2.
podemos decir sin miedo a equivocarnos que en los
últimos años la profesión del abogado ha ido
cambiando.
El letrado de antaño, que hoy debe rondar los 65
años, buscaba el saber, leía -y aún lee- los tratados y
otras grandes obras del Derecho, hasta llenar su
biblioteca con "saber".
Luego, las nuevas generaciones de profesionales del
Derecho, más jóvenes y que hoy podrían estar entre
los 35 y 45 años, priorizaron el saber hacer; o sea, el
saber aplicado a la profesión.
3. miramos
Incluso, los estudios ya prefieren ahorrar costos -y
espacio- y tener modernos sistemas de
almacenamiento digital de información. Este
cambio radical en la manera de trabajar vino -por
supuesto- de la mano de la tecnología; así que ya
vemos cómo esta profesión puede ser conservadora,
pero sabe adoptar nuevas herramientas y aprovechar
al máximo sus ventajas.
4. En especifico
Entre los varios y variados temas sobre los que
polemizan los abogados no suele discutirse la falta
de tecnología; siempre pensaron que no era
necesaria. Esta situación cambió; lentamente, pero a
paso cierto. La tecnología permite a los profesionales
del Derecho hoy, por ejemplo, realizar eficazmente el
seguimiento de las causas judiciales, asignándoles un
código para poder revisarlo diariamente a través de
Internet.
5. Al parecer
Igual sucedió con Tribunales. Aquel abogado que se pasaba
gran parte de su tiempo en el Palacio de Justicia evolucionó en
un profesional que hoy puede ver varias causas online, que
cuenta con informes de seguimientos de causas y que cada vez
tiene menos necesidad de ir personalmente a Plaza Lavalle -y
esperamos que le tecnología apoye esta tendencia-.
En tanto, si nos referimos al desarrollo de las aplicaciones
mobile, es claro que todavía queda mucho por hacer en el área
de Derecho, tanto desde lo propiamente legal - el poder
probatorio de un video captado con un celular es bastante
endeble en cualquier causa- como desde las funcionalidades
que la movilidad puede aportar a un profesional del Derecho.