Leer libros cristianos es útil porque nos ayuda a conocer a Dios de manera más completa. El apóstol Pablo leía libros a pesar de estar inspirado por Dios y de haber escrito gran parte del Nuevo Testamento. Los mejores libros nos invitan a leer la Biblia y nos ayudan a comprenderla mejor, gracias a las enseñanzas de otros cristianos a lo largo de la historia.
1. ¿Para Qué Leer Libros Cristianos si Tenemos la Biblia?
Autor:Paulo Arieu
Introducción:
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Leer libros y entre ellos libros cristianos es un excelente habito que esta completamente
comprobado que edifica la vida del cristiano. No significa que se deba dejar de leer la Biblia. Los
buenos libros cristianos deben leerse a la luz de la Biblia. Cada uno es responsable de vigilar de
que trata el material literario que ingiere.Y si no sabe o no esta seguro, debe consultar a alguien
que si tenga experiencia en este tema. Fue el gran predicador británico Charles Spurgeon, quien
dijo que
“Visita muchos buenos libros, pero vive en la Biblia”.
En un sermón predicado por C.Spurgeon, el comentó que el aposol Pablo necesitaba libros para
leer!
“no sabemos qué tipo de libros eran… A Pablo le quedaban unos cuantos libros, tal vez
envueltos en el capote, y Timoteo había de tener el cuidado de llevárselos… ¡Él es inspirado, y
sin embargo, necesita libros! ¡Ha estado predicando al menos por treinta años, y, sin embargo,
2. necesita libros! ¡Tenía una experiencia más vasta que la mayoría de los hombres, y, sin
embargo, necesitaba libros! ¡Había sido arrebatado al tercer cielo, y había oído palabras
inefables que no le es dado al hombre expresar, y, sin embargo, necesitaba libros! ¡Pablo había
escrito la mayor parte del Nuevo Testamento, y, sin embargo, necesitaba libros! El apóstol le
dice a Timoteo y así le dice a todo predicador: “Ocúpate en la lectura.” El hombre que nunca
lee no será leído nunca; el que nunca cita no será citado nunca. El que no quiere usar los
pensamientos de los cerebros de otros hombres, demuestra que no tiene un cerebro propio. Lo
que es válido en cuanto a los ministros se aplica a todo nuestro pueblo. Ustedes necesitan leer.
Renuncien todo lo que quieran a la literatura ligera, pero estudien todo lo que sea posible las
sanas obras teológicas, especialmente a los escritores puritanos, y exposiciones de la Biblia.
Estamos muy persuadidos que la mejor manera de ocupar su tiempo libre, es ya sea leer u orar.
Podrían obtener mucha instrucción de los libros que después podrían usar como una verdadera
arma en el servicio de su Dios y Señor. Pablo clama: “Trae los libros.” Únanse a ese clamor. El
apóstol no se avergüenza de confesar que él en verdad lee. Está escribiendo a su joven hijo
Timoteo… Pablo necesita libros, y no se avergüenza de decirle a Timoteo que los necesita; y
Timoteo puede ir y decirle a Tíquico y a Tito si quisiera; a Pablo no le importa. Pablo es aquí un
retrato de diligencia. Él se encuentra en prisión; no puede predicar: ¿qué hará? Como no puede
predicar, entonces se dedicará a leer. Es lo mismo que leemos de los antiguos pescadores y sus
botes. Los pescadores habían abandonado los botes. ¿Qué estaban haciendo? Estaban
remendando sus redes. Entonces, si la providencia te ha puesto sobre un lecho de enfermo, y no
puedes dar tu clase; si no puedes estar trabajando para Dios en público, remienda tus redes por
medio de la lectura. Si una ocupación te es quitada, escoge otra, y que los libros del apóstol te
den una lección de diligencia.
3. Pablo dice: “mayormente los pergaminos.” Yo pienso que los libros eran especialmente obras
latinas y griegas, pero que los pergaminos eran orientales; y posiblemente eran los pergaminos
de la Santa Escritura; o con la misma probabilidad, eran sus propios pergaminos, en los que
estaban escritos los originales de sus cartas que están en nuestra Biblia como las Epístolas a los
Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, etcétera. Ahora, debe ser “mayormente los
pergaminos” con toda nuestra lectura; que sea mayormente la Biblia. ¿No le das ningún peso a
este consejo [0]
¿Para qué leer libros cristianos si tenemos la Biblia?
Creo que es útil que sepamos la respuesta a esa pregunta, en caso de que alguien nos pregunte, y
porque tristemente a veces podemos darle más importancia a otros libros que al Libro.
Por otro lado, muchas personas pueden subestimar la importancia de leer libros serios sobre
nuestra fe. Esta clase de personas opina que leer libros cristianos es menospreciar la Palabra de
Dios y el poder del Espíritu Santo para hacernos entenderla.
El apóstol Pablo tenia por costumbre leer libros.El escribió a Timoteo que
“Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente
los pergaminos.” 2 Timoteo 4: 13.
Los necesitamos para conocer más a Dios (intelectualmente)
Una persona es muy compleja para ser conocida en todas sus facetas por otra persona sin ayuda
de terceros. Y si eso ocurre con la complejidad de personas finitas, sin duda ocurre en mayor
medida con Dios.Eso es algo que el autor C.S. Lewis, nos ayuda a ver con esta ilustración que
quiero compartir contigo:
4. “En cada uno de mis amigos hay algo que sólo otro amigo puede mostrar plenamente. Por mí
mismo no soy lo bastante completo como para poner en actividad al hombre total, necesito otras
luces, además de las mías, para mostrar todas sus facetas. Ahora que Carlos ha muerto, nunca
volveré a ver la reacción de Ronaldo ante una broma típica de Carlos. Lejos de tener más de
Ronaldo al tenerle sólo «para mí» ahora que Carlos ha muerto, tengo menos de él. Por eso, la
verdadera amistad es el menos celoso de los amores. Dos amigos se sienten felices cuando se les
une un tercero, y tres cuando se les une un cuarto, siempre que el recién llegado esté cualificado
para ser un verdadero amigo. (…) poseemos a cada amigo no menos sino más a medida que
crece el número de aquellos con quienes compartimos. En esto la amistad muestra una gloriosa
«aproximación por semejanza» al Cielo, donde la misma multitud de los bienaventurados (que
ningún hombre puede contar) aumenta el goce que cada uno tiene de Dios; porque al verle cada
alma a su manera comunica, sin duda, esa visión suya, única, a todo el resto de los
bienaventurados. Por eso dice un autor antiguo que los serafines, en la visión de Isaías, se están
gritando «unos a otros» «Santo, Santo, Santo» (Isaías 6:3). Así, mientras más compartamos el
Pan del Cielo entre nosotros, más tendremos de Él”)
Creo que ese pensamiento es correcto porque en los salmos vemos que adorar a Dios no solo es
decirle a Él cuan asombroso es, sino que también implica contar sobre Su majestad los unos a los
otros (El Salmos 100 es un ejemplo de eso; cf. Efesios 5:19).
Conocer a Dios mediante Su Palabra, Su revelación a nosotros, es un proyecto comunitario que
la verdadera iglesia universal lleva a cabo junta… y es por eso que leo libros cristianos.
Leemos libros cristianos porque amamos la Biblia.
5. Los cristianos protestantes (que en realidad lo son) abrazamos la verdad de que la revelación que
tenemos en la Biblia es suficiente, es todo lo que necesitamos saber para vivir como Dios quiere
que lo hagamos (2 Timoteo 3:16-17).
Creemos también que el Espíritu Santo tiene poder para alumbrar los ojos de nuestro
entendimiento para que podamos entender la Palabra de Dios cuando nos acerquemos a ella con
un corazón dispuesto a aprender y amar a Dios (Efesios 1:18).
Así que los cristianos como yo, no menospreciamos la Palabra de Dios ni subestimamos al
Espíritu Santo cuando leemos libros cristianos. En realidad, leemos libros cristianos porque
amamos la Biblia, por ser la Palabra que Dios ha revelado, y a Dios principalmente.
En la Biblia está claro que es necesario que pensemos en la Palabra de Dios para que la podamos
comprender (Proverbios 2:1-6, 2 Timoteo 2:7). Dios da el conocimiento y entendimiento, pero
nosotros pensamos. También necesitamos tener en cuenta que los cristianos somos un cuerpo
formado por varias personas a lo largo de la historia (1 Corintios 12:12) y tenemos hermanos en
la fe que han entendido mejor que nosotros, gracias a Dios, algunas cosas que nos cuestan
entender.
“Los mejores libros son aquellos que te invitan leer más El Libro”
A Dios le ha placido que nos ayudemos los unos a otros a comprender, mediante la obra del
Espíritu Santo en nuestras vidas, qué es lo que Él ha revelado (¡Esto también es por gracia ya que
no merecemos esto!). Los mejores libros son aquellos que te invitan leer más El Libro.
John Piper, dice esto al respecto:
6. “… Dios ha pautado que seamos ayudados en nuestro entendimiento y disfrute de las Escrituras
por maestros humanos — vivos y muertos— [en relación a 1 Timoteo 3:2] (…). Algunos de ellos
han escrito sus enseñanzas. Ese es el por qué tenemos libros.
Una forma de pensar acerca de libros cristianos de autores muertos es que ellos son los ministros
del cuerpo de Cristo a través de los siglos y no solo a través de millas. Es un propósito que
aprendamos el significado de las Escrituras de maestros cristianos en el púlpito y en el pasado.
Ninguno de nosotros es tan libre de pecado o prejuicio o ceguera, que podamos ver
infaliblemente la Escritura infalible. Necesitamos ayuda. Necesitamos corrección. Necesitamos
guía y motivación. ¡Oh, las maravillas que otros han visto en la Biblia que nosotros no hemos
visto! ¡Qué tontería y desperdicio de gozo si abandonamos esos libros!”)
Libros buenos
Mark Twain dijo una vez que
El hombre que no lee buenos libros no tiene ventaja sobre el hombre que no puede leerlos.[4]
Leamos libros buenos. En el comienzo de la Iglesia, en medio de muchos errores y herejías, los
fieles cristianos pudieron permanecer en la verdad evangélica porque «perseveraban en
escuchar la enseñanza de los apóstoles» (Hechos 2:42). Y así ha sido siempre. Ellos, los
apóstoles, recibieron de Cristo el encargo de «predicar» (Marcos 3:14; Hechos 6:4). En este
sentido, al escoger las lecturas, deben ser elegidos aquellos libros que comunican la doctrina
apostólica, esto es, la fe de la Iglesia, y los libros que disienten con la sana doctrina, deben ser
rechazados aunque parecieran estar escritos por ángeles (Gálatas 1:8-9).
Marcus Tullius Cicero.dijo que
7. Una habitación sin libros es como un cuerpo sin alma.[5]
En la antigüedad, la lectura de los cristianos se centró siempre en la sagrada Escritura, de modo
que lectio divina era expresión sinónima de sacra pagina. Pero ya desde antiguo fue poco a poco
incluyendo también vidas de santos, pasiones de los mártires, comentarios a la Biblia, Reglas de
vida religiosa, y, en general, escritos espirituales de los santos Padres. Así se comprueba, por
ejemplo, en la Regla de San Benito (cp. 73). En todo caso, los maestros espirituales antiguos o
modernos han recomendado siempre la lectura de libros buenos, santificantes, es decir, recibidos
por la fe de la Iglesia, capaces de iluminar la mente y de mover el corazón, aptos para corregir
las costumbres y acrecentar el deseo de la perfección evangélica. Han aconsejado, pues, como
dice Jean-Pierre de Caussade S.J. (+1751),
«no leer sino libros escogidos, sólidos y llenos de piedad» (Lettre 31), y dejar a un lado, como
quería San Pablo, las «novedades» vanas y las «charlatanerías irreverentes» (2 Timoteo 4:3; 1
Timoteo 6:20).
Ciertamente los cristianos piadosos, eligieron sus lecturas según estos criterios. En 1526, cuando
Ignacio de Loyola (+1556) estudiaba en Alcalá, en un tiempo en que el mundo europeo de las
ideas cristianas estaba en plena ebullición, y era notable la tendencia renacentista a la amplitud
de lecturas y a estar al día en todo, le aconsejaron que leyera el Enchiridion militis christiani de
Erasmo. Pero Ignacio contestaba que él no lo quería leer,
«porque oía a algunos predicadores y personas de autoridad reprender ya entonces a este autor;
y respondía a los que se lo recomendaban, que algunos libros habría, de cuyos autores nadie
8. dijese mal, y que ésos quería leer» (Luis González de Cámara: MHSI 56, Fontes Narrativi I,
595).
Incluso entre los libros que enseñan verdades, los cristianos deben elegir sobre todo los más
necesarios para su vida espiritual. Y es que, en palabras de Bernardo,
«aunque toda ciencia fundada en la verdad sea buena, dada la brevedad del tiempo, hemos de
darnos a obrar nuestra salvación con temor y temblor, y, por tanto y sobre todo, hemos de
procurar aprender lo que más rectamente conduce a la salvación» (Serm. sobre Cantares 36,2).
Teresa de Jesús (+1582) confiesa que siempre ha preferido leer el Evangelio, que no otros
«libros muy bien concertados. En especial, si no era el autor muy muy aprobado, no lo había
gana de leer» (Camino Esc. 35,4).
Ella solía recomendar los autores que más le habían aprovechado: Jerónimo, Gregorio Magno,
Agustín, Osuna, Bernardino de Laredo. Y muchos maestros de la vida espiritual han aconsejado
igualmente la lectura de ciertos autores concretos.
Y Humberto de Romans (+1277), por ejemplo, al proponer una serie de libros recomendables a
los nuevos creyentes, aconseja:
«Al comienzo, que lean libros útiles y claros, más bien que los difíciles y oscuros, y ante todo
aquéllos que son más capaces de iluminarles, encenderles y afirmarles» (De officiis ordinis, c. 5,
n. 18, Roma 1888, t.2, p.230).
9. Una de las funciones importantes de la dirección espiritual, concretamente, ha sido siempre la
orientación de las lecturas. Si no se guiara a los niños cuando comen, se alimentarían mal, a base
de pasteles y caramelos.[1]
Conclusión: Un llamado a leer buenos libros cristianos.
Una de las frases más célebres del poeta puritano llamado John Milton fue
Pues los libros no son en absoluto cosas muertas, sino que contienen un potencial de vida en
ellos que los hace tan activos como el alma de la cual provienen; no, preservan como en un tubo
de ensayo los extractos más puros del intelecto vivo que los engendró [6]
Spurgeon cita en un sermón de el, que algunos de nuestros hermanos ultra calvinistas piensan
que un ministro que lee libros y estudia su sermón ha de ser un muy deplorable espécimen de
predicador. Un hombre que sube al púlpito, y profesa que improvisa su texto, y habla cualquier
cantidad de tonterías, es el ídolo de muchos. Si habla sin premeditación, o pretende hacerlo, y no
presenta nunca lo que llaman un plato de sesos de hombres muertos, ¡oh, ese es un
predicador! [2] ¡Pero cuán censurados son por el apóstol Pablo estas personas que así piensan.
Desde el día que me convertí,no he parado de leer buenos libros cristianos. Sin duda,muchos de
ellos han sido de gran bendición para mi vida.La misma Biblia nos habla del ministerio de
Maestro. “Por lo cual dice: Subiendo de lo alto, llevo cautiva a la cautividad, y dio dones a
los hombres. Y el mismo constituyo, a unos Apóstoles; a otros Profetas, a
otros evangelistas; a otros Pastores y Maestros.” (Efesios: 4: 8 ss). Este ministerio puede ser
desarrollado de manera oral (predicación y enseñanza) o de manera escrita (literatura).
Spurgeon dijo que
10. Este consejo es más necesario ahora en Inglaterra que casi en cualquier otro tiempo, pues el
número de personas que lee la Biblia, yo creo, se está reduciendo cada día. Las personas leen
los puntos de vista de sus denominaciones según son expresados en las publicaciones
periódicas; leen los puntos de vista de su líder conforme son expresados en sus sermones o en
sus obras, pero el Libro, el viejo y buen Libro, el divino manantial del que brota toda la
revelación, es demasiado frecuentemente abandonado. Ustedes pueden acudir a charcos
humanos, hasta abandonar el arroyo claro como el cristal que fluye del trono de Dios.[3]
Y yo te digo, al igual que lo hizo ese gran predicador ingles, por todas estas razones que he
citado,que te animo a leer todos los buenos libros cristianos que puedas. Hacerlo, fue un habito
importante en la Inglaterra de aquellos días de Spurgeon y lo es en la América de nuestros días.
Lee los mejores libros. Lee con discernimiento examinándolo todo a la luz de la Biblia. Pero lee
reconociendo, por supuesto, que es más importante leer la Biblia que leer libros cristianos. Así
los estarás leyendo para la Gloria de Dios, no tanto por saber lo que han dicho esos autores, sean
del pasado o del presente, sino para conocer mejor la gloria majestuosa de nuestro Dios!
Recuerda que fue Ciceron quien dijo que
“Las casas sin libros son como un cuerpo sin alma”. Están muertas!
No lo olvides. Dios te bendiga mucho. Un fuerte abrazo para vos!
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Notas
Imagen n0.Recuperada de http://josuebarrios.com/advertencias-libros-articulos-cristianos/
11. [0] http://www.spurgeon.com.mx/sermon542.html
[1] http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=816
[2] http://www.spurgeon.com.mx/sermon542.html
[3] http://www.spurgeon.com.mx/sermon542.html
[4] http://medicina.saludestetica.org/citas-famosas-de-libros/
[5] Ibid
[6] En el ingles original: For books are not absolutely dead things, but do contain a potency of
life in them to be as active as that soul was whose progeny they are; nay, they do preserve as in a
vial the purest efficacy and extraction of that living intellect that bred them.Citado
en http://es.wikipedia.org/wiki/John_Milton#cite_note-14
[7] Romano Montroni. Vender el alma. El oficio de librero.Pagina 193.(Dec 20, 2007).Libraria,
Fuente Bibliográfica
Fecha: Enero 22 del 2015
Autor: Josué
Fuente: http://josuebarrios.com/leer-libros-cristianos/