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Capítulo 1
                                                Las
                                         apariencias
                                           engañan


                            Las dificultades residen en nuestros hábitos de
                        pensamiento más que en la naturaleza de las cosas


                                                            André Tardieu

La mejor explicación para los síntomas
psiquiátricos     no       siempre      es    psico-
lógica. Los mismos cambios mentales,
emocionales y de conducta que se
asocian con los problemas de la vida también
se        originan           a       partir       de
diversas afecciones médicas (Butler y Zeman,
2004).       Para         el      médico,       este
origen dual de los síntomas psicológicos crea
un         reto          diagnóstico         persis-
tente. ¿Está deprimido el paciente debido a
problemas        en        casa,      escuela      o
trabajo, o su depresión es un reflejo de una
alteración           en          el         organis-
mo o el cerebro mismo?
   El enmascaramiento psicológico es lo
opuesto       a      lo      psicosomático.      Así
como      los    individuos       con    problemas
psicológicos       traducen        en     ocasiones
sus alteraciones en síntomas somáticos y
solicitan     la      atención      del     médico,
las personas con trastornos médicos
simuladores acuden con frecuencia a
psicoterapeutas y asesores. Debido a que
estas           presentaciones               clínicas
confusas      son      comunes,       tales     retos
diagnósticos no pueden evitarse Y para
complicar aún más la situación, muchas veces
ocurren        en         el       contexto         de
lo que resultan ser problemas personales con
los que no tienen relación.
   En el mundo cotidiano, los límites entre lo
médico       y      lo       no     médico        son
poco precisos. Los engaños psicológicos se
revelan     a    la     vista    de     todos      los
médicos que trabajan en salud mental. Éstos
necesitan                estar              prepara-
dos para ver estos problemas como lo que
son.     Lo     necesitan        para     sí     mis-
mos como profesionales y, más importante
todavía,        para           sus        pacientes.
3 Enmascaramiento psicológico               Capítulo 1


    Esto no significa que.deben convertirse en
neurólogos               en             formación.
La detección del enmascaramiento psicológico
no        requiere       un       grado       téc-
nico elevado desde el punto de vista médico.
Integrar               un              diagnóstico
médico específico sigue siendo una tarea de los
especialistas              médicos.             El
reto de la enfermera, el asesor o el terapeuta es
llegar       a      una       sospecha        rea-
lista de organicidad, de tal manera que se pueda
realizar              una               evaluación
médica más profunda.

UNA HISTORIA EN DOS IDIOMAS

A lo largo de este libro, se contrastan las
reacciones        psicológicas         con        los
trastornos mentales orgánicos. En ocasiones, la
distinción               parece                 muy
simplista. En realidad, los problemas humanos
no       lo     son.       Es       el     lenguaje
explicativo que se usa el que es orgánico o
psicológico.        Si        el        conocimien-
to del comportamiento humano fuera completo,
podría          ser           suficiente           un
solo lenguaje que abarcara todo. Como están las
cosas,                 se                 enfrentan
diversos lenguajes parciales (o modelos) para
explicar               distintos               tipos
de disfunción humana. De manera básica, se
depende           de           dos         idiomas.
Por conveniencia, se denominan aquí Lenguaje I
y Lenguaje II.
   De carácter mecanicista, el Lenguaje I es el
medio           descriptivo          de           las
ciencias físicas y biológicas. El Lenguaje II es
más          subjetivo         y         metafórico.
Tiene     mayor     capacidad      para    expresar
experiencias       subjetivas       como       moti-
4 Enmascaramiento psicológico                  Capitulo i

    vación, significados y sentimientos. Es más
    compatible            con       las           demandas
    de las artes, las ciencias sociales y las
    interacciones         humanas.       Las        reaccio-
    nes psicológicas a los problemas de la vida se
    describen            con        más             facilidad
    con el Lenguaje II que el I. Esto las hace más
    sensibles           al        estudio           median-
    te hipótesis psicológicas que con ecuaciones
    matemáticas                o              explicaciones
    mecanicistas. La perso'ña'se deprime debido a
    que         un          ascenso           que          ha
    esperado mucho tiempo, en su empleo.’ no se
    materializa.            Este           tipo            de
    explicación sugiere ciertos remedios que no son
    biológicos:                                    encontrar
    otro empleo, resolver sus problemas con la
    autoridad        o        explorar         los       sen-
    timientos acumulados de rechazo mediante
    psicoterapia.
       Sin embargo, con otros tipos de problemas, el
    Lenguaje           II       no         es          igual-
    mente útil. Considérese el dolor abdominal que
    se        relaciona         con          la        apen-
    dicitis aguda. Es posible formular este síntoma
    en            función            de             rechazo
    infantil, pero esto tiene poca utilidad en
    comparación            con        la         explicación
    fisiológica que se expresa en el Lenguaje I y que
    señala            la           necesidad               de
    una intervención quirúrgica como tratamiento
    correctivo.            En          última             ins-
   tancia, la elección del lenguaje explicativo se debe
   determinar en funciónde cuál se ajusta mejor al
   problema que se presenta.
  Compárense las demandas de la
apendicitis aguda y del duelo. Si se
expresa en términos bioquímicos (Lenguaje I),
una        explicación       del      duelo
humano sería más bien limitada en cuanto a
Las apariencias engañan 5



las            percepciones                internas
reales que genera. No sería así con el
Lenguaje II. Su vocabulario le per-
mite describir el duelo en formas mucho más
sensibles          a         una          interven-
ción. En síntesis, cualquier problema humano
se       puede        explicar        con        tér-
minos orgánicos (Lenguaje I) o psicológicos
(Lenguaje       II).     La       elección        de
la forma en que se conceptualiza un problema
debe           basarse            en            cuál
de estos lenguajes aporta soluciones más
productivas.      Este     libro      se     centra
en síntomas que —si bien suelen explicarse
mejor        desde           la        perspectiva
psicológica— en ocasiones demandan una
explicación        biológica.        La        inca-
pacidad para aplicar el lenguaje explicativo
apropiado        a       estas         condiciones
simuladoras prepara el escenario para tratar
un       tumor       cerebral        como         un
trastorno de la personalidad, a la enfermedad
tiroidea        como           un         trastorno
de ansiedad, o una convulsión como psicosis.
Analícese el siguiente caso:
   Después de siete meses de Lloriqueos inexplicables y de percibir voces, una niña de 14
   años, la menor de tres hermanas, fue referida a un paidopsiquiatra para el tratamiento
   de su “psicosis”. La paciente no había tenido problemas psiquiátricos
   previos, pero contaba con antecedentes familiares de depre-
   sión y psicosis.
        A pesar de la historia de meses de lloriqueos, la evaluación psiquiá-
   trica no pudo demostrar evidencia de depresión. Aunque la paciente no
   tenía idea de qué la hacía llorar con tanta frecuencia, su estado de
   ánimo parecía normal. En cuanto a las denominadas voces, se descubrió
   •'que más bien correspondían a ruidos ululantes o susurros que a alucina-
   ciones auditivas. Por otra parte, la.niña explicó que sólo se {presentaban
   cuando se levantaba en forma abrupta o hacía movimientos rápides.
   Cuando estaba en reposo, desaparecían (negó haber oído voces en algu-
   na ocasión). Junto con estos sonidos extraños experimentaba vértigo, ais-
nea y palpitaciones. Al realizar ejercicio físico desarrollaba disnea con
  rapidez, y la mayor parte del tiempo se sentía aletargada. (Field, 2005.)
      6 Enmascaramiento psicológico                                       Capitulo i



Se hizo evidente que esta niña rio tenía una
psicosis. Su problema real era
una anemia grave, que derivaba de una
combinación de sangrados mens-
     truales abundantes y dieta inadecuada. Su
     médico       integró    la      hipótesis     de
     que los sonidos se debían a la alteración
     hemodinámica         y      a      la     hipoxia
     cerebral (oxigenación deficiente).
      ENMASCARAMIENTO PSICOLÓGICO:
      ¿QUÉ TAN COMÚN ES?

      Al pasar de los años, diversos investigadores
      han         analizado           la       frecuencia
      de enmascaramiento psicológico. Uno de los
      primeros              estudios              contem-
      pló a 395 pacientes con alguna enfermedad
      neurológica              bien             documen-
      tada. El investigador formuló la pregunta
      siguiente:        ¿cuántos           de        estos
      casos se confundieron al inicio con reacciones
      psicológicas?               Para             obtener
      la respuesta condujeron una revisión intensiva
      de       los       registros        médicos         y
      descubrieron que 13% de esos pacientes había
      sido               diagnosticado                   en
      forma errónea. Los diagnósticos erróneos
      incluían          histeria,           esquizofrenia,
      hipocondriasis,      personalidad       psicopática,
      neurosis                      obsesivo-compulsiva,
      ansiedad y somatización. En promedio, estos
      diagnósticos          falsos         se         habí-
      an mantenido durante cuatro años. En un
      momento         u         otro,      todos        los
      pacientes recibieron psicoterapia por síntomas
      cuyo                origen               finalmente
      era neurológico se (Tissenbaum, 1951).
         Otro esfuerzo pionero fue la revisión de 658
      casos                consecutivos                  de
      pacientes psiquiátricos ambulatorios para
      detectar        evidencia          de        trastor-
      nos     médicos      causantes      de     síntomas
      psiquiátricos.      Aunque         todos       estos
Las apariencias engañan 7




pacientes solicitaron primero atención, por lo
que                consideraban                  eran
problemas psicológicos, 9% tuvo una causa
orgánica.             Los             investigadores
concluyeron: "Los síntomas psiquiátricos son
inespecíficos                y                ocurren
con frecuencia tanto en la enfermedad médica
como            en          la           psiquiátrica”
(Hall, 1978).
   Un decenio después, Lorrin Koran, del
Department        of      Psychiatry        de       la
Stanford University, y sus colegas utilizaron una
unidad           móvil           de           evalua-
ción para examinar á 529 pacientes
provenientes         del       sistema        público
estatal para atención de salud mental (Koran,
1989).         En        173         casos          se
encontraron condiciones orgánicas subyacentes
que         causaban             o         exacerba-
ban     de     mahera     significativa     síntomas
psiquiátricos. En su informe de tales
hallazgos, los investigadores resumieron su
estudio       y      nueve        adicionales,        y
concluyeron que la ocurrencia promedio de
enmascaramiento,                           psicológi-
co era de 19%.
   En fecha más reciente, el equipo de Koran
estudió          289          ingresos           con-
secutivos a un hospital psiquiátrico publico
(Koran,        2002).      Con          base        en




evaluaciones médicas extensas, se encontraron
trastornos            médicos              no
diagnosticados en 8% de los pacientes. Se
determinó             que         en       3.5%        de       los
    casos          esas          afecciones         causaban          o
8 Enmascaramiento psicológicosíntomas
    exacerbaban .                            psiquiátricos. Una    Capítulo 1 )
    explicación posible de este bajo porcentaje (en
    comparación                          con                 estudios
    previos) es la dificultad para detectar afecciones
    engañosas                     que              se             rela-
    cionan con drogas, alcohol y efectos colaterales
    de              medicamentos                   (en            este
    informe no hubo evidencia de que se realizaran
    perfiles                        para                   detección
    de drogas, y no se informaron casos de
    alcoholismo               ni       adicción        a      drogas
    en la lista de condiciones físicas activas y de
    relevancia).                  A           esta           conjetu-
    ra la apoya un estudio independiente que se
    detalla                  en              el             American
    Journal of Emergency Medicine, en el que se
    ingresó             de          forma         equívoca            a
    64 pacientes con afecciones médicas de
    urgencia              a         unidades          psiquiátricas.
    Más de la mitad de los casos resultó derivar de
    intoxicación                   con            drogas              o
    alcohol, abstinencia o reacciones adversas por
    uso               de              fármacos              (Reeves,
    2000). Como se señala más adelante, el alcohol
    y              las               drogas              (incluyendo
    los fármacos prescritos o de venta sin receta)
    siempre                       son                 sospechosos
    cuando se trata de un enmascaramiento
    psicológico.
       De forma tradicional, ciertos síntomas que se
 caracterizan                             en                    forma
 típica como psicológicos requieren un estudio
 singularmente                                              estrecho.
 Considérese la impotencia sexual. Un estudio
 publicado                 en           el        Journal            of
 the American Medical Association mostró que
 cerca           de           75%          de        105         hom-
 bres evaluados por impotencia sexual tenía
 trastornos                 físicos           como             causa.
 En los primeros lugares de la lista se encontraron
 diabetes                           mellitus,                     des-
 equilibrio de hormonas sexuales y diversas
 adicciones                   (Spark,            1980).             De
  los 34 hombres que tenían problemas
 hormonales                y       aceptaron          la      terapia
  hormonal para sustitución, 33 recuperaron la
 potencia                         sexual.                    Anterior-
mente, 14 de estos hombres habían sido
sometidos        sin      éxito        a        psicotera-
 pia para resolver el- problema. Un estudio más
reciente           analizó           de             forma
 más específica la impotencia “de la luna de miel”.
Incluso           en            estosapariencias casos,
 32.3% de 90 pacientes tuvo una base engañan 9
                                   Las
                                                 orgánica
demostrable mediante
 estudiqs fisiológicos (Usta, 2001).
 Estos y otros estudios aportan evidencia de peso
de que el enmasca-
ramiento psicológico de ninguna manera es raro.
En forma conservadora,
 se puede asumir que entre los pacientes
psiquiátricos            ambulatorios                entre
 5 y 10% sufre alguna.afección física
desencadenante         (Hall,    1990).        La     cifra
se incrementa en ciertos ámbitos, como servicios
de         urgencia          y         salas           psi-
 quiátricas para hospitalización. De forma
semejante,        es       mayor         en         pobla-
ciónes con riesgo alto, como los ancianos, y para
ciertas              categorías                  diagnós-
 ticas, como histeria, abuso de sustancias y
primeros              episodios                psicóticos.
10 Enmascaramiento psicológico .                                       Capítulo 1
)
   Estos hallazgos no cambian el hecho
básico     siguiente:    la    mayor  parte
de los casos en que se presentan síntomas
mentales        o      emocionales    tiene
una explicación psicosocial apropiada. No
obstante,       sugieren       que   todos
los profesionales en salud mental deben
esperar        encontrarse       con     un
número significativo de enmascaramientos
psicológicos durante su carrera.

FORMAS EN QUE NO SE DEBE DETECTAR
EL ENMASCARAMIENTO PSICOLÓGICO
Una estrategia útil para la evaluación de la
salud      mental       comienza      con     el
supuesto inicial siguiente: los trastornos
mentales      orgánicos      y   las    reaccio-
nes psicológicas no se pueden distinguir con
base       en      los     síntomas      menta-
les y emocionales mismos. Sólo el contexto
más         amplio       —antecedentes         y
observaciones clínicas adicionales— permite
obtener       una       base      más       ade-
cuada para detectar un enmascaramiento
psicológico.            La          incapacidad
para mirar más allá de los síntomas de
presentación,       con     frecuencia     drás-
ticos, alista el terreno para un diagnóstico
erróneo.
     Sin      antecedentes psiquiátricos previos, un joven un poco mayor de 20
     años comenzó a actuar de forma extraña. Durante un periodo de tres me-
     ses, expresó cada vez más ideas extrañas y en ocasiones parecía actuar
     en respuesta a eventos imaginarios. De igual forma, sin congruencia con
     su carácter, comenzó a hablar de'forma ofensiva. Comentó a descuidar su
     higiene personal y su trabajo se afectó debido a su incapacidad para con-
     centrarse y por tener dificultad para leer. Los informes de sw patrón suge-
     rían que tenía problemas para recordar las cosas. El paciente no tenia
antecedentes de uso de drogas y no había factores apariencias engañan 11
                                                      Las
                                                          estresantes importan-
tes en su vida. ■
    Buscó ayuda. Cuando se le evaluó desde el punto de vista médico, se
le detectó marcha inestable, y su atención, juicio y memoria tenían
merma intensa. La historia detallada reveló que con frecuencia
pagaba
dinero para .tener relaciones sexuales. La neuroimagenología cerebral
mostró atrofia cortical y cerébélar difusas. Cuando se obtuvo un resul-
tado-positivo en la serología para virus de inmunodeficiencia Huma-
na (VIH), se integró el diagnóstico de complejo de síndrome de inmu-
nodeficiencia aguda (SIDA) y demencia. (Chacko, 2004.)
12 Enmascaramiento psicológico .                   Capítulo 1
)
       Si se hubiera referido a este hombre para una
    evaluación                  de                  salud
    mental, seguramente habría sido fácil centrarse sobre
    todo             en              sus            sínto-
    mas psicóticos y sus cambios de personalidad. Sin
    embargo,                  había                  otras
    observaciones por hacer —problemas cognitivos y
    equilibrio               deficiente.                La
    atención de estos otros hallazgos era lo que se
    necesitaba          para           integrar          el
    caso de organicidad potencial.

    VEMOS LO QUE BUSCAMOS

  La distinción entre trastornos orgánicos y psicológicos
  se               dificulta                por            la
  existencia de patrones fijos de percepción. En gran
  medida,                       se                   percibe
  aquello que se busca. La gente que pasa la mayor
  parte        de          su         vida      en        un
  sitio con nieve aprende a distinguir muchos tipos de
  nieve,                      mientras                   que
  un visitante de una zona tropical tiene dificultad para
  reconocer                        más                    de
  una variedad. De manera similar, los clínicos en salud
  mental                                         desarrollan
  algunas explicaciones predilectas. Ayudan a organizar
  la                                            información,
  pero también limitan las observaciones clínicas. Si se
  lleva             muy                 lejos,          esta
  tendencia hace ver casos de ira contenida, narcisismo
  primario               o               abuso            en
  todos lados, e ignorar otras claves importantes. Las
  hipótesis                    clínicas                favo-
  ritas tienen una función valiosa, pero también pueden
  crear puntos ciegos.
      En su historia titulada The invisible man, el escritor
de               novelas                  de            mis-
terio G. K. Chesterton hace que uno de sus personajes
asigne                         a                      cuatro
hombres para mantener vigilada la casa de una víctima
potencial                         de                    ase-
sinato (Chesterton, 1972). A pesar de estas
precauciones,              el          asesino         entra
a la casa sin ser visto y lleva a cabo su plan homicida.
Ninguno                 de                los           cua-
tro observadores ve a alguien sospechoso entrar y salir.
Al               desenlace               Las apariencias engañan 13 la
                                           de
historia, el cartero resulta ser el asesino. Logra hacerse
invisible                      debido                                a
que los observadores estaban demasiado ocupados
buscando                a             un                    asesino
para detectar ál hombre que llevaba el correo.
     Las situaciones clínicas —el tipo característico de
población,                       la                            pers-
pectiva de consenso de los médicos que trabajan juntos,
las                                               explicaciones
más recientes— modelan un contexto poderoso capaz
de                       distorsionar                              las
 observaciones y evitar que se detecten hallazgos
inesperados.                     Este                         efecto
s se ilustra de manera drástica en un estudio ahora
famoso que incluyó aocho seudopacientes que
ingresaron a 1 de 12 instituciones para trata-
miento mental (Rosenhan, 1973). Los ocho individuos
que                        se                           ofrecieron
 de forma voluntaria eran un estudiante graduado, un
ama            de            casa,            un                  pin-
Enmascaramiento psicológico                -( Capitulo 1
tor, tres psicólogos, un psiquiatra y un pediatra, ninguno
de                         los                           cuales
tenía antecedentes de trastornos psiquiátricos. Cada
uno            de            ellos            se           pre-
sentó a una institución y refirió lo siguiente: "He estado
oyendo                                                   voces.
Parecen vacuas, apagadas y sordas". No dieron sus
nombres                      verdaderos                        ni
ocupaciones; en otros sentidos, los ocho refirieron de
manera                         veraz                        sus
vidas. Aun así, a todos se les ingresó y sólo a uno no se
le              integró               el              diagnós-
tico de esquizofrenia.
   El protocolo de investigación prohibió que estos
individuos                                            expresa-
ran otras molestias ficticias tras su ingreso; de hecho,
se                les                solicitó               que
refirieran sus síntomas como pasados. Esto tuvo poco
impacto                         sobre                          el
tiempo de hospitalización. Como grupo, fueron
retenidos                     por                     periodos
que variaron desde 7 hasta 52 días, con un promedio
de                 19.                Durante                  el
curso de sus diversas hospitalizaciones, recibieron de
forma colectiva
2 100 pastillas, que en su mayor parte lograron
desechar              sin           ser            detectados.
Al egreso, todos recibieron el diagnóstico de
esquizofrenia en remisión.
   La conclusión más significativa de este estudio se
hizo                                                  evidente
durante las entrevistas para seguimiento. El personal
profesional                         y                        los
pacientes fueron interrogados sobre sospechas
relativas             a            las             identidades
reales de los seudopacientes. Mientras que ninguno de
los                                              profesionales
sospechaba, varios pacientes habían adivinado que no
se                         trataba                            de
pacientes reales. ¿Por qué? Porque les observaban
haciendo                        cosas                       que
otros pacientes no hacen. El diseñador de este estudio
concluyó:                        "El                       hos-
pital mismo impone un medio ambiente especial en el
que                       los                         significa-
Las apariencias engañan 15




dos de la conducta se pueden interpretar erróneamente
con                                           facilidad”
(Rosenhan, 1973).
   Los    enmascaramientos      psicológicos   no     se
distribuyen          de           manera            dife-
rencial. Pueden afectar a cualquier persona.
  A finales de 1930, George Gerskwin, el gran
  compositor                            estadouniden-
  .se, sufrió ataques de fatiga y cefaleas pulsátiles.
  Sus            amigos           lo          detecta-
  ron con ánimo cambiante, y critico de otros.
  Después         de      sus       primeros       éxi-
  tos musicales, hizo una película en Hollywood:
  Shall         We        Dance.        Fue         un
  bombazo. Además, Gershuiin y su hermano, Ira,
  habían                acordado                traba-
  . jar en el proyecto preferido de Samuel Golduiyn,
  The Goldwyn Follies,
  • una extravagante musical de 3 h. A Gershwin no
  le          agradaba             el           proyec-
  to y detestaba tener que atender los caprichos de
  su                 productor                 volunta-
  . rioso. Más o menos al mismo tiempo, Gershwin
  se            enamoró               de            una
  mujer mucho más joven y comenzó a pensar en
  casarse.                Todo                constituía
  una tensión significativa. Sus amigos pensaban,
  igual        que           él,        que         sus
  cefaleas y cambios de humor eran resultado de
  una         vida         que         se         había
  vuelto un tanto frenética.
    Sin embargo, cuando sus síntomas empeoraron
  de                 manera                 progresiva,
  Gershwin acudió al Cedars of Lebanon Hospital,
  en            Los              Angeles.            Un
  batallón de especialistas le sometió a estudios
  médicos           intensivos,          pero          a
  pesar de esta evaluación exhaustiva, se le dio de
  alta       26         días        después         con
  la observación: “más probablemente histeria".
16 Enmascaramiento psicológico .                   Capítulo 1
)
      En casa, Gershwin se deterioró. La luz comenzó
    a                  molestarle                 (fotofo-
    bia) y se volvió inestable al estar de pie. Aun así,
    sus           amigos             y         conocidos
    seguían creyendo que era la imaginación de
    Gershwin.            Cuando           se         cayó
    en una ocasión, se oyó que una compañera dijo:
    “Déjenlo             ahí.           Todo            lo
    que quiere es llamar la atención”. Su hermano
    seguía           refiriéndose          al         pro-
    blema de Gershwin como un “trastorno nervioso”.
      Finalmente no hubo duda de que algo más
    pasaba.                 Gershwin             reingre-
    só al hospital y pocos días después entró en coma.
    Una                   radiografía               reve-
    ló una masa que comprimía el ventrículo del
    hemisferio cerebral derecho.
    En la cirugía hubo cierta sensación de alivio al
    creerse         que         el       tumor         era
    un quiste cerebral benigno, pero se esfumó con
    rapidez           cuando           se         descu-
    brió más abajo un glioblastoma de malignidad alta
    inoperable.
    Gershwin murió al día siguiente, a los 39 años.
    (Jablonski, 1987)
   La sofisticación, creciente de la sociedad respecto a
las                     reacciones                     psi-
cosomáticas define de forma irónica un escenario que
facilita                    ignorar                      el
enmascaramiento psicológico. Se ha hecho demasiado
sencillo                                           explicar
cualquier molestia con la frase "sólo está en su cabeza".
La                clave             para               evi-
tar tales errores recae en mantener un pensamiento
clínico                   con                   porosidad
suficiente para registrar claves inesperadas y
reveladoras                  de                 trastornos
mentales orgánicos. Es necesario que se mire más allá
de               lo             evidente              para
Las apariencias engañan 17




ver lo oculto. Dado que los síntomas psiquiátricos
suelen                                       explicarse
mejor desde la perspectiva psicológica, se corre un
riesgo                    continuo                   de
caer en la insensibilidad respecto a estos pacientes. El
objetivo                                      primordial
de este libro es hacer que el lector tenga menos
susceptibilidad a ello.

RESUMEN

En el capítulo 2 se analiza la integración del
sistema         nervioso         con         énfasis
en las bases estructurales de los trastornos
mentales         orgánicos.         El       capítu-
lo 3 presenta los conceptos clínicos erróneos
que          crean          puntos            ciegos
para el médico. Los lincamientos básicos se
incluyen      en     los      capítulos      4     y
5, en los que el síndrome cerebral sirve como
punto        de      partida        para        ana-
lizar las claves clínicas para detectar un
enmascaramiento.          El        capítulo       6
presenta una estrategia de aproximación
práctica      para      organizar       la      bús-
queda clínica de un enmascaramiento
psicológico,     junto     con      siete      casos
de prueba. En el capítulo 7 se revisan cuatro
enmascaramientos.                              Estos
cuatro     trastornos     médicos        —tumores
cerebrales,        convulsiones,          alteracio-
nes endocrinas e infecciones cerebrales —
dan      origen        con       frecuencia        a
enmascaramiento psicológico. El capítulo 8
evalúa           los           enmascaramientos
inducidos por drogas (que incluyen los
ocasionados        por      tratamientos         mé-
dicos y alternativos). Las sustancias químicas
que         ingresan          al        organismo
son la causa número uno de trastornos
mentales        orgánicos.       La      somatiza-
18 Enmascaramiento psicológico .                 Capítulo 1
)
ción se analiza en el Capítulo 9 como una vía
para     alertar     a    los      lectores     en
cuanto a hallazgos que no coinciden con una
explicación                       psicosomática.
Cuando se aplica de manera laxa, la hipótesis
clínica      de      que       los       síntomas
físicos reflejan un conflicto psicológico tiene
consecuencias              trágicas.            El
capítulo 10 se enfoca en el enmascaramiento
psicológico         en        ancianos,          y
el capítulo 11, en jóvenes. El último capítulo
está          constituido           por         un
resumen breve de los puntos principales del
libro    y     una      sección       de     auto-
evaluación que contiene 15 casos clínicos.
   Por último, se incluye una bibliografía
comentada              con             referencias
seleccionadas relevantes para la detección
clínica          de          enmascaramientos
psicológicos.

(Referencias
 Butler, Cv&. Zeman, A. (2004). Neurological syndromes
                                 which can be mistaken for
             psychiatric conditions. Journal of Neurology,
                 Neurosurgery, and Psychiatry, 76,31-33.
    Chacko, S., Sudarsanam, T., &. Tomas, K. (2004). A
                        young man with organic psychosis.
   Journal of Postgraduate Medicine, 50, 70-72.
Chesterton, C. K. (1972). The invisible man. In Selected
stories London: Kingsley Amis.
Field, A., & Cottrell, D. (2005). Postural hallucinations?
An unusunal presentation of
anaemia. Archives of Diseases of Qhiidren, 90, 1192-
1193.

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Capítulo 1 las apariencias engañan

  • 1. Capítulo 1 Las apariencias engañan Las dificultades residen en nuestros hábitos de pensamiento más que en la naturaleza de las cosas André Tardieu La mejor explicación para los síntomas psiquiátricos no siempre es psico- lógica. Los mismos cambios mentales, emocionales y de conducta que se asocian con los problemas de la vida también se originan a partir de diversas afecciones médicas (Butler y Zeman, 2004). Para el médico, este origen dual de los síntomas psicológicos crea un reto diagnóstico persis- tente. ¿Está deprimido el paciente debido a problemas en casa, escuela o trabajo, o su depresión es un reflejo de una alteración en el organis- mo o el cerebro mismo? El enmascaramiento psicológico es lo opuesto a lo psicosomático. Así como los individuos con problemas psicológicos traducen en ocasiones sus alteraciones en síntomas somáticos y solicitan la atención del médico,
  • 2. las personas con trastornos médicos simuladores acuden con frecuencia a psicoterapeutas y asesores. Debido a que estas presentaciones clínicas confusas son comunes, tales retos diagnósticos no pueden evitarse Y para complicar aún más la situación, muchas veces ocurren en el contexto de lo que resultan ser problemas personales con los que no tienen relación. En el mundo cotidiano, los límites entre lo médico y lo no médico son poco precisos. Los engaños psicológicos se revelan a la vista de todos los médicos que trabajan en salud mental. Éstos necesitan estar prepara- dos para ver estos problemas como lo que son. Lo necesitan para sí mis- mos como profesionales y, más importante todavía, para sus pacientes.
  • 3. 3 Enmascaramiento psicológico Capítulo 1 Esto no significa que.deben convertirse en neurólogos en formación. La detección del enmascaramiento psicológico no requiere un grado téc- nico elevado desde el punto de vista médico. Integrar un diagnóstico médico específico sigue siendo una tarea de los especialistas médicos. El reto de la enfermera, el asesor o el terapeuta es llegar a una sospecha rea- lista de organicidad, de tal manera que se pueda realizar una evaluación médica más profunda. UNA HISTORIA EN DOS IDIOMAS A lo largo de este libro, se contrastan las reacciones psicológicas con los trastornos mentales orgánicos. En ocasiones, la distinción parece muy simplista. En realidad, los problemas humanos no lo son. Es el lenguaje explicativo que se usa el que es orgánico o psicológico. Si el conocimien- to del comportamiento humano fuera completo, podría ser suficiente un solo lenguaje que abarcara todo. Como están las cosas, se enfrentan diversos lenguajes parciales (o modelos) para explicar distintos tipos de disfunción humana. De manera básica, se depende de dos idiomas. Por conveniencia, se denominan aquí Lenguaje I y Lenguaje II. De carácter mecanicista, el Lenguaje I es el medio descriptivo de las ciencias físicas y biológicas. El Lenguaje II es más subjetivo y metafórico. Tiene mayor capacidad para expresar experiencias subjetivas como moti-
  • 4. 4 Enmascaramiento psicológico Capitulo i vación, significados y sentimientos. Es más compatible con las demandas de las artes, las ciencias sociales y las interacciones humanas. Las reaccio- nes psicológicas a los problemas de la vida se describen con más facilidad con el Lenguaje II que el I. Esto las hace más sensibles al estudio median- te hipótesis psicológicas que con ecuaciones matemáticas o explicaciones mecanicistas. La perso'ña'se deprime debido a que un ascenso que ha esperado mucho tiempo, en su empleo.’ no se materializa. Este tipo de explicación sugiere ciertos remedios que no son biológicos: encontrar otro empleo, resolver sus problemas con la autoridad o explorar los sen- timientos acumulados de rechazo mediante psicoterapia. Sin embargo, con otros tipos de problemas, el Lenguaje II no es igual- mente útil. Considérese el dolor abdominal que se relaciona con la apen- dicitis aguda. Es posible formular este síntoma en función de rechazo infantil, pero esto tiene poca utilidad en comparación con la explicación fisiológica que se expresa en el Lenguaje I y que señala la necesidad de una intervención quirúrgica como tratamiento correctivo. En última ins- tancia, la elección del lenguaje explicativo se debe determinar en funciónde cuál se ajusta mejor al problema que se presenta. Compárense las demandas de la apendicitis aguda y del duelo. Si se expresa en términos bioquímicos (Lenguaje I), una explicación del duelo humano sería más bien limitada en cuanto a
  • 5. Las apariencias engañan 5 las percepciones internas reales que genera. No sería así con el Lenguaje II. Su vocabulario le per- mite describir el duelo en formas mucho más sensibles a una interven- ción. En síntesis, cualquier problema humano se puede explicar con tér- minos orgánicos (Lenguaje I) o psicológicos (Lenguaje II). La elección de la forma en que se conceptualiza un problema debe basarse en cuál de estos lenguajes aporta soluciones más productivas. Este libro se centra en síntomas que —si bien suelen explicarse mejor desde la perspectiva psicológica— en ocasiones demandan una explicación biológica. La inca- pacidad para aplicar el lenguaje explicativo apropiado a estas condiciones simuladoras prepara el escenario para tratar un tumor cerebral como un trastorno de la personalidad, a la enfermedad tiroidea como un trastorno de ansiedad, o una convulsión como psicosis. Analícese el siguiente caso: Después de siete meses de Lloriqueos inexplicables y de percibir voces, una niña de 14 años, la menor de tres hermanas, fue referida a un paidopsiquiatra para el tratamiento de su “psicosis”. La paciente no había tenido problemas psiquiátricos previos, pero contaba con antecedentes familiares de depre- sión y psicosis. A pesar de la historia de meses de lloriqueos, la evaluación psiquiá- trica no pudo demostrar evidencia de depresión. Aunque la paciente no tenía idea de qué la hacía llorar con tanta frecuencia, su estado de ánimo parecía normal. En cuanto a las denominadas voces, se descubrió •'que más bien correspondían a ruidos ululantes o susurros que a alucina- ciones auditivas. Por otra parte, la.niña explicó que sólo se {presentaban cuando se levantaba en forma abrupta o hacía movimientos rápides. Cuando estaba en reposo, desaparecían (negó haber oído voces en algu- na ocasión). Junto con estos sonidos extraños experimentaba vértigo, ais-
  • 6. nea y palpitaciones. Al realizar ejercicio físico desarrollaba disnea con rapidez, y la mayor parte del tiempo se sentía aletargada. (Field, 2005.) 6 Enmascaramiento psicológico Capitulo i Se hizo evidente que esta niña rio tenía una psicosis. Su problema real era una anemia grave, que derivaba de una combinación de sangrados mens- truales abundantes y dieta inadecuada. Su médico integró la hipótesis de que los sonidos se debían a la alteración hemodinámica y a la hipoxia cerebral (oxigenación deficiente). ENMASCARAMIENTO PSICOLÓGICO: ¿QUÉ TAN COMÚN ES? Al pasar de los años, diversos investigadores han analizado la frecuencia de enmascaramiento psicológico. Uno de los primeros estudios contem- pló a 395 pacientes con alguna enfermedad neurológica bien documen- tada. El investigador formuló la pregunta siguiente: ¿cuántos de estos casos se confundieron al inicio con reacciones psicológicas? Para obtener la respuesta condujeron una revisión intensiva de los registros médicos y descubrieron que 13% de esos pacientes había sido diagnosticado en forma errónea. Los diagnósticos erróneos incluían histeria, esquizofrenia, hipocondriasis, personalidad psicopática, neurosis obsesivo-compulsiva, ansiedad y somatización. En promedio, estos diagnósticos falsos se habí- an mantenido durante cuatro años. En un momento u otro, todos los pacientes recibieron psicoterapia por síntomas cuyo origen finalmente era neurológico se (Tissenbaum, 1951). Otro esfuerzo pionero fue la revisión de 658 casos consecutivos de pacientes psiquiátricos ambulatorios para detectar evidencia de trastor- nos médicos causantes de síntomas psiquiátricos. Aunque todos estos
  • 7. Las apariencias engañan 7 pacientes solicitaron primero atención, por lo que consideraban eran problemas psicológicos, 9% tuvo una causa orgánica. Los investigadores concluyeron: "Los síntomas psiquiátricos son inespecíficos y ocurren con frecuencia tanto en la enfermedad médica como en la psiquiátrica” (Hall, 1978). Un decenio después, Lorrin Koran, del Department of Psychiatry de la Stanford University, y sus colegas utilizaron una unidad móvil de evalua- ción para examinar á 529 pacientes provenientes del sistema público estatal para atención de salud mental (Koran, 1989). En 173 casos se encontraron condiciones orgánicas subyacentes que causaban o exacerba- ban de mahera significativa síntomas psiquiátricos. En su informe de tales hallazgos, los investigadores resumieron su estudio y nueve adicionales, y concluyeron que la ocurrencia promedio de enmascaramiento, psicológi- co era de 19%. En fecha más reciente, el equipo de Koran estudió 289 ingresos con- secutivos a un hospital psiquiátrico publico (Koran, 2002). Con base en evaluaciones médicas extensas, se encontraron trastornos médicos no diagnosticados en 8% de los pacientes. Se
  • 8. determinó que en 3.5% de los casos esas afecciones causaban o 8 Enmascaramiento psicológicosíntomas exacerbaban . psiquiátricos. Una Capítulo 1 ) explicación posible de este bajo porcentaje (en comparación con estudios previos) es la dificultad para detectar afecciones engañosas que se rela- cionan con drogas, alcohol y efectos colaterales de medicamentos (en este informe no hubo evidencia de que se realizaran perfiles para detección de drogas, y no se informaron casos de alcoholismo ni adicción a drogas en la lista de condiciones físicas activas y de relevancia). A esta conjetu- ra la apoya un estudio independiente que se detalla en el American Journal of Emergency Medicine, en el que se ingresó de forma equívoca a 64 pacientes con afecciones médicas de urgencia a unidades psiquiátricas. Más de la mitad de los casos resultó derivar de intoxicación con drogas o alcohol, abstinencia o reacciones adversas por uso de fármacos (Reeves, 2000). Como se señala más adelante, el alcohol y las drogas (incluyendo los fármacos prescritos o de venta sin receta) siempre son sospechosos cuando se trata de un enmascaramiento psicológico. De forma tradicional, ciertos síntomas que se caracterizan en forma típica como psicológicos requieren un estudio singularmente estrecho. Considérese la impotencia sexual. Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association mostró que cerca de 75% de 105 hom- bres evaluados por impotencia sexual tenía trastornos físicos como causa. En los primeros lugares de la lista se encontraron diabetes mellitus, des- equilibrio de hormonas sexuales y diversas adicciones (Spark, 1980). De los 34 hombres que tenían problemas hormonales y aceptaron la terapia hormonal para sustitución, 33 recuperaron la potencia sexual. Anterior-
  • 9. mente, 14 de estos hombres habían sido sometidos sin éxito a psicotera- pia para resolver el- problema. Un estudio más reciente analizó de forma más específica la impotencia “de la luna de miel”. Incluso en estosapariencias casos, 32.3% de 90 pacientes tuvo una base engañan 9 Las orgánica demostrable mediante estudiqs fisiológicos (Usta, 2001). Estos y otros estudios aportan evidencia de peso de que el enmasca- ramiento psicológico de ninguna manera es raro. En forma conservadora, se puede asumir que entre los pacientes psiquiátricos ambulatorios entre 5 y 10% sufre alguna.afección física desencadenante (Hall, 1990). La cifra se incrementa en ciertos ámbitos, como servicios de urgencia y salas psi- quiátricas para hospitalización. De forma semejante, es mayor en pobla- ciónes con riesgo alto, como los ancianos, y para ciertas categorías diagnós- ticas, como histeria, abuso de sustancias y primeros episodios psicóticos.
  • 10. 10 Enmascaramiento psicológico . Capítulo 1 ) Estos hallazgos no cambian el hecho básico siguiente: la mayor parte de los casos en que se presentan síntomas mentales o emocionales tiene una explicación psicosocial apropiada. No obstante, sugieren que todos los profesionales en salud mental deben esperar encontrarse con un número significativo de enmascaramientos psicológicos durante su carrera. FORMAS EN QUE NO SE DEBE DETECTAR EL ENMASCARAMIENTO PSICOLÓGICO Una estrategia útil para la evaluación de la salud mental comienza con el supuesto inicial siguiente: los trastornos mentales orgánicos y las reaccio- nes psicológicas no se pueden distinguir con base en los síntomas menta- les y emocionales mismos. Sólo el contexto más amplio —antecedentes y observaciones clínicas adicionales— permite obtener una base más ade- cuada para detectar un enmascaramiento psicológico. La incapacidad para mirar más allá de los síntomas de presentación, con frecuencia drás- ticos, alista el terreno para un diagnóstico erróneo. Sin antecedentes psiquiátricos previos, un joven un poco mayor de 20 años comenzó a actuar de forma extraña. Durante un periodo de tres me- ses, expresó cada vez más ideas extrañas y en ocasiones parecía actuar en respuesta a eventos imaginarios. De igual forma, sin congruencia con su carácter, comenzó a hablar de'forma ofensiva. Comentó a descuidar su higiene personal y su trabajo se afectó debido a su incapacidad para con- centrarse y por tener dificultad para leer. Los informes de sw patrón suge- rían que tenía problemas para recordar las cosas. El paciente no tenia
  • 11. antecedentes de uso de drogas y no había factores apariencias engañan 11 Las estresantes importan- tes en su vida. ■ Buscó ayuda. Cuando se le evaluó desde el punto de vista médico, se le detectó marcha inestable, y su atención, juicio y memoria tenían merma intensa. La historia detallada reveló que con frecuencia pagaba dinero para .tener relaciones sexuales. La neuroimagenología cerebral mostró atrofia cortical y cerébélar difusas. Cuando se obtuvo un resul- tado-positivo en la serología para virus de inmunodeficiencia Huma- na (VIH), se integró el diagnóstico de complejo de síndrome de inmu- nodeficiencia aguda (SIDA) y demencia. (Chacko, 2004.)
  • 12. 12 Enmascaramiento psicológico . Capítulo 1 ) Si se hubiera referido a este hombre para una evaluación de salud mental, seguramente habría sido fácil centrarse sobre todo en sus sínto- mas psicóticos y sus cambios de personalidad. Sin embargo, había otras observaciones por hacer —problemas cognitivos y equilibrio deficiente. La atención de estos otros hallazgos era lo que se necesitaba para integrar el caso de organicidad potencial. VEMOS LO QUE BUSCAMOS La distinción entre trastornos orgánicos y psicológicos se dificulta por la existencia de patrones fijos de percepción. En gran medida, se percibe aquello que se busca. La gente que pasa la mayor parte de su vida en un sitio con nieve aprende a distinguir muchos tipos de nieve, mientras que un visitante de una zona tropical tiene dificultad para reconocer más de una variedad. De manera similar, los clínicos en salud mental desarrollan algunas explicaciones predilectas. Ayudan a organizar la información, pero también limitan las observaciones clínicas. Si se lleva muy lejos, esta tendencia hace ver casos de ira contenida, narcisismo primario o abuso en todos lados, e ignorar otras claves importantes. Las hipótesis clínicas favo- ritas tienen una función valiosa, pero también pueden crear puntos ciegos. En su historia titulada The invisible man, el escritor de novelas de mis- terio G. K. Chesterton hace que uno de sus personajes asigne a cuatro hombres para mantener vigilada la casa de una víctima potencial de ase- sinato (Chesterton, 1972). A pesar de estas precauciones, el asesino entra a la casa sin ser visto y lleva a cabo su plan homicida. Ninguno de los cua-
  • 13. tro observadores ve a alguien sospechoso entrar y salir. Al desenlace Las apariencias engañan 13 la de historia, el cartero resulta ser el asesino. Logra hacerse invisible debido a que los observadores estaban demasiado ocupados buscando a un asesino para detectar ál hombre que llevaba el correo. Las situaciones clínicas —el tipo característico de población, la pers- pectiva de consenso de los médicos que trabajan juntos, las explicaciones más recientes— modelan un contexto poderoso capaz de distorsionar las observaciones y evitar que se detecten hallazgos inesperados. Este efecto s se ilustra de manera drástica en un estudio ahora famoso que incluyó aocho seudopacientes que ingresaron a 1 de 12 instituciones para trata- miento mental (Rosenhan, 1973). Los ocho individuos que se ofrecieron de forma voluntaria eran un estudiante graduado, un ama de casa, un pin-
  • 14. Enmascaramiento psicológico -( Capitulo 1 tor, tres psicólogos, un psiquiatra y un pediatra, ninguno de los cuales tenía antecedentes de trastornos psiquiátricos. Cada uno de ellos se pre- sentó a una institución y refirió lo siguiente: "He estado oyendo voces. Parecen vacuas, apagadas y sordas". No dieron sus nombres verdaderos ni ocupaciones; en otros sentidos, los ocho refirieron de manera veraz sus vidas. Aun así, a todos se les ingresó y sólo a uno no se le integró el diagnós- tico de esquizofrenia. El protocolo de investigación prohibió que estos individuos expresa- ran otras molestias ficticias tras su ingreso; de hecho, se les solicitó que refirieran sus síntomas como pasados. Esto tuvo poco impacto sobre el tiempo de hospitalización. Como grupo, fueron retenidos por periodos que variaron desde 7 hasta 52 días, con un promedio de 19. Durante el curso de sus diversas hospitalizaciones, recibieron de forma colectiva 2 100 pastillas, que en su mayor parte lograron desechar sin ser detectados. Al egreso, todos recibieron el diagnóstico de esquizofrenia en remisión. La conclusión más significativa de este estudio se hizo evidente durante las entrevistas para seguimiento. El personal profesional y los pacientes fueron interrogados sobre sospechas relativas a las identidades reales de los seudopacientes. Mientras que ninguno de los profesionales sospechaba, varios pacientes habían adivinado que no se trataba de pacientes reales. ¿Por qué? Porque les observaban haciendo cosas que otros pacientes no hacen. El diseñador de este estudio concluyó: "El hos- pital mismo impone un medio ambiente especial en el que los significa-
  • 15. Las apariencias engañan 15 dos de la conducta se pueden interpretar erróneamente con facilidad” (Rosenhan, 1973). Los enmascaramientos psicológicos no se distribuyen de manera dife- rencial. Pueden afectar a cualquier persona. A finales de 1930, George Gerskwin, el gran compositor estadouniden- .se, sufrió ataques de fatiga y cefaleas pulsátiles. Sus amigos lo detecta- ron con ánimo cambiante, y critico de otros. Después de sus primeros éxi- tos musicales, hizo una película en Hollywood: Shall We Dance. Fue un bombazo. Además, Gershuiin y su hermano, Ira, habían acordado traba- . jar en el proyecto preferido de Samuel Golduiyn, The Goldwyn Follies, • una extravagante musical de 3 h. A Gershwin no le agradaba el proyec- to y detestaba tener que atender los caprichos de su productor volunta- . rioso. Más o menos al mismo tiempo, Gershwin se enamoró de una mujer mucho más joven y comenzó a pensar en casarse. Todo constituía una tensión significativa. Sus amigos pensaban, igual que él, que sus cefaleas y cambios de humor eran resultado de una vida que se había vuelto un tanto frenética. Sin embargo, cuando sus síntomas empeoraron de manera progresiva, Gershwin acudió al Cedars of Lebanon Hospital, en Los Angeles. Un batallón de especialistas le sometió a estudios médicos intensivos, pero a pesar de esta evaluación exhaustiva, se le dio de alta 26 días después con la observación: “más probablemente histeria".
  • 16. 16 Enmascaramiento psicológico . Capítulo 1 ) En casa, Gershwin se deterioró. La luz comenzó a molestarle (fotofo- bia) y se volvió inestable al estar de pie. Aun así, sus amigos y conocidos seguían creyendo que era la imaginación de Gershwin. Cuando se cayó en una ocasión, se oyó que una compañera dijo: “Déjenlo ahí. Todo lo que quiere es llamar la atención”. Su hermano seguía refiriéndose al pro- blema de Gershwin como un “trastorno nervioso”. Finalmente no hubo duda de que algo más pasaba. Gershwin reingre- só al hospital y pocos días después entró en coma. Una radiografía reve- ló una masa que comprimía el ventrículo del hemisferio cerebral derecho. En la cirugía hubo cierta sensación de alivio al creerse que el tumor era un quiste cerebral benigno, pero se esfumó con rapidez cuando se descu- brió más abajo un glioblastoma de malignidad alta inoperable. Gershwin murió al día siguiente, a los 39 años. (Jablonski, 1987) La sofisticación, creciente de la sociedad respecto a las reacciones psi- cosomáticas define de forma irónica un escenario que facilita ignorar el enmascaramiento psicológico. Se ha hecho demasiado sencillo explicar cualquier molestia con la frase "sólo está en su cabeza". La clave para evi- tar tales errores recae en mantener un pensamiento clínico con porosidad suficiente para registrar claves inesperadas y reveladoras de trastornos mentales orgánicos. Es necesario que se mire más allá de lo evidente para
  • 17. Las apariencias engañan 17 ver lo oculto. Dado que los síntomas psiquiátricos suelen explicarse mejor desde la perspectiva psicológica, se corre un riesgo continuo de caer en la insensibilidad respecto a estos pacientes. El objetivo primordial de este libro es hacer que el lector tenga menos susceptibilidad a ello. RESUMEN En el capítulo 2 se analiza la integración del sistema nervioso con énfasis en las bases estructurales de los trastornos mentales orgánicos. El capítu- lo 3 presenta los conceptos clínicos erróneos que crean puntos ciegos para el médico. Los lincamientos básicos se incluyen en los capítulos 4 y 5, en los que el síndrome cerebral sirve como punto de partida para ana- lizar las claves clínicas para detectar un enmascaramiento. El capítulo 6 presenta una estrategia de aproximación práctica para organizar la bús- queda clínica de un enmascaramiento psicológico, junto con siete casos de prueba. En el capítulo 7 se revisan cuatro enmascaramientos. Estos cuatro trastornos médicos —tumores cerebrales, convulsiones, alteracio- nes endocrinas e infecciones cerebrales — dan origen con frecuencia a enmascaramiento psicológico. El capítulo 8 evalúa los enmascaramientos inducidos por drogas (que incluyen los ocasionados por tratamientos mé- dicos y alternativos). Las sustancias químicas que ingresan al organismo son la causa número uno de trastornos mentales orgánicos. La somatiza-
  • 18. 18 Enmascaramiento psicológico . Capítulo 1 ) ción se analiza en el Capítulo 9 como una vía para alertar a los lectores en cuanto a hallazgos que no coinciden con una explicación psicosomática. Cuando se aplica de manera laxa, la hipótesis clínica de que los síntomas físicos reflejan un conflicto psicológico tiene consecuencias trágicas. El capítulo 10 se enfoca en el enmascaramiento psicológico en ancianos, y el capítulo 11, en jóvenes. El último capítulo está constituido por un resumen breve de los puntos principales del libro y una sección de auto- evaluación que contiene 15 casos clínicos. Por último, se incluye una bibliografía comentada con referencias seleccionadas relevantes para la detección clínica de enmascaramientos psicológicos. (Referencias Butler, Cv&. Zeman, A. (2004). Neurological syndromes which can be mistaken for psychiatric conditions. Journal of Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry, 76,31-33. Chacko, S., Sudarsanam, T., &. Tomas, K. (2004). A young man with organic psychosis. Journal of Postgraduate Medicine, 50, 70-72. Chesterton, C. K. (1972). The invisible man. In Selected stories London: Kingsley Amis. Field, A., & Cottrell, D. (2005). Postural hallucinations? An unusunal presentation of anaemia. Archives of Diseases of Qhiidren, 90, 1192- 1193.