2. En el camino del
discipulado de la Iglesia,
María aparece como
discípula, hermana y
compañera nuestra.
La Virgen María por su fe
y obediencia a la
voluntad de Dios, es la
discípula más perfecta
del señor.
3.
4. María pertenece a la plenitud de los tiempos
e inicia dicha plenitud
Ella es la mujer que permite a Dios hacer
presente a su Hijo para realizar el plan de
salvación.
Es también la mujer que le permite al Hijo de
Dios llegar a ser Hijo del Hombre, al Señor ser
esclavo y servidor de todos.
5. Es la mujer que ofrece su cuerpo y su vida
para realizar el plan de salvación.
Su misión está íntimamente unida a la de su
Hijo y es una misión para nosotros: al servicio
del hombre.
En María el Hijo de Dios se hizo hijo del
hombre para que nosotros, en toda libertad,
llegaremos a ser hijos de Dios.
6. María inspira a los
creyentes a imitarla
en la actividad
misionera.
Ella esta presente
dondequiera que la
Iglesia lleva a cabo
la actividad
misionera entre los
pueblos
7. María como Madre
coopera a la
regeneración y formación
de los fieles.
Como “Estrella de la
Evangelización” guía y
acompaña a los heraldos
del Evangelio y sostiene
en la fe a las nuevas
comunidades cristianas.
8. • Los misioneros tienen un modelo perfecto de
consagración y fidelidad en María, que “se
consagró plenamente como esclava del Señor
en la persona y a la obra de su Hijo”.
• En la escuela de María, todos los hijos e hijas
de la Iglesia aprenden el espíritu misionero
que debe animar su vida cristiana y su celo
apostólico.
• Con María, la comunidad de fe siguiendo su
ejemplo, podrá cultivar mejor la dimensión
“contemplativa” y “misionera”.
9. Con los ojos puestos
en sus hijos y en sus
necesidades, María
ayuda a mantener
vivas las actitudes de
atención, servicio, de
entrega y de
gratuidad que deben
distinguir a los
discípulos de su Hijo.
10. La Virgen María fue en
su vida ejemplo de
aquel amor maternal
con que es necesario
que estén animados
todos aquellos que, en
la misión apostólica de
la Iglesia, cooperan a la
regeneración de los
hombres.
11. María es la gran
misionera,
continuadora de la
misión de su Hijo y
formadora de
misioneros. Son
incontables las
comunidades que han
encontrado en ella la
inspiración más
cercana para aprender
cómo ser discípulos y
misioneros de Jesús.