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Abuso Emocional
El enemigo invisible
2
Barrancos, Mariana
Abuso Emocional – El enemigo invisible
2da. Edición – Noviembre de 2009
ISBN 978-0-557-09276-5
Foto de Tapa: Psyche y Eros – Tomada por Ricardo J. Barrancos Mooney en el
Museo del Louvre, agosto de 2007.
Ninguna parte de este libro, ni la obra completa, pueden reproducirse
y/o distribuirse mediante ningún dispositivo mecánico, digital o de
fotocopiado, sin el permiso previo y por escrito del autor y/o del
editor. La reproducción y/o distribución y almacenamiento no
autorizados, parcial o total, de este libro está penado por la Ley de
Protección de los Derechos de Autor. Asimismo, se prohíbe su
reproducción, almacenamiento y/o distribución gratuita en Internet,
sin previo consentimiento del autor y los editores.
Mariana Barrancos, enero de 2009 (1ra edición), noviembre de 2009 (2da
edición). Todos los Derechos Reservados.
Registro de la Propiedad Intelectual, Buenos Aires, Argentina.
Publicado por Editorial Lulu.com
3
A mis hijos,
Gonzalo y Florencia
4
5
Prólogo
Ante todo, quisiera hacer una aclaración importante: la decisión de
escribir este libro surgió de la importancia que tiene para las personas
poder tomar decisiones basadas en una información completa y
relativamente amplia acerca de un tema determinado. En este caso, el
abuso emocional.
Muchas veces, no logramos tomar las decisiones “correctas” o más
convenientes debido a que carecemos de cierta información clave.
Actuamos guiados por nuestras experiencias pasadas y nuestros juicios
subjetivos, en lugar de actuar de un modo más imparcial, sobre la base
de criterios más certeros y realistas.
Las consecuencias o los resultados de nuestras acciones son diferentes
cuando tomamos decisiones informadas, que cuando tomamos
decisiones ignorando ciertos datos. Personalmente, me atrevería a decir
que la mayoría de las personas cometen errores debido a que realmente
carecen de conocimientos suficientes como para proceder de un modo
diferente.
Dentro de ese contexto, se me ocurrió escribir una breve guía de
información clave acerca del abuso emocional. Tanto esa guía (escrita
en agosto de 2008), como este libro, están redactados intencionalmente en
un lenguaje sencillo, con el objeto de que la información le resulte
accesible y útil a cualquier persona (independientemente de su nivel
intelectual o socio-cultural).
No obstante, quiero destacar que la información compilada aquí, así
como mis propias reflexiones sobre este tema, forman mi punto de
vista personal. Estos conocimientos son el producto de muchos años
de trabajo, análisis y estudio acerca de este tema. Lo que cada persona
considere como “más conveniente” para sí misma, dependerá de cada uno,
de sus experiencias propias y de la actitud que cada persona adopte
frente a la vida. Por consiguiente, la interpretación de la información
presentada en este libro, así como las decisiones que cada uno tome o
considere “correctas” o “adecuadas”, serán responsabilidad de cada
persona.
6
Es muy posible que usted se sienta identificado con algunos de los
ejemplos que brinda este libro, ya que muchos de ellos han sido
tomados de casos de la vida real. Sin embargo, tenga en cuenta que es
muy probable que no todas las soluciones o sugerencias de prevención
se apliquen a su caso particular.
Cada persona es única, como también lo son sus experiencias de vida.
Por consiguiente, sus relaciones personales, laborales, sociales y
familiares, también son únicas. De modo que es importante que al leer
la información contenida en estas páginas, comprenda que no siempre
los ejemplos o las soluciones coincidirán plenamente con las diferentes
situaciones de abuso emocional que enfrentará a lo largo de su vida.
Hay situaciones más complejas y otras menos complejas, hay personas
que tienen una actitud frente a la vida más positiva y otras que tienen
una actitud menos positiva. Además, hay personas que tienen ciertos
problemas de salud mental, como algunos trastornos de la personalidad
(o “de carácter”, según la opinión de algunos profesionales de salud
mental) y que requieren de ayuda profesional. En estos casos, a estas
personas no les alcanzará con adquirir conocimientos e información
sobre el abuso emocional para resolver problemas más complejos.
Deberán recurrir a algún tipo de terapia u orientación profesional.
Espero que la información contenida en estas páginas le ayude a
comprender mejor este problema y lo guíe para hallar soluciones
adecuadas.
Este libro no pretende reemplazar ningún tratamiento terapéutico que usted esté
realizando. Simplemente, pretende brindarle información adicional que le servirá
para contar con mejores herramientas a la hora de tomar decisiones personales y
resolver, prevenir, o evitar los problemas relacionados con el abuso emocional.
7
Agradecimientos
Son muchas las personas, que a lo largo de mi vida me han enriquecido
con sus experiencias personales y han hecho posible que diera a luz a
este libro.
En primer lugar, quiero agradecer profundamente a mis maravillosos
hijos, Gonzalo Lucas Aizpún y Maria Florencia Aizpún, quienes me
han dado muchísimas satisfacciones personales y se han convertido en
adultos jóvenes, brillantes, saludables y humanitarios; junto a quienes
aprendí excelentes lecciones de vida.
También, quiero agradecer muy especialmente a mi madre, Norma
Platini, quién siempre me alentó y me brindó su apoyo incondicional y
mi prima, Graciela Ferreyra por su afecto sincero y profundo.
Agradezco también a mi padre, Ricardo Barrancos Mooney (ya fallecido)
y a mis hermanos, Nicolás Barrancos y Diego Barrancos, y a mi
cuñada, Andrea Rolando, quienes siempre aportaron sus diferentes
opiniones y particulares puntos de vista.
Agradezco igualmente a mis queridos amigos Diego Aizpún, Adriana
Rolando, Ilirka Stevanovic, Alejandra Maschio, Leonor Nieva, Mirta
Chiavón, Paul Scialdone, Natasha Andrievsky, Lori Walls, Kristin
Clausen, Courtney Donaldson, Anne Marie Picard, Robert Lehman,
Tracy Oliver, Mark Grawemeyer y Silvia Hamer, quienes con sus
propias vivencias y opiniones me permitieron comprender las distintas
situaciones por las que atraviesan los seres humanos.
Asimismo, quiero expresar mi agradecimiento a todos los profesionales
del campo de la salud mental, en particular al Dr. Joseph Carver,
psicólogo clínico de Ohio, Estados Unidos; como también al Dr. Greg
Mulhauser, fundador de Counselling Resource del Reino Unido; al Dr.
Stephen Karpman, analista transaccional y creador del triángulo
dramático de las relaciones interpersonales que lleva su nombre; a la
Dra. Nora Femenia, exitosa psicóloga y mediadora, presidente de
“Creative Conflict Resolutions”, de Florida, Estados Unidos; y al
8
Licenciado Evan Hadkins, escritor, consejero y terapeuta, creador de
“Wellbeing and Health” y autor de “Living Authentically”; como también
a todos los terapeutas y profesores de los diferentes cursos que he
tomado en los últimos veinte años y quienes siempre me aportaron
datos esenciales e información valiosa que se sumaron a mis
conocimientos ya adquiridos.
Asimismo, agradezco a las agencias de traducción Language Learning
Enterprises, Inc., Washington D.C., por asignarme la traducción de
muchos de los documentos del Departamento del Menor y la Familia
del Estado de Connecticut y a Docu-Trans, de Cincinnati, Ohio, por
encomendarme la traducción de los documentos del programa
"Guardianes de los Niños", de la organización “Darkness to Light”,
fundadora del programa de prevención estadounidense sobre el abuso
sexual infantil.
Mariana Barrancos
9
Contenidos
Capítulo I
Qué es el abuso emocional 11
La familia disfuncional 23
Capítulo II
Ámbitos dónde ocurre el abuso emocional 37
Quiénes participan en una relación abusiva 67
Capítulo III
El ciclo del abuso emocional 91
Grados de reacción 95
Cómo decir “No” 96
El efecto dominó 99
Capítulo IV
Causas probables 105
Trastornos de la personalidad 107
El abuso consciente 117
Consecuencias típicas 121
Capítulo V
Perfil del abusador 125
Perfil de la víctima 145
Capítulo VI
Indicadores, signos y síntomas 157
Tres preguntas esenciales para detectar el abuso 164
Factores de influencia 172
El proceso de cambio 175
10
Capítulo VII
Tipos de abuso y negligencia 179
El abuso emocional ante la ley 187
La dependencia emocional o codependencia 189
Capítulo VIII
Técnicas de prevención 195
Recursos disponibles 205
Capítulo IX
El abuso emocional en la pareja y la familia 207
Relaciones saludables y relaciones no saludables 209
Síndrome de Alienación Parental 216
Capítulo X
Expectativas realistas 219
Criterio certero 223
Sólo sé que no sé nada 229
Capítulo XI
Por dónde pasa la felicidad 233
Bibliografía de referencia 235
11
CAPÍTULO I
QUÉ ES EL ABUSO EMOCIONAL
Si bien no hay una definición “oficial” de abuso emocional, podemos
identificarlo como el maltrato psicológico de una persona hacia otra.
Es un proceso de maltrato continuo que, con el tiempo, deteriora la
autoestima de una persona (la víctima del abuso) porque -al igual que
cualquier otro tipo de abuso- es una forma de agresión y violencia.
Hay distintos niveles de abuso emocional. Algunos niveles son muy
sutiles -como las manipulaciones o los juegos mentales- y otros son
más evidentes, como la agresión verbal o la discriminación, por
ejemplo.
El abuso emocional es una manera inadecuada de relacionarse con
otras personas. Puede ocurrir en diferentes ámbitos como el hogar, la
escuela, el trabajo, un círculo social, un club deportivo, etc. y puede
involucrar a una, dos o más personas. A diferencia de la motivación o
la influencia que se puede ejercer sobre una persona, la manipulación
no tiene un propósito positivo, no ayuda a una persona a desarrollar su
potencial ni tampoco aporta nada al crecimiento personal.
Abusar emocionalmente de una persona implica socavar o minar su
autoestima (lo que, con frecuencia, ocurre gradualmente) y debilitar
psicológicamente a la víctima con el propósito de hacerla sentir
insegura, convencerla de que no tiene valor como persona y quebrantar
paulatinamente su equilibro emocional. Por consiguiente, el abuso
emocional consiste en todas aquellas acciones, comentarios, gestos y
12
actitudes que tienen por objeto descalificar a una persona, humillarla,
degradarla, ignorarla, agredirla verbalmente (insultarla o desaprobar sus
ideas y acciones), burlarse ella o criticarla negativamente, entre otras
cosas.
Las distintas teorías
Desde finales del siglo XIX hasta hoy, el campo de la salud mental ha
ido evolucionando. Desde los tiempos de Freud y el nacimiento del
psicoanálisis hasta las terapias más modernas de la actualidad, algunos
conceptos e ideas han ido cambiando. Los diferentes profesionales de
salud mental como los psicólogos, los psicoanalistas, los psiquiatras, los
terapeutas, los orientadores y los consejeros (coaches), han seguido
distintas líneas de pensamiento y apoyan diferentes ideas o teorías.
En este libro abordaremos del tema de los problemas de salud mental
desde un punto de vista amplio y general, pero sin profundizar en las
diferentes teorías que apoyan los distintos profesionales del campo. Es
decir, trataremos el tema desde una perspectiva global.
Como veremos más adelante, cuando hablemos de los problemas
psicológicos que padecen algunos abusadores, veremos que algunos
profesionales de salud mental opinan que hay una diferencia
importante entre los “trastornos de personalidad” y los “trastornos de
carácter”, mientras que otros profesionales opinan que tal clasificación
no existe.
De nuevo, aquí no entraremos en discusión acerca de estas diferencias.
Simplemente, citaremos y describiremos brevemente las características
generales más importantes sobre los trastornos psicológicos que
padecen los abusadores y/o las víctimas de abuso emocional.
¿Para qué sirve informarse sobre el abuso emocional?
Muchas veces, adquirir conocimientos e información sobre los
diferentes patrones de conducta y sobre los diferentes trastornos de
personalidad de los seres humanos, ayuda a las personas a comprender
13
su manera de actuar y de relacionarse con los demás. Por consiguiente,
esta información brinda ciertas herramientas de cambio que se pueden
aplicar a la vida diaria, a fin de modificar aquellas conductas nocivas o
contraproducentes que impiden establecer relaciones más saludables.
Cabe destacar que tanto los abusadores como las víctimas de abuso
emocional pueden ser –indistintamente– niños, adolescentes, adultos o
personas mayores, de ambos sexos. A su vez, estas personas pueden
pertenecer a distintos niveles socio-culturales, es decir: tener un título
universitario o no, tener una posición económica de privilegio o no,
practicar una religión determinada o no, pertenecer a determinada
cultura, etc. El abuso emocional no diferencia entre lo cultural, lo social
o lo económico. A veces, se trata de un problema que está vinculado a
patrones de conducta aprendidos y practicados durante toda la vida.
Otras veces, es producto de factores externos. Los patrones de
conducta citados anteriormente pueden modificarse, en ciertas
circunstancias, como también es posible que sólo se eliminen algunas
conductas y otras no. Pero, en última instancia, dependerá de cada
persona tomar la decisión de cambiar su propia manera de actuar.
Por otro lado, también hay algunas personas que sufren ciertos
problemas de salud mental y necesitan un tratamiento específico para
poder resolver sus problemas, adecuadamente.
¿Cómo actúan los abusadores?
Además de lo citado en los primeros párrafos, los abusadores también
pueden emplear tácticas como aislar a la víctima de sus familiares y sus
amigos (su red de apoyo y contención emocional), o también pueden
limitarla económicamente. El abusador necesita controlar a la víctima y
para ello necesita confundirla y hacerle dudar de su propio criterio.
Conforme vamos adquiriendo información y conocimientos, nuestro
criterio se fortalece. Aprendemos a detectar las maniobras de control y
los juegos de manipulación de los abusadores. Por esta razón, no es de
sorprender que los abusadores intenten aislar a la víctima de cualquier
fuente de información o de sentido común, que les permita pensar de
un modo más claro.
14
Tenga en cuenta que algunos abusadores y algunas víctimas (como
señalamos anteriormente) pueden tener problemas de salud mental
importantes, que van más allá de los “niveles normales” de neurosis
habituales de las personas que no presentan problemas emocionales
graves. En muchos casos, las formas más sutiles de abuso emocional
son difíciles de detectar y las personas no terminan de comprender por
qué se sienten mal o no logran ser felices. Esto se debe a que estas
formas más sutiles de abuso emocional se llevan a cabo mediante
métodos casi imperceptibles que logran deteriorar la autoestima de la
víctima.
A continuación analizaremos un ejemplo de un caso de abuso
emocional que pareciera “no tener nada de malo”, pero que encierra
mucho daño debido al abuso subliminal que es difícil de percibir o
detectar a simple vista.
Veamos un ejemplo de un caso de abuso emocional en la niñez:
 El padre gana mucho dinero y es un profesional reconocido, pero suele
malgastar el dinero que gana y siempre deja cuentas sin pagar. El padre
es emocionalmente inmaduro y minimiza la importancia de priorizar las
necesidades básicas y económicas de la familia. No sólo no le provee una
estructura saludable a su familia, sino que además les enseña a sus hijos
un modelo de vida que consiste en: “diviértase hoy y pague mañana”
(como si nuestras acciones no tuvieran consecuencias o como si las
consecuencias no fueran importantes).
Como el padre nunca le deja suficiente dinero a la madre, ésta suele pedirle
a uno de sus hijos que vaya al almacén, dónde habitualmente hacen las
compras, y “traiga” algunas cosas para preparar el almuerzo – bajo la
promesa de que el padre o la madre pasarán luego a pagar (lo que se
conoce como comprar o pedir fiado).
En este caso, tanto el padre como la madre están abusando
emocionalmente del niño de una manera muy sutil. No sólo no le
proporcionan al niño una estructura saludable ni un modelo de
conducta adecuado (o parámetros válidos sobre cómo conducirse
correctamente en la vida), sino también, exponen al niño a una
15
situación embarazosa y humillante, ya que el dueño del almacén no
siempre estará de buen humor para “venderle fiado” ni para tratar bien al
niño.
Este patrón de conducta de los padres, vale decir: “el no hacerse cargo de
sus propias acciones”, denota la inmadurez y –hasta cierto punto- la
cobardía quienes no dudan en “mandar al frente” al niño, en una
situación que no es positiva para su salud emocional. El niño se siente
mal, temeroso, ansioso, angustiado o humillado por tener que ir a “dar
la cara” por sus padres y se verá expuesto a cualquier reacción que el
dueño de la tienda pueda tener (reacción que puede ser impredecible).
Consecuencias del abuso emocional en la niñez
En primer lugar, el niño aprende que no es importante pagar las
cuentas, ya que siempre se pueden pagar en algún otro momento y
después de haber gastado el dinero en otras actividades que aportan
diversión o brindan satisfacción. Aprende que las consecuencias de las
acciones no son importantes, lo cuál es un error. Así, al llegar a la edad
adulta, probablemente el niño derrochará su dinero en salidas con sus
amigos o en comprarse ropa cara o aparatos electrónicos sofisticados,
en lugar de pagar el alquiler de su apartamento o la cuota de la hipoteca
de su casa, el colegio de sus hijos, la obra social de la familia, el seguro
del auto, las cuentas de luz, gas, teléfono, etc.
Además, teniendo en cuenta la situación a la que fue expuesto cuando
era niño, corrió el riesgo de ser receptor de la frustración del dueño del
almacén - ya fuere por no recibir el pago de los comestibles en el
momento o porque el dueño de la tienda también se sintió insultado
porque los padres enviaron al niño a buscar comestibles sin pagar, en
lugar de ir ellos mismos a tratar ese tema. Posiblemente este hombre se
haya dirigido al niño con comentarios muy negativos, incluso delante
de otras personas. Esta situación habrá hecho sentir culpable al niño o,
quizás, avergonzado por la actitud de sus padres o humillado ante
personas desconocidas o vecinos. También es posible que el niño se
haya sentido confundido. Normalmente, los niños no son conscientes
de este impacto, pero sí lo perciben y viven como una experiencia
negativa. Cualquiera haya sido la consecuencia, el niño creció con dicha
consecuencia y la trasladó a su vida adulta.
16
Un niño que es criado de esta manera, aprende a tolerar humillaciones
y abusos injustos por parte de personas cercanas, que supuestamente lo
aman (como sus padres), y también por parte de otras personas (como
el dueño de la tienda, en este caso). Posiblemente, en su vida adulta, el
niño tenderá a repetir este modelo de conducta con sus propios hijos o
con sus amigos, abusando de ellos de la misma manera en que sus
padres abusaron inconscientemente de él, durante su niñez. Esto se
debe a que la persona nunca logró comprender bien cómo ocurrió ese
tipo de abuso inicialmente. En su momento, él lo aceptó como un
método de crianza normal por parte de sus padres.
Por consiguiente, si de niño regresaba al hogar quejándose porque el
dueño del almacén le había dicho “cosas feas”, es probable que sus
padres hayan minimizado la situación y le hayan dicho que era
“demasiado susceptible” o que el dueño de la tienda era “un gruñón”. Ni
hablar de los comentarios negativos que le habrán dirigido al niño si
volvió con las manos vacías. Seguramente habrán culpado al niño por
no traer los comestibles que le encargaron, con lo cuál habrán
reforzado eficazmente la imagen negativa que el niño comenzaba a
construir de sí mismo.
Decirle a un niño cosas como: “Qué inútil eres”, “No se te puede pedir un
favor”, “Así nunca lograrás conseguir nada en la vida” o “Eres demasiado
susceptible”, denota la falta control de los padres respecto de su propia
frustración. Un adulto emocionalmente saludable que ama a sus hijos,
los protege y se preocupa por su salud emocional, en lugar de
exponerlos a situaciones no deseables o en lugar de usarlos para que
hagan lo que ellos mismos no se animan a hacer.
No hacerse cargo de las acciones propias distorsiona la realidad
Las personas emocionalmente inmaduras suelen evadir cualquier tipo
de responsabilidad respecto de sus propias acciones y buscan “poner la
culpa afuera”, es decir, culpar a los demás por lo que ellos hacen.
Cuando esto sucede con los niños más pequeños (por lo general, en
edad escolar) - y teniendo en cuenta que estos niños no cuentan con un
criterio objetivo todavía – los menores suelen aceptar, de modo
inconsciente, cosas como: “algo debe anda mal conmigo”. Así, pueden
17
llegar a creer que realmente son malos hijos, que son inútiles, que son
demasiado susceptibles o demasiado débiles, cuando esto no es verdad.
Además, también se suma el hecho de que, a veces, los padres tienen
expectativas demasiado altas con respecto a sus hijos. Esto hace que los
niños se sientan muy exigidos, frustrados o deprimidos, o bien, que se
rebelen desde los primeros años de su niñez al no lograr satisfacer las
expectativas de sus padres.
Otro ejemplo:
 La madre tiene un temperamento fuerte y siempre descalifica al padre o le
quita autoridad frente a los niños. Además, la madre suele ser
excesivamente estricta y fría con los hijos, y al mismo tiempo, el padre no
pone límites a los abusos que comete la madre, porque carece de un
carácter firme que le permita proteger a sus hijos. La madre no es
afectuosa con sus hijos y con frecuencia les dice a los hijos varones: “los
hombres no lloran” (sin tener en cuenta que tanto hombres como mujeres
sí lloran y que sus hijos no son hombres aún, sino niños).
Los niños no nacen con un manual de instrucciones sobre la vida bajo
el brazo. Aprenden a partir de lo que viven en el hogar, en la escuela,
en la comunidad. Incluso los niños sin hogar, aprenden de lo que los
adultos hacen, ya se trate de adultos que conocen en la calle o en un
orfanato, un hogar sustituto, etc. De esta manera, los niños van
construyendo sus propias ideas acerca del mundo que los rodea.
A medida que crecen, pueden llegar a pensar que el mundo es un lugar
seguro o inseguro, benevolente o nocivo. Cuando un padre abusa
emocionalmente de un hijo, también comete un abuso de autoridad.
Cuando el otro padre permite que esto ocurra y no interviene en
absoluto (“se lava las manos”), comete lo que se conoce como
negligencia emocional.
Negligencia emocional
La negligencia emocional significa descuidar las necesidades
emocionales de otra persona. Cuando una persona ignora las
necesidades emocionales de otra - que suele sentirse atemorizada,
18
desconsolada o desprotegida - está cometiendo negligencia emocional.
Ignorar las necesidades emocionales de los demás, también deteriora la
autoestima y el sentido de valor personal de la víctima de este tipo de
negligencia. Así, en el ejemplo anterior, si el padre no protege a los
hijos de las conductas abusivas de la madre, el padre también está
ignorando las necesidades emocionales de los niños. Con frecuencia, el
abuso y la negligencia emocional suelen ir de la mano.
Durante la vida adulta, los niños pensarán que no hay que llorar ni
mostrar sus sentimientos o emociones genuinas porque eso demuestra
vulnerabilidad o debilidad de su parte. O bien, es posible que se
muestren extremadamente sensibles y temerosos ante cualquier tipo de
situación de abuso o negligencia, siendo incapaces de poner límites
saludables y de ejercer su derecho a ser respetados.
Así comienzan los problemas y los bloqueos emocionales de los
adolescentes y los adultos jóvenes. Si estos patrones de conducta no se
corrigen, estas mismas conductas inadecuadas se perpetúan a lo largo
de la vida adulta de esa persona.
Ausencia de respeto ante las necesidades emocionales de los
demás
Cuando no se respeta a un niño, cuando no se respetan sus necesidades
emocionales, se abusa emocionalmente de él. Y con esto también se le
está enseñando a aceptar abusos y humillaciones, se le está enseñando
que ese trato es “normal”, se le está enviando un mensaje muy
poderoso: “Para que alguien te ame, tienes que tolerar el maltrato emocional", o
bien “para ser aceptado no puedes mostrarte tal cuál eres o ser tú mismo, sino que
tienes que comportarte como los demás esperan que te comportes". Esto le quita al
niño su poder personal y su confianza en sí mismo.
Es por esta razón que algunas personas adultas adoptan una actitud
extraña, como si siempre estuvieran rindiendo examen con respecto a
lo que hacen o dicen; como si siempre dependieran de la aprobación de
los demás para corroborar si lo que han hecho está “bien” o está “mal”.
O como si siempre tuvieran que justificarse.
19
Por lo general, son personas que se sienten juzgadas o evaluadas,
constantemente. Suelen mostrarse como personas excesivamente
complacientes que se esfuerzan por agradar a los demás a cualquier
precio o que están dispuestas a soportar cualquier tipo de abuso con tal
de recibir algunas migajas de afecto.
En el mejor de los casos, los niños que han sido víctimas de abuso
emocional, pueden llegar a rebelarse y negarse a aceptar ese tipo de
maltrato por parte de los adultos. Estos niños que intentan preservar su
salud emocional, intuitivamente “saben” que “no es justo” o que “no está
bien” que se los adultos les falten el respeto, que los usen, que tengan
expectativas muy altas acerca de ellos, etc. Por consiguiente, estos
niños “rebeldes”, suelen ser vistos como niños problemáticos y suelen
ser identificados como “un dolor de cabeza”. Es común oír a los padres
decir cosas como: “Sólo te deseo que tengas un hijo como tú”, frase que suele
ser acompañada por un gesto de disgusto, rencor e impotencia
personal. La idea es trasmitirle al niño que un hijo como él es un
castigo para un padre, un mensaje hostil que distorsiona totalmente la
realidad y deteriora la imagen propia del niño.
No obstante, hay niños que tienen contacto con otros adultos (en la
escuela, en un club deportivo, etc.) y pueden medir y evaluar cómo son
tratados por otras personas que no abusan emocionalmente de ellos.
Dependiendo del grado de control emocional que los padres tengan
sobre sus hijos, los niños pueden darse cuenta cuándo un adulto los
trata correctamente y cuándo no. O bien, pueden negar el hecho de
que otros adultos los tratan bien, o que los tratan de una manera
respetuosa y saludable, porque eso no coincide con el patrón de
relaciones interpersonales establecido en el hogar.
Pero, también puede ocurrir lo contrario. Niños que son tratados con
respeto en sus hogares, pueden ser acosados, intimidados o
emocionalmente abusados fuera del hogar. Además, en la adolescencia,
solemos ver que algunos niños (que provienen de familias educadas
que respetaron siempre a sus hijos) se rebelan y piensan que es muy
astuto de su parte convertirse en un trasgresor. Para identificarse con
algunos de sus pares, sienten que deben violar las pautas de
convivencia de una comunidad. A veces, la presión que ejercen los
compañeros de escuela o amigos del adolescente, puede ser demasiado
20
fuerte y difícil de resistir para un niño de 12 o 13 años.
Para tener en cuenta
No siempre las personas que son víctimas de abuso emocional han
sufrido este tipo de abuso durante su infancia -ni todos los abusadores
o víctimas se rebelaron contra las reglas durante su adolescencia. A
veces, son personas que tienen otros problemas de salud mental que
pueden tener un origen biológico (o físico) independiente. No siempre
tiene un origen emocional o psicológico debido a una mala relación
familiar. Es importante distinguir cuando un abusador abusa
emocionalmente de otra persona debido a patrones de conducta
inadecuados, pero siendo consciente de sus actos, de cuando lo hace
porque el abusador sufre algún problema de salud mental (problemas
médicos, psicológicos o psiquiátricos, etc.), y no tiene conciencia de lo
que hace.
No obstante, como veremos más adelante, algunas personas con
problemas de salud mental sí tienen conciencia del daño que causan,
como es el caso de los sociópatas o psicópatas que sufren del “trastorno
de personalidad antisocial”, pero pueden diferenciar el bien del mal.
En otros casos, por ejemplo, los niños que padecen el trastorno de
déficit de atención e hiperactividad, suelen agotar la paciencia de los
padres, quienes se preguntan “¿Qué hicimos mal?”. En situaciones como
éstas, los padres no han hecho nada mal. Los niños y los adolescentes -
y también algunas personas adultas- que padecen este trastorno, sufren
de un desequilibrio químico en su cerebro.
El cerebro humano produce unas sustancias químicas llamadas
neurotransmisores que requieren un nivel óptimo (o rango normal)
para que la persona funcione correctamente. Niveles bajos de
serotonina, por ejemplo, producen depresión, fatiga, falta de apetito,
trastornos del sueño, etc., mientras que niveles bajos de dopamina
hacen que el control de las conductas impulsivas sea casi imposible.
Las personas no siempre tienen conductas inadecuadas debido a
problemas emocionales. A veces estos problemas tienen una causa
21
fisiológica. Por esta razón, es fundamental informarse bien y consultar
a un terapeuta o a un médico neurólogo o psiquiatra, según sea el caso.
Problemas emocionales de los adolescentes
La etapa de la adolescencia es una etapa plagada de cambios, tanto
psicológicos como físicos. A veces ocurre que algunos niños que eran
dóciles o sumisos durante la infancia, al entrar en la adolescencia se
rebelan y muestran conductas desafiantes o de oposición.
Cuando un niño ha acumulado mucha frustración emocional durante
su infancia, no es de sorprender que se “descargue” durante su
adolescencia. Muchas veces no logra comprender de dónde vienen sus
problemas de relación o sus frustraciones, pero –intuitivamente- sabe
que algo no funciona bien. Por consiguiente, algunos adolescentes
escapan de sus hogares o cometen actos de vandalismo, especialmente
quienes se criaron en el seno de una familia disfuncional o de una
familia muy restrictiva. Otras veces, intentan crecer más rápido,
exhibiendo conductas propias de un adulto e inadecuadas para su edad.
Asimismo, están aquellos niños que no maduran según su edad
biológica y presentan conductas muy infantiles e irresponsables. Por lo
general, no desean crecer o no desean dejar de depender de su familia
de origen, ya sea emocional o económicamente. Quizás porque sus
padres les han creado dicha dependencia o los han sobreprotegido y los
niños se sienten temerosos de funcionar de un modo independiente.
Los adolescentes son personas que están haciendo una transición
importante en su vida. Están probando los límites propios y ajenos,
explorando las diferentes opciones que el mundo les ofrece y
aprendiendo cómo funcionar independientemente de sus progenitores.
Por lo general, suelen canalizar sus frustraciones de muchas maneras
diferentes y en distintos ámbitos. Cuando su conducta es positiva,
suelen mostrar un lado artístico, creativo o intelectual muy marcado.
Cuando su conducta es nociva suelen consumir drogas, cometer delitos
menores, agredir a otras personas o tener problemas en su comunidad.
Estas conductas nocivas desequilibran el funcionamiento de toda la
familia. Los padres comienzan a perder el control sobre el hijo
22
adolescente y, debido a su propia impotencia, suelen actuar de un
modo incorrecto. En respuesta a esto, no es raro encontrar
adolescentes problemáticos que son verbalmente violentos hacia sus
padres o que se deprimen con mucha facilidad y tienen ideas suicidas.
¿Por qué algunos adolescentes atacan a sus padres?
El abuso emocional por parte de los adolescentes hacia sus padres, a
veces suele ser una forma de “castigarlos” por la manera en que fueron
criados, o bien puede ser una manera de intentar independizarse o
diferenciarse de ellos. A veces, sólo se trata de canalizar sus
frustraciones y proyectar sus intenciones a través de patrones de
conducta negativos que aprendieron durante su infancia. Esto es
similar a lo que hacen los padres con sus hijos pequeños cuando
canalizan sus frustraciones o proyectan en sus hijos sus propias
necesidades o temores.
Además, los adolescentes suelen tener mucha necesidad de pertenencia,
quieren sentirse identificados con algún grupo social. De modo que
algunos se unen a grupos que tienden a tener problemas con la ley:
cometen delitos menores o consumen drogas, beben alcohol en exceso,
etc. Mientras que otros adolescentes tienden a preocuparse
excesivamente por la moda, el dinero, la familia o los amigos. Otros
son más complejos aun y analizan todo, obsesivamente, toman las
cosas de un modo muy personal y tienden a deprimirse con facilidad.
Cuando los padres intentan poner límites, los adolescentes reaccionan
desde su inmadurez y su rebeldía. Por suerte, no todos los adolescentes
son problemáticos. Algunos, a pesar de no haber recibido la mejor
crianza que pueda esperarse de un padre o una madre, comienzan a
analizar sus relaciones familiares y las conductas de sus padres,
objetivamente, e intentan diferenciarse de ellos y romper el ciclo del
abuso emocional familiar.
Recuerde: Un adolescente es como un niño que expresa sus ideas con la voz de un
adulto.
23
LA FAMILIA DISFUNCIONAL
En las familias disfuncionales el problema principal es que los
miembros del grupo familiar no funcionan adecuadamente. Los roles
se han cambiado. Alguno de los padres (o ambos) esperan que algunos
de sus hijos (o todos) se comporten como adultos, o bien, eligen a
algún hijo particular, al que designan como su aliado.
En este tipo de familias, por ejemplo, uno de los padres “compromete
emocionalmente” a uno de los hijos, señalándolo como el hijo “preferido o
favorito”. Este tipo de relación es sumamente dañina, tanto para el hijo
preferido como para los demás hermanos que han quedado relegados a
un segundo plano.
El hijo preferido se ve obligado a convertirse en cómplice del padre
que lo absorbe y los esclaviza emocionalmente, actuando también
como informante o vocero de ese padre. Este niño es moldeado y
manipulado sutilmente por el padre demandante o castrador, quien
espera que su hijo preferido se comporte como un adulto y satisfaga las
necesidades emocionales que el verdadero cónyuge de ese padre no
satisface.
Este tipo de desplazamiento y reemplazo emocional, que genera un
marcado intercambio de roles, fue identificado por la Dra. Patricia
Love1 como “Incesto Emocional”.
La palabra “incesto”, si bien es una palabra muy fuerte, describe
claramente el tipo de relación inadecuada entre el padre manipulador
que abusa emocionalmente de su hijo y el hijo que ha señalado como
su preferido.
Las familias disfuncionales que desarrollan una relación de
incesto emocional presentan ciertas características comunes, por
ejemplo:
1 “The Emotional Incest Syndrome” (Síndrome del Incesto Emocional), Dra.
Patricia Love.
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 Los padres no muestran empatía ni tienen sentimientos
genuinos de compasión o interés por las necesidades
emocionales de los hijos. Tampoco les brindan a sus hijos
contención emocional o psicológica.
 Uno de los padres no recibe apoyo emocional por parte del
cónyuge. Algo que generalmente ocurre en los casos de padres
divorciados, separados, viudos o solteros.
 Cuando uno de los padres se involucra de manera obsesiva
con uno de los hijos, los otros hijos se sienten excluidos. Por
ende, se sienten emocionalmente heridos y muestran
sentimientos de resentimiento o envidia hacia el hijo favorito.
También desarrollan una marcada necesidad de aprobación y
aceptación por parte del padre manipulador.
 El padre manipulador es altamente dañino o tóxico porque
suelen mentir para negar el tipo de relación patológica que
establece con el hijo preferido.
 El padre manipulador espera que el hijo preferido se comporte
como un adulto.
A este tipo de padre (o madre) se lo conoce como el padre
“emocionalmente castrador”, ya que le impide al hijo establecer relaciones
saludables fuera del vínculo que mantiene con dicho progenitor.
Esto sucede porque este tipo de relación genera sentimientos de culpa
y ansiedad, dónde el niño se siente responsable por el bienestar
emocional del padre manipulador.
Así, es común ver hombres adultos solteros que actúan como
verdaderos sirvientes leales de madres dominantes. Aun cuando logran
casarse o independizarse y vivir por su cuenta - alejados de la madre
castradora - fracasan reiteradamente en sus intentos por establecer
relaciones con otras parejas y viven pendientes de las necesidades o
exigencias de su madre.
25
Hay muchas madres que les crean a sus hijos o hijas la responsabilidad
de velar por ellas, mantenerlas al tanto de todo lo que sucede en la
familia y postergar sus propias necesidades con el solo fin de satisfacer
las necesidades de dicha madre.
Lo normal es que los hijos cuiden de sus padres cuando estos llegan a
la vejez. Así, los hijos adultos suelen preocuparse y ocuparse de sus
padres mayores, ya que los ancianos -muchas veces- dependen de otras
personas para vivir y funcionar diariamente. Pero cuando un padre
adulto (joven) compromete emocionalmente a un hijo menor (durante
la infancia o adolescencia) y lo obliga (consciente o inconscientemente)
a hacerse cargo de sus propias necesidades, entonces genera una
relación familiar disfuncional.
Esto se observa comúnmente, cuando en una familia hay niños que
actúan como adultos. Las conductas adultas de los niños, así como las
conductas excesivamente inmaduras, no son normales ni saludables.
Para que un niño se desarrolle emocional y físicamente, de una manera
saludable, necesita que sus padres cumplan la función de padres y le
permitan al niño desarrollarse de acuerdo a su edad biológica real.
Las mentiras cotidianas
Otra de las características comunes de las familias disfuncionales son
las mentiras rutinarias. Los adultos mienten como una manera de negar
la realidad y de evitar responsabilidades. Como si al mentir convirtieran
a la familia disfuncional en una familia que funciona correctamente.
La negación de la realidad a través de las mentiras periódicas se vuelve
un hábito común y los miembros de la familia disfuncional se
acostumbran a mentir o a aceptar estas mentiras como parte de su
interacción habitual. Los adultos y los niños de una familia
disfuncional, también mienten porque proyectan sus fantasías y deseos.
Es una vía de expresión alternativa. A través de las mentiras expresan
lo que les hubiera gustado decir o hacer, como si en realidad lo
hubieran dicho o hecho.
Este hábito de mentir, incluso acerca de las cosas más triviales,
26
establece una estructura que respalda la noción de que “mentir no es tan
grave” o “mentir no tiene nada de malo” o “decir la verdad no es tan importante”.
Así, los niños aprenden a vivir fuera de la realidad, satisfaciendo la
necesidad que tienen los padres de que sus hijos crean esas mentiras, lo
cuál les evita cualquier tipo de responsabilidad por sus acciones futuras.
Quienes mienten compulsivamente tienen un problema psicológico
importante. Estas personas, ya sea que mientan acerca de cosas
importantes como acerca de cosas triviales, dañan a los demás
integrantes de la familia y necesitan realizar algún tipo de terapia para
tratar su problema particular. Las mentiras generan una disfunción
importante en una familia. Algunas personas mienten, también, porque
no son capaces de decir la verdad y poner límites, por lo que mentir les
resulta más “cómodo” o conveniente. Intentar construir una relación (de
amistad, de pareja o laboral) sobre la base de las mentiras rutinarias es
sinónimo de desastre total.
Por ejemplo:
 Si uno de los padres tiene un problema de adicción grave, como por ejemplo
la adicción al juego, es posible que el hijo que haya elegido como su
preferido intente justificar la adicción del padre ante el resto de la familia.
Y mentirá todo lo que sea necesario para justificar al padre. Es probable
que el hijo preferido defienda al padre jugador diciendo cosas como: “Pobre
papá, es que está tan deprimido desde que perdió su empleo que necesita
una distracción” – (aunque haya perdido su empleo hace años o no haya
trabajado nunca); o bien, “Pobre mamá, está todo el día encerrada en
casa, ocupándose de las tareas domésticas y necesita una distracción” –
(aunque tenga personal de limpieza que haga todas las tareas y ella no
tenga que tocar ni un escobillón).
En las familias disfuncionales los hijos se ven obligados a mentir como
un recurso habitual, a fin de justificar cualquier conducta inadecuada
del padre. Como vimos antes, estas mentiras también sirven para negar
cualquier referencia a la disfunción familiar que existiera en la realidad.
Consecuentemente, los miembros de la familia se adaptan para
funcionar dentro de este contexto de ficción.
27
Padres de sus propios padres
Como explicamos anteriormente, en teoría, los padres deberían cumplir
el rol de padres, mientras que los niños y los adolescentes deberían
cumplir el rol de hijos. Pero como hemos visto, muchas veces se
observa que algunos hijos terminan desempeñando el rol “de padres de
sus propios padres”, desde una edad muy temprana. También analizamos
que en la vida, es natural que, cuando alcanzamos la adultez, nos
preocupemos por nuestros padres, los cuidemos y los ayudemos en la
última etapa de sus vidas. Esto es normal. Pero cuando un niño de 10
años o un adolescente de 14 empiezan a preocuparse excesivamente
por cuestiones que les competen a los adultos del hogar, entonces esta
conducta no es normal. Cuando los niños se sienten agobiados por
estas responsabilidades, o los adultos se sienten frustrados porque sus
hijos no satisfacen sus necesidades y expectativas, comienzan a surgir
abusos emocionales de tipo verbal (maltrato, insultos, demandas
exigentes, amenazas, etc.) que desintegran toda posibilidad de que la
familia funcione correctamente. Las familias disfuncionales suelen
caracterizarse por presentar episodios cíclicos de peleas y discusiones,
dónde los padres se agreden delante de los niños y los niños se ven
obligados a participar y tomar partido por alguno de los padres.
Básicamente, una familia disfuncional es una familia que no funciona
correctamente. Este malfuncionamiento constante se vuelve una norma
o regla de oro y los integrantes de la familia disfuncional acaban por
acostumbrarse y aceptar ese malfuncionamiento como una manera
“normal” de relacionarse entre sí. En la familia disfuncional, los roles no
están claramente definidos y la lógica y el sentido común suelen estar
ausentes.
Otros ejemplos:
 Una niña de trece años le explicó a su maestra que la razón por la cuál
no podía completar las tareas escolares para el hacer en el hogar era porque
tenía que ocuparse de cocinar, lavar, planchar, limpiar la casa y cuidar a
sus hermanos menores. Era la mayor de ocho hermanos. La maestra le
preguntó por sus padres y la niña explicó que su padre tenía dos empleos
para poder mantenerlos y trabajaba todo el día fuera del hogar. Pero al
28
hablar acerca de su madre, dijo: “Mi madre es una mujer que necesita del
amor que le da un bebé”, y agregó, “cuando mis hermanos ya comienzan a
caminar, y a los 3 o 4 años comienzan a ir al jardín de infantes –por lo
que ya no necesitan tanto a mamá-, mi madre se embaraza de nuevo y
deja de ocuparse de los hijos que ya tiene”.
Con la excusa (real) de estar ocupada amamantando a un bebé y
ocupándose todo el día del nuevo hijo, la madre reclamaba que “no tenía
tiempo de ocuparse de las cosas de la casa o de criar a sus otros hijos”, con lo cuál,
esas responsabilidades recaían sobre las dos hijas mayores (de 13 y 10
años de edad).
 Una madre de dos niños pequeños acababa de ser abandonada por el
padre de los niños. El problema era que este hombre ya tenía una familia
antes de conocer a esta mujer, con quién tenía también dos hijos. Ante la
presión de la mujer porque el hombre dejara a su esposa legítima y su
familia original, el hombre no cedió y decidió no volver a tener más
contacto con esta mujer ni con los niños. La mujer cayó en un profundo
pozo depresivo y sus hijos, de apenas 2 y 5 años de edad habían quedado,
en cierto modo, librados a su propia suerte. La madre estaba tan
deprimida que apenas si se ocupaba de darles de comer a los niños,
asearlos, etc. Pasaba la mayor parte del día durmiendo o sentada en el
piso jugando con sus hijos. No se ocupaba de limpiar su casa, ni de tratar
de conseguir un empleo, ya que recibía beneficios de la agencia de asistencia
social y con eso lograba sobrevivir. Lo que empeoraba la situación era que
había desarrollado una relación altamente dependiente con su hijo mayor.
Ella se refugiaba emocionalmente en el niño, de tan sólo 5 años, quien a
esa edad, ya vivía preocupado por las necesidades emocionales de su madre.
La situación habitual era que los niños veían a su madre llorar por los
rincones de la casa o dormir todo el día, debido a su depresión. Esta
madre estaba descuidando las necesidades de sus hijos (negligencia
emocional y física) a la vez que estaba sobrecargándolos de
responsabilidades que no le correspondían a los niños. Los niños, estaban
funcionando como padres de su propia madre.
Resumen de las características comunes de las familias
disfuncionales:
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 La familia no logra definir, específicamente, los roles de cada
miembro del grupo familiar.
 Los adultos "siempre tienen la razón” y los niños “deben aceptar esta
regla”.
 Los miembros de la familia no se comprenden ni se respetan
mutuamente.
 Los miembros de la familia no confían entre sí.
 Los niños comienzan a preocuparse por temas que les competen
a los adultos.
 Los niños se sienten perdidos y solos.
 Los padres no protegen a los hijos.
 Los padres se comportan como niños o como adolescentes
inmaduros.
 Los valores familiares son muy rígidos o muy liberales, o carecen
de lógica.
 No existe un sentido de unidad familiar, aunque puede haber un
sentido de posesión por parte de los padres hacia los hijos.
 Se descuidan las necesidades emocionales de los niños.
 Se espera que los hijos satisfagan las necesidades y expectativas
de los padres.
 Se espera que el hijo preferido reemplace al cónyuge que no
cubre las expectativas del padre que crea el vínculo de
dependencia emocional con el hijo.
 Se ignoran o se niegan los episodios de violencia doméstica o
abuso verbal o físico.
 Se minimizan las necesidades emocionales de los niños y el
impacto que tienen las peleas y discusiones delante de a ellos.
 Se espera que el hijo preferido asuma la obligación de satisfacer
las necesidades del padre que lo ha elegido como favorito.
Lo siguiente es otro ejemplo tomado de la vida real:
 En el hogar de una madre soltera, la madre trabajaba desde muy
temprano en la mañana y dejaba a su hija de 8 años que despertara a su
hermano de 4, le diera el desayuno, la ayudara a vestirse y luego lo llevara
a la escuela dónde también asistía la niña. Al regresar, la niña debía
calentar la comida que su madre les dejaba preparada para el almuerzo y
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pasaba el resto de la tarde en su casa, a solas, con su hermano menor. Si
cuando la madre llegaba, los platos del almuerzo no estaban lavados, la
madre se enfadaba terriblemente con la niña, diciéndole: “No puedes hacer
nada bien. Además eres muy desconsiderada conmigo, que trabajo todo el
día para mantenerte a ti y a tu hermano”.
Esta madre no sólo abusaba emocionalmente de su hija de 8 años, al
descalificarla por aquello que “no hacía bien” y exigirle que hiciera cosas
propias de un adulto, sino también, descuidaba física y emocionalmente
a ambos niños (negligencia física y emocional). Una niña de tan solo 8
años de edad, no puede cuidar de sí misma y tener la responsabilidad
de cuidar a su hermano de 4. No le corresponde a una niña de 8 años
levantar a su hermano por la mañana, ayudarle a vestirse, llevarlo a la
escuela, darle de almorzar, etc. Ésas son tareas de un adulto.
Además, dejar a los niños pequeños sin la supervisión de un adulto se
considera un delito, en muchos países, además de una negligencia física
y emocional. Y tampoco debemos olvidar la serie de insultos y
comentarios negativos que la madre le profería a la niña por no lavar
los platos antes que ella llegara de trabajar. Finalmente, los padres
tienen la obligación de mantener a los hijos menores de edad, no se
trata de un favor que les están haciendo. Estos son sólo algunos
ejemplos de abuso y negligencia emocional.
Otro caso:
 Un padre extremadamente exigente con su hijo esperaba que éste fuera
“no menos que perfecto”. El niño expresaba la angustia y la ansiedad que
le provocaba la exigencia de su padre a través de un trastorno alimenticio.
El padre culpaba a la madre porque el niño no comía nada y la madre se
agarra la cabeza y decía “¡Mi hijo no me come nada!”.
Si estos padres hubiesen sido emocionalmente saludables, habrían
buscado la raíz del problema. Los padres emocionalmente saludables
tratarían de averiguar por qué el niño no comía, cuál era la causa por la
cuál se sentía tan mal que había dejado de comer. Por el contrario, los
padres egoístas esperan que sus hijos satisfagan sus propias necesidades
y los presionan sin importar cuáles sean las consecuencias (en este caso,
un trastorno alimenticio).
31
Además, los padres posesivos -que adoran ser el ombligo del mundo y
se presentan como víctimas perfectas de cualquier problema familiar-
son aquellos que dicen "mi hijo no me come". Como si el hecho de que el
niño se alimentara fuera una obligación o un favor que debe hacerle a
ese padre o como si el niño estuviera “castigando" a ese padre al negarse
a comer. Los padres egoístas sólo tienen en cuentan sus propias
necesidades y ven a sus hijos como meros instrumentos para satisfacer
esas necesidades personales.
El abuso emocional puede tomar muchas formas. Como dijimos antes,
algunas son muy sutiles y otras son más obvias, pero en sí, cuando la
salud emocional y la autoestima de un niño, o de un adolescente o un
adulto, están en juego – y se está deteriorando lentamente, podemos
tener la certeza de que se está cometiendo un abuso de tipo emocional.
Actitudes típicas
A continuación veremos ciertas actitudes típicas que se pueden
observar en situaciones en que las que una familia disfuncional comete
abuso y/o negligencia emocional:
 No prestarle atención a un hijo, ya sea cuando nos esté
hablando o cuando lo veamos muy retraído, como
“escondiendo un problema”. Minimizar los acontecimientos o
las reacciones de los niños u otras personas. Restarle
importancia a aquellas cosas que sí tienen importancia.
 Ignorar la necesidad de afecto y la necesidad de relación de los
hijos o del otro cónyuge. Por ejemplo, cuando una persona se
siente anímicamente mal, temerosa o deprimida y nosotros
ignoramos su estado de ánimo. O bien, cuando una persona
tiene necesidad de comunicarse y relacionarse e ignoramos su
necesidad de comunicarse.
 Descalificar a la persona, ya sea agrediéndola verbalmente o
mediante un gesto de desaprobación que le haga sentir mal. En
este caso, el lenguaje corporal es muy importante, a veces un
gesto puede herir más que una palabra o un insulto.
32
 Humillar a un niño, u otra persona, exponiéndolos a
situaciones denigrantes que les harán sentirse mal o les harán
sentir vergüenza de sí mismos o de otros.
 Rechazar, criticar, amenazar o intimidar a un niño o al
cónyuge. Burlarse de una persona, o de sus ideas o sus
tradiciones o de su cultura.
 Pedirle a un niño que mienta o que haga algo por nosotros, así
nosotros no tenemos que hacerlo.
 Aislar a un niño o al otro cónyuge, controlar todo lo que hace
o cuestionar todo lo que dice, o perseguirlo o acosarlo,
incansablemente.
 Presionar o manipular a un niño o al cónyuge con un
propósito determinado. La manipulación de una persona como
si fuera un títere, no tiene nada que ver con amar a una
persona. “Querer controlar o dominar a una persona no es amar”.
 Exponer a una persona (por ejemplo a un niño) a que sea
testigo de un incidente de violencia doméstica. Obligarlo a que
tome partido por alguno de los padres. No proporcionarle una
estructura o un ambiente doméstico seguro.
 Manipular al cónyuge o a los hijos a través del dinero,
especialmente cuando se les crea una dependencia económica.
 Crear una dependencia afectiva o promover relaciones
simbióticas entre los miembros de una familia.
Recuerde: el perpetrador del abuso emocional puede ser consciente de ello o no.
Percepciones y puntos de vista
Muchas veces, el abuso emocional ocurre de manera espontánea
debido a los patrones de conducta heredados por generaciones. Los
33
abusadores que no tienen conciencia del impacto negativo de sus
acciones, comentarios o actitudes, normalmente “no ven nada de malo” en
la manera en que se relacionan con los demás.
Las víctimas, por el contrario, intuyen que una relación que se vive
como emocionalmente abusiva no es “normal”. Pero, lamentablemente,
a veces, cuando las víctimas han sufrido un abuso emocional desde la
infancia, crecen aceptando esa manera no saludable de relacionarse con
los demás, como si fuera un patrón de conducta “normal“.
Así, durante la vida adulta, las víctimas de abuso se sienten confundidas
y no logran comprender cabalmente, qué es lo que no funciona en sus
relaciones; ya sea en sus relaciones personales (de pareja), sus relaciones
laborales (en el trabajo), sus relaciones sociales (con los amigos), etc.
Pero la infancia quedó atrás, pertenece al pasado. Y estos sentimientos,
emociones y experiencias, también.
Cuando una persona siente que no goza de total libertad para expresar
sus sentimientos o pensamientos, es probable que sienta temor por la
reacción o respuesta que pueda suscitar en otras personas. Esto se debe
a que ha incorporado un tipo de patrón conducta de “adaptación” a las
expectativas de los demás y un sentimiento de “deuda” hacia otro ser
humano. Son personas que piensan que necesitan la aprobación de los
demás para poder expresarse libremente o que las prioridades ajenas
son más importantes que las suyas propias.
El abuso emocional logra exactamente esto. Las víctimas de abuso
suelen dudar de su propio criterio, pierden de vista que tienen los
mismos derechos de expresar su opinión que los demás, olvidan que
merecen ser respetadas al igual que cualquier otra persona y viven con
la sensación de que deben pedir permiso para hablar, opinar, hacer
algo, tomar una decisión, etc., La realidad es que no que necesitan la
aprobación o aceptación de los demás. Necesitan su propia aceptación.
Recuerde: El abuso emocional es un proceso continuo.
34
El proceso del abuso emocional
Con el tiempo, este tipo de abuso persistente va deteriorando la
autoestima de la víctima y le va creando una dependencia emocional.
Las víctimas se “acostumbran” a esta dinámica, la cuál terminan
considerando como “normal” y ésta es una de las razones por las que les
cuesta terminar con una relación abusiva.
Es importante señalar que las víctimas “no” disfrutan del trato que
reciben en una relación abusiva. “Tampoco tienen la culpa” de la conducta
abusiva del abusador.
Pero para poder abandonar una relación abusiva y evitar establecer
relaciones futuras con otros abusadores, las víctimas necesitan
informarse bien y tomar las decisiones más convenientes, como
primera medida.
Si la víctima no actúa y no hace algo para terminar una relación
abusiva, lo más probable es que el abusador tampoco haga nada para
“salvar o rescatar” a la víctima, ni le evitará a la víctima el sufrimiento del
abuso constante. No olvide que algunos abusadores ni siquiera son
conscientes del patrón de conducta abusivo que practican
habitualmente. Y los que sí son conscientes, son las últimas personas
que harían algo para ayudar a una víctima o para solucionar el
problema del abuso emocional.
Los abusadores no son quienes “lo pasan mal” en una relación abusiva.
Quien lleva la peor parte, es la víctima del abuso.
Si usted es una víctima de una relación de abuso emocional, no se
sienta culpable ni inútil, ni fracasado, no es su culpa. Establezca límites
saludables lo antes posible. Y si esto le resulta muy difícil, pida ayuda
profesional.
Y lo más importante: Usted no tiene obligación de satisfacer las
necesidades de los demás. No tiene obligación de agradarle a
todo el mundo. Ámese a usted mismo primero y podrá establecer
límites sanos y desarrollar relaciones auténticas y más
35
saludables, en el futuro. Recuerde que el abusador no hará esto
por usted. Usted necesita protegerse. Ayúdese o permita que
otros le ayuden.
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37
CAPÍTULO II
ÁMBITOS DÓNDE OCURRE EL ABUSO EMOCIONAL
El abuso emocional suele darse en la familia y en las relaciones de
pareja, (como analizaremos más detenidamente en otros capítulos),
pero también en el lugar de trabajo (algo que actualmente se conoce
como “mobbing”), y también, en las instituciones académicas y otras
organizaciones de una comunidad (sociales, deportivas, artísticas,
religiosas, políticas, etc.)
Como dijimos, el abuso emocional en las relaciones interpersonales
consiste principalmente en una maniobra de manipulación, a través de
la cuál el abusador intenta controlar o dominar a la víctima. El
abusador considera que él es quien “manda” y espera que la víctima
“obedezca”.
En algunos casos, una persona también puede abusar de sí misma; algo
que suele ocurrir con frecuencia cuando las personas padecen una
profunda depresión. A veces, una persona no necesita que otra le diga
cosas negativas. La persona que sufre una profunda depresión, suele
abusar de sí misma y no logra poner fin a sus pensamientos negativos.
Los ámbitos de nuestra vida
El listado que veremos más abajo esquematiza, de un modo general, los
principales ámbitos de nuestra vida. Y dentro de cada uno de ellos,
establecemos relaciones interpersonales, como también, relaciones
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intrapersonales, es decir: con nosotros mismos (lo que también se
conoce como diálogo interno).
Las relaciones abusivas pueden darse en cualquiera de estos ámbitos,
incluso en el ámbito personal. Además, estos ámbitos no funcionan de
manera totalmente independiente, sino que se interrelacionan y,
muchas veces, los problemas emocionales que ocurren en un ámbito
afectan a los otros.
Esquema de los ámbitos de nuestras vidas:
 AMBITO UNIVERSAL O ESPIRITUAL
 AMBITO GLOBAL
 AMBITO CULTURAL
 AMBITO SOCIAL
 AMBITO FAMILIAR
 AMBITO PERSONAL
1. Abusar emocionalmente de uno mismo (ámbito personal,
físico y emocional - YO)
En primer lugar estamos nosotros mismos, nuestro ser, con nuestros
valores personales, nuestros principios, nuestra esencia como seres
humanos, nuestro espíritu, nuestra mente, nuestros sentimientos y
emociones, nuestras habilidades o capacidades y nuestras creencias.
Lo que nosotros decidamos creer acerca de nosotros mismos, no es
algo que nos obliguen a creer los demás, es algo que -si bien los demás
pueden sugerir- somos nosotros mismos quienes decidimos aceptar un
determinado juicio de valor sobre nuestra propia persona.
Así, cuando una persona está muy deprimida o ha crecido con una
imagen muy pobre de sí misma, puede pensar que no vale nada. Puede
decirse muchas cosas negativas, todo el tiempo. Esto sólo reforzará esa
imagen pobre que tiene de sí y debilitará aún más su autoestima.
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Normalmente, las personas deprimidas suelen tener dificultades para
dejar de tener esos pensamientos negativos. Es por eso que, a veces, las
personas que sufren una depresión profunda necesitan un tratamiento
farmacológico, además de una buena terapia y un entorno social o
familiar positivo. La persona deprimida ve todo desde un punto de
vista pesimista y por eso le cuesta cambiar su manera negativa de
pensar. Cree que sus problemas no tienen solución.
Entre las cosas más comunes que se dicen a sí mismas las
personas deprimidas o inseguras, podemos citar las siguientes:
 -“Cuando entro en un lugar, todos me miran y seguramente me juzgan en
silencio, porque las personas siempre son muy prejuiciosas”
 -“El mundo estaría mejor sin mí”
 -“Jamás se fijará en mí”
 -“Jamás podré bajar de peso”
 -“Las terapias no sirven para nada”
 -“Mis amigos o mi familia estarían mejor sin mí”
 -“Nadie me comprende”
 -“Nadie me puede ayudar”
 -“No me darán ese empleo”
 -“No sirvo para estudiar una carrera universitaria”
 -“No sirvo para nada”
 -“No puedo guardar un secreto”
 -“No puedo dejar de fumar, beber, etc.”
 -“No tengo fuerza de voluntad”
 -“No tengo coraje para decir lo que pienso”
 -“No tengo paciencia con los niños”
 -“Nunca aprenderé a nadar/conducir/usar una computadora, etc.”
 -“Nunca puedo hacer nada bien”
Todas estas frases negativas suelen basarse en los propios temores de
las personas. No obstante, la mayoría de las cosas que tememos sólo
existen en nuestra imaginación y carecen de un fundamento real.
Cuando los individuos se dicen a sí mismos estas cosas, permiten que
sus propios temores e inseguridades internos abusen emocionalmente
de ellos.
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Algunas veces, estas personas buscan confirmar sus temores y piden
consejo solamente a aquellas personas que coincidirán con su punto de
vista. Si una persona piensa que no sirve para nada, lo más probable es
que busque corroborar esta creencia. Así, le pedirá opinión a alguna
persona que también tenga una imagen de ella muy pobre. Esa opinión
ajena (negativa) reforzará la idea propia de que la persona no sirve para
nada, creando un círculo vicioso que se retroalimentará, una y otra vez.
2. El abuso en el ámbito familiar (la pareja, los hijos, los padres,
los abuelos, los tíos y otros familiares o personas cercanas a la
familia)
Nacemos y nos criamos en el seno de un ámbito que llamamos
“familia”. Puede tratarse de la familia biológica o una familia adoptiva,
de un hogar (un orfanato, por ejemplo), una comunidad, un grupo
social, una tribu, etc.; o, a veces, la carencia de estos (los niños que se
crían en la calle, por ejemplo).
A partir de estos primeros vínculos con otras personas, desarrollamos
nuestros sentimientos, nuestros afectos, nuestras preferencias, nuestros
valores, adoptamos ciertas tradiciones y/o creencias de nuestro grupo y
recibimos determinados “mandatos” por parte de quienes nos ayudan a
crecer. Estos mandatos influirán en nuestra personalidad y en la
manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás
Un ejemplo común de abuso emocional familiar, incluye
situaciones como éstas:
 Un marido descalificaba constantemente a su mujer diciéndole que nunca
tenía la casa lo suficientemente limpia, que no era una buena pareja
sexual, que no se vestía bien, que no era capaz de mantenerlo interesado
en ella lo suficiente, etc. Los hijos del matrimonio observaban al padre
humillar a la madre y a la madre, recluirse y llorar, reclamando que el
marido no la amaba (“a pesar de todo lo que ella hacía por él”).
Ninguno de los dos padres tenía en cuenta el impacto emocional que estas
discusiones tenían sobre sus hijos. Como consecuencia, los niños aprendían
formas negativas de actuar y de relacionarse con los demás.
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 Una esposa descalificaba habitualmente a su marido, frente a otras
personas, diciendo que su marido era un inútil en la casa, que no podía ni
arreglar un enchufe, que era un hombre sumamente desorganizado, que no
tenía buen manejo del dinero, que no les ponía límites a sus hijos, que no
ganaba suficiente, que nunca lo ascenderían en el empleo, etc. También,
solía decir que su marido era como un hijo más. Los niños, normalmente,
presenciaban esto y aprendían que era “normal” no respetar a su padre o
hablar mal de él.
El abuso emocional va más allá de los comentarios hirientes que los
integrantes de una familia pueden hacerse mutuamente, o ante otras
personas. Implica una desvalorización permanente de la autoestima de
una persona y de su confianza en sí misma. Lamentablemente, las
víctimas de abuso emocional suelen reaccionar de dos maneras y
ninguna de ellas es positiva:
 O se defienden agrediendo o contraatacando al abusador, lo
que genera una pelea o una discusión feroz,
 O se deprimen intensamente y refuerzan su imagen de persona
inútil, incapaz o no merecedora de nada mejor.
Recuerde: ninguna de estas conductas soluciona el problema del abuso emocional
¿Hay que hacer algo al respecto?
La mayoría de las veces, casi todas las víctimas de abuso se lamentan y
se quejan -por siglos- acerca de los abusos sufridos, pero les resulta
muy difícil reconocer que necesitan “hacer algo” para terminar con una
relación abusiva. Esto no intenta justificar en absoluto la conducta
abusiva del abusador. De hecho, como explicamos antes, “la víctima no
tiene la culpa de la conducta del abusador”. Pero, si la víctima no se “corre del
lugar” o no deja de ocupar el lugar de víctima en una relación abusiva,
el abusador no lo hará por ella.
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El abusador no “salvará” ni “rescatará” a la víctima del abuso. Tampoco
abandonará a la víctima, ni terminará una relación abusiva, a menos que
encuentre otra víctima mejor. De modo que es importante que las
víctimas de abuso emocional comprendan que discutir, pelear, intentar
hacerle comprender al abusador cómo funciona la relación abusiva, o
bien, sumirse en un estado depresivo, no solucionará el problema del
abuso emocional. Por consiguiente, si la víctima no se siente capaz de
terminar una relación abusiva, es fundamental que pida ayuda
profesional.
Recuerde: el abusador no hará nada para que la víctima se sienta mejor.
Aprenda a negociar
Las técnicas de negociación actuales explican claramente que estos dos
enfoques no resuelven los problemas. Sin embargo, hay una tercera
instancia que es la manera realmente eficaz de resolver este tipo de
conflictos. Esta manera de resolver problemas se basa en aplicar un
criterio objetivo y realista que evita que la víctima caiga en el
autoengaño. Además, también le ayuda a comprender que puede poner
límites y decir “No” de una manera asertiva. Sin peleas y sin
martirizarse. Esto implica abandonar la posición personal y ocuparse
del problema en sí.
Por lo general, las víctimas están más centradas en sí mismas y en lo
infelices que son, que en el problema en cuestión (el abuso emocional).
O también, se centran en el abusador y lo injusto que es. Pero, la clave
radica en enfocarse en el problema en sí para poder ponerle un límite
adecuado al abuso emocional.
Emplear una manera de pensar objetiva, les permite a las personas
tratar los problemas independientemente de las personas que participan
en él. Si bien esto parece casi imposible, se puede comprender con el
siguiente ejemplo:
 La esposa propone ir a pasar Navidad a la casa de su familia de origen. El
esposo ya ha hecho planes para que algunos familiares suyos vengan a pasar
43
Navidad en su casa. Se origina una discusión importante dónde ambas
partes se insultan y usan un tono irónico o sarcástico para destacar los
defectos de la otra parte, además de echarse en cara otros problemas
anteriores.
Esto es algo bastante común. Luego, tanto el esposo como la esposa se
encierran en su posición personal y juegan su rol de víctima y abusador
a la perfección. El problema es que ambas partes están muy ocupadas
haciendo valer su punto de vista propio y tratando de ganar y de "tener
la razón", en lugar de ver cómo pueden resolver el problema
adultamente.
Para resolver un problema como éste, no es necesario insultarse
mutuamente, ni agredir a la otra parte, ni armar un berrinche o largarse
a llorar desconsoladamente. Es necesario darse cuenta de las propias
emociones y mantenerlas bajo control para que no afecten nuestra
manera de pensar.
Así, una de las partes podrá reconocer internamente: “Realmente me
siento muy enfadado o enfadada por la decisión que tomó mi pareja sin
consultarme”. Y en lugar de contra atacar a su pareja o de deprimirse,
esta persona podría explicar sinceramente (y sin adoptar una postura de
mártir), cómo se siente realmente. Se siente muy molesta por la
decisión que ha tomado la otra parte.
Muchas veces, cuando una persona cambia su manera de abordar un
tema, toda la situación cambia. Pero, este cambio no ocurre porque la
otra parte haya comprendido qué es lo que no funciona en su relación,
sino simplemente, porque se han roto las reglas del juego habitual.
Cuando comenzamos a ver las cosas desde otro lugar y comenzamos a
actuar de un modo diferente al habitual, se producen cambios visibles.
A veces, son cambios positivos que les permiten a una pareja o a una
familia iniciar un diálogo sincero y abierto. Otras veces, se trata de
cambios que precipitan el fin de una relación. Y ésta última posibilidad
es la razón por la cuál algunas personas temen cambiar. Temen que
una relación termine, incluso si ello las beneficiaría.
44
Pequeñas simulaciones
En algunos casos, el abusador simplemente simulará un leve cambio
para que la víctima crea que hay una posibilidad de mejora, pero esto es
sólo una estrategia transitoria para perpetuar la relación abusiva. Es
como darle un dulce a un niño que llora para que se calme y deje de
llorar. Posiblemente, el niño deje de llorar por unos minutos, pero eso
no solucionará el problema real, por el cuál el niño lloraba. Muchas
víctimas de abuso suelen “auto engañarse” ante las hábiles maniobras de
los abusadores. Esto es normal. Las víctimas suelen creer que el
abusador cambiará o que ellas podrán cambiar al abusador. Esto se
debe a que la víctima prefiere pensar que el abusador aún tiene algún
lado bueno, o un sentido humanitario, que le hará comprender que
abusar de otras personas está mal.
Y además, el abusador suele ser consciente de la necesidad de la
víctima de que las cosas cambien y por eso finge un leve cambio de
actitud en respuesta a los ruegos de ésta.
En el capítulo siguiente hablaremos sobre el ciclo del abuso emocional.
La última etapa del ciclo, llamada “luna de miel”, se refiere justamente a
estas pequeñas estrategias que emplean los abusadores para “recomponer”
una situación, temporalmente.
Recuerde: Las personas cambian solamente si así lo deciden y no porque otros lo
deseen.
¿Un abusador puede cambiar?
En circunstancias normales, el abusador cambia si así lo decide. Nadie
puede obligar a otra persona a cambiar, ni tampoco puede cambiar por
esa persona. Como vimos, el autoengaño es muy común entre las
víctimas de abuso, quienes viven con la esperanza de que – algún día
— el abusador cambie, de tanto suplicarle que lo haga.
Los abusadores son seres humanos, al igual que las víctimas. Algunos
pueden cambiar y otros no. Algunos abusadores toman conciencia de
los abusos que cometieron y comprenden que existen maneras más
45
saludables de relacionarse con los demás, entonces eligen cambiar. A
veces lo logran, otras veces no. Lo importante es comprender que los
procesos de cambio son complejos, incluso para las personas que no
son ni abusadores ni víctimas de abuso emocional.
También es importante destacar que en ciertas culturas (o países), hay
personas que viven bajo ciertas religiones o sistemas políticos que
someten a la gente a distintos tipos de abuso. Este tipo de víctimas
“realmente no tienen muchas opciones” (o libertades, como la libertad de
elección). De modo que en estos casos, no se trata de que la víctima
quiera o no quiera cambiar, no se trata de que la víctima pueda elegir -o
no- abandonar a un abusador, porque en estos casos, sus opciones
están restringidas.
Pero, fuera de estas circunstancias particulares, en la mayoría de las
culturas, las víctimas tienen la opción de darle la espalda a una relación
abusiva. Tienen la opción de abandonar a un abusador. Tienen la
opción de buscar y conseguir ayuda (terapia, red de apoyo emocional,
ayuda económica, asesoramiento legal, etc.) y tienen la opción de
comprender que hay abusadores que pueden cambiar y otros que no.
3. El ámbito social: el trabajo, los amigos, la pareja (noviazgos o
parejas fuera de las familias ya establecidas), los compañeros
de actividades recreativas o deportivas, los grupos sociales.
 El abuso emocional en el lugar de trabajo:
El abuso emocional en el trabajo es un tema que está “de moda” en
nuestros tiempos. Se lo ha identificado con el término “mobbing”
(“mob” significa turba o pandilla en inglés). El abuso en el lugar de
trabajo se distingue principalmente por la intimidación psicológica de
un empleado por parte de un supervisor, un jefe u otro compañero de
trabajo.
Por ejemplo:
 Un jefe puede descalificar a un empleado por un error trivial, exagerando el
problema, y señalándolo delante de otros empleados. O bien, un compañero
46
de trabajo puede recargar de trabajo a otro, a fin de lograr terminar el
propio a tiempo y dar una buena imagen de sí mismo, perjudicando al
compañero que le ayudó. Por lo general, hay un propósito oculto detrás de
las manipulaciones de este tipo. Probablemente, el compañero que recargó de
trabajo al otro, quiera lograr una promoción o un ascenso laboral. Para
ello, su táctica consiste en destruir la buena imagen de sus compañeros o
hacerlos parecer incompetentes (a los ojos de los jefes), para poder destacarse
él mismo y lograr su objetivo.
Cuando las personas se sienten insatisfechas con su trabajo, esto afecta
su vida de relación en otros ámbitos de su vida. De igual manera, una
persona que tiene problemas familiares o de pareja o con sus amistades,
muchas veces, reflejará esos mismos problemas en su entorno laboral.
Y una persona que tiene una autoestima baja será más vulnerable a
cualquier comentario descalificativo que le haga otra persona, en el
ámbito laboral. Una persona con un nivel saludable de autoestima, por
el contrario, comprenderá que un comentario descalificativo sólo
empobrece a quien lo hace.
Si un supervisor le dice a un empleado que es un inútil porque cometió
un simple error, el empleado que tenga una autoestima baja coincidirá
con el criterio y el comentario peyorativo del supervisor, mientras que
un empleado con un nivel de autoestima alto, normal o saludable,
comprenderá que el supervisor se equivoca porque un simple error no
es un parámetro válido para medir el desempeño laboral o la capacidad
de un empleado. Mucho menos para determinar su valor como
persona.
 El abuso emocional en las instituciones académicas:
En las instituciones académicas, es decir, en las escuelas y
universidades, algunos profesores recurren a la ironía para ridiculizar a
los alumnos. Se espera que los profesores y maestros sean facilitadores
del aprendizaje, en lugar de actuar como jueces que critican y
descalifican a sus alumnos. Los buenos profesores promueven el
desarrollo personal e intelectual de los estudiantes, mientras que los
malos suelen buscar los defectos de aprendizaje y puntualizarlos en
47
medio de una clase. También, hay profesores que buscan los defectos
personales de los estudiantes y se dedican a dar "sermones" sobre la
moral o la conducta social de un alumno particular.
No lo hacen de una manera objetiva, lo hacen con el fin de descalificar
al alumno en cuestión y probar al resto de la clase quién tiene el
control. Hay otros profesores, que debido a sus propios complejos de
inferioridad, ven su posición amenazada ante un alumno que sabe
mucho acerca de algún tema particular, o quién, simplemente, ejerce su
derecho de expresar libremente su opinión. Las personas inseguras, en
este caso los profesores inseguros, temen que el alumno piense
libremente y gane consenso o se gane el respeto de sus compañeros, si
dijera algo interesante o inteligente.
Por esta razón, algunos profesores prefieren tener a sus estudiantes
“bajo la suela de su zapato” y vivirán subidos a su falso pedestal. Otros, en
cambio, usan la táctica del miedo. Inspiran temor en lugar de respeto.
Los profesores que hacen esto, se faltan el respeto a sí mismos en
primer lugar. Cuando un profesor es realmente un buen profesor, sus
alumnos le responden bien. Lo respetan, estudian, se sienten motivados
y participan con gusto en sus clases.
En las escuelas, también se dan muchos casos de abuso emocional
entre los compañeros de clase. Muchos niños y adolescentes forman
grupos (o pandillas) y buscan alguna víctima que puedan intimidar
fácilmente. En general, se trata de un tema de control y de establecer
cierta supremacía. Hay estudiantes agresivos que abusan emocional y
físicamente de otros estudiantes, golpeándolos, molestándolos,
burlándose de ellos, insultándolos, amenazándolos, intimidándolos o
ridiculizándolos, periódicamente. Los maestros, profesores y otras
figuras de autoridad que permiten que un estudiante abuse de otro, son
cómplices de ese abuso y comenten negligencia emocional y/o física.
Este tipo de conducta también se observa -algunas veces- en equipos
deportivos, en clubes sociales, en organizaciones comunitarias, o
políticas o religiosas, y también en círculos de amistades. Para
comprender mejor cómo funcionan las relaciones abusivas en los
distintos ámbitos, hablaremos también acerca de quiénes son las
personas que participan en el abuso emocional.
48
 El abuso emocional en otras organizaciones comunitarias:
En casos más graves, hemos visto cómo algunas religiones o sectas -y
también algunos sistemas políticos- manipulan a las personas que no
son muy seguras de sí mismas. Su fin es lograr un control absoluto de
estas personas. Normalmente, se aprovechan de la falta de
conocimientos de las víctimas y/o de sus necesidades básicas. Por lo
general, este tipo de abusadores promete soluciones mágicas y
abstractas. Juegan con el dolor o las necesidades de las personas, con su
falta de sentido común, con sus carencias afectivas, sus limitaciones
intelectuales o cognitivas, etc.
Así, suelen elaborar discursos del tipo “Crea esto o sea un tonto por el resto
de su vida”. También, suelen generar una dependencia emocional
importante, ya que el mensaje subliminal constante es: “Sin nosotros,
usted no vale nada” o “Si no cree esto, nunca va a triunfar en su vida”, o cosas
similares.
Hay que tener muy en cuenta que nadie es el dueño de la verdad
absoluta -en ningún ámbito- y que por eso, es importante
desarrollar un escepticismo saludable, como mínimo, a la hora
de dar crédito a una persona sobre su dominio absoluto respecto
de algún tema. El que no sabe es como el que no ve. Cuando
ignoramos cierta información, tenemos más posibilidades de
creer que cualquier cosa que otra persona nos diga es verdad. O
bien, podemos llegar a creer que si lo dice cierta persona,
seguramente será verdad.
Es normal que encontremos personas que sean realmente “entendidas en
la materia", acerca de algún tema particular (son los verdaderos
expertos). Por ejemplo, un médico especialista, un experto en finanzas
o un ingeniero experimentado, pueden destacarse, ser eminencias o
saber mucho sobre su profesión, y es muy posible que lo que digan sea
cierto y tenga lógica, pero eso solo, de por sí, no los habilita para ser
considerados como “seres perfectos e infalibles”.
Ante todo, son seres humanos y pueden equivocarse. Más allá de sus
genuinas capacidades, son seres imperfectos, al igual que cualquiera de
nosotros. Su nivel de competencia profesional sólo es un indicador de
49
sus conocimientos, de su capacidad intelectual y/o de su trayectoria
académica o profesional, pero no es un indicador de su estabilidad
emocional. Quizás sean eximios profesionales, pero no sean
emocionalmente estables o maduros.
De hecho, hay muchos abusadores que gozan de un excelente prestigio
social y/o profesional y, sin embargo, son personas altamente
inmaduras, que abusan emocionalmente de otras, periódicamente.
Algunos son como pequeños déspotas en su vida familiar, mientras que
se muestran como profesionales modelo, en su entorno laboral.
 Los que se autoproclaman “gurús cibernéticos” y manipulan a
los demás
 Uno de los casos más sorprendentes fue el de una mujer que lideraba un grupo
en Internet dónde aconsejaba a las víctimas de abuso emocional desde su punto
de vista particular. El problema era que esta mujer no admitía una sola
opinión diferente de la suya y cuando alguien disentía con ella, no dudaba en
burlarse irónicamente de esa persona, y degradarla y humillarla en público,
además de prohibirle el acceso a su foro, nuevamente. Un auténtico caso de
abuso emocional. ¡Menos mal que lideraba un grupo de autoayuda para
personas emocionalmente abusadas! Esta mujer era un vivo ejemplo de lo que
significa ser un abusador. Reunía todas las características de un abusador y
actuaba de la misma manera.
Con el tiempo, su grupo se convirtió en un foro de personas que presentaban sus
agonizantes relatos, interminablemente. Los miembros regulares eran apenas
unas pocas personas que usaban ese medio para expresar sus quejas y
lamentarse incansablemente. Lejos de cumplir con el propósito de un grupo de
ayuda, este grupo no promovía una autoayuda saludable, sino que ofrecía un
lugar dónde la gente podía continuar lamentándose indefinidamente – siempre
que a nadie se le ocurriera contradecir a la mujer que lideraba dicho grupo.
 El abuso en algunos grupos religiosos y/o políticos
Con las sectas religiosas pasa lo mismo, y también incluso con algunas
plataformas políticas. Los sistemas absolutistas donde prima el
50
autoritarismo y no se respetan las diferentes opiniones de las personas,
son sistemas altamente nocivos que no ayudan a las personas a resolver
ningún conflicto personal porque sólo sirven el propósito egoísta de
alimentar la propia popularidad o imagen de dicho grupo o sistema y
satisfacer sus propios objetivos.
En el caso de la mujer que lideraba el grupo de “ayuda” a personas
abusadas emocionalmente y que no admitía una sola opinión diferente
de la suya, el trastorno de personalidad (narcisista) que exhibía era muy
notorio. También era evidente que las pocas personas que se habían
convertido en sus seguidores fanáticos, no contaban con suficiente
información sobre los distintos tipos de trastornos de la personalidad y
carecían del nivel de habilidades intelectuales necesario, que les
permitía comprender que la mujer que dirigía el grupo los manipulaba,
sutilmente.
Hay personas que dan por sentado que una persona “tiene razón”, sólo
porque esa persona es hábil para manipular a los demás. Les dice
exactamente lo que quieren oír, les hace creer que es una persona
experta en determinado tema, les genera una dependencia social o
emocional, etc.
A lo largo de la historia de la humanidad, muchos tiranos, déspotas,
dictadores, demagogos y hábiles manipuladores de todo tipo, han
sometido a grandes masas que los admiraban y les rendían pleitesía
incondicionalmente. Cabe recordar el triste caso del reverendo Jim Jones
y la masacre de Guyana2, por ejemplo. Algunos líderes de la historia
sufrían ciertos trastornos de personalidad y otros no. Simplemente,
estaban ávidos de poder y fama.
Por esta razón, es importante aprender a pensar objetivamente. Es
importante aprender a respetar y comprender las diferencias culturales
que existen entre las personas. Cada persona tiene un conjunto propio
de valores, tradiciones, pautas éticas y morales. Porque sean distintos
2 La tragedia de Jonestown, ciudad de Guyana, 18 de noviembre de 1978,
incluyó los asesinatos y suicidios de más de 900 miembros del llamado
Templo del Pueblo, liderado por el reverendo Jim Jones.
51
de los nuestros, no significan que sean peores o mejores, ni significa
que sean inferiores o superiores. Simplemente, pueden ser -tan sólo-
“distintos".
¿Por qué a las personas les cuesta tanto denunciar el abuso?
En general se debe al miedo a las represalias. Esto es bastante común
en las instituciones académicas o en ciertas organizaciones sociales, y
también sucede en el trabajo. Denunciar el maltrato psicológico de un
profesor, por ejemplo, podría tener consecuencias negativas para el
estudiante. Hay muchos países dónde las instituciones académicas
defienden a los profesores, en lugar de defender el derecho que tienen
los estudiantes a ser tratados con dignidad y respeto. Quizás, porque en
algunos países o regiones geográficas sea difícil conseguir maestros o
profesores y las instituciones académicas temen tomar medidas contra
un profesor que abusó emocionalmente de un alumno, por miedo a
perder a ese profesor y no conseguir un reemplazo.
Igualmente, hay estudiantes que no denuncian el maltrato emocional
porque temen que el profesor no los apruebe en el próximo examen o
los obligue a repetir el curso. Esto también es algo bastante común.
Hay profesores que son conscientes de estas “vulnerabilidades” por
parte de los alumnos y de las carencias de las instituciones académicas y
aprovechan las circunstancias para actuar con total impunidad.
Pero, como señalamos antes, las personas justas, honestas, correctas,
emocionalmente estables y con una autoestima saludable, no necesitan
degradar ni burlarse de nadie. El profesor que maltrata a un alumno, ya
sea atormentándolo o burlándose de él delante de sus compañeros, deja
mucho que desear como persona y también como profesor. Este tipo
de profesores o maestros son los que pierden el respeto de sus alumnos
a partir del preciso instante en que se burlan de ellos.
¿Por qué a las personas les cuesta tanto terminar con una
situación abusiva?
A veces, las víctimas de las relaciones abusivas (en cualquier ámbito),
tienen dificultad para romper o terminar con el ciclo del abuso porque,
52
emocionalmente, han invertido mucho en esa relación. Para muchas
víctimas, terminar una relación abusiva o abandonar a un abusador, es
sinónimo de fracaso o de debilidad; cuando en realidad, poner fin a una
relación abusiva o abandonar a un abusador es un logro importante y
habla muy bien de los límites que es capaz de poner una víctima para
cuidar su salud emocional.
Las personas seguras de sí mismas, o que tienen una autoestima
equilibrada y sana, no suelen ser víctimas de abuso emocional porque
saben poner límites a tiempo. Las personas que son emocionalmente
saludables tampoco se interesan por establecer relaciones patológicas o
disfuncionales con otras personas que viven la vida desempeñando el
rol de víctima. Es como si hablaran idiomas diferentes.
Algunas tácticas y estrategias que emplean los abusadores
A veces, los abusadores tienen la virtud de manipular a las víctimas
muy sutilmente. Suelen decir tres o cuatro verdades irrefutables para
luego decir cualquier cosa que les plazca y lograr que las víctimas
acepten lo último que dijeron, como si el abusador estuviera en lo
correcto o tuviera razón.
En general, empleada con ética, ésta suele ser una técnica de ventas y
mercadotecnia eficaz. Por supuesto que la mayoría de los expertos en
ventas y mercadotecnia no emplean esta táctica para "abusar" de sus
clientes o potenciales compradores, sino para vender sus productos.
El abuso ocurre cuando la víctima tiene una imagen propia muy pobre
y tiende a dar por sentado que “cualquier cosa” que le diga otra persona
es cierta. Y por otro lado, también ocurre cuando el abusador emplea
estas técnicas para manipular y controlar a la víctima.
Algunas personas comprenden que, en cualquier relación (personal,
laboral, comercial, social, etc.), la ética es un valor que nos lleva a una
situación sincera dónde todos ganan. Pero aquellas personas que
carecen de ética, eligen hacer lo que sea necesario para lograr sus
propósitos. Las personas inescrupulosas suelen guiarse por el dicho “el
fin justifica los medios”.
53
En todos los ámbitos de nuestras vidas, y a lo largo de los diversos
niveles socio-culturales, encontraremos personas éticas y personas
inescrupulosas. Lo importante es prestar atención a la actitud de las
personas para poder comprender cómo piensan o si tienen intenciones
ocultas o no.
Veamos otros casos comunes en los ámbitos sociales habituales
 Un hombre muy inseguro va a comprar un automóvil. No conoce mucho sobre
el tema, de modo que cualquier persona que le hable con convicción será alguien
que capturará toda su atención, independientemente de que esa persona (el
vendedor de autos, por ejemplo) realmente sea un experto en el tema o no. La
víctima, ingenuamente, le explica al vendedor que quisiera comprar un vehículo
por un valor de 100 pesos. El hábil vendedor le muestra un vehículo de 70
pesos y le dice que ése vehículo cuesta 100 pesos. Pero también agrega, que a su
criterio, ese vehículo económico empobrece la "excelente imagen" del comprador.
Así, el vendedor le muestra un vehículo de 180 pesos y le dice que aunque ese
vehículo cuesta 200 pesos, ése es el automóvil que “está a la altura de la
imagen del comprador”. Y explica que hablará con el dueño del lugar para
que le dejen el vehículo a 180 pesos (su valor real), en lugar de 200.
Aquí la manipulación es clara. El vendedor ha detectado que el
comprador ha sido honesto y que, sinceramente, le ha dicho cuál era su
presupuesto. El vendedor decide aprovecharse de la sinceridad y la
ingenuidad del comprador. Lo toma por “tonto” (lo descalifica en sus
pensamientos, aunque no lo exprese verbalmente). Así, el vendedor
decide engañar al comprador y le muestra el peor vehículo que tiene,
diciéndole que “eso” es lo que puede comprar por 100 pesos (aunque en
realidad, el vehículo vale menos). Pero, a la vez, “adula” (falsamente) al
comprador, diciéndole que ese vehículo económico “no va con su imagen”
y que -con ayuda de un plan de financiación, por ejemplo, el comprador
podrá adquirir un vehículo más caro, que “sí va con su imagen”. Aunque
esto no parezca un abuso emocional, el abuso se ha producido en el
momento en que el vendedor da por sentado que el comprador es
“tonto” y lo trata como tal.
Hay muchos casos de manipulación como estos. Muchas veces, las
víctimas sienten que no valen mucho como persona y cualquier
54
adulación, por más falsa que sea, las hace sentir un poco mejor. Así es
como acaban mordiendo el señuelo (junto con el afilado anzuelo) y
caen en la trampa del abusador. Hay víctimas de abuso que suelen tener
una autoestima tan baja que idealizan a cualquier persona, sobre todo si
la otra persona se muestra segura de sí misma, como ocurre con los
hábiles manipuladores.
Los abusadores detectan rápidamente los puntos débiles de las víctimas
y no dudan en aprovecharlos. Hay abusadores que son sumamente
dominantes (por ejemplo, los jefes que inspiran miedo en lugar de
respeto) y otros que son sumamente encantadores (como el vendedor
de automóviles que adula al comprador). Es más, como acabamos de
ver en este ejemplo, hay abusadores que -de hecho- suelen hacernos
sentir muy bien con palabras aduladoras y nos muestran su mejor
sonrisa. Son los astutos lobos bajo de la piel del cordero.
El abuso emocional disfrazado o encubierto
En este caso particular, el abuso emocional no ha sido expresado
abiertamente o bajo la forma de un insulto, sino todo lo contrario. La
adulación deshonesta, junto con la actitud deshonesta de mostrar los
distintos vehículos (tergiversando sus respectivos precios de venta), son
una forma deshonesta de manipular al comprador. Como explicamos
antes, ésta es una forma de abuso emocional porque el vendedor da
por sentado (subliminalmente) que el comprar es un “tonto”. Y no sólo
lo toma por tonto, sino que también lo trata como tal y lo manipula de
acuerdo con ese juicio de valor.
Un buen vendedor sabe que no hay mejor relación comercial que
aquella que se basa en una situación, o relación, de tipo "ganar-ganar",
dónde tanto el vendedor como el comprador salen ganando. El buen
vendedor no necesita descalificar ni estafar al comprador, no necesita
abrir juicios de valor sobre la imagen del comprador, ni tampoco
necesita adularlo falsamente o engañarlo con los precios. El buen
vendedor destacará las virtudes más convenientes de sus productos y
realizará transacciones honestas, que además, le harán ganar un cliente
fiel.
55
La duda, nuestra amiga fiel:
Un refrán popular nos dice: “Cuando la limosna es grande, hasta el santo
desconfía”.
Como señalamos anteriormente, es bueno desarrollar un sano
escepticismo, aunque esto no quiere decir que nos volvamos
paranoicos y pensemos que cualquier persona que nos abre los brazos
o nos tiende una mano, nos adula, o nos regala una sonrisa, es un
abusador en potencia.
Simplemente, conviene aprender a leer entre líneas. Y para lograr
desarrollar esta habilidad es buena idea informarse bien sobre las
relaciones humanas y tomarse tiempo para observar y evaluar las
distintas conductas, perspectivas y actitudes de las personas; como
también, su manera de relacionarse con los demás. Las personas
emplean distintos patrones de pensamiento, perciben las cosas y
razonan de distinta manera, por lo que es importante aprender a tomar
cierta distancia prudente respecto de lo que dice una persona y
aprender a interpretar correctamente “qué” es lo que en realidad nos
está diciendo.
El tiempo y la distancia son sabios consejeros y herramientas útiles a la
hora de evaluar una persona o una relación. ¿Para qué correr? ¿Quién
nos apura? Con el tiempo, podemos analizar la conducta de una
persona en los distintos ámbitos de su vida. No corra, tómese tiempo
para conocer a la gente.
4. El abuso en el ámbito global o mundial
En el ámbito global, muchas veces los mandatarios de algunos países
engañan a sus ciudadanos a fin de justificar guerras que sólo sirven a
sus propios propósitos. Así, convencen a las personas para que éstas se
enlisten en las fuerzas armadas y den la vida por su patria o nación.
Las personas más altruistas defenderán una buena causa sin sospechar,
siquiera, los motivos ocultos que llevan a los países a participar en una
guerra. Muchas personas que, de buena fe, creyeron que su nación los
56
necesitaba para proteger a otros compatriotas, acaban perdiendo la vida
mientras que, quienes en verdad controlan y manejan las guerras,
suman y restan beneficios a sus propios bolsillos.
 La intimidación como herramienta de control
En las últimas décadas, hemos visto cómo se emplea el miedo extremo
(terror) para controlar una nación o un grupo de países alineados. En el
campo emocional también sucede algo similar. Así como hay naciones
que manipulan a sus habitantes o a otras naciones mediante el miedo o
la intimidación, también hay grupos sociales que actúan de igual
manera. De una manera directa o subliminal sugieren que “algo malo”
les podría pasar a quienes se les ocurra desobedecer u oponerse al
grupo o a quienes ejercen el control. La intimidación y el juego de la
culpa es semejante a crearles a los ciudadanos de un país un sentido de
deuda o deber.
Confiar en la intuición
A menudo, tenemos una voz interior que de alguna manera nos alerta
acerca de los potenciales abusadores. Para poder oír mejor esta voz
interior es necesario eliminar ciertos “ruidos” o interferencias externas,
como el auto engaño, la necesidad de creer en falsas promesas, la falta
de claridad o la falta de especificación (ambigüedad) del discurso de un
abusador.
Las víctimas pueden aprender a pensar libremente, desarrollando un
criterio propio y certero. Esto aumentará su autoestima y su confianza
personal. Para lograr esto, las personas necesitan buscar información y
estudiar acerca de las distintas maneras de pensar y razonar. Esto les
brindará la posibilidad de aprender a desarrollar un pensamiento
propio, en lugar de pensar a través de la perspectiva de los demás o de
tomar como verdadera, cualquier cosa que diga un abusador.
En resumen, el abuso emocional tiene formas obvias y formas
más sutiles de manifestarse. Puede darse en distintos ámbitos: la
familia, la pareja, el empleo, entre amigos, en las organizaciones
comunitarias o en ciertos círculos sociales. En una relación
57
abusiva, pueden participar una, dos o más personas (abusador-
víctima-testigo). Si desarrollamos un criterio propio y un mínimo
escepticismo saludable, aprenderemos a leer entre líneas y a
detectar el abuso emocional, más rápida y eficazmente. Y como
también explicamos antes, lo esencial es informarse bien, darse
tiempo para conocer mejor a las personas, observarlas y
estudiarlas detenidamente. Así, podremos comprender cómo
funcionan, y sobre todo, aprenderemos a reforzar nuestra
autoestima y nuestra imagen personal, confiaremos más en
nosotros mismos y esto nos ayudará a evitar que alguien “de
afuera” decida cómo tenemos que sentirnos con respecto a
nuestra propia persona y con respecto a los demás.
Recuerde: Cada persona tiene valor. Usted tiene valor.
El valor personal
Cada persona tiene valor como ser humano. Cada persona tiene el
poder de decidir si las opiniones y actitudes de los demás son
adecuadas o no. Cada persona tiene su propio poder personal. Y cada
persona puede decidir si va a permitir que la opinión de los demás
afecte su estado emocional o no. Si le permitimos a otra persona que
nos falte el respeto, le estamos cediendo nuestro poder personal. Hay
que recordar que nadie puede decidir por nosotros cuánto valemos. La
autoestima es algo personal. Los juicios que las otras personas hacen
acerca de nosotros son subjetivos y, como tales, tienen que “tomarse con
pinzas”.
Aquellas personas que intentan culparnos por algo que hicieron o que
intentan destacar nuestros errores o tratan de manipularnos para lograr
sus propios propósitos, son personas nocivas o tóxicas que suelen
tener una muy baja autoestima y, por eso, necesitan degradar a los
demás. Lo hacen para sentirse superiores. Las personas saludables no
necesitan degradar a nadie. No necesitan usar a los demás para
destacarse, sobresalir o alcanzar sus propias metas en la vida. No
necesitan estafar, ni adular falsamente, ni burlarse o humillar a otros.
Tampoco necesitan un club de admiradores que les diga lo maravillosos
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
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Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
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Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
Abuso Emocional, el Enemigo Invisible
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Abuso Emocional, el Enemigo Invisible

  • 2. 2 Barrancos, Mariana Abuso Emocional – El enemigo invisible 2da. Edición – Noviembre de 2009 ISBN 978-0-557-09276-5 Foto de Tapa: Psyche y Eros – Tomada por Ricardo J. Barrancos Mooney en el Museo del Louvre, agosto de 2007. Ninguna parte de este libro, ni la obra completa, pueden reproducirse y/o distribuirse mediante ningún dispositivo mecánico, digital o de fotocopiado, sin el permiso previo y por escrito del autor y/o del editor. La reproducción y/o distribución y almacenamiento no autorizados, parcial o total, de este libro está penado por la Ley de Protección de los Derechos de Autor. Asimismo, se prohíbe su reproducción, almacenamiento y/o distribución gratuita en Internet, sin previo consentimiento del autor y los editores. Mariana Barrancos, enero de 2009 (1ra edición), noviembre de 2009 (2da edición). Todos los Derechos Reservados. Registro de la Propiedad Intelectual, Buenos Aires, Argentina. Publicado por Editorial Lulu.com
  • 4. 4
  • 5. 5 Prólogo Ante todo, quisiera hacer una aclaración importante: la decisión de escribir este libro surgió de la importancia que tiene para las personas poder tomar decisiones basadas en una información completa y relativamente amplia acerca de un tema determinado. En este caso, el abuso emocional. Muchas veces, no logramos tomar las decisiones “correctas” o más convenientes debido a que carecemos de cierta información clave. Actuamos guiados por nuestras experiencias pasadas y nuestros juicios subjetivos, en lugar de actuar de un modo más imparcial, sobre la base de criterios más certeros y realistas. Las consecuencias o los resultados de nuestras acciones son diferentes cuando tomamos decisiones informadas, que cuando tomamos decisiones ignorando ciertos datos. Personalmente, me atrevería a decir que la mayoría de las personas cometen errores debido a que realmente carecen de conocimientos suficientes como para proceder de un modo diferente. Dentro de ese contexto, se me ocurrió escribir una breve guía de información clave acerca del abuso emocional. Tanto esa guía (escrita en agosto de 2008), como este libro, están redactados intencionalmente en un lenguaje sencillo, con el objeto de que la información le resulte accesible y útil a cualquier persona (independientemente de su nivel intelectual o socio-cultural). No obstante, quiero destacar que la información compilada aquí, así como mis propias reflexiones sobre este tema, forman mi punto de vista personal. Estos conocimientos son el producto de muchos años de trabajo, análisis y estudio acerca de este tema. Lo que cada persona considere como “más conveniente” para sí misma, dependerá de cada uno, de sus experiencias propias y de la actitud que cada persona adopte frente a la vida. Por consiguiente, la interpretación de la información presentada en este libro, así como las decisiones que cada uno tome o considere “correctas” o “adecuadas”, serán responsabilidad de cada persona.
  • 6. 6 Es muy posible que usted se sienta identificado con algunos de los ejemplos que brinda este libro, ya que muchos de ellos han sido tomados de casos de la vida real. Sin embargo, tenga en cuenta que es muy probable que no todas las soluciones o sugerencias de prevención se apliquen a su caso particular. Cada persona es única, como también lo son sus experiencias de vida. Por consiguiente, sus relaciones personales, laborales, sociales y familiares, también son únicas. De modo que es importante que al leer la información contenida en estas páginas, comprenda que no siempre los ejemplos o las soluciones coincidirán plenamente con las diferentes situaciones de abuso emocional que enfrentará a lo largo de su vida. Hay situaciones más complejas y otras menos complejas, hay personas que tienen una actitud frente a la vida más positiva y otras que tienen una actitud menos positiva. Además, hay personas que tienen ciertos problemas de salud mental, como algunos trastornos de la personalidad (o “de carácter”, según la opinión de algunos profesionales de salud mental) y que requieren de ayuda profesional. En estos casos, a estas personas no les alcanzará con adquirir conocimientos e información sobre el abuso emocional para resolver problemas más complejos. Deberán recurrir a algún tipo de terapia u orientación profesional. Espero que la información contenida en estas páginas le ayude a comprender mejor este problema y lo guíe para hallar soluciones adecuadas. Este libro no pretende reemplazar ningún tratamiento terapéutico que usted esté realizando. Simplemente, pretende brindarle información adicional que le servirá para contar con mejores herramientas a la hora de tomar decisiones personales y resolver, prevenir, o evitar los problemas relacionados con el abuso emocional.
  • 7. 7 Agradecimientos Son muchas las personas, que a lo largo de mi vida me han enriquecido con sus experiencias personales y han hecho posible que diera a luz a este libro. En primer lugar, quiero agradecer profundamente a mis maravillosos hijos, Gonzalo Lucas Aizpún y Maria Florencia Aizpún, quienes me han dado muchísimas satisfacciones personales y se han convertido en adultos jóvenes, brillantes, saludables y humanitarios; junto a quienes aprendí excelentes lecciones de vida. También, quiero agradecer muy especialmente a mi madre, Norma Platini, quién siempre me alentó y me brindó su apoyo incondicional y mi prima, Graciela Ferreyra por su afecto sincero y profundo. Agradezco también a mi padre, Ricardo Barrancos Mooney (ya fallecido) y a mis hermanos, Nicolás Barrancos y Diego Barrancos, y a mi cuñada, Andrea Rolando, quienes siempre aportaron sus diferentes opiniones y particulares puntos de vista. Agradezco igualmente a mis queridos amigos Diego Aizpún, Adriana Rolando, Ilirka Stevanovic, Alejandra Maschio, Leonor Nieva, Mirta Chiavón, Paul Scialdone, Natasha Andrievsky, Lori Walls, Kristin Clausen, Courtney Donaldson, Anne Marie Picard, Robert Lehman, Tracy Oliver, Mark Grawemeyer y Silvia Hamer, quienes con sus propias vivencias y opiniones me permitieron comprender las distintas situaciones por las que atraviesan los seres humanos. Asimismo, quiero expresar mi agradecimiento a todos los profesionales del campo de la salud mental, en particular al Dr. Joseph Carver, psicólogo clínico de Ohio, Estados Unidos; como también al Dr. Greg Mulhauser, fundador de Counselling Resource del Reino Unido; al Dr. Stephen Karpman, analista transaccional y creador del triángulo dramático de las relaciones interpersonales que lleva su nombre; a la Dra. Nora Femenia, exitosa psicóloga y mediadora, presidente de “Creative Conflict Resolutions”, de Florida, Estados Unidos; y al
  • 8. 8 Licenciado Evan Hadkins, escritor, consejero y terapeuta, creador de “Wellbeing and Health” y autor de “Living Authentically”; como también a todos los terapeutas y profesores de los diferentes cursos que he tomado en los últimos veinte años y quienes siempre me aportaron datos esenciales e información valiosa que se sumaron a mis conocimientos ya adquiridos. Asimismo, agradezco a las agencias de traducción Language Learning Enterprises, Inc., Washington D.C., por asignarme la traducción de muchos de los documentos del Departamento del Menor y la Familia del Estado de Connecticut y a Docu-Trans, de Cincinnati, Ohio, por encomendarme la traducción de los documentos del programa "Guardianes de los Niños", de la organización “Darkness to Light”, fundadora del programa de prevención estadounidense sobre el abuso sexual infantil. Mariana Barrancos
  • 9. 9 Contenidos Capítulo I Qué es el abuso emocional 11 La familia disfuncional 23 Capítulo II Ámbitos dónde ocurre el abuso emocional 37 Quiénes participan en una relación abusiva 67 Capítulo III El ciclo del abuso emocional 91 Grados de reacción 95 Cómo decir “No” 96 El efecto dominó 99 Capítulo IV Causas probables 105 Trastornos de la personalidad 107 El abuso consciente 117 Consecuencias típicas 121 Capítulo V Perfil del abusador 125 Perfil de la víctima 145 Capítulo VI Indicadores, signos y síntomas 157 Tres preguntas esenciales para detectar el abuso 164 Factores de influencia 172 El proceso de cambio 175
  • 10. 10 Capítulo VII Tipos de abuso y negligencia 179 El abuso emocional ante la ley 187 La dependencia emocional o codependencia 189 Capítulo VIII Técnicas de prevención 195 Recursos disponibles 205 Capítulo IX El abuso emocional en la pareja y la familia 207 Relaciones saludables y relaciones no saludables 209 Síndrome de Alienación Parental 216 Capítulo X Expectativas realistas 219 Criterio certero 223 Sólo sé que no sé nada 229 Capítulo XI Por dónde pasa la felicidad 233 Bibliografía de referencia 235
  • 11. 11 CAPÍTULO I QUÉ ES EL ABUSO EMOCIONAL Si bien no hay una definición “oficial” de abuso emocional, podemos identificarlo como el maltrato psicológico de una persona hacia otra. Es un proceso de maltrato continuo que, con el tiempo, deteriora la autoestima de una persona (la víctima del abuso) porque -al igual que cualquier otro tipo de abuso- es una forma de agresión y violencia. Hay distintos niveles de abuso emocional. Algunos niveles son muy sutiles -como las manipulaciones o los juegos mentales- y otros son más evidentes, como la agresión verbal o la discriminación, por ejemplo. El abuso emocional es una manera inadecuada de relacionarse con otras personas. Puede ocurrir en diferentes ámbitos como el hogar, la escuela, el trabajo, un círculo social, un club deportivo, etc. y puede involucrar a una, dos o más personas. A diferencia de la motivación o la influencia que se puede ejercer sobre una persona, la manipulación no tiene un propósito positivo, no ayuda a una persona a desarrollar su potencial ni tampoco aporta nada al crecimiento personal. Abusar emocionalmente de una persona implica socavar o minar su autoestima (lo que, con frecuencia, ocurre gradualmente) y debilitar psicológicamente a la víctima con el propósito de hacerla sentir insegura, convencerla de que no tiene valor como persona y quebrantar paulatinamente su equilibro emocional. Por consiguiente, el abuso emocional consiste en todas aquellas acciones, comentarios, gestos y
  • 12. 12 actitudes que tienen por objeto descalificar a una persona, humillarla, degradarla, ignorarla, agredirla verbalmente (insultarla o desaprobar sus ideas y acciones), burlarse ella o criticarla negativamente, entre otras cosas. Las distintas teorías Desde finales del siglo XIX hasta hoy, el campo de la salud mental ha ido evolucionando. Desde los tiempos de Freud y el nacimiento del psicoanálisis hasta las terapias más modernas de la actualidad, algunos conceptos e ideas han ido cambiando. Los diferentes profesionales de salud mental como los psicólogos, los psicoanalistas, los psiquiatras, los terapeutas, los orientadores y los consejeros (coaches), han seguido distintas líneas de pensamiento y apoyan diferentes ideas o teorías. En este libro abordaremos del tema de los problemas de salud mental desde un punto de vista amplio y general, pero sin profundizar en las diferentes teorías que apoyan los distintos profesionales del campo. Es decir, trataremos el tema desde una perspectiva global. Como veremos más adelante, cuando hablemos de los problemas psicológicos que padecen algunos abusadores, veremos que algunos profesionales de salud mental opinan que hay una diferencia importante entre los “trastornos de personalidad” y los “trastornos de carácter”, mientras que otros profesionales opinan que tal clasificación no existe. De nuevo, aquí no entraremos en discusión acerca de estas diferencias. Simplemente, citaremos y describiremos brevemente las características generales más importantes sobre los trastornos psicológicos que padecen los abusadores y/o las víctimas de abuso emocional. ¿Para qué sirve informarse sobre el abuso emocional? Muchas veces, adquirir conocimientos e información sobre los diferentes patrones de conducta y sobre los diferentes trastornos de personalidad de los seres humanos, ayuda a las personas a comprender
  • 13. 13 su manera de actuar y de relacionarse con los demás. Por consiguiente, esta información brinda ciertas herramientas de cambio que se pueden aplicar a la vida diaria, a fin de modificar aquellas conductas nocivas o contraproducentes que impiden establecer relaciones más saludables. Cabe destacar que tanto los abusadores como las víctimas de abuso emocional pueden ser –indistintamente– niños, adolescentes, adultos o personas mayores, de ambos sexos. A su vez, estas personas pueden pertenecer a distintos niveles socio-culturales, es decir: tener un título universitario o no, tener una posición económica de privilegio o no, practicar una religión determinada o no, pertenecer a determinada cultura, etc. El abuso emocional no diferencia entre lo cultural, lo social o lo económico. A veces, se trata de un problema que está vinculado a patrones de conducta aprendidos y practicados durante toda la vida. Otras veces, es producto de factores externos. Los patrones de conducta citados anteriormente pueden modificarse, en ciertas circunstancias, como también es posible que sólo se eliminen algunas conductas y otras no. Pero, en última instancia, dependerá de cada persona tomar la decisión de cambiar su propia manera de actuar. Por otro lado, también hay algunas personas que sufren ciertos problemas de salud mental y necesitan un tratamiento específico para poder resolver sus problemas, adecuadamente. ¿Cómo actúan los abusadores? Además de lo citado en los primeros párrafos, los abusadores también pueden emplear tácticas como aislar a la víctima de sus familiares y sus amigos (su red de apoyo y contención emocional), o también pueden limitarla económicamente. El abusador necesita controlar a la víctima y para ello necesita confundirla y hacerle dudar de su propio criterio. Conforme vamos adquiriendo información y conocimientos, nuestro criterio se fortalece. Aprendemos a detectar las maniobras de control y los juegos de manipulación de los abusadores. Por esta razón, no es de sorprender que los abusadores intenten aislar a la víctima de cualquier fuente de información o de sentido común, que les permita pensar de un modo más claro.
  • 14. 14 Tenga en cuenta que algunos abusadores y algunas víctimas (como señalamos anteriormente) pueden tener problemas de salud mental importantes, que van más allá de los “niveles normales” de neurosis habituales de las personas que no presentan problemas emocionales graves. En muchos casos, las formas más sutiles de abuso emocional son difíciles de detectar y las personas no terminan de comprender por qué se sienten mal o no logran ser felices. Esto se debe a que estas formas más sutiles de abuso emocional se llevan a cabo mediante métodos casi imperceptibles que logran deteriorar la autoestima de la víctima. A continuación analizaremos un ejemplo de un caso de abuso emocional que pareciera “no tener nada de malo”, pero que encierra mucho daño debido al abuso subliminal que es difícil de percibir o detectar a simple vista. Veamos un ejemplo de un caso de abuso emocional en la niñez:  El padre gana mucho dinero y es un profesional reconocido, pero suele malgastar el dinero que gana y siempre deja cuentas sin pagar. El padre es emocionalmente inmaduro y minimiza la importancia de priorizar las necesidades básicas y económicas de la familia. No sólo no le provee una estructura saludable a su familia, sino que además les enseña a sus hijos un modelo de vida que consiste en: “diviértase hoy y pague mañana” (como si nuestras acciones no tuvieran consecuencias o como si las consecuencias no fueran importantes). Como el padre nunca le deja suficiente dinero a la madre, ésta suele pedirle a uno de sus hijos que vaya al almacén, dónde habitualmente hacen las compras, y “traiga” algunas cosas para preparar el almuerzo – bajo la promesa de que el padre o la madre pasarán luego a pagar (lo que se conoce como comprar o pedir fiado). En este caso, tanto el padre como la madre están abusando emocionalmente del niño de una manera muy sutil. No sólo no le proporcionan al niño una estructura saludable ni un modelo de conducta adecuado (o parámetros válidos sobre cómo conducirse correctamente en la vida), sino también, exponen al niño a una
  • 15. 15 situación embarazosa y humillante, ya que el dueño del almacén no siempre estará de buen humor para “venderle fiado” ni para tratar bien al niño. Este patrón de conducta de los padres, vale decir: “el no hacerse cargo de sus propias acciones”, denota la inmadurez y –hasta cierto punto- la cobardía quienes no dudan en “mandar al frente” al niño, en una situación que no es positiva para su salud emocional. El niño se siente mal, temeroso, ansioso, angustiado o humillado por tener que ir a “dar la cara” por sus padres y se verá expuesto a cualquier reacción que el dueño de la tienda pueda tener (reacción que puede ser impredecible). Consecuencias del abuso emocional en la niñez En primer lugar, el niño aprende que no es importante pagar las cuentas, ya que siempre se pueden pagar en algún otro momento y después de haber gastado el dinero en otras actividades que aportan diversión o brindan satisfacción. Aprende que las consecuencias de las acciones no son importantes, lo cuál es un error. Así, al llegar a la edad adulta, probablemente el niño derrochará su dinero en salidas con sus amigos o en comprarse ropa cara o aparatos electrónicos sofisticados, en lugar de pagar el alquiler de su apartamento o la cuota de la hipoteca de su casa, el colegio de sus hijos, la obra social de la familia, el seguro del auto, las cuentas de luz, gas, teléfono, etc. Además, teniendo en cuenta la situación a la que fue expuesto cuando era niño, corrió el riesgo de ser receptor de la frustración del dueño del almacén - ya fuere por no recibir el pago de los comestibles en el momento o porque el dueño de la tienda también se sintió insultado porque los padres enviaron al niño a buscar comestibles sin pagar, en lugar de ir ellos mismos a tratar ese tema. Posiblemente este hombre se haya dirigido al niño con comentarios muy negativos, incluso delante de otras personas. Esta situación habrá hecho sentir culpable al niño o, quizás, avergonzado por la actitud de sus padres o humillado ante personas desconocidas o vecinos. También es posible que el niño se haya sentido confundido. Normalmente, los niños no son conscientes de este impacto, pero sí lo perciben y viven como una experiencia negativa. Cualquiera haya sido la consecuencia, el niño creció con dicha consecuencia y la trasladó a su vida adulta.
  • 16. 16 Un niño que es criado de esta manera, aprende a tolerar humillaciones y abusos injustos por parte de personas cercanas, que supuestamente lo aman (como sus padres), y también por parte de otras personas (como el dueño de la tienda, en este caso). Posiblemente, en su vida adulta, el niño tenderá a repetir este modelo de conducta con sus propios hijos o con sus amigos, abusando de ellos de la misma manera en que sus padres abusaron inconscientemente de él, durante su niñez. Esto se debe a que la persona nunca logró comprender bien cómo ocurrió ese tipo de abuso inicialmente. En su momento, él lo aceptó como un método de crianza normal por parte de sus padres. Por consiguiente, si de niño regresaba al hogar quejándose porque el dueño del almacén le había dicho “cosas feas”, es probable que sus padres hayan minimizado la situación y le hayan dicho que era “demasiado susceptible” o que el dueño de la tienda era “un gruñón”. Ni hablar de los comentarios negativos que le habrán dirigido al niño si volvió con las manos vacías. Seguramente habrán culpado al niño por no traer los comestibles que le encargaron, con lo cuál habrán reforzado eficazmente la imagen negativa que el niño comenzaba a construir de sí mismo. Decirle a un niño cosas como: “Qué inútil eres”, “No se te puede pedir un favor”, “Así nunca lograrás conseguir nada en la vida” o “Eres demasiado susceptible”, denota la falta control de los padres respecto de su propia frustración. Un adulto emocionalmente saludable que ama a sus hijos, los protege y se preocupa por su salud emocional, en lugar de exponerlos a situaciones no deseables o en lugar de usarlos para que hagan lo que ellos mismos no se animan a hacer. No hacerse cargo de las acciones propias distorsiona la realidad Las personas emocionalmente inmaduras suelen evadir cualquier tipo de responsabilidad respecto de sus propias acciones y buscan “poner la culpa afuera”, es decir, culpar a los demás por lo que ellos hacen. Cuando esto sucede con los niños más pequeños (por lo general, en edad escolar) - y teniendo en cuenta que estos niños no cuentan con un criterio objetivo todavía – los menores suelen aceptar, de modo inconsciente, cosas como: “algo debe anda mal conmigo”. Así, pueden
  • 17. 17 llegar a creer que realmente son malos hijos, que son inútiles, que son demasiado susceptibles o demasiado débiles, cuando esto no es verdad. Además, también se suma el hecho de que, a veces, los padres tienen expectativas demasiado altas con respecto a sus hijos. Esto hace que los niños se sientan muy exigidos, frustrados o deprimidos, o bien, que se rebelen desde los primeros años de su niñez al no lograr satisfacer las expectativas de sus padres. Otro ejemplo:  La madre tiene un temperamento fuerte y siempre descalifica al padre o le quita autoridad frente a los niños. Además, la madre suele ser excesivamente estricta y fría con los hijos, y al mismo tiempo, el padre no pone límites a los abusos que comete la madre, porque carece de un carácter firme que le permita proteger a sus hijos. La madre no es afectuosa con sus hijos y con frecuencia les dice a los hijos varones: “los hombres no lloran” (sin tener en cuenta que tanto hombres como mujeres sí lloran y que sus hijos no son hombres aún, sino niños). Los niños no nacen con un manual de instrucciones sobre la vida bajo el brazo. Aprenden a partir de lo que viven en el hogar, en la escuela, en la comunidad. Incluso los niños sin hogar, aprenden de lo que los adultos hacen, ya se trate de adultos que conocen en la calle o en un orfanato, un hogar sustituto, etc. De esta manera, los niños van construyendo sus propias ideas acerca del mundo que los rodea. A medida que crecen, pueden llegar a pensar que el mundo es un lugar seguro o inseguro, benevolente o nocivo. Cuando un padre abusa emocionalmente de un hijo, también comete un abuso de autoridad. Cuando el otro padre permite que esto ocurra y no interviene en absoluto (“se lava las manos”), comete lo que se conoce como negligencia emocional. Negligencia emocional La negligencia emocional significa descuidar las necesidades emocionales de otra persona. Cuando una persona ignora las necesidades emocionales de otra - que suele sentirse atemorizada,
  • 18. 18 desconsolada o desprotegida - está cometiendo negligencia emocional. Ignorar las necesidades emocionales de los demás, también deteriora la autoestima y el sentido de valor personal de la víctima de este tipo de negligencia. Así, en el ejemplo anterior, si el padre no protege a los hijos de las conductas abusivas de la madre, el padre también está ignorando las necesidades emocionales de los niños. Con frecuencia, el abuso y la negligencia emocional suelen ir de la mano. Durante la vida adulta, los niños pensarán que no hay que llorar ni mostrar sus sentimientos o emociones genuinas porque eso demuestra vulnerabilidad o debilidad de su parte. O bien, es posible que se muestren extremadamente sensibles y temerosos ante cualquier tipo de situación de abuso o negligencia, siendo incapaces de poner límites saludables y de ejercer su derecho a ser respetados. Así comienzan los problemas y los bloqueos emocionales de los adolescentes y los adultos jóvenes. Si estos patrones de conducta no se corrigen, estas mismas conductas inadecuadas se perpetúan a lo largo de la vida adulta de esa persona. Ausencia de respeto ante las necesidades emocionales de los demás Cuando no se respeta a un niño, cuando no se respetan sus necesidades emocionales, se abusa emocionalmente de él. Y con esto también se le está enseñando a aceptar abusos y humillaciones, se le está enseñando que ese trato es “normal”, se le está enviando un mensaje muy poderoso: “Para que alguien te ame, tienes que tolerar el maltrato emocional", o bien “para ser aceptado no puedes mostrarte tal cuál eres o ser tú mismo, sino que tienes que comportarte como los demás esperan que te comportes". Esto le quita al niño su poder personal y su confianza en sí mismo. Es por esta razón que algunas personas adultas adoptan una actitud extraña, como si siempre estuvieran rindiendo examen con respecto a lo que hacen o dicen; como si siempre dependieran de la aprobación de los demás para corroborar si lo que han hecho está “bien” o está “mal”. O como si siempre tuvieran que justificarse.
  • 19. 19 Por lo general, son personas que se sienten juzgadas o evaluadas, constantemente. Suelen mostrarse como personas excesivamente complacientes que se esfuerzan por agradar a los demás a cualquier precio o que están dispuestas a soportar cualquier tipo de abuso con tal de recibir algunas migajas de afecto. En el mejor de los casos, los niños que han sido víctimas de abuso emocional, pueden llegar a rebelarse y negarse a aceptar ese tipo de maltrato por parte de los adultos. Estos niños que intentan preservar su salud emocional, intuitivamente “saben” que “no es justo” o que “no está bien” que se los adultos les falten el respeto, que los usen, que tengan expectativas muy altas acerca de ellos, etc. Por consiguiente, estos niños “rebeldes”, suelen ser vistos como niños problemáticos y suelen ser identificados como “un dolor de cabeza”. Es común oír a los padres decir cosas como: “Sólo te deseo que tengas un hijo como tú”, frase que suele ser acompañada por un gesto de disgusto, rencor e impotencia personal. La idea es trasmitirle al niño que un hijo como él es un castigo para un padre, un mensaje hostil que distorsiona totalmente la realidad y deteriora la imagen propia del niño. No obstante, hay niños que tienen contacto con otros adultos (en la escuela, en un club deportivo, etc.) y pueden medir y evaluar cómo son tratados por otras personas que no abusan emocionalmente de ellos. Dependiendo del grado de control emocional que los padres tengan sobre sus hijos, los niños pueden darse cuenta cuándo un adulto los trata correctamente y cuándo no. O bien, pueden negar el hecho de que otros adultos los tratan bien, o que los tratan de una manera respetuosa y saludable, porque eso no coincide con el patrón de relaciones interpersonales establecido en el hogar. Pero, también puede ocurrir lo contrario. Niños que son tratados con respeto en sus hogares, pueden ser acosados, intimidados o emocionalmente abusados fuera del hogar. Además, en la adolescencia, solemos ver que algunos niños (que provienen de familias educadas que respetaron siempre a sus hijos) se rebelan y piensan que es muy astuto de su parte convertirse en un trasgresor. Para identificarse con algunos de sus pares, sienten que deben violar las pautas de convivencia de una comunidad. A veces, la presión que ejercen los compañeros de escuela o amigos del adolescente, puede ser demasiado
  • 20. 20 fuerte y difícil de resistir para un niño de 12 o 13 años. Para tener en cuenta No siempre las personas que son víctimas de abuso emocional han sufrido este tipo de abuso durante su infancia -ni todos los abusadores o víctimas se rebelaron contra las reglas durante su adolescencia. A veces, son personas que tienen otros problemas de salud mental que pueden tener un origen biológico (o físico) independiente. No siempre tiene un origen emocional o psicológico debido a una mala relación familiar. Es importante distinguir cuando un abusador abusa emocionalmente de otra persona debido a patrones de conducta inadecuados, pero siendo consciente de sus actos, de cuando lo hace porque el abusador sufre algún problema de salud mental (problemas médicos, psicológicos o psiquiátricos, etc.), y no tiene conciencia de lo que hace. No obstante, como veremos más adelante, algunas personas con problemas de salud mental sí tienen conciencia del daño que causan, como es el caso de los sociópatas o psicópatas que sufren del “trastorno de personalidad antisocial”, pero pueden diferenciar el bien del mal. En otros casos, por ejemplo, los niños que padecen el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, suelen agotar la paciencia de los padres, quienes se preguntan “¿Qué hicimos mal?”. En situaciones como éstas, los padres no han hecho nada mal. Los niños y los adolescentes - y también algunas personas adultas- que padecen este trastorno, sufren de un desequilibrio químico en su cerebro. El cerebro humano produce unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores que requieren un nivel óptimo (o rango normal) para que la persona funcione correctamente. Niveles bajos de serotonina, por ejemplo, producen depresión, fatiga, falta de apetito, trastornos del sueño, etc., mientras que niveles bajos de dopamina hacen que el control de las conductas impulsivas sea casi imposible. Las personas no siempre tienen conductas inadecuadas debido a problemas emocionales. A veces estos problemas tienen una causa
  • 21. 21 fisiológica. Por esta razón, es fundamental informarse bien y consultar a un terapeuta o a un médico neurólogo o psiquiatra, según sea el caso. Problemas emocionales de los adolescentes La etapa de la adolescencia es una etapa plagada de cambios, tanto psicológicos como físicos. A veces ocurre que algunos niños que eran dóciles o sumisos durante la infancia, al entrar en la adolescencia se rebelan y muestran conductas desafiantes o de oposición. Cuando un niño ha acumulado mucha frustración emocional durante su infancia, no es de sorprender que se “descargue” durante su adolescencia. Muchas veces no logra comprender de dónde vienen sus problemas de relación o sus frustraciones, pero –intuitivamente- sabe que algo no funciona bien. Por consiguiente, algunos adolescentes escapan de sus hogares o cometen actos de vandalismo, especialmente quienes se criaron en el seno de una familia disfuncional o de una familia muy restrictiva. Otras veces, intentan crecer más rápido, exhibiendo conductas propias de un adulto e inadecuadas para su edad. Asimismo, están aquellos niños que no maduran según su edad biológica y presentan conductas muy infantiles e irresponsables. Por lo general, no desean crecer o no desean dejar de depender de su familia de origen, ya sea emocional o económicamente. Quizás porque sus padres les han creado dicha dependencia o los han sobreprotegido y los niños se sienten temerosos de funcionar de un modo independiente. Los adolescentes son personas que están haciendo una transición importante en su vida. Están probando los límites propios y ajenos, explorando las diferentes opciones que el mundo les ofrece y aprendiendo cómo funcionar independientemente de sus progenitores. Por lo general, suelen canalizar sus frustraciones de muchas maneras diferentes y en distintos ámbitos. Cuando su conducta es positiva, suelen mostrar un lado artístico, creativo o intelectual muy marcado. Cuando su conducta es nociva suelen consumir drogas, cometer delitos menores, agredir a otras personas o tener problemas en su comunidad. Estas conductas nocivas desequilibran el funcionamiento de toda la familia. Los padres comienzan a perder el control sobre el hijo
  • 22. 22 adolescente y, debido a su propia impotencia, suelen actuar de un modo incorrecto. En respuesta a esto, no es raro encontrar adolescentes problemáticos que son verbalmente violentos hacia sus padres o que se deprimen con mucha facilidad y tienen ideas suicidas. ¿Por qué algunos adolescentes atacan a sus padres? El abuso emocional por parte de los adolescentes hacia sus padres, a veces suele ser una forma de “castigarlos” por la manera en que fueron criados, o bien puede ser una manera de intentar independizarse o diferenciarse de ellos. A veces, sólo se trata de canalizar sus frustraciones y proyectar sus intenciones a través de patrones de conducta negativos que aprendieron durante su infancia. Esto es similar a lo que hacen los padres con sus hijos pequeños cuando canalizan sus frustraciones o proyectan en sus hijos sus propias necesidades o temores. Además, los adolescentes suelen tener mucha necesidad de pertenencia, quieren sentirse identificados con algún grupo social. De modo que algunos se unen a grupos que tienden a tener problemas con la ley: cometen delitos menores o consumen drogas, beben alcohol en exceso, etc. Mientras que otros adolescentes tienden a preocuparse excesivamente por la moda, el dinero, la familia o los amigos. Otros son más complejos aun y analizan todo, obsesivamente, toman las cosas de un modo muy personal y tienden a deprimirse con facilidad. Cuando los padres intentan poner límites, los adolescentes reaccionan desde su inmadurez y su rebeldía. Por suerte, no todos los adolescentes son problemáticos. Algunos, a pesar de no haber recibido la mejor crianza que pueda esperarse de un padre o una madre, comienzan a analizar sus relaciones familiares y las conductas de sus padres, objetivamente, e intentan diferenciarse de ellos y romper el ciclo del abuso emocional familiar. Recuerde: Un adolescente es como un niño que expresa sus ideas con la voz de un adulto.
  • 23. 23 LA FAMILIA DISFUNCIONAL En las familias disfuncionales el problema principal es que los miembros del grupo familiar no funcionan adecuadamente. Los roles se han cambiado. Alguno de los padres (o ambos) esperan que algunos de sus hijos (o todos) se comporten como adultos, o bien, eligen a algún hijo particular, al que designan como su aliado. En este tipo de familias, por ejemplo, uno de los padres “compromete emocionalmente” a uno de los hijos, señalándolo como el hijo “preferido o favorito”. Este tipo de relación es sumamente dañina, tanto para el hijo preferido como para los demás hermanos que han quedado relegados a un segundo plano. El hijo preferido se ve obligado a convertirse en cómplice del padre que lo absorbe y los esclaviza emocionalmente, actuando también como informante o vocero de ese padre. Este niño es moldeado y manipulado sutilmente por el padre demandante o castrador, quien espera que su hijo preferido se comporte como un adulto y satisfaga las necesidades emocionales que el verdadero cónyuge de ese padre no satisface. Este tipo de desplazamiento y reemplazo emocional, que genera un marcado intercambio de roles, fue identificado por la Dra. Patricia Love1 como “Incesto Emocional”. La palabra “incesto”, si bien es una palabra muy fuerte, describe claramente el tipo de relación inadecuada entre el padre manipulador que abusa emocionalmente de su hijo y el hijo que ha señalado como su preferido. Las familias disfuncionales que desarrollan una relación de incesto emocional presentan ciertas características comunes, por ejemplo: 1 “The Emotional Incest Syndrome” (Síndrome del Incesto Emocional), Dra. Patricia Love.
  • 24. 24  Los padres no muestran empatía ni tienen sentimientos genuinos de compasión o interés por las necesidades emocionales de los hijos. Tampoco les brindan a sus hijos contención emocional o psicológica.  Uno de los padres no recibe apoyo emocional por parte del cónyuge. Algo que generalmente ocurre en los casos de padres divorciados, separados, viudos o solteros.  Cuando uno de los padres se involucra de manera obsesiva con uno de los hijos, los otros hijos se sienten excluidos. Por ende, se sienten emocionalmente heridos y muestran sentimientos de resentimiento o envidia hacia el hijo favorito. También desarrollan una marcada necesidad de aprobación y aceptación por parte del padre manipulador.  El padre manipulador es altamente dañino o tóxico porque suelen mentir para negar el tipo de relación patológica que establece con el hijo preferido.  El padre manipulador espera que el hijo preferido se comporte como un adulto. A este tipo de padre (o madre) se lo conoce como el padre “emocionalmente castrador”, ya que le impide al hijo establecer relaciones saludables fuera del vínculo que mantiene con dicho progenitor. Esto sucede porque este tipo de relación genera sentimientos de culpa y ansiedad, dónde el niño se siente responsable por el bienestar emocional del padre manipulador. Así, es común ver hombres adultos solteros que actúan como verdaderos sirvientes leales de madres dominantes. Aun cuando logran casarse o independizarse y vivir por su cuenta - alejados de la madre castradora - fracasan reiteradamente en sus intentos por establecer relaciones con otras parejas y viven pendientes de las necesidades o exigencias de su madre.
  • 25. 25 Hay muchas madres que les crean a sus hijos o hijas la responsabilidad de velar por ellas, mantenerlas al tanto de todo lo que sucede en la familia y postergar sus propias necesidades con el solo fin de satisfacer las necesidades de dicha madre. Lo normal es que los hijos cuiden de sus padres cuando estos llegan a la vejez. Así, los hijos adultos suelen preocuparse y ocuparse de sus padres mayores, ya que los ancianos -muchas veces- dependen de otras personas para vivir y funcionar diariamente. Pero cuando un padre adulto (joven) compromete emocionalmente a un hijo menor (durante la infancia o adolescencia) y lo obliga (consciente o inconscientemente) a hacerse cargo de sus propias necesidades, entonces genera una relación familiar disfuncional. Esto se observa comúnmente, cuando en una familia hay niños que actúan como adultos. Las conductas adultas de los niños, así como las conductas excesivamente inmaduras, no son normales ni saludables. Para que un niño se desarrolle emocional y físicamente, de una manera saludable, necesita que sus padres cumplan la función de padres y le permitan al niño desarrollarse de acuerdo a su edad biológica real. Las mentiras cotidianas Otra de las características comunes de las familias disfuncionales son las mentiras rutinarias. Los adultos mienten como una manera de negar la realidad y de evitar responsabilidades. Como si al mentir convirtieran a la familia disfuncional en una familia que funciona correctamente. La negación de la realidad a través de las mentiras periódicas se vuelve un hábito común y los miembros de la familia disfuncional se acostumbran a mentir o a aceptar estas mentiras como parte de su interacción habitual. Los adultos y los niños de una familia disfuncional, también mienten porque proyectan sus fantasías y deseos. Es una vía de expresión alternativa. A través de las mentiras expresan lo que les hubiera gustado decir o hacer, como si en realidad lo hubieran dicho o hecho. Este hábito de mentir, incluso acerca de las cosas más triviales,
  • 26. 26 establece una estructura que respalda la noción de que “mentir no es tan grave” o “mentir no tiene nada de malo” o “decir la verdad no es tan importante”. Así, los niños aprenden a vivir fuera de la realidad, satisfaciendo la necesidad que tienen los padres de que sus hijos crean esas mentiras, lo cuál les evita cualquier tipo de responsabilidad por sus acciones futuras. Quienes mienten compulsivamente tienen un problema psicológico importante. Estas personas, ya sea que mientan acerca de cosas importantes como acerca de cosas triviales, dañan a los demás integrantes de la familia y necesitan realizar algún tipo de terapia para tratar su problema particular. Las mentiras generan una disfunción importante en una familia. Algunas personas mienten, también, porque no son capaces de decir la verdad y poner límites, por lo que mentir les resulta más “cómodo” o conveniente. Intentar construir una relación (de amistad, de pareja o laboral) sobre la base de las mentiras rutinarias es sinónimo de desastre total. Por ejemplo:  Si uno de los padres tiene un problema de adicción grave, como por ejemplo la adicción al juego, es posible que el hijo que haya elegido como su preferido intente justificar la adicción del padre ante el resto de la familia. Y mentirá todo lo que sea necesario para justificar al padre. Es probable que el hijo preferido defienda al padre jugador diciendo cosas como: “Pobre papá, es que está tan deprimido desde que perdió su empleo que necesita una distracción” – (aunque haya perdido su empleo hace años o no haya trabajado nunca); o bien, “Pobre mamá, está todo el día encerrada en casa, ocupándose de las tareas domésticas y necesita una distracción” – (aunque tenga personal de limpieza que haga todas las tareas y ella no tenga que tocar ni un escobillón). En las familias disfuncionales los hijos se ven obligados a mentir como un recurso habitual, a fin de justificar cualquier conducta inadecuada del padre. Como vimos antes, estas mentiras también sirven para negar cualquier referencia a la disfunción familiar que existiera en la realidad. Consecuentemente, los miembros de la familia se adaptan para funcionar dentro de este contexto de ficción.
  • 27. 27 Padres de sus propios padres Como explicamos anteriormente, en teoría, los padres deberían cumplir el rol de padres, mientras que los niños y los adolescentes deberían cumplir el rol de hijos. Pero como hemos visto, muchas veces se observa que algunos hijos terminan desempeñando el rol “de padres de sus propios padres”, desde una edad muy temprana. También analizamos que en la vida, es natural que, cuando alcanzamos la adultez, nos preocupemos por nuestros padres, los cuidemos y los ayudemos en la última etapa de sus vidas. Esto es normal. Pero cuando un niño de 10 años o un adolescente de 14 empiezan a preocuparse excesivamente por cuestiones que les competen a los adultos del hogar, entonces esta conducta no es normal. Cuando los niños se sienten agobiados por estas responsabilidades, o los adultos se sienten frustrados porque sus hijos no satisfacen sus necesidades y expectativas, comienzan a surgir abusos emocionales de tipo verbal (maltrato, insultos, demandas exigentes, amenazas, etc.) que desintegran toda posibilidad de que la familia funcione correctamente. Las familias disfuncionales suelen caracterizarse por presentar episodios cíclicos de peleas y discusiones, dónde los padres se agreden delante de los niños y los niños se ven obligados a participar y tomar partido por alguno de los padres. Básicamente, una familia disfuncional es una familia que no funciona correctamente. Este malfuncionamiento constante se vuelve una norma o regla de oro y los integrantes de la familia disfuncional acaban por acostumbrarse y aceptar ese malfuncionamiento como una manera “normal” de relacionarse entre sí. En la familia disfuncional, los roles no están claramente definidos y la lógica y el sentido común suelen estar ausentes. Otros ejemplos:  Una niña de trece años le explicó a su maestra que la razón por la cuál no podía completar las tareas escolares para el hacer en el hogar era porque tenía que ocuparse de cocinar, lavar, planchar, limpiar la casa y cuidar a sus hermanos menores. Era la mayor de ocho hermanos. La maestra le preguntó por sus padres y la niña explicó que su padre tenía dos empleos para poder mantenerlos y trabajaba todo el día fuera del hogar. Pero al
  • 28. 28 hablar acerca de su madre, dijo: “Mi madre es una mujer que necesita del amor que le da un bebé”, y agregó, “cuando mis hermanos ya comienzan a caminar, y a los 3 o 4 años comienzan a ir al jardín de infantes –por lo que ya no necesitan tanto a mamá-, mi madre se embaraza de nuevo y deja de ocuparse de los hijos que ya tiene”. Con la excusa (real) de estar ocupada amamantando a un bebé y ocupándose todo el día del nuevo hijo, la madre reclamaba que “no tenía tiempo de ocuparse de las cosas de la casa o de criar a sus otros hijos”, con lo cuál, esas responsabilidades recaían sobre las dos hijas mayores (de 13 y 10 años de edad).  Una madre de dos niños pequeños acababa de ser abandonada por el padre de los niños. El problema era que este hombre ya tenía una familia antes de conocer a esta mujer, con quién tenía también dos hijos. Ante la presión de la mujer porque el hombre dejara a su esposa legítima y su familia original, el hombre no cedió y decidió no volver a tener más contacto con esta mujer ni con los niños. La mujer cayó en un profundo pozo depresivo y sus hijos, de apenas 2 y 5 años de edad habían quedado, en cierto modo, librados a su propia suerte. La madre estaba tan deprimida que apenas si se ocupaba de darles de comer a los niños, asearlos, etc. Pasaba la mayor parte del día durmiendo o sentada en el piso jugando con sus hijos. No se ocupaba de limpiar su casa, ni de tratar de conseguir un empleo, ya que recibía beneficios de la agencia de asistencia social y con eso lograba sobrevivir. Lo que empeoraba la situación era que había desarrollado una relación altamente dependiente con su hijo mayor. Ella se refugiaba emocionalmente en el niño, de tan sólo 5 años, quien a esa edad, ya vivía preocupado por las necesidades emocionales de su madre. La situación habitual era que los niños veían a su madre llorar por los rincones de la casa o dormir todo el día, debido a su depresión. Esta madre estaba descuidando las necesidades de sus hijos (negligencia emocional y física) a la vez que estaba sobrecargándolos de responsabilidades que no le correspondían a los niños. Los niños, estaban funcionando como padres de su propia madre. Resumen de las características comunes de las familias disfuncionales:
  • 29. 29  La familia no logra definir, específicamente, los roles de cada miembro del grupo familiar.  Los adultos "siempre tienen la razón” y los niños “deben aceptar esta regla”.  Los miembros de la familia no se comprenden ni se respetan mutuamente.  Los miembros de la familia no confían entre sí.  Los niños comienzan a preocuparse por temas que les competen a los adultos.  Los niños se sienten perdidos y solos.  Los padres no protegen a los hijos.  Los padres se comportan como niños o como adolescentes inmaduros.  Los valores familiares son muy rígidos o muy liberales, o carecen de lógica.  No existe un sentido de unidad familiar, aunque puede haber un sentido de posesión por parte de los padres hacia los hijos.  Se descuidan las necesidades emocionales de los niños.  Se espera que los hijos satisfagan las necesidades y expectativas de los padres.  Se espera que el hijo preferido reemplace al cónyuge que no cubre las expectativas del padre que crea el vínculo de dependencia emocional con el hijo.  Se ignoran o se niegan los episodios de violencia doméstica o abuso verbal o físico.  Se minimizan las necesidades emocionales de los niños y el impacto que tienen las peleas y discusiones delante de a ellos.  Se espera que el hijo preferido asuma la obligación de satisfacer las necesidades del padre que lo ha elegido como favorito. Lo siguiente es otro ejemplo tomado de la vida real:  En el hogar de una madre soltera, la madre trabajaba desde muy temprano en la mañana y dejaba a su hija de 8 años que despertara a su hermano de 4, le diera el desayuno, la ayudara a vestirse y luego lo llevara a la escuela dónde también asistía la niña. Al regresar, la niña debía calentar la comida que su madre les dejaba preparada para el almuerzo y
  • 30. 30 pasaba el resto de la tarde en su casa, a solas, con su hermano menor. Si cuando la madre llegaba, los platos del almuerzo no estaban lavados, la madre se enfadaba terriblemente con la niña, diciéndole: “No puedes hacer nada bien. Además eres muy desconsiderada conmigo, que trabajo todo el día para mantenerte a ti y a tu hermano”. Esta madre no sólo abusaba emocionalmente de su hija de 8 años, al descalificarla por aquello que “no hacía bien” y exigirle que hiciera cosas propias de un adulto, sino también, descuidaba física y emocionalmente a ambos niños (negligencia física y emocional). Una niña de tan solo 8 años de edad, no puede cuidar de sí misma y tener la responsabilidad de cuidar a su hermano de 4. No le corresponde a una niña de 8 años levantar a su hermano por la mañana, ayudarle a vestirse, llevarlo a la escuela, darle de almorzar, etc. Ésas son tareas de un adulto. Además, dejar a los niños pequeños sin la supervisión de un adulto se considera un delito, en muchos países, además de una negligencia física y emocional. Y tampoco debemos olvidar la serie de insultos y comentarios negativos que la madre le profería a la niña por no lavar los platos antes que ella llegara de trabajar. Finalmente, los padres tienen la obligación de mantener a los hijos menores de edad, no se trata de un favor que les están haciendo. Estos son sólo algunos ejemplos de abuso y negligencia emocional. Otro caso:  Un padre extremadamente exigente con su hijo esperaba que éste fuera “no menos que perfecto”. El niño expresaba la angustia y la ansiedad que le provocaba la exigencia de su padre a través de un trastorno alimenticio. El padre culpaba a la madre porque el niño no comía nada y la madre se agarra la cabeza y decía “¡Mi hijo no me come nada!”. Si estos padres hubiesen sido emocionalmente saludables, habrían buscado la raíz del problema. Los padres emocionalmente saludables tratarían de averiguar por qué el niño no comía, cuál era la causa por la cuál se sentía tan mal que había dejado de comer. Por el contrario, los padres egoístas esperan que sus hijos satisfagan sus propias necesidades y los presionan sin importar cuáles sean las consecuencias (en este caso, un trastorno alimenticio).
  • 31. 31 Además, los padres posesivos -que adoran ser el ombligo del mundo y se presentan como víctimas perfectas de cualquier problema familiar- son aquellos que dicen "mi hijo no me come". Como si el hecho de que el niño se alimentara fuera una obligación o un favor que debe hacerle a ese padre o como si el niño estuviera “castigando" a ese padre al negarse a comer. Los padres egoístas sólo tienen en cuentan sus propias necesidades y ven a sus hijos como meros instrumentos para satisfacer esas necesidades personales. El abuso emocional puede tomar muchas formas. Como dijimos antes, algunas son muy sutiles y otras son más obvias, pero en sí, cuando la salud emocional y la autoestima de un niño, o de un adolescente o un adulto, están en juego – y se está deteriorando lentamente, podemos tener la certeza de que se está cometiendo un abuso de tipo emocional. Actitudes típicas A continuación veremos ciertas actitudes típicas que se pueden observar en situaciones en que las que una familia disfuncional comete abuso y/o negligencia emocional:  No prestarle atención a un hijo, ya sea cuando nos esté hablando o cuando lo veamos muy retraído, como “escondiendo un problema”. Minimizar los acontecimientos o las reacciones de los niños u otras personas. Restarle importancia a aquellas cosas que sí tienen importancia.  Ignorar la necesidad de afecto y la necesidad de relación de los hijos o del otro cónyuge. Por ejemplo, cuando una persona se siente anímicamente mal, temerosa o deprimida y nosotros ignoramos su estado de ánimo. O bien, cuando una persona tiene necesidad de comunicarse y relacionarse e ignoramos su necesidad de comunicarse.  Descalificar a la persona, ya sea agrediéndola verbalmente o mediante un gesto de desaprobación que le haga sentir mal. En este caso, el lenguaje corporal es muy importante, a veces un gesto puede herir más que una palabra o un insulto.
  • 32. 32  Humillar a un niño, u otra persona, exponiéndolos a situaciones denigrantes que les harán sentirse mal o les harán sentir vergüenza de sí mismos o de otros.  Rechazar, criticar, amenazar o intimidar a un niño o al cónyuge. Burlarse de una persona, o de sus ideas o sus tradiciones o de su cultura.  Pedirle a un niño que mienta o que haga algo por nosotros, así nosotros no tenemos que hacerlo.  Aislar a un niño o al otro cónyuge, controlar todo lo que hace o cuestionar todo lo que dice, o perseguirlo o acosarlo, incansablemente.  Presionar o manipular a un niño o al cónyuge con un propósito determinado. La manipulación de una persona como si fuera un títere, no tiene nada que ver con amar a una persona. “Querer controlar o dominar a una persona no es amar”.  Exponer a una persona (por ejemplo a un niño) a que sea testigo de un incidente de violencia doméstica. Obligarlo a que tome partido por alguno de los padres. No proporcionarle una estructura o un ambiente doméstico seguro.  Manipular al cónyuge o a los hijos a través del dinero, especialmente cuando se les crea una dependencia económica.  Crear una dependencia afectiva o promover relaciones simbióticas entre los miembros de una familia. Recuerde: el perpetrador del abuso emocional puede ser consciente de ello o no. Percepciones y puntos de vista Muchas veces, el abuso emocional ocurre de manera espontánea debido a los patrones de conducta heredados por generaciones. Los
  • 33. 33 abusadores que no tienen conciencia del impacto negativo de sus acciones, comentarios o actitudes, normalmente “no ven nada de malo” en la manera en que se relacionan con los demás. Las víctimas, por el contrario, intuyen que una relación que se vive como emocionalmente abusiva no es “normal”. Pero, lamentablemente, a veces, cuando las víctimas han sufrido un abuso emocional desde la infancia, crecen aceptando esa manera no saludable de relacionarse con los demás, como si fuera un patrón de conducta “normal“. Así, durante la vida adulta, las víctimas de abuso se sienten confundidas y no logran comprender cabalmente, qué es lo que no funciona en sus relaciones; ya sea en sus relaciones personales (de pareja), sus relaciones laborales (en el trabajo), sus relaciones sociales (con los amigos), etc. Pero la infancia quedó atrás, pertenece al pasado. Y estos sentimientos, emociones y experiencias, también. Cuando una persona siente que no goza de total libertad para expresar sus sentimientos o pensamientos, es probable que sienta temor por la reacción o respuesta que pueda suscitar en otras personas. Esto se debe a que ha incorporado un tipo de patrón conducta de “adaptación” a las expectativas de los demás y un sentimiento de “deuda” hacia otro ser humano. Son personas que piensan que necesitan la aprobación de los demás para poder expresarse libremente o que las prioridades ajenas son más importantes que las suyas propias. El abuso emocional logra exactamente esto. Las víctimas de abuso suelen dudar de su propio criterio, pierden de vista que tienen los mismos derechos de expresar su opinión que los demás, olvidan que merecen ser respetadas al igual que cualquier otra persona y viven con la sensación de que deben pedir permiso para hablar, opinar, hacer algo, tomar una decisión, etc., La realidad es que no que necesitan la aprobación o aceptación de los demás. Necesitan su propia aceptación. Recuerde: El abuso emocional es un proceso continuo.
  • 34. 34 El proceso del abuso emocional Con el tiempo, este tipo de abuso persistente va deteriorando la autoestima de la víctima y le va creando una dependencia emocional. Las víctimas se “acostumbran” a esta dinámica, la cuál terminan considerando como “normal” y ésta es una de las razones por las que les cuesta terminar con una relación abusiva. Es importante señalar que las víctimas “no” disfrutan del trato que reciben en una relación abusiva. “Tampoco tienen la culpa” de la conducta abusiva del abusador. Pero para poder abandonar una relación abusiva y evitar establecer relaciones futuras con otros abusadores, las víctimas necesitan informarse bien y tomar las decisiones más convenientes, como primera medida. Si la víctima no actúa y no hace algo para terminar una relación abusiva, lo más probable es que el abusador tampoco haga nada para “salvar o rescatar” a la víctima, ni le evitará a la víctima el sufrimiento del abuso constante. No olvide que algunos abusadores ni siquiera son conscientes del patrón de conducta abusivo que practican habitualmente. Y los que sí son conscientes, son las últimas personas que harían algo para ayudar a una víctima o para solucionar el problema del abuso emocional. Los abusadores no son quienes “lo pasan mal” en una relación abusiva. Quien lleva la peor parte, es la víctima del abuso. Si usted es una víctima de una relación de abuso emocional, no se sienta culpable ni inútil, ni fracasado, no es su culpa. Establezca límites saludables lo antes posible. Y si esto le resulta muy difícil, pida ayuda profesional. Y lo más importante: Usted no tiene obligación de satisfacer las necesidades de los demás. No tiene obligación de agradarle a todo el mundo. Ámese a usted mismo primero y podrá establecer límites sanos y desarrollar relaciones auténticas y más
  • 35. 35 saludables, en el futuro. Recuerde que el abusador no hará esto por usted. Usted necesita protegerse. Ayúdese o permita que otros le ayuden.
  • 36. 36
  • 37. 37 CAPÍTULO II ÁMBITOS DÓNDE OCURRE EL ABUSO EMOCIONAL El abuso emocional suele darse en la familia y en las relaciones de pareja, (como analizaremos más detenidamente en otros capítulos), pero también en el lugar de trabajo (algo que actualmente se conoce como “mobbing”), y también, en las instituciones académicas y otras organizaciones de una comunidad (sociales, deportivas, artísticas, religiosas, políticas, etc.) Como dijimos, el abuso emocional en las relaciones interpersonales consiste principalmente en una maniobra de manipulación, a través de la cuál el abusador intenta controlar o dominar a la víctima. El abusador considera que él es quien “manda” y espera que la víctima “obedezca”. En algunos casos, una persona también puede abusar de sí misma; algo que suele ocurrir con frecuencia cuando las personas padecen una profunda depresión. A veces, una persona no necesita que otra le diga cosas negativas. La persona que sufre una profunda depresión, suele abusar de sí misma y no logra poner fin a sus pensamientos negativos. Los ámbitos de nuestra vida El listado que veremos más abajo esquematiza, de un modo general, los principales ámbitos de nuestra vida. Y dentro de cada uno de ellos, establecemos relaciones interpersonales, como también, relaciones
  • 38. 38 intrapersonales, es decir: con nosotros mismos (lo que también se conoce como diálogo interno). Las relaciones abusivas pueden darse en cualquiera de estos ámbitos, incluso en el ámbito personal. Además, estos ámbitos no funcionan de manera totalmente independiente, sino que se interrelacionan y, muchas veces, los problemas emocionales que ocurren en un ámbito afectan a los otros. Esquema de los ámbitos de nuestras vidas:  AMBITO UNIVERSAL O ESPIRITUAL  AMBITO GLOBAL  AMBITO CULTURAL  AMBITO SOCIAL  AMBITO FAMILIAR  AMBITO PERSONAL 1. Abusar emocionalmente de uno mismo (ámbito personal, físico y emocional - YO) En primer lugar estamos nosotros mismos, nuestro ser, con nuestros valores personales, nuestros principios, nuestra esencia como seres humanos, nuestro espíritu, nuestra mente, nuestros sentimientos y emociones, nuestras habilidades o capacidades y nuestras creencias. Lo que nosotros decidamos creer acerca de nosotros mismos, no es algo que nos obliguen a creer los demás, es algo que -si bien los demás pueden sugerir- somos nosotros mismos quienes decidimos aceptar un determinado juicio de valor sobre nuestra propia persona. Así, cuando una persona está muy deprimida o ha crecido con una imagen muy pobre de sí misma, puede pensar que no vale nada. Puede decirse muchas cosas negativas, todo el tiempo. Esto sólo reforzará esa imagen pobre que tiene de sí y debilitará aún más su autoestima.
  • 39. 39 Normalmente, las personas deprimidas suelen tener dificultades para dejar de tener esos pensamientos negativos. Es por eso que, a veces, las personas que sufren una depresión profunda necesitan un tratamiento farmacológico, además de una buena terapia y un entorno social o familiar positivo. La persona deprimida ve todo desde un punto de vista pesimista y por eso le cuesta cambiar su manera negativa de pensar. Cree que sus problemas no tienen solución. Entre las cosas más comunes que se dicen a sí mismas las personas deprimidas o inseguras, podemos citar las siguientes:  -“Cuando entro en un lugar, todos me miran y seguramente me juzgan en silencio, porque las personas siempre son muy prejuiciosas”  -“El mundo estaría mejor sin mí”  -“Jamás se fijará en mí”  -“Jamás podré bajar de peso”  -“Las terapias no sirven para nada”  -“Mis amigos o mi familia estarían mejor sin mí”  -“Nadie me comprende”  -“Nadie me puede ayudar”  -“No me darán ese empleo”  -“No sirvo para estudiar una carrera universitaria”  -“No sirvo para nada”  -“No puedo guardar un secreto”  -“No puedo dejar de fumar, beber, etc.”  -“No tengo fuerza de voluntad”  -“No tengo coraje para decir lo que pienso”  -“No tengo paciencia con los niños”  -“Nunca aprenderé a nadar/conducir/usar una computadora, etc.”  -“Nunca puedo hacer nada bien” Todas estas frases negativas suelen basarse en los propios temores de las personas. No obstante, la mayoría de las cosas que tememos sólo existen en nuestra imaginación y carecen de un fundamento real. Cuando los individuos se dicen a sí mismos estas cosas, permiten que sus propios temores e inseguridades internos abusen emocionalmente de ellos.
  • 40. 40 Algunas veces, estas personas buscan confirmar sus temores y piden consejo solamente a aquellas personas que coincidirán con su punto de vista. Si una persona piensa que no sirve para nada, lo más probable es que busque corroborar esta creencia. Así, le pedirá opinión a alguna persona que también tenga una imagen de ella muy pobre. Esa opinión ajena (negativa) reforzará la idea propia de que la persona no sirve para nada, creando un círculo vicioso que se retroalimentará, una y otra vez. 2. El abuso en el ámbito familiar (la pareja, los hijos, los padres, los abuelos, los tíos y otros familiares o personas cercanas a la familia) Nacemos y nos criamos en el seno de un ámbito que llamamos “familia”. Puede tratarse de la familia biológica o una familia adoptiva, de un hogar (un orfanato, por ejemplo), una comunidad, un grupo social, una tribu, etc.; o, a veces, la carencia de estos (los niños que se crían en la calle, por ejemplo). A partir de estos primeros vínculos con otras personas, desarrollamos nuestros sentimientos, nuestros afectos, nuestras preferencias, nuestros valores, adoptamos ciertas tradiciones y/o creencias de nuestro grupo y recibimos determinados “mandatos” por parte de quienes nos ayudan a crecer. Estos mandatos influirán en nuestra personalidad y en la manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás Un ejemplo común de abuso emocional familiar, incluye situaciones como éstas:  Un marido descalificaba constantemente a su mujer diciéndole que nunca tenía la casa lo suficientemente limpia, que no era una buena pareja sexual, que no se vestía bien, que no era capaz de mantenerlo interesado en ella lo suficiente, etc. Los hijos del matrimonio observaban al padre humillar a la madre y a la madre, recluirse y llorar, reclamando que el marido no la amaba (“a pesar de todo lo que ella hacía por él”). Ninguno de los dos padres tenía en cuenta el impacto emocional que estas discusiones tenían sobre sus hijos. Como consecuencia, los niños aprendían formas negativas de actuar y de relacionarse con los demás.
  • 41. 41  Una esposa descalificaba habitualmente a su marido, frente a otras personas, diciendo que su marido era un inútil en la casa, que no podía ni arreglar un enchufe, que era un hombre sumamente desorganizado, que no tenía buen manejo del dinero, que no les ponía límites a sus hijos, que no ganaba suficiente, que nunca lo ascenderían en el empleo, etc. También, solía decir que su marido era como un hijo más. Los niños, normalmente, presenciaban esto y aprendían que era “normal” no respetar a su padre o hablar mal de él. El abuso emocional va más allá de los comentarios hirientes que los integrantes de una familia pueden hacerse mutuamente, o ante otras personas. Implica una desvalorización permanente de la autoestima de una persona y de su confianza en sí misma. Lamentablemente, las víctimas de abuso emocional suelen reaccionar de dos maneras y ninguna de ellas es positiva:  O se defienden agrediendo o contraatacando al abusador, lo que genera una pelea o una discusión feroz,  O se deprimen intensamente y refuerzan su imagen de persona inútil, incapaz o no merecedora de nada mejor. Recuerde: ninguna de estas conductas soluciona el problema del abuso emocional ¿Hay que hacer algo al respecto? La mayoría de las veces, casi todas las víctimas de abuso se lamentan y se quejan -por siglos- acerca de los abusos sufridos, pero les resulta muy difícil reconocer que necesitan “hacer algo” para terminar con una relación abusiva. Esto no intenta justificar en absoluto la conducta abusiva del abusador. De hecho, como explicamos antes, “la víctima no tiene la culpa de la conducta del abusador”. Pero, si la víctima no se “corre del lugar” o no deja de ocupar el lugar de víctima en una relación abusiva, el abusador no lo hará por ella.
  • 42. 42 El abusador no “salvará” ni “rescatará” a la víctima del abuso. Tampoco abandonará a la víctima, ni terminará una relación abusiva, a menos que encuentre otra víctima mejor. De modo que es importante que las víctimas de abuso emocional comprendan que discutir, pelear, intentar hacerle comprender al abusador cómo funciona la relación abusiva, o bien, sumirse en un estado depresivo, no solucionará el problema del abuso emocional. Por consiguiente, si la víctima no se siente capaz de terminar una relación abusiva, es fundamental que pida ayuda profesional. Recuerde: el abusador no hará nada para que la víctima se sienta mejor. Aprenda a negociar Las técnicas de negociación actuales explican claramente que estos dos enfoques no resuelven los problemas. Sin embargo, hay una tercera instancia que es la manera realmente eficaz de resolver este tipo de conflictos. Esta manera de resolver problemas se basa en aplicar un criterio objetivo y realista que evita que la víctima caiga en el autoengaño. Además, también le ayuda a comprender que puede poner límites y decir “No” de una manera asertiva. Sin peleas y sin martirizarse. Esto implica abandonar la posición personal y ocuparse del problema en sí. Por lo general, las víctimas están más centradas en sí mismas y en lo infelices que son, que en el problema en cuestión (el abuso emocional). O también, se centran en el abusador y lo injusto que es. Pero, la clave radica en enfocarse en el problema en sí para poder ponerle un límite adecuado al abuso emocional. Emplear una manera de pensar objetiva, les permite a las personas tratar los problemas independientemente de las personas que participan en él. Si bien esto parece casi imposible, se puede comprender con el siguiente ejemplo:  La esposa propone ir a pasar Navidad a la casa de su familia de origen. El esposo ya ha hecho planes para que algunos familiares suyos vengan a pasar
  • 43. 43 Navidad en su casa. Se origina una discusión importante dónde ambas partes se insultan y usan un tono irónico o sarcástico para destacar los defectos de la otra parte, además de echarse en cara otros problemas anteriores. Esto es algo bastante común. Luego, tanto el esposo como la esposa se encierran en su posición personal y juegan su rol de víctima y abusador a la perfección. El problema es que ambas partes están muy ocupadas haciendo valer su punto de vista propio y tratando de ganar y de "tener la razón", en lugar de ver cómo pueden resolver el problema adultamente. Para resolver un problema como éste, no es necesario insultarse mutuamente, ni agredir a la otra parte, ni armar un berrinche o largarse a llorar desconsoladamente. Es necesario darse cuenta de las propias emociones y mantenerlas bajo control para que no afecten nuestra manera de pensar. Así, una de las partes podrá reconocer internamente: “Realmente me siento muy enfadado o enfadada por la decisión que tomó mi pareja sin consultarme”. Y en lugar de contra atacar a su pareja o de deprimirse, esta persona podría explicar sinceramente (y sin adoptar una postura de mártir), cómo se siente realmente. Se siente muy molesta por la decisión que ha tomado la otra parte. Muchas veces, cuando una persona cambia su manera de abordar un tema, toda la situación cambia. Pero, este cambio no ocurre porque la otra parte haya comprendido qué es lo que no funciona en su relación, sino simplemente, porque se han roto las reglas del juego habitual. Cuando comenzamos a ver las cosas desde otro lugar y comenzamos a actuar de un modo diferente al habitual, se producen cambios visibles. A veces, son cambios positivos que les permiten a una pareja o a una familia iniciar un diálogo sincero y abierto. Otras veces, se trata de cambios que precipitan el fin de una relación. Y ésta última posibilidad es la razón por la cuál algunas personas temen cambiar. Temen que una relación termine, incluso si ello las beneficiaría.
  • 44. 44 Pequeñas simulaciones En algunos casos, el abusador simplemente simulará un leve cambio para que la víctima crea que hay una posibilidad de mejora, pero esto es sólo una estrategia transitoria para perpetuar la relación abusiva. Es como darle un dulce a un niño que llora para que se calme y deje de llorar. Posiblemente, el niño deje de llorar por unos minutos, pero eso no solucionará el problema real, por el cuál el niño lloraba. Muchas víctimas de abuso suelen “auto engañarse” ante las hábiles maniobras de los abusadores. Esto es normal. Las víctimas suelen creer que el abusador cambiará o que ellas podrán cambiar al abusador. Esto se debe a que la víctima prefiere pensar que el abusador aún tiene algún lado bueno, o un sentido humanitario, que le hará comprender que abusar de otras personas está mal. Y además, el abusador suele ser consciente de la necesidad de la víctima de que las cosas cambien y por eso finge un leve cambio de actitud en respuesta a los ruegos de ésta. En el capítulo siguiente hablaremos sobre el ciclo del abuso emocional. La última etapa del ciclo, llamada “luna de miel”, se refiere justamente a estas pequeñas estrategias que emplean los abusadores para “recomponer” una situación, temporalmente. Recuerde: Las personas cambian solamente si así lo deciden y no porque otros lo deseen. ¿Un abusador puede cambiar? En circunstancias normales, el abusador cambia si así lo decide. Nadie puede obligar a otra persona a cambiar, ni tampoco puede cambiar por esa persona. Como vimos, el autoengaño es muy común entre las víctimas de abuso, quienes viven con la esperanza de que – algún día — el abusador cambie, de tanto suplicarle que lo haga. Los abusadores son seres humanos, al igual que las víctimas. Algunos pueden cambiar y otros no. Algunos abusadores toman conciencia de los abusos que cometieron y comprenden que existen maneras más
  • 45. 45 saludables de relacionarse con los demás, entonces eligen cambiar. A veces lo logran, otras veces no. Lo importante es comprender que los procesos de cambio son complejos, incluso para las personas que no son ni abusadores ni víctimas de abuso emocional. También es importante destacar que en ciertas culturas (o países), hay personas que viven bajo ciertas religiones o sistemas políticos que someten a la gente a distintos tipos de abuso. Este tipo de víctimas “realmente no tienen muchas opciones” (o libertades, como la libertad de elección). De modo que en estos casos, no se trata de que la víctima quiera o no quiera cambiar, no se trata de que la víctima pueda elegir -o no- abandonar a un abusador, porque en estos casos, sus opciones están restringidas. Pero, fuera de estas circunstancias particulares, en la mayoría de las culturas, las víctimas tienen la opción de darle la espalda a una relación abusiva. Tienen la opción de abandonar a un abusador. Tienen la opción de buscar y conseguir ayuda (terapia, red de apoyo emocional, ayuda económica, asesoramiento legal, etc.) y tienen la opción de comprender que hay abusadores que pueden cambiar y otros que no. 3. El ámbito social: el trabajo, los amigos, la pareja (noviazgos o parejas fuera de las familias ya establecidas), los compañeros de actividades recreativas o deportivas, los grupos sociales.  El abuso emocional en el lugar de trabajo: El abuso emocional en el trabajo es un tema que está “de moda” en nuestros tiempos. Se lo ha identificado con el término “mobbing” (“mob” significa turba o pandilla en inglés). El abuso en el lugar de trabajo se distingue principalmente por la intimidación psicológica de un empleado por parte de un supervisor, un jefe u otro compañero de trabajo. Por ejemplo:  Un jefe puede descalificar a un empleado por un error trivial, exagerando el problema, y señalándolo delante de otros empleados. O bien, un compañero
  • 46. 46 de trabajo puede recargar de trabajo a otro, a fin de lograr terminar el propio a tiempo y dar una buena imagen de sí mismo, perjudicando al compañero que le ayudó. Por lo general, hay un propósito oculto detrás de las manipulaciones de este tipo. Probablemente, el compañero que recargó de trabajo al otro, quiera lograr una promoción o un ascenso laboral. Para ello, su táctica consiste en destruir la buena imagen de sus compañeros o hacerlos parecer incompetentes (a los ojos de los jefes), para poder destacarse él mismo y lograr su objetivo. Cuando las personas se sienten insatisfechas con su trabajo, esto afecta su vida de relación en otros ámbitos de su vida. De igual manera, una persona que tiene problemas familiares o de pareja o con sus amistades, muchas veces, reflejará esos mismos problemas en su entorno laboral. Y una persona que tiene una autoestima baja será más vulnerable a cualquier comentario descalificativo que le haga otra persona, en el ámbito laboral. Una persona con un nivel saludable de autoestima, por el contrario, comprenderá que un comentario descalificativo sólo empobrece a quien lo hace. Si un supervisor le dice a un empleado que es un inútil porque cometió un simple error, el empleado que tenga una autoestima baja coincidirá con el criterio y el comentario peyorativo del supervisor, mientras que un empleado con un nivel de autoestima alto, normal o saludable, comprenderá que el supervisor se equivoca porque un simple error no es un parámetro válido para medir el desempeño laboral o la capacidad de un empleado. Mucho menos para determinar su valor como persona.  El abuso emocional en las instituciones académicas: En las instituciones académicas, es decir, en las escuelas y universidades, algunos profesores recurren a la ironía para ridiculizar a los alumnos. Se espera que los profesores y maestros sean facilitadores del aprendizaje, en lugar de actuar como jueces que critican y descalifican a sus alumnos. Los buenos profesores promueven el desarrollo personal e intelectual de los estudiantes, mientras que los malos suelen buscar los defectos de aprendizaje y puntualizarlos en
  • 47. 47 medio de una clase. También, hay profesores que buscan los defectos personales de los estudiantes y se dedican a dar "sermones" sobre la moral o la conducta social de un alumno particular. No lo hacen de una manera objetiva, lo hacen con el fin de descalificar al alumno en cuestión y probar al resto de la clase quién tiene el control. Hay otros profesores, que debido a sus propios complejos de inferioridad, ven su posición amenazada ante un alumno que sabe mucho acerca de algún tema particular, o quién, simplemente, ejerce su derecho de expresar libremente su opinión. Las personas inseguras, en este caso los profesores inseguros, temen que el alumno piense libremente y gane consenso o se gane el respeto de sus compañeros, si dijera algo interesante o inteligente. Por esta razón, algunos profesores prefieren tener a sus estudiantes “bajo la suela de su zapato” y vivirán subidos a su falso pedestal. Otros, en cambio, usan la táctica del miedo. Inspiran temor en lugar de respeto. Los profesores que hacen esto, se faltan el respeto a sí mismos en primer lugar. Cuando un profesor es realmente un buen profesor, sus alumnos le responden bien. Lo respetan, estudian, se sienten motivados y participan con gusto en sus clases. En las escuelas, también se dan muchos casos de abuso emocional entre los compañeros de clase. Muchos niños y adolescentes forman grupos (o pandillas) y buscan alguna víctima que puedan intimidar fácilmente. En general, se trata de un tema de control y de establecer cierta supremacía. Hay estudiantes agresivos que abusan emocional y físicamente de otros estudiantes, golpeándolos, molestándolos, burlándose de ellos, insultándolos, amenazándolos, intimidándolos o ridiculizándolos, periódicamente. Los maestros, profesores y otras figuras de autoridad que permiten que un estudiante abuse de otro, son cómplices de ese abuso y comenten negligencia emocional y/o física. Este tipo de conducta también se observa -algunas veces- en equipos deportivos, en clubes sociales, en organizaciones comunitarias, o políticas o religiosas, y también en círculos de amistades. Para comprender mejor cómo funcionan las relaciones abusivas en los distintos ámbitos, hablaremos también acerca de quiénes son las personas que participan en el abuso emocional.
  • 48. 48  El abuso emocional en otras organizaciones comunitarias: En casos más graves, hemos visto cómo algunas religiones o sectas -y también algunos sistemas políticos- manipulan a las personas que no son muy seguras de sí mismas. Su fin es lograr un control absoluto de estas personas. Normalmente, se aprovechan de la falta de conocimientos de las víctimas y/o de sus necesidades básicas. Por lo general, este tipo de abusadores promete soluciones mágicas y abstractas. Juegan con el dolor o las necesidades de las personas, con su falta de sentido común, con sus carencias afectivas, sus limitaciones intelectuales o cognitivas, etc. Así, suelen elaborar discursos del tipo “Crea esto o sea un tonto por el resto de su vida”. También, suelen generar una dependencia emocional importante, ya que el mensaje subliminal constante es: “Sin nosotros, usted no vale nada” o “Si no cree esto, nunca va a triunfar en su vida”, o cosas similares. Hay que tener muy en cuenta que nadie es el dueño de la verdad absoluta -en ningún ámbito- y que por eso, es importante desarrollar un escepticismo saludable, como mínimo, a la hora de dar crédito a una persona sobre su dominio absoluto respecto de algún tema. El que no sabe es como el que no ve. Cuando ignoramos cierta información, tenemos más posibilidades de creer que cualquier cosa que otra persona nos diga es verdad. O bien, podemos llegar a creer que si lo dice cierta persona, seguramente será verdad. Es normal que encontremos personas que sean realmente “entendidas en la materia", acerca de algún tema particular (son los verdaderos expertos). Por ejemplo, un médico especialista, un experto en finanzas o un ingeniero experimentado, pueden destacarse, ser eminencias o saber mucho sobre su profesión, y es muy posible que lo que digan sea cierto y tenga lógica, pero eso solo, de por sí, no los habilita para ser considerados como “seres perfectos e infalibles”. Ante todo, son seres humanos y pueden equivocarse. Más allá de sus genuinas capacidades, son seres imperfectos, al igual que cualquiera de nosotros. Su nivel de competencia profesional sólo es un indicador de
  • 49. 49 sus conocimientos, de su capacidad intelectual y/o de su trayectoria académica o profesional, pero no es un indicador de su estabilidad emocional. Quizás sean eximios profesionales, pero no sean emocionalmente estables o maduros. De hecho, hay muchos abusadores que gozan de un excelente prestigio social y/o profesional y, sin embargo, son personas altamente inmaduras, que abusan emocionalmente de otras, periódicamente. Algunos son como pequeños déspotas en su vida familiar, mientras que se muestran como profesionales modelo, en su entorno laboral.  Los que se autoproclaman “gurús cibernéticos” y manipulan a los demás  Uno de los casos más sorprendentes fue el de una mujer que lideraba un grupo en Internet dónde aconsejaba a las víctimas de abuso emocional desde su punto de vista particular. El problema era que esta mujer no admitía una sola opinión diferente de la suya y cuando alguien disentía con ella, no dudaba en burlarse irónicamente de esa persona, y degradarla y humillarla en público, además de prohibirle el acceso a su foro, nuevamente. Un auténtico caso de abuso emocional. ¡Menos mal que lideraba un grupo de autoayuda para personas emocionalmente abusadas! Esta mujer era un vivo ejemplo de lo que significa ser un abusador. Reunía todas las características de un abusador y actuaba de la misma manera. Con el tiempo, su grupo se convirtió en un foro de personas que presentaban sus agonizantes relatos, interminablemente. Los miembros regulares eran apenas unas pocas personas que usaban ese medio para expresar sus quejas y lamentarse incansablemente. Lejos de cumplir con el propósito de un grupo de ayuda, este grupo no promovía una autoayuda saludable, sino que ofrecía un lugar dónde la gente podía continuar lamentándose indefinidamente – siempre que a nadie se le ocurriera contradecir a la mujer que lideraba dicho grupo.  El abuso en algunos grupos religiosos y/o políticos Con las sectas religiosas pasa lo mismo, y también incluso con algunas plataformas políticas. Los sistemas absolutistas donde prima el
  • 50. 50 autoritarismo y no se respetan las diferentes opiniones de las personas, son sistemas altamente nocivos que no ayudan a las personas a resolver ningún conflicto personal porque sólo sirven el propósito egoísta de alimentar la propia popularidad o imagen de dicho grupo o sistema y satisfacer sus propios objetivos. En el caso de la mujer que lideraba el grupo de “ayuda” a personas abusadas emocionalmente y que no admitía una sola opinión diferente de la suya, el trastorno de personalidad (narcisista) que exhibía era muy notorio. También era evidente que las pocas personas que se habían convertido en sus seguidores fanáticos, no contaban con suficiente información sobre los distintos tipos de trastornos de la personalidad y carecían del nivel de habilidades intelectuales necesario, que les permitía comprender que la mujer que dirigía el grupo los manipulaba, sutilmente. Hay personas que dan por sentado que una persona “tiene razón”, sólo porque esa persona es hábil para manipular a los demás. Les dice exactamente lo que quieren oír, les hace creer que es una persona experta en determinado tema, les genera una dependencia social o emocional, etc. A lo largo de la historia de la humanidad, muchos tiranos, déspotas, dictadores, demagogos y hábiles manipuladores de todo tipo, han sometido a grandes masas que los admiraban y les rendían pleitesía incondicionalmente. Cabe recordar el triste caso del reverendo Jim Jones y la masacre de Guyana2, por ejemplo. Algunos líderes de la historia sufrían ciertos trastornos de personalidad y otros no. Simplemente, estaban ávidos de poder y fama. Por esta razón, es importante aprender a pensar objetivamente. Es importante aprender a respetar y comprender las diferencias culturales que existen entre las personas. Cada persona tiene un conjunto propio de valores, tradiciones, pautas éticas y morales. Porque sean distintos 2 La tragedia de Jonestown, ciudad de Guyana, 18 de noviembre de 1978, incluyó los asesinatos y suicidios de más de 900 miembros del llamado Templo del Pueblo, liderado por el reverendo Jim Jones.
  • 51. 51 de los nuestros, no significan que sean peores o mejores, ni significa que sean inferiores o superiores. Simplemente, pueden ser -tan sólo- “distintos". ¿Por qué a las personas les cuesta tanto denunciar el abuso? En general se debe al miedo a las represalias. Esto es bastante común en las instituciones académicas o en ciertas organizaciones sociales, y también sucede en el trabajo. Denunciar el maltrato psicológico de un profesor, por ejemplo, podría tener consecuencias negativas para el estudiante. Hay muchos países dónde las instituciones académicas defienden a los profesores, en lugar de defender el derecho que tienen los estudiantes a ser tratados con dignidad y respeto. Quizás, porque en algunos países o regiones geográficas sea difícil conseguir maestros o profesores y las instituciones académicas temen tomar medidas contra un profesor que abusó emocionalmente de un alumno, por miedo a perder a ese profesor y no conseguir un reemplazo. Igualmente, hay estudiantes que no denuncian el maltrato emocional porque temen que el profesor no los apruebe en el próximo examen o los obligue a repetir el curso. Esto también es algo bastante común. Hay profesores que son conscientes de estas “vulnerabilidades” por parte de los alumnos y de las carencias de las instituciones académicas y aprovechan las circunstancias para actuar con total impunidad. Pero, como señalamos antes, las personas justas, honestas, correctas, emocionalmente estables y con una autoestima saludable, no necesitan degradar ni burlarse de nadie. El profesor que maltrata a un alumno, ya sea atormentándolo o burlándose de él delante de sus compañeros, deja mucho que desear como persona y también como profesor. Este tipo de profesores o maestros son los que pierden el respeto de sus alumnos a partir del preciso instante en que se burlan de ellos. ¿Por qué a las personas les cuesta tanto terminar con una situación abusiva? A veces, las víctimas de las relaciones abusivas (en cualquier ámbito), tienen dificultad para romper o terminar con el ciclo del abuso porque,
  • 52. 52 emocionalmente, han invertido mucho en esa relación. Para muchas víctimas, terminar una relación abusiva o abandonar a un abusador, es sinónimo de fracaso o de debilidad; cuando en realidad, poner fin a una relación abusiva o abandonar a un abusador es un logro importante y habla muy bien de los límites que es capaz de poner una víctima para cuidar su salud emocional. Las personas seguras de sí mismas, o que tienen una autoestima equilibrada y sana, no suelen ser víctimas de abuso emocional porque saben poner límites a tiempo. Las personas que son emocionalmente saludables tampoco se interesan por establecer relaciones patológicas o disfuncionales con otras personas que viven la vida desempeñando el rol de víctima. Es como si hablaran idiomas diferentes. Algunas tácticas y estrategias que emplean los abusadores A veces, los abusadores tienen la virtud de manipular a las víctimas muy sutilmente. Suelen decir tres o cuatro verdades irrefutables para luego decir cualquier cosa que les plazca y lograr que las víctimas acepten lo último que dijeron, como si el abusador estuviera en lo correcto o tuviera razón. En general, empleada con ética, ésta suele ser una técnica de ventas y mercadotecnia eficaz. Por supuesto que la mayoría de los expertos en ventas y mercadotecnia no emplean esta táctica para "abusar" de sus clientes o potenciales compradores, sino para vender sus productos. El abuso ocurre cuando la víctima tiene una imagen propia muy pobre y tiende a dar por sentado que “cualquier cosa” que le diga otra persona es cierta. Y por otro lado, también ocurre cuando el abusador emplea estas técnicas para manipular y controlar a la víctima. Algunas personas comprenden que, en cualquier relación (personal, laboral, comercial, social, etc.), la ética es un valor que nos lleva a una situación sincera dónde todos ganan. Pero aquellas personas que carecen de ética, eligen hacer lo que sea necesario para lograr sus propósitos. Las personas inescrupulosas suelen guiarse por el dicho “el fin justifica los medios”.
  • 53. 53 En todos los ámbitos de nuestras vidas, y a lo largo de los diversos niveles socio-culturales, encontraremos personas éticas y personas inescrupulosas. Lo importante es prestar atención a la actitud de las personas para poder comprender cómo piensan o si tienen intenciones ocultas o no. Veamos otros casos comunes en los ámbitos sociales habituales  Un hombre muy inseguro va a comprar un automóvil. No conoce mucho sobre el tema, de modo que cualquier persona que le hable con convicción será alguien que capturará toda su atención, independientemente de que esa persona (el vendedor de autos, por ejemplo) realmente sea un experto en el tema o no. La víctima, ingenuamente, le explica al vendedor que quisiera comprar un vehículo por un valor de 100 pesos. El hábil vendedor le muestra un vehículo de 70 pesos y le dice que ése vehículo cuesta 100 pesos. Pero también agrega, que a su criterio, ese vehículo económico empobrece la "excelente imagen" del comprador. Así, el vendedor le muestra un vehículo de 180 pesos y le dice que aunque ese vehículo cuesta 200 pesos, ése es el automóvil que “está a la altura de la imagen del comprador”. Y explica que hablará con el dueño del lugar para que le dejen el vehículo a 180 pesos (su valor real), en lugar de 200. Aquí la manipulación es clara. El vendedor ha detectado que el comprador ha sido honesto y que, sinceramente, le ha dicho cuál era su presupuesto. El vendedor decide aprovecharse de la sinceridad y la ingenuidad del comprador. Lo toma por “tonto” (lo descalifica en sus pensamientos, aunque no lo exprese verbalmente). Así, el vendedor decide engañar al comprador y le muestra el peor vehículo que tiene, diciéndole que “eso” es lo que puede comprar por 100 pesos (aunque en realidad, el vehículo vale menos). Pero, a la vez, “adula” (falsamente) al comprador, diciéndole que ese vehículo económico “no va con su imagen” y que -con ayuda de un plan de financiación, por ejemplo, el comprador podrá adquirir un vehículo más caro, que “sí va con su imagen”. Aunque esto no parezca un abuso emocional, el abuso se ha producido en el momento en que el vendedor da por sentado que el comprador es “tonto” y lo trata como tal. Hay muchos casos de manipulación como estos. Muchas veces, las víctimas sienten que no valen mucho como persona y cualquier
  • 54. 54 adulación, por más falsa que sea, las hace sentir un poco mejor. Así es como acaban mordiendo el señuelo (junto con el afilado anzuelo) y caen en la trampa del abusador. Hay víctimas de abuso que suelen tener una autoestima tan baja que idealizan a cualquier persona, sobre todo si la otra persona se muestra segura de sí misma, como ocurre con los hábiles manipuladores. Los abusadores detectan rápidamente los puntos débiles de las víctimas y no dudan en aprovecharlos. Hay abusadores que son sumamente dominantes (por ejemplo, los jefes que inspiran miedo en lugar de respeto) y otros que son sumamente encantadores (como el vendedor de automóviles que adula al comprador). Es más, como acabamos de ver en este ejemplo, hay abusadores que -de hecho- suelen hacernos sentir muy bien con palabras aduladoras y nos muestran su mejor sonrisa. Son los astutos lobos bajo de la piel del cordero. El abuso emocional disfrazado o encubierto En este caso particular, el abuso emocional no ha sido expresado abiertamente o bajo la forma de un insulto, sino todo lo contrario. La adulación deshonesta, junto con la actitud deshonesta de mostrar los distintos vehículos (tergiversando sus respectivos precios de venta), son una forma deshonesta de manipular al comprador. Como explicamos antes, ésta es una forma de abuso emocional porque el vendedor da por sentado (subliminalmente) que el comprar es un “tonto”. Y no sólo lo toma por tonto, sino que también lo trata como tal y lo manipula de acuerdo con ese juicio de valor. Un buen vendedor sabe que no hay mejor relación comercial que aquella que se basa en una situación, o relación, de tipo "ganar-ganar", dónde tanto el vendedor como el comprador salen ganando. El buen vendedor no necesita descalificar ni estafar al comprador, no necesita abrir juicios de valor sobre la imagen del comprador, ni tampoco necesita adularlo falsamente o engañarlo con los precios. El buen vendedor destacará las virtudes más convenientes de sus productos y realizará transacciones honestas, que además, le harán ganar un cliente fiel.
  • 55. 55 La duda, nuestra amiga fiel: Un refrán popular nos dice: “Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”. Como señalamos anteriormente, es bueno desarrollar un sano escepticismo, aunque esto no quiere decir que nos volvamos paranoicos y pensemos que cualquier persona que nos abre los brazos o nos tiende una mano, nos adula, o nos regala una sonrisa, es un abusador en potencia. Simplemente, conviene aprender a leer entre líneas. Y para lograr desarrollar esta habilidad es buena idea informarse bien sobre las relaciones humanas y tomarse tiempo para observar y evaluar las distintas conductas, perspectivas y actitudes de las personas; como también, su manera de relacionarse con los demás. Las personas emplean distintos patrones de pensamiento, perciben las cosas y razonan de distinta manera, por lo que es importante aprender a tomar cierta distancia prudente respecto de lo que dice una persona y aprender a interpretar correctamente “qué” es lo que en realidad nos está diciendo. El tiempo y la distancia son sabios consejeros y herramientas útiles a la hora de evaluar una persona o una relación. ¿Para qué correr? ¿Quién nos apura? Con el tiempo, podemos analizar la conducta de una persona en los distintos ámbitos de su vida. No corra, tómese tiempo para conocer a la gente. 4. El abuso en el ámbito global o mundial En el ámbito global, muchas veces los mandatarios de algunos países engañan a sus ciudadanos a fin de justificar guerras que sólo sirven a sus propios propósitos. Así, convencen a las personas para que éstas se enlisten en las fuerzas armadas y den la vida por su patria o nación. Las personas más altruistas defenderán una buena causa sin sospechar, siquiera, los motivos ocultos que llevan a los países a participar en una guerra. Muchas personas que, de buena fe, creyeron que su nación los
  • 56. 56 necesitaba para proteger a otros compatriotas, acaban perdiendo la vida mientras que, quienes en verdad controlan y manejan las guerras, suman y restan beneficios a sus propios bolsillos.  La intimidación como herramienta de control En las últimas décadas, hemos visto cómo se emplea el miedo extremo (terror) para controlar una nación o un grupo de países alineados. En el campo emocional también sucede algo similar. Así como hay naciones que manipulan a sus habitantes o a otras naciones mediante el miedo o la intimidación, también hay grupos sociales que actúan de igual manera. De una manera directa o subliminal sugieren que “algo malo” les podría pasar a quienes se les ocurra desobedecer u oponerse al grupo o a quienes ejercen el control. La intimidación y el juego de la culpa es semejante a crearles a los ciudadanos de un país un sentido de deuda o deber. Confiar en la intuición A menudo, tenemos una voz interior que de alguna manera nos alerta acerca de los potenciales abusadores. Para poder oír mejor esta voz interior es necesario eliminar ciertos “ruidos” o interferencias externas, como el auto engaño, la necesidad de creer en falsas promesas, la falta de claridad o la falta de especificación (ambigüedad) del discurso de un abusador. Las víctimas pueden aprender a pensar libremente, desarrollando un criterio propio y certero. Esto aumentará su autoestima y su confianza personal. Para lograr esto, las personas necesitan buscar información y estudiar acerca de las distintas maneras de pensar y razonar. Esto les brindará la posibilidad de aprender a desarrollar un pensamiento propio, en lugar de pensar a través de la perspectiva de los demás o de tomar como verdadera, cualquier cosa que diga un abusador. En resumen, el abuso emocional tiene formas obvias y formas más sutiles de manifestarse. Puede darse en distintos ámbitos: la familia, la pareja, el empleo, entre amigos, en las organizaciones comunitarias o en ciertos círculos sociales. En una relación
  • 57. 57 abusiva, pueden participar una, dos o más personas (abusador- víctima-testigo). Si desarrollamos un criterio propio y un mínimo escepticismo saludable, aprenderemos a leer entre líneas y a detectar el abuso emocional, más rápida y eficazmente. Y como también explicamos antes, lo esencial es informarse bien, darse tiempo para conocer mejor a las personas, observarlas y estudiarlas detenidamente. Así, podremos comprender cómo funcionan, y sobre todo, aprenderemos a reforzar nuestra autoestima y nuestra imagen personal, confiaremos más en nosotros mismos y esto nos ayudará a evitar que alguien “de afuera” decida cómo tenemos que sentirnos con respecto a nuestra propia persona y con respecto a los demás. Recuerde: Cada persona tiene valor. Usted tiene valor. El valor personal Cada persona tiene valor como ser humano. Cada persona tiene el poder de decidir si las opiniones y actitudes de los demás son adecuadas o no. Cada persona tiene su propio poder personal. Y cada persona puede decidir si va a permitir que la opinión de los demás afecte su estado emocional o no. Si le permitimos a otra persona que nos falte el respeto, le estamos cediendo nuestro poder personal. Hay que recordar que nadie puede decidir por nosotros cuánto valemos. La autoestima es algo personal. Los juicios que las otras personas hacen acerca de nosotros son subjetivos y, como tales, tienen que “tomarse con pinzas”. Aquellas personas que intentan culparnos por algo que hicieron o que intentan destacar nuestros errores o tratan de manipularnos para lograr sus propios propósitos, son personas nocivas o tóxicas que suelen tener una muy baja autoestima y, por eso, necesitan degradar a los demás. Lo hacen para sentirse superiores. Las personas saludables no necesitan degradar a nadie. No necesitan usar a los demás para destacarse, sobresalir o alcanzar sus propias metas en la vida. No necesitan estafar, ni adular falsamente, ni burlarse o humillar a otros. Tampoco necesitan un club de admiradores que les diga lo maravillosos