Un profesor realizó un experimento con un frasco, piedras de diferentes tamaños y arena para enseñar a sus alumnos que aunque parezca que no hay espacio, siempre es posible hacer caber más. El profesor llenó el frasco con piedras grandes y luego agregó piedras más pequeñas y arena que se filtraban en los espacios, demostrando que el frasco no estaba realmente lleno. La lección principal fue que si no se colocan las cosas más importantes primero, después ya no habrá espacio para ellas.
3. Un profesor del último curso de Secundaria quiso sorprender a sus alumnos el día de la presentación del curso. Colocó sobre la mesa un frasco grande, de boca ancha y, junto a él, una cesta con piedras de la orilla del río y preguntó: - ¿Cuántas piedras pensáis que caben en el frasco?
4. Después de que los presentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: - ¿Está lleno? Los alumnos se miraron un poco intrigados y dijeron que sí.
5. Entonces sacó del cajón de la mesa otra cesta con chinitas. Echó parte de aquellas piedras pequeñas en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El profesor sonrió y repitió la pregunta: - ¿Está lleno? Esta vez, los oyentes se hallaron muy confusos y no se decidie-ron a responder nada.
6. Él puso sobre la mesa una caja con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. - ¿Está lleno? - preguntó de nuevo. - ¡Posiblemente, NO! - exclamaron esta vez los asistentes.
7.
8.
9. Fin de la presentación. ¡Una joya de cuento! ¿No? Y ¿Qué son las piedras grandes? ¡Exacto! Que no por hablar ellos mucho, aprendemos más Lo que yo digo es que fue muy listo este profesor… si con el cuento del frasco hizo pensar a los alumnos… Sí. Lo que más nos vale es lo que pensamos por nosotros mismos