Las Cartas de Cautividad incluyen Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón, escritas por Pablo cuando estaba encarcelado, aunque en diferentes años y cárceles. Pablo probablemente escribió Efesios, Colosenses y Filemón desde Cesarea entre los años 58-60. Algunos cuestionan la autoría paulina de Efesios y Colosenses, pero las características de estas cartas apoyan su autenticidad. Durante su cautiverio, Pablo alcanzó una nueva comprensión espiritual de Dios como
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BIBLIA CATOLICA, NUEVO TESTAMENTO, LAS CARTAS DE LA CAUTIVIDAD, PARTE 10 DE 27
1. Las Cartas de
Cautividad
Se reúnen bajo el título de Cartas de Ia Cautividad las cuatro cartas siguientes:
Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón. Por casualidad las cuatro cartas que
nombramos se siguen; pero aunque fueron escritas por Pablo prisionero, no son
del mismo año ni escritas desde Ia misma crá¡cel.
Pablo fue detenido varias veces (2Co l'1,24;He 14,29 16,23), pero si se habla
de un encarcelamiento, podtíg referirse a dos ocasiones precisas, más una semi-
prisión. La primera fue en Efeso, con toda probabilidad el año 56; entonces
envió a los Filipenses una carta sobre cuya autenticidad no han surgido ciudas.
Luego Pablo estuvo dos años completos en la fortaleza de Cesarea (He 24-26),
desde donde fue llevado a Roma. Allí se habla de una "semi-cautividad", es
decir, la detención en un domicilio privado (He 28,16). Al cabo de dos años, con
toda probabilidad, Pablo fue absuelto.
Con bastante exactitud se puede afirmar que Pablo fue ejecutado entre los
años 64 y 66, con ocasión de la gran persecución de Nerón. Una mala interpreta-
ción de 2Tim I,l7 llevó a pensarque había estado algún tiempo en prisión en
Roma antes de su ejecución. Descartada tal posibilidad, con mucha probabilidad
se puede concluir que Pablo escribió en Cesarea en los años 58-ó0 las cartas a
los Efesios, a los Colosenses y a Filemón.
Numerosos biblistas ponen en tela de juicio que Pablo sea el autor de la carta a
los Efesios; algunos incluso quisieran negarle la carta a los Colosenses. No faltan
¿rgumentos, pero las características de esas cartas que abogan por su autenticidad
son también numerosas, de tal manera que las hipótesis que las atribuyen a un dis-
cípulo de Pablo de la siguiente generación se han ido multiplicando a medida que
se descubrían sus contradicciones. Los mismos que atribuyen estas cartas a un
autor posterior no pueden comentarlas sin reconocer a cada momento palabras e
ideas características de Pablo. Algunos afirman que Pablo responde a inquietudes
de tiempos posteriores, perc, nunca dieron pruebas de ello.
Si decimos que Pablo dejó cierta libertad a un redactor de su confianza, embe-
bido de su pensamiento, como pudo ser Timoteo (Col I,l), descartamos las
objeciones y evitamos la dificultad enonne del falsificador genial e incógnito
.que engañó con mentiras y santos propósitos a.una Iglesia.de ingenuos. Forque
¿cómo un falsificador convenceríaa la Iglesia de que recibiera estaq cartas ger-no
obra'de Pablo, si las Iglesias de Efeso y de Colosas, mu)¿ prbnto infor¡nadás,
a
nunca las hubieran conocido?
Inanü?vaetaDa '
. ,1 :
Es cierto que e¡iaq cartas.:manifiestan una renovación de Pablo, pero ¿quién
puede afirmar que un hornbre:como él se hayá encaSilládo'jamás.en un'bistenia
teológico y que la. carta a los Rorñanos m¿rcase para él un punto fina|? El Pablo
de la carta:a los Romanos ya no era el de la§ cartas a los Tesalonicenses. Y des-
püés'de Romanos,'dgs ca¡.i'rbios mayorés le afectan. Por una parte pone fin a los
Y
años de apostolado en Asia Menor y en Grecia, y quiere evangelizar al Occidente, y
por otra empiezan los años de prisión.
Encarcelado en cesarea, aunque fuera tratado con consideración (He 24,,23), no era
una vida envidiable, y las cadenas pesaban sobre su actividad apostólica. Pablo ahora
mira con otros ojos tanto a las personas como a las instituciones, y en e§as circunstancias
se produce, mucho rruis que una revisión teológica, el acceso a una nueva conciencia
espirirual. :
Simplificando un poco; se podría decir que hasta entonces Pablo había crlnservado
el vocabularió y las imágenes de Dios en el Antiguo Testamento: Dios mona¡cay iuez
que recibe en- el cielo.o qüe einvía a la condenación. En ei co-mentario a ios-8,ómános
hemos dicho que la justificación es ante todo una renóvacióndé ta penona.hüni¡na; no
se puede poi tanto negar el aspecto jurídico de e§ta,justificSción. Ya se.'trats de- las
relaciones entre Dios y la humanidad o de la luchh. entre el bien y el mál, pablo se
mueve en un universo jurídico. Además es muy notable la agre§vidad; en lTes 2¡6 la
violencia del lenguaje está a la medida de.las persecugiones que pablq sufre= por parte
de los judíos ,,. ,r",. -.',
En este marco legalista y judío (deberíamos añadir: bíblico) se ubicaron para Pablo
el descubrimiento de Dios Padre y las.experiencias del Fspíritu con su creatividad y su
presencia interior. Ablandaron en Pablo lo qqe podía haber de auste¡idad en la religión
del. Dios soberano y juez, y la esper¿ del Señor estaba llena de alegía. Pero los sénti-
mientos nuevos, frutos del Espíritu, no habían desplazado las imágenes antiguas. La
violencia, que es más notable en.lTes; se-ve también en 2Co I 1,13 i Gal 2,4.
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El acceso a una plenitud
Dios es espíritu, y .Pablo lo sabía;.pero le faltaba la roma de concienqia. En eI
momento en que lograse descubrir que Dios no es "el que tiene derecho a gobernar
nuestras vidas" (cómo dicen algunos), comprendería mejor la mirada del Padre sobre
la humanidad entera. Parece sér que.el encuentro de Pablo con las religiones del Asia
menor preparó esa,conyersión. Pablo las denuncia, en especial en la Carta a los Colo-
se_nses, y retoma algunos térrninos deesas especulaciones.que cundían en l-a región de
Efeso para cambiarles el sentido. Pero ¿sólo quiso combatirlas, o bien le suglrieron
una manera más arnplia de concebir las relaciones de Dios y. del universo? .:
En lis doctrinas orientales la cte¿¿ión dependía de Dios y dg lo5 poderes espiri-
tuales a la vez,,y la parte quq qorrespondía aDios era un derrarn-amiento de la naturale-
za divina más bien que una decisión autoritaria. También estaba'la intuición de que
hemos salido de Dios y volvemo§ a Dios. Pablo. ha quedado ya libeiado de su activi-
dad misionera. Jvfientras sé alargan los plazos y se prolongan los díás de su cautividad,
su expeñencia espiritual le abre üna visión nuevá de la existencia., del tiempb y de la
redención. La eternidad es todo, a pesar de que nuestro páso en la tierrá le esté intima-
mente unido: es nuestra patria,(Fil 3,20).
Eso mismo se lee de alguna manera en el hermoso himno de Ef l,l-14: Ia ala-
banza eterna de la gracia divina es todo, y la predestinación, que figuraba ya en Rom
8,28, se ha instalado en la naturaleza divina. Ante la eternidad Pablo se aleja un poco
de las discusiones dogmáticas, y preñere contemplar la obra de Dios como ya acabada
(Ef 2,6). En Gálatas y 2Co I 1,2 a¡día de celo por la "virgen pura", la Iglesia militante;
en Ef 5,23 sólo ve el misterio eterno de la Iglesia. Pablo ahora sugiere un misterio
divino liberado de derechos, de obligaciones y de leyes. Dios pierde su trono sin que
su santidad salga disminuida, y más bien impone su omnipresencia (Ef 3,14-20).