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Hego Berria 131 Octubre 2022
1.
2. CRÓNICA DEL VIAJE DE JOSÉ LUIS
ORMIJANA A KATANGA EN 2022
José Luis Ormijana
Sacerdote misionero diocesano de Gipuzkoa.
Durante mucho tiempo en la provincia de Katanga.
A día de hoy sigue realizando un viaje anual para visitarles.
He vuelto al Congo este año, a la región de Katanga, a nuestra querida
misión de Bunkeya, de tantos recuerdos y vivencias para nosotros. Voy todos
los años un par de meses, no para inspeccionar y menos aún de turista, sino
para colaborar en los trabajos de la Parroquia, casi tan grande como todo
Euskadi, con multitud de pueblos, algunos perdidos en las montañas, otros
junto a los lagos y ríos, unos con resonancias
históricas en el país, otros de los que nadie
se acuerda. En otros tiempos hemos
colaborado, desde la Parroquia de San José
en Donosti, con Misiones Diocesanas en
proyectos de mantenimiento de las escuelas,
del edificio de la misión y de la iglesia
parroquial (San Andrés). Hemos ayudado a la
construcción y mantenimiento de pequeñas
farmacias y centros de salud en varios
pueblecitos. Ahora ya no llevo grandes
proyectos, mi trabajo es visitar a la gente en
sus casas, en la calle, en el mercado, en los
campos, estar y hablar con unos y con otros. Ayudar en pequeñas cosas que
suelen pasar desapercibidas en los grandes proyectos: una casita que
amenaza ruina, un anciano que no puede pagar el Hospital, la escuela de unos
niños… Casi todo el mundo me conoce y me siento allí como en casa. Los
sacerdotes (africanos) de la Parroquia, las Hermanas Carmelitas y la gente en
general me reciben con los brazos abiertos y estoy muy a gusto.
Este año no han faltado momentos de tensión. Una noche hubo tiros y gritos
en el pueblo. Unos bandidos procedentes de la ciudad vinieron a robar. Se llevaron
unas cuantas cabras y unos sacos de maíz, que es la base de la alimentación. Todo
eso produce miedo y preocupación. Otro día un motorista de otro pueblo, se llevaba
dos niños pequeños robados a sus madres. De nuevo gritos, peleas, y miedo.
Afortunadamente el motorista se cayó de la moto y los niños pudieron escaparse,
los recogió la gente que seguía a la moto, que se escapó.
Siempre hay también preocupaciones y alegrías. Entre las primeras, la
situación de las Escuelas. El Gobierno ha declarado la gratuidad de la
enseñanza primaria, pero si nadie paga a los maestros, ¿de qué viven? El
Gobierno se acuerda de ellos de vez en cuando y además el salario es muy
bajo. Han organizado el pago mensual por parte de los padres, pero algunos no
pueden pagar esa pequeña cantidad. No hay dinero. Muchos días me
encontraba con unos cuantos niños y niñas, expulsados de la Escuela por no
pagar la mensualidad correspondiente. Ahí han ido gran parte de las ayudas
recibidas aquí.
3. Otra preocupación es el deterioro del medio ambiente. Plásticos y
basuras acumuladas por todas partes. He organizado varias patrullas para la
limpieza del pueblo. La deforestación galopante… El cambio climático también
se nota: más calor, lluvias tardías y cortas, que ponen en peligro el alimento de
cada familia.
La mentalidad de algunas personas no ha cambiado mucho en estos
años. Es más fácil pedir que hacer esfuerzos. El miedo a los espíritus, la
obediencia ciega al jefe del pueblo, la pasividad resignada…
Por eso, cuando se ven ejemplos de esfuerzo, de iniciativas para los
cultivos, la construcción de casas, el mercado del pueblo y otras cosas, se
alegra uno mucho, y ayuda lo que puede.
Muchos días me tocó celebrar la misa en el pueblo. La misa es a las 6
de la mañana. Al llegar a la iglesia no se ve nada, no ha amanecido y la
oscuridad es total. Las cuatro velas del altar no iluminan nada pero se oyen las
voces de los cristianos. Al finalizar la misa
ha salido el sol, y no es porque la misa
sea muy larga. En esas regiones tan
cercanas al ecuador, no hay auroras
largas y crepúsculos tranquilos, en unos
minutos se pasa de la oscuridad a la luz
del sol y lo mismo, pero al revés, hacia las
6 de la tarde. Descubro en la iglesia unos
veinte niños y niñas, varios maestros y
enfermeros, algunos padres y madres,
unas 80 personas. Siempre me pregunto
cómo han llegado allí en medio de la
oscuridad, a veces mojados por la lluvia.
Allí están. Es emocionante.
Y también es fuente de alegría ver que algunas personas, rompiendo
todos los esquemas tribales, saben practicar la caridad cristiana: la ayuda a los
ancianos, traerles agua y leña, trabajar en sus campos, visitar a los enfermos.
Preparar con ilusión la liturgia del domingo. La comunidad cristiana está viva.
Muchas cosas más. El campeonato de fútbol que organizo cada año.
Las conversaciones con los universitarios sobre el futuro del país, las reuniones
semanales con los cristianos de cada barrio. En fin, esto es África, profunda y
misteriosa, grande y acogedora, sembrada por la Palabra de Dios que va
dando sus frutos.
4. MI EXPERIENCIA EN LA R.D. DEL CONGO.
IMPRESIONES GENERALES.
MIKEL ROBLEDO LÓPEZ
Durante el pasado mes de julio, la Fundación Amigos de Mufunga (FAM) me dio la
oportunidad de conocer los proyectos que apoya desde aquí en la República
Democrática del Congo. Para ello, durante algo más de dos semanas nos
desplazamos, tras un largo viaje, hasta la provincia de Alto Katanga, situada en la
parte más al sureste del país africano.
Hace años me propusieron la posibilidad de acompañarles en alguno de sus viajes y
no me lo tuve que pensar mucho para decidir mi respuesta, porque siempre había
tenido la inquietud de conocer de primera mano todo lo que hemos oído desde aquí
tantas veces, lugares, proyectos y personas. Sin embargo, cada vez que se
presentaba la oportunidad para realizar dicha expedición, surgía algún tipo de
impedimento. El último fue la aparición de la pandemia del coronavirus que ha
retrasado la visita hasta el pasado verano.
A medida que se iba confirmando
el viaje y se iban dando pasos en
esa dirección (compra de billetes
de avión, visados, vacunaciones,
programación...) mi emoción iba
en aumento. Y ahora, tiempo
después, debo reconocer que
era un sentimiento justificado,
porque lo vivido durante esos
días fue una experiencia intensa.
Durante el viaje conocí muchos lugares y personas que resultan difícil resumir en
estas líneas. Sin embargo, había un elemento común en todos; alegría y
agradecimiento. Por una parte, la alegría con la que viven, a pesar de tener unos
recursos limitados. La alegría de la comunidad y de la familia. Y por otro lado, el
agradecimiento hacia nosotros por la ayuda que les prestamos en forma de becas,
materiales, medicinas, etc.
La ruta que realizamos partió de la
capital de la provincia de Alto
Katanga, Lubumbashi, hacia
Panda-Likasi, ciudad minera por
excelencia. Posteriormente, y
antes de llegar a Mufunga, hicimos
una parada en Bunkeya. Una vez
llegados a Mufunga, a lo largo de
tres días, conocimos los proyectos
que la fundación está apoyando,
5. gracias a la contraparte Association Amis de Mufunga. Al regreso, y antes de
descansar en Bunkeya y conocer su hospital, disfrutamos de la fuerza de la
naturaleza en las cataratas de Kiubo. Después de Bunkeya, hicimos escala en
Panda-Likasi durante varios días para conocer en profundidad todos los proyectos
que lleva a cabo el misionero vasco Xabier Goikouria. Para terminar el recorrido,
volvimos a Lubumbashi para tener más reuniones y conocer varios proyectos de
infancia y juventud. En esta ocasión, y por primera vez, no tuvimos tiempo de poder
realizar la visita a Kansenia.
LUBUMBASHI > LIKASI >
BUNKEYA > MUFUNGA >
KIUBO > BUNKEYA >
LIKASI > LUBUMBASHI
Hay que reconocer que, desde hace
muchos años, con la labor de los
misioneros vascos en un primer momento
y con la ayuda de la Fundación Amigos
de Mufunga posteriormente, se ha
ayudado a mejorar la calidad de vida de
la población de aquel rincón olvidado del
mundo. Y se nota.
Por último y a modo de conclusión, me gustaría transmitir dos ideas que resonaron
durante todo el viaje y que las personas con las que nos reuníamos nos repetían
“perpetuar la filosofía de Tata Luis Mari (Gerrikagoitia) de construir personas”
y que “el trabajo es el amor hecho visible”. Pero sin duda, la mejor experiencia
de todo el viaje fueron las personas y la acogida que nos ofrecieron de principio
a fin.
¡Hasta la próxima Mufunga!
6. MEMORÁNDUM DEL COMITÉ LOCAL DE FAMS
En esta fecha, nueve de julio de dos mil veintidós, el comité local de base de la Fundación
Amigos de Mufunga, acrónimo FAMS, tiene el profundo placer de dar la bienvenida a la
Fundación de Bilbao. Como nuestro socio directo, en nombre de todo el comité, le damos la
bienvenida.
Para ello, aprovechamos para ofrecerle nuestro más sincero agradecimiento por muchas
cosas y en particular:
· A pesar de sus muchas ocupaciones, se han sacrificado para venir a visitarnos aquí en
Mufunga-Sampwe. Le damos las gracias a Dios porque es bueno y os ha cuidado a lo
largo de vuestro viaje.
· Gracias a las becas otorgadas, la fundación está dando lugar, año tras año, a
profesionales universitarios, quienes a su vez podrán ayudar en su momento a la
financiación de la Fundación de los Amigos de Mufunga, en caso de que sean
personas de buena voluntad.
· Por el mantenimiento y la rehabilitación del tramo de 32 km. que une a Mukana con
Mufunga-Sampwe, ya que sin ese apoyo nuestro pueblo se encontraría entre los más
marginados del territorio.
· Y por los diversos artículos que salen de las cajas que incesantemente prestan un muy
buen servicio a la población pobre de esta región.
Os agradecemos sinceramente todos estos trabajos de larga duración que siempre
encuentran un lugar importante en vuestra agenda anual, y sin olvidar a todos los
benefactores de Bilbao que nos llevan permanentemente en sus corazones llenos de amor.
Que el Dios misericordioso bendiga vuestros esfuerzos, proyectos y sobre todo vuestros
repetidos actos de generosidad.
Para ello, como habitantes de la RDC, un país
potencialmente rico en subsuelo, pero donde la mayor
parte de la población no se encuentra económicamente
bien. Así es como el comité ya habíamos puesto en
marcha un proyecto tras una larga y firme reflexión que
nos abre horizontes hacia otro proyecto, el de un
aserradero mecanizado. A pesar de los esfuerzos
realizados, todavía no podemos recaudar una cantidad
adicional para la realización de nuestro proyecto.
Por eso les pedimos a ustedes, nuestros socios, que
nos echen una mano en la medida de lo posible.
En esta misma ocasión, no podemos mostrarnos indiferentes ante la pesada responsabilidad
del presidente nacional TIMOTHÉE, fundador y coordinador de todos los trabajos que le
encomienda el comité de Bilbao. Nuestro más sincero agradecimiento a él por su honestidad,
transparencia, lealtad y espíritu de colaboración.
Para concluir, todos les deseamos una agradable estancia con nosotros.
En Mufunga-Sampwe, el 07/09/2022.
Comité local de base:
1. Presidente: KABUNDA MULEYA, Serge.
2. Vicepresidente: POTA KALENGA, Alexi.
3. Tesorero: KYALABA WA KYALABA, Elie.
4. Secretario: KILUBA WITUTENE, Vital.
5. Trabajadora social: MULENDE, Pascaline.
Traducción del informe del Comité Local de Mufunga-Sampwe de la
Association Amis de Mufunga entregado durante el viaje de julio de 2022.
7. COMUNICACIÓN DE XABIER GOICOURIA.
OCTUBRE DE 2022
Querida familia:
Todavía no tengo el billete. Hace cinco días que le escribí al urólogo pero
no da señales de vida. Las camisetas y las gorras han desaparecido de
inmediato. Las repartí entre los trabajadores del Centro y todos se visten estos
días con las gorras que les han llegado. También yo las utilizo para evitar esas
postillas en la cabeza.
Llevaré mi ordenador para que Mari Carmen intente poner el antivirus que
me está causando bastantes quebraderos de cabeza y ver si es necesario
comprar un modelo más reciente que nos facilite la comunicación.
En este momento tenemos un pequeño problema en casa. Se ha muerto
un matrimonio dejando a seis hijos pequeños de los que nadie se quiere
hacerse cargo y los “heredó” un tío, que no sé si es normal del todo, porque no
les da de comer y al pequeño, que puede tener como un año le ha debido de dar
una patada o dejarle caer para que se vaya al otro mundo, lo cierto es que unas
mujeres le trajeron al hospital de casa y le han puesto una escayola porque tenía
la pierna rota. Se le ve que pasa hambre, con los ojos desencajados, con unos
brazos que no son más gruesos que mi dedo meñique.
La monja, los quiere traer a todos a casa y yo no me opongo, pero antes la
pido que lleve al “tío” ante la policía y le metan una buena multa o le encierren
una temporada en la cárcel, por abandono de la familia. Nosotros no conocíamos
al tío, pero parece que los críos se buscan la vida por su cuenta y se juntan para
dormir.
Una hermana de unos 10 años es la que se encarga de cuidar al pequeño.
Por el momento, la madre de nuestros sobrinos es la que se encarga de darles
de comer. Al final, ya sé que los tendremos que acoger a todos, porque no se
pueden quedar en la calle, pero es una situación que te pone “larri” y casi te dan
ganas de llorar.
Un abrazo, Xabier.