1. El Derecho de Elegir – Conversaciones entre Jóvenes – Héctor Shalom
4. Grupos y elecciones
Ser adolescente hoy
v amos a ver qué se escucha decir acerca de los adolescentes.
Cuántas frases negativas circulan y se leen sobre los adolescentes de hoy:
"No les interesa nada",
"No tienen responsabilidad por nada",
"Son todos borrachos y drogadictos",
"No tienen futuro y tampoco les importa",
"Lo único que les interesa es divertirse",
"No tienen ningún interés por el esfuerzo, todo lo quieren ya y sin esfuerzo",
"No tienen responsabilidad por nada",
"No les interesa estudiar" y muchas más.
Algunos pretenden culpabilizar a los adolescentes de los peores males de la sociedad, y
pretenden hacerlos responsables de los delitos, de la violencia, de la inseguridad... y de
todo lo que uno pueda imaginar.
Probablemente sea cierto que algunos adolescentes sean responsables de algunas de estas
acusaciones, pero extender a todos esas críticas esconde la incapacidad de la sociedad de
hacerse cargo de sus propias responsabilidades.
La adolescencia, ese período con múltiples definiciones en términos de edad pero que para
este texto ubicaremos entre los 11 ‐12 y los 18‐19, es una experiencia de la vida, que
puede ser muy bella y digna de ser vivida en toda su intensidad.
Es un tiempo de mucha energía y de mucha fuerza, de plena vitalidad, en el que se
construyen sueños y todo parece posible y alcanzable, siempre que logremos hacernos
dueños de nuestra capacidad de elegir.
Adolescente es alguien que pasó la pubertad, signada por la maduración genital y la
capacidad funcional de reproducirse y que está en pleno proceso de formación de su
identidad, de su ser, de su personalidad. Es un ser humano en construcción de su
formación ocupacional‐profesional y de su identidad sexual.
Es básicamente un período intenso de crecimiento.
Para Gesell1 la adolescencia se inicia a los 11 años y finaliza a los 20, con la madurez
física.
Acompañando el desarrollo físico, el proceso de maduración psicosocial es el que indica los
procesos de entrada y salida de la adolescencia.
La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) extiende su edad hasta los 18 años, con
lo que está definiendo la adolescencia como una última etapa de la niñez.
Y postula el fin de la niñez como una etapa de derecho. Sus derechos cambian a partir de
esa edad.
¿De qué hablamos cuando usamos la palabra joven? Estarnos hablando de un adulto‐joven
que ya ha adquirido ciertas responsabilidades, que ejerce cierta autonomía sobre sí mismo,
que ha pasado ciertos procesos de maduración y ha establecido cierta identidad sexual. Es
alguien que ha ingresado al mundo del trabajo, que ha cumplimentado un determinado
proceso de formación. Este período de la vida marca su límite, en determinados ámbitos,
en la finalización de estudios terciarios o universitarios.
1
Arnold Lucius Gesell (1880‐1961) fue un psicólogo norteamericano. Investigó el crecimiento y desarrollo de los
niños por medio de la impresión de películas y otros originales procedimientos, entre otros campos de
investigación.
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2. El Derecho de Elegir – Conversaciones entre Jóvenes – Héctor Shalom
Peter Blos2 considera que hay dos grandes momentos en el desarrollo de las personas que
hacen a la construcción de la "individualidad", lo que él llama proceso de individuación. El
primer proceso lo ubica alrededor de los tres años de vida y el segundo en la adolescencia
en su conjunto. Para decirlo en otras palabras, son dos momentos de la vida muy
importantes en la construcción de la persona. Estos procesos hacen que se atraviesen
situaciones de mayor vulnerabilidad, están más frágiles y es en estas etapas en la que los
cambios requieren de una particular maduración y se constituyen en claves para el
crecimiento.
En la infancia, tanto para los niños como para sus familias es clara la dependencia y la
necesidad que estos tienen de los adultos, sean sus padres biológicos, a cargo u otros
adultos sustitutos. Está claro qué se espera de la familia en esta etapa de la vida,
cualquiera sea la constitución familiar. Se espera contención, satisfacción de sus
necesidades básicas, acompañamiento en el desarrollo integral de los chicos, de su
escolaridad, de sus afectos, etc.
Cuando los chicos son chicos, miran a los adultos de abajo hacia arriba, está claro que son
más altos, más grandes, más sólidos.
Muchas veces los chicos sienten que los adultos les pueden resolver todo, arreglar y
solucionar todo lo que necesiten. Eso los hace sentir muy protegidos y felices. A su vez a
los adultos les hace sentir bien el ser considerados tan importantes y con tanto para dar.
La adolescencia confronta a los padres con el desafío de encontrar y construir un nuevo
vínculo, que va a ser ambivalente, con claros y oscuros. Es el momento en el que los
adolescentes pelean por lograr su autonomía y el mundo adulto los señala como "grandes"
que ya pueden solos. Sin embargo, los vínculos transcurren en esta etapa entre la
autonomía y la dependencia y convoca a los padres a crear y construir nuevos lazos que
reconozcan y respeten una nueva horizontalización en las relaciones.
Ya dejan de ser unos más altos que otros, tienen la misma altura, se ven a la misma altura.
Ya hay temas en los que los hijos pasan a saber más y a veces mucho más que sus padres y
eso es un cambio muy fuerte en los vínculos.
En Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria. La crisis de la enseñanza media,
Obiols y Obiols diferencian la adolescencia en las sociedades primitivas de la de las
sociedades modernas en estos términos:
En las sociedades primitivas,
"...la adolescencia es un momento representado por un ritual de paso de una etapa de la
vida a otra en la cual se accede a la sexualidad activa, se adquieren responsabilidades y
poder dentro de la tribu".
‐ En las que hay un ritual específico y concreto "...la adolescencia casi no existe, es sólo un
momento de pasaje y las etapas importantes son la pubertad, que marca el fin de la
infancia, y la etapa adulta posterior".
Mientras que en las sociedades modernas
‐ Los ritos de iniciación a la adolescencia son, por ejemplo, fumar ‐ visitar
prostíbulos ‐ pintarse la cara ‐ usar medias de nylon ‐ tener novio.
‐ En los sectores de población medios y altos urbanos, la adolescencia es un proceso que
dura un determinado tiempo, nunca se reduce a un ritual.
‐ Los niños están contentos con ser niños y en cambio la adolescencia es una etapa en la se
entra con renuencia, no siempre se entra contento y muchas veces se busca salir lo antes
posible.
‐ La adolescencia implica una crisis subjetiva, una crisis en la forma de ser, de sentirse, de
reconocerse a sí mismo y de ser reconocido por otros. Los adolescentes se revelan contra
2
Peter Blos es un psicoanalista que ha contribuido muchísimo a la literatura psicoanalítica sobre pubertad y
adolescencia.
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los padres, contra la sociedad y contra sus obligaciones y, a la vez, sueñan con ser adultos.
Más allá de algunos rasgos distintivos, nos parece más claro hablar de los adolescentes y de
diferentes grupos de adolescentes, así como de jóvenes y de diferentes grupos de jóvenes
de acuerdo con las distintas situaciones sociales y económicas a las que pertenezcan y
también de acuerdo a los grupos familiares de los que provengan y a la manera en la que
hayan podido acompañar de diferentes maneras las etapas de la niñez.
No obstante podemos señalar algunos cambios que han signado las últimas décadas:
1. La adolescencia en sectores sociales medios y altos tiende a prolongarse en el
tiempo, a durar más años, y ya no es vivida como una etapa incómoda y de
transición.
2. Muchos adolescentes sienten ese período de la vida como un modelo que puede ser
un modo de vida definitivo.
3. Los niños aspiran a llegar a ser adolescentes lo antes posible y adquieren conductas
"adolescentes" tempranamente.
4. La "adolescencia" va convirtiéndose en un segmento de población para diferentes
análisis sociales y se va institucionalizando.
5. La adolescencia es un segmento muy importante para el mercado, con muchos
productos especialmente dirigidos.
6. Para el mercado es muy rentable que la adolescencia se prolongue muchos años y
que haya adultos que quieran consumir los productos para adolescentes.
7. Los adolescentes de bajos ingresos entran a la adultez en forma abrupta, rápida y
brusca, acosados por las necesidades de subsistencia.
8. Los embarazos tempranos constituyen también un ingreso abrupto al mundo adulto
signado por responsabilidades.
9. Los padres, en lugar de confrontar, tienden a semejarse a los hijos, a querer
parecerse a ellos y sienten que la adolescencia es la mejor etapa de la vida, "vivir
como adolescentes" para muchos se transformó en un modelo de vida.
Los medios masivos y la publicidad estimulan el consumo de los adolescentes y jóvenes
como grupo privilegiado.
La desocupación que afecta en gran medida a los jóvenes contribuye a la prolongación de
la adolescencia, viviendo más tiempo con sus padres.
La asunción de responsabilidades se posterga mientras se disfrutan las comodidades de la
"infancia" con libertades de "adultos", un estado casi ideal.
Los medios y una parte significativa de la sociedad signan a los adolescentes como
responsables de muchos de los males de la vida cotidiana.
Los adolescentes se han apropiado de la noche como un segmento del tiempo que les es
propio.
Los procesos sociales, la dificultad de los adultos para resolver la conflictividad social y los
problemas a los que están expuestos encuentran muchas veces en los adolescentes
personas a quienes culpabilizar.
En otras palabras:
No hay "problemas de los adolescentes" sino "cómo se manifiestan en los adolescentes los
problemas generales de la sociedad".
Y en la medida en que el discurso social los culpabilice de todos los males, será esa misma
sociedad la que continuará favoreciendo los procesos de expulsión y marginación de los
adolescentes y los jóvenes.
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4. El Derecho de Elegir – Conversaciones entre Jóvenes – Héctor Shalom
La búsqueda de reconocimiento
Vamos a conversar acerca de la búsqueda de reconocimiento como factor constitutivo de la
identidad y del lugar que ocupan los pares, los amigos en esto.
Una vieja frase de aquellas que uno nunca termina de saber exactamente de dónde
proviene dice: "Me importa que hablen de mí, mal o bien, lo importante es que hablen de
mí".
Porque si hablan de él, él existe, y existe aunque hablen mal de él.
Podemos explicarlo de esta manera: los sujetos esperan en su vida ser reconocidos desde
el afecto, la valoración positiva, ser hablados bien, ser queridos y buscados.
Si lo logran, así transitarán su vida con una fuerte autoestima y una imagen de sí mismos
alta y positiva.
Si no lo logran esperan en su vida ser reconocidos con odio, valoración negativa o en
términos de la frase "que hablen mal de uno". Por medio de la agresividad, la violencia, el
maltrato, conseguirán ser reconocidos como "los malos", pero ocuparán un espacio en la
mirada de los otros, no como hubieran querido, pero un lugar al fin.
En ambos casos, por amor o por odio, ocupan un espacio, un lugar, existen, su existencia
está reconocida. Son personas de quienes se habla, a quienes se mira y se le dedican
palabras.
Lo peor que le puede suceder a alguien es no ser "hablado", porque su misma existencia
está desconocida, una nueva palabra en nuestro vocabulario popular lo describe muy bien:
ser "ninguneado", ser ninguno es ser nadie. Es la peor de las experiencias a las que un
sujeto puede estar expuesto, no existir para nada, para nadie, nadie está atento a lo que
hace, a lo que necesita, a lo que espera, si va o no va a un lado nadie lo percibe.
Entonces hay una búsqueda de las personas por ser reconocidas, conocidas por otros. Lo
mejor es ser bien reconocidas: si no lo logra, aunque sea, ser mal conocidas pero conocidas
al fin, que es muchísimo mejor que desconocidas.
La búsqueda del reconocimiento convoca a la búsqueda de experiencias en las que uno se
destaque o que haga cosas valoradas por los otros.
Lo peor que le puede suceder a un sujeto es sentir que para otros si está o no está da lo
mismo. La autoestima, la autoimagen positiva, la percepción positiva de uno mismo se va
construyendo en las sucesivas experiencias de reconocimiento.
Un bebé que es hablado, mirado, sonreído está recibiendo experiencias de reconocimiento,
es alguien para otros.
Si, por ejemplo, un compañero deja de ir a la escuela, primero nadie lo nota y nadie lo
llama o lo va a buscar, la sensación que tiene es que "a nadie le importa", entonces
hablamos de personas excluidas.
¿A qué nos referimos cuando decimos personas excluidas? ¿Acaso hay diferencia entre
exclusión y pobreza?
Excluidas son personas que están "afuera", afuera de las instituciones, de los grupos, de los
proyectos, son personas abandonadas a su suerte, de quienes nadie se ocupa.
Pobre económicamente es una persona sin dinero, sin bienes materiales, excluido es
mucho más que pobre, es una persona sin recursos de ninguna naturaleza.
Cuando conversamos acerca de la desnutrición, por ejemplo, vemos madres que no se dan
cuenta de que sus hijos están desnutridos, y entonces no hacen nada, ni los llevan a un
hospital ni se mueven para hacer algo. Excluido es ni siquiera tener los conocimientos
mínimos para darse cuenta de que un hijo está desnutrido, o padece de algunos síntomas
que requieren consulta.
En cambio, una persona pobre pero con otros recursos de vida se da cuenta de lo que está
viviendo y busca alternativas.
Decenas de miles de bebés nacen sin ser inscriptos en ningún registro civil. Muchas
personas creen que cuesta dinero inscribirse, cosa que no es así. Otros temen que
descubran su indocumentación, porque la mamá no tiene papeles en orden. Muchos
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simplemente no saben que eso existe. Todos estos bebés "nacen excluidos", nacen casi
inexistiendo. En estas circunstancias temerán llevarlos al hospital y que les pidan
documentos, llevarlos a una escuela y les pidan documentos de sus hijos y los suyos.
Entonces, ese bebé se transforma en un habitante inexistente. Más allá de sus conocidos,
nadie sabe de él, nadie lo conoce.
Pero la exclusión alcanza otros niveles socioeconómicos también. La discriminación
provoca necesariamente exclusión, las personas discriminadas por ser inmigrantes, por el
color de piel, por cierta discapacidad, por la elección sexual, por el género, etc., pueden
tender a marginarse, a recluirse, a ir quedando afuera.
La discriminación es el mecanismo por el cual un rasgo de la persona, un aspecto de la
persona es tornado como su totalidad, ese aspecto es descalificado socialmente y entonces
la burla, la denigración, la descalificación social activan mecanismos para expulsar, para
dejar afuera.
"Sos gordo" o "bolita" (por boliviano) o "paragua" (por paraguayo) o "negro" o tantas otras
cosas. Discriminación por género (en una sociedad donde la mujer sigue siendo denigrada)
o por razones de color de piel o por país de origen.
La agresión hecha burla, la cargada, el insulto son actos de violencia que dañan, lastiman.
Cuando varios o muchos en un grupo o en un curso se ríen de uno, de algún aspecto o
rasgo de ese sujeto que lo hace sufrir y sentirse mal, lo empujan cada vez un poco más
hacia fuera, o lo convocan a la agresividad y a la violencia a quien está siendo excluido y
llegan momentos en que ellos mismos prefieren salir de esa escuela, o de ese grupo, para
evitar seguir padeciendo discriminación. Se empiezan a alejar, a refugiarse en el silencio,
en el dolor, en la tristeza.
Nadie está afuera solo. Es un mecanismo en el cual algunos empujan a otros hacia afuera y
las personas mismas, luego de mucho padecimiento, van buscando quedar afuera.
La discriminación, la burla que los sujetos reciben, van acumulando enojo, bronca,
resentimiento, violencia. Es siempre una experiencia de individuos solos, o de minorías que
se sienten impotentes y muy pocas veces son defendidos o protegidos. A veces esa
impotencia, esa violencia que se va acumulando, estalla en forma de venganza, de defensa
desesperada, con violencia extrema.
Es la violencia como respuesta a la recibida.
Vamos a ver que el mejor remedio para la exclusión es la participación, y de eso
hablaremos más adelante. Ser reconocido es ser incluido, es ser considerado parte de algo
y es casi tan vital corno respirar.
El que excluye, el que expulsa, deberá entender el daño que produce; el excluido deberá
entender acerca de sus derechos y actuar en su defensa y en la defensa de sus pares.
Todos deberán aprender a construir convivencia en las diferencias y a hacer valer los
derechos de todos.
La inclusión social, el incorporar al que está afuera requiere de responsabilidad social, de
los adolescentes y jóvenes entre sí en primer lugar, de los adultos en segundo y del Estado
como actor fundamental.
Sería muy gratificante para todo burlado o discriminado contar con la ayuda, la protección,
el cuidado de sus compañeros, de sus pares y no con la complicidad en la burla.
Las cosas son divertidas en un grupo cuando todos se divierten; cuando unos se divierten
burlándose de otros, eso es agresión y violencia.
La legítima búsqueda de reconocimiento debe ser una convocatoria a lo mejor de cada
uno, a sus talentos, a sus virtudes, a sus logros, a su capacidad de acompañar y ser
acompañado, para promover que la agresividad y la violencia no sean necesarias para
construir reconocimiento.
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6. El Derecho de Elegir – Conversaciones entre Jóvenes – Héctor Shalom
El valor del otro
Entonces vamos a ver cómo el "otro" ocupa un lugar fundamental.
Cuando hablarnos de "otro" estamos hablando de personas que son importantes para uno;
los abuelos, los padres, los amigos, los profesores, el cura, el profesor del club, o tantos
otros posibles.
A estas personas las llamamos "personas significativas" en la vida de cada uno.
Son aquellas personas a las que sabemos que podemos recurrir cuando lo necesitamos, que
cuando nos encontrarnos con ellas nos sentimos bien, acompañados.
Es un buen ejercicio ponerse a pensar:
"¿Quiénes son las personas en quienes más puedo confiar?" "¿Quiénes son aquellas personas
a las que, ante dudas o dificultades, me haría bien acercarme y pedir ayuda?"
Se trata de levantar la mirada y hacer un giro y ver cómo alrededor hay personas, a veces
son los padres, los abuelos, algún tío o un amigo o amiga de los padres, o un profesor o
profesora que nos han dado pruebas de que están interesados por la vida y están
dispuestos a estar cerca, a veces es un vecino o el padre de un amigo o un cura o un
preceptor o un ex preceptor.
Tantas situaciones límites hubieran podido ser manejadas de otra manera si las personas
hubiesen desarrollado la capacidad de identificar personas significativas positivas y,
paralelamente, la capacidad de comunicar a tiempo a otro para recibir apoyo y
acompañamiento.
Sabemos de qué manera hacer sentir bien a los otros, a aquellos otros valiosos: agasajar,
reconocer, valorar, hacerles saber lo que significan para uno.
Y también sabemos de qué manera hacer sentir mal, de qué manera hacerlos doler, de qué
manera lastimar.
Hay un riesgo más en la adolescencia, que es que hablar de las emociones, de los
sentimientos, de los logros y de las crisis sea "mal visto" y, entonces, en lugar de promover
acercamiento a otros, con capacidad de ayudar, nos alejemos de ellos y optemos por huir,
con búsquedas mágicas de soluciones por medio de la evasión, de escapar de lo que nos
pasa.
Los otros van siendo parte de la construcción de uno mismo, sus opiniones, sus creencias,
sus valores, sus luchas, sus enojos, sus maneras de actuar. Son quienes nos reconocen o
quienes nos desconocen.
Muchas veces es como si estuviéramos en el escenario de un gran teatro esperando que
desde los palcos o la platea se aplauda nuestra actuación, nos hagan saber que aquello que
hemos hecho les gusta, o los hace reír, son esos "otros" de cuya aprobación estamos
pendientes.
Aquellos que a veces una palabra simple nos llena de satisfacción y orgullo y que una
palabra negativa nos aplasta, nos deprime, nos confunde.
Pero el gran tema de este capítulo es: ¿A quiénes ponemos en la platea o en los palcos de
nuestra vida, para que sus aplausos o reprobaciones se constituyan en mensajes que
marcan nuestros caminos?
Según a quiénes "otros" pongamos frente a nuestro escenario, se irán fortaleciendo o
desvaneciendo escenas de nuestra obra.
Se trata de saber que los otros son constitutivos de nuestra identidad para hacernos crecer
o para hundirnos. No son meros espectadores de nuestra obra, son co‐actores.
A mediados del año 2000 tuve la oportunidad de dirigir un proyecto desde el Ministerio de
Educación que generase propuestas participativas en el ámbito de las escuelas medias, en
el tiempo libre, principalmente sábados y domingos. El objetivo era desarrollar un espacio
de pertenencia, planificado en función de sus necesidades e intereses, tanto para los
alumnos de las escuelas como también para aquellos que habían quedado afuera del
sistema. Sí. Aunque resulte extraño, la escuela que los había expulsado, o la escolaridad
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que habían perdido, los volvía a llamar, diciéndoles que en la escuela había un lugar para
ellos.
La condición para este proyecto fue la escucha.
Escuchar a quienes iban a ser los protagonistas, los "motorizadores" de esta iniciativa. En
primer lugar, los jóvenes de dentro y fuera de la escuela, pero también ‐y esto fue
imprescindible‐ había que saber con qué adultos significativos contaba en cada localidad
para acompañar este emprendimiento; conocer sus opiniones, debatir las decisiones.
En cada lugar encontré un número importante de gente que quería involucrarse: docentes,
preceptores, padres, directores que confiaban en un espacio manejado por los jóvenes y
acompañados por adultos que los respetaran y valoraran.
Es interesante ver cómo cuando un adulto valora y respeta a un joven, la reacción es
simétrica ‐genera valoración y respeto por parte del joven‐. Uno no valora por jerarquías o
rangos. Es una construcción compartida de dos que respetan el lugar del otro en el mundo.
Volvamos a este proyecto. Se llamó C.A.J. (Centro de Actividades Juveniles). Las reuniones
de planeamiento participativo eran sumamente enriquecedoras. Muchas opiniones ayudan
a tener una comprensión amplia de los diferentes aspectos en el momento de diseñar
planes y proyectos.
Entonces era necesario indagar acerca de:
ü ¿Qué necesitaban los adolescentes de hoy en una experiencia complementaria en sus
escuelas?
ü ¿Qué esperaban que se realizara y que los acompañara en su desarrollo personal?
ü ¿Qué temas y experiencias les interesaban?
ü ¿Qué opiniones tenían los adultos sobre estos temas?
Luego de un interesantísimo proceso de postulaciones y elecciones, se conformaba el
"Grupo de Gestión", una comisión de jóvenes que representaba a todos los alumnos de la
escuela y a los jóvenes fuera de ella. Y el mismo Grupo de Gestión elegía luego a los
representantes de los adultos que los acompañarían: un docente, un padre y un preceptor.
Luego vinieron las capacitaciones (porque para gestionar hay que capacitarse) y el diseño
de cada proyecto, distinto en cada localidad, porque cada lugar tiene sus propias
expectativas, necesidades y sueños.
Hubo desde actividades deportivas, recreativas, microemprendimientos económicos,
talleres literarios, de teatro, de salud sexual, de prevención de tabaquismo, alcoholismo y
otras drogas, programas de radio, excursiones, pesca, montañismo, cursos de baby sitter y
muchísimas cosas más.
Calculen que, en más o menos 2 años, hubo más de 30.000 jóvenes involucrados en los
proyectos participativos del C.A.J.
Si alguien me pregunta por qué funcionó esto, creo que el gran secreto es el valor de poder
estar con otros que promuevan y fortalezcan de nosotros lo mejor que tenemos para dar.
Poder satisfacer nuestras necesidades atendiendo también a las necesidades del otro.
Sentir que no estamos solos y que hay alguien que nos mira, que se preocupa y que nos
toma en cuenta para construir nuestro propio camino. En tiempos en los que se dice que
"no hay nada por hacer", 30.000 jóvenes de nuestro país estuvieron embarcados en
procesos que a muchos les cambió la vida, porque encontraron un lugar y un proyecto que
los hizo sentir valiosos y útiles. Protagonistas de su propia historia.
La necesidad de pertenecer
Pertenecer a un grupo es considerarse y ser considerado parte.
Algo hemos conversado acerca de la amenaza de exclusión, qué significa que uno no sea
aceptado en un grupo al que quiere pertenecer o que no lo reconozcan; mucho peor: que
lo expulsen.
El grupo es muy importante en la construcción de "quién soy". La adolescencia es la etapa
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que convoca a la construcción de la subjetividad, de la identidad. Es una búsqueda acerca
de quién soy, quién quiero ser, como quién quiero ser, qué partes del otro querría tener
para mi propio ser.
En la infancia los amigos son con quienes se comparte juegos, recreación, diversión. Los
amigos en la infancia son muy importantes, pero en la adolescencia los amigos son los que
ocupan el lugar de verdaderos "socios de búsqueda". Es por eso que en esta etapa de la
vida los amigos son "tan importantes".
Cuando hablamos de "búsqueda" nos referimos a "tantear" caminos, reconocer que a veces
nos atrae el rumbo hacia un lado y de a ratos nos atrapa la idea de otro camino, a veces
una huella que encontramos nos parece interesante pero al poco tiempo descubrimos que
no lo es. Buscar en este sentido es buscar caminos y en la adolescencia esos caminos se
buscan con otros, con grupos.
Entonces vamos a hacernos una pregunta:
¿Elegimos a qué grupo pertenecer antes de elegir caminos o según el camino que elegimos
buscamos a qué grupo pertenecer? (Estarán pensando que es una pregunta parecida a qué
es lo que fue primero, ¿el huevo o la gallina? ¿No?)
Ya hemos aprendido que las conductas humanas son complejas y que no siguen reglas fijas.
La complejidad también caracteriza a esta búsqueda. Hay caminos que descartamos
apenas iniciamos las búsquedas y entonces hay también grupos que descartamos apenas
iniciamos las búsquedas, aunque no siempre nos podemos dar cuenta de esto tan
fácilmente. A veces creemos que encontramos lo que estábamos buscando, cuando en
realidad nos escondimos en lo que a otros les queda cómodo.
Y es aquí donde volvemos a ideas anteriores. Una persona con buen capital social y cultural
se dará cuenta con más facilidad si ese grupo al que se está acercando, o en sentido
inverso ese grupo que se le ha acercado, está en el campo de sus opciones o no.
La necesidad de pertenecer es tan grande que muchas veces nos encontramos
perteneciendo a un grupo casi sin darnos cuenta y haciendo cosas que no entendemos muy
bien por qué las estamos haciendo. Y... las estamos haciendo porque el grupo al que
estamos perteneciendo las hace y nosotros estamos siendo parte de él.
Entonces, deberíamos formulamos una nueva pregunta:
¿Quiero yo ser y hacer las cosas que hace ese grupo? ¿Está en el camino que quiero para
mí?
Y si salgo de este grupo, ¿tendré otro o habré perdido toda posibilidad de pertenecer a un
grupo?
El grupo, los grupos dan mucho a quienes lo integran, pero hay grupos que exigen de sus
miembros también mucho y obligan a pagar cualquier precio, y es ante esto que resulta
fundamental estar atentos.
Ser uno y estar con otros
La identidad es básicamente una experiencia individual. Identidad viene de idéntico, y sólo
cada persona es idéntica a sí misma, no hay dos personas iguales y cada uno va
construyendo su vida, su identidad de tal manera que es y será sólo idéntico a sí mismo.
Pero la búsqueda es difícil y los grupos son grandes portadores de componentes de
identidad o lo que algunos denominan "identificaciones parciales" o pedazos de identidad,
partes pequeñas o parciales que van armando el rompecabezas.
¡Qué palabra "rompecabezas"! Y viene bien en este caso, porque armar la propia identidad
es como armar un rompecabezas, pero además es algo así como un rompedero de cabeza.
Y cada vez que estamos ante cosas difíciles, aparecen alternativas facilitadoras. A veces
pasan de facilitadoras a pretender dar "soluciones mágicas" y es allí donde la integración
grupal puede ofrecerse corno "la solución a todas las búsquedas".
Es como si el grupo hablara y te dijera: "Si venís conmigo todo lo vas a tener resuelto".
Son esas situaciones en las que integrar un grupo se convierte en la totalidad de la
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identidad individual y entonces el sujeto pasa de pertenecer a un grupo a estar sometido a
un grupo.
Hay grupos que son absolutamente sometedores y sus integrantes no tienen ninguna
alternativa de hacer algo ni siquiera un poco diferente de lo que el grupo exige:
‐ a qué lugares hay que ir y a qué lugares está prohibido ir,
‐ de qué manera hay que vestirse y de qué manera está prohibido vestirse,
‐ con quiénes se puede hablar y con quiénes está prohibido hacerlo.
Pero no todos los grupos son así. Hay grupos que son democráticos y posibilitan pertenecer
sin que exijan autoritariamente sus condiciones, que se nutren de las particularidades de
cada uno y las enriquecen; grupos que favorecen el crecimiento y que no lo obturan, que
ayudan a encontrar caminos y no que ofrecen caminos únicos y cerrados.
Hay entonces grupos que favorecen la construcción de la identidad de sus integrantes y
otros que no diferencian identidad individual de identidad grupal y es bueno estar atento a
los procesos en los que el grupo va sustituyendo poco a poco a L persona misma y la
transforma, sometiéndola. Por otro lado, hay grupos que son sumamente enriquecedores
para sus miembros y contribuyen a su crecimiento y desarrollo.
Cuando un grupo tiene:
‐"exigencias absolutas" para con sus integrantes,
‐"prohibiciones",
‐sanciones para quienes no hagan lo que el grupo ordena,
‐ritos de iniciación humillantes o violentos,
‐líderes violentos a quienes hay que obedecer,
es aconsejable elegir otros rumbos y buscar otro grupo al cual acercarse.
La exclusión una amenaza constante
La fiesta
Quiero compartir algunas reflexiones acerca de una denominada fiesta de despedida de
5to. a 6to. Año en una escuela de clase media y media alta. Una historia real, similar a
muchas que se desarrollan a lo largo y a lo ancho del país.
Se ha instalado como tradición que los de 4to. agasajan a los de 5to. con una
fiesta, o de 5to. a 6to. con varias fiestas, suelen ser tres o más a lo largo del año.
Se trata de adquirir un número muy importante de entradas de un boliche en
funcionamiento o de alquilar un salón de uso propio, o de un club. A veces se trata de no
gastar mucho en el salón para optimizar el dinero juntado en la compra de bebidas.
El día, en general es el jueves, para no competir con los boliches que funcionan
masivamente de viernes a domingo.
Juntan el dinero, en este caso una suma que permitió comprar 3 carritos de supermercado
llenos de bebidas, uno de gaseosas, otros dos con cerveza, vodka, fernet y vino en dos
niveles, uno medianamente bueno y otro muy económico que viene en cajas, el tetrabrik,
que servirá para ser arrojado en baldes sobre las cabezas a modo de "Bautismo de vino";
una suerte de entrada a un mundo superior.
Se invita al curso que será despedido y a amigos de ambos años que son invitados a
compartir esa despedida, también a gente de otros colegios, lo que a su vez genera el ser
invitados despedidas de otros convirtiendo, el año en un, sucesión de fiestas de despedida
propias y ajenas.
La organización suele tener algunos obstáculos a ser superados, como ser la compra de una
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buena cantidad de bebidas alcohólicas y su traslado. A veces es necesario buscar un adulto
(siempre hay algún compañero que repitió de año y tiene más de 18 y viene muy bien para
solucionar esto). También es posible encontrar algún "buen hermano" mayor o algún padre
o madre "gambas" que cooperan con el trámite. Para el traslado también se aprovecha de
los mismos recursos. No son pocos los padres que facilitan sus autos a menores con o sin
registro...
Todo comienza con "la previa". Consiste en encontrarse en una casa temprano por la noche
y esperar juntos la hora en la que van a ir a la fiesta. Esa espera se realiza
indefectiblemente bebiendo alcohol; es:
‐para esperar,
‐para no aburrirse,
‐porque es más barato que hacerlo en los boliches,
‐para llegar en condiciones divertidas a la fiesta,
‐para divertirse desde temprano.
Esto significa que a la fiesta se llega ya con una buena cantidad de alcohol ingerido,
algunos ya habrán tenido que vomitar antes de salir de la previa y llegar a la fiesta en
estado de absoluta alcoholización.
Pero recién comienza la fiesta y a los "despedidos" se los recibe con bautismos de vino, que
significa empaparlos con vino.
Como la práctica es ya conocida y anticipada, es muy frecuente llegar a la fiesta con una
mochila con algunas ropas para cambiarse luego del bautismo.
La fiesta sigue siendo un espacio de baile y mucho alcohol, poco a poco se va perdiendo
todo control y autocontrol y se desatan diferentes situaciones, botellas que se caen y se
rompen, provocaciones y agarradas a trompadas entre diferentes personas o grupos,
roturas de elementos del salón, los vómitos se suceden, suele haber competencias acerca
de quién es más resistente y tiene capacidad de tomar más o de vomitar más veces.
También se juega a qué chico "se gana" a más chicas y qué chicas se "ganan a más chicos".
Ganar tiene un indicador, a veces es transar, a veces es besarse, otras veces los
indicadores de "ganado" son más jugados.
Todo se vuelve descontrol y el descontrol es una aspiración, es un objetivo. Llegar al
absoluto descontrol de uno mismo es un logro muy reconocido y valorado por los asistentes
a las fiestas.
Le dedico un pequeño párrafo para los que no están muy integrados al grupo, o que son
habitualmente marginados o socialmente excluidos en los cursos. Ellos encuentran estas
fiestas como un desafío a la inclusión, de animarse a hacer todo lo que los demás hacen y
más aun, tratan de mostrarse capaces de ser como los otros y suelen promover en sí
mismos descontroles absolutos. Muchas veces no tienen la "experiencia" para hacerlo y son
los que terminan más dañados, más accidentados o en las comisarías.
Difícilmente la fiesta termine en la forma programada. Son echados cuando se rompen
cosas o cuando sus vómitos invaden los salones o por golpes entre sí o con patovicas o con
los dueños que finalmente llaman a la policía.
Algunos terminan caídos en las veredas o en las puertas de los lugares de las fiestas; otros
teniendo relaciones sexuales con cualquiera y en cualquier condición; los que manejan
autos no siempre llegan a destino, hay padres que les envían remises para evitar que se
desplacen en esas condiciones. Todo está al límite, todo y todos quedan expuestos a todos
los riesgos, y esto nos llama a sacar algunas conclusiones o a realizar algunas reflexiones.
Hay ideas absolutamente instaladas en muchos adolescentes y jóvenes, a saber:
1. Sólo es posible divertirse si te tomás todo.
2. Sólo es posible integrarte y ser reconocido si te tomás todo.
3. El descontrol total es la mayor aspiración.
4. La previa es para empezar antes, no perder el tiempo y llegar a la fiesta mejor.
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5. No hay manera de estar en la fiesta si no es alcoholizado.
6. Despedir a compañeros es hacer fiestas y alcoholizarse.
Estas afirmaciones son una suerte de axiomas o verdades absolutas. Es probablemente el
mayor éxito de la cultura del consumo, que tiene en los adolescentes un segmento de
consumo muy apetecible y en el consumo de alcohol uno de los productos más importantes
y rentables; han conseguido hacer sentir a muchos de los adolescentes que están
"eligiendo" consumir cuando en realidad les han vendido la ilusión de inclusión social si
consumen alcohol. En otras palabras, la ilusión de que si tomás vas a ser bien recibido,
integrado, exitoso, vas a "tener" las chicas y chicos que quieras, vas a animarte a hacer lo
que no te animarías sin alcohol.
La publicidad vende ilusiones y toma, como base, las necesidades y deseos de las personas.
El legítimo deseo de pertenecer y ser reconocido y aceptado por grupos es usado por los
vendedores de alcohol que construyen discursos propagandísticos o mensajes que
transmiten que eso a lo que aspira, tomando tal o cual bebida, va a ser conseguido.
Sería interesante analizar cuántas de las propagandas televisivas o gráficas están
orientadas a adolescentes y jóvenes, cuántas son de bebidas alcohólicas y qué mensajes
usan para favorecer las ventas y estimular el consumo.
Todos sabemos que hay drogas legales y drogas ilegales. Droga es todo producto químico
que ingresa al organismo y produce alteraciones en el cerebro.
El alcohol es una droga legal, puede comprarse en cualquier kiosco, almacén o
supermercado libremente, y si bien rige la prohibición de venta a menores de 18 años, esto
es fácilmente posible de burlar; su consumo y comercialización básicamente no están
prohibidos.
También sabemos que a poco que el alcohol solo no consigue satisfacer las necesidades de
descontrol y energía suficiente para animarse a todo, muchas veces comienzan a
emplearse los energizantes y las drogas ilegales livianas primero y más pesadas después.
Está claro que no todos siguen el mismo camino, pero sí está claro que hay muchos
interesados en el negocio de que sean cada vez más y lo van consiguiendo. El mercado del
consumo de alcohol y otras drogas necesita:
‐que cada vez la alcoholización se inicie a edades más tempranas,
‐que cada vez sea más masivo,
‐que cada vez las necesidades de consumo sean de mayor cantidad, y lo van
consiguiendo...
Es cierto que:
‐Muchos adultos se alcoholizan.
‐Muchos adultos consumen drogas ilegales.
‐Muchos adultos si no toman tranquilizantes no viven.
‐Muchos adultos si no toma una pastilla no duermen.
Si todo eso es cierto, muchos adultos también tienen conductas autodestructivas pero...
¡ojo! Hay un riesgo, y es que muchos adolescentes jóvenes argumenten y fundamenten en
esas verdades su autodestrucción.
Beber alcohol, puede ser una experiencia social, acompañar un encuentro de amigos es
algo compartible y disfrutable, pero es bueno diferenciar el beber como experiencia social
de la alcoholización como conducta habitual.
Es diferente en la cantidad y es diferente en la actitud.
Lo que estamos intentando es crear un espacio para poder pensar por qué se ha convertido
en hábito, por qué es la única manera de divertirse, por qué es la única manera de festejar
y qué es una conducta signada por el riesgo y la autodestrucción.
Entonces conversemos un poco acerca del valor del cuidado y el valor del riesgo.
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El cuidado y el riesgo
Hemos dado algunas referencias acerca de qué manera los adolescentes y los jóvenes se
ponen en riesgo y ponen en riesgo a otros.
Cuando uno se instala en condiciones en las que pierde referencia respecto de la realidad,
pierde el control, no tiene capacidad de darse cuenta dónde está, con quién está o qué
está haciendo, podemos afirmar que ha quedado expuesto a todo tipo de riesgos.
Es bueno saber que el motivo más alto de mortandad adolescente y joven es por
accidentes automovilísticos y éstos por estado de ebriedad.
Es bueno saber que una inmensa mayoría de embarazos adolescentes no deseados se
producen por relaciones ocasionales y con relativa capacidad de conciencia con influencia
del alcohol.
Es bueno saber que un importante porcentaje de adolescentes que se inician
tempranamente en la ebriedad frecuente continúan con drogas livianas y algunos luego con
pesadas.
Pero ya hemos hablado de que ese riego está de alguna manera bien visto, bien reconocido
en el sistema de valores y creencias de diversos grupos de adolescentes y jóvenes.
Cuando hablamos de sistemas de valores y de creencias estarnos refiriéndonos a qué ideas
son bien vistas o mal vistas en un determinado grupo. Cuáles promueven de sus pares
valoración y reconocimiento y cuáles descalificación y denigración.
Vayamos a algunos ejemplos:
Si un adolescente es parte de un grupo de motoqueros que habitualmente, estando
bebidos, salen a correr sin casco y es mejor visto aquel que se anima a correr con una sola
mano... si alguien quiere ser parte de ese grupo debe saber que esas prácticas grupales se
esperan de todos y cada uno de sus integrantes. Deberá tener fuertes convicciones alguien
para poder decir: "muchachos, estoy dado vuelta, mejor hoy no corro".
Otro ejemplo: si un adolescente integra un grupo de voluntarios que hacen apoyo escolar a
chicos con dificultades de aprendizaje, el grupo esperará de cada uno de sus miembros que
se prepare para enseñar, que ponga entusiasmo, que tenga conocimientos adecuados para
ayudar a otros. Y si alguien quiere pertenecer a ese grupo debe comprender qué valoran
sus integrantes.
Entonces podríamos decir que el riesgo se opone al cuidado.
¿Cómo está visto aquel que valora el cuidado? Muchas veces está denigrado, burlado. Aquel
que quiere divertirse pero se impone un límite cuando ve el peligro está muchas veces mal
visto.
Cuidarse es quererse, pero la pregunta es por qué aquel que hace alguna referencia al
cuidado tiene temor de parecer ridículo, de que se burlen de él.
ü Cuidarse no es aburrirse.
ü Cuidarse no es dejar de hacer lo que te gusta.
ü Cuidarse no es evitar el placer.
ü Es aprender a integrar diversión con cuidado, placer con cuidado.
Ya hemos hablado que para ser parte de un grupo tenés que ceder algunas cosas,
adaptarte a él. Para compartir gustos con amigos es necesario que se produzcan mutuas
adaptaciones.
Pero si alguien se llama tu amigo, tenés que saber que no debería obligarte ni presionarte
a hacer lo que vos no querés, o presionarte a ponerte en riesgo.
Es sabido que en esta etapa los amigos pasan a ser muchas veces casi más importantes que
la familia. Pero cada uno de nosotros es valioso.
Y no debería aceptar quedarse en un entorno que le ofrece como condición hacer algo que
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va en contra de la propia y libre decisión y del propio bienestar.
Elegir cuidarse es ejercer plenamente el derecho a la diversión, al placer, al encuentro con
otros, al crecimiento personal, a la búsqueda de nuevas experiencias de vida, es hacer que
la adrenalina fluya pero manejándola uno mismo y no siendo manejado.
Es bueno aclarar que cuestionarnos ese riesgo "sin sentido", ese poner hasta la vida en
juego por nada que valga la pena. Es bien distinto a asumir riesgos cuando uno se lanza a
un nuevo proyecto de vida, asume desafíos, no se queda quieto y busca nuevas
alternativas, entonces asume riegos.
Esos riesgos son la vida misma y son lo que le dan sentido a no quedarse quieto y a seguir
abriendo caminos.
Se trata entonces de buscar ser reconocido y amado sin volverse enemigo de uno mismo.
Citando a Erich Fromm:3
"Volverse enemigo de uno mismo estropea la posibilidad de ser amado y respetado por el
resto de sus compañeros humanos con toda la libertad para tomar la vida en serio es una
acto responsable."
"El tipo responsable es conciente de lo real de su libertad real tanto como auténtico como
verdadera responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo me va
definiendo me va inventando."
Entonces estamos hablando de una concepción ética en la formación de la subjetividad
orientada a mejorar las capacidades de elegir y de tomar decisiones justas y orientadas
hacia las mejores condiciones de vida.
Sabemos que las personas somos "seres de carencias", necesitamos de los otros y de lo que
el entorno puede ofrecernos, e intentamos tomarlo mediante la fuerza o el intercambio.
En sociedades democráticas nos hemos convencido de que el intercambio y la cooperación
son más inteligentes que la fuerza bruta porque hasta el más débil te puede quitar la vida.
Por eso muchas veces contemplamos nuestras relaciones sociales desde el cálculo de lo
que podemos obtener de ellas y qué debernos ofrecer a cambio. ¿Qué ocurre con los que
no tienen nada que ofrecer a cambio? ¿Qué ocurre con los pobres, en un mundo que ha ido
desarrollando aversión a los pobres, al que no tiene nada que ofrecer?
Es un excluido; el que siente que no tiene nada que ofrecer a cambio porque no entra en el
sistema social del intercambio infinito queda fuera por definición y, en el mejor de los
casos, se transforma en objeto de beneficencia pero no de reconocimiento en su dignidad.
Muchas veces es al excluido al que más difícil le resulta construirse en una cultura del
cuidado, nada tiene valor, nada tiene sentido, la vida misma parece tener poco valor y
sentido.
¿Cómo poner en consonancia el principio del intercambio con el de dignidad? Se trata de
reconocer que las personas son dignas de respeto y que toda persona es valiosa, y que toda
vida es valiosa.
Cuidado es entonces inclusión, buscar, encontrar, construir sentido.
Se trata de empoderamiento. Asumir el poder de apropiarse de la vida de sí mismos,
promover que cada uno escriba su propia historia, ser protagonista de su propia historia y
evitar que la misma sea arrebatada por otros.
3
Erich Fromm, psicoanalista nacido en Frankfurt, Alemania, vivió en México y se dedicó a la difusión,
enseñanza y práctica del psicoanálisis.
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