se describe como el nuevo paradigma energético global, basado en las energías limpias y renovables, se están imponiendo por encima de del viejo esquema energético fósil. Y se comienza a evidenciar como la demanda de petróleo y carbón declina, frente a una tenaz inversión en soluciones renovables, con el propósito firme de revertir los efectos del calentamiento global, cumpliendo con el ODS 7 Y 13 de la ONU, y el acuerdo de Paris en la COP21 en 2015 suscrito por más de 200 países.
Inteligencia estrategica en la solucion del problema de desechos solidos en C...
Nuevo paradigma energetico global
1. NUEVO PARADIGMA ENERGETICO GLOBAL. El ocaso de la era de los
combustibles fósiles
P. Gioveni @kaiser0860
25/07/2018
https://www.dropbox.com/s/tc8c77u7yq3gt13/NUEVO%20PARADIGMA
%20ENERGETICO%20GLOBAL.pdf?dl=0
La geopolítica económica global, siempre ha estado determinada en gran medida por el
mercado petrolero y sus derivados. De hecho, la economía de muchos países ha sido
altamente y en algunos casos, únicamente dependiente del petróleo. Es, y en el pasado, ha
sido, una de las industrias más prosperas y generadoras de crecimiento económico, bienestar
para estos países; incluso para algunos, el catalizador que ha impulsado la transformación y
diversificación de su economía. También ha sido, una de las principales causas de conflictos
bélicos, así como, sin duda, un medio de extorsión política, desde la mitad del siglo XX.
Sin embargo, el interés y compromiso de más de 180 países empeñados en revertir el viejo
esquema energético, demuestran, estar enfocados en difundir tecnologías de baja emisión de
carbono, y en generar y consumir más eficientemente la energía que producen. Impulsando el
ahorro y la eficiencia energética, llevando adelante políticas climáticas que puedan revertir la
tendencia actual del calentamiento global, que amenaza seriamente la estabilidad y
continuidad de la supervivencia sobre el planeta, Mediante el uso intensivo de tecnologías de
energía verdes.
Todo lo anterior viene ensamblándose desde hace más de 20 años. Desde el Protocolo de
KYOTO, hasta ahora que cobra mayor auge, y fuerza, con la celebración del acuerdo de Paris
en 2015, durante la COP 21 y ratificada unánimemente en Marrueco un año después, durante
2. la COP 22, por más de 250 países. Fecha que se convierte en un punto de inflexión y de no
retorno, para el cambio hacia las energías limpias, y las políticas climáticas globales.
Movimiento telúrico de las inversiones en energía verde, que de hecho ha iniciado con minar,
la demanda mundial de combustibles fósiles, y amenaza con reducirla sustancialmente.
Este escenario, sin lugar a dudas, provocará una irreversible crisis financiera en los próximos
años. Los países productores, que dependan solo de este rubro, tendrán que reinventarse,
haciendo de sus economías más diversificadas. No hacerlo, representara su colapso
económico. Tal es el caso de Venezuela. En años jamás diversificó su economía, aún teniendo
las ventajas comparativas para hacerlo. Ahora, desde el 2014, con la caída de los precios del
petróleo, aunado a la mala gestión de la industria, y a otros motivos políticos que no vienen al
caso exponer, se encuentra inmersa en una profunda crisis que la ubica en la peor economía
del mundo, incluso por debajo de Haití, o Sudán.
Esta nueva visión del mercado energético, va tomando forma cada vez más claro. En la medida
que el precio del crudo se vea penalizado por su propia huella ecológica generada, su precio
crecerá, a pesar de su descenso en la demanda global, de aquí hacia el 2050. Es inminente que
el impuesto a la producción y uso de los combustibles fósiles, a través del impuesto al carbono
generado, sea una realidad. Por esta razón se convertirá en una opción cada vez más
descartable y sustituible.
Es una ruta tecnológica ya en curso, que no tiene vuelta atrás. Más bien, en la medida que
dichas políticas, se tornen más vinculantes, severas e inflexibles, la perdida de mercado se hará
más evidente, con el objeto de alcanzar el objetivo de no sobrepasar los 2º C, de
calentamiento global.
El enfoque de cambio de paradigma, y la motivación superior, contemplado en los Objetivos
de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en el Objetivo 7 y 13, está orientado
principalmente en reducir las emisiones GEI, para el 2050, sustituyendo la generación de
energía de fuente fósil (en generación eléctrica, industria, calefacción/frio, y transporte), por
una matriz de generación de energía limpia, eficiencia energética, y diseños urbanos,
arquitectónicos y ciudades más inteligentes, más sostenibles.
3. Siempre se ha sabido que el petróleo es un recurso NO renovable. En algún momento se
agotaría. Tendría una duración finita; y se creía que llegaría su agotamiento antes de un
cambio de modelo energético.
Resulta que ahora, y con asombro, que los gobiernos y empresas privadas, están ya desde hace
años, abrazando a gran velocidad las energías renovables y la eficiencia energética. Un sector
que moverá sin duda alguna, entre 60 y 120 billones de dólares en las próximas dos décadas,
que impulsara el PIB de muchas naciones que incluso veían estancadas sus economías, antes
de éste enfoque estratégico. Prueba de ello, son los países Latinos Americanos, que desde
hace 5 años hacia acá, invierten de manera tenaz y sostenida en energías renovables. Esta
tendencia irreversible seguirá independientemente de las políticas climáticas y
medioambientales que se adopten, como motivación inicial, justo las acordadas en Paris en
2015.
4. Sin embargo, y muy lamentablemente para el Planeta, se espera un repunte en el incremento
de uso del petróleo de aquí al 2025. Pero a partir de éste momento, y hasta el 2050, caerá a
más de la mitad el volumen de negocios.
No todo son buenas noticias. Las emisiones mundiales de CO2 aumentaron en 2017 por
primera vez desde 2014.que por tres años consecutivos se mantuvieron estable sin crecer. La
AIE destaca que la demanda mundial de energía aumentó un 2,1% en 2017, más del doble que
la tasa del año anterior. El problema que más del 70% del crecimiento de la demanda mundial
de energía se cubrió con petróleo, gas natural y carbón, provocando el aumento de emisiones
de CO2 por primera vez desde 2014. Dicho aumento se ubicó en 1,4% más en 2017,
alcanzando un máximo histórico de 33 giga toneladas
Mientras que la mayoría de las principales economías vieron un aumento, otras como Estados
Unidos, el Reino Unido, México y Japón, experimentaron caídas. La mayor, provino de los
Estados Unidos, impulsada por un mayor despliegue de energías renovables.
Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, AIE.
“El crecimiento significativo en las emisiones mundiales de dióxido de carbono relacionadas con la
energía en 2017 nos dice que los esfuerzos actuales para combatir el cambio climático están lejos
de ser suficientes. Por ejemplo, ha habido una dramática desaceleración en la tasa de mejora en
la eficiencia energética mundial, ya que los responsables de la política han puesto menos énfasis en
esta área“.
– La demanda de petróleo creció un 1,6%, más del doble de la tasa anual promedio
observada en la última década, impulsada por el sector del impulsada por el sector del
transporte (en particular, una creciente proporción de SUV y camiones en las principales
economías), así como por el aumento de la demanda petroquímica.
– El consumo de gas natural creció un 3%, la mayor parte de todos los combustibles fósiles,
con solo China representa casi un tercio de este crecimiento, y los edificios y sectores
industriales contribuyen al 80% del aumento de la demanda mundial.
5. – La demanda de carbón aumentó alrededor del 1%, revirtiendo las caídas en los dos años
anteriores, impulsada por un aumento en la generación de electricidad a base de carbón,
principalmente en Asia.
Lo que si es buena noticia:
– Las energías renovables tuvieron la mayor tasa de crecimiento de cualquier combustible,
alcanzando un cuarto del crecimiento de la demanda mundial de energía, ya que la generación
de electricidad basada en energías renovables aumentó un 6,3%, impulsada por la expansión
de la energía eólica, solar e hidroeléctrica.
– La generación de electricidad aumentó en un 3.1%, significativamente más rápido que la
demanda total de energía, e India y China en conjunto representan el 70% del aumento global.
– Las mejoras de eficiencia energética se redujeron significativamente, con una mejora de la
intensidad energética global de solo 1.7% en 2017 comparado con 2.3% en promedio en los
últimos tres años, causado por una aparente desaceleración en la cobertura de políticas de
eficiencia y estrictas y menores precios de la energía.
– Los combustibles fósiles representaron el 81% de la demanda total de energía en 2017, un
nivel que se ha mantenido estable durante más de tres décadas.
Este año, se evidencia dos realidades: por un lado estamos presenciando una revolución
energética que impulsa un cambio rápido hacia una nueva matriz global de energía limpia, y la
otra, en la que se evidencia, que dicha transición global no avanza con la velocidad requerida.
Es cierto que si existe un vertiginoso impulso positivo en el sector energético, pero no
proporcionará por sí solo las reducciones de emisiones exigidas por el acuerdo climático de
París o las aspiraciones del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7. Los sectores de calefacción,
refrigeración y transporte, que en conjunto representan alrededor del 80% de la demanda
total mundial de energía final se está quedando atrás. Debemos esforzarnos más.
Grupos de inversores que administran activos por más de 3 billones de dólares, previenen a la
industria petrolera, gas y carbón más grandes del mundo, que se preparen para una posible
caída en la demanda de combustibles fósiles, debido a las políticas de lucha contra el Cambio
Climático. Ante tal situación, existe la preocupación de que las reservas de combustibles fósiles
se cataloguen como “activos varados” (SFFA). En pocas palabras, que no se puedan explotar
sin el riesgo de provocar calentamiento global, riesgo que se hace inminente, al considerar una
reducción del 80% las emisiones de GEI para el 2050.
Esta pérdida de reserva, puede traducirse en una pérdida de riqueza global de más de 4
billones de dólares. Pero, de cuanta reserva estamos hablando? Según la OPEP, en 2014 se
contabilizó en el mundo más de 1,7 billones de barriles.
Si la producción se mantiene en 83 millones de barriles al día, podríamos decir que las reservas
de petróleo podrían durar otros 55 años. Un plazo muy por encima al punto de desuso, según
los cálculos. Eso quiere decir que gran parte de ese stock quedará varado en sus yacimientos.
Como dijimos, las regulaciones climáticas, cada vez más severas, tenderán a mantener el
crudo en sus yacimientos, o simplemente a pagar un oneroso impuesto al carbono, que hará
razonablemente menos atractivo los combustibles fósiles.
Si además consideramos de frente al 2050, que seremos cada vez más eficientes en la
generación y consumo de energía, no solo por una mejor Gestión energética, a través de la
aplicación de herramientas, metodologías, y un alto nivel de conciencia colectiva social,
6. permitirá aún más declinar la demanda energética global, colocándola incluso en un 40% más
baja
El propósito final, centrado en varios de los ODS, contenido de los objetivos de la Agenda 2030
de las Naciones Unidas, pero muy específicamente en el 7 (Garantizar el acceso a una
energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todas la personas) y 13
(adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos), es cumplir con
el acuerdo de Paris, mantener el calentamiento global en 1,5º C por encima de lo debido. Para
ello es fundamental terminar de desplazar los combustibles fósiles de la matriz y balance
energético global. Aún queda camino por recorrer.