La sífilis congénita es una grave infección transmitida de madre a hijo durante el embarazo, causada por la bacteria Treponema pallidum. Si no se trata, puede causar lesiones en la piel, huesos y órganos del bebé, así como retraso en el crecimiento e incluso la muerte. El tratamiento temprano con penicilina es crucial para prevenir complicaciones.