1. 0
UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS
SUPERIORES ARAGÓN
LIC. EN COMUNICACIÓN Y
PERIODISMO
6° SEMESTRE
ESTILOS PERIODÍSTICOS Y
LITERARIOS
PROFESOR: JOEL PAREDES
GONZÁLEZ
GRUPO 2653
SALÓN A426
ALUMNO: OCTAVIO LEÓN
URRUTIA
TAREA.- ENSAYO: VIDA Y
OBRA DE TOMÁS SEGOVIA
León Urrutia Octavio Página 0
2. 1
Pienso en la vida como en un frasco que vamos llenando con odios, alegrías, tristezas,
sueños, ilusiones, pesadillas, desencantos, conocimientos, recuerdos, sabores, colores y mil
etcéteras. En este esfuerzo por llenar nuestro frasco, nos distinguimos de nuestros
semejantes por la individualidad que nos ha de caracterizar. Quizá nos guste la música, ergo,
la mayor parte de nuestro frasco está ocupado por ella. Por eso, estoy convencido de que
nuestra cosmovisión, está determinada en primer lugar por nuestros gustos y preferencias y
en segundo término por la imposición. Hablo de la imposición, no sin ciertas reservas, ya que
a menudo relacionamos la imposición con la orden, y no es ni medianamente la idea que yo
tengo de la imposición. Imaginemos por un instante al matemático tratando de encontrar la
cuadratura del círculo, una discusión que lleva milenios y milenios a pesar de que la lógica
les impone que no es posible de encontrar. Esto me lleva al pensamiento de Tomás Moro y
su Utopía: el camino por el que visualizamos ‘lo que no es’, es decir, la proyección de ‘lo
ideal’. Bendito destino de aquellos capaces de construir realidades inmateriales, que saben lo
que quieren y que no se dejan imponer límites tajantes de lo convencional… insisto, bendito
su destino, pero ha de estar antes maldito su camino.
¿Cuántos de nosotros tenemos claro lo que queremos? Y no hablo únicamente de las
confusiones atribuidas a la juventud. Hay tantos adultos, sin ninguna noción de su identidad,
dejándose llevar por la vida como hoja al viento. Los hombres, quienes sí saben quiénes son
y lo que esperan del mundo, los verdaderamente libres, son quienes han de valer para un
mundo que aspire a ser mejor. Y a pesar de que dicho imaginario no solo está ocupado por
filósofos y artistas, son ellos la gran mayoría de este sector. Hoy quise retratar la vida de uno
de estos hombres. Pensador de su tiempo y de todos los tiempos, escritor por amor a las
palabras y sobre todo a sus temas, valiente, sensible del mundo, defensor de la piratería y
del exilio: Tomás Segovia. Hombre octogenario, que en su obra deja implícito su deseo de
ser, muy a propósito de su traducción shakespeariana.
Debo decir, que me motivan a escribir dos sucesos contrarios entre sí. El primero, es la
desdichada asignación de un maestro con la facilidad de pensar, escribir y dar órdenes con
la mano en la cintura. Su historia queda al margen del presente escrito. La segunda y quizá
León Urrutia Octavio Página 1
3. 2
la mejor intencionada de mis motivaciones, la encuentro en mi descubrimiento de un autor
libre. Aquello el mismo Miquel de Palol expresaba como, un autor que no se aproxima a la
docilidad de las austeras normas de la televisión (el lenguaje de frases cortas y vocabulario
austero). Y que además es libre en el sentido que daba yo a la utopías, como proceso
contrario de la imposición, en aras de una visión del mundo sin barreras.
El ‘cómo’ lo descubrí tampoco es menester de estas líneas, pero sí lo será el ‘qué’. ¿Qué
descubrí pues en su vida y obra? Debo abrir un paréntesis y citar a mi propio autor:
“…tiene que ser una auténtica apología –cuando no entrar francamente en la polémica.
Esto es lo que suele suceder cuando se trata de un autor actual, sobre todo si vive
todavía.”
La crítica, que suele ser ciertamente injusta con la gran mayoría de los autores propositivos,
le ha reconocido su labor y le ha premiado su trabajo, muy a pesar del autor, quien desea
escapar a dicha crítica profesionalizada. Más aún, es el lector, el simple observador y
contemplador de su obra quien la ha apreciado y ha propiciado su resolución definitiva a su
“Ser o no ser: de eso se trata” (nuevamente la polémica en Hamlet), siendo su respuesta:
SOY. Él mismo, ha reconocido en entrevistas recientes que su enfermedad le ha llevado a
escribir mucho más, como un impulso que revitaliza y lo reafirma como un ser en
movimiento. Él mismo es, aquello que admira en Juan Ramón Jiménez: una curva siempre
ascendente.
Me resultaría imposible definir en palabras lo que es y no es Segovia, mejor trataré de
analizar y desgajar algunas de sus obras, para acercarme a él y hacerlo mío.
La Historia.
Quizá sea la subjetividad y el análisis de su propia historia lo que nos da un panorama
completo de la obra de este escritor. Se reivindica a sí mismo en su desarraigo del mundo,
que no significa indiferencia, que no significa desconocimiento. Por el contrario, su visión
motiva a dejar de ver el mundo de manera centralizada. Esto lo vuelve, según sus propias
palabras “un escritor marginal, no marginado”.
"Lo que a mí me enseñó el exilio fue una manera de mirar. Pero esa mirada no la dirijo
sobre mí mismo. Es una mirada que mira el mundo. Esa mirada está condicionada por todo
León Urrutia Octavio Página 2
4. 3
mi destino, por el hecho de que soy un exiliado, varón, heterosexual, occidental y más o
menos cultivado"
“Esa sensación -dice Segovia-, de que todo son llegadas, es una gran lección del
desarraigo”.
Para Segovia, el libro no se lee sólo en sus páginas, sino que se traslada al sentimiento,
misión, visión, motivación, y valores de su autor: el por qué escribe ese libro, qué trasfondo
encierra. Justo es, que bajo ese mismo criterio, se analice su obra.
Siendo apenas un niño, Segovia es exiliado de Valencia, España, tras definirse el triunfo
franquista durante la guerra civil española. Habitó en París y Marruecos antes de migrar
hacia México. Cuenta que, siendo judío, era claramente discriminado en el territorio
mexicano, y que, siendo judío español, era también discriminado por la comunidad judía del
país. Esto marcó su identidad de desarraigo. Se asentó en México para cursar su
licenciatura en Filosofía y Letras en la UNAM y colaboró en un sinnúmero de actividades
dentro de dicha institución. Su trabajo, de poeta, dramaturgo, novelista y traductor le han
llevado a ser catedrático en diversas instituciones y le han hecho merecedor de numerosos
premios y galardones de carácter internacional.
Su contexto: la antesala de la segunda guerra mundial (por las revoluciones vividas durante
la primera mitad del S. XIX), en la Era Contemporánea dando paso a la postmodernidad, es
decir, tras el fracaso de la razón ilustrada ante la desconstrucción del mundo (Heidegger-
Derridá) y la hibridación de cuanto existe.
“…el diálogo entre generaciones depende estrictamente de la memoria histórica. Si los jóvenes no
tienen acceso al pasado de sus mayores, no tienen vía alguna de comunicación con ellos, que son
obviamente sus antecedentes, y así pierden el sentido de la historia e incluso el del orden temporal
en general.”
Cita esto, en alusión a su viaje a Berlín, ya que considera que en algunas partes del mundo,
sí se tiene una memoria histórica. Los jóvenes alemanes cargan sobre sí, el pasado atroz de
sus abuelos. También hace referencia a la memoria histórica en entrevista del diario El País,
donde denuncia la falta de conciencia histórica por parte de los españoles, en relación al
exilio que sufrieran en dicho país numeroso intelectuales (Segovia incluído). Tal vez no haya
sido intención de Tomás, el retratar la falta de memoria histórica de muchas otras culturas,
León Urrutia Octavio Página 3
5. 4
pero creo que como mexicanos necesitamos reflexionar sobre esta problemática muy a
propósito del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución, y aún más a
propósito de las atrocidades que se enseñan en la educación pública (como bien señala Luz
Elena Galván Lafarga).
El deseo.
Una constante en su trabajo es el deseo, el Eros. En algunas ocasiones lo plasma como el
inicio, el alpha:
“El valor es el correlato del deseo. Vale lo que es deseable. Me parece que el deseo es lo
primero. El mundo como vida primero vale y después es. ¿Cómo puedo imaginar un
mundo sin mi vida?”
También lo sitúa como el inicio o pilar de la Historia y como punto de partida del hombre
cuando dice: “El hombre es obra del deseo… La historia es el deseo de ser de la
humanidad”.
Recordando a Platón, hay que destacar que su visión del deseo era contraria: Se desea lo
que no se tiene, deseo lo que no soy.
También explora las posibilidades del deseo en el sentido animalesco del término:
“El amor y el deseo son la fuente y el referente del matrimonio (por lo menos del
matrimonio como asociación sexual, aunque el matrimonio sea también una asociación
económica y tal vez otras cosas).”
Incluso, nos comparte lo que es en un escritor (el él mismo) el deseo:
“El escritor impotente que no mira valientemente su deseo, que no se pregunta en serio si
no será que ama más las armas de su escritura que el tema que con ellas se dispone a
desflorar, es tan fariseo como el amante que no se pregunta (ni acepta que le pregunten)
si su erección es más una hinchazón de su yo que un puente erecto para verterse en un
tú.”
Y comienza alguien como yo a preguntar y analizar el deseo. ¿Deseo cosas materiales y/o
inmateriales? Claro que sí. Para quienes piensan que el hombre es egoísta por naturaleza,
cabe el argumento de que el principio fundamental del hombre es satisfacer sus propias
León Urrutia Octavio Página 4
6. 5
necesidades. Para quien piensa lo contrario, es decir, que el hombre no es egoísta por
naturaleza podríamos decir que las necesidades y deseos sólo pueden satisfacerse en
colectividad. Es la colectividad la que nos vuelve humanos. Somos seres sociales (o
políticos como diría Aristóteles), y esa es la razón por la cual, la raza humana se ha
preservado: por la capacidad de perseguir el bienestar colectivo, a través de medios
individuales. Hoy creo que esa postura ha mutado de fondo. El pensamiento de hoy día
parece ser: perseguir el bienestar individual, a través de medios colectivos. Somos (en
nuestras relaciones inter e intrapersonales) un medio, en las nuevas formas de convivencia
de esta era llamada postmodernidad. Así que como medios no somos objeto de deseo. Los
fines sí son deseos. ¿Cuál es el deseo de mi era? Las mercancías. Pienso que en esta era,
hemos reducido a mercadería todo cuanto existe… eso que vamos usando para llenar el
envase que menciono al inicio del texto. Y no es difícil de imaginar, el mismo Segovia se
refiere a esta característica de los nuevos tiempos como postmaterialismo.
Ver al deseo como Thanatos, como finalidad de la existencia, es posible, a pesar de ser muy
probablemente su contraparte en la teoría freudiana y quizá en muchas teorías más. Digo
esto del ‘Thanatos = Deseo’, porque en las corrientes filosóficas de todos los tiempos, el
deseo es ausencia. Todos deseamos, pero al conseguir lo deseado, nos sentimos vacíos y
deseamos algo más. Cada deseo nos aleja más de la satisfacción, mientras más deseamos,
más convencidos estamos del camino a la felicidad y más lejos nos encontramos de ella.
Desear para no ser feliz. Qué visión más deprimente, pero… quizá lo que pueda provocar
esa infelicidad es la necesidad patológica de satisfacer nuestros deseos, de modo que el
deseo es algo natural y enriquecedor, es un proceso que nos da cuenta de nuestras
carencias y oportunidades, pero la felicidad no radica en el deseo. ¿En qué radica la
felicidad? Abramos un espacio para meter la historia entera de la humanidad, encontrar
millones de argumentos y finalmente, ninguna explicación.
Estoy convencido de que la felicidad plena, no es ni medianamente plena, es decir que en el
sentido estricto de la palabra, estaríamos hablando de una felicidad total. ¿Y qué es total?
Sólo lo inmutable y perfecto, es total. Pero si hablamos poéticamente, metafóricamente e
incluso ingenuamente, esa felicidad plena se encuentra en la satisfacción sublime del
momento, aquel instante en que no se desea nada más. Viendo a la felicidad en la negación
de mis deseos, sin imposiciones, sin falsa moralidad, sin cargas externas o internas de
León Urrutia Octavio Página 5
7. 6
cualquier índole. El yo ensimismado, el momento egoísta. ¿Se puede hacer feliz a otra
persona? ¿Se puede compartir la felicidad? Creo para mis adentros que no, pero considero
mucho más prudente, que si alguien me lee, emita sus juicios y conclusiones. Hasta aquí
con el deseo. Aún hay material de sobra, pero no gira sobre mí este trabajo.
La soledad.
Ya se vislumbra desde el punto anterior, que Segovia hace referencia al egoísmo. Desde su
idea del postmaterialismo hasta el egoísmo. Para ilustrar ese punto:
“El ideal al que la pareja aspira es a que sus egoísmos coincidan. Pero no puedo
honestamente pedirle a mi pareja que no sea egoísta: eso sería pedirle que renuncie a
su goce y se ocupe del mío —o sea que deje de ser egoísta para que pueda serlo yo a
gusto. Lo que todo ser humano le pide a su pareja es: sé egoísta conmigo,
armonicemos y complementemos nuestros egoísmos. Porque si lo eres tú sola, eso no
es amor; y si no lo eres, entonces lo soy yo solo y tampoco es amor (y menos aún si no
lo somos ninguno de los dos, porque ¿qué amor habría si tú no estás buscando gozar
conmigo y yo contigo? Seríamos o asexuados u onanistas, desamorosos
irremediablemente). «Te amo», incluso o sobre todo sexualmente, quiere decir: Amo tu
egoísmo, adoro tu egoísmo, con tu egoísmo gozo, tu egoísmo es mi goce. Utópico
quizá, pero entonces es que «te amo» es una expresión utópica, no que signifique otra
cosa.”
En tono de burla, sentencia que aquello que más temen los “intelectuales post-modernos”,
es ser acusados de añoranza –en alusión a Foucault. La obra de Segovia, sin embargo es la
añoranza por lo humano, ya que, él mismo opina que el mundo de esta era, está
deshumanizado, desolado. Nos hemos vuelto ajenos unos de otros, “como si fuésemos
iluminados, visionarios o seres tocados por una gracia secreta”, nos dice Tomás. Nada más
triste para el mundo pienso yo. Él, mucho más preciso, dice que es muy triste para sí mismo.
Porque en esa subjetividad que uno pudiera encontrar el vicio del ensimismamiento, nos
dice Segovia:
“La subjetividad es el puente del saber, y quienes la denuncian no ven que el puente no
se debilita por los vanos de los arcos, sino que sólo por ellos resisten sus pilares.”
León Urrutia Octavio Página 6
8. 7
Así pues, vemos una dualidad en la soledad de la que habla el autor. Por un lado, la traición
del hombre a su especie junto con la desolación que ella provoca. Por otro, el volcarse en
uno mismo, para hacer que nuestra existencia y cuanto hagamos con ella, tenga sentido. Tal
vez se escribe por vacío, tal vez se escribe por desbordamiento.
Yo insisto en el frasco de la vida. Aquel que llenamos con lo que significa algo para nosotros.
Para Segovia, escribir tiene sentido. No así, editar. El editor es una lapa. Aquel que hace lo
que al escritor le molesta: volver una mercadería su razón de ser. A él, le llena escribir, y no
sabe ni le interesa convertirse en su propio vendedor. Reconoce sin embargo, que gracias a
ellos, su trabajo le remunera para seguir haciendo lo que desea. Pero afirma: “Si leerme sin
pagar es piratería, vivan los piratas”. Porque su deseo es ser leído y eso le da valor a lo que
hace (el precio lo asigna el editor).
El espacio.
Tal como lo vemos en Habermas, para Segovia el espacio público cumple una función vital
(aunque tal vez no reconocida). Estos espacios públicos se abren en diferentes líneas.
Analicemos la más evidente de ellas:
Reuniones de salón y café:
Reconoce en el espacio público, el lugar para la oposición.
“¿Quién ocupa ese lugar público que la colectividad ha desertado? ¿Quién se muestra
en la luz pública, quién se calienta al sol público? ¿El poder? No creo. Más bien lo que
el poder siempre ha querido —y necesitado— es que ese espacio esté desierto. No
por nada las revoluciones empiezan en la calle. Pero ese lugar que necesita vaciar
tampoco puede ocuparlo. El poder no puede aparecer en la luz pública (y mucho
menos en la democracia que en la monarquía). Salvo como violencia. El poder en la
calle no puede ser más que la represión violenta. El poder es violencia, pero violencia
oculta a la luz pública. Sólo sale a la luz pública en las crisis graves, cuando no puede
evitarlo, y momentáneamente. (Bueno, hay Pinochet, claro: es obviamente un caso de
patología del poder —una crisis grave permanente —mientras dure.) El poder no
puede vivir en el espacio público, sino sólo ocuparlo momentáneamente; su presencia
en la calle se llama precisamente ocupación. (Habría que proseguir esa filosofía del
café que leí hace años —imposible recordar el nombre del autor francés.)”
León Urrutia Octavio Página 7
9. 8
Le da un sentido a su recurrencia, pero deja abiertas más posibilidades.
“…es imposible, en la práctica, que un trabajo, incluso el más entusiasta, no nos
obligue mínimamente a dejar de lado alguna otra cosa −aunque sólo fuera el ocio,
aunque sólo fuera el estar en otro sitio. Hasta en el trabajo de la poesía hay algún
rastro de eso (de ahí sin duda, en parte por lo menos, mi necesidad de escribir en los
cafés: es una manera de sentir menos la renuncia a estar en otro sitio y haciendo otra
cosa mientras escribo).”
Café de Berkley, Café Roma, Intermezzo, Café Comercial, Café del Arco, Café inhabitual,
Café de France de Prades, Café Chufas, Café caldeado, son algunas menciones de la
cafeterías que visita. Probablemente, el discurso no se vea enriquecido por el nombre de la
cafetería, pero le da un ánimo y dimensionalidad a su relato. Incluso hace patente que
cuando está de mal humor le corresponde la peor mesa, es una mala cafetería, hace frío en
la cafetería, o cuestiones de esa índole, cargando de valor significativo al establecimiento
(de manera muy intencional). Su comprensión de estos detalles lingüísticos, los hace
evidentes en sus críticas hacia Lacan o Jackobson, o cuando dice que los teóricos llegan a
comprender a tal grado las motivaciones e intenciones del autor, que pierden su capacidad
creativa (sustituyéndola por la capacidad analítica, teórica y discursiva).
Política.
Las influencias políticas de Segovia, son evidentísimas. La razón de su exilio, su condición
de refugiado, la realidad y momento histórico que vivió, lo hicieron partícipe de la política. No
quiero decir que haya sido un militante o activista, pero sí un hombre consciente de su
herencia, de lo que él vivió y de lo que supone, está por venir.
A forma de recorrido, dividiré este tópico en 3 partes:
1.- El exilio
“Sí, yo fui un hijo de exiliado, que no es lo mismo que ser un exiliado. Pero ahora el
mundo está repleto de gente que padece esta situación, como los paquistaníes de
Londres, los turcos de Berlín, los magrebíes de España o los mexicanos de Estados
Unidos. Y ese exilio también es un exilio político, porque si no hubiera la política que
León Urrutia Octavio Página 8
10. 9
prevalece en el mundo esta gente no se moriría de hambre y ni los turcos, ni los
magrebíes ni los mexicanos pasarían por lo que pasan. Son consecuencias económicas
de una política desastrosa.”
Muestra su capacidad de asombro por la sociedad y se reconoce a sí mismo desde dentro y
fuera de esta problemática, sin politizar a favor o en contra de las corrientes ideológicas de
izquierda o derecha.
2.- Precisiones
“El poder necesita justificarse, y su justificación es ésa: que procura orden y justicia. En
los hechos, todo lo que se gana en justicia se pierde en orden y todo lo que se gana en
orden se pierde en justicia. La izquierda es en principio aquella que está dispuesta a
sacrificar algo del orden a favor de la justicia y la derecha es quien prefiere sacrificar la
justicia en nombre del orden”.
“Lo que yo he aprendido es que yo salí de la España dictatorial que despreciaba la
libertad y perseguía a la izquierda, y en nombre de esa misma izquierda en Rusia se
metía a la gente en campos de concentración. Desde muy pequeño empecé a pensar
que el problema no era sólo entre izquierda y derecha, que el problema es también el
poder mismo”.
En sus palabras (aquí y en el resto de esta entrevista), hace patente la necesidad de
precisar de lo que se habla. Si bien, día a día, los discursos políticos se forman de promesas
de orden y justicia, bien deberían decirnos a qué se refieren con los términos de ‘orden’ y de
‘justicia’.
3.- Crítica
A la crítica la pongo en tercer lugar, porque para llevarse acabo, es necesario ubicar la
realidad socio-política, haber pensado lo que es y no es dicha realidad, externar mi
pensamiento (subjetivo) y reflexionarlo (de manera objetiva, si es que existe algo
semejante). Llevarse acabo es la palabra clave, porque sin duda puedo -y puede cualquiera-
criticar por el simple y llano deseo de destruir. Difícilmente se puede hacer una crítica justa y
puntual sin seguir este proceso, salvo quizá, en el terreno de la casualidad.
León Urrutia Octavio Página 9
11. 10
“Cuando Octavio Paz empezó a hablar del fin de las ideologías yo empecé a decir que
era el fin de la ideología en Octavio. Yo sigo creyendo en la pertinencia de la ideología
siempre que entendamos por ello tener o proponer un sistema de valores. Tras la
caída del muro de Berlín se le reprochaba a la izquierda haber cometido muchos
horrores en nombre de la ideología, y es verdad, pero deducir de eso que proponer
ciertos ideales sociales, que proponer una sociedad valiosa, implica asesinar a la
gente, es lo que se llama paralogismo: no es verdad. Es como la famosa frase de
Danton, “Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”, que es absolutamente
cierta, pero deducir de ello que la libertad no es más que fuente de crímenes es una
aberración”.
Mucho se puede decir sobre las interpretaciones hermenéuticas que se puedan hacer su
obra (sobre todo a su poesía), sin embargo, por la prudencia de no malinterpretar su
discurso y la apología mencionada al principio -por escribir sobre la obra de un autor
presente-, habré de limitarme a lo ya expuesto.
Su persona ha estado vinculada al socialismo, pero a aquel socialismo verdaderamente
utópico, ya que reconoce las limitaciones, omisiones y desvaríos en los intentos del régimen.
Si bien su postura es prudente frente al socialismo, es tajante frente al capitalismo, frente al
materialismo y frente al postmodernismo. Un sistema desmoralizado y desmoralizante, que
le pone precio a todo y le da valor a nada. Su papel es de contestatario, pero como él mismo
señala, su ideología, un día vista como revolucionaria, hoy no es más que nostalgia.
Su recuerdo infantil, sentimental, lo contrapone con su madurez, intelectual: en su revisión
de México, ve casi heroico el papel de Cárdenas frente a la Segunda Guerra Mundial y el
nazi-fascismo. Ve también un México de contrastes, que le abrió las puertas y los brazos
tras el exilio, y que tenía sin duda, sus propios problemas.
Conclusión.
De qué manera se puede concluir un trabajo sobre algo que continúa renovándose. Revisar
a un autor que no se está quieto, implica sólo un esbozo de su creación. En sus escasos 82
años, caben sentimientos y pensamientos para al menos 82 generaciones. Enhorabuena por
su trabajo y por su ya casi aniversario número 83.
León Urrutia Octavio Página 10