2. Un vampiro es, según el folclore de varios países,
una criatura que se alimenta de la esencia vital de
otros seres vivos (usualmente bajo la forma
de sangre) para así mantenerse activo. En algunas
culturas orientales y americanas aborígenes, el
vampiro es una deidad demoníaca o un dios menor
que forma parte del panteón siniestro en
sus mitologías.
3. El origen
Es probable que el mito del vampiro en el folclore de muchas culturas
desde tiempos inmemoriales, provenga inicialmente de la necesidad de
personificar la "sombra", uno de los arquetiposprimordiales en
el inconsciente colectivo, según conceptos de Carl Gustav Jung, y que
representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos.
Así sería la encarnación del mal como entidad y una representación del
lado salvaje del hombre o su atavismo bestial, latente en su sistema
límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y
religiosas.2 3
Pero el mito, como es conocido en nuestros días, además del citado
temor a los bajos instintos es también una combinación compleja de
varios temores y creencias humanas que incluyen: la atribución a
la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a
la depredación y a la enfermedad o a la muerte y a su expresión más
palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por
la inmortalidad y el instinto de supervivencia.4
4. Sus características
Fueron humanos, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la
muerte, de ahí que se les llame no-muertos, revinientes o redivivos. Esta
naturaleza determina su aspecto físico básico:
Entre los eslavos, griegos24 y pueblos de Europa del este, un cadáver
desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía
sangre (presuntamente de sus víctimas) de la boca o la nariz. También si
notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido
enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando
piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición.1
En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos,
y poseían unas largas uñas y largos y puntiagudos caninos (colmillos).
En Bulgaria y Polonia se les atribuye tener un solo orificio nasal así como una
especie de aguijón en la punta de la lengua.29
Según la creencia en el folclore rumano, tienen la posibilidad de transformarse
en animales como gatos o perros, ovejas y caballos.23 La forma más mencionada
en la ficción popular es la del murciélago y en niebla.
5. Protección contra un vampiro
Para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro, entre los celtas una era una de las prácticas
más extendidas era enterrar el cuerpo cabeza abajo, como también colocar hoces o guadañas cerca de
la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el cuerpo o para apaciguar al muerto y que no se
levantara de su ataúd. Con igual propósito los tracios y búlgaros antiguos acostumbraban amputar las
extremidades, cortar los talones y tendones de las rodillas o perforar otras partes del cuerpo.31
En Rodas e isla de Quíos (Grecia) se ponía una cruz de cera entre los labios del cadáver, así como una
pieza de cerámica con la inscripción “Jesucristo conquista” para evitar que se convierta en vampiro
o vrykolakas.36
En Europa Oriental, era frecuente introducir un diente de ajo en la boca, y a veces en los nueve orificios
corporales, de los muertos así como atravesarles el corazón con un objeto cortopunzante, antes de
inhumarlos.30 En las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca del sospechoso de
ser un vampiro. Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban
pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los dedos durante
el entierro. También se introducían espino en el calcetín del muerto, le clavaban una estaca
de espino en las piernas o rodeaban la tumba con una barrera de plantas espinosas.31 En Bulgaria, los
arqueólogos han encontrado varios esqueletos de origen medieval con el tórax apuntillado con estacas
de hierro, práctica común hasta principios del siglo XX, realizada para evitar que personajes
considerados malvados regresaran convertidos en vampiros.37 En Polonia, se han encontrado
enterramientos en los que los sospechosos de vampirismo eran decapitados y la cabeza colocada entre
las piernas.38