Mi discurso promocion lxvi santiago hernandez derecho usm
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DISCURSO DE GRADUACIO
PROMOCIO LXVI DE DERECHO
U IVERSIDAD SA TA MARIA CARACAS
Señor Rector: Dr. José Ceballos, Señor Vice Rector
Académico: Dr. Ramón de Torres, Señor Decano Dr.
Inocencio Figueroa, Sr. Director de la Escuela de Derecho
Dr. Osiris Villalobos, Dr. José Gregorio Correa, Queridos
Padrinos: Dra. Elba Mejias, Dr. José Alberto Morales
Gómez, Dr. Carlos Spartalian, demás autoridades, invitados
especiales, queridos familiares y amigos, compañeros.
Agradezco la presencia de cada uno de ustedes en esta
ceremonia. Este honor que en el día de hoy las autoridades
Universitarias me otorgan, fruto de mi rendimiento
académico, debo reconocer que lo acepto con muchísima
humildad, ya que me concede la dicha de dirigirme a esta
audiencia en nombre de todos mis compañeros.
Además, deseo expresar mi agradecimiento a aquellos
compañeros que me proponían que fuera yo quien diera el
discurso de graduación, eso para mí ya era un gran
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privilegio, porque sentía que aún cuando no fuera yo la
persona elegida, ya algunos de mis compañeros me habían
distinguido con esa gran responsabilidad, que más que una
responsabilidad es un gran honor que será recordado por mí
como uno de los más trascendentales en mi vida.
Este es un momento muy esperado, en el cual se
conjugan muchas emociones, donde los sueños alzan el
vuelo y los deseos quieren alcanzar el cielo… es una ocasión
extremadamente especial para todos nosotros y para nuestros
familiares que nos han acompañado a lo largo del camino,
en la obtención de nuestra formación intelectual y
profesional.
Por ello más que un discurso quiero dejarles a todos mis
compañeros un mensaje de amor, de optimismo, de fe, de
reflexión, para que continúen con esa energía que
demostraban todos los días en clase donde me contagiaron su
juventud, sus esperanzas, donde discutíamos nuestros puntos
de vista a veces unísonos y otros contradictorios, pero
siempre buscando el bien común de la clase. Cuando
comencé a estudiar con muchos de ustedes sentía que lo
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estaba haciendo con mis hijas, me dedique a realizar guías de
estudio de mis apuntes diarios, sin ninguna arrogancia de
tratar de impartirles enseñanza alguna … como uno lo hace
con los propios hijos, mi experiencia fue todo lo contrario
aprendí mucho más de ustedes que ustedes de mi. Pero ahora
en este instante…. si me tomo el atrevimiento de hablarles
más que como una compañera, como una madre… como
una amiga… y por ello les dijo que ha llegado el momento
de exigirnos incrementar el análisis, tratar de obtener el
máximo de nuestra capacidad intelectual para forjarnos el
carácter y la ética, porque somos los que tendremos que
velar, proteger y defender los intereses de los ciudadanos.
Ser abogado es un gran honor pero es, también, una
gran responsabilidad.
Tenemos que seguir preparándonos para estar
actualizados, recordemos que el Derecho no es algo estático
sino que está en continuo desarrollo, en movimiento
perpetuo y en armonía con los cambios de nuestra realidad
social y por ello debemos estar prestos para que podamos
enfrentar “ UESTRA COMPLEJA REALIDAD
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JURIDICA” y convertirnos en los verdaderos protagonistas
que aportaran a nuestro sistema jurídico y a nuestra patria los
mejores conocimientos para la transformación anhelada.
Debemos sentirnos muy satisfechos este día, ya que la
conclusión de esta etapa indica que lo hicimos bien y ese
debe ser nuestro norte, hacerlo todo bien, para que… como
hoy, nos sintamos orgullosos y seamos merecedores de otros
momentos como este.
No tengamos miedo de cometer errores, ya que de ellos
vamos a aprender. El peor error es tener miedo a cometerlo.
En la vida nos vamos a encontrar muchas puertas, algunas de
ellas…. no las vamos a poder abrir, pero esto nos tiene que
dar el valor de seguir adelante y buscar esa puerta destinada
para nosotros que nos conducirá al éxito, porque déjenme
decirles algo… esa puerta con cada uno de nuestros nombres
inscritos está allí… solo esperando ser abierta por nosotros.
Aprendamos a ser generosos y agradecidos cultivemos
lo que en mi época se denominaba “Don de Gente”, para ello
debemos poner por delante la siembra de los valores que
estoy segura nos ayudará muchísimo en nuestra profesión.
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No existe una fórmula mágica para ser el mejor
abogado, pero sin embargo, si pudiéramos ser buenos
ciudadanos, excelentes personas, si cultiváramos nuestros
conocimientos, si fuéramos honestos, éticos podríamos
alcanzar la excelencia y estoy segura seriamos reconocidos
como uno de los mejores.
Hoy, debemos brindar un gran reconocimiento a
quienes han dejado una huella indeleble en nosotros,
profesores como Santiago Hernández, Inocencio Figueroa,
Marisela Rondón, José Gregorio Correa, Ciro Camerlingo,
Rita Hernández; Carlos Spartalian, José Alberto Morales
Gómez, y nuestra queridísima madrina Elba Mejias, cuyos
conocimientos y enseñanzas nos trajeron hasta este lugar.
Igualmente agradecer a nuestros padres, madres,
esposos, esposas, hijos e hijas. Primordialmente, agradezco a
mi mamá, quien es una gran mujer, la mejor de todas, así
como la madre de todos ustedes, mi mamá se encuentra aquí
presente y quiero decirle que la amo. Igual y muy
especialmente agradezco a mí amado esposo Jalal por
soportarme y por el sacrificio de no contar conmigo en
algunos momentos; así como a mis hijas, Michelle, Mairelle
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a mi hijo Nicolás a mis nietos, Nicola y Massimo, Mis
hermanos, mis sobrinos para ellos todos, mi gran amor.
Hoy nos abruma la nostalgia, por supuesto que
sentimos melancolía, eso no lo podemos ocultar… estamos
dejando atrás nuestra querida Alma Mater, “La Universidad
Santa Maria” cómo olvidar todos aquellos recuerdos que nos
invaden cada vez que miramos atrás, y que nos acompañarán
el resto de nuestras vidas. Más sin embargo, igualmente debe
embargarnos la felicidad y la alegría que significa la
obtención de este logro y el comienzo de muchos desafíos…
recordemos…. que el límite es el cielo.
Y para finalizar quiero que demos gracias a Dios y
hagamos votos por ser abogados honestos, comprometidos
con nuestra patria, abogados que quiebren doctrinas
inservibles, que rompan dogmas anquilosados, que aperturen
sendas para que la “justa justicia” las atraviese y nos permita
poder abogar por el que lo necesite, para que protejamos los
derechos humanos de los ciudadanos, para que con la moral
en alto solucionemos, dirimamos, arbitremos, propongamos,
y aportemos a la Patria Valores de Justicia.
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Ciertamente, es imprescindible en este momento
recordar a Ulpiano.
"La justicia es la constante y perpetua voluntad de
conceder a cada uno su derecho".
Hoy, esa justicia nos da ese merecido derecho de ser
abogados, no defraudemos a la Justicia y más aún no nos
defraudemos a nosotros mismos.
Rosalba Aldana de Dallamy
Universidad Santa Maria
Caracas, 14 de Noviembre de 2012
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