2. La interrelación entre las personas se da a través de la comunicación. Ésta puede ser verbal
o no verbal. En este caso trataremos la comunicación verbal.
La comunicación verbal se da a través del lenguaje, tanto de forma oral como escrita. Para
que el entendimiento se de entre las personas, en un primer nivel deben ser hablantes de
una misma lengua.
A continuación veremos los principios básicos del lenguaje. Éstos simplifican en la medida
de lo posible la tarea de comprender lo que nos dicen. Son el sentido, el simbolismo, los
conceptos, los compromisos, los sistemas y las semejanzas.
El sentido hace que las palabras signifiquen lo que signifiquen, por ejemplo una mesa es
una mesa, y cuando estas palabras van hermanadas o unidas impide que no signifique nada
en conjunto, por ejemplo casa azul. El sentido está relacionado con la realidad, si la
construcción no se aproxima a ésta carecerá de sentido.
También encontramos construcciones con sentido pero sin referencia. Esto suele suceder en
la literatura, donde se narran historias que no son reales pero tienen sentido.
El simbolismo hace referencia a los nombres comunes como símbolos. Estos nombres son
como cajas donde se reúnen todas las realidades que se identifican con ese nombre como,
por ejemplo, árbol donde incluiríamos los frutales, los arbustos,... lo interesante es que su
capacidad no tiene límites y puede seguir almacenando.
Lo bueno que tienen es que simplifican y ordenan el mundo, reduciéndolo todo a unas
pocas familias bien conocidas.
Además de constituirse en familias también se forman cadenas de símbolos, que pueden
parecer complejos. Un ejemplo sería cuando queremos referirnos a alguien y no
recordamos su nombre. Este nombre se designa como propio, e identifican a las personas de
forma individual.
Los conceptos están asociados al significado de las palabras. El significado lingüístico es
posesión de cada persona individual que asocia esquemas conceptuales con los fragmentos
sonoros del habla. Son palabras que se identifican con los sonidos que producimos para
identificar una persona, objeto, animal, situación,... bajo los conceptos se agrupan los
significados.
Este sistema de asociar sonido a concepto así como significado está interiorizado en las
personas, de forma que se potencia el entendimiento y consenso, salvo en aquellas palabras
(calientes) cuyo significado tienen diversos matices según los hablantes, por ejemplo
libertad.
Los compromisos son lo que une el sonido con el sentido, y éstos pueden ser muy variados.
Por ese motivo el vocabulario de una lengua nos permite hablar con una gran precisión o de
una forma más ambigua.
3. En el compromiso de las palabras encontramos distintos niveles. En un primer nivel el
compromiso es muy fuerte: Las palabras no provocan conflictos de sentido ni en
conversaciones ni textos (periostio, tijeras, uña...). En el segundo nivel el compromiso es
más abierto, sin embargo las palabras siguen comprometidas pues están dentro de un
contexto. En el tercer nivel el compromiso del sentido tiende a desaparecer porque las
palabras están poco consensuadas y por ello sirven para los debates y la polémica.
Los sistemas son las agrupaciones de palabras que hay en el cerebro de los hablantes. Son
como familias donde los vocablos se relacionan unos con otros aunque sean de muy distinto
léxico. Saussure encontró cuatro relaciones posibles a través de la palabra enseñanza: la de
asociaciones foneticosemánticas (enseñante), la de las relaciones únicamente
semánticas(educación maestro), la que se corresponde con semejanzas debidas a la
derivación (labranza, esperanza) y las azarosas relaciones fruto de la pura casualidad
fonética (lanza, alcanza).
También hay casos especiales en el que el sistema o familia se muestra perfectamente
organizado. Éste sería el caso de los términos de parentesco.
Las semejanzas son palabras que tienen un significado muy parecido, es decir, son
sinónimas pero la sinonimia perfecta no existe y por ello no pueden intercambiarse.
Además existen otros factores considerados contrarios a los sinónimos como son el
dialecto, uso de un vocabulario distinto, distribuido de forma geográfica, en una misma
lengua; el registro, que son los diferentes tonos y palabras que utilizamos para dirigirnos a
según que personas; y el estilo que nos permite elegir el sinónimo que prefiramos para
expresarnos.
Después de los principios básicos nos encontramos con la indecisión del significado. Aquí
nos encontramos con la semiótica, la relación entre signo y significado. Dentro de este
bloque veremos la asemanticidad, la vaguedad, la polivalencia, la ambigüedad y la mentira.
Asemanticidad es cuando un signo no tiene sentido, lo cual rompe el principio semiótico
básico. Una lengua es todo lo contrario a esto, pues nos constituyen en seres que pensamos
y lo cual nos permite la unión de los conceptos, y también la expresión verbal de los
mismos.
Vaguedad son palabras borrosas cuyos límites semánticos son imprecisos. Ello es una
ganancia para nosotros pues sino nuestro léxico aumentaría hasta cifras inmensas.
Estas palabras reciben el nombre de palabras generales. Entre ellas las más típicas son los
deícticos: eso, aquí, ahora y muchas más. Lo curiosos del caso es que las palabras como
ésas son incombustibles e inagotables: no se acaban nunca.
Además, la vaguedad es una consecuencia directa e inalienable de la condición simbólica
del lenguaje; condición que se da en los nombres y verbos comunes.
4. Polivalencia hace referencia a aquellas palabras que tienen dos, tres o cuatro significados
distintos. Son las palabras polisémicas.
Además hay que distinguirlas de las palabras que tienen diversas acepciones, aunque en la
práctica no hay diferencia. Entre estas palabras encontramos un grupo cuyos distintos
significados tienen un punto en común; es como si fuera el mismo significado que varía en
función del contexto, por ejemplo agente: que actúa/ como sustancia que produce efecto,
como persona que vigila tránsito, o realiza función gramatical. Otro grupo de palabras
serían aquellas que podemos definir como polisemia real: son aquellas que han adquirido
diversos significados con el tiempo y con el proceso de evolución y reciclaje, por ejemplo
artículo. Por último hay otro grupo en el que su significado vario se debe al origen y al
significado de éste, por ejemplo coma.
Ambigüedad está relacionado con la polisemia aunque no son palabras sueltas sino cadenas
de estructuras que se pueden interpretar de dos maneras o más.
En las lenguas son posibles estas construcciones a pesar de las restricciones que existen en
el orden de los elementos y las exigencias de las estructuras. Pero también hay que tener en
cuenta que siempre es posible presentar la información de forma alternativa, que los
hablantes interpretan bien las frases ambiguas a causa de los conocimientos que comparten
y que aunque el emisor enrevese la información, siempre sabrá lo que quiere decir y que el
receptor es el que le interpretará bien o mal.
La ambigüedad también se puede dar en textos escritos sino se utiliza la puntuación
adecuada, aunque en la mayoría de los casos resuelve el problema pues da la entonación
adecuada.
Mentira hace referencia a las palabras con sentido pero sin referencia. Viene de la pareja
indisociable hablante-lengua. Son precisamente esas construcciones una de las
peculiaridades de nuestro sistema semiótico.
Además del sentido sin referencia, sabemos que aún tenemos a nuestra disposición el
recurso a otros fenómenos como la asemanticidad, la vaguedad, la polivalencia y la
ambigüedad. Y hay que añadir otro recurso como es el silencio, que convive con la lengua,
las verdades a medias y la información oculta.
A continuación veremos el entorno del significado que hace referencia a las situaciones que
se deben dar para que las palabras tengan un significado concreto. Aquí nos encontramos
con las amalgamas, el contexto, la situación, las inferencias y las perspectivas.
Las amalgamas son la convivencia entre las palabras. Éstas nos enseñan que las lenguas son
mecanismos que funcionan a la perfección siempre y cuando respeten las reglas de la
combinatoria: puedo decir cualquier cosa pero no de cualquier manera. Si nosotros
combináramos los elementos de cualquier forma estaríamos incumpliendo una función
importante de las lenguas que es el entendimiento entre los hablantes. Debemos tener en
cuenta que todos hemos interiorizado esas normas constructivas.
5. El contexto concreta el significado de las palabras abiertas y ayuda a deshacer la
ambigüedad como ya sabemos. También llana de significación los deícticos pronominales
(yo, tú, él,...).
El contexto ideal y ordinario para todas las lenguas en la conversación: una red de
preguntas y respuestas, de peticiones de opinión, de dudas, de incredulidades, de
discrepancias, de silencios y complicidad.
Otro marco bastante ideal es el del texto escrito donde un pero, por ejemplo, marca el matiz
discrepante y un también aporta una opinión. Estas y otras marcas son las que tejen la tela
del texto tanto escrito como oral. El contexto evita la insignificación.
La situación es el espacio donde se da la conversación así como las personas con las que
hablamos y el tema del que se habla. La adquisición de una lengua se produce en
condiciones normales y gracias a la conversación ordinaria y espontánea, unida a
situaciones habituales del uso lingüístico.
La situación, junto al contexto, también nos salva de la insignificación. Por ejemplo da
sentido a los deícticos temporales y espaciales: ahora y aquí, así como el conocimiento del
entorno que fundamenta la relación entre lenguas y comunidad humana; y el conocimiento
que tenemos sobre el mundo físico, que se incluye entre los factores de la situación del
habla.
Las inferencias es el juego de decir y querer decir, de escuchar e interpretar que se dan en
los intercambios verbales diarios. Este juego revela las aportaciones que hacemos sobre la
información recibida para interpretar el mensaje correctamente. Estas aportaciones serían el
conocimiento que tenemos sobre las personas, sus actitudes y preferencias; así como el
estado del entorno y la naturaleza de las cosas.
Inferimos muchas informaciones a partir de las palabras y los gestos. Esto se da de una
forma muy natural, haciendo que estemos especialmente dotados como lectores de indicios
o síntomas.
Las perspectivas. El lenguaje es el marco de posibilidades y primer factor que guía nuestras
perspectivas sobre la realidad. El perspectivismo en el lenguaje nos permite diversos
enfoques de una misma jugada.
Las lenguas favorecen las perspectivas y también permiten el matiz y la pluriperspectiva.
Para finalizar veremos el juego del significado. En él vemos la analogía, la metáfora, la
sinestesia y la animalización.
La analogía nos permite designar las realidades ajenas asimilándolas a las cosas más
próximas. Entre éstas las más comunes son las partes de nuestro cuerpo, las enfermedades
de nuestro cuerpo o las analogías bélicas.
6. También es uno de los juegos necesarios de una pareja indisociable que es el lenguaje y el
conocimiento juntos. El conocimiento se articula y se expresa en las lenguas y, al mismo
tiempo, éstas ofrecen el camino para acceder a la realidad y a su compresión. Además no
sólo a través del lenguaje articulado se accede al conocimiento, también hay otra vía que
son los sentidos: vista, oído y tacto; aunque sea en menor medida.
La metáfora es una estructura expresiva igual a la analogía: es el mismo sistema de cambiar
lo uno por lo otro para hacerlo más cercano. Ésta se da tanto en el ámbito ordinario, que
serían los refranes, como en el ámbito de la literatura, que serían las metáforas poéticas.
La sinestesia sería el cruce de adjetivos específicos de un órgano sensitivo para otro. Los
órganos sensitivos son la vista, el tacto, el oído, el olfato y el gusto.
Este cruce se debe a que en muchas lenguas las listas sensoriales están desequilibradas
dando un mayor número de adjetivos a la vista y el oído en contra del tacto, del olfato y el
gusto. Este desequilibrio podría tener dos explicaciones: una natural, según la cual, a través
de los dos primeros recibimos mayor información por la cual se justifica su abundancia. La
otra es cultural, pues dentro de la sociedad el gusto, el tacto y el olfato (aunque no tanto)
han sido objeto de prohibición por ser considerados pecaminosos (gula, lujuria, vicios,...)
La animalización. Hay muchos animales familiares que nos dan materia metafórica y que
nos facilitan la tarea de designar características y cualidades humanas difíciles de
determinar.
Lo que sucede es que ése es un camino de ida y vuelta: nosotros ponemos cualidades
humanas a los animales y después aprovechamos el estereotipo para aplicarlo a nuestros
vecinos. En algunos casos, aprovechamos los comportamientos animales como materia
metafórica.
Este libro contiene poco más de cien páginas, sin embargo la información que da nos hace
reflexionar mucho más sobre lo complejo que resulta el lenguaje. Desde que lo leí ha
habido ocasiones en que he pensado sobre ello y he llegado a extraer ejemplos de lo dicho
anteriormente en conversaciones habituales con la gente que me rodea. Sobre todo me he
dado cuenta de que nunca me había fijado en ello hasta la lectura de éste libro. Es muy
ameno y se explica muy bien toda la complejidad del lenguaje.
7. También es uno de los juegos necesarios de una pareja indisociable que es el lenguaje y el
conocimiento juntos. El conocimiento se articula y se expresa en las lenguas y, al mismo
tiempo, éstas ofrecen el camino para acceder a la realidad y a su compresión. Además no
sólo a través del lenguaje articulado se accede al conocimiento, también hay otra vía que
son los sentidos: vista, oído y tacto; aunque sea en menor medida.
La metáfora es una estructura expresiva igual a la analogía: es el mismo sistema de cambiar
lo uno por lo otro para hacerlo más cercano. Ésta se da tanto en el ámbito ordinario, que
serían los refranes, como en el ámbito de la literatura, que serían las metáforas poéticas.
La sinestesia sería el cruce de adjetivos específicos de un órgano sensitivo para otro. Los
órganos sensitivos son la vista, el tacto, el oído, el olfato y el gusto.
Este cruce se debe a que en muchas lenguas las listas sensoriales están desequilibradas
dando un mayor número de adjetivos a la vista y el oído en contra del tacto, del olfato y el
gusto. Este desequilibrio podría tener dos explicaciones: una natural, según la cual, a través
de los dos primeros recibimos mayor información por la cual se justifica su abundancia. La
otra es cultural, pues dentro de la sociedad el gusto, el tacto y el olfato (aunque no tanto)
han sido objeto de prohibición por ser considerados pecaminosos (gula, lujuria, vicios,...)
La animalización. Hay muchos animales familiares que nos dan materia metafórica y que
nos facilitan la tarea de designar características y cualidades humanas difíciles de
determinar.
Lo que sucede es que ése es un camino de ida y vuelta: nosotros ponemos cualidades
humanas a los animales y después aprovechamos el estereotipo para aplicarlo a nuestros
vecinos. En algunos casos, aprovechamos los comportamientos animales como materia
metafórica.
Este libro contiene poco más de cien páginas, sin embargo la información que da nos hace
reflexionar mucho más sobre lo complejo que resulta el lenguaje. Desde que lo leí ha
habido ocasiones en que he pensado sobre ello y he llegado a extraer ejemplos de lo dicho
anteriormente en conversaciones habituales con la gente que me rodea. Sobre todo me he
dado cuenta de que nunca me había fijado en ello hasta la lectura de éste libro. Es muy
ameno y se explica muy bien toda la complejidad del lenguaje.