El kiwi tiene una larga historia de uso medicinal que se remonta a 300 a.C. en China. Se cultivó por primera vez como planta frutal y ornamental durante la dinastía Ming en 1200 d.C. y fue introducido en Nueva Zelanda en el siglo XX, donde se desarrolló comercialmente. El kiwi proporciona una variedad de vitaminas y minerales y tiene propiedades antioxidantes que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, cáncer y problemas oculares.