El documento describe el terremoto y maremoto de 1755 que afectó a Lisboa y la costa atlántica de Andalucía. En Cádiz, las aguas avanzaban violentamente por las calles y la gente pedía ayuda celestial. Ante las súplicas, varias iglesias sacaron imágenes religiosas para calmar las aguas, incluyendo la Virgen de la Palma. Según la leyenda, cuando la procesión con la Virgen llegó al mar, este se detuvo y retrocedió, salvando a Cádiz.