Castilla y Leon durante la ConstruccióN del Estado Liberal
1. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
Cura Merino
Claudio Moyano Samaniego (1809-1890)
José María Gabriel Y Galán
José Madrazeduardo Rosales
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2. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
Cura Merino
Siguió la carrera eclesiástica y fue ordenado sacerdote, pasando a ser párroco de su pueblo natal. En la
invasión francesa de 1808 fue maltratado y apresado por las tropas de Napoleón, consiguiendo escapar.
Desde ese momento se convirtió en uno de los más prestigiosos guerrilleros de la resistencia española,
alcanzando el cargo de gobernador militar de Burgos en 1814. Sus éxitos fueron premiados por el recién
llegado Fernando VII con una canonjía en Palencia, pero el cura Merino tuvo que abandonarla por
enemistades con sus compañeros. El Trienio Liberal de 1820-1823 le llevó de nuevo a la guerrilla como
declarado absolutista, participando en las partidas que hacían de vanguardia a los "Cien Mil Hijos de San
Luis". Se hizo carlista tras el fallecimiento de Fernando VII, convirtiéndose en uno de los líderes del
movimiento en Castilla y participando en los sitios de Morella y Bilbao. Se hizo fuerte en Soria, pero la paz
que trajo el Convenio de Vergara de 1839 motivaría su marcha a Francia, junto al pretendiente Carlos María
Isidro, falleciendo en el país vecino.
En 1805, ejerciendo de párroco en su pueblo, pudo apreciar el maltrato que recibía la gente de su pueblo
por parte de las tropas francesas; esto le incitó a convertirse en guerrillero.
«...Era un sacerdote que sufrió el abuso de las tropas que expandían la Revolución por Europa. Fue
humillado y vejado en su función sacerdotal ante sus feligreses. Formó una de las partidas más conocidas de
Castilla la Vieja para combatir a los revolucionarios. Don Jerónimo no era un guerrillero sino un intelectual
que sólo conocía la guerra por la lectura pero logró formar un cuerpo guerrillero eficiente que lograría quitar
el sueño a los mandos franceses...»
Las guerrillas, fuerza única que los españoles tenían en estas provincias Durante la guerra de la Independencia contra el
interiores, se reunieron en el Duero, en Almazán, pueblo de la provincia de ejército napoleónico, se convirtió en uno de los más
Soria. El gobernador francés de la capital de este nombre, Baste, coronel prestigiosos guerrilleros de la resistencia española.
comandante de la marina de la Guardia Imperial, se puso en marcha desde A partir de julio de 1809, incrementadas sus
dicha ciudad el 10 de julio por la mañana con una columna de 1.100 fuerzas, actúa sobre las comunicaciones Burgos -
hombres, y atacó a las fuerzas españolas reunidas; mas habiendo sido Valladolid. Así, el 22 de enero de 1810 sorprendió a
rechazado después de siete horas de fuego, pidió por medio de un una división francesa en las inmediaciones de la
parlamento una suspensión de armas; pero faltando a su palabra, y villa de Dueñas, cayendo en la emboscada sobre
durando aún el armisticio, atacó, resuelto a ocupar a todo trance la villa, 1.500 hombres, logrando evadirse solamente unos
200.
con la mayor intensidad el puente, y consiguió entrar en ella después de
haber sufrido una mortandad horrorosa. El cura Merino fue uno de los
partidarios que se hallaron en esta acción con 200 caballos...»
El 10 de julio de 1810, las tropas francesas al mando de Duvernet incendian la villa de Almazán2 en represalia
a la tenaz resistencia,3 que dentro de sus muros, hizo el guerrillero con 1.600 hombres.
En 1811 funda el Regimiento de Húsares de Burgos en el que participaron entre otros Julián de Pablos y
otros jóvenes lermeños como Ramón de Santillán futuro ministro de Hacienda y primer gobernador del
Banco de España, y también el de infantería conocido como Regimiento de Arlanza.
Los húsares vestían pelliza azul bordada en blanco, y según Fredérick Hardman con “sus armas bruñidas y
sus hermosos caballos, podían emparejarse, sin menoscabo, con la mejor fuerza regular de la Caballería
francesa".7 A fines de julio de 1812 persigue a las tropas de Marmont, que se repliegan de Arapiles por el Valle
del Esgueva.
Logró audaces victorias en Roa, una de los pocos que efectuó
Merino sobre poblaciones ocupadas por los franceses, Quintanar de
la Sierra y Hontoria del Pinar. El 15 de abril de 1812 recibe aviso de
cómo el batallón 1º del Vístula, formado por soldados polacos al
servicio de Francia, salía de Aranda para efectuar requisición de
carnes en el partido de Peñaranda de Duero y caseríos de las
inmediaciones un convoy escoltado por 1.400 infantes, 150 caballos
y dos piezas de artillería,9 lo que le agradaba pues veía la posibilidad
de escarmentar él a los franceses que el día 2 de abril, habían
Lancero del ahorcado a los junteros en Soria, dejándolos colgados para
Vístula 1808, con su tradicional chascás escarmiento de la población. Determinó salir a su encuentro,
atacando en el camino de Hontoria de Valdearados, cerca de
Peñaranda de Duero, comunicando de este modo su acción:
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3. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
Acabada la guerra, volvió a su ministerio en Villoviado. Sus ideas
absolutistas le valieron ser recompensado por Fernando VII a su
regreso con una canonjía en Valencia. Durante el Trienio Liberal
(1820-1823) retomó la guerrilla, y se enroló en las partidas que
marchaban apoyando la invasión de los «Cien Mil Hijos de San
Luis» que acabaría con el gobierno liberal. A la muerte de
Fernando VII, se alistó en el bando también absolutista del
pretendiente don Carlos y dirigió el alzamiento carlista en
Castilla la Vieja, participando en los sitios de Morella y de Bilbao.
El día 13 de noviembre de 1833, con sus tropas a las puertas de
Burgos, al dirigirse al ejército que se le oponía manifestaba los
motivos de su lucha:
Caballería Castellana. "Albúm de las Tropas Carlistas del
Norte". Madrid, sin fecha. (184?)
Derrotado el pretendiente Carlos María Isidro de Borbón, se opuso al Convenio de Vergara y
habiendo finalizado temporalmente en 1839 la primera guerra carlista en el Norte se exilió en la
localidad francesa de Alençon, departamento del Orne, donde residía junto a algunos familiares en
el número 10 de la Grande Rue, de la que todos los días salía para atender como capellán las misas
en un convento de monjas.14 Murió en Alençon (Francia) y su tumba se encuentra en Lerma
(Burgos).
Libelos.
Los primeros libelos que conocemos contra él, datan del inicio de la Primera Guerra Carlista.
Merino, ejecutado don Santos Ladrón de Cegama, es la figura más relevante de los que se han
alzado en primera instancia a favor de don Carlos María Isidro. En Madrid, los carlistas han
depositado en él sus esperanzas de triunfo. Había que destruirle y ya que no podían hacerlo
físicamente, se empeñaron en destruir su fama.
Soy una fiera: al nacer me tuvieron por hombre, y «...Tenía dos hermanos, de los que hablaremos en adelante, y una hermana muy
bien parecida. Todos los de su familia tuvieron que sufrir mucho de sus malos
este error ha labrado el tormento de mi vida y la tratamientos. Su infeliz madre murió de resultas de los insultos y tormentos que
desdicha de cuantos seres se han visto en la forzosa le hizo pasar este hijo desnaturalizado, y vez hubo que se encaró a la madre en
precisión de conocerme y de tratarme. La naturaleza ademán de asestarle sus pistolas. Su hermano mayor, que le llamaban por apodo
el Majo, y era contrabandista de profesión, vino a juntársele en 1810, el mismo día
me formó velludo: ésta sola circunstancia debió fijar que Merino tuvo un encuentro sangriento con los franceses en Almazán, cerca de
a mis ayos y pedagogos, que se obstinaron (bien que Soria; ¿Qué recibimiento haría Merino a su hermano? Parece increíble: temiendo
inútilmente) en domesticarme. Me embarazaba el el barbazo, que su hermano no le suplantase, y lo eligieran en su lugar por jefe las
guerrillas del país, lo hizo asesinar dos horas después de haberlo abrazado y
vestido, no me hacia mella la intemperie, me tenía haberle manifestado el gusto de verle después de una ausencia de seis años.
difícilmente en dos pies, y mis necios directores El hermano menor, también contrabandista, y conocido bajo el nombre de el
empeñados todavía en domesticarme. Huía de las Churro, continuó en hacer la guerra á los franceses, en compañía del cura
gentes: buscaba con pasión los parajes solitarios, y soldado; cierto día quiso echar en caralaaplaza dela dureza de su carácter, este
Merino
hizo tocar generala, junta su gente en Lerma, y allí, castiga
mis tercos pedagogos rabiaban por presentarme inhumanamente su atrevimiento haciéndole dar baquetas tan crueles, que el
entre los hombres, siempre tenaces en infeliz hermano murió poco después de tan bárbara flagelación.
No quedaba ya sino su hermana, que escapase de los uñas feroces de este
domesticarme. Me mostré ceñudo, áspero, incivil, parricida; tuvo la fortuna de quedar con vida; y no fue poca; porque con un ente
montaraz, duro de corazón, que señalé en mis tan brutalmente atroz, como Merino, hubiera al fin sido víctima de alguno de estos
frecuentes crueldades, y mis maestros cada vez mas accesos de furor...»
Historia política del Cura Merino: escrita en francés y
estúpidos, siempre ciegos y emperrados en
traducida al español por D. Ignacio Malumbres, Imprenta de
martirizarme...» M. Heras, Zaragoza, 1836.
La Fiera de los Pinares, o sea la muy célebre
renuncia del Cura Merino al linaje humano.
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4. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
CLAUDIO MOYANO SAMANIEGO (1809-1890)
Claudio Moyano y Samaniego (Fuente de la Peña o Bóveda de Toro, Zamora 1809- Madrid
1890). Político español. De ideología liberal, evolucionó de posiciones tibiamente progresistas
hasta aproximarse al Partido Moderado.
Cursó estudios de derecho (ejerciendo algún tiempo la abogacía), latín y filosofía en las
Universidades de Salamanca y Valladolid]], en la que fue catedrático de instituciones civiles y de
economía política. En 1841 es elegido alcalde de la ciudad, y en 1843 Rector y diputado a Cortes. En
1844 es elegido diputado por Zamora. En 1846 es diputado por Toro]. En 1850 es Rector de la
Universidad de Madrid. En 1853 entra en el gobierno ocupando la cartera del Ministerio de
Fomento. Ya en el Bienio Progresista se opuso, en las Cortes, a la desamortización municipal
decretada por Pascual Madoz en 1855.
En 1856, con el gobierno moderado, impulsa la ley reguladora de la enseñanza conocida como Ley
Moyano, que incorpora buena parte del Proyecto de Ley de Instrucción Pública de 9 de diciembre
de 1855, elaborado durante el bienio por el Ministro de Fomento Manuel Alonso Martínez. La ley
Moyano será el fundamento del ordenamiento legislativo en el sistema educativo español durante
más de cien años, pues en esencia (aún con modificaciones) pervivió hasta la [Ley General de
Educación de 1970 que estableció la escolarización obligatoria hasta los 14 años y la LOGSE de
1990 que aumentó esa edad a los 16. Estaba compuesta en realidad por dos iniciativas legislativas:
la Ley de Bases de 17 de agosto de 1857, y la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de
1857. Con esta ley se intenta mejorar la deplorable condición de la educación en España (uno de los
países europeos con mayor tasa de analfabetismo) organizando los tres niveles de la primera
enseñanza (enseñanza primaria, en teoría obligatoria y gratuita para los que no pudieran pagarla,
pero que en la práctica dependerá de la iniciativa de los municipios o de la iniciativa privada), la
segunda enseñanza (enseñanza media, en la que se prevé la apertura de institutos de bachillerato y
escuelas normales de magisterio en cada capital de provincia, además de permitir la enseñanza
privada en los colegios religiosos, que recibirán especial consideración); y la enseñanza superior
(con las universidad es cuya gestión se reserva al Estado).
Impulsó la rápida aprobación de los expedientes de ferrocarriles. Volvió al gobierno en 1864. Tras
el paréntesis del sexenio revolucionario, vuelve a las Cortes de la Restauración como diputado por
Toro. Es nombrado senador por Madrid en 1881, cargo que ocupó con rango vitalicio desde 1886.
La cuenca hullera de Sabero fue la primera cuenca carbonífera en ser explotada en León, y una de
las primeras de España, ya en el primer tercio del siglo XIX. Y lo fue por una compañía inglesa.
Después de las guerras napoleónicas el capital inglés quedó libre para extender su dominio por el
mundo, e impuso una división internacional del trabajo, en la que las naciones económicamente
atrasadas, como España, abastecían a Inglaterra de alimentos y minerales. El atraso de España en
el siglo XIX se debió, entre otras cosas, a que el ejército inglés había destruido gran parte de la
industria y de la infraestructura de comunicaciones españolas; con la disculpa de venir a ayudarnos
a combatir a Napoleón.
El carbón de Sabero era muy costoso de transportar fuera de la cuenca del Duero, por eso se vendía
en Burgos, Valladolid y Palencia.
En 1841, acabada la guerra carlista, el capital autóctono queda libre de otras preocupaciones y se
empieza a interesar por la minería leonesa. Y al año siguiente Sabero empieza a sufrir la
competencia de la cuenca de Orbó, en Palencia, que desde entonces no dejaría de hacerse sentir, y
que hizo perder el mercado burgalés, aunque se compensó con el inicio de la venta del carbón en el
de Madrid.
Esta competencia y la poca demanda de carbón que había en aquella época, hicieron pensar en el
aprovechamiento del carbón in situ mediante la construcción de altos hornos. Para ello en 1845 se
creó la sociedad Palentina-Leonesa de Minas, y se hicieron varias ampliaciones de capital. Hasta
que tomó la sociedad a su cargo el mayor capitalista que había entonces en León, el famoso arriero
Santiago Cordero, el que se sentaba en las Cortes vestido de maragato. Pero esa es otra historia. A
su impulso se debió la construcción definitiva de los altos hornos.
Casiano de Prado, el famoso geólogo y explorador de los Picos de Europa, hizo un reconocimiento
del valle, sacando conclusiones muy optimistas sobre las reservas de carbón y mineral de hierro. Se
llegó a decir que la provincia podría sostener hasta 45 altos hornos.
En 1847 empezó la construcción del primero de los altos hornos, que empezó a funcionar a finales
de ese año o a comienzos del siguiente. Las grandes piezas para la maquinaria hubo que
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importarlas de Inglaterra, se desembarcaron en el puerto de Gijón, y desde allí se transportaron a
Sabero en carros de bueyes, atravesando toda la cordillera Cantábrica por más de 200 Kms. de
malos caminos.
En 1851 empezó la construcción del segundo alto horno, que se inauguró el 10 de enero de 1860
con una curiosa fiesta, en la que se mezcló la celebración por el nuevo alto horno con las noticias de
la guerra de África. Este fue el primero de Europa en sus características, el primero que tuvo cuba
cilíndrica. Y el día de su inauguración ya produjo más de 50 quintales de hierro. Sus ruinas todavía
hoy son impresionantes.
Esta fue la primera ferrería de España que se alimentaba durante todo el proceso de producción
con carbón mineral, es decir, el primer alto horno propiamente dicho, un año antes que el de
Mieres.
El conjunto de la fábrica una vez terminada, parecía una edición corregida y aumentada de la
fábrica de armas en Paradaseca 40 años después. Esta también se vio obligada por las dificultades
del transporte a procurar su autosuficiencia, y llegó a tener más de 90 hornos de diferentes clases,
depósitos de carbón, almacenes, cuadras, oficinas, viviendas para los obreros. El carbón se traía
desde las minas a 2,5 Kms. en vagonetas movidas por tracción de sangre.
El recinto del actual polideportivo de Sabero albergaba el taller de laminación y otros
departamentos. Este es un edificio de piedra y ladrillo de 52 mts. de largo, 38 de ancho y 15 de alto,
sostenido por arcos ojivales y sin columnas ni divisiones interiores, que recuerda en su interior a
una iglesia. Las primeras fábricas imitaban la forma de las iglesias, castillos y palacios, hasta que
con el tiempo desarrollaron formas propias. Los arcos de ladrillo de esta nave están hechos según
una técnica de origen mudéjar, continuada en el barroco, que se practicó por última vez en España
en la Universidad Laboral de Gijón, cien años después de la fábrica de Sabero.
No sólo se producían piezas de hierro de diferentes forma y dimensión, sino también ladrillos, cal y
varios productos químicos con las materias que había en las proximidades. Y se llegó a proyectar
una fábrica de loza y porcelana.
Al principio el hierro obtenido era de peor calidad que el de las viejas fraguas del Bierzo y la
Montaña. Se resquebrajaba por los bordes incluso después del forjado, por lo que había que
someterlo a dos, tres y hasta cuatro recalentados, lo que suponía un despilfarro. Pero con el tiempo
mejoró la fundición.
En ningún momento la fábrica llegó al límite de su capacidad de producción, a pesar de venderse
todos sus productos inmediatamente y a buen precio.
Durante muchos años, de 1830 a 1880, la presión del capital extranjero franqueó la entrada a los
hierros y las máquinas de fuera. Nuestra producción de lingote y maquinaria creció lentamente,
mientras España se veía obligada a comprar gran cantidad de husos, telares, máquinas de vapor,
carriles, locomotoras, vagones y buques importados. El tendido de la red ferroviaria y la
vaporización de la marina mercante fueron ocasiones perdidas para la industria siderúrgica
española, y ésta no pudo cubrir la demanda nacional de hierro y maquinaria hasta muy tarde.
La fábrica de San Blas, llamada así por la ermita junto a la que se construyó, permaneció 15 años en
actividad, hasta 1862 en que cerró, en parte por falta de capital. Cada vez que se quería emprender
una operación no se encontraban fondos.
Con el mal tiempo los caminos se volvían intransitables, y a fin de no parar la actividad, la fábrica
debía hacer como en los pueblos de la montaña que en invierno quedan bloqueados por la nieve. Es
decir, hacían acopio antes del invierno de mineral y carbón para varios meses, lo que paralizaba un
capital que se podía haber empleado en otra cosa.
La fábrica consumía 600.000 quintales de carbón y 130.000 de mineral de hierro anualmente,
procedente todo ello de los yacimientos que tenía la empresa en los alrededores, de los cuales los
más lejanos estaban a unos 8 Kms. La empresa tenía 68 pertenencias de carbón en los valles
cercanos, repartidas por una gran superficie; pero sólo llegó a explotar 6 minas. El mineral de
hierro se extraía de varias minas en Saelices, Yugueros y Aleje, en un radio de 5 Kms., y otra mina
en Argovejo. Este mineral se traía por caminos en mal estado con carros de bueyes que cargaban
600 Kgs. La dificultad del transporte era tan grande que el precio del mineral al arrancarlo se
multiplicaba por 3 al llegar a la fábrica, y aún por 7 si venía de las minas que estaban al otro lado
del Esla, en Aleje y Argovejo.
Además había que pagar salarios altos a los ingenieros, maquinista y maestros, que eran
extranjeros en su mayor parte.
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Ciertos defectos técnicos de la maquinaria también causaban pérdidas en la fundición. Las pilas al
aire libre para la fabricación del coque hacían perder mucho carbón, por la mala distribución de los
respiraderos y por su inadecuado manejo durante la combustión. Al proyectar la fábrica no se
tuvieron en cuenta las características del mineral de hierro de Sabero: la proporción de sílice que
contiene y su heterogeneidad.
Por si fuera poco la empresa fue gravada con pesadas multas y contribuciones, no del todo justas.
Detrás de ellas estaba la competencia de las minas de Palencia, cuyos dueños recurrieron sin duda
a sus influencias políticas.
La guerra económica que se hacían los empresarios en estos primeros tiempos del capitalismo ha
dejado huella en el trazado ferroviario español. Cuando pocos años después de construida la fábrica
de Sabero llegó la red ferroviaria a esta región, las minas de Orbó quedaron como una cosa tonta a
poca distancia del ferrocarril de Palencia a Santander, al que además fueron unidas por un ramal
de 13 Kms. de Barruelo a Quintanilla de las Torres. Mientras que las estaciones más cercanas a
Sabero (Sahagún y Mansilla de la Mulas) estaban a 50 Kms., a donde tenían que llevar el carbón en
carros de bueyes por caminos en mal estado, si querían seguir vendiéndole en Palencia, Valladolid
y Madrid, que hasta entonces se habían abastecido casi exclusivamente del carbón de Sabero. Al
final el precio del carbón de Sabero era casi el triple del de Barruelo.
Después de paralizada la fábrica, todavía se conservó durante algún tiempo la esperanza de ponerla
otra vez en funcionamiento, y se seguía manteniendo la maquinaria, Pero a los pocos años se vio
que el cierre de la ferrería sería definitivo. La fábrica había absorbido hasta entonces casi todo el
carbón de la cuenca, y al quedar cerrados los pocos mercados que tenía también se paralizaron las
minas.
En 1868 se estaban hundiendo las galerías, que habían alcanzado más de 2 Kms. de longitud. Sólo
compraban carbón los herreros de la comarca, que venían con sus alforjas a llevarse cantidades
pequeñas.
Llegó el momento en que ya sólo se pensó en vender la empresa para pagar deudas.
Las minas y los talleres cambiaron de dueño varias veces hasta llegar a la actual "Hulleras de
Sabero y Anexas, S. A.", que se constituyó en 1892.
Con el cierre de la fábrica se marcharon los técnicos que habían venido de toda España y de varias
naciones europeas, acomodándose como pudieron en viviendas repartidas entre Saelices y Sabero,
carentes de los más elementales servicios y comodidades, en un clima duro y con malas
comunicaciones. Aquí dejaron las viviendas que con el tiempo se hicieron al modo de sus lugares de
origen, de estilo inglés y vasconavarro, y que aún hoy pueden verse.
José María Gabriel y Galán
Frades de la Sierra, 1870- Guijo de Granadilla,1905
Gabriel y Galán es todavía el símbolo y nombre
fundamental de una literatura extremeña que para
muchos, junto al pacense Luis Chamizo, ha servido
de modelo de una ideal hermandad provincial: Galán
era Cáceres, y Chamizo Badajoz. Esta popularidad,
esta identificación con el espíritu regional, no puede
hacernos olvidar que se trata de un autor muy
discutido: su obra, reiterativa y escasamente
innovadora, representa la literatura convencional de
una época, los inicios del siglo XX, repleta de
innovaciones.
Para otros, su nacimiento salmantino le impide representar un cierto espíritu
extremeño. En todo caso, el nombre de Gabriel y Galán aparecerá siempre vinculado a los orígenes de la
literatura regionalista extremeña
Nació en Frades de la Sierra (Salamanca) en 1870 y murió muy joven, en 1905, en la localidad
cacereña de Guijo de Granadilla. Su vida, desde la infancia rural hasta los estudios de magisterio, el
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paso por Salamanca y Madrid, los años de enseñanza y el posterior traslado al pueblo de Guijo,
donde ya casado abandona el magisterio y asume el cuidado de las tierras de su esposa, lo
convirtieron en un modelo de comportamiento: buen hijo, estudiante, esposo, amigo...hasta el
punto de que sobre Galán se pueden leer muchas más anécdotas de su vida que comentarios sobre
la obra. No es extraño que los lectores burgueses tuvieran a Galán por un poeta sublime, si
confundían vida y obra; tampoco sorprende que las experiencias vitales sean tan explícitas en su
poesía.
Alcanzó una enorme popularidad, hasta el punto de que autores tan importantes como Unamuno
lo animaron, y otros, como Joan Maragall y Emilia Pardo Bazán prologan sus libros. Una muerte
repentina lo consagró con la leyenda del poeta joven que muere en la flor de la creación.
Galán escribe fundamentalmente poesía, aunque dejó cuentos y textos en prosa. Sin embargo es
reconocido, sobre todo, por su poesía, que inicia el regionalismo extremeño como hoy lo
conocemos, tanto en el tono como en los temas y la orientación.
La obra de Gabriel y Galán combina la devoción por el mundo rural, fruto de su infancia rural, con
una cierta melancolía, nacida de la distancia que le lleva a salir de su casa a realizar estudios, y del
desagrado que le producían las ciudades: esta nostalgia de la vida campesina hace que la visión de
la vida rústica que aparece en sus poemas esté muy idealizada, tanto que los personajes muestran
una extraña felicidad ante privaciones y sufrimientos. Tradicionalmente se ha señalado que Galán
es el maestro de la descripción paisajista del norte de Extremadura y Salamanca; esto es cierto,
pero siempre como escenario de una vida rural idealizada en su dureza: es paisaje con paisanaje.
El primer texto que lo consagra como poeta admirado está escrito alrededor de 1898, El Cristu
Benditu. No es casual que esta fecha, símbolo de la crisis de Fin de Siglo, sea también el de la
inauguración, con Galán, de una literatura regionalista que plantea como tema central la nostalgia
por el espíritu de la vida aldeana perdida (y que en realidad nunca existió): una vida rural donde
todo era armonía, armonía con la tierra, con las estaciones, entre sus habitantes...
Muy poco evolucionará Galán en el estilo y los temas: en 1901 ganará una Flor Natural (es decir, un
premio en un concurso literario) por otra de sus poesías arquetípicas, un poema extenso, narrativo,
con desahogos elegiacos: El Ama, de sentimentalidad fácil —este es otro de los rasgos del
regionalismo extremeño—, donde la imagen sexista de la mujer madre y esposa abnegada se
confunde, a lo lejos, con la identificación con la tierra:
Evidentemente, Galán es un poeta edificante, que exalta la patria, la tierra, la familia, el hogar, y
por esta razón su obra, desde esos mismos años (en 1902 se publica una colección de poemas por
iniciativa del obispo de Salamanca), ha sido obra de cabecera de la burguesía conservadora.
Las dos colecciones de poesía que lo consagran, y que contienen lo más interesante de su obra, se
publican inmediatamente: Extremeñas y Castellanas en 1902. En 1904 aparecen Campesinas,
Nuevas castellanas en 1905 y en 1906 Religiosas. Todos los libros presentan una métrica
tradicional, pero en la que el ritmo y la distribución silábica favorecen la tensión expresiva.
Extremeñas y Castellanas, pese a participar de una misma concepción, como es presentar la
vida rural como escenario de la existencia de unos campesinos o pastores teatrales y abnegados, la
ciudad como lugar de perdición, y una confusa crítica de las injusticias sociales que se
solucionarían de forma casi mágica, ofrecen diferencias.
Tras su muerte han sido constantes las reediciones. Esta intensidad ofrece una idea de la
popularidad de sus poemas, en especial los más cercanos a la sensibilidad regionalista extremeña,
que se han llegado a incorporar a la literatura oral moderna, o si queremos, a la memoria colectiva,
de forma que poemas como El embargo , sonoros y rebosantes de emotividad -incluso cierta
rebeldía-, aparecen en el repertorio de cualquier rapsoda improvisado. Sin embargo, esta
popularidad de Galán no ha sido paralela a su valoración literaria: desde el primer momento se
tuvo a Galán por un poeta de propuestas estéticas e intelectuales muy conservadoras, donde la
acumulación de tópicos (el anciano que sufre, el huérfano, la madre desesperada...) servía sólo para
despertar la sentimentalidad del lector o espectador. Sin embargo, el mundo agrario que inventa,
ajeno a la modernización, celoso de sus costumbres y prácticas, será la mitología a la que acudan
multitud de autores y lectores posteriores, en ocasiones hasta nuestros días.
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8. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
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Pedro Antonio de Alarcón y Ariza, novelista español (Guadix,
Granada, 10 de marzo de 1833 – Valdemoro, Madrid, 19 de julio de
1891). Perteneció al movimiento realista. Se trata de uno de los más
destacados autores de este movimiento, uno de los artífices del fin de
la prosa romántica.Pedro Antonio de Alarcón tuvo una intensa vida
ideológica; como sus personajes, evolucionó de las ideas liberales y
revolucionarias a posiciones más tradicionalistas. Aunque su familia
provenía de hidalgos era más bien humilde, aunque no tanto como
para no poder permitirse enviarlo a estudiar Derecho en la
Universidad de Granada, carrera que abandonó pronto para iniciarse
en la eclesiástica. Aquello tampoco le satisfizo y abandonó en 1853
para marchar a Cádiz, donde funda El Eco de Occidente, junto a
Torcuato Tárrago, iniciando su carrera periodística en la dirección de
este periódico.
Alarcón escribía desde su adolescencia, citándose a don Isidro Cepero como el instigador principal
de su inquietud literaria. Su primera obra narrativa, El final de Norma, fue compuesta a los 18
años y publicada en 1855. Sus inquietudes le llevaron a integrarse en el grupo que se llamó la
Cuerda granadina.
Se trasladó en 1854 a Madrid, molesto con el entorno reaccionario de Granada. Allí crea un
periódico satírico, El látigo, que también dirige, de cierto éxito, con ideología antimonárquica,
republicana y revolucionaria. Era un claro heredero de su experiencia en El eco de Occidente.
En 1857, escribe El hijo pródigo, drama de gran éxito. Más tarde interviene como periodista en la
guerra de África, la cual relató en una serie de artículos, que se recogieron bajo el título de Diario
de un testigo de la guerra de África, en 1859; este libro es especialmente apreciado por su gran y
prolija descripción de la vida militar.
Más adelante cultivó la literatura de viajes, contando en diversos artículos sus viajes por Italia
(recogidos en De Madrid a Nápoles, 1861) y su Granada natal (La Alpujarra, 1873), en los que el
realismo de las descripciones contrasta con la ilusión de una prosa que narra lo cercano y
desconocido. Estos artículos rebasan el interés meramente periodístico, constituyendo un ejemplo
para toda la literatura de viajes posterior.
En 1865 se casó con Paulina Contreras Reyes en Granada. Como integrante de la Unión Liberal
ostentó diversos cargos, siendo el más importante el de consejero de estado con Alfonso XII, en
1875, siendo también diputado, senador y embajador en Noruega y Suecia. Además fue académico
de la Real Academia de la Lengua desde 1877.
Hacia 1887, convencido de que en el camino del realismo lo había dado todo, se condenó al
silencio. Tal vez influyeron las críticas de sus antiguos correligionarios liberales.
Trayectoria literaria.
Su primera obra narrativa fue El final de Norma, que sólo vio publicada en 1855. Comenzó a
escribir relatos breves de muy acusados rasgos románticos hacia 1852; algunos de ellos,
entroncados con el costumbrismo andaluz, revelaban el influjo de Fernán Caballero, pero otros
demuestran la impronta de una atenta lectura de Edgar Allan Poe, de quien introdujo el relato
policial con su novela El Clavo, aunque también compuso relatos góticos o de terror a semejanza de
su modelo. Desde 1860 hasta 1874 agregó a los relatos la redacción de libros de viajes. Estos
últimos son Diario de un testigo de la guerra de África (1860), De Madrid a Nápoles (1861) y La
Alpujarra (1873), que suponen ya un acercamiento al Realismo. En 1874 publicó El sombrero de
tres picos, desenfadada visión del tema tradicional del molinero de Arcos y su bella esposa
perseguida por el corregidor. Recogió sus artículos costumbristas en Cosas que fueron y sus
poemas juveniles en Poesías. También intentó el teatro con su drama El hijo pródigo, estrenado en
1875.
En el Diario de un testigo de la guerra de África revela su talento descriptivo, presente también en
los apuntes del viaje por Francia, Suiza e Italia y en La Alpuiarra, donde logra insertar la viva
realidad en la historia casi legendaria de sus sublevaciones moriscas aproximándose a la novela.
Entre 1874 y 1882 aparecieron sus obras más conocidas y famosas: los cuentos y las novelas cortas
y extensas. Los relatos breves abarcan las Narraciones inverosímiles, bajo el ya mencionado influjo
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9. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
de Poe a los Cuentos amatorios, que se sitúan entre la sensiblería y el misterio policiaco,
destacando El clavo y La comendadora. Otra recopilación son sus Historietas nacionales, de
honda raigambre popular y que entroncan con obras similares de Fernán Caballero y Honoré de
Balzac y van desde el tema heroico de la resistencia a los invasores franceses hasta el popularismo
épico de los bandoleros, pasando por las frecuentes algaradas civiles que al autor le tocó vivir.
Destacan El carbonero alcalde, El afrancesado, El asistente y, la que algunos consideran la mejor
de todas, El libro talonario.
En 1875 aparece El escándalo, que une el tema religioso a la crítica social. Ofrece una galería
romántica de personajes, desde el soñador y enigmático Lázaro hasta el voluble Diego. De entre
todos, descuellan el P. Manrique, jesuita consejero de la aristocracia, y el alocado y simpático
Fabián Conde. El protagonista de la novela, víctima de sus calaveradas de joven, aprende a asumir
su pasado bochornoso mejor que a pretender ocultarlo con mentiras burguesas. Prosiguiendo esa
vena moralista, el autor siguió la trayectoria iniciada con dos obras más, El niño de la bola (1878) y
La Pródiga (1880), un alegato contra la corrupción de las costumbres. Poco después publicó El
capitán Veneno (1881)
Pedro Antonio de Alarcón es ante todo un habilísimo narrador: sabe como nadie interesar con una
historia; en sus libros la acción nunca decae y, aunque el cronotopo o marco espaciotemporal de sus
novelas suele ser de estilo realista, sus personajes son en el fondo románticos; en el curso de su
producción novelística se va convirtiendo en un moralista.
José Madrazo
José de Madrazo y Agudo (Santander, 22 de abril de 1781 - Madrid,
8 de mayo de 1859), fue un pintor y grabador español, tanto barroco
como neoclásico. Padre de Federico Madrazo, Pedro Madrazo, y Luis
Madrazo y abuelo de Raimundo Madrazo y Ricardo Madrazo.
Al poco tiempo consiguió una plaza en la Real Academia de San
Fernando, en donde se ganó una beca para poder trasladarse a París y
estudiar con Ingrès, gracias también a la influencia ejercida por su
padre, pintor de la Corte y amigo personal de Ingrès. En París se dejó
Autorretrato de José Madrazo. influenciar por el emergente estilo romántico, y a su vuelta, fue
pintor de cámara de la Reina Isabel II, ocupando así el mismo puesto que su padre. Obviamente, el
cargo le obligó a especializarse en el arte del retrato, el cual cosechó con una maestría difícil de
superar.
Gracias a su buena formación, fue nombrado también director del Museo del Prado en varias
ocasiones, y se movió en los mejores círculos culturales, literarios y
sociales de su época. Una de esas amistades que cultivó fue Doña Amalia de Llanos y Dotres,
Condesa de Vilches, escritora e intelectual aficionada al teatro, que solía hacer sus pinitos como
actriz o dramaturga. Federico, quien tenía en mucha estima a la condesa, le hizo en 1853 uno de los
retratos más entrañables y amables de la Historia del Arte, y uno de los mejores de su carrera. Por el
trabajo cobró 4.000 reales, la mitad de sus honorarios, pero a cambio hizo un maravilloso retrato
sedente, con un aspecto desenfadado, gracioso, reclamando la complicidad del espectador y
mostrando la belleza natural de la retratada.
En lo técnico destaca el preciosismo de los detalles, el modelado de las facciones y los tonos pálidos,
pero a pesar de su escuela neoclásica y academicista, este retrato destaca por su facilidad para
captar el gesto y la alegría que desborda la retratada.
Estudió con Gregorio Ferro, quien le enseña el estilo y la técnica de la pintura de Anton
Raphael Mengs, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A partir de
1803, estudió en París, con Jacques-Louis David, donde se formó como verdadero pintor
neoclásico y entabló amistad con Ingres. Bajo el gobierno de José Bonaparte marchó
becado a Roma.
En 1806, Madrazo, convencido por su maestro David, que lo invitaba a estudiar las
obras clásicas al natural, partió con su amigo Ingres, también alumno de David
hacia Roma, donde completó su formación.
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10. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
Estudió con Gregorio Ferro, quien le enseña el estilo y la técnica de la pintura de Anton
Raphael Mengs, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A partir de
1803, estudió en París, con Jacques-Louis David, donde se formó como verdadero pintor
neoclásico y entabló amistad con Ingres. Bajo el gobierno de José Bonaparte marchó
becado a Roma.
En 1806, Madrazo, convencido por su maestro David, que lo invitaba a estudiar las obras clásicas al
natural, partió con su amigo Ingres, también alumno de David hacia Roma, donde completó su
formación.
Allí consiguió un discreto éxito con La muerte de Viriato,
que pintó en los años en que estudiaba en la Academia de
San Lucas.
Durante el período de la conquista francesa de España,
Madrazo, encontrándose en el extranjero, fue uno de los
primeros opositores al gobierno de José Bonaparte, por lo
que el pintor español, junto con otros artistas españoles en
Roma, fue hecho prisionero de los franceses que había en
Roma y encerrado en el Castillo Sant'Angelo y luego en la
Muerte de Viriato. Embajada Española. Allí conoció a los reyes españoles,
Carlos IV y María Luisa de Borbón a los que Napoleón había
impuesto el exilio.
Allí consiguió un discreto éxito con La muerte de Viriato, que pintó en los años en que estudiaba
en la Academia de San Lucas.
El 2 de septiembre de 1809 se casó en Roma con Isabel Kuntz y
Valentini, hija del pintor silesio Tadeusz Kunst.
En 1813, Madrazo fue nombrado pintor de cámara de Carlos IV. Y,
después, Académico de Mérito de la Academia de San Lucas. En los
años romanos, Madrazo se dedicó sobre todo a hacer retratos,
siendo numerosas las obras que representan a artistas y nobles de
la sociedad romana que conocía, sobre todo, de Antonio Canova y
Vincenzo Camuccini.
En 1815, las tropas del lugarteniente J. Murat, rey de Nápoles
durante el Imperio Napoleónico, entraron en Roma, invadiendo los
estados Pontificios, en un intento desesperado, después de la caída
de Napoleón, de unificar Italia bajo su control. Esto impulsó a los
reyes españoles a abandonar su exilio romano, lo que hizo perder a
José Madrazo su título honorífico
En 1818, José Madrazo regresó a Madrid con los cuadros de la colección del padre de Fernando.
Madrazo reorganizó el Museo del Prado. Se ocupó de la catalogación de las Colecciones
Reales de pintura, que el rey pretendía colocar en el nuevo Museo del Prado. Creó para el
museo un catálogo en el que se reproducían litográficamente todas las pinturas
principales presentes en la colección. Fue uno de los pioneros de la litografía, el primero
que introdujo esta nueva técnica en España.
En 1823 fue nombrado Director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y seguidamente,
del Museo del Prado.
Iniciaría una larga dinastía de artistas. Pintores fueron sus hijos Federico, Luis y Juan, así como sus
nietos Raimundo y Ricardo.
Pintó cuadros de temas religiosos e históricos ("Pintura de historia"). Inició, junto a José Aparicio,
la corriente pictórica histórica patriótica, una corriente artística neoclásica, con base en temas
patrióticos. Se enmarca en un estilo clasicista puro. Su estilo se caracterizaba por su extrema
teatralidad y por la temática histórica de exaltación patriótica, siguiendo el modelo de David.
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11. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
Ramírez Domínguez lo califica de "relamido y frío, con exageraciones grandilocuentes y
patrioteras":
• Jesús ante el Sumo Sacerdote (1805).
• La muerte de Viriato (1814, Museo del prado), es uno de los cuadros más representativos
del neoclasicismo español.
• La muerte de Lucrecia.
• El Amor Divino y el Amor Profano (1813, Museo del Prado)
Cuando abandona la pintura histórica y se dedica al retrato, revela tendencias románticas: Carlos
IV, Isabel II, Conde de Requena.
Casado de Alisal.
Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Palencia y en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando, donde estudió bajo la dirección de Federico Madrazo. En 1855 consigue, por su cuadro
Resurrección de Lázaro, una beca para ir a Roma; posteriormente, se formó en París a partir de
1861. Obtiene medallas en las exposiciones nacionales de 1860 (por su cuadro Los últimos
momentos de Fernando IV el Emplazado) y 1864 (por La rendición de Bailén). Fue director de la
Academia Española de Roma y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Cultivó especialmente los temas históricos. Así, se le deben numerosos retratos de la alta sociedad
de la época, como (Espartero, Isabel II, Alfonso XII, Castelar). Pero, sobre todo, es pintor
representativo de una tendencia pictórica que domina la segunda mitad del siglo XIX: la pintura de
grandes acontecimientos en relación con la historia de cada país. Se trata de "pintura de historia" o
"realismo retrospectivo" en la medida en que trata de recrear con realismo hechos ocurridos en el
pasado histórico.
Además, realizó algunos cuadros de género, como Retrato de una dama francesa.
Su estilo es un tanto frío, intentando conciliar el academicismo y los ideales románticos.
ALGUNAS OBRAS:
La rendición de Bailén o La Capitulación
de Bailén (1864, en el Museo del Prado),
típica pintura de historia con claras
alusiones a la obra de Velázquez. Es
representativo del género "realismo
retrospectivo": gran tamaño, luz
La rendición de Bailén velazqueña, actitud variada en los
personajes y una notable verosimilitud
La campana de Huesca. La leyenda de la campana de
general.
Huesca cuenta como Ramiro II el Monje, rey de Aragón,
decapitó a 12 de los nobles que se opusieron a su voluntad.
La historia es parte del acervo popular en Aragón.
Tras la muerte en 1134 de Alfonso I el Batallador sin hijos,
heredó el reino de Aragón (en España) su hermano, Ramiro
II el Monje, obispo de Roda de Isábena. El reino sufría por
entonces diversos problemas internos y externos.
Según cuenta la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV),
estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus
nobles mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad
de San Ponce de Tomeras, pidiéndole consejo.
Éste, llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles (algunas
veces se habla de rosas), aquellas que sobresalían más. A
continuación ordenó al mensajero repetir al rey lo que había ç
visto. La campana de Huesca
Ramiro II hizo llamar a los principales nobles, para que vinieran a Huesca, con la excusa de que quería
hacer una campana que se oyera en todo el reino a Huesca, con la excusa de que quería hacer una
campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los 15 nobles más culpables,
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12. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España.
sofocando la revuelta.
La forma popular desarrolla algo más el hecho: el rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del
reino para que vieran una campana que iba a hacer, una que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los
hizo entrar de uno en uno en la sala y fue decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los
colocó en círculo y al obispo de Huesca, el más rebelde, lo colocó en el centro como badajo. Luego dejó
entrar a los demás para que escarmentaran.
la gesta de Clavijo. San Francisco el Grande. Madrid. Ramiro I,
aprovechando la toma de Sevilla por los normandos, intentó poblar
León, fracasó en su intento porque una expedición desde Córdoba le
puso en retirada (846).
En el 856 (Ordoño I) se emprende la segunda puebla de León, esta vez
con éxito. Los muros aguantaron la siguiente embestida militar desde el
Sur. En este momento histórico cabe situar el poblamiento de la ribera
del Bernesga. Aunque existían poblamientos incontrolados por el
sistema de presura (necesitaban confirmación posterior) lo normal fue
realizarlos planificados y en algunos casos a "toque de trompeta
acompañada de estandarte real". La necesidad de conquistar tierra era
acuciante ya que en Asturias : Eran en poca tierra muchos omes
juntados de fambre y de guerra eran muy lacerados
la gesta de Clavijo
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13. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75).
Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
El Juramento de las Cortes de Cádiz en 1810, 1862. Óleo sobre
lienzo. 3,13 x 3,79 m. Representa el acto de juramento que en la Misa
del Espíritu Santo prestaron los Diputados el día de la instalación de las
Cortes de Cádiz. Es éste uno de los dos grandes cuadros que fueron
encargados por el Congreso de los Diputados para decorar el testero del
Salón de Sesiones. Colección Congreso de los diputados. Madrid.
Rtº D. Práxedes Mateo Sagasta Escolar,
1884.
Gonzálo Fernández de Córdoba ante el cadáver del duque de Nemours. Casado del Alisal.
1866. Palacio del Senado español.
Últimos momentos de don Fernando IV el emplazado.
1860. Casado del Alisal. Palacio del Senado español.
Dama con abanico. Museo del Prado
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14. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75).
Gago Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
Retrato de Doña Encarnación Fernámdez Salas.
Retrato de D. José Balmaceda Ballesteros Óleo sobre tela. 102 x 70 cm. Roma. Italia Flora. 1879
Retrato caballero
Pintura Isabel Ii En 1865. Palacio Real De
Madrid Alisal
Mujer Con Mantilla. Museo Del Prado
Alejandro Mon Y Menendez. Congreso De Los Joaquín Baldomero Fdez Álvarez
La Tirana. Ministerio de Industria. Madrid Diputados. Madrid Espartero-Duque Victoria. Congreso de
los diputados. Madrid
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15. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
Eduardo Rosales
Hijo segundo de un modesto funcionario. Estudió en el colegio de los Escolapios y en el Instituto
de San Isidro. Ingresó en 1851 en la Escuela de San Fernando, donde fue alumno de
Federico Madrazo.
Llegó a Roma en octubre de 1857, por sus propios medios y sin ayuda oficial, aunque más tarde
conseguiría que le concedieran una pensión extraordinaría. Allí comenzó a asociarse con los
círculos puristas nazarenos, pero pronto abandonó esa tendencia, en la que realizó su primera obra
de importancia, Tobías y el Ángel. A continuación se interesó por un estilo más realista, en el que
realizó su gran obra maestra, Doña Isabel la Católica dictando su testamento, ahora conservada en
el Museo del Prado. Acudió con ella a la Exposición Universal de París de 1867 y luego volvió a
Roma, a donde le llegó telegrama de sus amigos, el paisajista Martín Rico y Raimundo de Madrazo
que le dieron la noticia del éxito alcanzado por su cuadro: primera medalla de oro para extranjeros.
Le concedieron la Legión de honor.
Se casó en 1868 con su prima Maximina Martínez Pedrosa, y tuvo dos hijas de las que le sobrevivió
una, Carlota. A la mayor, Eloisa, muerta al poco tiempo después de nacer, puede versela en el
cuadro Primeros pasos. En busca de mejorar su salud, pues estaba enfermo de tuberculosis, pasaba
temporadas en Panticosa. En 1869 regresa definitivamente de Roma y pone estudio en Madrid. Las
duras críticas que recibió su obra La Muerte de Lucrecia (1871) lo desanimaron y no volvió a pintar
cuadros de gran formato.
En 1872, buscando un mejor clima para su afectada salud, se dirigió a Murcia. Al proclamarse la I
República española, le ofrecieron diversos cargos como director del Museo del Prado o de la
Academia de España en Roma, que no pudo aceptar debido a su mal estado de salud, muriendo
poco después.
Obra.
Eduardo Rosales, El testamento de Isabel la Católica, 1864, Museo del Prado.
Pintó acuarelas, dibujos y numerosos retratos. Su obra más conocida es la de temática histórica.
Sus primera obras son más bien puristas, aunque posteriormente desarrolló una pintura más
personal, con una pincelada suelta y abocetada, inspirada en la obra de Velázquez, tal y como
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16. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
reconocieron pronto sus primeros críticos.En 1922, fue inaugurada, en homenaje a este pintor, una
gran estatua, esculpida por Mateo Inurria, en el Paseo de Eduardo Rosales, en Madrid. En 1973, el
Museo del Prado le dedicó la primera exposición antológica dedicada por esa importante institución
a un pintor español del siglo XIX.
En el verano de 1860 Rosales regresó a Madrid interrumpiendo
su aprendizaje en Roma. En la capital de España realizó este
excelente retrato de su prima Maximina, quien ocho años después
se convertirá en su esposa. La joven tenía 21 años y viste un traje
azul ampliamente escotado cubierto por una transparencia negra
de tul. El pintor ha suprimido todos los detalles superfluos para
centrarse en los expresivos ojos de la mujer, cuya mirada triste y
tímida pero llena de dulzura se clava en el espectador. Al ser una
obra de carácter privado, Rosales puede trabajar con mayor
soltura, exhibiendo una absoluta libertad técnica en relación con
su admiración por la pintura velazqueña, comparable a los
trabajos de Degas o Manet. Eduardo y Maximina contrajeron
Maximina Martínez de Pedrosa matrimonio el 6 de agosto de 1868 en la madrileña parroquia de
San Ildefonso. Del enlace nacerán dos hijas: Eloísa y Carlota.
Nos hallamos ante la primera gran obra elaborada por Rosales a
su regreso de Roma en octubre de 1860. El tema es un asunto
bíblico de clara inspiración nazarena, es decir, bajo la influencia
del Quattrocento italiano. El arcángel Rafael salvó la vida a Tobías
cuando éste fue a lavarse los pies en el río Tigris. Un pez intentó
atacar al joven y el arcángel le señaló que le capturara para
quitarle la piel, el corazón y el hígado. Después le indicó que debía
casarse con su pariente Sara, quien ya había contraído
matrimonio anteriormente en siete ocasiones muriendo sus
maridos en la noche de bodas por intervención de un demonio. El
arcángel aconsejó a Tobías que quemase el corazón y los hígados
del pez para ahuyentar al demonio. Sara y Tobías se casaron y
fueron felices. Rosales ha elegido la primera parte de la historia,
cuando el ángel indica a Tobías que capture al pez que aparece en
primer plano. La mano izquierda del ángel se proyecta en escorzo
hacia el exterior para señalar al pez mientras Tobías está sentado
en la roca, en una postura bastante movida al situar sus piernas
Tobías y el ángel de frente y los hombros girados a la derecha para encontrar
refugio en el ángel. Al fondo contemplamos una línea de
horizonte muy baja con montañas y una playa en tonalidades
claras, mezclándose los rosados con verdes y azules. La obra está
sin concluir ya que le costó mucho a Rosales su ejecución,
recibiendo incluso críticas negativas. El artista tampoco estaba
muy convencido del estilo en el que estaba trabajando, por lo que
le resultó más difícil ejecutar la obra a la perfección. Y es que
Rosales gustaba más del estilo de Velázquez y Van Dyck por lo
que pronto se rebeló contra el nazarenismo.
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17. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
Son frecuentes los retratos de jóvenes italianas realizados por los
pintores españoles del siglo XIX durante su aprendizaje en
Roma. Su fácil venta y lo económico del modelo motivarán la
amplia cantidad existente. Rosales presenta a una joven
campesina de cuerpo entero, vestida con su indumentaria típica,
apoyada en una esquina mientras juega con sus dedos. La joven
dirige su mirada hacia el espectador aportando mayor gracia a la
composición por su risueño gesto. Pero el gran logro de Rosales
lo encontramos en la manera de trabajar a base de anchas
pinceladas aplicadas en zig-zag que marcan las diferentes
tonalidades, envolviéndola en una atmósfera de luz comparable
a los trabajos de Velázquez. Incluso la imprecisión de los dedos
al moverse lo relacionan con Las Hilanderas. También se apunta
una cierta relación con el realismo francés de Corot y Courbet. El
resultado es un retrato lleno de frescura, de ambiente y luz
mediterráneos donde Rosales se adelanta a su tiempo y anticipa
Ciociara 1862 el Impresionismo, especialmente a Manet. El lienzo fue
adquirido en 1948 por 10.000 pesetas.
Rosales llegó a Roma en 1860 y desde el primer momento se
planteó la necesidad de hacer un gran cuadro con el que
impresionar al jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Por las fechas en las que realizó este autorretrato empezaría a
trabajar en El testamento de Isabel la Católica, un cuadro con el
que Rosales quiso calar hondo en el público, con significación
nacional por lo que se fijó en la personalidad de doña Isabel la
Católica. El pintor aparece mostrando su busto, girado en tres
cuartos para dirigir su inteligente mirada al espectador,
demostrando que al igual que para la pintura de historia,
también esta dotado para los retratos. Las tonalidades pardas
empleadas recuerdan a Velázquez, su gran maestro.
Autoretrato1863 h
Don Manuel Falcó d´Adda y Valcárcel había nacido en Milán en 1828
y era duque consorte de Fernán Núñez gracias a su matrimonio con
doña María del Pilar Osorio, retratada por Federico de Madrazo.
Hombre de talante político, participó en el proceso de independencia
de Italia mientras que fue en varias ocasiones senador por el Partido
Liberal en España así como concejal del Ayuntamiento madrileño y
embajador en París. Rosales presenta a don Manuel de cuerpo entero,
con la pierna izquierda avanzada, vistiendo un elegante frac que cubre
con una capa negra donde lleva bordada la cruz de la Orden de
Calatrava a la que pertenecía, exhibiendo también la banda de la
Orden de Carlos III. En su mano derecha enguantada porta una
chistera y el guante de la izquierda con la que sujeta un dije. En la zona
de la derecha observamos un amplio cortinaje en tonos granates con
un escudo bordado en oro cayendo sobre un sillón de época. La
estancia donde se ubica la figura apenas está sugerida por la alfombra,
Duque de Fernán Núñez donde Rosales se permite la inclusión de manchas que contrastan con
lo relamido del dibujo en la figura. Es evidente que estamos ante un
retrato de aparato -donde el pintor sigue los dictados de Federico de
Madrazo- en el que el artista no se puede permitir ninguna libertad
creativa; si lo comparamos con el retrato del Violinista Pinelli
observaremos una gran diferencia, acercándose Rosales a Velázquez
en aquél y a Van Dyck en éste que contemplamos. El rostro del duque
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18. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
llama nuestra atención con su bigote y barba bien recortada,
destacando en él sus ojos vivos y llenos de expresión. La luz ocupa un
papel destacado al bañar toda la figura y proyectarse sobre la
alfombra, como se observa en el retrato del Infante don Carlos pintado
por Velázquez
No son numerosos los desnudos en el catálogo de Rosales, por lo
que esta mujer al salir del baño que contemplamos se convierte
en una de las más acertadas muestras del artista.
Aparentemente parece que está sin concluir pero se trata de una
obra final, posiblemente realizada en una sola sesión de la
modelo. La mujer está vista de espaldas, inclinándose hacia la
izquierda para secarse las piernas, resultando un escorzo de gran
calidad. Se recorta ante el fondo oscuro donde destaca la cortina
verde, impactando la luz en sus redondeadas y sensuales formas.
El maestro ha destacado las líneas de los contornos con la
misma tonalidad que el fondo mientras que ha aplicado el color
con rapidez y fluidez, con toques de pincel seguros y magistrales,
acercándose al Impresionismo de Degas o Renoir y manteniendo
el contacto con la pintura de Velázquez. La sensación de
volumetría y perspectiva es otro gran logro del maestro,
resaltando un movimiento muy atractivo. La pintura fue
adquirida por el Museo del Prado en 1878 por 3.500 pesetas. Saliendo del Baño
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19. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
Desconocemos la mayoría de los datos
referentes al protagonista de este soberbio
retrato ejecutado por Rosales; el violinista
aparece con el cuerpo en tres cuartos de
perfil, girado hacia la derecha mientras su
cabeza queda casi de frente, en una zona de
luz intermedia. Viste un traje negro con
blanca camisa mientras que el fondo está
pintado en claro para acentuar los
contrastes. Sus manos están abocetadas,
sujetas al violín que recibe el mismo
tratamiento quedando en una zona de
penumbra. La luz ocupa un importante
papel en la composición al impactar en el
rostro de Pinelli para resaltar su expresión.
La rapidez y soltura con que ha aplicado el
color, las tonalidades pardas utilizadas y la
sensación atmosférica conseguida hablan de
la influencia de Velázquez en la pintura de
Rosales al igual que la captación psicológica
del personaje, resultando un retrato de
altura.
Violinista Pinelli
No es habitual que los cuadros de historia sean de pequeño formato
como ocurre en este caso, desafiando Rosales a las "grandes
máquinas" de la época y constituyendo un temprano precedente de la
pintura de gabinete con escenas históricas, de considerable éxito
entre los burgueses a finales del siglo XIX. El lienzo representa el
momento en que un adolescente don Juan de Austria, hijo natural del
viudo emperador Carlos y doña Bárbara Blomberg, es conducido a
presencia de su anciano padre en su retiro de Yuste. La presencia de
don Juan había sido mantenida en secreto durante mucho tiempo, Presentación de don Juan de
Austria ante Carlos V
siendo conocido el niño con el nombre de Jeromín. Don Carlos en Yuste
aparece junto a una ventana, prácticamente inválido por los
continuos ataques de gota, por lo que lleva las piernas cubiertas con
una manta, reposándolas sobre un cojín. El emperador se acompaña
de su fiel mastín y de dos frailes jerónimos del cercano monasterio.
En el extremo opuesto de la composición se ubican los nobles de la
corte imperial y el tímido don Juan, vestido de azul intenso,
presentado a su padre por su tutor, don Luis de Quijada. La técnica
exhibida por Rosales es de una gran riqueza plástica ya que consigue
crear las figuras con un empastado y breve toque, aunque no
renuncie a su riguroso dibujo y la volumetría del modelado de los
personajes. A pesar de reducido tamaño, la escena no pierde
monumentalidad ni trascendencia, ubicando con maestría a los
personajes en la escena, trabajando de manera acertada el
tratamiento de la luz, creando una excelente sensación atmosférica
que recuerda a Velázquez. Tampoco están descuidados las
indumentarias ni el realismo de los rostros, consiguiendo un
sensacional resultado. El lienzo fue encargado por el duque de Bailén
y presentado a la Exposición Nacional de 1871.
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20. Unidad 5. España, la Construcción del Estado Liberal. (1808-75). Gago
Romero, Roberto.
Apuntes. Castilla y León durante la Construcción del Estado Liberal en España .
El tema de este trabajo de Rosales es la muerte de
Lucrecia, patricia romana violada por el hijo del
último rey, Tarquino, hecho que motivó la
proclamación de la República en la antigua Roma.
Corría el año 510 antes de Cristo. Lucrecia se suicidó
para lavar la afrenta que había recaído sobre su
padre Lucrecio y su esposo Colatino, que la sostienen
en la imagen que contemplamos mientras Bruto
arranca el cuchillo que Lucrecia se clavó en el
corazón y exclama: "Juro por esta sangre castísima
que la injuria hecha por el hijo del rey recibirá su
merecido".
Lucrecia quedó así como ejemplo de valor moral ante el deshonor y el ataque a la familia. El
asunto fue un tema muy querido por los pintores neoclásicos, que buscaban regenerar la
moralidad de la aristocracia corrupta del rococó dieciochesco. Rosales recupera este episodio
de la historia romana tratándolo de una manera pasional, desbordada, como pudiera haberlo
hecho un romántico. La escena se desarrolla en el interior de un aposento para subrayar así el
carácter humano del drama, alejándose de escenarios grandiosos. Esto provoca que la
composición sea muy sencilla, reduciéndose a los personajes protagonistas y desarrollándose
en el espacio adecuado para que el espectador interprete correctamente el mensaje,
reduciendo al máximo la decoración para
mostrarnos un dormitorio austero con una estatua de bronce. La protagonista absoluta del
asunto es Lucrecia, cuyo cadáver desplomado en los brazos de su padre sirve de centro de
atención, desde donde se traslada a las distintas figuras que exhiben diferentes reacciones
ante el dramático momento vivido. La novedad más importante que aporta este cuadro de
Rosales reside en la libertad pictórica que supone la técnica empleada, absolutamente suelta,
empleando una pincelada ancha y rápida con la que modela figuras y ropajes, manifestando
un absoluto dominio del volumen gracias a la firmeza de su dibujo y al empleo del claroscuro
para iluminar la escena otorgando un papel relevante a las figuras. El colorido es bastante
limitado, utilizando tonalidades frías motivado por el dramatismo del asunto. No debemos
olvidar la belleza de las posiciones de los personajes, consiguiendo Rosales aumentar el drama
del momento con el cuerpo sin vida de Lucrecia caído en la rodilla de su padre o la
monumental figura de Bruto. La Muerte de Lucrecia se presentó a la Exposición Nacional de
Bellas Artes de 1871 obteniendo una Primera Medalla aunque las críticas arreciaron por la
modernidad de su ejecución lo que motivaría que el artista guardara el lienzo en su casa
aumentando la gravedad del delicado estado de salud del maestro. En 1882 el Estado
adquirirá el lienzo a la viuda de Rosales en 35.000 pesetas.
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La delicada salud llevará a Rosales a trasladarse a
Panticosa donde el ambiente pirenaico resultaba
más beneficioso para su tuberculosis. Durante el
tiempo pasado allí realizará numerosas escenas
costumbristas protagonizadas por hombres y
mujeres ataviadas con sus trajes típicos como ésta
que contemplamos, donde dos hombres tratan de
ensillar un caballo a la puerta de una casa mientras
un tercero contempla la escena apoyado en el quicio
de la puerta. La composición está ejecutada con la
pincelada rápida y vibrante que caracteriza al
Aragoneses y caballería maestro, sugiriendo el volumen con trazos firmes y
seguros mientras que la perspectiva es conseguida a
través de proyectar diferentes planos. La luz ocupa
un importante papel, anticipándose ligeramente
Rosales a los trabajos que realizará años más tarde
Sorolla
Conchita Serrano, hija del general Serrano y condesa de
Santovenia, es la protagonista de este retrato realizado
en su infancia, tocando casi la adolescencia. Aparece
vestida de rosa, creándose una correcta armonía con la
tonalidad oscura del abrigo de terciopelo y los tonos del
paisaje del fondo. La pincelada rápida empleada por el
maestro aumenta la sensación armónica al fundir los
colores para crear un ambiente atmosférico. Esa
pincelada rápida no omite detalles como podemos
apreciar en el vestido, exhibiendo una seguridad que
enlaza con el Impresionismo. Este formidable retrato
fue adquirido por el Museo del Prado en 1982.
Cond
esa de Santovenia
Eduardo Barrón González (*Moraleja del Vino, provincia de Zamora (España); 2 de abril de
1858 Madrid; 23 de noviembre de 1911), escultor español.
Formado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid con Ricardo Bellver, Barrón
pasa a Roma en 1884, estudiando con Vicente Palmaroli y con Francisco Pradilla. Antes de este
viaje ya había realizado la estatua a Viriato que le reportó gran fama: un desnudo clásico situado en
la Plaza Cánovas de Zamora que le valió la primera medalla en la Exposición Nacional de 1884.
De obra ecléctica, Barrón da a sus personajes un aire noble y majestuoso. Tuvo una trayectoria
prestigiosa: en 1892 se le nombra conservador-restaurador del Museo del Prado y en 1910,
académico de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando.
Otras obras destacables, junto con el Viriato, son la estatua de Cristóbal Colón de Salamanca, la de
Emilio Castelar en Cádiz y el relieve de la Minería y la Industria en la Escuela de Minas de Madrid.
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Eduardo Barrón González dejó en Zamora la huella de su ingenio en la obra escultórica de Viriato,
que fue concebida expresamente para ser colocada en una plaza de la ciudad. Fue sin lugar a dudas
uno de los grandes escultores de la segunda mitad del siglo XIX, quien en vida fue valedor de
numerosos galardones y distinciones, siendo aún hoy reconocido internacionalmente por su
fecundo y extraordinario trabajo con el cincel.
Hijo de un zapatero remendón, nació el 4 de abril de 1858 en Moraleja del Vino (Zamora). Su
humilde familia solo le podía ofrecer un futuro incierto en la continuidad del oficio de su padre o
como labrador al igual que la inmensa mayoría de los jóvenes del pueblo.
Desde pequeño destacó en la escuela de su pueblo como excelente estudiante, demostrando
grandes dotes de sensibilidad y talento para el arte.
A la edad de 17 años, el banquero don Anastasio de la Cuesta, sabedor de las dotes de
Eduardo, le costea con tres reales diarios para que acuda al estudio que don Ramón Álvarez tiene
en Zamora, para formarse como escultor; lo que hizo durante dos años combinándolo con los
estudios de dibujo lineal y de figura en el Instituto y en la Sociedad Económica de Amigos del país.
Fue en esta Sociedad donde conoció a José de la Cuesta, senador por Valladolid, y a los hijos
del Vizconde de Garcigrande, quienes más tarde pasarían a ser sus mecenas.
En 1877, propiciado por el clima artístico creado en Zamora por Ramón Álvarez, la
Diputación Provincial convoca una beca para estudiar arte en Madrid, la cual gana Eduardo
Barrón, desplazándose ese mismo año a la capital donde compaginaría estudios y trabajo.
Son varias las obras que realiza en estos años de estudiante en Madrid hasta finalizar la
carrera en 1881, en la que obtiene un premio en metálico del Ministerio de Fomento en
recompensa a su currículum académico, y el título de Profesor de Dibujo.
De regreso a Zamora, las autoridades de su pueblo natal deciden homenajear al joven artista y
donarle otra cantidad idéntica a la concedida por el Ministerio.
Durante ese verano, en agradecimiento a la Diputación Provincial, ultima la decoración de la
puerta del palacio de la Diputación donde talló el escudo y dos medallones en las enjutas del arco.
De vuelta a Madrid solicita a la Diputación Provincial de Zamora otra nueva beca para
ampliar sus estudios en Roma, hecho que fue aprobado con 3.000 Pts. anuales, aunque en realidad
solo le giraron 2.500 Pts.
En 1882, con varios meses de retraso debido a una afección de paludismo, se traslada a Roma
consiguiendo ser admitido en la Academia de España en Roma y donde con solo 25 años realiza
una de sus obras cumbres “Viriato”, obteniendo un éxito excepcional como quedó reflejado en la
prensa italiana y española.
En 1884 obtiene de la Academia Español de Bellas Artes, tras haber modelado un San Juan
Bautista y un grupo de Apolo y Marsias, una beca para cuatro años de 3.000 liras anuales para
continuar en la academia romana. Ese mismo año gana la medalla de plata en la Exposición
Nacional con su obra “Viriato” que preliminarmente había fundido en bronce.
Como consecuencia de la humedad reinante en su estudio de la Academia de España en
Roma, enferma de bronquitis crónica que, pese a su gravedad, no le hace apartarse de su trabajo,
cumpliendo con todos sus compromisos.
Estos últimos cuatro años en Roma constituyen para Barrón la depuración de su técnica y el
alcance de notoriedad entre la corriente de artistas europeos.
De regreso a Madrid el 1 de Mayo de 1888 su prestigiosa carrera y reconocimiento ya no
tienen marcha atrás. Así en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890 se le otorga la Mención
Honorífica por su obra “Roncesvalles”. Ese mismo año recibe de la reina doña Cristina el título de
Caballero de la Orden de Carlos III. En 1892 fue nombrado Conservador-Restaurador del Museo
del Prado.
Fue por esta época cuando conoció a María Casanova con la que se casaría en 1898 y con
quien tuvo dos hijos María y Eduardo.
De nuevo, la Exposición Nacional en la edición de 1904, galardona a Barrón por el grupo
escultórico “La educación de Nerón” con la medalla de oro. Pero quizá su mayor distinción la
obtuvo al ser nombrado Académico de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando en 1910,
gracia que disfrutó muy poco tiempo pues, el día 23 de noviembre de 1911 cuando salía de la Real
Academia y se dirigía al Museo del Prado cayó en plena calle muriendo en el acto.
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Romero, Roberto.
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Los 53 años de vida del escultor zamorano dieron una prolífera colección de arte, entre las
que podemos destacar, a parte de las ya mencionadas: Estatua de Cristóbal Colón, en Salamanca;
escultura de Hernán Cortés, en Medellín (provincia de Badajoz); relieve de La Minería y la
Industria, en la Escuela de Minas de Madrid; Monumento a Viriato en Zamora.
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