3. DISCIPLINAR ES INSTRUIR
Por lo tanto, salvo que queramos educar para la
violencia, es importante que las medidas disciplinarias
no tengan como objetivo o como resultado: el someter
a través del miedo o el humillar.
Nuestra sociedad cada vez tolera menos la violencia
contra las mujeres. Tenemos claro que un hombre no
tiene derecho a agredir física o verbalmente a su
mujer. Sin embargo, la violencia física y emocional
contra los hijos se sigue tolerando.
5. TENER METAS Y REGLAS
CLARAS
Disciplinar es instruir, pero ¿instruir para qué?.
Tenemos que tener claro qué es lo que queremos
transmitir, qué actitudes queremos fomentar y con
base en eso establecer reglas claras.
Por ejemplo, una familia que quiera enseñar la
importancia de la cooperación y solidaridad,
probablemente tendrá reglas sobre las tareas o
aportaciones que los distintos miembros de la familia
tienen que realizar.
6. TRANSMITIR EL SENTIDO DE
LA REGLA
Siguiendo con el ejemplo anterior, a un niño se le
puede decir que necesita recoger sus juguetes porque
“digo yo”; o se le puede explicar que el mantener la
casa limpia es tarea de todos y que cada uno tiene que
hacer su parte.
El transmitir el sentido de una regla no quiere decir
que el niño lo vaya a entender en ese momento. Sin
embargo, esa explicación puede quedar grabada y ser
comprendida después.
7. REGLAS CONSTANTES
Una regla tiene que ser constante para cumplir su
función. Un error muy frecuente en la disciplina es que
una misma conducta puede ser ignorada por los
padres en una ocasión, mientras que otro día esa
misma conducta puede ser razón suficiente para una
fuerte reprimenda. Todo dependerá del humor de los
padres. Este tipo de actitudes solo generan confusión
en los niños.
Aunque hay que señalar que constancia no quiere decir
inflexibilidad.
8. RESPETO A LA PERSONA
Como parte de la disciplina, en veces, se corrigen
ciertas conductas pero NO se critica a la persona. Hay
una gran diferencia entre señalar que una conducta no
fue correcta a decir que una persona es “mala” o
“egoísta”.
Debemos de evitar cualquier descalificación hacia la
otra persona. El ofender o criticar sólo hace sentir mal
al otro y no le ayuda a mejorar.
9. HAY QUE ENSEÑAR
Muchas veces exigimos conductas sin antes verificar
que la otra persona sabe realizar la conducta que
pedimos. Por ejemplo, es frecuente que los papás se
enojen porque el niño no ha hecho la tarea o la hizo
mal; pero no se sientan con el niño para verificar si
entiende la tarea que tiene que realizar o para ayudarle
a superar aquello que se le dificulta.
También es importante enseñar que SÍ hacer. Muchos
padres se centran en decir lo que no está permitido que
se les olvida transmitir cuál sería la conducta positiva.
10. HAY QUE PONER EL EJEMPLO
Como se mencionó anteriormente, la disciplina debe
partir de una meta clara sobre las actitudes que
queremos fomentar. Por desgracia, muchas veces
queremos transmitir actitudes que nosotros no
tenemos. La filosofía de “Haz lo que te digo, no lo que
hago”, sólo crea en el niño la idea de que el otro
puede imponer porque tiene más poder. Esta
distorsión también ha generado la idea de que el
hablar de valores o disciplina es hipocresía.
11. NO JUSTIFICAR EL ENOJO
Mucha gente confunde el disciplinar con el descargar
enojo en el niño. Incluso hay frases como “me enojo o
te pego porque te quiero”, “te voy a dar unas buenas
nalgadas para que aprendas a portarte bien”. Cuando
nos enojamos, por lo general, ya no estamos
disciplinando. Estamos “poniendo al otro en su lugar”,
estamos “enseñándole quien manda”. Y, muchas veces,
nos estamos vengando. Es esta confusión lo que le ha
dado tan mala fama a la disciplina. Pero nunca
debemos justificar nuestro enojo con el “pretexto” de
que estamos “disciplinando”
12. NO DISCIPLINAR ES
AGRESIÓN
Los padres que renuncian a su deber de disciplinar a
sus hijos también los agreden. Los obligan a aprender
“por los golpes de la vida” en lugar de compartir su
experiencia y de utilizar su madurez para guiarlos. Eso
es como dejar a un niño comer toda la comida chatarra
que quiera para no coartar su libertad y permitir que el
límite se lo ponga su propio cuerpo a través de
enfermedades.
13. PARA EMPEZAR...
El tema de la disciplina puede ser muy complejo porque
son muchos los factores que pueden estar involucrados.
Pero un buen punto de inicio para aprender a disciplinar
sin agresión es el determinar si tengo claro las
respuestas a las siguientes preguntas:
*¿Para qué quiero disciplinar? ¿Qué quiero enseñar?
*¿Cuáles son las reglas que reflejan lo que quiero
transmitir?
*¿Soy congruente con lo que quiero enseñar?