14. Un arma es una herramienta de agresión útil para la caza y la autodefensa, cuando se
usa contra animales, y puede ser utilizada contra seres humanos en tareas de ataque,
defensa y destrucción de fuerzas o instalaciones enemigas, o simplemente como una
efectiva amenaza. Un arma es por tanto un dispositivo que amplía la dirección y la
magnitud de una fuerza.1 Según otra interpretación, podrían definirse como los
dispositivos más sencillos que utilizan ventajas mecánicas para multiplicar una
fuerza.2 En ataque, las armas pueden ser utilizadas como un instrumento de coacción,
por contacto directo o mediante uso de proyectiles. Estas herramientas, por tanto, van
desde algo tan sencillo como un palo afilado a un complejo aglomerado de
tecnologías, como un misil balístico intercontinental. En sentido metafórico, cualquier
cosa capaz de causar un daño puede ser entendido como arma, y en este sentido se
interpreta el desarrollo de la guerra psicológica durante las guerras del siglo
XX. [cita requerida] Más recientemente, se han diseñado armas no letales, diseñadas para
ser utilizadas por grupos paramilitares, fuerzas de seguridad o incluso tropas en
combate, y cuyo objetivo es provocar daños suficientes para neutralizar a un
adversario sin causarle la muerte y minimizando su impacto sobre el medio
ambiente.3 En la práctica, se entiende que cualquier elemento capaz de dañar podría
ser considerado un arma, (aun cuando si ésta no fuera su principal función),
dependiendo de las circunstancias y fines con que se las utilice. Criterio similar es
utilizado en la Ciencia del Derecho, donde elpuño, pese a no ser su función inmediata
la de dañar, puede llegar a ser considerado un arma
15. La guerra es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más
grupos humanos. Es quizá una de las más antiguas de todas las relaciones
internacionales, aunque se convierte en un fenómeno particular con el
comienzo de las civilizaciones. Supone el enfrentamiento organizado de
grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales
o humanos, o el desarme, sometimiento y, en su caso, destrucción del
enemigo, y se producen por múltiples causas, entre las que suelen estar el
mantenimiento o el cambio de relaciones de poder, dirimir
disputas económicas y/o territoriales.
En Ciencia Política y Relaciones Internacionales, la guerra es un
instrumento político, al servicio de un Estado u otra organización con fines
políticos.
Según Richard Holmes, la guerra es una experiencia universal que
comparten todos los países y todas las culturas.1 Según Sun Tzu,"La guerra
es el mayor conflicto de Estado, la base de la vida y la muerte, el Tao de la
supervivencia y la extinción. Por lo tanto, es imperativo estudiarla
profundamente".2 Según Karl von Clausewitz, la guerra es "la continuación
de la política por otros medios
17. Ya no sabemos lo que es ser persona
religiosa, y así estamos desde hace un
tiempo... Durante los últimos dos siglos, las
personas sensatas y juiciosas de Occidente
han criticado nuestras religiones y nuestras
convicciones religiosas por carecer, a su
juicio, de suficiente enjundia, sustancia y
fuerza. Actualmente, tales religiones exigen
poco al individuo y - lo que constituye, a mi
modo de ver, una perspectiva acertada- desempeñan un exiguo papel
en nuestra vida política. Como la familia real inglesa, suelen mostrar
incluso ribetes cómicos y recordarnos ideales y modelos teñidos de
un autoritarismo que ya no reverenciamos. No obstante, los
verdaderos creyentes, en la lógica de la sumisión y obediencia a sus
ideales políticos y morales, y a los absolutos designios de Dios, nos
aterrorizan en estos momentos hasta el punto de tornarse
incomprensibles a nuestras mentes. Así las cosas, cabrá convenir en
que esta fe representa para nosotros un peligro y, ciertamente, no nos
complace pensar que podamos compartirla en mayor o menor
medida. Más bien, y ante su singular desafío, a nuestro progresismo y
amplitud de miras puede costarle trabajo metamorfosearse para poder
plantear una postura de oposición coherente y, en definitiva, puede
costarnos un esfuerzo ímprobo sopesar adecuadamente el precio que
podríamos tener que pagar por ello... La verdad es que tampoco
podemos imaginarnos siquiera lo que es arder de indignación, presa
del sentimiento de injusticia y opresión, perpetrar actos nacidos de
este impulso, sacrificar nuestras vidas en aras de una causa,
hallarnos tan desesperados y resueltos a alcanzar nuestro objetivo.
Pensamos que tales actos son locos e insensatos, indiscriminados y
criminales, más que atribuibles a un intercambio claro y evidente de
violencia recíproca