1. 4.3. ILUSTRACION FRANCESA (XVllld.c.):
La Ilustración fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló –
especialmente en Francia e Inglaterra– desde principios del siglo XVIII hasta el
inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante
los primeros años del siglo XIX.
Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la
humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este
motivo, como el Siglo de las Luces.
La Ilustración francesa tiene un gran contenido político. La cuna de la Ilustración
se situó en Francia y es allí donde tendrá la mayor importancia.
“SU FILOSOFÍA POLÍTICA ESTÁ BASADA EN EL DERECHO NATURAL O
DERECHO QUE TIENEN TODOS LOS HOMBRES A LA VIDA, LA LIBERTAD Y
LA PROPIEDAD”.
La misión del Estado será defender los derechos del hombre, garantizar su
libertad, su seguridad y su propiedad; por tanto el Estado debe ser representativo
y liberal. Los políticos ilustrados se oponen al absolutismo monárquico y quieren
para Francia un régimen que esté basado en la igualdad y en la libertad.
Los principales teóricos políticos de la Ilustración francesa son:
MontesquieuVoltaire y Rousseau.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la
ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración
tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época.
La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará
Neoclasicismo.
La Ilustración (Lumiéres, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en
italiano; Aufklärung, en Alemán), en frase de uno de sus más importantes
representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias
profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias
del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los
teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los
de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en
una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan
más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus
doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento.
La Ilustración francesa viene marcada por la Revolución, La Enciclopedia y los
intelectuales modernos o «Philosophes». A partir de estos tres focos los nuevos
sabios tratarán de liberar al ser humano de las sombras de la Historia:
superstición, servidumbre e ignorancia.
La Ilustración francesa está marcada por la preocupación sobre problemas
sociales y políticos lo que explicará en parte la aparición en el año 1789 de la
Revolución. El carácter primordial es su espíritu crítico y escéptico.
El sistema político que predomina en la Francia del siglo XVIII es lo que se conoce
como Despotismo Ilustrado. Este sistema puede definirse con las palabras del rey
Luis XIV: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
Este sistema político es el que hará crisis en los últimos años del siglo provocando
lo que se conoce como Revolución Francesa.
4.3.1. Esteban Bonnot de Condillac (1715 – 1780 d.c): Sensismo
2. Filósofo francés. Sus obras más importantes son Ensayos sobre el origen de los
conocimientos humanos (1746) y Tratado de las sensaciones (1754), en el que
defiende la sensación como único origen del conocimiento. Es considerado como
uno de los fundadores de la ciencia económica moderna, a la que dedicó El
comercio y el gobierno considerados en su relación recíproca (1776). Murió en la
abadía de Flux.
Sus teorías, englobadas bajo la denominación genérica de sensacionalismo,
influyeron en los filósofos posteriores y cuya contribución a la ciencia de la
psicología ha sido considerada crucial.
En su Tratado de las sensaciones desarrolló la metáfora de la estatua a la que
confiere separada y sucesivamente cada uno de los sentidos, a fin de demostrar
su tesis de la generación de las facultades. Comienza aplicándole a la estatua el
sentido considerado como inferior: el olfato, y a partir de ahí pretende mostrar
cómo en un hombre limitado al sentido del olfato, el entendimiento tendría tantas
facultades como con los cinco sentidos. Condillac establece la equivalencia de los
cinco sentidos en tanto cada uno es capaz de generar todas las facultades de la
razón humana.
Se propone hacer un estudio de espíritu humano en tal forma que pueda conocer
sus operaciones así poder describir todo el proceso que siguen las ideas hasta
encuentra las condiciones y limite de nuestras facultades cognoscitivas:
“EL MÉTODO HA DE PARTIR DE LA EXPERIENCIA”.
Condillac había conferido al movimiento un papel preponderante en el proceso de
aprehensión y constitución de lo externo. La motricidad del sujeto habíase
convertido, en efecto, desde entonces, en el elemento esencial posibilitador de la
experiencia de resistencia, alumbradora del objeto y del mundo corpóreo. El
sentido del tacto, afectado de movilidad y de flexibilidad, era considerado ya
entonces el responsable directo de la superación de la subjetividad y del salto a la
trascendencia. No obstante, esta importancia otorgada al movimiento en el
dinamismo constituyente de lo externo se acentuará progresivamente,
apareciendo como pieza clave absolutamente radical en la segunda edición del
Traité.
Condillac se propone deducir rigurosamente de un solo principio –es decir, de la
primera percepción sensible- la generación de todas las facultades y operaciones
del alma…descubrir la idea que debe ser el germen de todas las demás…Todo se
deriva de la primera experiencia sensible pasiva ocasionada por la acción de los
objetos…Las ideas (y el entendimiento) no son más que sensaciones
transformadas.
Cimentado el sistema filosófico de Condillac en el principio de unidad absoluta,
presenta el examen de su doctrina una doble ventaja, cual es el estar
reconcentrados el ataque y defensa en un solo punto y ser suficiente el examen de
cualquiera de sus obras para conocer todo su sistema. Toda su filosofía está
reducida al desarrollo de un solo principio, que es la sensación. A excepción de su
primera obra titulada Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos, en la
que se mostró fiel discípulo de Locke, en todas las demás desenvolvió su sistema
con aquella precisión y claridad, que son las dotes especiales de su estilo.
4.3.2. Julián Offray de la Mettrie (1709 – 1751 d.c.): (Materialismo ateismo)
3. Médico y filósofo, fue un exponente mayor de neo epicureísmo materialista del
siglo XVIII y su pensamiento una anomalía salvaje en pleno siglo de Las Luces.
Ateo alemán, nació en Saint-Malo el 25 de diciembre de 1709 y muere el 11 de
noviembre de 1751 en Paris (Francia), sostiene que el fundamento de todos los
fenómenos de la naturaleza (entre ellos la conciencia), hay que buscarla en la
sustancia material, la materia posee extensión, movimiento, capacidad de sentir,
como vía de conocimiento, decía que las religiones son un engaño, que los
hombres de ciencia no la necesitan, peor lamentablemente el pueblo sí.
La única obra traducida es "el hombre maquina".
El hombre máquina desarrolla las tesis de la identidad entre funciones psíquicas y
estados corporales. A partir de ahí radicalizó la posición de Descartes que
consideraba el cuerpo vivo de los animales como máquinas, extendiendo esta
tesis también al ser humano. Por eso rechaza el dualismo cartesiano que oponía
alma y cuerpo puesto que, en base a sus observaciones médicas, La Mettrie
sustentaba que en el hombre todos los estados de lo que se ha llamado el alma
son completamente dependientes del cuerpo y correlativos a las funciones
fisiológicas de éste («el alma no puede dormir -decía-, cuando la sangre circula
demasiado deprisa»). De esta manera, en contra del dualismo cartesiano opone
un monismo materialista: lo único real es la naturaleza bajo toda la gran riqueza de
sus diversas formas.
Para poder explicar los fenómenos psíquicos correlativos a las funciones
corporales, La Mettrie rechazó el concepto pasivo de materia que sustentaba
Descartes, para quien ésta es simple extensión completamente ajena al
pensamiento. En lugar de esto, afirmó que la materia ya posee en sí misma el
principio del movimiento del que pueden surgir tanto el pensamiento como todas
las diversas formas de vida que, en última instancia, son fruto de las diversas
maneras de organización de la materia. La materia, pues, está animada, lo que le
permitía explicar las correlaciones psico-físicas sin tener que defender ninguna
forma de dualismo ni ninguna forma de paralelismo.
Crítico del cartesianismo, heredero del atomismo antiguo y de la tradición libertina
moderna, obtuvo la unánime denotación de todas las corrientes filosóficas de su
tiempo, no sólo por la radicalidad de su mecanicismo, sino también por una ética
que afirma el placer sensible como sabiduría de vida y la búsqueda de la felicidad
individual como condición de una sociedad emancipada de los terrores teológicos
y políticos.
“AFIRMA QUE EL HOMBRE NO ES MÁS QUE UNA MAQUINA QUE NO SE
PUEDE ANALIZAR SINO A TRAVÉS DE SUS ÓRGANOS CORPÓREOS,
REGIDOS POR LEYES NATURALES”.
La ética de estos principios fue trabajada en el “Discurso sobre la felicidad” y “El
arte de Gozar o La escuela de la Voluptuosidad”, donde propone que el final de la
vida se encuentra en los placeres de los sentidos, y que la virtud puede reducirse
a amor propio. El ateísmo es la única manera de asegurar la felicidad del mundo,
que ha sido hecha imposible por las guerras de los teólogos, bajo la excusa de
una vagina inexistente. Cuando la muerte llega, la “farza se acaba” (la
farceestjouée), así que tomemos el placer mientras podamos.
4.3.3. Pablo Thiry (1723 – 1789 d.c.):
4. Nacido en Edesheim, fue el prototipo del Siglo de las Luces: filósofo provisto de
una inmensa biblioteca, editor, traductor de obras filosóficas, científico, filólogo,
geólogo, químico, coleccionador de arte y de curiosidades.
Al que se conoció como «mecenas de filósofos». Mantuvo contacto con casi todos
los intelectuales enciclopedistas, entre ellos Juan Jacobo Rousseau, con el que
más tarde rompería relaciones. Tradujo diversas obras, como las de Tomás
Hobbes, y en sus propias obras escritas enarboló la bandera del anticlericalismo.
Él era un ateo, un determinista, y un materialista: el universo es un sistema
complejo de las sustancias físicas organizadas según leyes mecánicos de la
causa y del efecto, más bien que diseñadas por God (la opinión la mayor parte de
sus contemporáneos, aunque no la opinión común entre los philosophes).
Era un opositor de la monarquía absoluta, de las religiones del estado y del
privilegio feudal.
Es justo describirlo como uno de los intelectuales más radicales de su tiempo.
Él fue autor de muchos trabajos que ideas radicales tuvieron que ser publicadas
en Holanda sin su nombre en la página de título.
Su trabajo más famoso es el sistema de la naturaleza (1770). Una cuenta más
breve de su materialism ateo fue publicada en 1772: Sentido bueno (o campo
común), o ideas naturales contra las ideas de Supernatural.
Su obra fundamental es Sobre la naturaleza sobre las leyes del mundo físico y
del mundo moral (1770), obra publicada con el nombre de Jean-Baptiste de
Mirabaud y puesta en el Índice de libros prohibidos.
En ella se manifiesta materialista radical, sensista y ateo decidido, poco original,
no obstante, y muy influido por Hobbes, Locke, Condillac y La Mettrie. Atribuye a
la materia movimiento desde siempre y hasta capacidad de pensamiento, pero su
mecanicismo aparece algo mitigado respecto del de La Mettrie (admite las
«antipatías» y «simpatías» de Stahl), más cartesiano.
“PARA ESTE PENSADOR TODO SE REDUCE A MATERIA Y MOVIMIENTO”.
Según él la materia es eterna y base determinante de cualquier fenómeno.
La libertad es una ilusión, la religión una consecuencia de la ignorancia explotada
por el despotismo.
Estas citas suyas exponían claramente que consideraba a todas las doctrinas
religiosas como instrumentos del absolutismo y por lo tanto era enemigo de todas
ellas.
Escribió El cristianismo desenmascarado o Examen de los principios y de los
efectos de la religión cristiana (1767), Sistema de la naturaleza (1770) y La moral
universal (1776) a pesar de que muchas de sus primeras escrituras filosóficas
habían sido publicadas anónimamente o bien fuera del país.
Además, dice que la materia posee movimiento y hasta capacidad de
pensamiento.
Cree que el hombre es sólo un ser natural, y por lo tanto, físico, que está sometido
a las mismas leyes materiales que el resto del universo.
También cree que una voluntad libre no puede ser admitida en este universo que
se rige por la necesidad; que la sensibilidad es característica sólo de una materia
en especial (la animal) y que el alma como principio vital inmaterial no existe.
4.3.4. Claudio Adriano Helvetius (1715 – 1771 d.c.):
5. Filósofo francés, nacido en París en el año de 1715 y murió de gota en esta misma
ciudad en el año de 1771, pero era hijo de un médico holandés radicado en esa
capital.
Entonces dedicó su tiempo a la elaboración de sus obras literarias, entre ellas su
trabajo más famoso, Del espíritu, publicado en 1758 (Ensayo sobre el
pensamiento, 1807).
En esta obra, Helvetius, cuya vida personal resultaba un modelo de virtud, llevó la
teoría del hedonismo al extremo de la sensualidad egoísta.
Se defendía que el interés es el único motivo de la actividad humana.
En el "Tratado sobre el hombre: sus facultades intelectuales y su educación"
(publicado póstumamente en 1772) intentó echar por tierra las doctrinas de
Rousseau. La obra siguió el mismo camino que la anterior.
Meditó profundamente en “Ensayo sobre el entendimiento humano” de Locke, que
lo impulsó a aceptar el sensualismo como base de su concepción social y moral.
En sus escritos sostuvo que todos nuestros actos, aun los que parecen más
nobles y grandes, son sublimaciones de nuestro amor propio y por lo tanto tienen
una finalidad egoísta.
Es cierto, además, que en la sociedad se constata la desigualdad entre los
hombres, pero ella es, simplemente, para Halvetius, el resultado de diferencias de
educación.
Algunas de sus obras principales, casi todas quemadas por el verdugo por orden
del Parlamento de París, son “El verdadero sentido de la naturaleza” y en especial,
“Del espíritu”.
En su casa se reunían muchos de los enciclopedistas.
“EL HOMBRE NO ES MÁS QUE UNA MAQUINA QUE SE PONE EN
MOVIMIENTO POR LA SENSIBILIDAD”.
Afirmando que la sensibilidad física es el origen de las ideas, y juzgar y valorar
significa sentir.
En Del hombre, de sus facultades intelectuales y de su educación (1774) defiende
que el único motor humano es el amor propio, y la moral pública depende de la
legislación y las costumbres.
Critica la bondad originaria de Rousseau, y afirma que la bondad humana es
producto de una educación apropiada, que hace coincidir el interés privado con el
público.
La razón es para el iluminismo el orden al que tiende la vida, mientras el
sentimiento es una categoría espiritual irreducible a las actividades cognoscitiva y
práctica.
Los iluministas franceses esclarecieron el concepto de pasión, entendida como
emoción dominante (Pascal).
La mayor preocupación de Helvecio era aplicar el empirismo de Locke a la
educación, siendo sus teorías muy similares a las de Condillac.
Consideraba la educación como un "entrenamiento del ciudadano" que, llevándolo
rectamente se acercaría al ideal helveciano: la coincidencia del interés individual
con el colectivo. Sus obras se encuentran escritas en francés.
Cristiano no es quien habla como Cristo, sino quien vive como él.
4.3.5. Carlos de Secondet, Barón de Montesquieu (1689 – 1755 d.c.):
6. Se llamaba Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, y era por lo tanto
monárquico, pero monárquico enamorado del parlamentarismo inglés, nacido el
18 de enero de 1689 en el Castillo de la Brède, a pocos kilómetros de Burdeos,
Francia. Muere el 10 de febrero de 1755 en París a la edad de 66 años. Para este
pensador la paz y la igualdad de los hombres tienden muchas veces a olvidarse,
pero las leyes positivas señalan los deberes y los derechos de cada cual.
“SU MAYOR LOGRO FUE LA CREACIÓN DE LA DIVISIÓN DE PODERES:
EJECUTIVO, LEGISLATIVO Y JUDICIAL”.
En ella defiende, que, conservando el rey el poder ejecutivo, el legislativo
recaería en una asamblea representativa del país (como el parlamento inglés), y
el judicial, detentado por magistrados o parlamentos (en Francia, tribunales),
absolutamente independientes en sus sentencias, del rey y del Parlamento. Así
pues, es partidario de que el Estado quedara dividido y es el difusor de las ideas
parlamentarias inglesas y la fuente donde bebieron las promociones
revolucionarias.
Dos son fundamentalmente los puntos en que los diferentes autores insisten al
señalar la aportación original de Montesquieu al estudio científico de las
sociedades humanas:
Montesquieu acomete la tarea científica de describir la realidad social
según un método analítico y "positivo" que no se detiene en la pura
descripción empirista de hechos, sino que intenta organizar la multiplicidad
de datos de la realidad social en un reducido número de tipos.
Dar una "respuesta sociológica" a la aparente diversidad de los hechos
sociales, bajo el supuesto de que existe un orden o causalidad de estos
hechos susceptible de una interpretación racional.
Es considerado uno de los precursores del liberalismo y fue quien elaboró la teoría
de la separación de poderes.
Su obra de mayor repercusión es El espíritu de las leyes (1784), en la que expone
su teoría acerca de la existencia de un orden en el acontecer histórico y unas
leyes que condicionan la actuación humana. Así, los códigos legales y las
instituciones tienen una estrecha relación con condicionantes de carácter cultural
(costumbres, Religión, etcétera) y natural (clima, geografía, etcétera). Las reglas
que determinan el comportamiento de los hombres surgen y son modificadas
según los contextos históricos y culturales, los tipos de gobierno y el carácter de la
sociedad. Su ideología política advierte la existencia de tres tipos posibles de
gobierno: república, monarquía y despotismo, la menos deseada de las tres. Con
Inglaterra como modelo, postula el reparto del poder del Estado para evitar el
despotismo. Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una misión
específica y diferente, que supongan un equilibrio y contrapesen la actuación de
las demás. La división de poderes en tres (legislativo, ejecutivo y judicial), siendo
asignados según la distribución de clases existentes (nobleza, clero y burguesía)
es garantía, según Montesquieu, contra un gobierno tiránico y despótico. La
fórmula propuesta es hoy plenamente aceptada por los regímenes democráticos,
aunque de forma anacrónica y puramente ideológica, pues esta división tripartita
en clases propia del Antiguo Régimen ha desaparecido.
4.3.6. Francisco MariaArouet, Voltaire (1694 – 1778 d.c.):
7. Célebre poeta y escritor francés. Nacido en París, 21 de noviembre de 1694 y
murió el 30 de mayo de 1778), Voltairé es el seudónimo de Francisco María
Arouet.
Fue un escritor y filósofofrancés que figura como uno de los principales
representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón
humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad.
“RESPECTO AL HOMBRE LO LLEGA A CONSIDERAR COMO UN SER CON
TENDENCIA TANTO HACIA EL BIEN COMO AL MAL, SU CARACTERÍSTICA
ES SER IMPERFECTO; LIBERTAD Y PROPIEDAD SERÁN LOS DOS
ASPECTOS MÁS IMPORTANTES QUE DEFIENDE ESTE FILÓSOFO EN EL
CAMPO POLÍTICO”.
Voltaire no ve oposición entre una sociedad alienante y un individuo oprimido, idea
defendida por Jean-Jacques Rousseau, sino que cree en un sentimiento universal
e innato de la justicia, que tiene que reflejarse en las leyes de todas las
sociedades. La vida en común exige una convención, un «pacto social» para
preservar el interés de cada uno. El instinto y la razón del individuo le llevan a
respetar y promover tal pacto. El propósito de la moral es enseñarnos los
principios de esta convivencia fructífera. La labor del hombre es tomar su destino
en sus manos y mejorar su condición mediante la ciencia y la técnica, y
embellecer su vida gracias a las artes. Como se ve, su filosofía práctica prescinde
de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el reloj supone el relojero, el universo
implica la existencia de un «eterno geómetra» (Voltaire es deísta).
Sin embargo, no cree en la intervención divina en los asuntos humanos y denuncia
el providencialismo en su cuento filosófico Cándido o el optimismo (1759). Fue un
ferviente opositor de la Iglesia católica, símbolo según él de la intolerancia y de la
injusticia. Se empeña en luchar contra los errores judiciales y en ayudar a sus
víctimas. Voltaire se convierte en el modelo para la burguesía liberal y anticlerical
y en la pesadilla de los religiosos.
Voltaire ha pasado a la Historia por proporcionar el concepto de tolerancia
religiosa. Fue un incansable luchador contra la intolerancia y la superstición y
siempre defendió la convivencia pacífica entre personas de distintas creencias y
religiones.
La línea directriz de su moral: la labor del hombre es tomar en su mano su propio
destino, mejorar su condición, garantizar, embellecer su vida con la ciencia, la
industria, las artes y por una buena política de las sociedades. Así la vida no sería
posible sin una convención donde cada uno encuentra su parte. A pesar de que se
expresan por leyes particulares en cada país, la justicia, que asegura esta
convención, es universal. Todos los hombres son capaces de concebir la idea,
primero porque todos son seres más o menos razonables, luego porque son todos
capaces de comprender qué es lo inútil y útil a cada uno. La virtud, «comercio de
beneficios», es dictada a la vez por el sentimiento y por el interés. El papel de la
moral, según Voltaire, es enseñarnos los principios de esta «política» y de
acostumbrarnos a respetarlos.
Sólo aprendemos de la experiencia; todo lo que la supera sólo es hipótesis; el
campo de alguien coincide con el de lo útil y de lo comprobable.