuestro ejemplo, Diego y Andrea
llevan ya meses de noviazgo y lo que antes a Andrea le parecía gracioso
de Diego ahora es insoportable y Diego cada vez quiere estar más tiempo
con sus amigos porque Andrea siempre lo está “presionando” o
corrigiendo. Un día se ven y dicen, “¿qué pasa con nosotros?”, “estoy
                                      22
Carta a un cónyuge con dudas


aburriéndome”, “ya no tengo necesidad de llamarle”. Cada uno siente
que ya no está esa chispa que había antes. Sin embargo no se acabó el
amor, de hecho apenas comienza. Lo que sucede es que terminó el
enamoramiento. Todo enamoramiento es transitorio, es una fase para
pasar al amor real o verdadero, esto puede suceder durante el noviazgo
o incluso después en el matrimonio. No se extingue sino que se
transforma, sin embargo si cuando éste termina, la pareja no logra
empatar ninguna de las expectativas de ambos debido a la diferencia tan
marcada de lo que es real con lo imaginario, la relación llegaría a su fin.
Esto es lo que sucede desgraciadamente en muchos matrimonios que
sufren de divorcios porque “cuando éramos novios ella o él no era así.”
        El duelo es parte natural en las relaciones. (sigo
leyendo) Lo primero que sucede en la pareja cuando termina el
enamoramiento es una crisis y desilusión que permite la evolución y la
manifestación de todo un potencial de maduración para cada uno de los
integrantes y la pareja en su conjunto. Todas las parejas que no
renuncien a la confrontación con la realidad, que mantengan un contacto
con ella y una comunicación sincera, pasarán por este proceso tarde o
temprano. Esto llega cuando se presenta la exigencia de realizar una
                     relación concreta y de fundar un proyecto de vida
                     en común. La fase que sigue ofrece a la pareja una
                     nueva forma de llevar la relación más
                     dinámicamente. Este empujón a la realidad obliga a
                     la pareja prestar más atención a otros objetos, no
                     sólo a sí mismos. Se trata de un proceso de crisis que
                     permite el volver a tomar un afecto al mundo
                     externo partiendo de la supuesta inadecuación de la
                     otra persona que parece no responder a todas las
                     expectativas o deseos que se tienen.
        Lo que sigue ahora es hacer un funeral de lo idealizado, en este
caso el novio o novia, y simultáneamente enterrar esta imagen
completamente. En este momento se rompe con toda la realidad psíquica
vivida con la persona. Este sacrificio de lo imaginario es tan doloroso en
cuanto a cuántas proyecciones se hayan hecho de la persona. Para poder
reconocer ahora las imperfecciones y comenzar el duelo se requiere de
mucha energía. Se trata de descubrir sentimientos que ahora son

                                      23
Carta a un cónyuge con dudas


ambivalentes y muchas veces presentados como odio, sin embargo con la
suficiente recompensa grata al final como para no rechazarlo.
        Reconocer a la pareja como persona total significa reconocerlo
como individuo que tiene una vida propia y relaciones con otras
personas, pudiendo experimentar con esto una cierta depresión y
angustia. Esta fase es crítica para la maduración de la relación, no es nada
cómoda y lleva a la tentación de emprender la fuga a través de diversas
estrategias.
        Cuando se elabora el duelo de manera favorable el proceso
avanza gradualmente permitiendo a la pareja reencontrar su propia
capacidad de juicio y crítica para aproximar entonces en una nueva etapa
a la persona con la realidad. Todo esto mejora considerablemente la
comunicación de la pareja y el funcionamiento de la relación.
        El sentido real del amor. Así culmina entonces la etapa de
duelo y comienza el amor verdadero. Es el amor que acepta a la persona
tal y como es, con todos sus defectos y con todas sus virtudes. Que está
para perfeccionar a la otra persona y sacar de ella lo mejor de sí misma.

     Esta idea de sacrificio tiene otros aspectos… es parte
importante de la vida, de construir, edificar…

         El padre se refleja a la larga en los hijos, en verse en su imagen…
(ese punto también quiero desarrollarlo más)… sobre la pérdida de
libertad a favor de los hijos aquí va un artículo: Calor de hogar. La
persona necesita vivir en familia, tener un hogar, un nido al que volver
cuando sale a la calle, donde haya calor y protección… Cuenta una
historia de una pareja de cigüeñas que hizo un nido en lo alto de un
campanario, les gustaba ir lejos a cazar ratones y culebras, sapos y pasear
y volar sin parar. Tuvieron polluelos, y organizaron las cosas con trapos
y hojas para que estuvieran a gusto, pero cuando volvían los notaban
fríos, faltaba calor. Al final, tuvieron que optar por hacer un sacrificio: se
arrancaron algunas plumas de las alas, y con eso hicieron un lugar
acogedor en el que los polluelos estaban a gusto. Ya no podían ir tan
lejos en sus vuelos, se sentían menos libres y condicionados porque con
menos plumas no aguantaban tanto tiempo fuera. Pero sentían
gratificación al volver y encontrarse en el nido sus polluelos contentos,
habían creado calor de hogar. Así la familia condiciona muchas libertades
                                       24
Carta a un cónyuge con dudas


que antes podían permitirse, pero el amor que nace es lo mejor, dar la
vida, aunque haya una limitación de las actividades nada es mejor que
esta esclavitud del amor, es la máxima realización personal. Calor de
hogar, hecho a costa de tiempo y de renuncias, de recortar otras cosas
que eran más urgentes, pero menos importantes. Lo primero es ese amor,
que si no se encuentra donde se debería encontrar se busca,
inevitablemente, en otro sitio. Y ahí empiezan los problemas: si un hijo
no encuentra en su casa, lo que debería encontrar, lo buscarás en otro
sitio, será gregario de un grupo en el que encontrará su identidad para
salir del aislamiento. El calor de hogar, como todo calor, necesita algo
que lo alimente, y ese algo es personal, regalar tiempo y afecto, y no
comodidades. El calor de hogar se consigue cuando los padres se dan
cuenta de que más que en dar cosas es darse a sí mismo, y que participen
los hijos con encargos y responsabilidades aunque sólo sea bajando la
basura por las noches (decía José Manuel Tarrio).
         Calor de hogar, que hay que mantener con arte, para estar “a
gusto”. Con todas las letras. “A gusto” se escribe con la A de alegría, G de
generosidad, U de utilidad, S de satisfacción, T de tolerancia y O de
orden. Así se mide la “temperatura” y el calor no se nos escapa por las
rendijas de gritos y discusiones. En primer lugar, de este clima de entrega
a los demás, surge el gozo, la alegría que salpica a los demás, que se
expresa en la mirada, puerta del mundo interior. Es un jardín donde
crece la planta de la generosidad, cuando el marido llega cansado no se
refugia en el telediario sino que va a recibir las novedades de la mujer y
cada uno de los hijos. Donde todos colaboran y se sienten útiles, y por
esto satisfechos. Y hay tolerancia, porque se sabe que hay cosas
importantes y otras que no lo son, y se saben distinguir unas de otras, y
ceder en aquello que es opinable e intrascendente y allí nadie pretende
tener siempre la última palabra en cualquier asunto. Y orden, también
material aunque sin que sea una manía para ocultar el desorden interior.
Esta es la vocación de nido, que no es hotel donde descansar, pero
tampoco cárcel donde desarrollar un sentimiento posesivo y chantajes
emotivos: es el lugar donde se está lo justo para nacer, para crecer, y
para aprender a volar: para perderle miedo a la altura, y lanzarse
finalmente al cielo. De ahí que la madre tenga vocación de nido. La
mujer anida a los hijos, al marido, y a todos a cuantos ella prohíja con su
amor, que no es ablandarlos con mimos y comodidades. El nido es esa
                                      25
Carta a un cónyuge con dudas


rara forma de ternura que cría fortaleza, de suavidad que produce
reciedumbre, de protección que incita al valor: ¡al valor de volar! Y saber
que siempre se puede volver…

        Hace falta un punto de locura , de imaginación, y de eso va
el primer artículo, poco ortodoxo… El arte de amar. Hoy que tanto
se habla tanto “de encontrarse a un mismo” y de autoestima, quizás se
olvida que uno se “encuentra” cuando se da, al amar, al sentirnos
amados; y que esto es un arte que es muy necesario aprender: “No existe
la realización personal si no somos capaces de sentirnos amados y de
sentir que amamos alguien de forma intensa, comprometida y
desinteresada” (Jorge Bucay). Pero es un arte especial, una perfección
que más que “hacer” cosas consiste en dejarse llevar por la fuerza interior
–que es un don, regalo de Dios, gracia, y al mismo tiempo tarea para
cultivar-, que nos da libertad para hacer el bien cada vez con más
facilidad. No es que no se noten los impulsos del egoísmo, sino que éste
no esclaviza, porque tiene tanto la luz para discernir lo bueno de lo
malo, como la fuerza para hacer el bien.
        Se cuenta que en el mundo de los sentimientos, “un día, mientras
jugaban al escondite, la Locura buscaba el Amor, que se había ocultado
entre un montón de hojas, y la Traición le acercó un tridente de pinchas
afiladas y la instó porque pinchara el follaje para descubrirlo. La Locura
lo hizo, sin mesurar el mal que provocaría su acción. Dice la leyenda que,
a partir de aquel momento, el Amor quedó ciego, y que la Locura, llena
de culpa, decidió guiar sus pasos...” El amor tiene muchas formas (los
amigos, entre padres y hijos...) pero aquí se habla de enamorarse, ese
estado que impide ver los defectos del otro y su realidad, sustituyéndola
por el que se lleva en el corazón, que se proyecta en el otro, como decía
Remei Margarit: “alguien se enamora y pierde el contacto con la vida
real y cotidiana, los colores son más brillantes, el aire es más puro… se
disparan las euforias y uno se siente capaz de muchas cosas antes
impensables. De pronto se abre un caudal de energía disponible que uno
no sabía que tenía y la endorfina interna reina en su cuerpo por un
tiempo”, es un descubrimiento de nuevas posibilidades, “como si la vida
se hubiera desatascado de pronto y encontrara una nueva puerta que
condujera al exterior… de pronto y por la magia de un encuentro, se
abren perspectivas”... La vida se centra en ver la sonrisa del otro, y junto
                                      26
Carta a un cónyuge con dudas


a esta dependencia hay una sensación de libertad que se creía perdida y
que en el fondo del alma se añoraba, y se instala en el alma un estado de
euforia que lleva a dar pasos antes temidos y que ahora se afrontan, se
ha descubierto una fuerza interior. “La nueva perspectiva descubierta
cambia la comprensión de un mismo y de los otros, así como de la vida
entera”. Es la imagen del amor ciego, como decía Benedicto XVI: “que
no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se
impone al ser humano”.
         La historia es completada diciendo que “tras tanto andar juntos,
el Amor y la Locura acabaron convirtiéndose en pareja y disfrutaron
inmensamente. Pocas cosas son eternas, y llegó un momento en qué el
Amor, cansado de tanto delirio, descontrol e incertidumbre, dejó su
amada y decidió casarse con la Razón. El Amor acertó con la decisión
porque, guiado por la Razón, desaparecieron los peligros, y las
inseguridades se desvanecieron” (Vivi García). Ese algo dramático e
irresistible que narran las tragedias griegas no es amor, pues éste es
necesario que también sea inteligente. Pero dice nuestra historia que al




pasar del tiempo el Amor se aburría como una ostra; consultó a su amiga
Fantasía que le aconsejó no dejar la Razón pero mantener la amistad con
                                     27
Carta a un cónyuge con dudas


la Locura, que le da a la vida un punto de aventura, de libertad. Para que
no quede esclavizado, hace falta que el amor no esté atado sólo a la
razón, que también tenga libertad. Hoy se habla mucho de “hacer
cambios” en la vida, pero la euforia dura poco… no solo hay que mirar
hacia fuera, sino sobre todo hacia dentro. Para descubrir la capacidad de
Amor Inteligente y Libre al mismo tiempo, y así encontrar la armonía:
razón con poesía, de hecho la inteligencia es amorosa y libre. De ahí la
constancia por cultivar lo mejor de la vida, pero también la imaginación
para no caer en el aburrimiento, la creatividad para despertar cada día
con cosas nuevas.

         La tentación de no amar. “Fue un amor tan profundo que en
un segundo me acaparó. No sabía que existiera un sentimiento así... lo vi
y todo mi mundo anterior se derrumbó... Supe entonces que él formaba
parte de mi destino”. Así habla Corinne, en una entrevista. Y cuando le
preguntan: “- ¿Cuándo pasó el amor?” Responde: “me fui porque me
estaba volviendo loca, nuestros mundos no eran conciliables…”
         Ante tantos casos de rupturas, ante la moda actual de la
“monogamia sucesiva”, la gente se pregunta: ¿el verdadero amor reclama
exclusividad? Se entiende que los que se aman no necesiten de “alguien”
de afuera para dar plenitud a su corazón, y a esto se llama fidelidad, que
protege el amor, e implica un esforzarse “para siempre”. No dejar
dormir el corazón, demostrarse el cariño que es regar el jardín del
amor cada día, también en el campo del pensamiento y en el deseo.
         En esa lucha, puede haber dificultades, pero en el fondo de la
conciencia surge el imperativo de aguantar la decisión de permanecer con
la persona elegida, tener paciencia ante una crisis familiar que parece
insoportable y de la que se quiere huir enseguida, de cualquier forma...
Esto cuesta, entonces el amor duele y se desea “escapar” de aquello. Pero
al mismo tiempo viene al pensamiento: ¿y el compromiso adquirido? En
estos momentos, es bueno recordar que la familia no es que siempre dé
la felicidad, pero es donde las cosas ocurren de verdad, sobre todo las
importantes, como son los hijos y su felicidad. Y ahí está el sentido de la
palabra amor. Lo otro… ¡es tan variable! Es como el caledoscopio,
muchos colores que se multiplican, pero con poca consistencia pues se
hace con espejuelos, trocitos hechos de un corazón roto por el
resentimiento. Hay sentimientos epidérmicos, con promesas de amor
                                      28
Carta a un cónyuge con dudas


eterno bajo la luna, idealistas... pero “si la luna hablara, cuántas verdades
nos diría a cerca de tantas mentiras”. Contaba Mn. Agustí Sala de un
joven que amaba mucho a su novia y llegó a decirle: “te quiero tanto
que te llevaría el sol a tu casa”. No hay que decir que ella estaba feliz,
oyendo lo que decía, pero el joven no había acabado, pues continuó: “-
¡si llueve, no me esperes!”
         Pero aún en el descorazonamiento, se añora la unidad perdida, se
ansía recomponer aquello, pues la vida no está hecha de éxitos sino de
amor. Cuando llega el dolor, no es fácil superar la tentación de no
amar, separarse del problema concreto y mirar más allá de la obsesión
del momento, pues se absolutizan algunos aspectos (defectos del otro,
faltas de consideración…) y cuesta tomar distancia, tener visión de
conjunto: pero la fidelidad es dinámica, y sabe también de problemas y
de cómo superarlos. Y habrá que volver a empezar, sembrar, construir,
aprender a amar pues eso es algo que dura siempre.
         El amor crea una realidad: dos se hacen uno, y esto exige un
compromiso. Y un nido, para ir creciendo. Lo demás, implica miedo al
compromiso y por tanto no entregar la libertad. Cuando viene el
huracán, los problemas, hay que volver a mirar al otro por primera vez,
que es conocerle de nuevo, con el deseo de volver a empezar,
reconstruir con aquella luz que queda en el recuerdo –revolver en el
corazón- y volver a entrar ahí, como dice una historia sufi: "Llamé a la
puerta. / Y me preguntaron: ¿quién es?. / Contesté: soy yo. / La puerta
no se abrió. / (Y así otras veces) / Llamé a la puerta. / Y me preguntaron:
“¿quién es? / Y contesté: “yo soy tú”. / Y la puerta se abrió". Sólo
cuando estás dentro del otro, cuando eres el otro, hay “una sola carne”:
ya no son dos, pues estando uno es “el otro”, para el otro... “Sólo quien
está dispuesto a perderse en el amado, a hacerse uno con lo que se ama,
está listo para iniciar el combate del amor” (Rogelio Villegas).

        Tener sentimientos positivos. Cuenta una historia oriental
que un discípulo y el maestro pasean por el bosque. Entonces, el
discípulo le dice al maestro:
        -He pasado gran parte del día pensando en cosas que no debía
pensar, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no
debía hacer...

                                      29
Carta a un cónyuge con dudas


        El maestro le señala al discípulo una planta y le pregunta si sabe
qué era.
        -Belladona –dijo el discípulo-. Puede ser mortal para quien coma
sus hojas.
        -Pero no puede matar a quien simplemente las contemple –
apostilla el maestro. – Así todas las emociones y sensaciones y
sentimientos son incapaces de causar ningún mal si no nos dejamos
seducir por ellos.

        Los sentimientos negativos no deben vencernos, sino advertirnos
de que tenemos aún mucho trabajo para expurgar las malas hierbas de
nuestro interior, cultivar las buenas obras.
        Muchas cosas que nos hacen sufrir se deben a una visión negativa
del mundo, una enfermiza visión deformada de la realidad, que nos hace
pensar que somos malos, o que los demás son malos, o que el mundo es
malo. Se trata del viejo “dualismo” de dar al mal una categoría que no
tiene, como si fuera un semi-dios que nos persigue.
        Es verdad que en el mundo hay maldad, pero ésta no es más que
la ausencia de bien, el mal en sí no tiene consistencia, es el negativo de la
bondad, su ausencia. Así la soberbia, avaricia, lujuria, gula, ira, envidia y
pereza no son más que expresiones del egoísmo, de la ausencia del amor.
        El mal genera sentimientos negativos, y el amor positivos. El mal
produce un desorden interior, y el bien una armonía que da paz y
felicidad. La cultura grecorromana ponía el ideal del sabio en la ausencia
de sentimientos (apatheia). Esta “apatía” no es más que una caricatura
del ideal de la persona, pues los sentimientos son parte importante de
nuestro ser: no son malas las pasiones como no es malo el cuerpo, sino
que todo ha de ser encauzado en un dinamismo del amor. Nuestro ideal
no es un “nirvana” de ausencia de sentir, sino un amoroso sentir, que
también pasa por el dolor.
        El ideal budista está basado, sí, en la benevolencia y misericordia
universal, pero rechaza todo apasionamiento. Precisamente por eso no es
verdaderamente humano: la serenidad auténtica viene de ese amor
apasionado, que no es un sentimiento, sino la forma más alta de
afectividad del corazón. Es ese corazón que es núcleo íntimo del hombre,
donde éste toma sus decisiones. La categoría de una persona, su
realización personal, su plenitud, depende de tener buen corazón, que se
                                      30
Carta a un cónyuge con dudas


manifiesta en la solidaridad, la fraternidad, etc. En cambio, las
frustraciones, resentimientos y todo tipo de amarguras son causados por
la ausencia de este amor de corazón, orientado hacia Dios y los demás.
        Las pasiones incontroladas desencadenan pulsiones instintivas y
dependencias (alcohol, sexo, drogas). Hay que educar toda pasión para
que –integrándola en la interioridad– nos ayuden a tener un corazón
bueno, a base de acciones buenas que se convierten en virtudes. Así, las
tendencias hacia el bien, la verdad y la belleza van dominando todo lo
que hacemos, va creciendo en nosotros un anhelo de sublimidad, de
cosas grandes, y el deseo básico de amar y ser amado se va purificando
de adherencias egoístas que hacen daño. La nostalgia de no tenerlo aún
todo se va transformando en plenitud de tenerlo todo en la esperanza.
La pena causada por la limitación de la realidad (limitaciones físicas o
psicológicas, mal de la naturaleza y maldad humana) se vuelve entrega,
servicio, y la certeza de que todo mal no sería permitido por Dios si no
fuera porque de ello puede sacar –por caminos a nosotros desconocidos
todavía– un bien más alto: surge de ahí una confianza muy grande en la
vida, que ponemos no en nuestras fuerzas o en el destino, sino en algo
mucho más alto, que es el amor de Dios y la confianza en que nos
salvará.

       Sobre todo esto de los sentimientos, he leido algo de Schelling, te
puedo mandar notas, sobre el espíritu de contradicción. Hemos seguido
esquemas de racionalidad y intelectualismo como si esta fuera la única
realidad, cuando el hombre se deja llevar mucho por la intuición, la
forma de conocimiento más alta es la intuición amorosa, y muchas veces
decimos una cosa y hacemos otra, con este espíritu de contradicción, no
nos sujetamos a las normas, pues o bien “el corazón tiene sus razones
que la razón desconoce” (Pascal) o bien el conocimiento, como está
siempre también condicionado por las emociones, no es frío y cerebral, y
el que no hace lo que piensa acaba pensando lo que hace. Sobre esto
tengo algo escrito, porque genera teorías y resentimientos, el
racionalismo o el afán de demostrar las formas de conducta que uno
quiere adoptar, en lugar de ir por el perdón y el perdón de sí mismo que
es el más difícil, y aceptar la vulnerabilidad como forma de la condición
humana… (la película “los miserables” es genial en este sentido). Total,
que el puritanismo, moral victoriana y todas las formas de angelismo y
                                     31
Carta a un cónyuge con dudas


voluntarismo y fideísmo por un lado, y por otro racionalismo kantiano,
son derivaciones de una visión maniquea, que viene de antiguo, de un
dualismo (quizá oriental) de alma-cuerpo que no es platónico, al
contrario, es abandonar a Platón y su visión abierta… para mí se petrificó
con la visión estoica que es muy egoista… hay que volver al hecho de
que yo me realizo cuando me doy, pero también necesito que me den
amor. (En fin, esto tengo que desarrollarlo más con lo de amor-locura,
razón-pasión, lógica-contradicción, etc.)

        Cómo recomponer la afectividad. Me decía una joven que
había tenido un desengaño amoroso, y por culpa de esa relación
sentimental rota ella también se sentía rota, como “un trozo de carne”,
un trapo, y llevaba semanas melancólica, sin salir de casa, además no
paraba de pensar en el antiguo novio. ¿Que hacer, con ese “mal de
amor”?
        La recomposición de la afectividad rota tiene componentes
espirituales, fisiológicos y psicológicos, etc. Hay unas claves para
estimular la felicidad y la esperanza, como la meditación-reflexión y la
confianza en Dios; fomentar las endorfinas que son tan buenas y que se
recargan cuando realizamos algunas actividades que nos agradan, con
ellas nuestra actitud y estado de ánimo mejoran. Algunas de estas cosas
son:
        -la risa, pues se ha comprobado la influencia que tiene la risa
sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario (dicen que el solo
hecho de reproducir el gesto de la sonrisa ya hace segregar endorfinas,
por un mecanismo similar al que nos hace segregar saliva con sólo oler o
pensar en una buena comida).
        -disfrutar de la naturaleza, cuyo contacto nos llena de
energía y buen humor (ir a la playa, al campo, y empaparse de
sensaciones).
        -admirar la belleza de las cosas , mirar siempre el lado
bueno, positivo de todas las cosas porque ello influye en el
mejoramiento de nuestro estado de ánimo y de salud.
        -darle sentido a la vida: la rutina destruye lentamente nuestras
reservas de endorfinas, por tanto, hay que evitar la monotonía con
curiosidad, intereses, haciendo lo que más llena.

                                     32
Carta a un cónyuge con dudas


         -re-cordar situaciones buenas: “re-cordar” es volver a llevar
al corazón, volver a vivir momentos del pasado, con lo que al re-
vivirlos gozamos en ellos, y además crea un efecto químico similar a los
momentos del pasado que revivimos, fomentando esas endorfinas. Sin
embargo, no hay que olvidar que lo mejor siempre está por llegar; no
hay que ensimismarse en el pasado que sería cerrar la puerta a lo bueno
que está por venir.
         -como siempre, la amabilidad es la mejor terapia: al darnos a
los demás nos metemos en sus problemas, y olvidamos los
nuestros. Así, las palabras afectuosas, las sonrisas, el buen humor, una
actitud receptiva y comprensiva hacia los demás originan una emisión
constante de estas “hormonas” de la felicidad.
         -la buena respiración, con actividad física si puede ser al aire libre
ayuda también a esta química del cerebro y, en consecuencia el estado de
ánimo: es bueno aumentar el ritmo y la frecuencia de alguna actividad
física, un mínimo de tres veces a la semana (caminar, bicicleta o nadar).
Esto en cuanto a la “gimnasia de la alegría”, que Santo Tomás de Aquino
decía que ayudan mucho el suspirar, reírse, pasear, tomar baños de agua
caliente... y por supuesto rezar, pues los medios sobrenaturales son
siempre los más importantes, el abandono en Dios nos hace ver en
aquellas cosas que Dios permite un camino para la felicidad, que
aparecerá, como el caso de la chica que comentamos al comienzo, en un
nuevo encuentro, mucho mejor que aquel que le sirvió de experiencia
para profundizar, a través del dolor, en el sentido auténtico del amor.

        El error de precipitarse. Genghis Khan, rey mongol, cuando
descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques con halcones
para cazar, y al ser un día caluroso, tenía sed cuando vio agua goteando
de una roca. Tomó un tazón de barro para llenarlo y ya se disponía a
beber cuando oyó un silbido y sintió que le arrebataban el tazón de las
manos. El agua se derramó. Era su halcón preferido, que ahora estaba
arriba, en la roca de donde bajaba agua. Intentó volver a llenar el tazón
y se repitió la escena. El rey desenvainó la espada mientras ponía el tazón
en el hilillo de agua: “Amigo halcón, esta es la última vez”. Cuando el
halcón bajó y le arrebató el tazón de la mano, con una rápida estocada
hirió al ave, que cayó sangrando a sus pies. “¡Ahora tienes lo que te
mereces!”, dijo. Y al ver que su tazón al caer se había roto, decidió trepar
                                       33
Carta a un cónyuge con dudas


por la roca de donde goteaba el agua, para beber directamente allí.
Había un charco con mucho agua, pero ¿qué había en el charco? Una
enorme serpiente muerta, de la especie más venenosa. El rey se detuvo.
Olvidó la sed. Pensó sólo en el pobre halcón: “¡me salvó la vida! ¿Y
cómo le pagué? ¡Era mi mejor amigo y lo he herido!”. Bajó la cuesta,
tomó suavemente al pájaro y lo llevó a palacio para cuidarlo, diciéndose:
“Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado
por la furia”.
        Al final de la escapada (1959) es un film de Jean-Luc Godard, una
de las obras más emblemáticas de la Nouvelle Vague y del propio
Godard; J. M. Caparrós señala: “cuenta la historia de un marginado de la
sociedad moderna, amante del cine negro ame ricano, que encarna la
constante principal de este autor: la liberación como meta, en una
existencia sin orden, reglas ni sentido aparente. El protagonista es un
joven parisino a la deriva, Michel (Jean-Paul Belmondo), que sería trai
cionado por su amante, Patricia (Jean Seberg), para demostrarse a sí
misma que no le amaba”, llama a la policía quizá también por cumplir las
leyes, por hacer lo que creía justo, o por dejarse influir por las palabras
del policía... Soberbia la escena cuando ella, ya tarde, ve que en realidad
sí que lo amaba.
        En medio de un "egocéntrico conformismo" que lleva a los
protagonistas a la deriva, como muchos desmotivados de hoy, y de ahí
su actualidad, se bebe –es la provoca ción del film- un atroz pesimismo,
náusea ante la vida y las relaciones humanas, la traición, la insensatez de
cualquier alternativa, la inutilidad de todo esfuerzo, un repudio del
mundo en forma de náusea y de sesperación, comenta Román Gubern.
Como le dice Michel a Patricia en el film, entre la pena y la nada, elige la
nada. Entonces como ahora, se ve la “soledad de unos seres temerosos
de comuni carse sus verda deros sen timientos, logrando reproducir
cierto ritmo jadeante y an gustioso, propio de nuestro tiempo, con una
fidelidad que la elevó a la categoría de testimo nio” (José Luis Guarner).
        Pienso que en la era moderna la percepción de la realidad ha sido
elevada a la categoría de verdad, y es falso: la verdad no puede ser
abarcada por una percepción única, tiene muchos matices y nunca se
“pillan” por entero, está abierta a sucesivas aproximaciones y nuestro
conocimiento se tiñe de emociones, influido por lo último que nos pasa y
vemos según el color de cada momento. Pero esto no significa que no
                                      34
Carta a un cónyuge con dudas


haya verdad, sino que no la alcanzamos nunca por entero. De ahí el
pecado de impaciencia, de dejarse llevar por una percepción
momentánea y romper una amistad, discutir hasta la violencia,
empecinamientos diversos que se deben a una percepción parcial que
queda fosilizada como una foto y que se quiere hacer pasar por la
realidad del otro. Los fundamentalismos van por ahí, y también se aplica
a las enemistades con las personas. Como ocurre en el caso contrario:
como la conciencia tiene “fallos”, uno se somete a otra persona o a
reglas religiosas o sociales –formas de puritanismo, sustitución de la
conciencia personal por una colectiva. Cuando hay armonía en el acto
de abrirse al amor incondicionado de Dios y buscar también un “norte”
en el amor a los demás, es cuando se puede vivir en paz, fruto de la
lucha en ese amor que busca la verdad y esa verdad que es fruto del
amor.


        La paciencia, ciencia de la paz. Hay momentos en la vida
en que parece que a uno se le acaba la paciencia, ya no es capaz de
seguir aguantando, y explota. Y con la gota que colma el vaso se acaban
las fuerzas para seguir con un matrimonio, o cualquier otro compromiso,
o los padres que pierden ya la confianza en sus hijos, y se proclaman
expresiones como “esto es irreparable”, “se ha roto algo para siempre”,
“ya nada será como antes”. Y viene la soledad, sensación de abandono,
incertidumbre, desaliento: ante situaciones del mundo de la política, de
la sociedad, del mundo laboral…, uno puede sentir derrumbarse algo
por lo que ha luchado mucho tiempo, y se rompe todo en añicos en un
momento. Es la fragilidad humana, la impaciencia que quiere seguir los
criterios del mundo -muy distintos a las bienaventuranzas que promulga
Jesús-: la eficiencia y el placer pasajero aún a costa de la mentira, el
anhelo desmedido de éxito... Confiar en Dios en todas las circunstancias,
incluso en la adversidad, cuesta, pero vale la pena... La paciencia es un
árbol de raíz muy amarga pero de frutos muy dulces (Fénelon). Así, la
paciencia es el fruto maduro de la fortaleza, la paz-ciencia, ciencia de la
paz. Como para los militares donde los demás vean dificultades sabremos
intuir oportunidades, incluso crecernos ante ellas.


                                      35
Carta a un cónyuge con dudas


        Ante los defectos de una persona, no hay que perder la calma
diciendo “¡ya está bien, no puedo más!” pues ¿qué vamos a hacer con
esta persona, matarla? No, hay que quererla tal como es, superando
aquel defecto como un escollo y sabiendo que cada persona tiene
cualidades ocultas, que sólo con el tiempo aparecen. Cuentan de una osa
que dio a luz un pequeño cachorro horriblemente feo. “¡Ganas me
vienen de estrangularlo!”, dijo la osa a la corneja: -“¡Guárdate de
hacerlo!” -contestó ésta. “Yo he visto a otras osas pasar por lo mismo: ve
y lame dulcemente a tu hijo y le verás hermoso y te honrará”. Así lo hizo
la osa y se esmeró cuidándolo; y el cachorro, poco a poco, fue
volviéndose hermoso, por eso le agradeció el consejo a la corneja: “-Si
no hubieses moderado mi impaciencia hubiera rechazado al hijo que
ahora constituye el placer de mi vida”. A veces parece que alguien no da
para más, “no está el horno para bollos”, y la paciencia da sensibilidad
para ver más allá del presente, y afrontar las contrariedades conservando
la calma y el equilibrio interior, logrando comprender mejor la
naturaleza de las circunstancias, es la “ciencia de la paz”, que genera
armonía a su alrededor.
        Me contaron en el Alcázar de Segovia que a una aya se le cayó el
infante real que cuidaba, un niño pequeño, por el balcón, a muchos
metros por encima de los jardines. Ella, desesperada, se tiró por el
precipicio y se mató. El infante había quedado colgado de unos salientes,
y lo rescataron. La aya se había “precipitado” en los dos sentidos de la
palabra (impaciente y tirarse al precipicio). En el cerebro el pensamiento
no es nunca objetivo sino ligado a las emociones, siempre influenciado
por sentimientos y pasiones. A veces nos fijamos en algo sin visión de
conjunto, absolutizamos un aspecto. Se me ocurre un ejemplo: cuando
nos vienen con una historia algún profesional de la mentira, y nos
creemos aquello al sentir la empatía con los problemas que nos cuentan,
pero en cuanto han acabado y quizá hemos dado dinero a ese
“necesitado”, y se va, aparece la distancia ante el problema, de modo
menos emotivo, más cerebral, y nos parece que hay algo que no
cuadra… tenemos la sensación de haber sido engañados. Esperar, tener
distancia ante los problemas, ayuda a pensar mejor.
        "El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la
impaciencia de los hombres", decía Benedicto XVI en la homilía del
comienzo de Pontificado: ante un pueblo rebelde, "los discípulos,
                                     36
Carta a un cónyuge con dudas


hubieran deseado inmediatamente mandar caer fuego del cielo para
consumirlos. Jesús los detiene y reprende. La impaciencia de los hombres
no suele comprender la paciencia de Dios”.

        libertad y destino, sobre la huida hacia delante, y mejor hacerlo
antes virtual para analizar las consecuencias: Libertad y destino. Irvin
D. Yalom en “El día que Nietzsche lloró” habla de una crisis de Breuer,
médico que se reconoce vacío en su vida, siente que se le va la vida y
quiere sentirse por fin él mismo, en "libertad". Decide cortar con todo lo
que constituía su vida familiar y profesional de relativo éxito: se despide
de su mujer Mathilde, a quien se le desgarra el corazón y le dice que si
pasa aquella puerta y los deja a ella y a sus hijos, que si no respeta el
matrimonio nunca más volverá a aceptarle: “¿Qué es una elección, si te
niegas a respetarla?”, y él ofrece sólo como defensa: “yo tendría que
haber sido ‘yo’ antes de que hubiera un ‘nosotros’. Hice una elección
antes de estar formado para poder tomar decisiones y elegir”. Ella insiste:
“esto es un engaño, una trampa que te tiendes a ti mismo, una manera
de librarte de toda responsabilidad por tus propias elecciones. En nuestra
boda, cuando dijimos sí… dijimos no a otras opciones… ¿no comprendes
que no puedes contraer un compromiso conmigo y luego, de pronto,
decir: ‘no, me retracto; después de todo, no estoy seguro’? eso es
inmoral. Perverso… Quieres tener la posibilidad de elegir y, al mismo
tiempo, mantener todas las elecciones posibles. Me pediste te entregara
mi libertad, la poca que tenía, por lo menos mi libertad para elegir
marido, pero tú quieres tener tu libertad a tu disposición”. Ella le dice
que sin respeto a la palabra dada todo es mentira, ya que al año
siguiente puede renegar de las decisiones que tome ahora, por el mismo
motivo. Él está ciego y se va, le dice que después de tantos años llevando
una existencia vacía, quiere beber un sorbo de vida: “cogeré una
pequeña fracción de mi vida para mí… sólo tengo una vida… ¡esta es mi
oportunidad de construir un nuevo ser sobre las cenizas de mi vieja
vida!” Después de la despedida traumática, deja Viena y sus amigos
quienes quedan apenados por su decisión, deja su trabajo y pacientes…
Lo primero que hace es volver a visitar a una antigua secretaria con la
que estaba muy unido, Eva, pero ante su sorpresa se había ya casado.
Luego visita a Bertha, que también había dicho que él sería su único
hombre; va a la clínica y la ve hablando con el médico que le relevó en
                                      37
Carta a un cónyuge con dudas


el tratamiento, y asiste como espectador a la dependencia afectiva que
ella tiene con su médico, con la misma familiaridad e intimidad que
Breuer pensaba que sólo tenía con él. Desengañado de las personas que
había mitificado, viaja ahora rumbo a Italia, hundido… pensando en
Eva… “había confiado por completo en ella. Siempre había tenido la
certeza de que Eva estaría a su lado cuando él la necesitara”… suenan
huecas las teorías de Nietzsche: “para fortalecerse, primero debe hundirse
en la nada absoluta y aprender a enfrentarse a su soledad total…
aprenda a ser malvado”. Ve que la libertad absoluta es de por sí una
utopía, puesto que siempre nos encontraremos encadenados a algo, sean
los demás, seamos nosotros mismos, nuestras metas, nuestros
sentimientos. Pasea por el norte de Italia y tampoco esto le llena, ve
mucha gente joven y alegre y él se siente como un viejo, cuando en
realidad sólo está en la década de los 40. Todo esto le hace comprender,
finalmente, que no es esa clase de vida la que desea. “Debemos vivir
como si fuéramos libres. Aunque no podemos escapar al destino,
debemos darnos de cabeza contra él: debemos poner en juego nuestra
voluntad. Amar nuestro destino”… pero ya es demasiado tarde...
        Desesperado, Breuer despierta envuelto en sudor frío: había
sufrido una experiencia hipnótica: antes de dejar todo en la vida real
quiso hipnotizarse, para analizar las consecuencias. Va a ver a su mujer,
Mathilde, y le dice: “he estado ausente mucho tiempo. Y que ahora he
vuelto… he decidido casarme contigo…” Ella le dice que le ve raro, tan
jovial, que además ya se casaron hacía muchos años, pero él insiste:
“decido hacerlo hoy, Mathilde. Y todos los días.” La aprecia ahora
porque ha tenido la experiencia de lo que sería perderla. Antes se sentía
atado, pero con la separación virtual se ha asustado, ahora ama su
destino… El pensamiento no es nunca objetivo, está influido por las
emociones, la memoria también queda transformada por los sentimientos
mitificando unas cosas y volviendo otras tétricas, por eso hay que
aguantar las tormentas sin precipitarse, pues luego vuelve el sol, tener
paciencia porque a veces no se piensa ni se ven las cosas bien, como el
palo dentro del agua se ve torcido y es mejor hallar el camino para
experimentar una decisión irreversible sin hacerla irreversible, ya que al
sacar el palo del agua se ve recto y se acepta la vida que se eligió, como
nuestro personaje: “sí, he elegido mi vida. Y he elegido bien’… durante
estos dos últimos años me ha dado mucho miedo envejecer… me
                                     38
Carta a un cónyuge con dudas


defendía, pero a ciegas. Atacaba a mi mujer, en lugar de atacar al
verdadero enemigo y, por último, desesperado, busqué refugio en brazos
de alguien que no podía ayudarme… el secreto para vivir bien consiste,
en primer lugar, en desear lo que es necesario y, después, en amar lo que
se desea…” pero “qué diferencia, qué diferencia maravillosa, poder
elegirlo".

        -Perdonar y olvidar: Con frecuencia oímos decir: “Perdono,
pero no olvido”. Quien esto dice, en realidad no perdona, porque
guarda rencor. De ahí que se diga que no se perdona de verdad cuando,
en el fondo, no se está dispuesto a olvidar. Perdonar, ¿es olvidar?
¿Producen ambos el mismo efecto? Se trata de una cuestión de gran
importancia, pues el perdón es esencial para una vida feliz y equilibrada:
“El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar” (Martin Luther King).
Me parece que hay que distinguir “olvidar”, cuando quiere decir
“resentimiento”, y “olvidar” como “desaparecer de la memoria”. Me
referiré al primer sentido: hay que olvidar; “no escatimes el perdón: es
imposible caminar con tantas heriditas abiertas… perdona todas las viejas
heridas y cicatriza con resinas de amor” (Zenaida Bacardí de Argamasilla).
Es no querer mal, no hay otro camino. “Perdón es una palabra que no es
nada, pero que lleva dentro semillas de milagros” (Alejandro Casona),
semillas sembradas en nuestros corazones por el mismo Jesús, que se
alimentan incluso de las ofensas, sí: cada ofensa recibida es una
oportunidad de mejorar nuestra capacidad de perdonar, porque, en
lugar de generar resentimientos, es abono para esa cosa divina llamada
perdón. El paraíso está detrás de la puerta, se dice, pero muchos han
perdido la llave, una llave que se llama misericordia… Todos estamos
necesitados de amor, de atención, así como de poder dar nuestro amor a
los demás. Por eso siempre hay que pedir perdón: por las ocasiones
perdidas, por la plenitud no vivida de cada relación, por las palabras no
pronunciadas. Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el
desierto. En un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una
bofetada al otro. Éste, profundamente ofendido, sin decir nada, escribió
en la arena: –Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada en la
cara. Siguieron adelante y divisaron un oasis. Torturados por la sed,
ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al agua de bruces
sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse. El otro amigo se tiró al
                                     39
Carta a un cónyuge con dudas


agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse, tomó un cuchillo y escribió
en una piedra: –Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida. Intrigado,
el amigo le preguntó: – ¿Por qué después de haberte hecho daño,
escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro
le respondió: – Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en
la arena, porque el viento del olvido se lo lleva; en cambio, cuando nos
pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del
corazón, donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo. El error
de muchos es pensar que el perdón debe surgir de sus corazones, que es
algo que debemos sentir, que debe “nacernos”, en cierto modo. Pero “el
perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos
no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que
perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió"
(Madre Teresa de Calcuta). El perdón es lo mejor, no sólo
individualmente sino también para cada una de nuestras sociedades y
para el mundo en general: “La espiral de la violencia sólo la frena el
milagro del perdón” (Juan Pablo II). En cierto modo, todos somos co-
responsables de las acciones y omisiones de cada uno, y es la gotita de
cada día la que crea la revolución del amor: “Lo mejor que puedes dar a
tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un hijo, un buen
ejemplo; a tu padre, deferencia; a tu madre, una conducta de la cual se
enorgullezca; a ti mismo, respeto; a todos los hombres, caridad” (John
Balfour). Cuando alguien es perdonado se convierte en una persona
distinta, aunque tarde en reaccionar: “Nada envalentona tanto al
pecador como el perdón” (William Shakespeare). El motivo es que se
siente querido, y valorado en mucho, porque las personas siempre están
por encima de sus errores (Jutta Burggraf). Y al crecer la conciencia de su
valía se porta en consecuencia, se porta mejor. Por otra parte, crece
también el que perdona, pues “nada nos asemeja tanto a Dios como
estar siempre dispuestos a perdonar” (San Juan Crisóstomo).

       Perdonar y no olvidar. ¿Hay que olvidar las ofensas que nos
hacen, o no? Sí, en el sentido de no guardar rencor, primero porque es
perjudicial para uno mismo, y segundo porque el perdón es transformar
la ofensa en compasión. Sin embargo, no podemos olvidar haciendo
desaparecer de la memoria aquello. Además, no olvidar es creativo... y la
memoria constituye nuestra identidad… y cada recuerdo es un escalón
                                      40
Carta a un cónyuge con dudas


más hacia la madurez. Perdonar es superar la ofensa y poder recordar sin
rencor. El perdón no requiere olvido. Además, no se puede controlar la
memoria con la inteligencia, es una facultad espiritual distinta que obra
independientemente de nuestra voluntad y de la inteligencia. La prueba
es que, de hecho, a veces uno quisiera recordar algo y no puede; y otras
veces desearía olvidar ciertas cosas y no lo logra. Se trata, como hemos
dicho, de recordar un suceso sin faltar al amor: al recordar lo que nos
dolió, recordemos al mismo tiempo cómo Jesús reacciona ante las
ofensas, y oremos con él como en la cruz.
        Además, hay que procurar establecer puentes mientras hay vida –
que no la tendremos siempre: lo trágico es que, en el trance final antes
de la muerte, haya enemistades pendientes. Es mejor que aquí y ahora
hagamos las paces, pues no sabemos si luego habrá una ocasión de
perdonar… En cualquier caso, hay que amar ahora que hay tiempo, la
muerte nos podría quitar esa oportunidad. Recordar la ofensa puede
convertirse en crecimiento interior para el ofendido: es humildad que
cura la soberbia, caridad que elimina toda envidia... y se deja de sentir
dolor. Si perdono vivo feliz y, si recuerdo, el recuerdo no me duele, no
me afecta porque pude perdonar y los recuerdos vienen a mi memoria
sin dolor, sin perturbación, sin sufrir el desgaste interior propio de quien
guarda un doloroso rencor. “Perdonar no sólo tiene como beneficio el
crecimiento interior, sino que también trae consigo una gran paz en
quien lo practica. Perdonar es un ejercicio de las virtudes, porque para
perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia, prudencia,
fortaleza, amor… Perdonar es la manifestación de un corazón puro
como consecuencia de una vida virtuosa. El perdón es una decisión, no
un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa,
no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu
alma y la tendrá el que te ofendió” (Madre Teresa de Calcuta). Cuando
perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona
(elperdoncatolico.com). Al perdonar te liberas a ti mismo y, si después de
perdonar a una persona quieres seguir tratándola, pues adelante! Si, por
el contrario, prefieres que sea un trato más alejado, ¡pues también! La
gracia está en no estar amargado, ni desear el mal a esa persona. Se trata
de amarla… (Dr. Bernie Siegel).
        Olvidar es un método erróneo de conseguir paz de espíritu.
Cuando se hace bien, es como la amnesia. Lo que ocurre es que, lo que
                                      41
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas
Carta a un cónyuge con dudas

Contenu connexe

En vedette

Plan de fomento de lectura 2011 2012
Plan de fomento de lectura 2011 2012Plan de fomento de lectura 2011 2012
Plan de fomento de lectura 2011 2012craentre2rios
 
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelin
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelinCuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelin
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelinJuan Ruiz Acevedo
 
Texto del profe texto comprensión de lectura.
Texto del profe texto comprensión de lectura.Texto del profe texto comprensión de lectura.
Texto del profe texto comprensión de lectura.León H. Valenzuela G
 
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01arlette marquez
 
Mapa conceptual vertebrados e invertebrados
Mapa conceptual vertebrados e invertebradosMapa conceptual vertebrados e invertebrados
Mapa conceptual vertebrados e invertebradosProfesora Altelnoff
 
El domino un juego didáctico para el área de comunicación inicial
El domino un juego didáctico para el área de comunicación  inicialEl domino un juego didáctico para el área de comunicación  inicial
El domino un juego didáctico para el área de comunicación inicialDEISI ALAMA
 
Nt2 módulo 4 matemática
Nt2 módulo 4  matemáticaNt2 módulo 4  matemática
Nt2 módulo 4 matemáticaAndrea Leal
 
Libro comprension-lectora
Libro comprension-lectoraLibro comprension-lectora
Libro comprension-lectoraAndrea Leal
 
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.gemma hernandez gomez
 
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágico
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágicoCuento las hadas y los duendes del bosque mágico
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágicoYoli Llamedo
 
Unidad 2 la calle y el otoño. Belinda
Unidad 2 la calle y el otoño. BelindaUnidad 2 la calle y el otoño. Belinda
Unidad 2 la calle y el otoño. BelindaBelinda Haro Castilla
 
Libro de comprension lectora 2013 original
Libro de comprension lectora 2013 originalLibro de comprension lectora 2013 original
Libro de comprension lectora 2013 originalsurandino
 

En vedette (17)

Nombres de todos los animales0
Nombres de todos los animales0Nombres de todos los animales0
Nombres de todos los animales0
 
Plan de fomento de lectura 2011 2012
Plan de fomento de lectura 2011 2012Plan de fomento de lectura 2011 2012
Plan de fomento de lectura 2011 2012
 
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelin
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelinCuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelin
Cuento la princesa que creía en los cuentos de hadas_jaquelin
 
Texto del profe texto comprensión de lectura.
Texto del profe texto comprensión de lectura.Texto del profe texto comprensión de lectura.
Texto del profe texto comprensión de lectura.
 
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01
Proyectolaprimavera 120514093035-phpapp01
 
Matematica 4
Matematica 4Matematica 4
Matematica 4
 
Mapa conceptual vertebrados e invertebrados
Mapa conceptual vertebrados e invertebradosMapa conceptual vertebrados e invertebrados
Mapa conceptual vertebrados e invertebrados
 
El domino un juego didáctico para el área de comunicación inicial
El domino un juego didáctico para el área de comunicación  inicialEl domino un juego didáctico para el área de comunicación  inicial
El domino un juego didáctico para el área de comunicación inicial
 
Nt2 módulo 4 matemática
Nt2 módulo 4  matemáticaNt2 módulo 4  matemática
Nt2 módulo 4 matemática
 
Libro comprension-lectora
Libro comprension-lectoraLibro comprension-lectora
Libro comprension-lectora
 
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.
El abecedario-aprendemos-las-las-letras-y-las-sílabas.
 
Control de-asistencia-infantil
Control de-asistencia-infantilControl de-asistencia-infantil
Control de-asistencia-infantil
 
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágico
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágicoCuento las hadas y los duendes del bosque mágico
Cuento las hadas y los duendes del bosque mágico
 
Unidad 2 la calle y el otoño. Belinda
Unidad 2 la calle y el otoño. BelindaUnidad 2 la calle y el otoño. Belinda
Unidad 2 la calle y el otoño. Belinda
 
Libro alumno
Libro alumnoLibro alumno
Libro alumno
 
Libro de comprension lectora 2013 original
Libro de comprension lectora 2013 originalLibro de comprension lectora 2013 original
Libro de comprension lectora 2013 original
 
Segundo nivel
Segundo nivelSegundo nivel
Segundo nivel
 

Similaire à Carta a un cónyuge con dudas

Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidad
Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidadCharla sobre la sexualidad desde lo espiritualidad
Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidadvhdr76
 
Las relaciones afectivas en el matrimonio
Las relaciones afectivas en el matrimonioLas relaciones afectivas en el matrimonio
Las relaciones afectivas en el matrimonioaportilk
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaIvan
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaIvan
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaIvan
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaIvan
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaIvan
 
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"Bizarro Mundo Real
 
Como olvidar un amor en 15 dias
Como olvidar un amor en 15 diasComo olvidar un amor en 15 dias
Como olvidar un amor en 15 diasalviaman
 
El Amor Y las Dificultades que lo Acompañan
El Amor Y las Dificultades que lo AcompañanEl Amor Y las Dificultades que lo Acompañan
El Amor Y las Dificultades que lo AcompañanClaudia ochoa
 
Propuesta contenidos Espectaculo tu y yo (Engrata)
Propuesta contenidos Espectaculo  tu y yo (Engrata)Propuesta contenidos Espectaculo  tu y yo (Engrata)
Propuesta contenidos Espectaculo tu y yo (Engrata)Jose Angel Gomis
 
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"Sr. Nadie de Ninguna Parte
 
Actividad reseña de werther. jannia
Actividad reseña de werther. janniaActividad reseña de werther. jannia
Actividad reseña de werther. janniarammstein2
 
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirus
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirusInforme # 8 amor en tiempos de coronavirus
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirusPedro Cabrera
 

Similaire à Carta a un cónyuge con dudas (20)

Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidad
Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidadCharla sobre la sexualidad desde lo espiritualidad
Charla sobre la sexualidad desde lo espiritualidad
 
Las relaciones afectivas en el matrimonio
Las relaciones afectivas en el matrimonioLas relaciones afectivas en el matrimonio
Las relaciones afectivas en el matrimonio
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novela
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novela
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novela
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novela
 
La perdida del ser querido2011
La perdida del ser querido2011La perdida del ser querido2011
La perdida del ser querido2011
 
La vida empieza hoy
La vida empieza hoyLa vida empieza hoy
La vida empieza hoy
 
Habilidad
HabilidadHabilidad
Habilidad
 
El esclavo resumen novela
El esclavo resumen novelaEl esclavo resumen novela
El esclavo resumen novela
 
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"
El bizarro mundo real, 3° edición, "Amor, erotismo y lujuria"
 
Un hombre divorciado
Un hombre divorciadoUn hombre divorciado
Un hombre divorciado
 
Como olvidar un amor en 15 dias
Como olvidar un amor en 15 diasComo olvidar un amor en 15 dias
Como olvidar un amor en 15 dias
 
El Amor Y las Dificultades que lo Acompañan
El Amor Y las Dificultades que lo AcompañanEl Amor Y las Dificultades que lo Acompañan
El Amor Y las Dificultades que lo Acompañan
 
Propuesta contenidos Espectaculo tu y yo (Engrata)
Propuesta contenidos Espectaculo  tu y yo (Engrata)Propuesta contenidos Espectaculo  tu y yo (Engrata)
Propuesta contenidos Espectaculo tu y yo (Engrata)
 
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"
Das Ist Absurd! - Nº0 - "All You Need Is Love!"
 
AMAR O DEPENDER
AMAR O DEPENDERAMAR O DEPENDER
AMAR O DEPENDER
 
Actividad reseña de werther. jannia
Actividad reseña de werther. janniaActividad reseña de werther. jannia
Actividad reseña de werther. jannia
 
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirus
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirusInforme # 8 amor en tiempos de coronavirus
Informe # 8 amor en tiempos de coronavirus
 
Antologia anexos
Antologia   anexosAntologia   anexos
Antologia anexos
 

Plus de Fundación para el Desarrollo de la Consciencia

Plus de Fundación para el Desarrollo de la Consciencia (20)

Evolucion de la consciencia.pptx
Evolucion de la consciencia.pptxEvolucion de la consciencia.pptx
Evolucion de la consciencia.pptx
 
contar una historia: la naranja
contar una historia: la naranjacontar una historia: la naranja
contar una historia: la naranja
 
El arca de Noé
El arca de NoéEl arca de Noé
El arca de Noé
 
fenomenologia de la religion
fenomenologia de la  religionfenomenologia de la  religion
fenomenologia de la religion
 
Apostamos por la paz
Apostamos por la pazApostamos por la paz
Apostamos por la paz
 
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
 
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
El redescubrimiento de la interioridad en la tarea educativa: proyecto inspir...
 
Unidad didáctica sobre interioridad, luciano pou anexos
Unidad didáctica sobre interioridad, luciano pou anexosUnidad didáctica sobre interioridad, luciano pou anexos
Unidad didáctica sobre interioridad, luciano pou anexos
 
¿Qué es la interioridad?
¿Qué es la interioridad?¿Qué es la interioridad?
¿Qué es la interioridad?
 
Calificación de las actividades
Calificación de las actividadesCalificación de las actividades
Calificación de las actividades
 
Elementos transversales del currículo
Elementos transversales del currículoElementos transversales del currículo
Elementos transversales del currículo
 
Habilidades cognitivas
Habilidades cognitivasHabilidades cognitivas
Habilidades cognitivas
 
niveles de pensamiento
niveles de pensamientoniveles de pensamiento
niveles de pensamiento
 
Interioridad
InterioridadInterioridad
Interioridad
 
Comparacion
ComparacionComparacion
Comparacion
 
Interioridad
InterioridadInterioridad
Interioridad
 
Habilidades
HabilidadesHabilidades
Habilidades
 
Habilidades
HabilidadesHabilidades
Habilidades
 
Niveles pensamiento
Niveles pensamientoNiveles pensamiento
Niveles pensamiento
 
Revista loa 0
Revista loa 0Revista loa 0
Revista loa 0
 

Dernier

GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdfGUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdfAntonio Miguel Salas Sierra
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalelianapereira284018
 
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxDisciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxAlbertoValdivia26
 
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Opus Dei
 
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptxjenune
 
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.pptADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.pptJoseAngel668091
 
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigoCARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigomrosemt8596
 
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdftextos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdfElizabethDiazLazo
 
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23JOSE GARCIA PERALTA
 
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffgMarco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffgCiaoswaldeenacColinI
 
El Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdfEl Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdfQataryPichosLlaqta
 

Dernier (15)

GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdfGUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
 
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxDisciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
 
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
 
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobresLuisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
 
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
 
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.pptADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
 
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptxDIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
 
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigoCARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
 
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdftextos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
 
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
 
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffgMarco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
 
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobresLuisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
 
Luisa de Marillac y los niños abandonados
Luisa de Marillac y los niños abandonadosLuisa de Marillac y los niños abandonados
Luisa de Marillac y los niños abandonados
 
El Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdfEl Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdf
 

Carta a un cónyuge con dudas

  • 1. Carta a un cónyuge con dudas Carta a un cónyuge con dudas … Llucià Pou Sabaté, sacerdote 1
  • 2. Carta a un cónyuge con dudas Me decías que la cosa estaba un poco aburrida, faltaba pasión. No lo entendí todavía, lo siento, los únicos conceptos que tengo al respecto son los primeros artículos que siguen. Voy a seguir la forma de un borrador de libro: es algo difícil de explicar porque es algo personal, en las películas Dreyer-I. Bergman-W.Allen (no católicos, las pelis que os dejé, pero hay una de un católico: Rossellini, al menos de cultura católica, este si intenta cerrar la pregunta, los demás dejan el tema abierto por incapaces de responder) intentan explicarlo. Por ejemplo – cito a críticos- Dreyer nos presenta a Gertrud (interpretada por Nina Pens Rode) la esposa de un político, con una carrera de cantante abandonada a sus espaldas. Una mujer, por tanto, sensible y con inclinaciones artísticas. Frustrada por la frialdad de su matrimonio y azuzada por los impulsos pasionales de su amante, un conocido pianista, Gertrud se enfrenta resignada a su separación. En ese momento aparece un poeta, antiguo novio de Gertrud, que le trae recuerdos del pasado y le propone retomar su antigua relación. Entre esos tres hombres de su vida oscila Gertrud, pero acaba con el convencimiento de que ninguno puede amarla como ella está dispuesta a hacerlo, de un modo absoluto y sin concesiones, ya que los tres anteponen al amor otras necesidades. El film acontece en un ambiente burgués, donde predominan las relaciones frías y el rigor institucional. No hay espacio para la calidez de los sentimientos, o así nos lo presenta Dreyer, mediante una puesta en escena que impone un severo distanciamiento entre los personajes, y entre éstos y el espectador. La emotiva Gertrud destaca de forma casi obscena en este ambiente. Sus ansias de amor y verdad (para ella ambas cosas son equivalentes) representan un grito rebelde de mujer en un mundo regido por la frialdad de lo masculino. (Claramente, el estereotipo cambia, pues en todo hombre hay elementos femeninos y en toda mujer masculinos, son intercambiables los protagonistas de las películas, como los personajes que más abajo cito…). Ahora va el posible título: “¿ALGÚN PROBLEMA QUE RESOLVER EN NUESTRO MATRIMONIO?” O “MATRIMONIO EN TIEMPO DE CRISIS” O “¿DE VERDAD EL MATRIMONIO ES PARA SIEMPRE?” “¿NOS SEPARAMOS? ¿Y LOS NIÑOS? ¿SALDRÁ BIEN?”: para que una cosa funcione, una empresa o actividad, tiene que poder hacerse, querer hacerse, y saber 2
  • 3. Carta a un cónyuge con dudas hacerse. Vamos a ver qué pasa con el matrimonio. Damos por supuesto qué es, y suponemos que estamos en crisis… Estas páginas tienen 1) una introducción-trama, donde se ve si hay algo que se ha de resolver, y 3 partes, que una vez considerado que algo se ha de resolver se pasa a ver 2) si se puede resolver 3) si se quiere resolver 4) si se sabe resolver Lo primero que hay que decir es que el tema es importante, pues una huida hacia delante sin penar puede ser fuente de depresiones, desgracias y hasta suicidios mañana, y es una pena porque excepto la muerte todo tiene arreglo… nuestra libertad se dispara con la química de la euforia del cambio pero luego vemos que no basta un cambio “de familia”, que la persona necesita un reconocimiento social, del entorno familiar, el cariño de los hijos, la trayectoria personal… y que las emociones fuertes son importantes, pero la química del cerebro cambia a los pocos meses… en fin, vamos a explorar este tema… abiertos a la verdad, sin miedo, a partir de unas pocas notas que tengo escritas (CAMBIA LO QUE QUIERAS Y AÑADE Y SOBRE TODO SUPRIME TEXTO… POR FAVOR, QUE ES LO QUE MÁS CUESTA Y AGRADEZCO). Tengo que añadir algo de sexualidad, y 3 ideas: alianza que no se rompe / dejar volver / el amor necesita un duelo, valor positivo de la crisis… 1) INTRODUCCIÓN: Introducción: La familia puede ser, ha de ser, una comunidad de vida y amor. Tiene su génesis en esta relación que llamamos matrimonio. ¿Es cierta esa entrega única, total y exclusiva de "te quiero a ti, sólo a ti y para siempre"? ¿Por qué la familia? Para no liarnos con tópicos, llamaremos aquí familia a esa unión estable entre hombre y mujer donde hay seguridad de que uno puede sentirse "en casa", y cuando vuelve del trabajo sabe que le espera alguien, y que puede tener hijos con la seguridad de que habrá este clima donde puedan sentirse amados con lo normal que han tenido los hijos a lo largo de la historia, donde ha funcionado la cosa. (Es decir no entendemos aquí por "familia" esos experimentos que son complejos de demostrar que puedan equipararse con familia). La familia no es una institución «inventada» para los 3
  • 4. Carta a un cónyuge con dudas débiles y desvalidos (niños, enfermos, ancianos…); sino que, al contrario, cuanto más perfección alcanza un ser humano, cuanto más maduro es el padre o la madre, más precisa de su familia, justamente para crecer como persona, dándose y siendo aceptado: amando… con la guardia baja, sin necesidad de «demostrar» nada para ser querido. Las películas de Bergman o Woody Allen, Kieslowski, etc.; las novelas de la misma premio Nobel de 2007 Doris Lessing, etc., nos lo confirman: los inteligentes y los ignorantes, los sabios y los incultos, los ricos y pobres... todos necesitan familia, las hipótesis contrarias van quedando desmentidas. Se decía que sobre el gigante de la tradición el hombre puede ver mucho más lejos. Esto se lleva a la práctica en tecnologías como medicina, ingeniería nuclear, pero por desgracia se piensa que no es necesario en el tema de educación y familia, y los ignorantes que legislan son instrumentos de los demonios que quieren primitivizar al hombre, que sea otra vez un mono con armas sofisticadas, lo cual es penoso pues se hará más daño que antes, que tonteaba con piedras y lanzas. Hay que tener en cuenta esta rica tradición que llamamos cultura, en el modo de legislar, en la política, en el trabajo… Solo si se tiene en cuenta la grandeza impresionante del ser humano podrán establecerse las condiciones para que se desarrolle adecuadamente… y sea feliz. Amor, flor delicada. En la película “Secretos de un matrimonio” de I. Bergman, aparece una mujer –típica ama de casa- quiere divorciarse, pues su matrimonio es sin amor; después de muchos años en los que “todo ha ido bien”, quiere separarse y se lo cuenta a la abogado: “mi marido es una buena persona, no le reprocho nada, ha sido un padre excelente y nunca nos hemos peleado. Tenemos un piso excelente y una casa que nos dejó su madre al morir, a los dos nos gusta mucho la música… es ideal… pero no hay amor… nunca lo ha habido… prefiero la soledad a seguir viviendo así, no puedo soportarlo… le dije hace 15 años que no quería seguir viviendo con él, fue muy comprensivo y se limitó a pedirme que esperase a que los niños fuesen mayores… me ha preguntado mil veces qué es lo que va mal en nuestro matrimonio, para que yo quiera pedir el divorcio, y yo le he dicho siempre que no nos engañemos, que cuando no hay amor es imposible seguir viviendo juntos. Me preguntó en qué creo que consiste ese amor, y yo le he 4
  • 5. Carta a un cónyuge con dudas contestado mil veces que es imposible describir algo que no existe…” La pobre dice que tampoco ha querido nunca a sus hijos, que procuraba cumplir: “soy alguien que tiene todo lo que se puede desear, que piensa en una cosa vaga y remota que llama amor. Claro que en la vida hay también otras cosas: amistad, lealtad, bienestar, seguridad, pero...” Ella cree tener aún “posibilidades de encontrar el amor… ahora todo está encerrado, embotellado… lo malo es que la vida que he vivido me ha ido ahogando cada vez más, pero aún estoy a tiempo, tengo que hacer algo: primero el divorcio… pues los dos nos obstaculizamos de un modo letal… es espantoso”. Y la cosa más fuerte es lo que dice a continuación: “Me está pasando una cosa muy extraña. Mis sentidos, quiero decir el tacto, la vista, el oído… me están empezando a fallar. Sé que esto de delante es una mesa, puedo verla… puedo tocarla, pero la sensación es débil y vaga, rebajada. Lo mismo lo demás: la música, los aromas, las caras de la gente, las voces, todo se está volviendo pobre, gris y desvaído, como mi vida”. Es dura una vida vacía. Esa mujer ya entrada en años ve que su vida ha sido irse apagando, no sabe lo que es el amor: y por eso pierde hasta la sensibilidad. Lo contrario ocurre cuando uno ama: todo se ve luminoso, se está despierto a la vida, se vive de modo auténtico, no hay obstáculos ni dificultades que no se superen, ya que ”fuerte como la muerte es el amor” (Cantar de los cantares). Cuentan de un esposo que fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: -“Ámala”. 5
  • 6. Carta a un cónyuge con dudas Luego se calló.- “Pero es que ya no siento nada por ella”, contestó el marido. –“Ámala”, repitió el sabio. El esposo aburrido estaba ya desconcertado, cuando después de un oportuno silencio, agregó el sabio: "Amar es una decisión, voluntad de amar, compromiso… no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega y cuida. Debes de estar preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandones tu jardín. Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndela". Eso es todo... ámala. Este relato de autor desconocido nos habla de que el Maestro de la vida es el amor. No el sentimiento sino la voluntad de querer, de darse, pues el amor es don de sí. El amor –esa voluntad y constancia, esa fidelidad como respuesta- es lo que convierte nuestra vida en algo vivo, que no acabe como una planta mustia, por falta de regarlo. El amor es algo misterioso pero vale la pena cultivarlo pues es la esencia de la vida, y a veces miramos hacia fuera, queremos cambiar las situaciones pensando que teniendo lo que deseamos seremos felices, y sería conformismo no aceptar nunca cambios, pero tampoco podemos engañarnos en poner la solución de todo en un ir cambiando. A veces tenemos miedo a enfrentarnos al amor, y lo perdemos pues el amor auténtico es la ausencia total de miedo. Cuando rompemos una relación, cuando nos refugiamos en cosas que no están en nuestro camino, escapando de la realidad, ¿de que tenemos miedo? Precisamente de amar. La felicidad no está en tener lo que querríamos, sino en querer lo que tenemos, no proyectarnos hacia una situación idílica en la que todo está a nuestros gustos, pues nuestros gustos se agostarían y nos aburriríamos como a veces nos pasa con lo de cada día, cuando falta el amor. Hay un resello amoroso, divino, en todo; y cuando no lo veo voy quizás borracho de sensaciones que me impiden ver el trazado de la carretera, dominado por el miedo buscando una salida fácil que luego resulta tortuosa e infeliz. En una sociedad de cambios fáciles, es necesario entonces la sobriedad en esas formas de escape, no tener miedo al amor auténtico, cultivar con paciencia esa flor preciosa del amor. ¿Amar para siempre? En el amor hay un componente romántico, desatado, furioso y ciego, fuera de la realidad, más bien se 6
  • 7. Carta a un cónyuge con dudas trata de un sentimiento y por tanto subjetivo, algo que hay que educar para que no tenga carácter posesivo y neurótico. Cuando esta fase no madura en un amor más profundo, conduce a una actitud melancólica, de tristeza íntima por el ensueño irrealizable, aquel amor imposible (el que se canta en la época del Romanticismo). Hay también un amor sin compromiso, pasional, que se plantea en términos de todo o nada (el que describe Larra, o Clarín en “La Regenta”), que rompe las convenciones sociales en nombre de la libertad de amar (si no acaba trágicamente, le sucede el desengaño, la desilución, la ironía o el cinismo). “¿Qué es el amor auténtico? ¿Se da sólo una vez en la vida?” Son preguntas que puede plantearse quien lo idealiza y piensa que en su vida pasa todo lo contrario, que una convivencia basada en el amor es casi imposible pues la rotura parece ya irreparable. “Se ha roto... se nos acabó el amor”, dicen: y es cierto, aquel viejo amor perdido quizá no es recuperable..., pero sí puede nacer otro. No será ya el amor adolescente e idealizado, pero será sin embargo más pleno y maduro, hecho a base de cosas reforzantes, positivas, que quizá no parten de la emoción, pero expresan algo más profundo. En nuestra cultura no cabe la idea de “esclavizarse” a un “para siempre”, de modo obligatorio. De hecho, a las primeras de cambio se separan las parejas. Y no es que sean personas malas: pero realmente, muchas personas hoy día no se sienten maduras, están incapacitadas para asumir una relación matrimonial a nivel personal; de hecho van al matrimonio pensando que es otra cosa. En la dinámica de encuentro amoroso hay componentes químicos, y en este sentido se puede pasar “la química”, pero amar es una decisión personal que compromete totalmente, más allá de los 7
  • 8. Carta a un cónyuge con dudas sentimientos. En un cuento de Pearl S. Buck (“Hasta mañana”) le pregunta una mujer blanca con dudas matrimoniales a una china casada con un marido que era “una peste”: -“¿pero tú le amas?” Y ella: “- ¿Amarlo?... lo que sí he sabido siempre es cuál era mi deber, y sin dudarlo, lo he cumplido. Cuando lo hago, soy feliz. Si no, me siento como enferma, y mi corazón no me deja descansar. Si mi esposo no ha sido conmigo un hombre ideal, al menos yo sí he sido para él lo mejor que me ha sido posible”. Esto hay quienes no lo entienden. Que no lo pueden entender. La imagen de libertad que hay en el ambiente no incluye “lo correcto”, “el deber”, en el sentido profundo de “justicia”. Y exaltamos tanto los sentimientos que todo debería someterse a ellos, hasta la misma justicia. Es un tema complejo porque no podemos juzgar las intenciones de los demás, pero es un hecho que la cultura actual adolece de una falta de cohesión, los componentes “químicos” y fisiológicos pesan mucho, a veces en perjuicio de los espirituales de justicia, confianza y lealtad, porque nadie lo ha "enseñado" de verdad (es decir, con la vida). Las facultades del alma quedan adormecidas, y lo de querer para siempre está fuera de su horizonte de referencias y de comprensión. Pero nos podríamos preguntar: ¿se puede dar amor, si no se siente? Ante esto, podemos responder que cualquier persona es “amable” -digna de ser amada-, amar siempre merece la pena, y el esfuerzo en reconstruir la familia es algo con mucho sentido. Cierto que la vida es un camino con muchas etapas, con riesgos y peligros, hay nervios que hacen perder los estribos, dificultades externas (como la falta de dinero), o internas (cansancio de los compañeros del viaje, o aparecen como más atractivas otras personas que se encuentran en el camino)… Sin embargo, hay testimonios de esta verdad profunda, como me contaba un amigo: “Una persona no debería casarse sólo porque siente amor, sino también porque quiere amar para siempre. Esto es una verdad como un templo y algo que para mí siempre ha sido fundamental en mi relación de pareja”. Simultáneamente a lo dicho más arriba, lo que de verdad llena es comprometerse, todos necesitamos un lugar donde volver “a casa”, especialmente los hijos. Y necesitamos hacer lo correcto, lo justo, y justicia no lo hemos de entender como un deber por deber, sino que “lo justo” es dar al otro lo que se le debe, amor. 8
  • 9. Carta a un cónyuge con dudas Amar es siempre lo mejor. Una convivencia basada en el amor es sumamente difícil, cuando la rotura parece ya irreparable; aquel viejo amor perdido quizá no es recuperable..., pero sí puede nacer otro, si bien no el amor adolescente e idealizado, será sin embargo más pleno y maduro, hecho de una serie de conductas reforzantes, positivas, concretas, que no parten de la emoción, sino de algo más profundo, que no es tanto una obligación –que hoy no se valora- sino un acto de justicia en el sentido pleno de la palabra. Una persona no se casa porque ama, sino porque quiere amar. Aunque haya componentes químicos en esa dinámica de encuentro amoroso, y en este sentido se puede pasar “la química”, amar es una decisión personal. En un cuento de Pearl S. Buck (“Hasta mañana”) le pregunta una mujer blanca con dudas matrimoniales a una china casada con un marido que era “una peste”: -“¿pero tú le amas?” Y ella: “-¿Amarlo?... lo que sí he sabido siempre es cuál era mi deber, y sin dudarlo, lo he cumplido. Cuando lo hago, soy feliz. Si no, me siento como enferma, y mi corazón no me deja descansar. Si mi esposo no ha sido conmigo un hombre ideal, al menos yo sí he sido para él lo mejor que me ha sido posible”. Justicia no es deber por deber, sino pensar que el otro es “amable”, es decir digno de ser amado, que merece la pena y que el esfuerzo que ambos ponen en reconstruir la familia es algo por lo que merece la pena la vida, que da sentido al día. La vida es un camino con muchas etapas, con riesgos y peligros, nervios que hacen perder los estribos… dificultades externas (como la falta de dinero), o internas (cansancio de los compañeros del viaje, o aparecen como más atractivas otras personas con las que se encuentra uno en el camino)… aguantar la decisión de permanecer con la persona elegida, tener paciencia ante una crisis familiar que parece insoportable y de la que se quiere huir enseguida, de cualquier forma... cuesta, y el amor duele. Pero ¿y el compromiso adquirido? En estos momentos, es bueno recordar que la familia no es que siempre dé la felicidad, pero es donde las cosas ocurren de verdad, sobre todo las importantes, como son los hijos y su felicidad. Y ahí está el sentido de la palabra amor. Lo otro… ¡es tan variable! Es como el caledoscopio, muchos colores que se multiplican, pero con poca consistencia pues se hace con espejuelos. Una deficiente educación en el amor causa estragos: resentimientos y descorazonamiento: por muchos 9
  • 10. Carta a un cónyuge con dudas éxitos la vida está llena si hay amor, pero hay dolor, y a veces viene la tentación de no amar. La fidelidad es dinámica, y sabe también de problemas y de cómo superarlos, es una pena ver que se anuncian como expertos en relaciones conyugales –o consejeros de sus colegas y amigos en estas cuestiones- gente que ha fracasado en su matrimonio. Si uno quiere vivir sin dolor – como anestesiado, buscando una plácida existencia-, que no ame, pero sin amor no hay vida, sólo tristeza. Y habrá que volver a empezar, sembrar, construir, aprender a amar pues eso es algo que dura siempre. Mirar al otro es conocerle de nuevo, con el deseo de reconstruir ese amor, aquello que se perdió quizá pero que dentro del corazón quedó algo, para siempre, y a eso se llama familia, que es algo más que sentimientos, y es de justicia es amarse aunque suponga mucho esfuerzo… sólo ante Jesús se entiende eso de que el matrimonio es participar de la cruz donde Jesús da la vida por su esposa la Iglesia, allí se entiende lo que es amor esponsal… Los sufí tienen una historia: "Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: quién es. / Contesté: soy yo. / La puerta no se abrió. / Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: quién es. / Contesté: soy yo. / Y la puerta no se abrió. / Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: quién es. / Y contesté: soy tú. / Y la puerta se abrió". Con el matrimonio los dos se hacen una sola carne. ¿Cómo es posible, si tienen dos individualidades distintas? Sólo estando uno en el otro puede ser posible, y estar en el otro es “ser el otro”, ser uno para el otro, estar enamorado para siempre, con o sin sentimiento, aunque se padezca a veces, pero el amor es darse, entregarse, dar algo que ya no pertenece a uno, decir sí cada día, siempre. (hay que ahondar en un tema difícil hoy, que es el del cambio, la rapidez en que todo cambia… plantea el cambio en la familia…) La familia, ¿algo superado? En una sociedad individualista, la 10
  • 11. Carta a un cónyuge con dudas plaga de la soledad va extendiéndose. Se ve más gente sola: mayores, niños, y la peor soledad, la acompañada, la existencia con alguien que no se soporta, pues como dijo Goethe: "la familia es tabla de salvación o sima de perdición". El ambiente en el que nos encontramos, sus formas culturales, provocan en nosotros esas preguntas: “¿La familia es tan esencial para la persona?”, y ante tanto fracaso familiar: “¿Cómo conseguir que no sea el matrimonio algo insoportable a la larga?” Es verdad que hay dolor en muchos hogares, pero también es cierto que “los dolores abren una puerta a la profunda verdad sobre nosotros mismos” (P. Viladrich), y decía Chesterton que en el matrimonio puede haber tragedia, pero si el matrimonio se sostiene, la tragedia tiene sentido, no es absurda, no es para nada vana o baladí, sino que da muchos frutos. La vida en familia no es una cosa perfecta como si los esposos fueran dos relojes suizos, unas “máquinas perfectas”, sino que como en los ciclos vitales hay primaveras pero también otoños e inviernos… y la aceptación de las imperfecciones del otro es un paso hacia un amor maduro, se llega a aquel: “somos un desastre pero estamos juntos, en nuestra casa, y esto nos hace felices, podemos escribir una historia juntos”. Es como una pasión que lleva a no rendirse ante las dificultades, priorizar la protección de la familia. Y ésta es la mejor terapia para que los cónyuges y los hijos sean felices, no se encuentren solos. La separación es para casos dramáticos, pero es siempre el último recurso, ante el daño físico o moral grave, cuando la convivencia ya es imposible. Sin embargo, excepto esos casos, aunque mantener la familia suponga sacrificios para los esposos, es cuestión de amar a los demás, y sobre todo a los hijos: anteponerlos a lo que 11
  • 12. Carta a un cónyuge con dudas llamamos la "realización personal" egolátrica, saber que la solidez de la familia es para los hijos -y los esposos- la mejor prevención del síndrome de soledad. Puede sonar a hipócrita, poco natural, esta búsqueda de reparar algo que se ha roto al parecer para siempre, o el intentar superar el engaño causado por el otro cónyuge, o aquella situación llamada “sin salida” a la que se ha llegado. Es más, se siente “injusta” una situación de convivencia falsa… pero dentro del teatro del mundo hay que hacer un poco de teatro, sabiendo que si separamos justicia de amor, queda la gran desgracia: injusticia con desamor, pues como decía Albert Camus, "sólo es tristeza -soledad- no ser amado y no amar. Lo que ocurre es que hoy nuestro mundo agoniza a consecuencia de esta desgracia: la larga reivindicación de la justicia ha desterrado el amor que, sin embargo, fue el que le dio nacimiento". Y la prueba de que la “autenticidad” de tirarlo todo por la borda no funciona es ésta: estamos en un mundo lleno de hipocresía, donde los gobiernos están mandados por intereses económicos (que son la causa de las guerras de Oriente, etc.), donde las verdaderas motivaciones de muchas actuaciones no se dicen, donde no hay comunicación real sino 12
  • 13. Carta a un cónyuge con dudas marketing y ver cómo agradar. Y la misma fatuidad nos parece encontrarla en tantas estructuras y discursos con nombres de filantropía teórica… mientras vemos que el mundo está lleno de violencia, formas ocultas de agresividad. ¿Y cuál es la causa de esa patología, de esas formas de violencia y resentimiento? Apuntaré tres, sin excluir que haya otras: 1) el individualismo que rompe la dignidad de la persona, su relación con Dios y los demás, 2) una forma de egoísmo venenoso que relativiza todo, no cree en la verdad, se hunde en una existencia “cosificada”, es decir abierta sólo a llenarse de sensaciones vanas en una sociedad tecnológica; 3) una educación afectiva insuficiente, falta el hogar, es una sociedad sin amor. Una ley básica para esta educación del corazón es que la base de toda sociedad es que la persona tenga lo que llamamos “familia”. Y si falla, aparece frecuentemente la soledad existencial. Si de ahí ha salido la idea de que vale la pena intentar resucitar un amor algo dañado, pasamos a la segunda parte, o primera cuestion… 2: A) LA PRIMERA CONDICIÓN PARA HACER ALGO ES PODER HACERLO. PARA PODER RESUCITAR UN MATRIMONIO, ¿QUÉ HACER?, por ejemplo sobre el impacto de divorcio, etc. archivo adjunto "infidelidad en el matrimonio" Infidelidad en el matrimonio. “Qué duro es olvidar una infidelidad”, he oído decir a distintas personas, llorando porque hacía uno, dos, más años que le pedía a Dios que le hiciera olvidar esta terrible experiencia de sentir “la traición”. Sensación de tristeza, desconcierto porque sucedió con la persona menos esperada, y desde entonces ya nada es igual: “ya no siento lo mismo que antes”. Hay melancolía, pues “la herida” tarda en cerrar, y el dolor puede hacerse insoportable hasta poder decir: “a veces mi cabeza va a estallar”... entonces, se piensa en la separación para huir de esa situación. 13
  • 14. Carta a un cónyuge con dudas Todo esto lo trata la película “Infiel” (Trolösa) tiene por directora Liv Ullmann, y por guionista Ingmar Bergman, los que en otro tiempo fueron director y musa, además de compañera sentimental. Ahora es ella quien dirige un drama por el que los dos han pasado, ella directora y él ahora guionista. No se juega ahí con ser “modernos” y decir que hay que ser “auténticos” en una relación y “encontrarse a sí mismo”: se va al fondo de la cuestión, hasta llegar a las víctimas del crimen: la revolución sexual es ya historia. En el cine comercial, como dice “Bloggermania.com” en la crítica de este film, se ve “una visión trivial de la infidelidad, que poco tiene que ver con la vida real”. Ahí se notan los cineastas de categoría, al abordar con expresión artística el adulterio y sus consecuencias sin ningún barniz acaramelado. “Infiel” comienza con el relato de un escritor (Erlend Josephson, que representa a Bergman) solitario, en su casa junto al mar, que recuerda una mujer (Lena Endre). Ella aparece y responde a sus preguntas, que se van convirtiendo en el relato de su vida... un matrimonio que se resquebraja, por culpa del amigo íntimo del marido. La infidelidad será la causa de la infelicidad de todos, especialmente de la hija... (recordemos que Liv y Ingmar tuvieron una hija). Según la propia Ullmann es un "drama psicológico durísimo y muy oscuro... su historia es mi historia, y también la de Bergman... es la historia de todos nosotros, de todos ustedes, porque creo que la película habla de asuntos universales". Efectivamente, la realidad del adulterio y sus terribles consecuencias son una plaga hoy día, y se plantean cosas tremendas como el resentimiento: "Creo en el perdón, porque toda mi vida he pensado que si no somos capaces de perdonar al otro, por ejemplo a la pareja infiel, la vida no avanza, todo se estanca, será imposible ser feliz de nuevo", sigue diciendo Ullmann. Se plantean problemas interesantes. Uno de ellos es la irresponsabilidad, que destroza unas vidas por dejarse llevar por la 14
  • 15. Carta a un cónyuge con dudas sensualidad, por buscar una “historia más excitante” que la vida ordinaria. La irresponsabilidad viene muchas veces por una excesiva seguridad, y no cuidar las ocasiones previsibles, como dice Cervantes: "que es de vidrio la mujer pero no debes probar si se puede o no quebrar que todo podría ser", y lo mismo se puede decir del hombre pues en esto también hay bastante igualdad. Ante un bien tan sagrado como es el matrimonio, la infidelidad aparece con falsas razones: “no causa ningún mal si hay ignorancia, si el engaño no se llega a saber”... Parece que no pasa nada, pero entonces ya “ha pasado mucho”. A eso se llama banalidad, que es una de las caras del mal. Poco a poco, imperceptiblemente se va desmoronando todo, el egoísmo va minando el amor hasta convertirlo en odio y venganza, una pasión que ciega y lleva a la crueldad, destroza todo, como dice el comienzo del film: “No hay ningún fracaso, ni la enfermedad, ni la ruina profesional o económica, que tenga un eco tan cruel y profundo en el subconsciente, como un divorcio. Penetra hasta el núcleo de la angustia, resucitándola. La herida provocada es más profunda que toda una vida” (Botho Strauss). Podría matizarse esta afirmación, pero nos lleva a tomar conciencia de que la ruptura nunca puede ser considerada como un bien en sí misma, ni como la primera opción ante los problemas conyugales. En aquellos casos en que, tras mucho sopesar y recibir consejo autorizado, se vea como el mal menor, siempre será algo que cause mucho sufrimiento. Ullmann ve que en un mundo de engaño y falta de verdad, “la deslealtad es un modo de vida que cada vez adoptan más personas. Los principios morales simplemente desaparecen. Hombres y mujeres deciden jugar a un juego de adultos: amémonos al límite, seamos felices juntos, olvidémonos de juzgar qué es bueno y qué es malo. Pero súbitamente todo se desmorona. Viene la tragedia. Todos son infieles entre sí... la víctima resulta ser la niña, la personita que ha sido utilizada en el juego de los adultos, sentada en medio de un carrusel emocional, sin entender cuál es su verdadero papel en la historia”. Esta lucidez choca con los comentarios engañosos que oímos: “no voy a dejar de ser feliz por culpa de los niños...” Sigue Liv con su análisis: "En este nuevo milenio que estrenamos, la deslealtad es 15
  • 16. Carta a un cónyuge con dudas un modo de vida que cada vez adoptan más personas”... al final, la muerte. Esta es la parte más negativa de Bergman y de sus películas: en el film aparece un “determinismo”, aporta un análisis psicológico de gran calidad, los problemas del hombre, pero no la dirección en la que se encuentran las soluciones, por eso tiene un punto de amargado en su lucidez cerrada a la trascendencia. En realidad, la vida no es así: no somos “inamovibles”, siempre hay la posibilidad de recomenzar, hay voluntad de poder querer: esto es la libertad. La felicidad pasa por aceptar las personas como son, eso es querer. ¿Y qué pasa cuando el cónyuge es infiel? Hay motivos para separarse de él, si se quiere: pero es la última solución. Hay derecho a la ruptura, pero quien tiene fe –y todos podemos pedirla- ve en la desgracia una Cruz, un camino de encuentro con Jesús, de ser feliz. Muchas separaciones son precipitadas, se dice "me he liberado" -tanto ellas como ellos-, y luego es peor porque la liberación no viene de huir de las dificultades, la auténtica libertad viene de asumir compromisos y en definitiva de la fidelidad. La felicidad está en darse en un compromiso de amor. Quizá sea el momento de descubrir qué es el verdadero amor, que exige de cada cónyuge que asuma y responda realmente a su vocación. Quizá sea el momento de profundizar en las raíces de la herida que la vida conyugal ha sufrido, para pedir a Dios que sane y alimente cada vez más el vínculo indisoluble que Él unió sacramentalmente. La paz florece de las lágrimas. La espiral de violencia no conduce a nada bueno, y es una pena ver cómo los matrimonios se pelean y entre los cónyuges van conduciendo la herida hacia algo cada vez más profundo, y los traumas de los hijos hacia algo cada vez más irreversibles… si ponemos buena voluntad en la vida, después de la noche viene el día, y de las oscuridades la luz, y de la incomprensión la paz, aunque hay que querer abrir los ojos a la verdad. Y aplicar el eco de la vida. Hace poco leí la historia de un niño y su padre, que estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: “-¡aaahh!” Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: “-¡aaahh!”. Con curiosidad el niño grita: “- ¿Quién está ahí?” Recibe como respuesta: “- ¿Quién está ahí?” Ya enfadado, el niño grita: “- Cobarde”. Y recibe de respuesta: “- Cobarde”. El niño mira a su padre y le pregunta: “- ¿Que sucede?” El padre, sonríe y le dice: “- Hijo mío, 16
  • 17. Carta a un cónyuge con dudas presta atención”. Entonces el padre grita a la montaña: “- Te admiro”. Y la voz responde: “- Te admiro”. De nuevo, el hombre grita: “- Eres un campeón”. Y la voz le responde: “- Eres un campeón”. El niño estaba asombrado, pero no entendía. Luego, el padre le explica: “- La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces”. Por eso, dicen que nuestra vida es reflejo de nuestro actuar. “Pon amor donde no hay amor y sacarás amor”, decía san Juan de la Cruz. Si quiero más amor en el mundo, he de sembrarlo a mi alrededor. Si deseo la felicidad, la he de dar pues la felicidad no la adquiero con los goces sino sacrificándome por los demás, dándome por amor; por eso es algo que viene “de rebote”: cuando la busco en sí misma no la encuentro, pero cuando busco la de los demás (haciendo el bien) la encuentro como el eco, “de rebote”, recojo lo que siembro, viviendo aquello de que “hay más alegría en dar que en recibir”. Estaré alegre cuando busco la alegría de los que me rodean. Si quiero una sonrisa en mi alma, he de sonreír a quienes tengo a mi lado, cada día. La vida me devolverá lo que he dado, como el eco. Esto se aplica a todo en la vida: a la belleza, la verdad y la bondad. Por mucho que vayamos por el mundo buscando la belleza, no la encontraremos nunca si no la llevamos con nosotros. Sólo cuando llevamos la belleza, la vemos también en todo y en todos. Y entonces descubrimos el esplendor de la verdad. Ser auténticos, coherentes, porque sabemos lo que vale la pena. Sólo cuando llevamos la verdad, la vemos en los demás. Entonces vemos que la verdad se construye haciendo el bien. A través del amor sembramos de bien el mundo; entonces vemos el bien en los demás, y sólo entonces nos hacemos buenos; si, al hacer el bien nos hacemos buenos; y también al mejorar nos hacemos capaces de conocer mejor lo que está bien, es como si el paladar hacia las cosas buenas mejorara con la virtud, tuviéramos más discernimiento. Sólo entonces estamos contentos de vivir. A veces nos ponemos gafas de sol para evitar la luz en verano; y al entrar en un túnel nos parece todo oscuro, como si las luces no alumbraran; entonces nos damos cuenta de que lo vemos todo negro porque llevamos puestas las gafas negras. Si algún día lo vemos todo negro (los demás nos molestan, están insoportables, etc.), es que tenemos 17
  • 18. Carta a un cónyuge con dudas la mirada turbia, la niebla está dentro de nosotros a menudo y por eso proyectamos aquella visión hacia fuera. La vida es como el eco; no exijas a la vida lo que tú no estés dispuesto a dar, es el jugo de la historia que hemos recogido al principio. En ocasiones nos encontramos desencantados, pues no han tenido con nosotros las atenciones que esperábamos, y esa falta de cariño nos hace sentirnos solos, desconsolados, desconcertados y a veces con la sensación de quien sin saber nadar se encuentra con que no hace pie, y viene el desconcierto. Es hora de encontrar el sentido de la cruz, y de hacer un acto de generosidad, de actuar de tal modo que procuremos que a nuestro alrededor nadie pruebe esto tan amargo que hemos padecido en esa ocasión; con la experiencia de aquella experiencia procuraremos que dar a los demás eso que no hemos encontrado... Una técnica de éxito muy sencilla, pero muy poderosa, es sonreír aunque cueste. No hay cosa tan pequeña que dé resultados tan grandes, para cambiar el mundo: mira a las personas con amabilidad, con una sonrisa sincera. La felicidad no está en cambiar. Dice una historia: “Durante años fui un neurótico (aquí cada uno puede poner sus defectos: impuntual, desordenado, caótico…). Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. No dejaban de recordarme lo neurótico que yo era. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo intentara. Lo peor era que en mi familia tampoco dejaban de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistían en la necesidad de que yo cambiara. También con ellos estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido. De manera que me sentía impotente y como atrapado. Pero un día me dijo un amigo: «No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte». Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: «No cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...». Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡oh, maravilla!, cambié. Ahora sé que en realidad no podía cambiar hasta encontrar a alguien que me quisiera, prescindiendo de que cambiara o dejara de cambiar”. 18
  • 19. Carta a un cónyuge con dudas En la Biblia leemos cuando el pueblo de Israel va por el desierto y llegan las “serpientes venenosas”, símbolos de espanto: animal sinuoso y deslizante, difícil de atrapar, que ataca siempre por sorpresa y cuya mordedura es venenosa, potencia maléfica, casi mágica. En este mundo, podemos ser felices y tocar el paraíso con los dedos cuando nos elevamos de puntillas y alargamos las manos con la esperanza, y para ello hay que esquivar el hechizo de esas serpientes del amor desordenado a las cosas que hace envidiar y odiar las personas, cuando el amor es sólo para las personas. Y, como consecuencia, la falta de amor a uno mismo, querer ser de otra manera, ansiar salir de cómo somos. El paraíso tiene en el centro el árbol de la vida, al que no podemos llegar por la técnica y el poder: la sabiduría de la vida auténtica se consigue de otro modo, por el amor, como cuenta también otra historia sobre “el secreto para ser feliz”. Hace muchísimos años, vivió en la India un sabio de quien se decía guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía el hombre más feliz del mundo. Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años. Un día llegó ante el sabio un niño y le dijo: “Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo?” El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: “A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención: En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón y, el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida: El primero es saber ver a Dios en todas las cosas, amarlo y darle gracias por todo lo que tienes y lo que te pasa. El segundo, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte debes afirmar: Yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer. El tercer paso es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas: se llama 19
  • 20. Carta a un cónyuge con dudas motivación. El cuarto, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas. El quinto, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú... Perdona y olvida. El sexto es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor. El séptimo, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera. Y por ultimo, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades. 3. B. VAMOS A VER LA SEGUNDA PARTE: QUERER HACER ESTE PROYECTO… Uno quiere CAMBIAR, ¿CUÁNDO HAY QUE HACERLO, SEGÚN LO ANTERIOR? Yo pienso que en este campo, para un hombre y una mujer, en perspectivas distintas, está el mirar a los hijos si los hay la principal motivación. Como sacerdote, pienso que desde el concilio de Elvira se prohibió al clérigo tener hijos para dedicarse a su familia que es la Iglesia, porque le hijo es constitutivo, para la tradición histórica, más que la misma mujer… ata mucho. La mujer también se ha adaptado por el bien de los hijos, no hay más que ver la paciencia de las reinas borbones en España ante la frivolidad –poca voluntad, etc.- de los maridos. Recuerdo de pequeño que le pregunté a mi madre por unos vecinos que teníamos en Tortellá, ellos venían en verano y vivían en Barcelona… el hombre, que venía con dos mujeres: “¿y la otra quién es?” y me dijo: “es la amiga del señor”, y me sorprendió ver la aceptación de la esposa, la conformidad en callar y aceptar aquella situación por el bien de todos… es un estilo que han seguido muchas, de forma menos explícita, “la que sabe y calla”, o “la que no quiere saber”, aunque no faltan muchas que por saber se ha roto todo… La Iglesia propone perdonar si hay arrepentimiento, pero ¿y si no hay voluntad? Recuerdo que al estudiar los documentos del gobernatorato de Portobelo del siglo XVIII (Virreinato de Nueva Granada) uno de los problemas eran los clérigos amancebados, y por parte de la Corona –con el Consejo de Indias- se dejaba caer en el olvido la cuestión: “ya se sabe que en aquellas 20
  • 21. Carta a un cónyuge con dudas tierras y con aquellos calores…” esta tolerancia sigue hoy en Perú, cuando el pueblo distingue claramente entre Padre –sacerdote correcto- y cura –amancebado-. Con esta analogía, se puede ver la vieja problemática de la prostitución y del adulterio, contraria a la santidad del matrimonio, que hay que corregir. Y la cosa más difícil de ayudar del enamoramiento –que trataré en otro documento- de personas que no corresponden en justicia, que tiene problemas de enganchamiento que deforman el modo de pensar, para ello es necesario paciencia… pues curiosamente cambia todo en poco tiempo no pocas veces… basta ver las películas o las de Jude (ver youtube, con la protagonista de Titanic), o las novelas de la rosa escarlata, ana karenina, etc. El tema es complejo… pues la pasión que más absolutiza y hace a la gente imprudente –sin capacidad para pensar con la razón- es el enamoramiento… Las reglas del amor. Gabriela Carrillo oyó en una reunión de amigos que “así como todo en esta vida se pasa, el amor también”, y comentaba: “el solo hecho de pensar que el fuego del amor, como muchos lo conocemos, se pasa… da escalofríos”. El proceso del amor tiene una enorme necesidad de estar juntos, los dos se sienten en las nubes, todo es perfecto. Ahora ya son novios, son todo lo que soñaron el uno para el otro, no hay otra persona mejor. Carmen Posadas contaba de una mujer desconsolada: “lo estoy pasando muy mal... al menos ha sido honesto conmigo; ya sabes, en el amor todo vale, también me podría haber pasado a mi”; el marido había pedido el divorcio para casarse con otra de la que se había enamorado. Hoy no hay tanta condena social, y las leyes son permisivas, además “el enamoramiento es una fuerza muy grande, qué duda cabe, uno se queda un poco lelo, ensimismado y por tanto anula su perspectiva sobre las cosas, pero eso no es excusa para anular también el respeto por la persona que tenemos al lado. No, no todo vale. No vale, por ejemplo, robarle el marido a tu hermana, ni abandonar a tus hijos ‘por amor’… porque ‘¡oh, cielos!, me he enamorado… no ignoro que la pasión es un sentimiento difícil de controlar, pero todas estas situaciones que he apuntado no ocurrirían, no ‘crecerían’, digamos, si uno no tuviera el egoísmo de pensar que todo se justificar por amor. Porque la frase de marras no es más que eso, una justificación muy cómoda y aceptada por la sociedad para el egoísmo propio” El “los siento, me enamoré, el amor 21
  • 22. Carta a un cónyuge con dudas es ciego, si ella/él me dice ven lo dejo todo, adiós, ‘ciao’, que te vaya bonito…’ suena muy romántico y muy de bolero, pero la vida no es un bolero… habría que poner en práctica a menudo aquello que decía Kant de que se debe actuar de modo que desees que la regla según la cual actúas pueda convertirse en ley para todos. O, en otras palabras, no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran”. En esencia todas las emociones son impulsos para actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la vida. La raíz de la palabra emoción es motere, el verbo latino “mover” además del prefijo “e” que implica “alejarse” lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar. Cada emoción nos hace reaccionar de diferente manera biológicamente. Por eso cada vez que vemos a la persona que queremos o deseamos se desatan reacciones que no controlamos. Leo: En el caso de la felicidad hay un aumento de la actividad del centro nervioso que inhibe sentimientos negativos y favorece la energía disponible. Fisiológicamente se produce una tranquilidad que ofrece un descanso general además de buena disposición y entusiasmo. Con el amor, los sentimientos de ternura y satisfacción sexual dan lugar a un despertar parasimpático, lo opuesto a lucha o huir, generando un estado de calma y satisfacción facilitando la cooperación. Con esto podemos ver que el amor tiene un impacto en nuestro cuerpo, físicamente suceden cosas en las que no tenemos control. Como estas reacciones son biológicas entonces por ende son variables no permanentes, así comprobamos lo que se dice, que el amor se acaba. Claro pero el amor físico, imaginémonos que viviéramos en ese éxtasis todo el tiempo, no sería natural. Pero qué pasa con el amor a la persona, ese que no se puede describir con palabras. Aparte (sigo yo) el cuerpo no aguantaría dormir poco y funcionar con la adrenalina tan alta… pero “mola” la sensación de felicidad, y las pupilas tan dilatadas, y ver los colores tan claros, y todo tan hermoso, ¡el mundo es bello! Termina el enamoramiento, comienza el amor. (sigo leyendo) Como se ha de suponer en nuestro ejemplo, Diego y Andrea llevan ya meses de noviazgo y lo que antes a Andrea le parecía gracioso de Diego ahora es insoportable y Diego cada vez quiere estar más tiempo con sus amigos porque Andrea siempre lo está “presionando” o corrigiendo. Un día se ven y dicen, “¿qué pasa con nosotros?”, “estoy 22
  • 23. Carta a un cónyuge con dudas aburriéndome”, “ya no tengo necesidad de llamarle”. Cada uno siente que ya no está esa chispa que había antes. Sin embargo no se acabó el amor, de hecho apenas comienza. Lo que sucede es que terminó el enamoramiento. Todo enamoramiento es transitorio, es una fase para pasar al amor real o verdadero, esto puede suceder durante el noviazgo o incluso después en el matrimonio. No se extingue sino que se transforma, sin embargo si cuando éste termina, la pareja no logra empatar ninguna de las expectativas de ambos debido a la diferencia tan marcada de lo que es real con lo imaginario, la relación llegaría a su fin. Esto es lo que sucede desgraciadamente en muchos matrimonios que sufren de divorcios porque “cuando éramos novios ella o él no era así.” El duelo es parte natural en las relaciones. (sigo leyendo) Lo primero que sucede en la pareja cuando termina el enamoramiento es una crisis y desilusión que permite la evolución y la manifestación de todo un potencial de maduración para cada uno de los integrantes y la pareja en su conjunto. Todas las parejas que no renuncien a la confrontación con la realidad, que mantengan un contacto con ella y una comunicación sincera, pasarán por este proceso tarde o temprano. Esto llega cuando se presenta la exigencia de realizar una relación concreta y de fundar un proyecto de vida en común. La fase que sigue ofrece a la pareja una nueva forma de llevar la relación más dinámicamente. Este empujón a la realidad obliga a la pareja prestar más atención a otros objetos, no sólo a sí mismos. Se trata de un proceso de crisis que permite el volver a tomar un afecto al mundo externo partiendo de la supuesta inadecuación de la otra persona que parece no responder a todas las expectativas o deseos que se tienen. Lo que sigue ahora es hacer un funeral de lo idealizado, en este caso el novio o novia, y simultáneamente enterrar esta imagen completamente. En este momento se rompe con toda la realidad psíquica vivida con la persona. Este sacrificio de lo imaginario es tan doloroso en cuanto a cuántas proyecciones se hayan hecho de la persona. Para poder reconocer ahora las imperfecciones y comenzar el duelo se requiere de mucha energía. Se trata de descubrir sentimientos que ahora son 23
  • 24. Carta a un cónyuge con dudas ambivalentes y muchas veces presentados como odio, sin embargo con la suficiente recompensa grata al final como para no rechazarlo. Reconocer a la pareja como persona total significa reconocerlo como individuo que tiene una vida propia y relaciones con otras personas, pudiendo experimentar con esto una cierta depresión y angustia. Esta fase es crítica para la maduración de la relación, no es nada cómoda y lleva a la tentación de emprender la fuga a través de diversas estrategias. Cuando se elabora el duelo de manera favorable el proceso avanza gradualmente permitiendo a la pareja reencontrar su propia capacidad de juicio y crítica para aproximar entonces en una nueva etapa a la persona con la realidad. Todo esto mejora considerablemente la comunicación de la pareja y el funcionamiento de la relación. El sentido real del amor. Así culmina entonces la etapa de duelo y comienza el amor verdadero. Es el amor que acepta a la persona tal y como es, con todos sus defectos y con todas sus virtudes. Que está para perfeccionar a la otra persona y sacar de ella lo mejor de sí misma. Esta idea de sacrificio tiene otros aspectos… es parte importante de la vida, de construir, edificar… El padre se refleja a la larga en los hijos, en verse en su imagen… (ese punto también quiero desarrollarlo más)… sobre la pérdida de libertad a favor de los hijos aquí va un artículo: Calor de hogar. La persona necesita vivir en familia, tener un hogar, un nido al que volver cuando sale a la calle, donde haya calor y protección… Cuenta una historia de una pareja de cigüeñas que hizo un nido en lo alto de un campanario, les gustaba ir lejos a cazar ratones y culebras, sapos y pasear y volar sin parar. Tuvieron polluelos, y organizaron las cosas con trapos y hojas para que estuvieran a gusto, pero cuando volvían los notaban fríos, faltaba calor. Al final, tuvieron que optar por hacer un sacrificio: se arrancaron algunas plumas de las alas, y con eso hicieron un lugar acogedor en el que los polluelos estaban a gusto. Ya no podían ir tan lejos en sus vuelos, se sentían menos libres y condicionados porque con menos plumas no aguantaban tanto tiempo fuera. Pero sentían gratificación al volver y encontrarse en el nido sus polluelos contentos, habían creado calor de hogar. Así la familia condiciona muchas libertades 24
  • 25. Carta a un cónyuge con dudas que antes podían permitirse, pero el amor que nace es lo mejor, dar la vida, aunque haya una limitación de las actividades nada es mejor que esta esclavitud del amor, es la máxima realización personal. Calor de hogar, hecho a costa de tiempo y de renuncias, de recortar otras cosas que eran más urgentes, pero menos importantes. Lo primero es ese amor, que si no se encuentra donde se debería encontrar se busca, inevitablemente, en otro sitio. Y ahí empiezan los problemas: si un hijo no encuentra en su casa, lo que debería encontrar, lo buscarás en otro sitio, será gregario de un grupo en el que encontrará su identidad para salir del aislamiento. El calor de hogar, como todo calor, necesita algo que lo alimente, y ese algo es personal, regalar tiempo y afecto, y no comodidades. El calor de hogar se consigue cuando los padres se dan cuenta de que más que en dar cosas es darse a sí mismo, y que participen los hijos con encargos y responsabilidades aunque sólo sea bajando la basura por las noches (decía José Manuel Tarrio). Calor de hogar, que hay que mantener con arte, para estar “a gusto”. Con todas las letras. “A gusto” se escribe con la A de alegría, G de generosidad, U de utilidad, S de satisfacción, T de tolerancia y O de orden. Así se mide la “temperatura” y el calor no se nos escapa por las rendijas de gritos y discusiones. En primer lugar, de este clima de entrega a los demás, surge el gozo, la alegría que salpica a los demás, que se expresa en la mirada, puerta del mundo interior. Es un jardín donde crece la planta de la generosidad, cuando el marido llega cansado no se refugia en el telediario sino que va a recibir las novedades de la mujer y cada uno de los hijos. Donde todos colaboran y se sienten útiles, y por esto satisfechos. Y hay tolerancia, porque se sabe que hay cosas importantes y otras que no lo son, y se saben distinguir unas de otras, y ceder en aquello que es opinable e intrascendente y allí nadie pretende tener siempre la última palabra en cualquier asunto. Y orden, también material aunque sin que sea una manía para ocultar el desorden interior. Esta es la vocación de nido, que no es hotel donde descansar, pero tampoco cárcel donde desarrollar un sentimiento posesivo y chantajes emotivos: es el lugar donde se está lo justo para nacer, para crecer, y para aprender a volar: para perderle miedo a la altura, y lanzarse finalmente al cielo. De ahí que la madre tenga vocación de nido. La mujer anida a los hijos, al marido, y a todos a cuantos ella prohíja con su amor, que no es ablandarlos con mimos y comodidades. El nido es esa 25
  • 26. Carta a un cónyuge con dudas rara forma de ternura que cría fortaleza, de suavidad que produce reciedumbre, de protección que incita al valor: ¡al valor de volar! Y saber que siempre se puede volver… Hace falta un punto de locura , de imaginación, y de eso va el primer artículo, poco ortodoxo… El arte de amar. Hoy que tanto se habla tanto “de encontrarse a un mismo” y de autoestima, quizás se olvida que uno se “encuentra” cuando se da, al amar, al sentirnos amados; y que esto es un arte que es muy necesario aprender: “No existe la realización personal si no somos capaces de sentirnos amados y de sentir que amamos alguien de forma intensa, comprometida y desinteresada” (Jorge Bucay). Pero es un arte especial, una perfección que más que “hacer” cosas consiste en dejarse llevar por la fuerza interior –que es un don, regalo de Dios, gracia, y al mismo tiempo tarea para cultivar-, que nos da libertad para hacer el bien cada vez con más facilidad. No es que no se noten los impulsos del egoísmo, sino que éste no esclaviza, porque tiene tanto la luz para discernir lo bueno de lo malo, como la fuerza para hacer el bien. Se cuenta que en el mundo de los sentimientos, “un día, mientras jugaban al escondite, la Locura buscaba el Amor, que se había ocultado entre un montón de hojas, y la Traición le acercó un tridente de pinchas afiladas y la instó porque pinchara el follaje para descubrirlo. La Locura lo hizo, sin mesurar el mal que provocaría su acción. Dice la leyenda que, a partir de aquel momento, el Amor quedó ciego, y que la Locura, llena de culpa, decidió guiar sus pasos...” El amor tiene muchas formas (los amigos, entre padres y hijos...) pero aquí se habla de enamorarse, ese estado que impide ver los defectos del otro y su realidad, sustituyéndola por el que se lleva en el corazón, que se proyecta en el otro, como decía Remei Margarit: “alguien se enamora y pierde el contacto con la vida real y cotidiana, los colores son más brillantes, el aire es más puro… se disparan las euforias y uno se siente capaz de muchas cosas antes impensables. De pronto se abre un caudal de energía disponible que uno no sabía que tenía y la endorfina interna reina en su cuerpo por un tiempo”, es un descubrimiento de nuevas posibilidades, “como si la vida se hubiera desatascado de pronto y encontrara una nueva puerta que condujera al exterior… de pronto y por la magia de un encuentro, se abren perspectivas”... La vida se centra en ver la sonrisa del otro, y junto 26
  • 27. Carta a un cónyuge con dudas a esta dependencia hay una sensación de libertad que se creía perdida y que en el fondo del alma se añoraba, y se instala en el alma un estado de euforia que lleva a dar pasos antes temidos y que ahora se afrontan, se ha descubierto una fuerza interior. “La nueva perspectiva descubierta cambia la comprensión de un mismo y de los otros, así como de la vida entera”. Es la imagen del amor ciego, como decía Benedicto XVI: “que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano”. La historia es completada diciendo que “tras tanto andar juntos, el Amor y la Locura acabaron convirtiéndose en pareja y disfrutaron inmensamente. Pocas cosas son eternas, y llegó un momento en qué el Amor, cansado de tanto delirio, descontrol e incertidumbre, dejó su amada y decidió casarse con la Razón. El Amor acertó con la decisión porque, guiado por la Razón, desaparecieron los peligros, y las inseguridades se desvanecieron” (Vivi García). Ese algo dramático e irresistible que narran las tragedias griegas no es amor, pues éste es necesario que también sea inteligente. Pero dice nuestra historia que al pasar del tiempo el Amor se aburría como una ostra; consultó a su amiga Fantasía que le aconsejó no dejar la Razón pero mantener la amistad con 27
  • 28. Carta a un cónyuge con dudas la Locura, que le da a la vida un punto de aventura, de libertad. Para que no quede esclavizado, hace falta que el amor no esté atado sólo a la razón, que también tenga libertad. Hoy se habla mucho de “hacer cambios” en la vida, pero la euforia dura poco… no solo hay que mirar hacia fuera, sino sobre todo hacia dentro. Para descubrir la capacidad de Amor Inteligente y Libre al mismo tiempo, y así encontrar la armonía: razón con poesía, de hecho la inteligencia es amorosa y libre. De ahí la constancia por cultivar lo mejor de la vida, pero también la imaginación para no caer en el aburrimiento, la creatividad para despertar cada día con cosas nuevas. La tentación de no amar. “Fue un amor tan profundo que en un segundo me acaparó. No sabía que existiera un sentimiento así... lo vi y todo mi mundo anterior se derrumbó... Supe entonces que él formaba parte de mi destino”. Así habla Corinne, en una entrevista. Y cuando le preguntan: “- ¿Cuándo pasó el amor?” Responde: “me fui porque me estaba volviendo loca, nuestros mundos no eran conciliables…” Ante tantos casos de rupturas, ante la moda actual de la “monogamia sucesiva”, la gente se pregunta: ¿el verdadero amor reclama exclusividad? Se entiende que los que se aman no necesiten de “alguien” de afuera para dar plenitud a su corazón, y a esto se llama fidelidad, que protege el amor, e implica un esforzarse “para siempre”. No dejar dormir el corazón, demostrarse el cariño que es regar el jardín del amor cada día, también en el campo del pensamiento y en el deseo. En esa lucha, puede haber dificultades, pero en el fondo de la conciencia surge el imperativo de aguantar la decisión de permanecer con la persona elegida, tener paciencia ante una crisis familiar que parece insoportable y de la que se quiere huir enseguida, de cualquier forma... Esto cuesta, entonces el amor duele y se desea “escapar” de aquello. Pero al mismo tiempo viene al pensamiento: ¿y el compromiso adquirido? En estos momentos, es bueno recordar que la familia no es que siempre dé la felicidad, pero es donde las cosas ocurren de verdad, sobre todo las importantes, como son los hijos y su felicidad. Y ahí está el sentido de la palabra amor. Lo otro… ¡es tan variable! Es como el caledoscopio, muchos colores que se multiplican, pero con poca consistencia pues se hace con espejuelos, trocitos hechos de un corazón roto por el resentimiento. Hay sentimientos epidérmicos, con promesas de amor 28
  • 29. Carta a un cónyuge con dudas eterno bajo la luna, idealistas... pero “si la luna hablara, cuántas verdades nos diría a cerca de tantas mentiras”. Contaba Mn. Agustí Sala de un joven que amaba mucho a su novia y llegó a decirle: “te quiero tanto que te llevaría el sol a tu casa”. No hay que decir que ella estaba feliz, oyendo lo que decía, pero el joven no había acabado, pues continuó: “- ¡si llueve, no me esperes!” Pero aún en el descorazonamiento, se añora la unidad perdida, se ansía recomponer aquello, pues la vida no está hecha de éxitos sino de amor. Cuando llega el dolor, no es fácil superar la tentación de no amar, separarse del problema concreto y mirar más allá de la obsesión del momento, pues se absolutizan algunos aspectos (defectos del otro, faltas de consideración…) y cuesta tomar distancia, tener visión de conjunto: pero la fidelidad es dinámica, y sabe también de problemas y de cómo superarlos. Y habrá que volver a empezar, sembrar, construir, aprender a amar pues eso es algo que dura siempre. El amor crea una realidad: dos se hacen uno, y esto exige un compromiso. Y un nido, para ir creciendo. Lo demás, implica miedo al compromiso y por tanto no entregar la libertad. Cuando viene el huracán, los problemas, hay que volver a mirar al otro por primera vez, que es conocerle de nuevo, con el deseo de volver a empezar, reconstruir con aquella luz que queda en el recuerdo –revolver en el corazón- y volver a entrar ahí, como dice una historia sufi: "Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: ¿quién es?. / Contesté: soy yo. / La puerta no se abrió. / (Y así otras veces) / Llamé a la puerta. / Y me preguntaron: “¿quién es? / Y contesté: “yo soy tú”. / Y la puerta se abrió". Sólo cuando estás dentro del otro, cuando eres el otro, hay “una sola carne”: ya no son dos, pues estando uno es “el otro”, para el otro... “Sólo quien está dispuesto a perderse en el amado, a hacerse uno con lo que se ama, está listo para iniciar el combate del amor” (Rogelio Villegas). Tener sentimientos positivos. Cuenta una historia oriental que un discípulo y el maestro pasean por el bosque. Entonces, el discípulo le dice al maestro: -He pasado gran parte del día pensando en cosas que no debía pensar, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer... 29
  • 30. Carta a un cónyuge con dudas El maestro le señala al discípulo una planta y le pregunta si sabe qué era. -Belladona –dijo el discípulo-. Puede ser mortal para quien coma sus hojas. -Pero no puede matar a quien simplemente las contemple – apostilla el maestro. – Así todas las emociones y sensaciones y sentimientos son incapaces de causar ningún mal si no nos dejamos seducir por ellos. Los sentimientos negativos no deben vencernos, sino advertirnos de que tenemos aún mucho trabajo para expurgar las malas hierbas de nuestro interior, cultivar las buenas obras. Muchas cosas que nos hacen sufrir se deben a una visión negativa del mundo, una enfermiza visión deformada de la realidad, que nos hace pensar que somos malos, o que los demás son malos, o que el mundo es malo. Se trata del viejo “dualismo” de dar al mal una categoría que no tiene, como si fuera un semi-dios que nos persigue. Es verdad que en el mundo hay maldad, pero ésta no es más que la ausencia de bien, el mal en sí no tiene consistencia, es el negativo de la bondad, su ausencia. Así la soberbia, avaricia, lujuria, gula, ira, envidia y pereza no son más que expresiones del egoísmo, de la ausencia del amor. El mal genera sentimientos negativos, y el amor positivos. El mal produce un desorden interior, y el bien una armonía que da paz y felicidad. La cultura grecorromana ponía el ideal del sabio en la ausencia de sentimientos (apatheia). Esta “apatía” no es más que una caricatura del ideal de la persona, pues los sentimientos son parte importante de nuestro ser: no son malas las pasiones como no es malo el cuerpo, sino que todo ha de ser encauzado en un dinamismo del amor. Nuestro ideal no es un “nirvana” de ausencia de sentir, sino un amoroso sentir, que también pasa por el dolor. El ideal budista está basado, sí, en la benevolencia y misericordia universal, pero rechaza todo apasionamiento. Precisamente por eso no es verdaderamente humano: la serenidad auténtica viene de ese amor apasionado, que no es un sentimiento, sino la forma más alta de afectividad del corazón. Es ese corazón que es núcleo íntimo del hombre, donde éste toma sus decisiones. La categoría de una persona, su realización personal, su plenitud, depende de tener buen corazón, que se 30
  • 31. Carta a un cónyuge con dudas manifiesta en la solidaridad, la fraternidad, etc. En cambio, las frustraciones, resentimientos y todo tipo de amarguras son causados por la ausencia de este amor de corazón, orientado hacia Dios y los demás. Las pasiones incontroladas desencadenan pulsiones instintivas y dependencias (alcohol, sexo, drogas). Hay que educar toda pasión para que –integrándola en la interioridad– nos ayuden a tener un corazón bueno, a base de acciones buenas que se convierten en virtudes. Así, las tendencias hacia el bien, la verdad y la belleza van dominando todo lo que hacemos, va creciendo en nosotros un anhelo de sublimidad, de cosas grandes, y el deseo básico de amar y ser amado se va purificando de adherencias egoístas que hacen daño. La nostalgia de no tenerlo aún todo se va transformando en plenitud de tenerlo todo en la esperanza. La pena causada por la limitación de la realidad (limitaciones físicas o psicológicas, mal de la naturaleza y maldad humana) se vuelve entrega, servicio, y la certeza de que todo mal no sería permitido por Dios si no fuera porque de ello puede sacar –por caminos a nosotros desconocidos todavía– un bien más alto: surge de ahí una confianza muy grande en la vida, que ponemos no en nuestras fuerzas o en el destino, sino en algo mucho más alto, que es el amor de Dios y la confianza en que nos salvará. Sobre todo esto de los sentimientos, he leido algo de Schelling, te puedo mandar notas, sobre el espíritu de contradicción. Hemos seguido esquemas de racionalidad y intelectualismo como si esta fuera la única realidad, cuando el hombre se deja llevar mucho por la intuición, la forma de conocimiento más alta es la intuición amorosa, y muchas veces decimos una cosa y hacemos otra, con este espíritu de contradicción, no nos sujetamos a las normas, pues o bien “el corazón tiene sus razones que la razón desconoce” (Pascal) o bien el conocimiento, como está siempre también condicionado por las emociones, no es frío y cerebral, y el que no hace lo que piensa acaba pensando lo que hace. Sobre esto tengo algo escrito, porque genera teorías y resentimientos, el racionalismo o el afán de demostrar las formas de conducta que uno quiere adoptar, en lugar de ir por el perdón y el perdón de sí mismo que es el más difícil, y aceptar la vulnerabilidad como forma de la condición humana… (la película “los miserables” es genial en este sentido). Total, que el puritanismo, moral victoriana y todas las formas de angelismo y 31
  • 32. Carta a un cónyuge con dudas voluntarismo y fideísmo por un lado, y por otro racionalismo kantiano, son derivaciones de una visión maniquea, que viene de antiguo, de un dualismo (quizá oriental) de alma-cuerpo que no es platónico, al contrario, es abandonar a Platón y su visión abierta… para mí se petrificó con la visión estoica que es muy egoista… hay que volver al hecho de que yo me realizo cuando me doy, pero también necesito que me den amor. (En fin, esto tengo que desarrollarlo más con lo de amor-locura, razón-pasión, lógica-contradicción, etc.) Cómo recomponer la afectividad. Me decía una joven que había tenido un desengaño amoroso, y por culpa de esa relación sentimental rota ella también se sentía rota, como “un trozo de carne”, un trapo, y llevaba semanas melancólica, sin salir de casa, además no paraba de pensar en el antiguo novio. ¿Que hacer, con ese “mal de amor”? La recomposición de la afectividad rota tiene componentes espirituales, fisiológicos y psicológicos, etc. Hay unas claves para estimular la felicidad y la esperanza, como la meditación-reflexión y la confianza en Dios; fomentar las endorfinas que son tan buenas y que se recargan cuando realizamos algunas actividades que nos agradan, con ellas nuestra actitud y estado de ánimo mejoran. Algunas de estas cosas son: -la risa, pues se ha comprobado la influencia que tiene la risa sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario (dicen que el solo hecho de reproducir el gesto de la sonrisa ya hace segregar endorfinas, por un mecanismo similar al que nos hace segregar saliva con sólo oler o pensar en una buena comida). -disfrutar de la naturaleza, cuyo contacto nos llena de energía y buen humor (ir a la playa, al campo, y empaparse de sensaciones). -admirar la belleza de las cosas , mirar siempre el lado bueno, positivo de todas las cosas porque ello influye en el mejoramiento de nuestro estado de ánimo y de salud. -darle sentido a la vida: la rutina destruye lentamente nuestras reservas de endorfinas, por tanto, hay que evitar la monotonía con curiosidad, intereses, haciendo lo que más llena. 32
  • 33. Carta a un cónyuge con dudas -re-cordar situaciones buenas: “re-cordar” es volver a llevar al corazón, volver a vivir momentos del pasado, con lo que al re- vivirlos gozamos en ellos, y además crea un efecto químico similar a los momentos del pasado que revivimos, fomentando esas endorfinas. Sin embargo, no hay que olvidar que lo mejor siempre está por llegar; no hay que ensimismarse en el pasado que sería cerrar la puerta a lo bueno que está por venir. -como siempre, la amabilidad es la mejor terapia: al darnos a los demás nos metemos en sus problemas, y olvidamos los nuestros. Así, las palabras afectuosas, las sonrisas, el buen humor, una actitud receptiva y comprensiva hacia los demás originan una emisión constante de estas “hormonas” de la felicidad. -la buena respiración, con actividad física si puede ser al aire libre ayuda también a esta química del cerebro y, en consecuencia el estado de ánimo: es bueno aumentar el ritmo y la frecuencia de alguna actividad física, un mínimo de tres veces a la semana (caminar, bicicleta o nadar). Esto en cuanto a la “gimnasia de la alegría”, que Santo Tomás de Aquino decía que ayudan mucho el suspirar, reírse, pasear, tomar baños de agua caliente... y por supuesto rezar, pues los medios sobrenaturales son siempre los más importantes, el abandono en Dios nos hace ver en aquellas cosas que Dios permite un camino para la felicidad, que aparecerá, como el caso de la chica que comentamos al comienzo, en un nuevo encuentro, mucho mejor que aquel que le sirvió de experiencia para profundizar, a través del dolor, en el sentido auténtico del amor. El error de precipitarse. Genghis Khan, rey mongol, cuando descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques con halcones para cazar, y al ser un día caluroso, tenía sed cuando vio agua goteando de una roca. Tomó un tazón de barro para llenarlo y ya se disponía a beber cuando oyó un silbido y sintió que le arrebataban el tazón de las manos. El agua se derramó. Era su halcón preferido, que ahora estaba arriba, en la roca de donde bajaba agua. Intentó volver a llenar el tazón y se repitió la escena. El rey desenvainó la espada mientras ponía el tazón en el hilillo de agua: “Amigo halcón, esta es la última vez”. Cuando el halcón bajó y le arrebató el tazón de la mano, con una rápida estocada hirió al ave, que cayó sangrando a sus pies. “¡Ahora tienes lo que te mereces!”, dijo. Y al ver que su tazón al caer se había roto, decidió trepar 33
  • 34. Carta a un cónyuge con dudas por la roca de donde goteaba el agua, para beber directamente allí. Había un charco con mucho agua, pero ¿qué había en el charco? Una enorme serpiente muerta, de la especie más venenosa. El rey se detuvo. Olvidó la sed. Pensó sólo en el pobre halcón: “¡me salvó la vida! ¿Y cómo le pagué? ¡Era mi mejor amigo y lo he herido!”. Bajó la cuesta, tomó suavemente al pájaro y lo llevó a palacio para cuidarlo, diciéndose: “Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado por la furia”. Al final de la escapada (1959) es un film de Jean-Luc Godard, una de las obras más emblemáticas de la Nouvelle Vague y del propio Godard; J. M. Caparrós señala: “cuenta la historia de un marginado de la sociedad moderna, amante del cine negro ame ricano, que encarna la constante principal de este autor: la liberación como meta, en una existencia sin orden, reglas ni sentido aparente. El protagonista es un joven parisino a la deriva, Michel (Jean-Paul Belmondo), que sería trai cionado por su amante, Patricia (Jean Seberg), para demostrarse a sí misma que no le amaba”, llama a la policía quizá también por cumplir las leyes, por hacer lo que creía justo, o por dejarse influir por las palabras del policía... Soberbia la escena cuando ella, ya tarde, ve que en realidad sí que lo amaba. En medio de un "egocéntrico conformismo" que lleva a los protagonistas a la deriva, como muchos desmotivados de hoy, y de ahí su actualidad, se bebe –es la provoca ción del film- un atroz pesimismo, náusea ante la vida y las relaciones humanas, la traición, la insensatez de cualquier alternativa, la inutilidad de todo esfuerzo, un repudio del mundo en forma de náusea y de sesperación, comenta Román Gubern. Como le dice Michel a Patricia en el film, entre la pena y la nada, elige la nada. Entonces como ahora, se ve la “soledad de unos seres temerosos de comuni carse sus verda deros sen timientos, logrando reproducir cierto ritmo jadeante y an gustioso, propio de nuestro tiempo, con una fidelidad que la elevó a la categoría de testimo nio” (José Luis Guarner). Pienso que en la era moderna la percepción de la realidad ha sido elevada a la categoría de verdad, y es falso: la verdad no puede ser abarcada por una percepción única, tiene muchos matices y nunca se “pillan” por entero, está abierta a sucesivas aproximaciones y nuestro conocimiento se tiñe de emociones, influido por lo último que nos pasa y vemos según el color de cada momento. Pero esto no significa que no 34
  • 35. Carta a un cónyuge con dudas haya verdad, sino que no la alcanzamos nunca por entero. De ahí el pecado de impaciencia, de dejarse llevar por una percepción momentánea y romper una amistad, discutir hasta la violencia, empecinamientos diversos que se deben a una percepción parcial que queda fosilizada como una foto y que se quiere hacer pasar por la realidad del otro. Los fundamentalismos van por ahí, y también se aplica a las enemistades con las personas. Como ocurre en el caso contrario: como la conciencia tiene “fallos”, uno se somete a otra persona o a reglas religiosas o sociales –formas de puritanismo, sustitución de la conciencia personal por una colectiva. Cuando hay armonía en el acto de abrirse al amor incondicionado de Dios y buscar también un “norte” en el amor a los demás, es cuando se puede vivir en paz, fruto de la lucha en ese amor que busca la verdad y esa verdad que es fruto del amor. La paciencia, ciencia de la paz. Hay momentos en la vida en que parece que a uno se le acaba la paciencia, ya no es capaz de seguir aguantando, y explota. Y con la gota que colma el vaso se acaban las fuerzas para seguir con un matrimonio, o cualquier otro compromiso, o los padres que pierden ya la confianza en sus hijos, y se proclaman expresiones como “esto es irreparable”, “se ha roto algo para siempre”, “ya nada será como antes”. Y viene la soledad, sensación de abandono, incertidumbre, desaliento: ante situaciones del mundo de la política, de la sociedad, del mundo laboral…, uno puede sentir derrumbarse algo por lo que ha luchado mucho tiempo, y se rompe todo en añicos en un momento. Es la fragilidad humana, la impaciencia que quiere seguir los criterios del mundo -muy distintos a las bienaventuranzas que promulga Jesús-: la eficiencia y el placer pasajero aún a costa de la mentira, el anhelo desmedido de éxito... Confiar en Dios en todas las circunstancias, incluso en la adversidad, cuesta, pero vale la pena... La paciencia es un árbol de raíz muy amarga pero de frutos muy dulces (Fénelon). Así, la paciencia es el fruto maduro de la fortaleza, la paz-ciencia, ciencia de la paz. Como para los militares donde los demás vean dificultades sabremos intuir oportunidades, incluso crecernos ante ellas. 35
  • 36. Carta a un cónyuge con dudas Ante los defectos de una persona, no hay que perder la calma diciendo “¡ya está bien, no puedo más!” pues ¿qué vamos a hacer con esta persona, matarla? No, hay que quererla tal como es, superando aquel defecto como un escollo y sabiendo que cada persona tiene cualidades ocultas, que sólo con el tiempo aparecen. Cuentan de una osa que dio a luz un pequeño cachorro horriblemente feo. “¡Ganas me vienen de estrangularlo!”, dijo la osa a la corneja: -“¡Guárdate de hacerlo!” -contestó ésta. “Yo he visto a otras osas pasar por lo mismo: ve y lame dulcemente a tu hijo y le verás hermoso y te honrará”. Así lo hizo la osa y se esmeró cuidándolo; y el cachorro, poco a poco, fue volviéndose hermoso, por eso le agradeció el consejo a la corneja: “-Si no hubieses moderado mi impaciencia hubiera rechazado al hijo que ahora constituye el placer de mi vida”. A veces parece que alguien no da para más, “no está el horno para bollos”, y la paciencia da sensibilidad para ver más allá del presente, y afrontar las contrariedades conservando la calma y el equilibrio interior, logrando comprender mejor la naturaleza de las circunstancias, es la “ciencia de la paz”, que genera armonía a su alrededor. Me contaron en el Alcázar de Segovia que a una aya se le cayó el infante real que cuidaba, un niño pequeño, por el balcón, a muchos metros por encima de los jardines. Ella, desesperada, se tiró por el precipicio y se mató. El infante había quedado colgado de unos salientes, y lo rescataron. La aya se había “precipitado” en los dos sentidos de la palabra (impaciente y tirarse al precipicio). En el cerebro el pensamiento no es nunca objetivo sino ligado a las emociones, siempre influenciado por sentimientos y pasiones. A veces nos fijamos en algo sin visión de conjunto, absolutizamos un aspecto. Se me ocurre un ejemplo: cuando nos vienen con una historia algún profesional de la mentira, y nos creemos aquello al sentir la empatía con los problemas que nos cuentan, pero en cuanto han acabado y quizá hemos dado dinero a ese “necesitado”, y se va, aparece la distancia ante el problema, de modo menos emotivo, más cerebral, y nos parece que hay algo que no cuadra… tenemos la sensación de haber sido engañados. Esperar, tener distancia ante los problemas, ayuda a pensar mejor. "El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres", decía Benedicto XVI en la homilía del comienzo de Pontificado: ante un pueblo rebelde, "los discípulos, 36
  • 37. Carta a un cónyuge con dudas hubieran deseado inmediatamente mandar caer fuego del cielo para consumirlos. Jesús los detiene y reprende. La impaciencia de los hombres no suele comprender la paciencia de Dios”. libertad y destino, sobre la huida hacia delante, y mejor hacerlo antes virtual para analizar las consecuencias: Libertad y destino. Irvin D. Yalom en “El día que Nietzsche lloró” habla de una crisis de Breuer, médico que se reconoce vacío en su vida, siente que se le va la vida y quiere sentirse por fin él mismo, en "libertad". Decide cortar con todo lo que constituía su vida familiar y profesional de relativo éxito: se despide de su mujer Mathilde, a quien se le desgarra el corazón y le dice que si pasa aquella puerta y los deja a ella y a sus hijos, que si no respeta el matrimonio nunca más volverá a aceptarle: “¿Qué es una elección, si te niegas a respetarla?”, y él ofrece sólo como defensa: “yo tendría que haber sido ‘yo’ antes de que hubiera un ‘nosotros’. Hice una elección antes de estar formado para poder tomar decisiones y elegir”. Ella insiste: “esto es un engaño, una trampa que te tiendes a ti mismo, una manera de librarte de toda responsabilidad por tus propias elecciones. En nuestra boda, cuando dijimos sí… dijimos no a otras opciones… ¿no comprendes que no puedes contraer un compromiso conmigo y luego, de pronto, decir: ‘no, me retracto; después de todo, no estoy seguro’? eso es inmoral. Perverso… Quieres tener la posibilidad de elegir y, al mismo tiempo, mantener todas las elecciones posibles. Me pediste te entregara mi libertad, la poca que tenía, por lo menos mi libertad para elegir marido, pero tú quieres tener tu libertad a tu disposición”. Ella le dice que sin respeto a la palabra dada todo es mentira, ya que al año siguiente puede renegar de las decisiones que tome ahora, por el mismo motivo. Él está ciego y se va, le dice que después de tantos años llevando una existencia vacía, quiere beber un sorbo de vida: “cogeré una pequeña fracción de mi vida para mí… sólo tengo una vida… ¡esta es mi oportunidad de construir un nuevo ser sobre las cenizas de mi vieja vida!” Después de la despedida traumática, deja Viena y sus amigos quienes quedan apenados por su decisión, deja su trabajo y pacientes… Lo primero que hace es volver a visitar a una antigua secretaria con la que estaba muy unido, Eva, pero ante su sorpresa se había ya casado. Luego visita a Bertha, que también había dicho que él sería su único hombre; va a la clínica y la ve hablando con el médico que le relevó en 37
  • 38. Carta a un cónyuge con dudas el tratamiento, y asiste como espectador a la dependencia afectiva que ella tiene con su médico, con la misma familiaridad e intimidad que Breuer pensaba que sólo tenía con él. Desengañado de las personas que había mitificado, viaja ahora rumbo a Italia, hundido… pensando en Eva… “había confiado por completo en ella. Siempre había tenido la certeza de que Eva estaría a su lado cuando él la necesitara”… suenan huecas las teorías de Nietzsche: “para fortalecerse, primero debe hundirse en la nada absoluta y aprender a enfrentarse a su soledad total… aprenda a ser malvado”. Ve que la libertad absoluta es de por sí una utopía, puesto que siempre nos encontraremos encadenados a algo, sean los demás, seamos nosotros mismos, nuestras metas, nuestros sentimientos. Pasea por el norte de Italia y tampoco esto le llena, ve mucha gente joven y alegre y él se siente como un viejo, cuando en realidad sólo está en la década de los 40. Todo esto le hace comprender, finalmente, que no es esa clase de vida la que desea. “Debemos vivir como si fuéramos libres. Aunque no podemos escapar al destino, debemos darnos de cabeza contra él: debemos poner en juego nuestra voluntad. Amar nuestro destino”… pero ya es demasiado tarde... Desesperado, Breuer despierta envuelto en sudor frío: había sufrido una experiencia hipnótica: antes de dejar todo en la vida real quiso hipnotizarse, para analizar las consecuencias. Va a ver a su mujer, Mathilde, y le dice: “he estado ausente mucho tiempo. Y que ahora he vuelto… he decidido casarme contigo…” Ella le dice que le ve raro, tan jovial, que además ya se casaron hacía muchos años, pero él insiste: “decido hacerlo hoy, Mathilde. Y todos los días.” La aprecia ahora porque ha tenido la experiencia de lo que sería perderla. Antes se sentía atado, pero con la separación virtual se ha asustado, ahora ama su destino… El pensamiento no es nunca objetivo, está influido por las emociones, la memoria también queda transformada por los sentimientos mitificando unas cosas y volviendo otras tétricas, por eso hay que aguantar las tormentas sin precipitarse, pues luego vuelve el sol, tener paciencia porque a veces no se piensa ni se ven las cosas bien, como el palo dentro del agua se ve torcido y es mejor hallar el camino para experimentar una decisión irreversible sin hacerla irreversible, ya que al sacar el palo del agua se ve recto y se acepta la vida que se eligió, como nuestro personaje: “sí, he elegido mi vida. Y he elegido bien’… durante estos dos últimos años me ha dado mucho miedo envejecer… me 38
  • 39. Carta a un cónyuge con dudas defendía, pero a ciegas. Atacaba a mi mujer, en lugar de atacar al verdadero enemigo y, por último, desesperado, busqué refugio en brazos de alguien que no podía ayudarme… el secreto para vivir bien consiste, en primer lugar, en desear lo que es necesario y, después, en amar lo que se desea…” pero “qué diferencia, qué diferencia maravillosa, poder elegirlo". -Perdonar y olvidar: Con frecuencia oímos decir: “Perdono, pero no olvido”. Quien esto dice, en realidad no perdona, porque guarda rencor. De ahí que se diga que no se perdona de verdad cuando, en el fondo, no se está dispuesto a olvidar. Perdonar, ¿es olvidar? ¿Producen ambos el mismo efecto? Se trata de una cuestión de gran importancia, pues el perdón es esencial para una vida feliz y equilibrada: “El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar” (Martin Luther King). Me parece que hay que distinguir “olvidar”, cuando quiere decir “resentimiento”, y “olvidar” como “desaparecer de la memoria”. Me referiré al primer sentido: hay que olvidar; “no escatimes el perdón: es imposible caminar con tantas heriditas abiertas… perdona todas las viejas heridas y cicatriza con resinas de amor” (Zenaida Bacardí de Argamasilla). Es no querer mal, no hay otro camino. “Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros” (Alejandro Casona), semillas sembradas en nuestros corazones por el mismo Jesús, que se alimentan incluso de las ofensas, sí: cada ofensa recibida es una oportunidad de mejorar nuestra capacidad de perdonar, porque, en lugar de generar resentimientos, es abono para esa cosa divina llamada perdón. El paraíso está detrás de la puerta, se dice, pero muchos han perdido la llave, una llave que se llama misericordia… Todos estamos necesitados de amor, de atención, así como de poder dar nuestro amor a los demás. Por eso siempre hay que pedir perdón: por las ocasiones perdidas, por la plenitud no vivida de cada relación, por las palabras no pronunciadas. Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. En un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. Éste, profundamente ofendido, sin decir nada, escribió en la arena: –Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada en la cara. Siguieron adelante y divisaron un oasis. Torturados por la sed, ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al agua de bruces sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse. El otro amigo se tiró al 39
  • 40. Carta a un cónyuge con dudas agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse, tomó un cuchillo y escribió en una piedra: –Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida. Intrigado, el amigo le preguntó: – ¿Por qué después de haberte hecho daño, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro le respondió: – Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, porque el viento del olvido se lo lleva; en cambio, cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo. El error de muchos es pensar que el perdón debe surgir de sus corazones, que es algo que debemos sentir, que debe “nacernos”, en cierto modo. Pero “el perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió" (Madre Teresa de Calcuta). El perdón es lo mejor, no sólo individualmente sino también para cada una de nuestras sociedades y para el mundo en general: “La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón” (Juan Pablo II). En cierto modo, todos somos co- responsables de las acciones y omisiones de cada uno, y es la gotita de cada día la que crea la revolución del amor: “Lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un hijo, un buen ejemplo; a tu padre, deferencia; a tu madre, una conducta de la cual se enorgullezca; a ti mismo, respeto; a todos los hombres, caridad” (John Balfour). Cuando alguien es perdonado se convierte en una persona distinta, aunque tarde en reaccionar: “Nada envalentona tanto al pecador como el perdón” (William Shakespeare). El motivo es que se siente querido, y valorado en mucho, porque las personas siempre están por encima de sus errores (Jutta Burggraf). Y al crecer la conciencia de su valía se porta en consecuencia, se porta mejor. Por otra parte, crece también el que perdona, pues “nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar” (San Juan Crisóstomo). Perdonar y no olvidar. ¿Hay que olvidar las ofensas que nos hacen, o no? Sí, en el sentido de no guardar rencor, primero porque es perjudicial para uno mismo, y segundo porque el perdón es transformar la ofensa en compasión. Sin embargo, no podemos olvidar haciendo desaparecer de la memoria aquello. Además, no olvidar es creativo... y la memoria constituye nuestra identidad… y cada recuerdo es un escalón 40
  • 41. Carta a un cónyuge con dudas más hacia la madurez. Perdonar es superar la ofensa y poder recordar sin rencor. El perdón no requiere olvido. Además, no se puede controlar la memoria con la inteligencia, es una facultad espiritual distinta que obra independientemente de nuestra voluntad y de la inteligencia. La prueba es que, de hecho, a veces uno quisiera recordar algo y no puede; y otras veces desearía olvidar ciertas cosas y no lo logra. Se trata, como hemos dicho, de recordar un suceso sin faltar al amor: al recordar lo que nos dolió, recordemos al mismo tiempo cómo Jesús reacciona ante las ofensas, y oremos con él como en la cruz. Además, hay que procurar establecer puentes mientras hay vida – que no la tendremos siempre: lo trágico es que, en el trance final antes de la muerte, haya enemistades pendientes. Es mejor que aquí y ahora hagamos las paces, pues no sabemos si luego habrá una ocasión de perdonar… En cualquier caso, hay que amar ahora que hay tiempo, la muerte nos podría quitar esa oportunidad. Recordar la ofensa puede convertirse en crecimiento interior para el ofendido: es humildad que cura la soberbia, caridad que elimina toda envidia... y se deja de sentir dolor. Si perdono vivo feliz y, si recuerdo, el recuerdo no me duele, no me afecta porque pude perdonar y los recuerdos vienen a mi memoria sin dolor, sin perturbación, sin sufrir el desgaste interior propio de quien guarda un doloroso rencor. “Perdonar no sólo tiene como beneficio el crecimiento interior, sino que también trae consigo una gran paz en quien lo practica. Perdonar es un ejercicio de las virtudes, porque para perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia, prudencia, fortaleza, amor… Perdonar es la manifestación de un corazón puro como consecuencia de una vida virtuosa. El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió” (Madre Teresa de Calcuta). Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona (elperdoncatolico.com). Al perdonar te liberas a ti mismo y, si después de perdonar a una persona quieres seguir tratándola, pues adelante! Si, por el contrario, prefieres que sea un trato más alejado, ¡pues también! La gracia está en no estar amargado, ni desear el mal a esa persona. Se trata de amarla… (Dr. Bernie Siegel). Olvidar es un método erróneo de conseguir paz de espíritu. Cuando se hace bien, es como la amnesia. Lo que ocurre es que, lo que 41