Lo importante de tener a Jesus es saber compartir lo que El ha hecho en tu vida. Asi como compartir la luz para que otros vean con claridad, asi como un remedio para aliviarse, asi como un buen habito para seguir mejorando, asi debemos compartirlo con otros.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
Leccion 3 Andar En La Luz Apartarse Del Pecado 3 Q Sef
1. ANDAR EN LA LUZ: APARTARSE DEL PECADO Lección 3 para el 18 de julio
2. “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” 1 Juan 1:5
3. CUALIDADES DE LA LUZ CUALIDADES DE LAS TINIEBLAS MALDAD BONDAD INJUSTICIA JUSTICIA CORRUPCIÓN SANTIDAD PERFECCIÓN IMPERFECCIÓN El hombre posee todas las cualidades de las tinieblas. Conforme dejamos que la luz de Dios ilumine nuestras vidas dejamos de tener las cualidades de las tinieblas para tomar las cualidades de la luz. Dios posee todas las cualidades de la luz en su más alto grado de pureza y ninguna de las cualidades de las tinieblas.
4. Desde el versículo 1:6 hasta el versículo 2:2, Juan plantea el problema del pecado y su solución. Para poder sacar el mejor provecho de estas enseñanzas debemos analizar estos versículos comparándolos paralelamente: El pecado: Versículos 1:6, 1:8 y 1:10 La solución: Versículos 1:7, 1:9 y 2:1-2
5. TRES PRETENSIONES DE SANTIDAD Vivir la religión solo en apariencia es engañar a los demás. “El pecado está a la puerta”.
6. TRES PRETENSIONES DE SANTIDAD Aunque antes éramos pecadores, ahora ya no tenemos pecado, somos justos ahora y para siempre. Con esta actitud nos engañamos a nosotros mismos y no nos damos cuenta de nuestro camino hacia la perdición.
7. TRES PRETENSIONES DE SANTIDAD No cometemos actos pecaminosos, no hay ninguna ley que nos acuse. Negamos la vigencia de la ley de Dios y a Dios mismo. Él ha dicho que todos somos pecadores (Romanos, 3: 23)
8. TRES PRETENSIONES DE SANTIDAD Mentimos. Jugamos con el mal. Nos creemos nuestras propias mentiras. Nos estamos extraviando. Hacemos a Dios mentiroso. Nos rebelamos contra Dios.
9. TRES ACTITUDES CORRECTAS El camino a la santidad que Dios nos pide implica que: Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar unidos también con nuestros hermanos.
10. TRES ACTITUDES CORRECTAS El camino a la santidad que Dios nos pide implica que: Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar unidos también con nuestros hermanos. No pretendamos que no tenemos pecado. Podemos tener la seguridad plena del perdón divino.
11. TRES ACTITUDES CORRECTAS El camino a la santidad que Dios nos pide implica que: Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar unidos también con nuestros hermanos. No pretendamos que no tenemos pecado. Podemos tener la seguridad plena del perdón divino. Seamos conscientes de la obligatoriedad de guardar la ley de Dios. Él nos da el poder para no pecar, pero también nos da la seguridad plena de que Jesús está intercediendo por nuestros pecados.
12. LA SOLUCIÓN DIVINA La sangre de Jesucristo, propiciación por nuestros pecados.
18. NUESTRO ABOGADO ¿Necesita el Padre un intercesor que calme su ira para que no destruya a sus criaturas? “En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama” Juan 16:26-27 Somos nosotros, y no el Padre, los que necesitamos un Abogado que interceda por nosotros.
19. NUESTRO ABOGADO Si el Padre mismo nos ama, ¿para qué necesitamos un abogado? El término paráklētos, traducido como abogado en 1 Juan 2, ha sido traducido de varias maneras; p. ej.: consolador, ayudador, abogado, mediador, o intercesor. Es una persona que es llamada a estar al lado de otra persona y ocupa el lugar de otra. Un paráklētos puede ser una persona que ayuda a un amigo. En el Evangelio de Juan, el Espíritu Santo es el ayudador. En la Primera Epístola de Juan, Jesús es el ayudador e intercesor.
20. “Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo” 1 Juan 2:1, NVI
21. “Jesús quiere que vengas a Él. Si tropiezas una y otra vez, no te abandones a la desesperación. Si enfrentas tentaciones y fracasas, acércate arrepentido ante Dios, pero no te desesperes. Inténtalo otra vez, aferrándote firmemente a los méritos de Cristo. El pecador no puede confiar en su propia justicia sino que debe recordar que Cristo llega a ser su justicia; cuando siente que no tiene fuerzas para vencer, debe recordar que Jesús se ofrece para sostenerlo. El pecador puede con toda seguridad decir: «Cristo murió por mi, y su sangre me limpia de todo pecado. Sé en quien he creído y su fuerza me permitirá enfrentar las pruebas y sufrimientos de la vida diaria y me fortalecerá para resistir las tentaciones más fuertes de Satanás.»” Elena G. de White, Reviewand Herald, 4 de mayo de 1876)