1. ESPAÑA, TIERRA
ENTRE MARES
La historia de España en
treinta imágenes comentadas
Departamento de Geografía e Historia
IES FRAY PEDRO DE URBINA
2. Una península entre dos continentes y dos mares tan diferentes
tiene que ser por fuerza una encrucijada de culturas y gentes
venidas de acá y de allá a este territorio macizo y elevado, tan
montañoso, con tal variedad de climas y paisajes que alguien la
llamó "continente en miniatura". En su diversidad natural y cultural
está su riqueza. Pero la diversidad está también en su origen como
Estado moderno. De ahí que, aunque para los europeos del
Renacimiento todos los que aquí vivían eran ya "españoles", de
vez en cuando a los de dentro les asalten las dudas sobre el ser o
no ser y los demonios políticos hayan sido en ocasiones difíciles de
conjurar.
3. Ha pasado mucho tiempo
desde que a gentes del
Paleolítico Superior que
habitaban en cuevas
próximas a las costas
levantinas o cantábricas les
dio por pintar animales en
las paredes, como el
BISONTE DE LA CUEVA DE
ALTAMIRA (Cantabria).
Quizá lo hicieran para,
robándoles mágicamente la
fuerza, cazarlos mejor. Lo
cierto es que no aprendieron
a cultivar la tierra hasta que
tal descubrimiento les llegó,
como casi todo, desde el
otro lado del Mediterráneo,
unos 5.000 años antes de
Cristo.
4. Cuatro milenios más tarde,
fenicios, griegos y
cartagineses contribuyeron
a formar la gran cultura
Ibérica del levante y sur
peninsulares, de la que es
el mejor exponente la
DAMA DE ELCHE, de
rasgos y tocado
orientalizantes.
Bien es cierto que no
todos los avances
culturales llegaron por el
mar: el otro gran conjunto
de pueblos peninsulares,
los del centro y norte,
sufrió la invasión de gentes
celtas centroeuropeas, a
las que se debe la
introducción de la
metalurgia del hierro.
5. Las guerras entre Roma y Cartago trajeron a la península el poder del Imperio.
El mayor desarrollo cultural de los iberos y sus contactos anteriores
permitieron pactos y una conquista fácil, pero dominar el interior y el norte
costó a Roma dos siglos, y la presencia del propio Augusto en la guerra contra
los cántabros. Roma expolió y "civilizó" esta nueva provincia e Hispania dio a
Roma grandes emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio). Aparte de tres
lenguas latinas y una manera de ver el mundo, las obras públicas romanas son
uno de nuestros mejores legados y todavía hoy mantienen a veces su función,
como ocurre con el TEATRO ROMANO DE MÉRIDA.
6. De la ruralización que siguió a la crisis y caída del Imperio, en parte
debida a las invasiones bárbaras, es buena muestra la pequeña
IGLESIA VISIGODA DE SAN JUAN DE BAÑOS. El inestable reino
visigodo apenas sobrevivió dos siglos como antesala de los oscuros
tiempos medievales, que en todo caso estuvieron marcados por las
luchas que durante ocho siglos mantuvieron musulmanes y cristianos,
desde que los primeros invadieron la península en el año 711.
7. En tan largo tiempo, la frontera casi nunca estuvo definida entre todos los cristianos por
un lado y todos los musulmanes por otro. De hecho, la mayor parte de la población de
Al-Andalus eran cristianos convertidos al Islam (se pagaban menos impuestos...).
Tampoco fueron ochos siglos de guerra continuada, de tal modo que el mestizaje
cultural y humano permitió florecer tres grandes culturas, la cristiana del norte, de la que
son magníficos exponentes el PÓRTICO DE LA GLORIA DE LA CATEDRAL
ROMÁNICA DE SANTIAGO o la CATEDRAL GÓTICA DE BURGOS, la judía,
representada por la SINAGOGA DE SANTA MARÍA LA BLANCA DE TOLEDO, o la
musulmana del sur, de la que aquí podemos ver el bosque de columnas de la
MEZQUITA DE CÓRDOBA.
8.
9. A finales de la Edad Media, Isabel I
de Castilla y Fernando II de
Aragón, los REYES CATÓLICOS
(representados en el MEDALLÓN
DE LA FACHADA DE LA
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA)
unieron las dos principales
coronas peninsulares, derrotaron
a los musulmanes de Granada,
conquistaron Navarra y, en
definitiva, sentaron las bases del
Estado moderno, la Monarquía
Hispánica, imponiendo la
autoridad real y la unidad
religiosa; unidad por la que en
adelante velará con celo la
Inquisición y que supuso además
la expulsión de la minoría judía
(un siglo más tarde serán
expulsados los moriscos).
10. La inercia conquistadora de Aragón llevará sus tropas a hacerse dueños de
Cerdeña, Sicilia, Nápoles y más tarde Milán, en tanto que Castilla se hará con
Canarias y financiará la arriesgada expedición de un marino genovés que,
desde la CARABELA SANTA MARÍA, descubrió el 12 de octubre de 1492 un
Nuevo Mundo. El 12 de octubre es hoy la fiesta nacional de España.
11. Cincuenta años más tarde, los castellanos habían conquistado dos grandes
imperios americanos, el de los aztecas y el de los incas. Carlos I, además de la
Monarquía Hispánica, heredó también Austria, los Países Bajos, el Franco
Condado y se hizo proclamar emperador de Alemania. Su hijo Felipe II
engrandeció aún más el que era ya el mayor imperio conocido, al heredar
Portugal y sus dominios africanos, estableciendo la corte en Madrid y
gobernando desde el palacio que se hizo construir al pie de la sierra, EL
ESCORIAL.
12. Fue esta época, el llamado
Siglo de Oro, el momento
en el que España actuó
como gran potencia
mundial, enfrentándose a
Francia, Inglaterra, el
Imperio Turco, los
protestantes, y en el que
vieron la luz obras cumbre
como EL QUIJOTE, que
recuerdan los MOLINOS DE
CONSUEGRA, o LAS
MENINAS DE VELÁZQUEZ.
Pero ni los impuestos de
Castilla ni la plata de
América, con ser mucha,
bastaron para pagar tanta
guerra; el reino quedó
exangüe y las derrotas
acabaron por llegar durante
la Guerra de los 30 Años
contra Francia y los países
protestantes, a mediados
del siglo XVII. Entonces
aparecieron también las
fuerzas centrífugas:
Portugal se independizó y
Cataluña y otros reinos lo
intentaron.
13. El siglo XVIII ve la luz con
una guerra civil entre Castilla
y Aragón, con repercusiones
internacionales y que supuso
la pérdida de todos los
territorios europeos y la
entronización de una nueva
dinastía, la de los Borbones,
que centralizó el poder a la
manera de Castilla, privando
a todos los reinos de la
corona de Aragón de sus
leyes propias. España, que ya
no es una gran potencia, pero
todavía es un gran imperio, se
recuperará poco a poco
gracias a las reformas
ilustradas que culminan en el
reinado de Carlos III.
14. Pero la Ilustración abrió la puerta a las ideas revolucionarias de una clase
social, la burguesía, que se había enriquecido con el capitalismo comercial y
luchó por el poder político, derribando el Antiguo Régimen. Esta época de
crisis coincidió en España con dos reinados desastrosos, la invasión
napoleónica, otra guerra civil y la independencia de las colonias americanas,
principal fuente de ingresos de la hacienda estatal. El país acabó destrozado.
Goya plasmó el desastre en LOS FUSILAMIENTOS DEL 3 DE MAYO.
15. No era un buen pie para comenzar un siglo, el XIX, de profundos
cambios económicos que aquí se retrasaron de manera
exasperante por tres guerras civiles entre absolutistas (carlistas) y
liberales y por la profunda división de éstos entre moderados y
progresistas. LOS FERROCARRILES DE VAPOR empezaron a
circular a mediados de siglo y poco a poco se consolidó la
siderurgia vasca y la industria textil catalana, permaneciendo el
resto del país, con un grave retraso agrario, como mero
exportador de materias primas y minerales.
16. Los liberales ganaron las guerras civiles y una elite burguesa
dominante se enquistó en el poder, sin dejar opción de participar
a las fuerzas obreras emergentes. El crecimiento de la población
por delante del desarrollo económico forzó a muchos españoles a
convertirse en EMIGRANTES A AMÉRICA. Además, la derrota de
los carlistas, que tenían sus bases de apoyo entre el campesinado
tradicionalista y católico del País Vasco y Navarra, privó a estos
territorios de sus leyes particulares, los fueros, y tal agravio hizo
surgir el nacionalismo vasco.
17. El siglo acaba en un nuevo
desastre, el del 98, al haberse
declarado la guerra en las últimas
colonias, Cuba y Filipinas,
complicada por la intervención de
Estados Unidos. España era el
primer viejo país europeo
derrotado por lo que entonces se
consideraba por la prensa un
pueblo de salvajes. Herido en su
orgullo y desorientado, el país se
aislará del mundo, sin participar
así en los grandes conflictos del
siglo XX. Las ansias de
regeneración y el sentimiento
trágico de la derrota fraguarán,
no obstante, una nueva gran
generación de literatos y artistas.
18. Pero los problemas se agravaban. España se había ido industrializando y cada
vez más obreros se unieron a los campesinos sin tierras. A todos se les
negaba cualquier participación real en la vida política, porque las elecciones
fueron siempre amañadas entre los dos partidos liberales que se turnaron en el
poder. A ello se unieron el descrédito de la monarquía y los deseos de las
burguesías periféricas, vasca y catalana, de compartir el poder, en manos de
financieros y terratenientes del interior.
19. Una dictadura fracasada dio paso a la esperanza democratizadora de la II
República: por primera vez votaban las mujeres, ¡nunca se habían
construido tantas escuelas!... Finalmente, un golpe militar apoyado por los
elementos más reaccionarios del país dio paso a una nueva y trágica
guerra civil, en la que algunos extranjeros lucharon como brigadistas
contra el fascismo. El GUERNICA DE PICASSO ha pasado a ser su símbolo
más reconocido. Casi un millón de muertos, medio millón de exiliados, un
país en ruinas y una dictadura que duró 40 años fueron las consecuencias
de la guerra.
20. La Dictadura de Franco fue
un régimen gris, como el
color de los uniformes de
la policía antidisturbios,
pero el país fue
cambiando, sobre todo
gracias al turismo, a las
remesas de dinero que
mandaban los emigrantes
en Europa y a un definitivo
impulso industrializador
que llevó a los españoles al
consumo en masa, eso sí,
en modestos SEAT 600.
21. La muerte del dictador, las ansias de libertad en paz, los cambios sociales
vividos y la habilidad del rey Juan Carlos I y de algunos políticos como Adolfo
Suárez devolvieron la democracia al país, mediante un proceso de reforma
política, la Transición, no exento de sobresaltos como el golpe de estado militar
del 23 de febrero de 1981. La entrada en la Unión Europea y en la OTAN
durante los años 80 sacó a España definitivamente de su aislamiento.