2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
14 septiembre 2021 esp
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Roma, 14 de septiembre de 2021.
Queridas hermanas:
Con el corazón lleno de gratitud y reconociendo lo que Dios ha hecho en la historia
misionera de nuestro Instituto, llegamos al último mensaje mensual del día 14.
Desde enero de 2011 hasta hoy, todos los meses nos hemos encontrado y hemos podido
“dialogar” a través de una reflexión, un tema específico u otro, todo para avivar juntas nuestros
corazones y mantener vivo el impulso misionero de los orígenes (C 6).
El próximo 26 de septiembre, con toda la Iglesia, celebraremos la 107ª Jornada Mundial del
Migrante y del Refugiado, con el lema “Hacia un nosotros cada vez más grande”. Como Ámbito,
hemos ilustrado el mensaje del Papa Francisco en una presentación en powerpoint que ya habéis
recibido a través de las hermanas Coordinadoras/Referentes inspectoriales.
Espero que todas podamos leer, meditar y hacer lo que indica el Papa Francisco en su
mensaje, para ampliar aún más nuestro horizonte de acogida y cercanía con respecto a los migrantes
y refugiados. ¡Recordemos que son personas como nosotros, y que nacer en el lado correcto del
mundo es solo una coincidencia!
Además, creo que es imprescindible retomar el proyecto “Por una casa común en la
diversidad de los pueblos”, combinando con la vida -en todas nuestras realidades- los verbos que
propone: salir, encontrar, ser prójimos.
En la Carta Apostólica Patris corde, el Papa Francisco presenta a San José como el Padre de
la valentía creativa. Este apelativo se refiere precisamente a la condición en la que se encuentra la
Sagrada Familia cuando, por la huida a Egipto, ¡como una familia migrante! - se ve obligada a
huir debido a un peligro, cruza una frontera y se convierte en huésped en tierra extranjera.
¡Seguramente era una familia que no tenía intención de salir de su casa!
De hecho, el Papa Francisco escribe: “Ante el peligro inminente de Herodes, que quería
matar al Niño, José fue alertado una vez más en un sueño para protegerlo, y en medio de la noche
organizó la huida a Egipto (cf. Mt 2,13-14). [...] El Evangelio no da ninguna información sobre el
tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que
habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un trabajo. No hace falta mucha
imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que
afrontar problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros hermanos y
hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por las adversidades y el hambre.
A este respecto, creo que san José sea realmente un santo patrono especial para todos aquellos que
tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria”.
Queridas hermanas, invito a vivir la próxima Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
mirando y contemplando a la Sagrada Familia y rezando por todas las familias que hoy están en el
camino o en un barco o pisando la arena de un desierto porque se ven obligadas a abandonar su
tierra y a y vivir como extranjeros, como migrantes, como apátridas en un mundo que en lugar de
puentes construye muros; en lugar de acoger, rechaza; en lugar de ver en el otro un hermano, una
hermana, ve a un inmigrante ilegal, un invasor, un criminal.
¡Sólo la oración no basta! En la medida del “posible evangélico”, busquemos hacernos cargo
de nuestros hermanos y hermanas migrantes, si no materialmente, al menos en el corazón:
acogiéndolos, no juzgándolos; hospedándolos, no condenándolos; acercándonos, no rechazándolos.
Esforcémonos para ver en sus rostros, otro rostro tan conocido por todas nosotras: “… Tuve
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hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me
alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. “Vengan,
benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del
mundo” (Mt 25).
Ahora me gustaría concluir este mensaje, dejando hablar al corazón y dando mi
¡GRACIAS! a cada una de vosotras.
Gracias porque en estos años de servicio en el Ámbito de las Misiones, a través del mensaje
de cada mes, he tenido la oportunidad de encontrarme con cada una de vosotras y también con las
hermanas misioneras ad gentes. Gracias por vuestra acogida y por las diferentes resonancias que
siempre han llegado.
Gracias porque he experimentado el dinamismo del espíritu misionero en las diversas
realidades inspectoriales y locales. Gracias por preparar y enviar a la misión ad gentes a las
hermanas que han sentido y aceptado esta nueva llamada del Señor. Gracias por acoger y
acompañar a las misioneras ad gentes cuando regresan a la Inspectoría de origen, para visitar a su
familia y también para cuidar su salud o para un tiempo de descanso.
Gracias por acoger siempre a las neo-misioneras que, en vista de la misión, necesitaban
aprender un nuevo idioma. Os agradezco de corazón por haber facilitado siempre, además de
aprender el idioma, la vivencia de una hermosa experiencia de vida comunitaria.
Gracias por haber ayudado a las neo-misioneras a entrar en la nueva cultura a la que son
destinadas. Un agradecimiento especial a las misioneras por su cercanía, sentido de pertenencia y
disposición a dar sus vidas con amor.
A todas vosotras, queridas hermanas, mi gracias y mi oración os acompaña cada día. La
gratitud hacia todas se hace también bendición: “El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga
brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te de la paz” (Núm 6,
24-26).
Una vez más, gracias a cada una de vosotras por sentiros y ser verdaderamente parte viva
del dinamismo carismático-misionero de nuestros Fundadores. Hoy más que nunca todas sentimos
resonar en nuestros corazones la urgencia y la alegría del “Da mihi animas cetera tolle” y de la
consigna “A ti te las confío”, que nos convierte en un Instituto en salida misionera. ¡Los mejores
deseos para vuestra MISIÓN, en el presente y en el futuro!
Permanecemos siempre en comunión fraterna y nos sentimos en sintonía en la oración
recíproca. Con afecto,
Sor Alaíde Deretti
Consejera para las Misiones