2. P. PÓO, ET AL
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finalidad de evitar falsas expectativas. Estos objetivos serán di-
ferentes según el grado de afectación del paciente:
– Evitar o retrasar la cirugía.
– Conseguir que el paciente camine libremente o con ayuda.
– Conseguir una bipedestación o ferulización más correcta.
– Mejorar la adaptación a sus actividades diarias en silla.
– Mejorar la higiene.
– Aliviar el dolor.
PACIENTES Y MÉTODOS
Desde el inicio de su utilización en nuestro Servicio de Neuropediatría, en
febrero de 1996 hasta abril de 2008, se ha infiltrado a un total de 547 niños.
Presentamos algunos resultados de estos 12 años de experiencia en la utili-
zación de la TBA:
– Revisión general de la casuística.
– Descripción de los resultados obtenidos en los pacientes con PC.
– Comentarios sobre su utilidad en niños con grave afectación generaliza-
da (grupo que denominamos de paliativos).
– Pacientes con ‘respuesta de oro’.
Los niños candidatos a infiltración con TB procedían de los Servicios de
Neurología o de Ortopedia y siempre fueron valorados por el mismo equipo.
Se planteó la posibilidad de utilizar TBA en todos aquellos pacientes en los
que la relajación de un grupo muscular podía mejorar la función motriz, el
control postural o la calidad de vida en aspectos como la manipulación diaria
para la higiene, el vestido y también si existía una contractura dolorosa.
Antes de la indicación de TBA, se realizó una evaluación neurológica
completa y una exploración funcional y pasiva de la motricidad, para deter-
minar los puntos a infiltrar y plantear unos objetivos claros de la indicación
del tratamiento.
Criterios de inclusión de los pacientes
– PC espástica o mixta con espasticidad.
– Espasticidad con contractura dinámica.
– PC discinética con distonía de predominio focal.
– Edad inferior a 18 años (por tratarse de un hospital pediátrico).
Criterios de exclusión de los pacientes
– Existencia de retracción con acortamiento musculotendinoso.
– Enfermedad autoinmune.
– Existencia de un proceso febril o respiratorio. (Se retrasó la infiltración
hasta que superase el proceso agudo).
– En general, la existencia de una enfermedad degenerativa era excluyente,
excepto si se planteaba como un tratamiento paliativo.
A pesar de los criterios de exclusión citados, en ocasiones, aunque había un
acortamiento musculotendinoso, se infiltró a algunos pacientes por la posibi-
lidad de que existiera parte de contractura dinámica o por ser la única opción
terapéutica; en la mayoría de los casos se obtuvieron respuestas mínimas.
Los pacientes se clasificaron, según el grado de afectación motriz, en cuatro
grupos: niños con afectación muy grave (paliativos), grave, moderada y le-
ve (Tabla I). Para determinar la dosis a infiltrar según el grado de espastici-
dad, se utilizó la escala modificada de Ashworth (Tabla II). Para la valora-
ción de la respuesta utilizamos la escala modificada de O’Brien, que recoge
la opinión de los padres, del fisioterapeuta y, en ocasiones, del propio pa-
ciente, puntuando de –1 hasta +4, según los efectos (Tabla III).
También se realizaron mediciones del rango de movilidad articular pasi-
va de las extremidades afectadas pre y postinfiltración. Esta medición pue-
de variar en distintos momentos de la exploración, influida especialmente
por el estado emocional del niño. En algunas ocasiones observamos una cla-
ra mejoría en la función sin cambios significativos en la movilización pasi-
va de la articulación y, al contrario, una disminución del tono muscular con
empeoramiento de la función.
Dosis utilizada de TBA
– Botox: 1-4 U/kg/músculo. Dosis total de hasta 12-14 U/kg, sin sobrepa-
sar 300 U.
– Dysport: 3-12 U/kg/músculo. Dosis total de 20-30 U/kg total, sin sobre-
pasar 750 U.
RESULTADOS
Se infiltró a a un total de 547 pacientes, de los cuales 515 tenían PC: 464 con
componente predominante espástico, 46 con PC mixta con distonía y espas-
ticidad, y 5 con PC discinética con distonía focal. Los 32 pacientes restantes
presentaban otra patología (distonía DYT1, distonía de comienzo retardado,
distonía fija, tortícolis, persistencia muy marcada de marcha de puntillas
con contractura de gemelos secundaria, lesión medular).
Tabla I. Clasificación de la PC según el grado de afectación.
Afectación muy grave (paliativos)
Espasticidad marcada. Sin control postural
Escaso movimiento autónomo
Afectación grave
Espasticidad marcada. Control postural parcial
Bipedestación asistida
Afectación media o moderada
Marcha domiciliaria o asistida
Bipedestación con poca ayuda
Trastorno moderado del tono
Afectación leve
Marcha autónoma, funcional
Trastorno leve-moderado del tono
Tabla II. Escala modificada de Ashworth.
0: tono muscular normal
1: ligera hipertonía con ligera resistencia al movilizar el miembro en
flexión o extensión
2: moderada hipertonía, pero todavía se puede movilizar bien
el miembro pasivamente
3: marcado aumento de tono, con dificultad para realizar el movimiento
pasivo
4: aumento extremo del tono, con el miembro rígido en flexión
o extensión
Tabla III. Escala modificada de O’Brien. Valoración subjetiva de la respues-
ta (padres, fisioterapeuta, paciente).
–1: empeoramiento
0: sin cambios
1: mejoría leve en el tono muscular
2: mejoría leve en el tono y la función
3: mejoría marcada en el tono y la función
4: mejoría marcada (3) y prolongada más de 12 meses
3. RECIÉN NACIDO DE RIESGO NEUROLÓGICO
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Según el tipo de afectación: 258 (50%) estaban afectados de tetraparesia,
144 (27,9%) de diparesia, 106 (20,6%) de hemiparesia, 5 (1%) de triparesia
y 2 pacientes (0,4%) de monoparesia. Según el grado de afectación, el 32%
era leve, el 26% presentaba una afectación moderada, el 21% estaba consi-
derado grave y el 21% estaba incluido en el grupo de paliativos. La edad
media de la primera infiltración fue de 6,35 años; el más joven tenía 15 me-
ses y el mayor, 17,8 años.
El promedio de infiltraciones por paciente fue de 3,3, con un mínimo de
una en 118 pacientes y un máximo de 20 en otro.
Del total de 515 pacientes con PC, a 486 se les infiltró en las extremida-
des inferiores (EEII), 96 en las extremidades superiores (EESS), 67 en am-
bas y 29 pacientes sólo en las EESS.
La valoración global de la eficacia de la TBA fue positiva tanto por sus
efectos beneficiosos como por la seguridad en su uso: el 18,5% presentó
una mejoría leve en el tono, referida por los padres o el fisioterapeuta como
una mayor facilidad para realizar las movilizaciones, una menor resistencia
a los estiramientos, una mejor adaptación a las férulas, pero sin cambio en
la función motriz (P = 1). El 39% de los pacientes presentó una mejoría mo-
derada en el tono y la función (P = 2); el 19%, una mejoría marcada en el to-
no y la función (P = 3), y el 5,6%, una mejoría marcada y prolongada duran-
te un tiempo superior a la media (P = 4). En el 7% de los casos no se obser-
vó ninguna modificación (P = 0). El 10,8% quedó pendiente de valoración o
no acudió a la visita de control.
Comentarios respecto a los pacientes con ‘respuesta de oro’
En los pacientes con una respuesta muy buena y de duración superior a 12
meses, el porcentaje se mantuvo estable con relación a las revisiones reali-
zadas con anterioridad y correspondió a 29 pacientes (5,6%) de la muestra.
Encontramos unas características comunes en el grupo, como la afectación
leve-moderada, edad de la primera infiltración inferior a 6 años y ausencia
de retraso mental y de trastorno de conducta grave.
Comentarios respecto al grupo de paliativos
Los 107 pacientes (21%) de esta muestra presentaron con frecuencia patolo-
gías asociadas que limitaron las opciones terapéuticas farmacológicas sisté-
micas o quirúrgicas. La finalidad del tratamiento con TBA fue paliativa: fa-
cilitar el cuidado diario y la higiene, control postural, adaptación a férulas o
calzado, disminuir contracturas dolorosas, etc. La edad de la primera infil-
tración estaba comprendida entre 15 meses y 17,5 años, con una edad pro-
medio de 7,2 años ± 4,3. El número de infiltraciones fue variable y aproxi-
madamente el 50% recibió al menos cinco infiltraciones. La respuesta al
tratamiento fue puntuada teniendo en cuenta la valoración de los padres y
terapeutas, y mediante los controles médicos y en algunos casos radiológi-
cos La mejoría fue notable en 16 pacientes (15%), moderada en 40 (37%),
leve en 24 (22,5%) y sin cambios en 9 (8,5%). Dieciocho pacientes (17%)
quedaron pendientes de evolución o se desconoció la respuesta. Cuatro pa-
cientes presentaron efectos secundarios: febrícula, somnolencia, descom-
pensación de las crisis comiciales y disfunción vesical. En todos los casos
fueron leves y transitorios.
Esta mejoría, en mayor o menor grado, contribuyó a mejorar la calidad
de vida de los pacientes con parálisis cerebral grave.
Efectos adversos
De los 515 pacientes con PC tratados con TBA, presentaron efectos adversos
42 pacientes (8,15%): de éstos, 21 mostraron una debilidad leve y transitoria
de 4 a 7 días de duración; cuatro pacientes presentaron disfunción vesical du-
rante pocos días, excepto en uno de ellos en el que duró dos meses; cinco
presentaron dolor, en general de poca intensidad, en la extremidad infiltrada
en los días siguientes a la infiltración, con desaparición de la sintomatología
al cabo de pocos días. Seis pacientes presentaron un cuadro de astenia gene-
ralizada leve, de una a tres semanas de duración, que no les impedía hacer vi-
da normal. Dos pacientes presentaron una alteración de la sensibilidad pro-
pioceptiva y dos, sensación de hormigueo en las piernas durante una semana
aproximadamente. Dos pacientes epilépticos presentaron una descompensa-
ción epiléptica que coincidió con la infiltración, de la que se recuperaron uno
en pocos días y el otro pasados dos meses. Dos presentaron fiebre que coin-
cidió con un cuadro pseudogripal. Dos presentaron caídas frecuentes, uno de
ellos con esguince. Un niño presentó una leve somnolencia durante una se-
mana y otro, una atrofia de pantorrilla mayor de la esperada. Ocho presenta-
ron más de un efecto secundario al mismo tiempo (Tabla IV).
En todos los casos, los efectos adversos fueron leves y transitorios; los de
mayor duración fueron la disfunción vesical de un paciente, que duró dos
meses, y la descompensación epiléptica de otro, que también duró dos me-
ses. Estos resultados son similares a los publicados en otras series [3,11].
Ninguno de los pacientes que presentaron efectos secundarios había reci-
bido una dosis superior a las dosis terapéuticas recomendadas: las dosis que
habían recibido estaban entre 4,3 y 9 U/kg de peso de Botox, y entre 10,7 y
22,8 U/kg de Dysport.
Solamente cinco pacientes salieron del programa de TB. El resto conti-
nuó el tratamiento; la dosis se fue disminuyendo en las siguientes infiltra-
ciones y fue bien tolerada en todos los casos.
Ausencia de respuesta
El 7% de los pacientes tratados no presentó respuesta y el 18,5% de los pa-
cientes presentó una respuesta escasa, con mejoría en la movilización pasi-
va, sin cambio en la funcionalidad.
Los factores que relacionamos con la ausencia de respuesta al tratamien-
to o respuesta escasa son:
– Contractura irreductible o acortamiento musculotendinoso: a pesar de no
estar indicada la infiltración con toxina si la contractura no es dinámica,
en ocasiones se realiza una infiltración por la posibilidad de que exista un
leve componente dinámico o porque no existen otras opciones terapéuti-
cas y se plantea como prueba. En estos casos la TBA raramente es eficaz.
– Dosis insuficiente: cuando el paciente presenta una afectación difusa,
con infiltración multipunto, la dosis por músculo puede ser insuficiente.
Respuesta positiva de corta duración
– Abandono del tratamiento de fisioterapia (por vacaciones o diversos mo-
tivos).
– La presencia de anticuerpos es otra posible causa de resistencia al trata-
miento. En nuestros pacientes no realizamos la determinación de anti-
cuerpos de forma sistemática.
Respuesta positiva sin repercusión funcional
Un aspecto interesante que se debe comentar es que en un porcentaje bajo
de pacientes, a pesar de una buena respuesta de la toxina, ésta no repercu-
te en su función motriz: lo hemos visto en pacientes con retraso mental y
con trastorno de conducta. Esto también ocurre en pacientes de mayor
edad, con un patrón de función motriz muy instaurado.
¿Cómo ha sido la evolución de estos pacientes a largo plazo?
¿Por qué razones dejaron algunos el tratamiento con TBA?
De los 515 pacientes infiltrados por presentar PC, 16 fueron dados de alta
por tener una edad superior a los 18 años, 54 pacientes no precisaron conti-
Tabla IV. Efectos secundarios de la toxina botulínica (n = 42) a
.
n % Duración
Debilidad de las EEII (leve) 21 4,07 4-7 días
Efecto sistémico leve 6 1,16 1-14 días
Dolor 5 0,97 2-3 días
Disfunción vesical 4 0,77 7 días - 2 meses
Descompensación epilepsia 2 0,40 2 meses
Caídas frecuentes 2 0,40 10 días
Febrícula 2 0,40 2 días
Parestesias 2 0,40 7-10 días
Esguince 1 0,20 –
Atrofia muscular 1 0,20 Meses
Somnolencia 1 0,20 7 días
a
Algún paciente presentó más de un efecto secundario al mismo tiempo.
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BOTULINUM TOXIN IN INFANTILE CEREBRAL PALSY
Summary. Introduction. A number of studies have proved the effectiveness and safety of botulinum toxin in therapeutic doses.
Aim. To analyse the results obtained over a 12-year period in which botulinum toxin type A (BTA) was used to treat infantile
cerebral palsy (CP). Patients and methods. Of a total number of 547 patients who were treated, 515 had CP, 464 with spasticity,
46 with mixed CP and 5 with dyskinetic CP with focal dystonia. Results. Overall evaluation of BTA is positive, both as regards
its beneficial effects and its safety: tone was mildly improved in 18.5% of patients, with no change in motor functioning, 39%
showed a moderate improvement, 19% a marked improvement and 5.6% experienced a marked and prolonged improvement.
Forty-two patients (8.15%) presented side effects, the most common being weakness in the lower limbs, which occurred in 21
cases. Conclusions. BTA is a good therapeutic option for treating children with CP, not only for the focal involvement but also
as palliative treatment in children with diffuse involvement. [REV NEUROL 2008; 47 (Supl 1): S21-4]
Key words. Botulinum toxin type A. Cerebral palsy. Paliative care. Side effect. Spasticity.
péutica para el tratamiento focal de la espasticidad, espe-
cialmente en niños pequeños, previamente a la instauración
de deformidades estructuradas.
– Consideramos que es imprescindible el tratamiento de fisio-
terapia y, en determinados casos, la utilización de ortesis.
– La TBA puede considerarse, por los datos expuestos, que es
bien tolerada y segura. Los efectos adversos de TBA, en do-
sis terapéuticas, son poco frecuentes, leves en la mayoría de
los casos y transitorios.
– Debe tenerse especial precaución en niños que presentan
problemas de tipo respiratorio o trastornos de la deglución,
y evitar, sobre todo, la infiltración cervical.
– La debilidad excesiva es el efecto más frecuente, leve y re-
versible.
– A pesar del avance en diferentes técnicas quirúrgicas, la TB
continúa siendo la técnica de primera elección, en ocasiones
para evitar cirugía, en otras para retrasarla y muchas veces
ambos tratamientos se utilizan de forma combinada.
– La TBA es una opción terapéutica paliativa para los niños con
PC grave.
nuar con las infiltraciones, 48 cambiaron de centro (por cambio de domici-
lio o posibilidad de infiltrarse en otro hospital más próximo a su domicilio),
102 pasaron a cirugía, 5 pacientes salieron del programa por los efectos se-
cundarios, 55 casos por considerar que la respuesta obtenida no justificaba
continuar con el tratamiento y 4 por dejar de responder después de una bue-
na respuesta a las primeras infiltraciones; el resto no continuó por diversos
motivos (visitados en una sola ocasión sin seguimiento posterior, la familia
no colaboró en el tratamiento, se desconocía la evolución). De los 102 pa-
cientes que pasaron a cirugía, un 50% había sido infiltrado al menos en seis
ocasiones, con respuesta moderada en tono y función. Esto representa un re-
traso de la cirugía ortopédica de al menos tres años, con el consiguiente des-
censo de riesgo de necesitar nuevas intervenciones.
Existen pocos estudios que valoren la razón de discontinuar el tratamiento
con TBA, pero los motivos de interrupción del tratamiento son similares [17].
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
– En nuestra experiencia de 12 años de utilización de la TBA pa-
ra el tratamiento de niños con PC, pensamos que sigue siendo
una buena opción terapéutica si la indicación es correcta.
– Consideramos que en la actualidad es la mejor opción tera-
S24 REV NEUROL 2008; 47 (Supl 1): S21-S24
P. PÓO, ET AL