2. El Papa Juan Pablo II nos dijo: El Rosario de
la Virgen María, difundido gradualmente en
el segundo Milenio bajo el soplo del Espíritu
de Dios, es una oración apreciada por
numerosos Santos y fomentada por el
Magisterio de la Iglesia. En su sencillez y
profundidad, sigue siendo también en este
tercer Milenio apenas iniciado una oración
de gran significado, destinada a producir
frutos de santidad. Se ubica bien en el
camino espiritual de un cristianismo que,
después de dos mil años, no ha perdido
nada de la novedad de los orígenes, y se
siente empujado por el Espíritu de Dios a
«remar mar adentro» (duc in altum!), para
anunciar, más aún, “proclamar” a Cristo al
mundo como Señor y Salvador, «el Camino,
la Verdad y la Vida» (Jn14, 6), el «fin de la
historia humana, el punto en el que
convergen los deseos de la historia y de la
civilización».
3. ORIGEN E HISTORIA DE ESTA DEVOCIÓN:
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que
representaban a sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra
“rosario” significa "corona de rosas".
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos,
marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de
coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro
de Dios.
Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un
salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David,
pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables
gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las
personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que
aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en
quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados
de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar.
Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el
sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor
arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
4.
5. ¿CUÁNDO SE INSTITUYÓ FORMALMENTE ESTA FIESTA?
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos
vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía
peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la
Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En
Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de repente se levantó y anunció que la
flota cristiana había sido victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días
más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano.
Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del
Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había
ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos
dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios.
Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por María, ya que fue por ella que nos
llegó la salvación.
Todo cristiano debe rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del
empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas
favorecen la concentración de la mente y el acercamiento a Dios.
6. ORACIONES EN EL SANTO ROSARIO:
EL TEXTO BÍBLICO.- Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditación,
es útil que al enunciado del misterio siga la proclamación del pasaje bíblico correspondiente,
que puede ser más o menos largo según las circunstancias. En efecto, otras palabras nunca
tienen la eficacia de la palabra inspirada. Ésta debe ser escuchada con la certeza de que es
Palabra de Dios, pronunciada para hoy y «para mí».
EL SILENCIO.- La escucha y la meditación se alimentan del silencio. Es conveniente que,
después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes
de iniciar la oración vocal, para fijar la atención sobre el misterio meditado. El
redescubrimiento del valor del silencio es uno de los secretos para la práctica de la
contemplación y la meditación. Uno de los límites de una sociedad tan condicionada por la
tecnología y los medios de comunicación social es que el silencio se hace cada vez más
difícil. Así como en la Liturgia se recomienda que haya momentos de silencio, en el rezo del
Rosario es también oportuno hacer una breve pausa después de escuchar la Palabra de
Dios, concentrando el espíritu en el contenido de un determinado misterio.
EL PADRE NUESTRO.- Después de haber escuchado la Palabra y centrado la atención en
el misterio, es natural que el ánimo se eleve hacia el Padre. Jesús, en cada uno de sus
misterios, nos lleva siempre al Padre, al cual Él se dirige continuamente, porque descansa
en su 'seno' (cf Jn 1, 18). Él nos quiere introducir en la intimidad del Padre para que digamos
con Él: «¡Abbá, Padre!» (Rm 8, 15; Ga 4, 6). En esta relación con el Padre nos hace hermanos
suyos y entre nosotros, comunicándonos el Espíritu, que es a la vez suyo y del Padre. El
«Padrenuestro», puesto como fundamento de la meditación cristológico-mariana que se
desarrolla mediante la repetición del Ave Maria, hace que la meditación del misterio, aun
cuando se tenga en soledad, sea una experiencia eclesial.
7. EL AVE MARÍA.- Repetir en el Rosario el Ave María
nos acerca a la complacencia de Dios: es júbilo,
asombro, reconocimiento del milagro más grande
de la historia. Es el cumplimiento de la profecía de
María: «Desde ahora todas las generaciones me
llamarán bienaventurada» (Lc1, 48).
EL GLORIA.- La presencia trinitaria es la
meta de la contemplación cristiana. En
efecto, Cristo es el camino que nos conduce
al Padre en el Espíritu. Si recorremos este
camino hasta el final, nos encontramos
continuamente ante el misterio de las tres
Personas divinas que se han de alabar,
adorar y agradecer. Es importante que el
Gloria, culmen de la contemplación, sea
bien resaltado en el Rosario.
8. LA JACULATORIA FINAL.- Habitualmente, en el rezo del Rosario,
después de la doxología trinitaria sigue una jaculatoria, que varía según
las costumbres. Sin quitar valor a tales invocaciones, parece oportuno
señalar que la contemplación de los misterios puede expresar mejor toda
su fecundidad si se procura que cada misterio concluya con una oración
dirigida a alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio. De
este modo, el Rosario puede expresar con mayor eficacia su relación con
la vida cristiana.
LA JACULATORIA FINAL.- Habitualmente, en el rezo del Rosario, después
de la doxología trinitaria sigue una jaculatoria, que varía según las
costumbres. Sin quitar valor a tales invocaciones, parece oportuno señalar
que la contemplación de los misterios puede expresar mejor toda su
fecundidad si se procura que cada misterio concluya con una oración
dirigida a alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio. De este
modo, el Rosario puede expresar con mayor eficacia su relación con la vida
cristiana.
Jaculatoria: “ Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del
infierno y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan
más de tu misericordia.”
Cuando se ha concluido el quinto misterio el Rosario suele terminarse con el
rezo del Salve Reina.
9. LOS MISTERIOS DEL ROSARIO:
MISTERIOS GOZOSOS : LUNES Y SÁBADO
1. La Anunciación del ángel a la Virgen. (Lc 1,26-38 ; Mt 1,18-25)
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. (Lc 1,39-55)
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. (Mt 2,1-12 ; Lc 2,1-20)
4. La Presentación del niño Jesús en el templo. (Lc 2, 22-38)
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo. (Lc 2,40-51)
MISTERIOS DOLOROSOS : MARTES Y VIERNES
1. La Oración de Jesús en el huerto. (Mateo 26,36-50;
Marcos 14,32-46; Lucas 22,39-48; Juan 18,1-8)
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. (Mateo 27,26;
Marcos 15,15; Juan 19,1)
3. La coronación de espinas. (Mateo 27,27-30; Marcos
15,16-20; Juan 18.7; Juan 19,2-15)
4. Jesucristo es cargado con la Cruz. (Mateo 27,31-33;
Marcos 15,20-22; Lucas 23,26-32; Juan 19,16-17)
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. (Mateo 27, 34-
61; Marcos 15, 23-47; Lucas 23, 33-56; Juan 19,18-42)
10. MISTERIOS GLORIOSOS : MIÉRCOLES Y
DOMINGOS
1. La Resurrección de Jesucristo. (Mateo 28,1-15; Marcos
16,1-18; Lucas 24,1-12; Juan 20,1-28)
2. La Ascensión del Señor a los Cielos. (Lucas 24,39-53;
Marcos 16,19-20)
3. La venida del Espíritu Santo. (Hechos 1,14; 2,47)
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. (Apocalipsis
2,11)
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos.
(Apocalipsis 12,1)
MISTERIOS LUMINOSOS: JUEVES.
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán . (Mateo, 3,13-17)
2. Las bodas de Caná; (Juan 2,1-12)
3. El anuncio del Reino de Dios (Marcos 1,15)
4. La Transfiguración. (Lucas 9, 28-36)
5. La Institución de la Eucaristía, expresión
sacramental del misterio pascual. ( Jn13, 1).
11. ENLACES EN INTERNET
El Rosario interactivo
http://www.oblatos.com/dematovelle/index2.php?
option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=83
www.oracionmundial.org
http://www.tlig.org/sp/sprosary.html
http://www.aciprensa.com/Rosario/