La escultura románica se caracteriza por subordinarse al espacio arquitectónico, recubrir los espacios con imágenes, y figuras contorsionadas para adaptarse a los espacios. Tiene un estilo tosco, antinaturalista, y simbólico que expresa la espiritualidad religiosa a través de la deformación. Algunas obras notables incluyen el Pórtico de la Gloria en la Catedral de Santiago de Compostela y tallas de madera de Cristo y la Virgen María.