2. Tenía miedo a estar solo, hasta que me dí cuenta que la soledad es una compañera enriquecedora. Tenía miedo a las opiniones ajenas, hasta que supe que es inevitable que los demás hablen de mí.
3. Tenía miedo a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de la mentira. Tenía miedo a que alguien me rechazara, hasta que comprendí que debía valorarme más.
4. Tenía miedo al ridículo, hasta que me animé a reírme de mí mismo. Tenía miedo a la oscuridad, hasta que observé con qué fuerza irradiaba su luz una estrella en medio de la noche.
5. Tenía miedo al amor, hasta que experimenté la felicidad de brindarlo y de ser amado. Tenía miedo al odio, hasta que comprobé que no es otra cosa más que ignorancia.
6. Tenía miedo a sufrir, hasta que aprendí que el dolor es necesario para crecer. Tenía miedo al cambio, hasta que ví que aun la mariposa más hermosa precisaba una metamorfosis antes de poder volar.
7. Tenía miedo al pasado, hasta que entendí que no podía herirme más. Tenía miedo a la vejez, hasta que comprobé que en ella aplicaba toda mi sabiduría.
8. Tenía miedo a la muerte, hasta que me pregunté si ella, lejos de ser el final, no sería tal vez el comienzo de una mejor vida. Tenía miedo a desfallecer, hasta que confié en Dios...