SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  3
MAR DE HISTORIAS POR CRISTINA PACHECO
Domingo, 03 de Junio de 2012 08:31
El asedio
Hace más de un año que Daniel murió. Sus vecinos lo mencionan y se persignan. Sus
compañeros de clase bajan la cabeza cuando algún maestro se refiere a él. Los
vendedores de golosinas no han olvidado los días en que él pasaba a comprarles su
dulce predilecto. Sus abuelos tienen permanentemente encendida una luz ante su
retrato. Sus padres lo recuerdan a toda hora y conservan como reliquia sus lentes con
un cristal roto. Carla llora cuando alguien se refiere a lo mucho que su hermano la
quería.
De todas esas personas ninguna alude jamás a la forma en que el niño se fue del
mundo; sin embargo, en el silencio cómplice, aún se balancea el cuerpo de quien no
llegó a cumplir los 11 años ni a terminar los cursos vespertinos de lunes-inglés,
martes-karate, miércoles-matemáticas, jueves-computación, viernes-guitarra.
El instrumento sigue en el rincón en donde Daniel lo abandonó al volver aquel viernes
de su clase. Luego pasó de largo frente a su madre cuando ella le preguntó si le había
entregado la colegiatura al maestro. Unos segundos más tarde se negó a ir con su
hermana Carla al videocentro y fue a encerrarse con llave en su cuarto. Mamá, Daniel
no quiere acompañarme. Déjalo, viene cansado. Entonces, ¿puedo ir yo al
videocentro? No me gusta que andes sola y menos a estas horas. Carla no se dio por
vencida: Mamá, pero si apenas son las siete.
Delia miró el reloj para comprobar que su hija estaba diciéndole la verdad y enseguida
oprimió el pedal de su máquina de coser eléctrica. Si no hubiera apartado los ojos de
la costura, el número siete en la carátula no le significaría desde entonces y para
siempre la hora maldita que agrava su dolor y su sentimiento de culpa.
II
Aunque sepa que ya es inútil, Delia sigue creyendo que si aquel viernes le hubiera
ordenado a Daniel: abre la puerta y acompaña a tu hermana al videocentro, el niño
aún seguiría vivo, su esposo Ricardo no habría caído en la depresión que lo inmoviliza
y Carla no se habría convertido en una niña retraída y asustadiza que se muerde las
uñas, perdió el gusto por la escuela y el interés por sus amigas.
Cuando su madre le pregunta por qué en vez de quedarse encerrada en su cuarto no
sale a jugar, a Carla se le nublan los ojos y huye a la azotea. Entre el tinaco y un
altero de muebles y herramientas inservibles está la bicicleta que fue la causa de
frecuentes pleitos con su hermano. Vas a ver, le voy a decir a mi papá que no quieres
prestármela. Ya diste muchas vueltas. Ahora me toca a mí.
Divertido por la exasperación de su hermana, en vez de complacerla, Daniel
aumentaba la velocidad: lo único que sus padres le tenían prohibido por temor a que
pudiera caerse, romper sus primeros pares de lentes y herirse la cara.
Las protestas de Carla ante sus padres por el comportamiento de su hermano eran
inútiles. Eso acrecentaba su frustración y un secreto deseo de venganza. Nunca pudo
satisfacerlo porque al fin siempre se lo impedía el cariño y la admiración hacia su
hermano mayor. Tal vez por eso sintió un extraño regocijo cuando una mañana, a la
hora del recreo, escuchó el grito de Mercado, el más alto del 4º C: Órale, Daniel,
pinche cuatrojos, pásame el balón.
Carla y el resto de las niñas que presenciaban el partido de futbol se sorprendieron
por la reacción de Daniel: se arrojó enfurecido sobre Mercado. No logró asestarle ni
siquiera un puñetazo y terminó en el suelo sin sus lentes, con el uniforme sucio, el pie
de su adversario oprimiéndole el pecho y humillado por sus burlas: Ya viste lo que te
pasó, cuatrojos, por hacerte el machito. En ese momento apareció el prefecto
soplando su silbato: ¿Quién comenzó el pleito? Daniel no dijo nada, pero miró hacia
Mercado. El prefecto no se detuvo en averiguaciones y allí mismo dictó su
sentencia: Quedas expulsado por el resto de la semana.
Mercado fingió indiferencia y faroleó ante sus amigos: ¿No me envidian? Dos días voy
a estar rascándome los huevos y viendo la tele mientras ustedes siguen aquí de
matadazos. A la hora de la salida esperó a Daniel y le murmuró algo que Carla
también alcanzó a oír: Ni creas que esto se va a quedar así, pinche cuatrojos. Y
acuérdate de lo que te digo.
III
Más tarde, cuando Carla le contó a su madre lo sucedido en la escuela, Delia
prometió que iría a hablar con el director de la primaria para pedirle la expulsión
definitiva de Mercado. Por sus hijos sabía que era un muchacho cínico y agresivo.
Siempre condenó esas actitudes, pero cuando su hijo fue víctima del abuso le resultó
intolerable que Mercado hubiera agredido a un niño menor que él y además miope.
Por la noche, cuando le comunicó sus planes de presentar la queja en la escuela,
Ricardo la llamó exagerada y le dijo que no le diera mayor importancia al pleito. Son
cosas de muchachos, afirmó, y para demostrárselo contó algunos pasajes de su
época estudiantil, entre ellos el momento en que a un compañero, para burlarse de su
leve estrabismo, lo apodó a Ricardo vizconde de Mirachueco. Desde ese día todos lo
llamaban así. ¿Y qué hacías?, le preguntó Delia. Agarrarme a trancazos con ellos,
sufrir como enano y ocultárselo a mi mamá. No tenía caso mortificarla. Además, si se
lo hubiera contado, ella no habría hecho nada. Estaba absorta en mantener a mis
cinco hermanos mientras mi padre volvía de Estados Unidos, cosa que jamás ocurrió.
Ricardo nunca había vuelto a pensar en aquella etapa de su vida. Los problemas de
su hijo se la recordaron y lo devolvieron a la desolación que experimentaba cuando al
regresar a la casa lastimado y sucio, su madre sólo le decía: No tengo tiempo para
andar cuidándote. ¿Eres hombre o no? ¿Si? Pues entonces defiéndete. Aquella
noche hubo algo que Ricardo no le dijo a su esposa: cuánto le hubiera gustado que su
madre hubiese sido tan solidaria con él como ahora Delia con su hijo.
IV
Mientras espera que los clientes lleguen a la ferretería en donde trabaja, Ricardo se
recrimina no haberle permitido a su esposa acudir a la escuela en defensa de Daniel.
De haberlo hecho, le habría ahorrado al niño la persecución, las burlas, los golpes y la
saña con que sus compañeros, bajo las incitaciones de Mercado, lo despojaron de su
nombre para llamarlo simplemente cuatrojos.
Daniel sólo pudo escapar del asedio saliéndose del mundo.

Contenu connexe

Tendances

Autobiografía
AutobiografíaAutobiografía
Autobiografíafofifofita
 
autobiografia de ricardo barajas
autobiografia de ricardo barajasautobiografia de ricardo barajas
autobiografia de ricardo barajasricardobarajas
 
Mi mundo en el pasado mi autobiografía
Mi mundo en el pasado mi autobiografíaMi mundo en el pasado mi autobiografía
Mi mundo en el pasado mi autobiografíaDulce GOn
 
Autobiografia personal
Autobiografia personalAutobiografia personal
Autobiografia personalroxy_villegas
 
Cuento de terror Alicia
Cuento de terror AliciaCuento de terror Alicia
Cuento de terror Alicia3sanagus
 
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdf
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdfHÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdf
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdfDanielCerrato3
 
auto biografia
auto biografiaauto biografia
auto biografiaashwi
 
autobriografia Elia Maribel
autobriografia Elia Maribelautobriografia Elia Maribel
autobriografia Elia Maribelmaribe29
 
Libro 3 crescendo - saga hush hush; Becca Fitzpatrick
Libro 3   crescendo - saga hush hush; Becca FitzpatrickLibro 3   crescendo - saga hush hush; Becca Fitzpatrick
Libro 3 crescendo - saga hush hush; Becca FitzpatrickNathalia Hernandez Cuestas
 
PresentacióN De Mi Autobiografia
PresentacióN De Mi AutobiografiaPresentacióN De Mi Autobiografia
PresentacióN De Mi Autobiografiamiriam
 
El sabueso de los baskerville
El sabueso de los baskervilleEl sabueso de los baskerville
El sabueso de los baskervilleGiro Sin Tornillo
 

Tendances (20)

Biografia de valentina
Biografia de valentinaBiografia de valentina
Biografia de valentina
 
Autobiografía
AutobiografíaAutobiografía
Autobiografía
 
autobiografia
autobiografiaautobiografia
autobiografia
 
autobiografia de ricardo barajas
autobiografia de ricardo barajasautobiografia de ricardo barajas
autobiografia de ricardo barajas
 
La+llorona
La+lloronaLa+llorona
La+llorona
 
Mi mundo en el pasado mi autobiografía
Mi mundo en el pasado mi autobiografíaMi mundo en el pasado mi autobiografía
Mi mundo en el pasado mi autobiografía
 
Autobiografia personal
Autobiografia personalAutobiografia personal
Autobiografia personal
 
Cuento de terror Alicia
Cuento de terror AliciaCuento de terror Alicia
Cuento de terror Alicia
 
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdf
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdfHÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdf
HÁBITOS ATÓMICOS por James Clear.pdf
 
auto biografia
auto biografiaauto biografia
auto biografia
 
(1) Historias Para Meditar
(1) Historias Para Meditar(1) Historias Para Meditar
(1) Historias Para Meditar
 
autobriografia Elia Maribel
autobriografia Elia Maribelautobriografia Elia Maribel
autobriografia Elia Maribel
 
El hada fea
El hada feaEl hada fea
El hada fea
 
Mi vida
Mi vidaMi vida
Mi vida
 
Ciudades de papel
Ciudades de papelCiudades de papel
Ciudades de papel
 
Libro 3 crescendo - saga hush hush; Becca Fitzpatrick
Libro 3   crescendo - saga hush hush; Becca FitzpatrickLibro 3   crescendo - saga hush hush; Becca Fitzpatrick
Libro 3 crescendo - saga hush hush; Becca Fitzpatrick
 
Matilda.docx resumen.
Matilda.docx resumen.Matilda.docx resumen.
Matilda.docx resumen.
 
PresentacióN De Mi Autobiografia
PresentacióN De Mi AutobiografiaPresentacióN De Mi Autobiografia
PresentacióN De Mi Autobiografia
 
Expresión escrita minacimiento trabajos alumnos 6º a
Expresión escrita minacimiento trabajos alumnos 6º aExpresión escrita minacimiento trabajos alumnos 6º a
Expresión escrita minacimiento trabajos alumnos 6º a
 
El sabueso de los baskerville
El sabueso de los baskervilleEl sabueso de los baskerville
El sabueso de los baskerville
 

Similaire à Mar de historias por cristina pacheco

Excelente Elección
Excelente ElecciónExcelente Elección
Excelente ElecciónKusanagui X
 
Sherazde 3 A (06 07)
Sherazde 3 A (06 07)Sherazde 3 A (06 07)
Sherazde 3 A (06 07)guestc70d72
 
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.teteg662
 
Excelente lección.
Excelente lección.Excelente lección.
Excelente lección.Foro Blog
 
Todos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer EstoTodos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer Estoguest555941f
 
Todos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer EstoTodos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer Estocritoba
 
Detected por Natalia Sanroman
Detected por Natalia SanromanDetected por Natalia Sanroman
Detected por Natalia SanromanNatalia Sanroman
 
Detected por Natalia Sanromán
Detected por Natalia SanrománDetected por Natalia Sanromán
Detected por Natalia SanrománNatalia Sanroman
 
El ogro malvado - tony di terlizzi
El ogro malvado  - tony di terlizziEl ogro malvado  - tony di terlizzi
El ogro malvado - tony di terlizziasxelearning
 
Literatura (Antologia Norma)
Literatura (Antologia Norma)Literatura (Antologia Norma)
Literatura (Antologia Norma)wada72
 
Novela una nueva oportunidad de vida
Novela una nueva oportunidad de vidaNovela una nueva oportunidad de vida
Novela una nueva oportunidad de vida0981429035
 

Similaire à Mar de historias por cristina pacheco (20)

El odio que das.pdf
El odio que das.pdfEl odio que das.pdf
El odio que das.pdf
 
E X C E L E N T E L E C C I O N
E X C E L E N T E L E C C I O NE X C E L E N T E L E C C I O N
E X C E L E N T E L E C C I O N
 
Excelente Elección
Excelente ElecciónExcelente Elección
Excelente Elección
 
Muerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez laMuerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez la
 
Muerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez laMuerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez la
 
Muerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez laMuerte y el ajedrez la
Muerte y el ajedrez la
 
Sherazde 3 A (06 07)
Sherazde 3 A (06 07)Sherazde 3 A (06 07)
Sherazde 3 A (06 07)
 
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.
Lo único que quedó de aquel dia fueron unos zapatos tirados en la acera.
 
Pan para peterrr
Pan para peterrrPan para peterrr
Pan para peterrr
 
Excelenteleccion.
Excelenteleccion.Excelenteleccion.
Excelenteleccion.
 
Excelente lección.
Excelente lección.Excelente lección.
Excelente lección.
 
Todos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer EstoTodos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer Esto
 
Todos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer EstoTodos Tienen Que Leer Esto
Todos Tienen Que Leer Esto
 
Detected por Natalia Sanroman
Detected por Natalia SanromanDetected por Natalia Sanroman
Detected por Natalia Sanroman
 
Detected por Natalia Sanromán
Detected por Natalia SanrománDetected por Natalia Sanromán
Detected por Natalia Sanromán
 
La muerte y el ajedrez
La muerte y el ajedrezLa muerte y el ajedrez
La muerte y el ajedrez
 
Matilda. resumen.
Matilda. resumen.Matilda. resumen.
Matilda. resumen.
 
El ogro malvado - tony di terlizzi
El ogro malvado  - tony di terlizziEl ogro malvado  - tony di terlizzi
El ogro malvado - tony di terlizzi
 
Literatura (Antologia Norma)
Literatura (Antologia Norma)Literatura (Antologia Norma)
Literatura (Antologia Norma)
 
Novela una nueva oportunidad de vida
Novela una nueva oportunidad de vidaNovela una nueva oportunidad de vida
Novela una nueva oportunidad de vida
 

Plus de Mari Reyes Al Cuadrado

Plus de Mari Reyes Al Cuadrado (7)

El docente en las reformas educativas: Sujeto o ejecutor de proyectos ajenos
El docente en las reformas educativas: Sujeto o ejecutor de proyectos ajenos El docente en las reformas educativas: Sujeto o ejecutor de proyectos ajenos
El docente en las reformas educativas: Sujeto o ejecutor de proyectos ajenos
 
Expo de reforma educativa
Expo de reforma educativaExpo de reforma educativa
Expo de reforma educativa
 
Desarrollo cognitivo del Adolescente
Desarrollo cognitivo del Adolescente Desarrollo cognitivo del Adolescente
Desarrollo cognitivo del Adolescente
 
Adolescencia y salud
Adolescencia y saludAdolescencia y salud
Adolescencia y salud
 
Fichas 3 maricarmen reyes
Fichas 3 maricarmen reyesFichas 3 maricarmen reyes
Fichas 3 maricarmen reyes
 
Fichas 2 mari
Fichas 2 mariFichas 2 mari
Fichas 2 mari
 
Fichas 2 mari
Fichas 2 mariFichas 2 mari
Fichas 2 mari
 

Mar de historias por cristina pacheco

  • 1. MAR DE HISTORIAS POR CRISTINA PACHECO Domingo, 03 de Junio de 2012 08:31 El asedio Hace más de un año que Daniel murió. Sus vecinos lo mencionan y se persignan. Sus compañeros de clase bajan la cabeza cuando algún maestro se refiere a él. Los vendedores de golosinas no han olvidado los días en que él pasaba a comprarles su dulce predilecto. Sus abuelos tienen permanentemente encendida una luz ante su retrato. Sus padres lo recuerdan a toda hora y conservan como reliquia sus lentes con un cristal roto. Carla llora cuando alguien se refiere a lo mucho que su hermano la quería. De todas esas personas ninguna alude jamás a la forma en que el niño se fue del mundo; sin embargo, en el silencio cómplice, aún se balancea el cuerpo de quien no llegó a cumplir los 11 años ni a terminar los cursos vespertinos de lunes-inglés, martes-karate, miércoles-matemáticas, jueves-computación, viernes-guitarra. El instrumento sigue en el rincón en donde Daniel lo abandonó al volver aquel viernes de su clase. Luego pasó de largo frente a su madre cuando ella le preguntó si le había entregado la colegiatura al maestro. Unos segundos más tarde se negó a ir con su hermana Carla al videocentro y fue a encerrarse con llave en su cuarto. Mamá, Daniel no quiere acompañarme. Déjalo, viene cansado. Entonces, ¿puedo ir yo al videocentro? No me gusta que andes sola y menos a estas horas. Carla no se dio por vencida: Mamá, pero si apenas son las siete. Delia miró el reloj para comprobar que su hija estaba diciéndole la verdad y enseguida oprimió el pedal de su máquina de coser eléctrica. Si no hubiera apartado los ojos de la costura, el número siete en la carátula no le significaría desde entonces y para siempre la hora maldita que agrava su dolor y su sentimiento de culpa. II Aunque sepa que ya es inútil, Delia sigue creyendo que si aquel viernes le hubiera ordenado a Daniel: abre la puerta y acompaña a tu hermana al videocentro, el niño aún seguiría vivo, su esposo Ricardo no habría caído en la depresión que lo inmoviliza y Carla no se habría convertido en una niña retraída y asustadiza que se muerde las uñas, perdió el gusto por la escuela y el interés por sus amigas. Cuando su madre le pregunta por qué en vez de quedarse encerrada en su cuarto no sale a jugar, a Carla se le nublan los ojos y huye a la azotea. Entre el tinaco y un altero de muebles y herramientas inservibles está la bicicleta que fue la causa de frecuentes pleitos con su hermano. Vas a ver, le voy a decir a mi papá que no quieres prestármela. Ya diste muchas vueltas. Ahora me toca a mí. Divertido por la exasperación de su hermana, en vez de complacerla, Daniel aumentaba la velocidad: lo único que sus padres le tenían prohibido por temor a que pudiera caerse, romper sus primeros pares de lentes y herirse la cara.
  • 2. Las protestas de Carla ante sus padres por el comportamiento de su hermano eran inútiles. Eso acrecentaba su frustración y un secreto deseo de venganza. Nunca pudo satisfacerlo porque al fin siempre se lo impedía el cariño y la admiración hacia su hermano mayor. Tal vez por eso sintió un extraño regocijo cuando una mañana, a la hora del recreo, escuchó el grito de Mercado, el más alto del 4º C: Órale, Daniel, pinche cuatrojos, pásame el balón. Carla y el resto de las niñas que presenciaban el partido de futbol se sorprendieron por la reacción de Daniel: se arrojó enfurecido sobre Mercado. No logró asestarle ni siquiera un puñetazo y terminó en el suelo sin sus lentes, con el uniforme sucio, el pie de su adversario oprimiéndole el pecho y humillado por sus burlas: Ya viste lo que te pasó, cuatrojos, por hacerte el machito. En ese momento apareció el prefecto soplando su silbato: ¿Quién comenzó el pleito? Daniel no dijo nada, pero miró hacia Mercado. El prefecto no se detuvo en averiguaciones y allí mismo dictó su sentencia: Quedas expulsado por el resto de la semana. Mercado fingió indiferencia y faroleó ante sus amigos: ¿No me envidian? Dos días voy a estar rascándome los huevos y viendo la tele mientras ustedes siguen aquí de matadazos. A la hora de la salida esperó a Daniel y le murmuró algo que Carla también alcanzó a oír: Ni creas que esto se va a quedar así, pinche cuatrojos. Y acuérdate de lo que te digo. III Más tarde, cuando Carla le contó a su madre lo sucedido en la escuela, Delia prometió que iría a hablar con el director de la primaria para pedirle la expulsión definitiva de Mercado. Por sus hijos sabía que era un muchacho cínico y agresivo. Siempre condenó esas actitudes, pero cuando su hijo fue víctima del abuso le resultó intolerable que Mercado hubiera agredido a un niño menor que él y además miope. Por la noche, cuando le comunicó sus planes de presentar la queja en la escuela, Ricardo la llamó exagerada y le dijo que no le diera mayor importancia al pleito. Son cosas de muchachos, afirmó, y para demostrárselo contó algunos pasajes de su época estudiantil, entre ellos el momento en que a un compañero, para burlarse de su leve estrabismo, lo apodó a Ricardo vizconde de Mirachueco. Desde ese día todos lo llamaban así. ¿Y qué hacías?, le preguntó Delia. Agarrarme a trancazos con ellos, sufrir como enano y ocultárselo a mi mamá. No tenía caso mortificarla. Además, si se lo hubiera contado, ella no habría hecho nada. Estaba absorta en mantener a mis cinco hermanos mientras mi padre volvía de Estados Unidos, cosa que jamás ocurrió. Ricardo nunca había vuelto a pensar en aquella etapa de su vida. Los problemas de su hijo se la recordaron y lo devolvieron a la desolación que experimentaba cuando al regresar a la casa lastimado y sucio, su madre sólo le decía: No tengo tiempo para andar cuidándote. ¿Eres hombre o no? ¿Si? Pues entonces defiéndete. Aquella noche hubo algo que Ricardo no le dijo a su esposa: cuánto le hubiera gustado que su madre hubiese sido tan solidaria con él como ahora Delia con su hijo.
  • 3. IV Mientras espera que los clientes lleguen a la ferretería en donde trabaja, Ricardo se recrimina no haberle permitido a su esposa acudir a la escuela en defensa de Daniel. De haberlo hecho, le habría ahorrado al niño la persecución, las burlas, los golpes y la saña con que sus compañeros, bajo las incitaciones de Mercado, lo despojaron de su nombre para llamarlo simplemente cuatrojos. Daniel sólo pudo escapar del asedio saliéndose del mundo.