La economía colaborativa implica un cambio en cómo se gestionan los recursos y el capital. El capital ya no es tan importante y está más distribuido, mientras que el trabajo se centra en los ciudadanos colaborativos. Los recursos pueden ser más escasos o más abundantes dependiendo de si se crean para ser compartidos, privatizados o intercambiados. Las comunidades, corporaciones y mercados coexisten y se complementan gestionando los recursos de diferentes maneras.