Los bebés nacen con los ojos grises debido a la inmadurez de los melanocitos, las células responsables de la pigmentación del iris. Con el tiempo, la maduración de los melanocitos y la estimulación por la luz solar generan melanina en el iris, dándole color. La cantidad de pigmentación determina si el ojo se vuelve más oscuro o más claro, y el color final depende de la herencia genética.