3. Carl Whitaker (1912-1995) fue un
psiquiatra estadounidense,
pionero en Terapia familiar.
Su trabajo ha sido caracterizado
como "confrontacional", pero
realmente lo que el trató de
confrontar fue el proceso de la
terapia, cambiando éste según los
supuestos que el consultante
tenga de su propia enfermedad
mental.
El desarrollo de un modelo
de Coterapia (abordaje de
una intervención terapéutica
por 2 terapeutas)
4. La llamada Terapia simbólica
experiencial.
Desarrollado junto a John Warkentin,
Thomas Malone y otros.
Se basa en una concepción
“fenomenológica- existencial” del
desarrollo humano, resaltando la idea de
que no se puede enseñar a una familia, a
través de una comprensión intelectual,
cómo puede cambiar sus modos de vida.
En este enfoque se usa el lenguaje
metafórico, y el mismo proceso de
interacción personal, como una
posibilidad de aprender de modo más
eficaz a través de la experiencia.
5. A modo de ejemplo, desafiaba a
cada paciente a luchar con un arma
al principio de la terapia.
Explicaba que si iba a tener que
luchar con alguien para ayudarle a
cambiar, él también podría tener este
derecho sobre la mesa.
Dijo que hizo esto satisfactoriamente
durante años hasta que no se sintió
genuino más, entonces dejó de
hacerlo.
6. 3.2.1.Características de la familia
sana y la patología normal.
NO CREO EN LAS
PERSONAS, SÓLO
CREO EN LAS
FAMILIAS
(Whitaker C. 1992)
8. La familia extensa obviamente integra una serie
de familias: la familia del esposo y la familia de la
esposa, la familia de la madre de él, la familia del
padre de él, la familia de la madre de ella, la
familia del padre de ella.
Todas tienen su influencia sobre las pautas de vida
acumuladas, y los métodos para resolver las
diferencias (tanto culturales como experienciales)
se han transmitido de generación en generación a
través de cada una de las cuatro o seis ramas.
9. El crecimiento en las familias se comprende más fácilmente en
los términos de una lucha lógica en varios niveles.
1. La pertenencia y la individuación.
La individuación, llevada a su límite máximo, genera una especie
de totalidad en la persona, que favorece la madurez.
Pero esta marca de madurez se convierte en un aislacionismo, a
causa de la negación de toda necesidad de pertenencia.
En el otro extremo está la amenaza de esa pertenencia que
Salvador Minuchin denomina “quedar atrapado en la red” .
El individuo que vive en el hogar con su familia hasta la edad adulta
se ve esclavizado por esa pertenencia, y está sacrificando toda su
individuación
10. La superación de esta polaridad
puede encontrarse en la dialéctica:
cuanto más libre es una persona
para individuarse, más libre es para
re combinarse, con un sentido de
unificación más cooperativa,
interaccional, y satisfactoria, y con
los miembros de su familia de
origen, su familia de procreación, y
su comunidad de colegas e iguales
11. 2. La dialéctica entre la
cognición y cerebro derecho.
Está claro que se reconoce que
algunas personas son más
intuitivas que cognitivas; otras
son más cognitivas y menos
intuitivas.
Pero el concepto de dialéctica
muestra que el aumento de
ambas -capacidades es
preferible a definir las dos
componentes como entidades
opuestas.
12. 3. Entre los roles y la personalidad.
Nuestras vidas están llenas de roles:
el rol laboral, los roles que tenemos
asignados en nuestras familias como
progenitor o hijo, madre o padre, y
nuestros roles como miembros de
grupos sociales.
La persona desempeña sus roles más
o menos adecuadamente, eligiendo
algunos y modificando otros en la
medida de lo posible.
La personalidad está lógicamente
relacionado con esto.
13. Esta personalidad, este centramiento, es
muy difícil de lograr y tiene sólo un
alcance, porque los roles siempre están
incidiendo con nuestra vida, pero no
anula su existencia.
Simplemente saca a la luz el problema de
resolver la lucha entre la personalidad y el
rol.
14. 4. El control y el Impulso
El proceso de control que incide en nosotros a
través de la comunidad (sea ésta la familia o la
comunidad global) es algo que aceptamos en
mayor o menor grado.
La aceptación radical de este control
comunitario equivale a una especie de muerte
social.
El individuo parece sólo un robot que opera al
servicio de la estructura social y carece de
personalidad.
15. El otro lado de esta dialéctica es la
impulsividad: la exigencia de espacio,
de libertad personal, del derecho a
seguir las propias inclinaciones.
Llevada a su extremo, se convierte en
el impulso de matar o dominar a la
otra persona, la otra comunidad, la
otra parte del sistema del cual uno es
miembro
16. La resolución de este problema es imposible!
Todos vivimos en un equilibrio entre control e
impulso, y por lo tanto esta lógica tiene el mismo
proceso: cuanto más se controla uno, más puede
satisfacer sus impulsos; entre más impulso se
tiene más control se ejerce.
17. 5. Las relaciones públicas y
relaciones personales.
Las relaciones públicas involucran
una deliberada manipulación de
rol, en la que la persona se
esfuerza por modificar al grupo
mediante la asignación cuidadosa
de roles, a uno mismo y a quienes
lo rodean.
El otro lado de esta dialéctica es el
de las relaciones personales: la
intimidad de las interpelaciones
con el cónyuge o los padres, o la
intimidad de una asociación o de
una tríada funcional.
18. El matrimonio ideal, desde
luego, es un proceso en el que
dos iguales están igualmente
libres de rol en sus relaciones
recíprocas.
Pero el proceso corriente de
vivir contiene una lógica
interminable entre las
relaciones personales y las
relaciones públicas, con una
mezcla de ambas presente en
todo momento.
19. 6. La lógica entre el amor y el odio
En cuanto las relaciones del sistema se complican,
sea a causa del amor o la cólera, uno choca con la
imposibilidad de resolver el juego por la vía
exclusiva del odio, la muerte, o bien del afecto y la
devoción.
La simbiosis, palabra que designa una cualidad
parásita bilateral, caracterizan también por el
amor y al odio.
20. Tampoco hay un modo para resolver
este dilema.
La dialéctica es un equilibrio entre el
cariño y odio; ambos producen una
especie de locura bipersonal.
La atracción, el impulso hacia la
unión; no es resoluble.
La libertad, el crecimiento en esta
lógica, tiene que ver con una mayor
libertad, para que cada persona
exprese ambos opuestos.
21. 7. La locura y la falsedad
O si se prefiere, entre un alto nivel de
individuación y un alto nivel de
adaptación.
La locura es un proceso de expresión
sin restricciones (individuación).
La falsedad, es una expresión de
capacidad total de adaptación, e
involucra una especie de locura
bipersonal.
22. El engañador y el engañado.
El equilibrio entre ambas es fijo, y
cuando una crece, hace posible el
crecimiento de la otra.
Si la locura es libertad, la libertad es
loca.
23. 8. La libertad y el cambio.
O si se prefiere entre la entropía (la
disgregación gradual del todo) y la
negentropía (el componente de
crecimiento dentro de la degradación
del todo).
El equilibrio entre la entropía y la
negentropía se representa a la
perfección por el crecimiento de las
plantas, cuando los fertilizantes y el
agua del suelo se descomponen
químicamente para proporcionar los
elementos necesarios para crecer y
sobrevivir.
24. El origen:
La disfunción en la familia
Parece evolucionar a partir de experiencias situacionales
ocultas y lacerantes: el matrimonio, la llegada de un
nuevo bebé, enfermedades graves, la muerte del abuelo y
la crisis subsiguiente en tomo al testamento; la muerte de
la abuela y la ruptura de la dependencia por sus hijos; la
experiencia de la pobreza o la riqueza; el aislamiento
geográfico y la separación de los miembros de la familia;
la enemistad de parientes políticos que evoluciona en una
serie de pequeños acontecimientos.
25. La evolución
La evolución' del dolor y la impotencia familiares es
alentada por el chismorreo encubierto; la puesta en
marcha diádica o incluso triádica de una paranoia social,
en la cual un individuo propaga un rumor, o una teoría,
que es expandido por segunda o tercera vez.
Por ejemplo, los esposos, que representan dos diferentes
familias de origen, despliegan un divorcio psicológico de
segunda generación, porque son sólo parientes políticos
de la familia de origen del cónyuge.
26. La anti-entropía
(neguentropía)
La componente positiva de este proceso entrópico
negativo; es el crecimiento que se produce en medio de
la declinación.
La familia empieza a realizar esfuerzos tendentes a
impedir la destrucción entrópica en curso: los
miembros pueden decidir no aislarse uno del otro,
pueden empezar a enfrentar el dolor y la impotencia
con cada uno de los otros.
27. Pueden prepararse para tolerar el sufrimiento
producido en tiempos de cambio, en lugar de
encontrar un modo de contrarrestarlo con el
alcohol, las drogas o mudándose al extremo del
país para evitar el estrés.
Pueden devolver el dolor al espacio
intrapsíquico, desde donde producirá
encubiertamente hipertensión, asma u otros
tipos de patología fisiológica o psicológica.
29. El precursor esencial de la
psicoterapia ‘‘anestesista” es la
resonancia personal experimentada
por el terapeuta en respuesta a su
introducción en el dolor familiar.
Si el terapeuta no puede sentir o
empatizar con ese dolor, no está
preparado para llevar a cabo una
buena psicoterapia.
Suponiendo que esa resonancia se
produzca, el terapeuta puede utilizar
los enfoques siguientes:
30. 1. El terapeuta puede pedir ‘‘decisiones de
unidad” que complementa en la terapia a
unidades más grandes que las ofrecidas.
La pareja que concurre a terapia, o el héroe
salvador que pide ayuda para las víctimas
propiciatorias, no se atreven a enrolar a toda la
familia.
Será el terapeuta quien tiene que hacerlo,
luchando por conseguir una carga emocional
mayor que la que los miembros de la familia
pueden o se atreven a ofrecer.
31. 2. El terapeuta tiene que establecer su
enérgica “posición de yo" para manejar
la estructura de la interacción
profesional.
Tiene que planificar tiempo, lugar y
espacio.
No debe aceptar el rol terapéutico
exigido hasta definir su control en estas
áreas clave.
Se trata de una tarea administrativa:
aclarar cuál es el número de personas
involucradas, el lugar y el momento para
el encuentro, y la disponibilidad del
terapeuta.
32. 3. El terapeuta tiene que producir
una estructura de poder para
manejar el poder en la familia.
Whitaker sugiere: …el terapeuta
puede lograr un gran poder si "sabe
jugar con las inferencias de las
migajas del caso que le ofrecieron
para que se hiciera cargo.)
33. 4. Cuando empieza
la terapia, el
terapeuta tiene
que aprender a
negar los grupos
fraccionados de la
familia.
34. 5. El terapeuta debe tener la
libertad de añadir opciones
creativas a los cambios que los
miembros de la familia empiezan a
desplegar, cuando definen su
“posición de yo” que el terapeuta les
obliga a desarrollar, al negarse a
aceptar el desmesurado poder que le
atribuyen.
35. 6. El terapeuta necesita dejar claro
que no pertenece a la familia. Hace
todo lo que puede por realizar
“metaacciones”.
Entre esas metaacciones se cuentan
su repercusión inicial con la familia,
producida por la “anestesia”, que
demuestra que él es una persona
separada, seguida por su nueva
unión, para alentar a los miembros a
avanzar en su definición de la
totalidad familiar y en su
reconstrucción.
36. 7. El terapeuta tiene que ofrecer un
modelo no sólo de unión e
individuación, sino también de
apertura.
Lo hace permitiendo ver
irradiaciones de su propia
personalidad, de su relación con su
familia de origen, sin dejar de
preservar con cuidado el derecho a la
privacidad de su familia nuclear.
37. 8. El terapeuta tiene que realizar
esfuerzos especiales para promover
nuevas triangulaciones y nuevos
subgrupos dentro de la familia que
sean funcionales y provoquen y
mantegan el cambio.
38. 9. Es esencial que el terapeuta a cargo estimule los
destellos de la totalidad familiar que surgen durante el
tiempo que los miembros de la familia pasan juntos en la
sesión terapéutica.
39. 10. El terapeuta tiene que respetar
con mucho cuidado la
subcomunidad étnica de cada
familia.
El sistema cultural de cada familia es
único, y el terapeuta no pertenece a
ninguna de las familias representadas.
40. 11. El terapeuta es responsable de
sacar a la luz y estimular la realidad
próxima del síndrome bilateral del
nido vacío: tanto el terapeuta como el
paciente (pareja o familia) se
quedarán solos, sin la otra parte.
41. 12. El terapeuta
tiene que ofrecer
una “reunión de
familia" terapéutica
cuando se lo pidan.
42. Los cuatro
lenguajes de la
terapia
familiar:
El lenguaje del dolor y la impotencia que los
miembros de la familia emplean al llegar.
El lenguaje de la inferencia que el terapeuta utiliza
estructurar el proceso familiar en su iniciación.
El lenguaje de opciones que el terapeuta utiliza en
la fase media de la terapia para ayudar a la familiar
a desplegar la libertad de ser irracional y personal.
El lenguaje de la separación, con su dolor
compartido y su reconocimiento de que apartarse
es una pena muy dulce.
43. Bibliografía:
Whitaker, Carl A. (1992) Meditaciones Nocturnas de Un
Terapeuta Familiar. Editorial Paidós. México
Minuchin, S. (1998) El arte de la terapia familiar. Editorial Paidós.
México