2. La mortificación es la
renuncia a la gratificación
inmediata, buscando
objetivos más importantes.
3. Vivimos en una época donde el reto de la virtud
de la mortificación es cada vez mayor.
La mortificación está en contra de la búsqueda
constante y sin restricciones de los bienes
materiales y del confort. Está contra el buscar
únicamente lo que me gusta en el aquí y ahora.
4. San Vicente de Paul, por delante
de su tiempo, reconoció la
mortificación como una
poderosa herramienta para la
santidad. Insistió en la
necesidad de la mortificación, y
la cuenta como una de las cinco
grandes virtudes vicencianas.
5. La mortificación no significa no tener las
comodidades básicas, que son derechos
naturales e inalienables de los individuos.
Lo que significa es que somos personas
auto-disciplinadas —personas
moderadas— que son testigos vivos de las
verdades del Evangelio.
6. En palabras sucintas, san Pablo lo expresa así:
«Todo me es lícito»; mas no todo me
conviene. «Todo me es lícito»; mas ¡no me
dejaré dominar por nada! (1 Cor 6, 12)
La virtud de la mortificación es la solución a
este dilema humano. La mortificación nos
dice que no toda pasión debe ser expresada.
7. La mortificación me dice: Sé libre desde la
comodidad de su casa, con el fin de
experimentar el "malestar" de la misión.
ME dice: sé libre de la gente rica, de dulces
maneras y muchas relaciones, con el fin de
experimentar el olor corporal a menudo
repulsiva de los pobres, los enfermos, los
presos y los enfermos de VIH/SIDA.
8. La mortificación me dice: La complacencia
en comidas y bebidas exquisitas no es mi
prioridad —hoy voy a reservar un tiempo
para la oración y el ayuno.
La mortificación me dice: La sexualidad es
un regalo de Dios, y no debe de ser mal
utilizada.
9. La mortificación me dice: Sé libre... deja de
lado tu tendencia natural a “tenerlo todo a tu
manera”.
La mortificación me dice: opta por volar en
clase económica, en lugar de primera clase,
a pesar de que te lo puedas permitir, y hazlo
en solidaridad con los pobres.
10. La mortificación me dice: Abandona
“beneficios” o ventajas en el ministerio
parroquial, si quieres construir una verdadera
comunidad cristiana participativa.
La mortificación me dice: Como capellán de la
prisión, voy a soportar la naturaleza, a veces
ingrata, de los prisioneros oprimidos.
11. La mortificación me dice: puedes soportar la
naturaleza poco higiénica del entorno de
.
(Rellena el espacio en blanco, de acuerdo a
tu vocación: trabajar en un país muy
difícil, una visita domiciliaria, visita a los
enfermos, servicio a ancianos, encuentro
con una persona sin hogar... etc.)
12. La mortificación versa
sobre la toma de decisiones
y la meta de nuestras
elecciones. En el contexto
vicenciano, las elecciones
se realizan en solidaridad
con y para los pobres.
13. De hecho, la mortificación tiene como objetivo
la caridad. (Lc 21, 1-4, La ofrenda de la
viuda):
Alzando la mirada, vio a unos ricos que echaban
sus donativos en el arca del Tesoro; vio también
a una viuda pobre que echaba allí dos
moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta
viuda pobre ha echado más que todos. Porque
todos éstos han echado como donativo de lo que
les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que
necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.»
14. La mortificación es siempre para el bien de
algo o alguien más. Renunciamos a cosas
buenas, no porque pensemos que son
malas: reconocemos que son buenas,
incluso cuando renunciamos a ellas porque
deseamos algo mejor.
15. La enseñanza de San Vicente sobre la mortificación está
contenida en su correspondencia. San Vicente animó a
realizar actos que implicaban la negación de los sentidos: la
vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído; y también de los
sentidos interiores: el entendimiento, la memoria y la
voluntad.
Los ejemplos más comunes serían la oración en silencio y
el ayuno. Otro: dejar de lado el deseo desordenado de
querer saber todas las cosas. En las Reglas comunes de la
Congregación de la Misión, incluso aconseja renunciar al
amor desmesurado hacia los familiares y los padres. (RC
II, 9)
16. San Vicente hizo hincapié en
que la práctica de la
mortificación es una
disciplina que busca el
desprendimiento de las cosas
que perturban una relación
sana y personal con Dios.
17. La idea de San Vicente sobre la mortificación se
basa en nuestra condición de discípulos de Cristo:
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo y tome su cruz de cada día" (Lc 9, 23)
La auténtica espiritualidad es aquella que hunde sus
raíces, vivida y centrada en la persona de Jesús. La
necesidad de abrazar la virtud de la mortificación
radica en el hecho de que Jesús mismo la puso
como condición para el discipulado.
18. De forma similar, san Pablo añade: “Si
vivís según la carne, moriréis. Pero si con
el Espíritu hacéis morir las obras del
cuerpo, viviréis.” (Rom 8, 13)
19. ¿Cuál es la recompensa por mortificarnos, a ejemplo de
Nuestro Señor? Cuando somos obedientes a Dios,
sentimos satisfacción, seguridad en Dios, y somos más
capaces de salir y construir una comunidad armoniosa
de amor fraterno. La mortificación ayuda —a los
agentes pastorales, misioneros, a cualquier persona que
sirve a los pobres— a permanecer firmes e impávidos
en medio de las dificultades. La desobediencia a Dios
trae problemas, mientras que la obediencia trae
bendición.
20. “Señores, mantengamos este ejemplo ante
nuestros ojos. No perdamos nunca de vista la
mortificación de nuestro Señor, viendo que,
para seguirlo, estamos obligados a
mortificarnos, a su ejemplo. Modelemos
nuestros afectos según los Suyos, para que sus
huellas sean la guía de las nuestras, en el
camino de la perfección. Los santos son santos
porque anduvieron en Sus pisadas,
renunciando a sí mismos y mortificándose en
todas las cosas ".
(San Vicente, XII, 227)
21. Fuente: Adaptado de Vincentiana,
Julio-Diciembre de 2005
La Virtud de la Mortificación
por Michael Ngoka, C.M.
Vice-Visitador de Nigeria
famvin.org