2. La base de la Soteriología.
“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu
bendición” (Sal.3:8)
“Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;
pagare lo que prometí. La salvación es de Jehová”
(Jon.2:9)
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4. La necesidad de un Salvador: Jesucristo.
Emanuel
Dios con los hombres
Jesús es Dios manifestado en carne (Jn.1:1, 14; 1ª Jn.1:1; Ap.19:13)
Su naturaleza humana, no puede separarse jamás de su Persona
Divina, por lo que Jesús es Emanuel: Dios con nosotros (Sal.33:6;
107:20)
Solo siendo hombre podía morir por los hombres.
Solo siendo Dios podía ser un sacrificio de carácter universal e infinito.
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5. Los sufrimientos tipificados del Salvador.
Pre-Mosaicos Mosaicos
Altar y Ofrendas Día de
Ofrenda Cordero Las dos avecillas Vaca
sacrificio Levíticas la
de Abel Pascual alazana
de Noé. Expiación.
Olor grato
Holocausto
Oblación
Ofrenda de
paces
Olor no grato
Ofrenda por
el pecado
Ofrenda por
La culpa
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6. Los sufrimientos tipificados del Salvador.
Pre-Mosaicos.
El sacrificio de Abel tendría realidad absoluta en Cristo.
Al sacrificio se le añade, en el caso de Noe, la figura del
altar donde Dios viene al encuentro del pecador y en el
que todas las demandas de la justicia divina quedaron
satisfechas.
Mosaicos.
El cordeo pascual simboliza la base de paz y el centro de
unidad.
Las ofrendas levíticas, tanto las de olor grato como las de
no olor grato, simbolizan el sacrificio de Cristo.
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7. Los sufrimientos tipificados del Salvador.
Las dos avecillas eran la ofrenda por la purificación de la
lepra, tipo del pecado.
En el ceremonial del día de la expiación (Lv.16:5) el
carnero sacrificado representa la muerte de Cristo que
vindica la santidad y justicia de Dios (Ro.3:24-26) El acto
de entrar el sumo sacerdote en el lugar santísimo es
símbolo de Cristo que entro por nosotros con “su sangre”
en el mismo cielo (He.9:11-12)
La vaca alazana era el sacrificio de una novilla de color
rojizo, o canela rojiza. Como símbolo de purificación por el
pecado, es figura de la purificación del pecado del creyente
en virtud del sacrificio de Cristo (1 Jn.1:7-9)
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8. Los sufrimientos del Salvador.
Sufrimientos Detalle.
en vida.
La tentación. Cristo fue tentado para socorrer a todos los que son
tentados. Hecho semejante en todo a los hombres salvo
en el pecado (He.4:15)
Su santidad. El pecado no afecto a Cristo, sin embargo “fue hecho
pecado” (2ª Co.5:21) La realidad del pecado, sus
manifestaciones y consecuencias, tuvieron que producir un
profundo sufrimiento a causa de su santidad absoluta.
Su compasión. La compasión forma parte del amor y de la gracia de Dios
(Sal.103:13) Cristo sentía profunda compasión por la
situación de los hombres (Mr.6:34)
Su presciencia. La cruz era de anticipado conocimiento del Señor,
continuamente predijo aspectos generales y particulares
de Su muerte (Mt.16:21; Mr.9:31)
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9. Los sufrimientos del Salvador.
Sufrimientos Detalle.
de la pasión
La agonía de El que agoniza es una persona Divino-humana. Quien lloró
Getsemaní. y gimió, quien agonizo es Enmanuel, Dios con nosotros, el
Hijo de Dios (Jn.1:14)
En casa del sumo Cristo fue mofado y golpeado (Mr.14:65)
sacerdote.
La flagelación. Uno de los tormentos mas crueles en el sufrimiento
anterior a la crucifixión (Jn.19:1)
La corona de No era simplemente una corona, sino mas bien un
espinas. capacete formado por tiras de plantas espinosas
entrelazadas (Jn.19:2)
La crucifixión. La agonía en la cruz se extendía a lo largo de muchas
horas, hasta que finalmente morían por asfixia cuando la
posición y el cansancio les impedían respirar.
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10. Aplicación personal.
La Cruz de Cristo, en toda la dimensión de la palabra, que incluye un
aspecto de sufrimientos alrededor de la crucifixión, es el resultado del amor
de Dios y de la entrega voluntaria del Salvador.
La dimensión del amor del Señor se alcanza desde la comprensión de su
obra hacia el individuo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la
fe del Hijo de Dios, el cual me amo y se entrego a sí mismo por mí”
(Ga.2:20)
Ante el amor demostrado solo cabe una forma de expresar la gratitud: “Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional” (Ro.12:1)
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11. Una misma y única obra de salvación.
Quebranta
La ley de Propiciación.
Dios
Expiación.
Hace al
Contamina
hombre
Al Pecado Enemigo de
hombre
Dios
Reconciliación.
Redención.
Esclaviza
Al
hombre
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12. Jesucristo es todo en la propiciación.
Es el propiciatorio, el que sustenta
ante Dios la sangre de la expiación:
“ A quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en
Su sangre, para manifestar Su
justicia, a causa de haber pasado
por alto, en Su paciencia, los
pecados pasados” (R0.3:25)
Es el sacerdote que ofrece el
sacrificio y la victima del sacrificio:
“Y Él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de
todo el mundo” (1ª Jn.2:2)
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13. Expiación, limpieza mediante la sangre.
“Ciertamente llevó Él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas Él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre Él, y por Su llaga fuimos
nosotros curados” (Is.53:4-5)
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14. Reconciliación, restableciendo relaciones.
“Porque si siendo
enemigos, fuimos
reconciliados con Dios
por la muerte de Su Hijo,
mucho mas, estando
reconciliados, seremos
salvos por Su vida”
(Ro.5:10)
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15. Redención, una obra de rescate.
“En quien tenemos
redención por Su
sangre, el perdón de
pecados según las
riquezas de Su gracia”
(Ef.1:7)
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16. Aplicación personal.
La salvación descansa única y exclusivamente sobre la gracia de Dios.
La redención produce la libertad de la esclavitud del pecado, permitiendo al
creyente servir a Dios (Ro.6:18, 22)
El creyente ha sido libertado de la potestad de las tinieblas para poder vivir
en la voluntad de Dios (Col.1:13)
La vida de libertad exige una vida de obediencia y santidad (1ª P.1:14-16)
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17. Justificación y fe (Ro.5:1)
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”
(Ro.5:1)
Una gloriosa afirmación: “Justificados, pues, por la
fe”
Una nueva relación: “Tenemos paz para con Dios”
El modo de alcanzar la paz: “Por la fe”
El autor de la paz: “Por medio de nuestro Señor
Jesucristo”
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18. El Espíritu y la Salvación (Jn.16:7-13)
Autoridad en la iglesia
Convicción personal de
pecado (Jn.16:7-8) Bautismo del Espíritu
Bautismo en el (1ª Co.12:13)
Espíritu (Hch.1:5)
Fe en el Salvador Un cuerpo
(Ef.2:8-9) en Cristo
(Ef.2.20-22)
Regeneración espiritual
(Col.1:27; 2ª P.1:4)
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19. Soberanía divina .
Dios actúa conforme a Sus propósitos sin condicionante ni
limitación alguna:
Nadie puede resistir Su voluntad: “Todos los habitantes de la tierra son
considerados como nada; y Él hace Su voluntad en el ejercito del cielo, y
en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga Su mano, y le diga:
¿Qué haces?” (Dn.4:35)
Es Soberano: “Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la
antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá,
y haré todo lo que quiero” (Is.46:10)
Dios estableció antes de la creación del mundo el modo, el tiempo y el
Salvador de los pecadores: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento
santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la
gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos” (2ª Ti.1:9)
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20. Alcance de la obra de Cristo.
Escuela Enseñanza.
teológica.
Hipercalvinistas. Sostienen la posición de la “redención limitada”, si Dios ha
elegido a algunos para salvación, ha ordenado al resto
para eterna condenación.
Calvinistas Sostienen la posición de “redención ilimitada”, acepta la
moderados. elección pero sostiene que Cristo murió por todos y no
solo por algunos.
Arminianos. Sostienen la posición de “redención ilimitada”, niegan
cualquier tipo de elección en cuestión de salvación. El
hombre se salva por fe aparte de la gracia.
Wesleyano- Modifica la perspectiva arminiana en cuanto a la gracia,
arminiana. pero mantiene la fe como base de salvación.
Eclecticos. Toman lo mas conveniente de cada escuela y trazan una
vía intermedia de interpretación.
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21. Alcance de la obra de Cristo.
El acto soberano de la
La libre gracia para todos:
elección:
•Dios amó a todos los hombres por
•Ef.1:4.
igual (Jn.3:16)
“El Padre ha escogido a los
•Cristo murió por todos (2ª Co.5:14-
creyentes”
15; 1ª Ti.2:6)
“Para que fuésemos santos y
•El evangelio formula una invitación
sin mancha”
general a salvación (Mt.11:28;
“Antes de la fundación del Ap.22:17)
mundo”
•Todo aquel que crea en Cristo será
•Otros pasajes que hablan de la salvo (Jn.3:16; Hch.16:31; Ro.1:16;
elección de Dios: Ro.11:5; 1ª 10:13)
Co.1:26-29; 1ª Ts.1:4; 1ª P.1:2; 2ª
P.1:10)
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22. Alcance de la obra de Cristo: Salvación.
La gracia
2 Ti.1:9
La vida eterna El llamamiento
Ro.6:11, 23 Fil.3:14
Todo cuanto ocurre en el
La justificación La elección
aspecto de salvación se
Ga.2:17 En Cristo Ef.1:4 produce “en Cristo”.
La libertad de
El perdón
La ley
Ef.4:32
Ga.2:4 Libertad de
Condenación
Ro.8:1
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23. Alcance de la obra de Cristo: Santificación.
Santificado
(1 Co.1:2)
Fundamentado
Enseñado
y Edificado En Cristo
(Col.2:7) (Ef.4:21)
Todo cuanto ocurre en el
Llevado en aspecto de santificación se
Victoria produce “en Cristo”.
(2 Co.2:14)
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24. Alcance de la obra de Cristo: Glorificación.
Todo cuanto ocurre en el
aspecto de esperanza
cristiana se produce “en
Cristo”.
En Cristo
Resurrección
Para
Gloria
(1 Co.15:20)
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25. Aplicación personal.
El secreto para una vida victoriosa es vivir cerca de Jesús (Jn.15:5)
El creyente que ha nacido de nuevo tiene un compromiso personal:
Debe vivir en la esfera de la vida nueva que le ha sido dada (Col.3:1-3)
Debe considerarse muerto al pecado (Ro.6:11-12)
Debe vivir, no en la esclavitud pecaminosa, sino en la condición de
siervo de la justicia (Ro.6:13, 14, 17, 18)
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26. Aplicación personal.
La plenitud del Espíritu es necesaria para la vida cristiana, y solo se
consigue con una vida rendida a Él (Ga.5:16)
El creyente debe confesar los pecados personales para ser controlado por el
Espíritu (1 Jn.1:9)
La salvación es un don de la gracia de Dios (Ef.2:8-9) que ha sido otorgado,
no sobre la base del merito, sino por la soberana gracia de Dios, quien ha
escogido a los creyentes desde antes de la fundación del mundo (Ef.1:4) y
Él ha hecho toda la obra: iluminación, conducción a Cristo y regeneración.
Dios ha hecho toda esta obra con el propósito de que Su nombre sea
glorificado (Ef.1:6, 12, 14)
La seguridad de salvación es una verdad bíblica incuestionable que enseña
claramente que una vez salvo el creyente lo es eternamente.
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Notes de l'éditeur
El estudio sobre la salvación recibe el nombre técnico de “Soteriología” . Formando parte del conjunto doctrinal de la Escritura, esta íntimamente relacionada con las demás doctrinas. La Biblia es un conjunto en su conjunto, por lo tanto las doctrinas se enlazan entre si, aún cuando cada una de ellas tiene un campo perfectamente delimitado. La doctrina de la salvación expresa dos conceptos básicos y complementarios: por una lado ser salvo indica ser rescatado de un estado de perdición y, por otra parte, tiene que ver con la trasferencia de una situación de esclavitud a una da salvación, en cuyo aspecto implica el ser totalmente renovado y capacitado para ser hijo de Dios y participante de la herencia celestial en Cristo Jesús. El concepto bíblico de libertad esta también vinculado a una correcta comprensión de la soteriología en el sentido de entender que los salvos son librados de la potestad de las tinieblas y trasladados al reino de Cristo (Col.1:13) Pero la verdadera libertad solo de experimenta cuando las cadenas de esclavitud que sujetaban al pecador con su entorno esclavizante del mundo, la carne y su propia naturaleza caída son rotas por el poder de Cristo.
Todo lo que tiene que ver con salvación, al igual que otras muchas doctrinas, parte y depende exclusivamente de Dios. Todo lo necesario para la salvación del hombre, comenzando desde el llamamiento y terminando en la glorificación depende exclusivamente de Dios. La soteriología es Dios saliendo al encuentro del hombre en salvación.
Se entiende por universalidad del pecado que no hay ni una sola persona perfecta que pueda llegar a alcanzar la perfección de justicia y santidad demandadas por Dios, por medio de sus propios meritos: “Como esta escrito: No hay justo, ni aún uno” (Ro.3:10); “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro.3:23) La Biblia enseña claramente la universalidad del pecado: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aún uno” (Sal.53:1-3); “Como esta escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca esta llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuraron para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Ro.3:10-18) La santidad de Dios enfrenta mas aún al hombre con su pecado al ver su condición: “¿Quien como tu, oh Jehová entre los dioses? ¿Quién como tú, magnifico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Ex.15:11); “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra esta llena de Su gloria” (Is.6:3)
El hombre ha intentado por sus propios medios llegar a Dios, pero no ha podido; ha creado religiones, hacer buenas obras para pagar la salvación, intentado ser bueno pero nada de esto ha podido solucionar su problema de pecado ante Dios. Jesús es Emanuel, Dios con nosotros, pero es mas, es Dios-hombre. Jesús no es solamente un hombre vinculado con la deidad de forma suprema, es Dios manifestado en carne. Su Persona Divina, no puede separarse jamás de su naturaleza humana, por lo que Jesús es Emanuel: Dios con nosotros. La naturaleza Divina le corresponde eternamente como Dios; la naturaleza humana asumida en el tiempo histórico de los hombres porque es también hombre. Jesús es sin duda un hombre de la historia y del tiempo, pero no es menos verdad que se trata de Dios que irrumpe y se introduce en la temporalidad desde Su eternidad. Jesús es Dios saliéndose de si mismo y encontrándose con su creación y, todavía mas, con su criaturas que, desorientadas por el pecado, rebeldes por su condición, no lo aprecian como Creador, sino que lo repudian como luz. Dios, en Cristo, irrumpe en la historia de los hombres temporales y mortales para elevarlos a la máxima dimensión jamás imaginada, al hacerlos inmortales por comunicación de la vida eterna. El Logos , que estaba junto al Padre, el eterno, ha nacido, padecido y muerto como hombre.
“ Así como, en presencia de la zarza encendida, tuvo Moises que quitarse el calzado de sus pies, porque el lugar que estaba pisando era tierra santa, así también deberíamos acercarnos con un santo pavor y respeto, tan grande como es posible a quienes están sujetos a limitaciones humanas, a la misteriosa, sublime y solemne revelación concerniente a los sufrimientos y muerte del Salvador” L.S. Chafer Tipo es una representación o ilustración, divinamente establecida, mediante personas, lugares, objetos, oficios, instituciones o sucesos, preparados para configurar una realidad espiritual futura. El tipo es una figura que fue preparada por Dios para configurar algo. El tipo bíblico debe determinarse mediante un texto que lo afirme. A cada tipo corresponde la realidad que se denomina antitipo. El sacrificio de Cristo por el pecado del mundo no fue algo realizado al hacer sino ideado desde antes de los tiempos, todo lo que encontramos en el Antiguo Testamento relacionado con los sacrificios y el templo nos habla de Cristo.
Adán y Eva recibieron ciertas instrucciones sobre los sacrificios cruentos antes de salir del huerto del Edén. Abel obtuvo con su sacrificio testimonio de ser declarado como justo (He.11:4) Es notable el hecho de estar implicado un sacrificio con derramamiento de sangre (He.9:22) El sacrificio de Abel tendría realidad absoluta en el de Cristo. En el caso de Noe al sacrificio se le añade la figura del altar (Gn.8:20-22) El altar simboliza algo que no es hecho por el esfuerzo del hombre, sino que es el elemento que sustenta el sacrificio delante de Dios. Había instrucciones concretas para levantar el altar (Ex.20:24-26) Dios viene al encuentro del pecador en un lugar en el que el hombre no tiene parte alguna y en el que todas las demandas de la justicia divina quedaron satisfechas. El cordero pascual establecido (Ex.12:7-9) simboliza la base de paz y el centro de unidad. La sangre en el dintel y los postes garantizaba las paz (Ex.12:13) Era también el centro donde la familia se reunía en comunión. La sangre de Cristo limpia al pecador de su pecado (1ª Jn.1:7) Seis condiciones del cordero que son tipo de las perfecciones de Cristo: había de ser sin mancha, tenía que ser examinado cuidadosamente, tenía que ser inmolado, su sangre debía ser aplicada, su sacrificio era propiciatorio de la ira divina y debía participarse de él como alimento. Las ofrendas levíticas, tanto las de olor grato como las de no olor grato, simbolizan el sacrificio de Cristo. Fue un sacrificio de olor grato a Dios (He.9:14); es un sacrificio sustitutivo ocupando el lugar del pecador. Fue un sacrificio de olor no grato en razón de ser un sacrificio por el pecado (2 Co.5:21)
Las dos avecillas eran la ofrenda para la purificación de la lepra, tipo del pecado. La primera avecilla que se sacrificaba representa a Cristo “entregado por nuestras trasgresiones” . La segunda sumergida en la sangre de la primera y puesta en libertad es símbolo de su resurrección “para nuestra justificación” (Ro.4:25) El ceremonial del día de la expiación (Lv.16:5) el sacrificio era hecho por el sumo sacerdote. El pueblo solo participaba en el hecho de llevar el sacrificio. El carnero sacrificado representa la muerte de Cristo que vindica la santidad y justicia de Dios (Ro.3:24-26) Este sacrificio tiene carácter expiatorio. El carnero vivo representa el aspecto de la obra de Cristo que “quita” el pecado de la presencia de Dios (He.9:26) El acto de entrar el sumo sacerdote en el lugar santísimo es símbolo de Cristo que entro por nosotros con “su sangre” en el mismo cielo (He.9:11-12) La sangre de Cristo convierte el trono de juicio en un trono de gracia. El cristiano tiene, simbólicamente, un velo rasgado que da libre acceso a la presencia de Dios (He.10:19-20) El creyente entra a la presencia de dios en virtud de la sangre de Cristo, estando en Él posicionalmente en el lugar santísimo (Ef.2:6) La vaca alazana (Nm.19:1-22) era el sacrificio de una novilla de color rojizo, o canela rojiza. Debía ser escogida con mucho esmero. Había de ser inmolada y luego reducida a cenizas. No solo debía ser sin defecto, sino también que no hubiera sido puesto bajo yugo para fines profanos o seculares. Es tipo de Cristo que dijo al Padre: He aquí vengo para hacer tu voluntad” (He.10:7) Como símbolo de purificación por el pecado, es figura de la purificación por el pecado del creyente en virtud del sacrificio de Cristo (1 Jn.1:7-9) Demanda también la confesión del pecado y, por tanto, el reconocimiento del mismo.
“ Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestras semejanza, pero sin pecado” (He.4:15) “ Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2ª Co.5:21) “ Como el Padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen” (Sal.103:13) “ Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Mr.6:34) “ Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto y resucitar al tercer día” (Mt.16:21) “ Porque enseñaba a sus discípulos y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día” (Mr.9:31)
Quien entra en el huerto es Dios: “Y aquel verbo fue hecho carne, y habito entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre) , lleno de gracia y de verdad (Jn.1:14) La angustia en Getsemaní tiene estrecha relación con el pecado del hombre: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, vera linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” (Is.53:10) La agonía del Salvador no era un sufrimiento externo sino interno: “Entonces Jesús les dijo: mi alma esta muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” (Mt.26:38) Cristo fue mofado y golpeado: “Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas” (Mr.14:65) Los condenados a la flagelación sufrían una impresionante paliza mediante látigos cuyas cuerdas estaban rematadas por elementos metálicos o porciones de huesos: “Así que, entonces tomo Pilato a Jesús, y le azotó” (Jn.19:1) La corona de espinas no era simplemente una corona, sino mas bien un capacete formado por tiras de plantas espinosas entrelazadas; si hincaban en la piel de la cabeza y frente por medio de golpes, haciéndole manar sangre por decenas de heridas, hasta cubrir todo el rostro con la sangre que vertían: “Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura” (Jn.19:2) Debía ser tal el estado de Jesús, que Pilato dijo a la muchedumbre: “¡Mirad al hombre!” (Jn.19:5) que es una expresión que equivale a “¡Mirad, no tiene ni figura de hombre!” Uno de los grandes tormentos de la crucifixión era la sed que invadía plenamente al crucificado poco tiempo después de la crucifixión. En ocasiones excepcionales adelantaban la muerte quebrándole los huesos de las piernas.
Donde se manifiesta el Espíritu Santo, allí hay libertad: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Co. 3:17). La acción del Espíritu pone al descubierto que las restricciones y normas legales que los hombres colocan sobre las vidas de los creyentes no proceden del Espíritu, sino que han sido establecidas por hombres que no quieren que los creyentes sean verdaderamente libres. Estos son los que predican sobre el Espíritu, pero desconocen al Espíritu. Son líderes bien organizados que luchan por la ortodoxia fría y legalista y se apartan de la gloriosa libertad en el calor del Espíritu. Son muchos los cristianos que nunca han experimentado en sus vidas la alegría gozosa de la libertad en Cristo, viviendo sujetos a las reglas legalistas de lo que está permitido y de lo que está prohibido, intimidados bajo las exigencias de los hombres. Estos cristianos siguen aprisionados de sus preocupaciones triviales, sin base bíblica, porque se les ha enseñado a vivir en un estado de esclavitud que les impide ver la gloriosa libertad del Espíritu. Para ellos la acción del Espíritu es desconocida, e incluso sienten miedo de ella. Agregar normas a la vida de libertad en Cristo es generar e intensificar la culpa y la vergüenza que tales operaciones producen. Cuantos creyentes están bajo la sensación de culpa, al ignorar que la gracia de Dios ha cancelado ya para ellos todos sus pecados. No significa esto que puedan vivir libertinamente, pero tan grave es el pecado del libertinaje como lo es el de la esclavitud que impide la libertad. Los que predican un mensaje legalista, enfocan continuamente la atención de aquellos a quienes enseñan al pecado y no a la gracia. Se olvidan estos que Jesús en lugar de hablar de pecados habló de la necesidad de un corazón renovado por el poder del Espíritu. El Señor instruyó a quienes escuchaban sus palabras que en lugar de cumplir los requisitos del sistema religioso, descansaran en la fe, aunque fuese tan pequeña como un grano de mostaza. Esta es la grandeza de quien conoce verdaderamente la verdad y esta verdad le hace libre (Jn. 8:32). La enseñanza contraria a la del Espíritu habla de lo que nosotros podemos hacer para Dios, en lugar de enfatizar en lo que Dios es capaz de hacer con nosotros. La santidad, conforme al Espíritu, no es asunto de esfuerzo humano, sino de dependencia de Dios. Es necesario ocuparse con temor y temblor de la vida de santificación porque “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13). Esta es la vida que redunda en gloria para Dios (5:13).
La redención es una operación de la gracia destinada a la salvación de los perdidos, haciendo reversible la perdición a causa del pecado. Jesús vino para deshacer la obra del pecado, sus consecuencias y manifestaciones. El pecado afecta cuatro aspectos de la relación con Dios: 1) Es un acto de rebeldía y menosprecio a la santidad de Dios, quebrantando Su ley; 2) es una mancha que contamina al ser humano; 3) es la causa que convierte al hombre en enemigo de Dios; 4) es un estado esclavizante, que convierte al hombre en un ser bajo control del pecado y del demonio. La solución del primer aspecto exige un acto propiciatorio. El segundo exige la limpieza mediante la sangre, lo que implica un acto de expiación. L tercero demanda la reconciliación. Finalmente el cuarto precisa una obra de redención o rescate.
La propiciación significa dejar a un lado la ira por una ofrenda. La propiciación representa la obra de la cruz desde el punto de vista de la satisfacción que Dios ha de recibir, antes de que pueda extender Su misericordia a los hombres. Propiciar significa agotar, extinguir la ira, no ignorando esta ira sino atendiendo plenamente a sus demandas. Significa quitar la ira de Dios mediante una ofrenda. El sumo sacerdote entraba una vez al año al lugar santísimo llevando los pecados de la nación. Entraba con sangre ajena, la de un animal que había sido sacrificado. El sumo sacerdote tomaba esta sangre, atravesaba el velo, y ofrecía esa sangre a Dios. El propiciatorio era una cubierta, una tapa, una plancha de oro, la cubierta o cobertura que estaba sobre el arca del pacto. Sobre ella había dos querubines y debajo del propiciatorio estaba la ley de Dios. Cuando el sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio anunciaba que Dios estaba satisfecho con la ofrenda; anunciaba que la ley de Dios había sido honrada, y anunciaba que el pueblo estaba perdonado. La muerte de Cristo fue propiciatoria, en el sentido de que en Su muerte, Cristo sufrió el justo juicio de Dios por el pecado del hombre. Jesús es el propiciatorio, el que sustenta ante Dios la sangre de la expiación: “ A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasados” (R0.3:25) Es el sacerdote que ofrece el sacrificio y la victima del sacrificio: “Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1ª Jn.2:2)
El sacrificio de Cristo en la cruz es primeramente la provisión del amor de Dios. La expiación tiene por objeto al pecado. La expiación es la obra por la cual el pecado es borrado. En la antigua dispensación el pecador era perdonado cuando presentaba un sacrificio cruento para la expiación, que era tipo de la muerte de Cristo en la cruz (Lv.4:20) La misma verdad prevalece en relación con la sangre derramada en el Calvario, como base de perdón para todo pecador (Ef.1:7; Col.1:14) El pecador puede ser perdonado porque el juicio por su pecado cayó con todo rigor sobre Cristo en la cruz (1ª P.2:24; 3:18) Pero además la expiación tiene el gran propósito de unir al hombre con Dios. De modo que la expiación cubre el pecado, lo aparta, lo borra de la presencia de Dios para que ya no sea mas una barrera a la comunión con Dios. La obra de la cruz es una obra expiatoria porque agota el pecado, extingue el pecado y es expiatoria porque agota el juicio de Dios sobre el pecado del hombre. Cristo sea hace responsable del pecado (2ª Co.5:21) La muerte de Cristo es expiatoria porque Él la sufrió e lugar del culpable, en el nombre del culpable; porque la ley de Dios ha sido honrada y no pasada por alto; porque constituye la única ofrenda que Dios acepta por el pecado; porque la sangre de la cruz ha trasformado lo que tendría que ser un tribunal de juicio, en un trono de gracia.
Reconciliación tiene que ver con el restablecimiento de relaciones entre quienes estaban en enemistad. Para alcanzar esta situación en relación con Dios ha de superarse primeramente los obstáculos que impiden una correcta relación. La gran diferencia en el concepto de relación en el N.T con relación al mundo profano, es que el sujeto de la reconciliación, no es el hombre, sino Dios. La reconciliación obrada por Dios es la consecuencia de una obra cumplida en la Cruz; la reconciliación es un don de Dios dirigido al pecador: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho mas, estando reconciliados, seremos salvos por Su vida” (Ro.5:10) La base de la reconciliación es la muerte de Cristo, que “cancela la deuda de los delitos humanos” , rehabilitando al pecador: “Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargo a nosotros la palabra de la reconciliación” (2ª Co.5:19) La obra de Cristo ha borrado para siempre la enemistad, el modo de hacerlo consistió en tratar con el pecado. En la Cruz Dios ha juzgado al pecado. Cristo ha satisfecho las demandas de un Dios Santo con relación al pecado.
La redención representa la obra de la Cruz desde el punto de vista del precio que hubo que pagar para rescatar al hombre. Redimir significa rescatar mediante el pago de un precio. La redención de que habla la Biblia es un acto de Dios, por el cual Dios mismo paga, como rescate, el precio que exige Su Santidad debido al ultraje inferido por el pecado del hombre. Rescatar al hombre del pecado ha significado para Dios un costo elevadísimo: el costo de la vida y la muerte de Cristo: “En quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia ” (Ef.1:7); “ El cual se dio a si mismo en rescate por todos” (1ª Ti.2:6) El precio de la redención, la preciosa sangre de Cristo, hace posible para Dios justo, justificar al pecador que cree, sobre la base de la justicia satisfecha.
El hombre intenta impartir justicia pero no lo consigue al no ser justo en si mismo; el metodo que emplea para hacerlo es la guerra y el sufrimiento. Dios imparte justicia plena porque es totalmente justo en si mismo, esta es una de sus perfecciones. “ Justificar” significa declarar justo, es dar un veredicto de justicia. No equivale a “hacer justo” , sino a atribuir justicia. Dios puede justificar al pecador mediante la imputación de la justicia de Cristo, haciendo al injusto justicia de Dios en Cristo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2ª Co.5:21) El plan de Dios para proveer de la justicia necesaria descansa en la obra de Cristo: “Pero ahora, a parte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él”. (Ro.3:21-22) La fe significa la certeza de saber que algo es verdad. Tener fe en Cristo para salvación significa confiar que Él tiene poder para remover la culpabilidad del pecado y dar vida eterna (Jn.3:16) La fe es el medio instrumental para alcanzar la salvación (Ro.5:1; Ef.2:8) La fe es el canal por el que se reciben los beneficios de la obra de Cristo. La fe sería el tenedor que nos permite alcanzar la comida, la gracia de Dios.
Los elementos necesarios para la salvación: Convicción personal de pecado (Jn.16:7-8); Fe en el Salvador (Ef.2:8-9) y Regeneración espiritual (Col.1:27; 2ª P.1:4) Comienza aquí un ministerio específico del Espíritu Santo, que tiene que ver además de con Su residencia en el creyente, con el oficio bautizador que hace de todo salvo en Cristo, sumergiéndolo en Él –como expresa la figura- para la formación de un cuerpo en Cristo (1 Co. 12:13). Este oficio era desconocido en la antigua dispensación. Entonces había pueblo de Dios , pero nunca hasta la Iglesia, hubo un cuerpo cuya cabeza es Cristo (Ef. 1:22), y cuyos miembros lo son unos de los otros (1 Co. 12: 12, 27) vinculados y unidos vitalmente a la cabeza (1 Co. 6:15). Esta es una acción diferente a lo ocurrido en Pentecostés, donde Cristo fue el agente bautizador , con el Espíritu. Mediante la presencia del Espíritu en la Iglesia y en cada creyente, comienza lo que podemos llamar el oficio residente . Antes de Pentecostés, el Espíritu Santo estaba con los creyentes (Jn. 14:17); después de Pentecostés está en cada creyente (Jn. 14:17; 1 Co. 3:16-17; 6:19-20). Los creyentes, como se está reiterando, somos ahora el santuario de Dios (1 Co. 3:16). El término templo , que se utiliza en el Nuevo Testamento para referirse a los cristianos, indica el lugar donde Dios reside, Su santuario en la tierra. El edificio que Dios está levantando tiene por fin ser Su templo. Esta función residente del Espíritu convierte a cada cristiano en morada de Dios , de ahí la expresión del apóstol Pablo: “el Espíritu que mora en vosotros” (1 Co. 3:16b). Lo que confiere una dimensión gloriosa a la Iglesia en la presencia de Dios en ella. La presencia del Espíritu garantiza también la de las otras dos Personas Divinas en la Iglesia.
La Escritura revela que Dios es Soberano, esto es, que actúa conforme a Sus propósitos sin condicionante ni limitación alguna. Dios establece lo que quiere y lo ejecuta a causa de Su omnipotencia. Nadie puede resistir Su voluntad: “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace Su voluntad en el ejercito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga Su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Dn.4:35) Es Soberano: “Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Is.46:10) Dios estableció antes de la creación del mundo el modo, el tiempo y el Salvador de los pecadores: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2ª Ti.1:9) Dios no nos lo ha revelado “todo”: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Dt.29:29)
Hipercalvinistas: Sostienen la posición de redención limitada. Establecen una deducción filosófica frente a la elección llegando a la siguiente conclusión: Si Dios ha elegido a algunos para salvación, luego a ordenado al resto para eterna condenación” . Esta posición es rebatida por muchos pasajes bíblicos: “Porque esto en bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1º Ti.2:3, 4) Calvinistas: Sostiene la posición de redención ilimitada. Acepta la elección divina para salvación, cree que el hombre se salva solo por gracia, mediante la fe, cree que esta obra es un don de Dios y que se otorga al hombre sin razón a ningún merito suyo, cree que la salvación no puede perderse jamás. Arminianos: Niegan todo tipo de elección divina en la esfera de la salvación. Afirman que el hombre se salva por fe, aparte de la gracia, ya que –según ellos- la gracia se da a todos los hombres incondicionalmente. Afirman que la salvación del creyente descansa en su fe personal, por tanto puede perderse si llegan a perder la fe. Wesleyano-arminiano: Modifica la perspectiva arminiana en cuanto a la gracia, pero mantiene la fe como base de salvación. La perseverancia del creyente es condición para salvarse. Afirman que ningún hombre peca por su condición pecadora, sino porque no usa la gracia que es dada a cada uno. Eclecticos: Es una posición de indefinición teológica, por la que se toma lo mas conveniente de cada sistema y traza una vía intermedia de interpretación. Pretende solucionar el problema de la elección para salvación enseñando que Dios escogió para ministerio pero no para salvación. Afirman que la elección para salvación fue universal y hecha en Cristo para toda la humanidad de modo que el hombre que no cree se excluye de ella voluntaria y personalmente. Asumen la seguridad de salvación para todos los que creen. Afirman que el hombre se salva por gracia, pero la fe –como medio de salvación- es algo propio del hombre, generada y nacida por el mismo, y no como un don divino.
La libre gracia para todos: “ Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3:16) “ Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucito por ellos” (2ª Co.5:14-15) “ Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt.11:28) “ Ellos dijeron: cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch.16:31); “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro.1:16) El acto soberano de la elección: “ Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él” (Ef.1:4) “ Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas” (1ª P.1:2)
La gracia: “Quien nos salvo y llamo con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Ti.1:9) El llamamiento: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil.3:14) La elección: “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él” (Ef.1:4) El perdón: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdono a vosotros en Cristo” (Ef.4:32) La libertad de condenación: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro.8:1) La libertad de la ley: “Y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud” (Ga.2:4) La justificación: “Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera” (Ga.2:17) La vida eterna: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro.6:23)
Santificados: “A la iglesia de Dios que esta en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Co.1:2) Fundamentados y edificados: “Arraigados y sobreedificados en Él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias” (Col.2:7) Enseñados: “Si en verdad le habéis oído, y habéis sido por Él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús” (Ef.4:21) Llevados en victoria: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” (2 Co.2:14) La santificación experimental o practica esta directamente vinculada al grado de rendición del creyente a Dios (Ro.12:1) La expresión de la vida santa comprende toda actividad del creuente: Su relación familiar (Ef.5:22-6:4) Su relación laboral (Ef.4:17-32) Su relación eclesial (Ef.4:17-32) Su ética general (Ef.5:3-18) La santificación experimental requiere la ayuda del Espíritu.
Resurrección para gloria: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Co.15:20) La santificación final será una total conformación a Jesucristo cumpliendo el propósito divino (Ro.8:29) La santificación final será posible por la acción del Espíritu; quien resucito a Cristo de entre los muertos, actuara en el mismo sentido para la resurrección y glorificación del cristiano (Ro.8:11)