Este documento describe las habilidades y características de la llamada "Generación NET". Los niños nacidos desde mediados de los 80 en adelante han crecido rodeados de tecnología e interacción digital. Pueden buscar información, navegar por Internet, jugar juegos y ver películas de forma independiente a una edad temprana. Aunque se les etiqueta como la "Generación NET", son diversos y no pueden caracterizarse fácilmente. El documento concluye que tomará tiempo comprender plenamente el alcance e impacto de esta
1. LA GENERACÍON NET: Etiquetando lo que no se puede etiquetar
Andrea, mi hija de 5 años, llega del colegio a buscar en Google sus tareas
escolares. Imprime las imágenes que necesita y luego, cuando todo está listo,
busca juegos de la Barbie y se entretiene un rato.
Cuando no usa el computador, elige una película y la ve en el DVD, cambia el
idioma o los subtítulos y selecciona en cuál escena desea iniciar la reproducción.
Esta digna representante de la llamada Generación NET usa el celular, toma
fotografías con la cámara digital, descubre funciones insospechadas en el control
remoto de la televisión… y, como ella, son muchos más los nacidos en esta
generación que dejan estupefactos a los adultos que los rodean.
¿Imposible, exagerado, difícil de creer? No. Es una realidad de hoy y lo será
durante muchas décadas más: la forma de ver el mundo para estos niños y niñas
del “chip incorporado” es absolutamente distinta y desborda la capacidad de
aquellos que somos modelo X, Y, Z…o de la “generación de la guayaba”, que
menciona el humorista Andrés López en su “Pelota de letras”.
Desde pequeña, Andrea y sus compañeros de generación, viven rodeados de la
interacción que las TIC, los medios de comunicación, los artefactos tecnológicos
ofrecen. Por ejemplo, ¿qué oportunidad tuvimos de interactuar con “Centella”, “Los
Pitufos”, “El Gato Cósmico” (por citar algunos personajes de la televisión que nos
tocó ver a nosotros)… frente a la cantidad de acciones que “La casa de Mickey
Mouse”, “Dora la Exploradora”, “Oso agente especial” piden que sus pequeños
fanáticos realicen para que se involucren en el desarrollo del programa?
2. Tomar decisiones, aprender idiomas, resolver problemas…todo en 30 minutos…
No importa cómo la llamemos (Generación NET, N, DIG, del Milenio, entre otros
apelativos) lo importante es reconocer que abarca a los nacidos desde la mitad de
los 80’, aproximadamente, hasta ahora; pero que no la tiene tan fácil a la hora de
etiquetar patrones de comportamiento que apliquen para todos sus miembros o
identificar tendencias: Divergencia es la consigna.
Más allá de la máquina, del aparato… la generación NET se desarrolla con o
sin la tecnología que la identifica
Niños, adolescentes, jóvenes están en un mundo donde las TIC extienden su
alcance a escenarios donde, aunque sea cada vez más difícil encontrarlos, no
estén presentes: lenguaje, moda, interacciones, opiniones, reacciones, formas de
pensar y de vivir ya están condicionados y enmarcados en una sed por lo nuevo,
lo diferente, lo no convencional…todo aquello que rompa cualquier lazo con un
pasado (el de sus padres y maestros) remotamente lejano para sus cortas
experiencias de vida. No es de extrañar que para la generación NET un mundo sin
Internet y sin celulares resulte primitivo, antediluviano…terriblemente aburrido.
Y no es que no les importe: simplemente que nuestros ritmos de trabajo no
superan sus estrictos controles de calidad
La constante queja de los docentes y padres de familia de hoy hace referencia a
los bajos niveles de atención, de constancia, perseverancia y disfrute por lo que
sucede alrededor de esta generación: ¿No les interesa, no les agrada, no
atienden, no disfrutan?, o ¿No logramos “llegarles” a sus necesidades y gustos,
despertar la curiosidad innata en los jóvenes de hoy (tan diferentes, pero tan
parecidos a los de antes… a los de siempre), hablarles en su propio lenguaje y a
la velocidad que ellos lo hacen?
Hace poco, en un proceso de formación con un grupo de docentes del Municipio
de Itagüí, comentábamos la capacidad que estos chicos tienen para “chatear” con
diez personas a la vez, navegar por Internet, escuchar música y enviar mensajes
de texto…y todo esto…“sin morir en el intento”. No se les juzgó, no se les criticó.
Recuerdo que, en el más increíble acto de reflexión pedagógica llegamos a la
conclusión siguiente: lo importante no es si son o no capaces de hacer esas cosas
de forma simultánea; lo realmente valioso era comprender -como auténticos
docentes- que esa capacidad “multitarea” era un llamado, una invitación de
nuestros estudiantes para que aprovechemos todo ese potencial que tienen para
aprender (a ritmos vertiginosos) para realmente enseñarles.
3. A manera de conclusión…
Le ponemos etiquetas a todo, clasificamos todo, parcelamos el conocimiento en
nuestro afán de comprender lo que nos afecta.
Este intento de ponerle un título a la generación de nuestros actuales niños,
adolescentes y jóvenes estudiantes, al más puro estilo bíblico de darle nombre a lo
que nos pertenece, no es más que un fracasado esfuerzo por unificar a un
inmenso grupo de seres humanos que se caracterizan precisamente por eso: por
ser diferentes.
La historia no se escribe sobre la marcha. Tendremos qué esperar unos cuantos
años más antes de comenzar a comprender el verdadero alcance de esta
generación, a caracterizarla y definirla (solo a grandes rasgos) a la luz de la
generación que los suceda en el futuro.