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¿No somos libres
cuando cumplimos
nuestras
obligaciones?
¿No tenemos la
facultad de que
“nos dé la gana” de
cumplirlas?
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La falsa moneda
de la libertad tiene
su fábrica ahí,
justamente en los
sótanos de esa
creencia,
de que sólo se es libre al
no hacer caso de las
obligaciones, cuando “no
nos comprometemos”
respecto de nada y de
nadie.
4. 4
La radical falsedad de
esta apariencia que
identifica el ser-libre
con la actitud de no-
comprometerse,
es cosa que se pone
ya de manifiesto al
advertir que
la capacidad de prometer
supone la libertad
y que la implica de un
modo retroactivo en el
acto de dar cumplimiento
a la promesa.
5. 5
No se promete “para no” cumplir. Es verdad
que cabe no cumplir.
Pero la falsa promesa carecería de sentido y
no sería viable si no contara con las promesas
verdaderas, igual que el dinero falso sin el
verdadero dinero, del cual tiene necesidad
precisamente para “pasar por” él.
6. 6
La libertad es siempre
un señorío que no se
mide por la
abundancia o la
extensión de las cosas
que se poseen, sino, al
contrario, por
la intensidad con que el
espíritu se encuentra
desprendido de ellas,
es decir, no está
siendo por ellas
poseído.
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No es que la libertad se oponga a la
posesión, pero sí que se pierde cuando se
“posee” un afán de riquezas, cuando el
espíritu, que está llamado a otros negocios
de mayor calidad y empeño, sólo negocia
para hinchar las arcas de los placeres del
cuerpo o de la vanidad del poseer.
8. 8
Lo que de verdad
nos hace libres es
la pura verdad, no
el tener.
9. El hombre es
libre porque
tiene la facultad,
la potencialidad
de llevar los
conceptos a su
límite.Libre es el que
actúa por sí
mismo y no en
supeditación
respecto de
otros.
La libertad del
hombre no es sólo
liberación, sino
capacidad de
proyecto, de
autodeterminación
entitativa.
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