2. El alcoholismo parece ser producido por
la combinación de diversos factores
fisiológicos, psicológicos y genéticos. Se
caracteriza por una dependencia
emocional y, a veces física, del alcohol.
3. El alcoholismo es una enfermedad que
consiste en padecer una fuerte necesidad de
ingerir alcohol etílico, de forma que existe una
dependencia física del mismo, manifestada a
través de determinados síntomas de
abstinencia cuando no es posible su ingesta. El
alcohólico no tiene control sobre los límites de
su consumo y suele ir elevando a lo largo del
tiempo su grado de tolerancia al alcohol
4. El alcohol es absorbido con rapidez por
el estómago y el intestino, desde donde
pasa a la circulación sanguínea y se
distribuye por todo el organismo. Cuanto
mayor es el nivel de alcohol en sangre,
más importante es el daño que origina.
5. El consumo de alcohol agudo y crónico produce, además, un
amplio abanico de alteraciones en el aparato digestivo, entre
las que destacan la esofagitis, la gastritis, la presencia de
vómitos violentos con desgarros gastroesofágicos, la aparición
de úlceras gastroduodenales y las pancreatitis agudas.
Además, el consumo de alcohol puede provocar daños graves
en el hígado (hepatopatía alcohólica). Al principio, la grasa se
acumula en las células de este órgano y el hígado aumenta de
tamaño pero, en la mayoría de los casos, no hay síntomas.
Algunas personas desarrollan una hepatitis inducida por el
alcohol, que produce la inflamación y la muerte de las células
hepáticas (hepatocitos) y que se manifiesta por una ictericia en
los ojos y en la piel. En un 20% de los alcohólicos aparece una
cirrosis, un trastorno irreversible en el que el tejido hepático
normal es reemplazado por tejido fibroso, produciendo una
alteración muy grave del funcionamiento hepático .
6. El alcoholismo es un problema que necesita atención
específica y no se debe considerar secundario a otro
problema subyacente. Existen clínicas especializadas
para su tratamiento y unidades específicas en los
hospitales generales y psiquiátricos. A medida que la
sociedad se conciencia de la verdadera naturaleza del
alcoholismo, disminuye su consideración como estigma
social, los enfermos y sus familias lo ocultan menos y el
diagnóstico no se retrasa tanto. Los tratamientos son más
precoces y mejores, lo que está produciendo tasas de
recuperación elevadas y esperanzadoras.