2. Al igual que un inmigrante en un nuevo país, un niño se introduce al mundo con una mezcla de resistencia y necesidad. Piensen en ustedes mismos como inmigrantes o, más fácil, piensen en ustedes si les presentan a la familia de su novia, sus suegros y cuñados. Que los saluden y les digan: “Mi amor, te vamos a transmitir nuestras costumbres”….
4. LUIS MARIA PESCETI Nació en San Jorge,Argentina, en 1958. En Buenos Aires se recibió de Musicoterapeuta en 1979. Realizó estudios de: piano, canto, pedagogía musical, armonía y composición. Trabajó como Musicoterapeuta en rehabilitación de mujeres operadas de mama y con pacientes psiquiátricos, niños y adultos. Fue profesor de música en preescolar, escuelas primarias, secundarias, y Universidades. Dirigió centros culturales en Buenos Aires. Trabajó para la Secretaría de Cultura de la Nación (Plan Nacional de Lectura), Argentina, durante tres años, dando charlas, seminarios y talleres sobre creatividad y animación musical por todo el país. Dio un curso de «Humor en la narrativa» en la Facultad de Filología de Valencia (España). Como compositor de canciones infantiles tiene varios discos: El vampiro negro, Cassette pirata y Bocasucia, además de dos antologías.
5. Desde 1997 canta en el programa Bizbirije, Canal 11 (México).Desde 1994 conduce un programa de radio de humor y música para niños, Premio Musa de la radio, al mejor programa infantil (México, 2000), Radio Unam. Es miembro fundador del Movimiento de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe (1994). Como comediante para adultos y niños actuó en teatros, radio y televisión de Argentina, Cuba, México, Estados Unidos, Chile, Brasil, Colombia y España. Se destaca su participación en el Festival Internacional Cervantino (México), y la temporada infantil 2001 del Teatro Gral. San Martín, Argentina. Es autor de varios libros de humor para niños, tanto conceptuales, como de narrativa, entre los que se destacan Natacha (Alfaguara) un libro de humor y filosofía (traducido al catalán); y Caperucita tal como se la contaron a Jorge (Alfaguara).
8. Papá le cuenta a Jorge la historia de Caperucita Roja en una versión muy correcta. Sin embargo, la imaginación de Jorge convierte a esa Caperucita en otra muy diferente… ¡y muy divertida!
9. Frin es un chico que odia los deportes, tiene un particular sentido del humor, le gusta leer y andar en bicicleta. En este libro Frin descubre con su grupo la amistad, vive insólitas situaciones en el colegio, realiza un sorprendente viaje y, a través de la poesía, encuentra el amor. Una novela con varios secretos, contada desde la óptica de los chicos, con realismo y humor.
10. El pulpo está crudo contiene doce relatos breves impregnados de imaginación y humor, con diálogos descabellados. Historias disparatadas que divierten hasta provocar la risa, como la de un chico que comía flores o la de una pelea entre dos delirantes archisúperenemigos.
11. Una nueva versión corregida de El ciudadano de mis zapatos (novela que ganó el Premio Casa de las Américas 1997) . Santiago, el protagonista, busca su rumbo entre permanentes traslados: desde su pueblo a la ciudad, de la ciudad a la costa y de allí al exilio, apenas guiado por su necesidad de trabajo, su deseo de amor y confusos sueños de éxito, independencia y realización. En un país de amplios paisajes y horizontes estrechos, sus vacilantes pasos sólo se afirmarán cuando, en el curso de un verano, se hagan presentes dolorosamente la enfermedad y la muerte. Entrañable historia de iniciación, peculiar roadmovie, El ciudadano de mis zapatos guarda el secreto de los mejores relatos: enfrentarnos a la conmovedora peripecia humana haciéndonos reir y llorar
12. “La tarea” es un cuento que aborda una problemática comprometida con los derechos de los niños como es la educación y el derecho al juego. Natacha, su protagonista, a través de un trabajo escolar, va recabando información con la ayuda de Pati, su amiga. Durante la investigación, los dichos de los adultos son confrontados con la realidad. Con una mirada crítica, inteligente y al mismo tiempo humorística, el relato logra una vuelta de tuerca digna de Luis Pescetti