El Papa Francisco habló sobre varios temas en sus homilías y catequesis entre el 7 y el 12 de octubre. Alentó a los fieles a hacer memoria de su historia personal con Dios, incluyendo pecados y gracias, y a rezar con su historia en el corazón. También destacó la necesidad de custodiar el corazón para que entre solo lo que Dios quiere y promovió la unidad entre los cristianos a pesar de las divisiones.
2. El 7 de octubre dijo en parte de su homilía:
El Señor “ha elegido a su pueblo
y lo ha acompañado durante el camino en el desierto, durante toda la
vida”.
“Dios lo ha hecho con su pueblo,
lo ha hecho y lo hace con cada uno de nosotros”. “Nosotros hemos
sido elegidos”
3. …“Esta costumbre de hacer
memoria de nuestra vida no es
muy común entre nosotros. Nos
olvidamos las cosas,
vivimos en el momento
y después olvidamos la historia.
Y cada uno de nosotros tiene una
historia: una historia de gracia,
una historia de pecado, una
historia de camino, tantas cosas…
Y hace bien rezar con nuestra
historia.
4. Uno de ellos es Pablo,
que relata una parte de su historia
y que en general dice:
‘¡Él me ha elegido! ¡Él me ha
llamado!
¡Él me ha salvado!
Él ha sido mi compañero de
camino…’”.
5. “Hacer memoria sobre la propia
vida es dar gloria a Dios. Hacer
memoria sobre nuestros pecados,
de los que el Señor nos ha
salvado, es dar gloria a Dios”.
Por esta razón “Pablo dice que él
se vanagloria sólo de dos cosas:
de sus propios pecados y de la
gracia de Dios Crucificado, de su
gracia”.
Él “hacía memoria de sus
pecados,
y se vanagloriaba: ‘He sido
pecador, pero Cristo Crucificado
me ha salvado’ y se gloriaba en
Cristo. Ésta era la memoria de
Pablo. Ésta es la memoria que el
mismo Jesús nos invita a hacer”:
6. “Cuando Jesús dice a Marta:
‘Tú te afanas y te agitas por muchas
cosas, pero una cosa es necesaria.
María ha elegido la parte mejor.
Es decir, escuchar al Señor y hacer
memoria. No se puede rezar cada
día como si no tuviéramos historia.
Cada uno de nosotros tiene la suya.
Y con esta historia en el corazón
vamos a la oración, como María.
Pero tantas veces estamos distraídos,
como Marta, por los trabajos de la
jornada, por hacer esas cosas que
debemos hacer, y olvidamos esta
historia”.
7. Nuestra relación con Dios “no comienza el día del Bautismo:
allí es sellada”. Comienza “cuando Dios, desde la eternidad,
nos ha mirado y nos ha elegido. En el corazón de Dios, allí
comienza”.
8. “Hacer memoria de nuestra elección,
aquella que Dios ha hecho sobre nosotros.
Hacer memoria de nuestro camino de alianza.
¿Esta alianza ha sido respetada?,
¿o no?...
9. Recemos el Salmo 138, que dice “Señor, tú me escrutas y me
conoces.
Tú sabes cuándo me acuesto y cuándo me levanto. Sondeas mis
pensamientos desde lejos, te son familiares todas mis sendas”.
“Esto es rezar. Rezar es hacer memoria ante el Dios de nuestra
historia.
Porque nuestra historia es la historia de su amor por cada uno de
nosotros”.
10. El 8 de octubre dijo en parte de su catequesis en Audiencia
General:
No debemos olvidar que hay tantos hermanos,
que comparten con nosotros la fe en Cristo, pero que
pertenecen a otras confesiones o a tradiciones diferentes
de la nuestra.
11. …Pero, me pregunto:
¿nosotros, cómo nos
presentamos de frente a todo
esto?
¿También nosotros estamos
resignados o somos incluso
indiferentes a esta división?
¿O más bien creemos
firmemente que se puede y se
debe caminar en la dirección
de la reconciliación y de la
plena comunión?
La plena comunión, es decir,
poder participar todos juntos
en el cuerpo y la sangre de
Cristo.
12. La división entre cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo y
nosotros divididos herimos a Cristo: la Iglesia, en efecto, es el cuerpo del
cual Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuánto deseaba Jesús que sus
discípulos permanecieran unidos en su amor.
13. Es suficiente pensar en sus palabras
referidas en el capítulo décimo séptimo
del Evangelio de Juan, la oración
dirigida al Padre en la inminencia de la
pasión:
“Padre santo, cuida en tu nombre a
los que me diste, para que sean uno
como nosotros” (Jn, 17,11).
Ésta unidad estaba ya amenazada
mientras Jesús estaba todavía entre los
suyos: en el Evangelio, en efecto, se
recuerda que los apóstoles discutían
entre ellos sobre quién fuera el más
grande, el más importante (cfr Lc
9,46).
14. El Señor, ha insistido tanto en la unidad en el nombre del
Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro
testimonio serán más creíbles cuánto más nosotros, en
primer lugar,
seremos capaces de vivir en comunión y de amarnos.
15. Es lo que sus apóstoles, con la gracia
del Espíritu Santo,
comprendieron después
profundamente y cuidaron, tanto
que San Pablo llegará a implorar a
la comunidad de Corinto con estas
palabras:
“Hermanos, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, yo los
exhorto a que se pongan de
acuerdo: que no haya divisiones
entre ustedes y vivan en perfecta
armonía, teniendo la misma manera
de pensar y de sentir”
(1 Cor 1,10).
16. Durante su camino en la
historia,
la Iglesia es tentada por el
maligno,
que trata de dividirla, y por
desgracia se ha visto afectada
por separaciones graves y
dolorosas.
Son divisiones que a veces se
han prolongado en el tiempo,
hasta hoy, por lo cual ahora
resulta difícil reconstruir todos
los motivos y sobre todo,
encontrar soluciones posibles.
17. …Ahora, de frente a todo
esto, ¿hay algo que cada uno
de nosotros,
como miembros de la santa
madre Iglesia, podemos y
debemos hacer? Ciertamente,
no debe faltar la oración,
en continuidad y en
comunión con la de Jesús,
la oración por la unidad de
los cristianos.
18. Y junto con la oración, el Señor
nos pide una renovada apertura:
nos pide no cerrarnos al diálogo
y al encuentro, sino captar todo
aquello que de válido y positivo
se nos ofrece también por
quienes piensan diferente de
nosotros o se ponen en una
diferente posición.
Nos pide no fijar la mirada en lo
que nos divide, sino más bien en
lo que nos une, tratando de
conocer mejor y amar a Jesús y
compartir la riqueza de su amor.
19. Y esto conlleva concretamente la
adhesión a la verdad,
junto con la capacidad de
perdonarse, de sentirse parte de la
misma familia cristiana, de
considerarse el uno un don para el
otro
y hacer juntos muchas cosas
buenas,
y obras de caridad.
20. Es un dolor, pero hay divisiones, hay cristianos divididos,
nos hemos dividido entre nosotros.
Todos tenemos algo en común: todos creemos en Jesucristo el
Señor,
todos creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo,
y en tercer lugar, todos caminamos juntos, estamos en camino.
21. Agradezcamos al Señor,
todos, por nuestro
bautismo,
agradezcamos al Señor
todos, por nuestra
comunión,
y para que esta comunión
sea al final una comunión
de todos juntos.
…¡entonces vamos hacia
adelante hacia la unidad
plena!
La historia nos ha
separado, pero estamos en
camino hacia la
reconciliación y la
comunión. Y esto es
verdad, ¡esto tenemos que
defender! ¡Todos estamos
en camino hacia la
comunión!
22. Y cuando la meta nos pueda parecer demasiado lejana,
casi inalcanzable,
y nos sintamos atrapados por el desaliento, nos anime la idea
de que Dios no puede cerrar su oído a la voz de su propio
Hijo Jesús y no cumplir con sus y nuestras oraciones, para que
todos los cristianos sean verdaderamente una sola cosa.
Gracias.
23. El 9 de octubre dijo en parte de su homilía:
Hay “tres palabras claves”: “el amigo, el Padre y el don”.
Jesús “muestra a los discípulos lo que es la oración. Es como un
hombre que va a medianoche a lo de un amigo para pedirle algo”.
“Jesús da un paso hacia adelante y habla del Padre: ‘¿Qué padre
entre ustedes,
si un hijo le pide un pescado, le dará una serpiente en lugar del
pescado?
¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?’… ‘Si ustedes
entonces que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto
más el Padre del cielo!’”.
24. Por tanto “no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de
la vida nos ayuda y nos da lo que pedimos: también el Padre del
cielo” que
“nos ama tanto y del cual Jesús ha dicho que se preocupa por
dar de comer a los pájaros del campo. Jesús quiere despertar la
confianza en la oración”.
25. Cristo dice: “Pidan y les será dado, busquen y encontrarán,
llamen y se les abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca
encuentra, y a quien llama le será abierto”. “Ésta es la oración:
pedir, buscar y llamar al corazón de Dios”. Y el Padre “dará el
Espíritu Santo a los que le piden”:
26. “Éste es el don, éste es el plus de
Dios. Dios jamás te da un regalo,
una cosa que le pides así,
sin envolverlo bien, sin algo más
que lo haga más bello. Y lo que
el Señor,
el Padre nos da de más es el
Espíritu:
el verdadero don del Padre es lo
que la oración no osa esperar.
‘Yo pido esta gracia; pido esto,
llamo y rezo tanto…
Sólo espero que me dé esto.
Y Él que es Padre, me da aquello
y además: el don, el Espíritu
Santo”.
27. “La oración se hace con el
amigo, que es el compañero
de camino de la vida, se hace
con el Padre
y se hace en el Espíritu Santo”.
…Jesús es el amigo que
“nos acompaña y nos enseña a
rezar.
Y nuestra oración debe ser así,
trinitaria. …
Existe el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo: son
personas,
no son una idea en el aire…
¡Este Dios spray no existe!
¡Existen las personas!”.
28. “Jesús es el compañero de
camino que nos da lo que le
pedimos;
el Padre que nos cuida y nos
ama;
y el Espíritu Santo que es el
don, es ese plus que da el
Padre, lo que nuestra
conciencia no osa esperar”.
29. “Después de las tentaciones en el
desierto, cuando Jesús fue tentado
por el diablo,
en la versión de Lucas se dice que
el demonio lo dejó por un tiempo,
pero durante la vida de Jesús volvía
y volvía: cuando lo ponían a
prueba,
cuando le tendían trampas, en la
Pasión, hasta en la Cruz.
30. …Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espíritu
Santo
“para que no entren los demás espíritus”.
“Custodiar el corazón, como se custodia una casa, con llave”.
Y después, vigilar sobre el corazón, como un centinela.
31. “Cuántas veces entran los malos
pensamientos, las malas intenciones,
los celos,
las envidias. Tantas cosas, que entran.
¿Pero quién ha abierto aquella puerta?
¿Por dónde han entrado?”
…“Si no nos damos cuenta de cuanto
entra en nuestros corazones, estos se
convierten
“en una plaza, donde todos van y
vienen.
Un corazón sin intimidad, un corazón
donde el Señor no puede hablar y ni
siquiera ser escuchado”.
32. “Y Jesús dice…‘Quien no recoge conmigo, desparrama.
Usa la palabra ‘recoger’.
Tener un corazón recogido, un corazón sobre el cual nosotros
sabemos qué cosa sucede, y aquí y allá se puede hacer la
práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de
conciencia”.
33. “¿Quién de nosotros,
a la noche, antes de terminar la
jornada, permanece solo, sola,
y se hace la pregunta:
qué cosa ha sucedido hoy en
mi corazón? ¿Qué cosa ha
sucedido? ¿Qué cosas han
pasado a través de mi corazón?
Si no lo hacemos,
verdaderamente no sabemos
vigilar bien ni custodiar bien”.
El examen de conciencia
“es una gracia, porque
custodiar nuestro corazón es
custodiar el Espíritu Santo, que
está dentro de nosotros”.
34. “Nosotros sabemos, Jesús
habla claramente, que los
diablos vuelven, siempre.
Y para custodiar, para vigilar,
para que no entren los
demonios,
es necesario saber recogerse, es
decir, entrar en silencio ante sí
mismos y ante Dios, y al final
de la jornada preguntarse:
‘¿Qué cosa ha sucedido hoy en
mi corazón? ¿Ha entrado
alguien que no conozco?
¿La llave está en su lugar?’.
Y esto nos ayudará a
defendernos de tantas
maldades, incluso de las que
nosotros podemos hacer,
si entran estos demonios,
que son muy astutos, y al final
nos estafan a todos”.
35. El 12 de octubre dijo en parte de su homilía: …“la profecía de
Isaías:
‘El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros’,
“estas palabras, llenas de la esperanza de Dios, indican la meta,
muestran el futuro hacia el cual nos dirigimos. En este camino los
santos nos preceden y nos guían. “Estas palabras también delinean
la vocación de los hombres y mujeres misioneros”.
36. “los misioneros son aquellos que,
dóciles al Espíritu Santo,
tienen el valor de vivir el Evangelio.
También ‘en el Evangelio leemos’:
‘Vayan a los cruces de caminos’
dijo el rey a sus siervos.
Así que los siervos salieron
y reunieron a todos los que
encontraron, ‘buenos y malos’, para
llevarlos al banquete nupcial del rey”.
37. “los misioneros acogieron esta llamada:
salieron a llamar a todos, en los cruces del mundo; y así hicieron tanto
bien a la Iglesia, porque si la Iglesia se detiene y se cierra se enferma, se
puede corromper,
ya sea con pecados que con la falsa ciencia separada de Dios,
que es el secularismo mundano”.
38. “Los misioneros han dirigido la mirada a Cristo crucificado, han
acogido su gracia y no la han tenido para sí mismos. Como San
Pablo, se han hecho todo para todos; han sabido vivir en la
pobreza y en la abundancia,
en la saciedad y el hambre; pudieron todo en Aquel que les
daba fuerzas”.
39. “Así es la vida de un misionero,
de una misionera. Y luego, para terminar lejos de casa, lejos de su
patria;
tantas veces muertos, ¡asesinados!
Como ha sucedido en estos días, con tantos hermanos y hermanas
nuestros”.
“la misión evangelizadora de la Iglesia es esencialmente anuncio
del amor,
de la misericordia y el perdón de Dios, revelado a los hombres a
través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo”.
40. Los misioneros,
“han servido a la misión de la
Iglesia, partiendo a los más
pequeños
y a los más distantes el pan de
la Palabra y llevando a todos
el don del amor inagotable que
brota del corazón mismo del
Salvador”.
41. …“Rendir homenaje a los que
sufrieron para traernos el
Evangelio significa llevar hacia
adelante también nosotros la
buena batalla de la fe,
con humildad, mansedumbre y
misericordia, en la vida
cotidiana.
Y esto da fruto. Memoria de
aquellos que nos han
precedido,
de aquellos que han fundado
nuestra Iglesia”.
42. El 12 de octubre dijo al presidir el rezo del ángelus refiriéndose
al Evangelio Mt.22, 1-14: …Dios es bueno con nosotros, nos
ofrece gratuitamente su amistad, nos ofrece gratuitamente su
alegría, la salvación, pero muchas veces no recibimos sus dones,
ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales,
nuestros intereses, y también cuando el Señor nos llama,
a nuestro corazón, tantas veces parece que nos molestara.
43. Algunos invitados incluso maltratan y matan a los servidores que
les entregan las invitaciones. Pero, a pesar de las adhesiones que
faltan por parte de quienes fueron llamados, el plan de Dios no
se interrumpe.
44. Frente a la negativa de los primeros invitados, Él no pierde el
ánimo,
no suspende la fiesta, sino que vuelve a proponer la invitación
extendiéndola más allá de todo límite razonable y envía a sus
siervos a las plazas y a los cruces de las calles a reunir a todos
aquellos que encuentran.
45. Se trata de gente común, pobres, abandonados y
desheredados,
incluso buenos y malos, - ¡también los malos son invitados!
- sin distinción.
Y el salón se llena de “excluidos”. El Evangelio, rechazado por
alguno, encuentra una acogida inesperada en muchos otros
corazones.
46. La bondad de Dios no tiene
fronteras y no discrimina a nadie:
por ello el banquete de los dones
del Señor es universal.
¡Es universal para todos!
A todos es dada la posibilidad de
responder a su invitación, a su
llamada; nadie tiene el derecho
de sentirse privilegiado o de
reivindicar la exclusividad.
47. Todo esto nos lleva a vencer la costumbre de posicionarnos
cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los
sacerdotes
y los fariseos. Esto no se debe hacer: nosotros debemos
abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está
en los márgenes,
incluso aquél que es rechazado y despreciado por la
sociedad,
es objeto de la generosidad de Dios.
48. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios a los
confines de la “iglesita”, de nuestra iglesia pequeñita. Esto no
sirve.
Estamos llamados ampliar la Iglesia a las dimensiones del
Reino de Dios.
Sólo hay una condición: ponerse el traje de fiesta.
Es decir testimoniar la caridad concreta a Dios y al prójimo.
49. Confiamos a la intercesión de María Santísima, los dramas
y las esperanzas de tantos hermanos y hermanas nuestros,
excluidos, débiles, rechazados, despreciados, también
aquellos que son perseguidos por causa de su fe. Invocamos
su protección también sobre los trabajos del Sínodo de los
Obispos reunido en el Vaticano en estos días.
50. En twitter dijo:
Pidamos al Señor la gracia de no hablar mal de
nadie,
de no criticar, de no chismorrear, de querer a
todos.
51. Queridos jóvenes, Cristo cuenta con ustedes para que sean
sus amigos y testigos de su amor infinito.
52. La fuerza espiritual de los sacramentos es inmensa.
Con la gracia podemos superar cualquier obstáculo.
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