Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Las principales prefiguraciones de cristo en el antiguo testamento y su representación iconográfica
1. Las principales prefiguraciones de Cristo en el Antiguo Testamento y su representación
iconográfica.
Los principios de la iconografía cristiana y el significado de las prefiguraciones de
Cristo en el Antiguo Testamento se conocen, sobre todo, por las obras de arte de la
Edad Media. En esta época iconografía y pensamiento cristiano estuvieron sólidamente
estructurados y unidos. Consecuencia de esto, los artistas fueron fieles a la tradición de
los Padres de la Iglesia y no se atrevieron a modificar las escenas del evangelio. Las
prefiguraciones de Cristo obedecieron a un esfuerzo por penetrar en la armonía
misteriosa de los textos sagrados. Este esfuerzo era un método de interpretación
alegórico que se efectuó desde la Antigüedad y que san Ambrosio definió en una frase:
“la letra mata y el espíritu vivifica”. La Iglesia supo hacer llegar al pueblo estas
figuraciones y “el simbolismo del culto, familiarizó a los fieles con el simbolismo del
arte”(0). En definitiva, el hombre del medioevo supo leer el espíritu en la piedra de las
Catedrales.
Continuador de un método de exégesis simbólico iniciado en el siglo III en Alejandría,
San Isidoro de Sevilla realizó en su Allegoriae quaedam scripturae una enumeración de
los principales personajes de la Biblia indicando en qué sentido figuraba cada uno al
Mesías y dando a conocer su sentido místico.
Así, San Isidoro nos muestra que Adán fue la primera figura de Cristo pues si él nos
llevó a la perdición a través del mal, Jesús nos liberó de él con la muerte; Cristo es el
nuevo Adán. En la Edad Media, se le representaba con frecuencia al pie de la cruz, y
también corría la leyenda de que el árbol del Paraíso Terrenal, conservado
milagrosamente, había servido para hacer la cruz de Jesús.
San Agustín también hizo un uso constante de este método alegórico. En la “Ciudad de
Dios” sentó para siglos venideros muchas explicaciones al contenido místico de la
liturgia y todo lo resumía con esta frase: “¿qué es el Antiguo Testamento sino la
ocultación del Nuevo, y qué es el Nuevo sino la manifestación de lo Antiguo?(1)
Ya en la época de las catedrales, un manual de enseñanza cómodo y difundido por todas
las escuelas monásticas y episcopales, pululaba por todas manos... Su autor, Walafrido
Estrabon lo tituló en el siglo IX “Glosa Ordinaria” y representaba una buena
compilación de todo el sistema de interpretación acuñado por los principales Padres de
la Iglesia. Este manual sirvió a muchos artistas para la agrupación de imágenes y para
poder entrever su significado y conexiones casi hasta el Renacimiento.
La Edad Media y sus Catedrales ofrecen una época propicia para observar este lenguaje
Iconográfico de las prefiguraciones de Cristo. Pues, el pensamiento alegórico
convertido en piedra y cristal, refleja una doctrina ya sólidamente estructurada y los
artistas no se atrevieron a modificar o a apartarse de las líneas de pensamiento marcadas
por los Padres de la Iglesia.
Melquisedec, Abraham e Isaac, Moisés, Samuel y David ... “forman una avenida
simbólica que conduce hasta Cristo”(2). Melquisedec, el rey-sacerdote, es la imagen de
Jesús, Hijo de Dios, pontífice y rey. Se le representa ofreciendo el pan y el vino a
Abraham pero en Chartres le vemos portando un cáliz y en Reims, ya ofrece este pan en
forma de Hostia. San Isidoro hizo hincapié en que Melquisedec anunciaba el sacrificio
que Jesús haría más adelante.
2. El arte cristiano nos habla con figuras. “Nos muestra una cosa y nos invita a ver
otra”(3). Y, el artista transmite en piedra un sistema de un mundo inmerso en una
armonía misteriosa. Es una época de enciclopedias, como apunta Mâle, de Espejos,
Sumas e Imágenes del mundo; los artistas dieron forma plástica a todas esas doctrinas ...
“siendo tan hábiles como los teólogos para espiritualizar la materia”(4). Santo Tomás y
Vicente de Beauvais construían una catedral intelectual que debía cobijar toda la
cristiandad.
Las vidrieras de Bourges, de Chartres... muestran los momentos de la Pasión de Cristo,-
cargando con la cruz, la crucifixión, la resurrección-, prefigurados místicamente en el
Antiguo Testamento. Estas páginas de vivos colores que proporcionan una luz
antinatural, adoptan la misma disposición en sus composiciones narrativas: un medallón
central muestra el hecho y los adyacentes hacen ver sus prefiguraciones.
“Junto a Jesús cargando con la cruz, las vidrieras del siglo XIII colocan a Isaac llevando
la leña para el sacrificio, a los judíos marcando con una tau la puerta de su casa, a la
viuda Sarepta recogiendo, en presencia del profeta Elías, dos trozos de madera y
finalmente, al patriarca Jacob bendiciendo a los hijos de José” (5) La “Glosa Ordinaria”
nos indica el camino de la interpretación; Isaac es figura del Hijo de Dios y la leña que
lleva cargada a sus espaldas es la cruz misma de Cristo. Ese signo que los judíos marcan
en las puertas con sangre de cordero no es otro que la letra tau T que tiene gran
semejanza con la cruz. Elías, figura de la Ascensión de Jesús, será llevado en un carro
de fuego tras su expulsión por los judíos. La viuda Sarepta es la iglesia de los gentiles
que acogen al Salvador, a quien la Sinagoga no ha querido reconocer, y recoge dos
trozos de madera pues espera que su salvación sea la cruz... Y, el artista de Bourges
colocó en manos de la viuda, no dos trozos de madera sino una verdadera cruz de
madera.
Otra vidriera, en Mans, nos muestra la escena de la Crucifixión rodeada, en medallones,
por Moisés golpeando la roca con su bastón, de la que mana agua, la serpiente de
bronce, la muerte de Abel y el racimo maravilloso de la tierra Prometida. La roca que
Moisés golpea con su cayado simboliza el costado de Cristo, manando sangre y agua,
herido por la lanza del centurión. La serpiente de bronce enrollada a un mástil que
levantó Moisés para sanar a su pueblo, es otra prefiguración de la crucifixión de Cristo.
Y, la muerte de Abel, simboliza la muerte del primer justo. Abel también simbolizó a
Jesús, pues fue pastor de ovejas. “Yo soy el buen pastor que da la vida por sus ovejas”,
nos recuerda San Isidoro. Y el racimo de uvas ensartado en un palo, es Jesús colgado en
la cruz que con su sangre llenó el cáliz de la Iglesia.
La resurrección fue prefigurada en la historia de Jonás devorado por una ballena y
vomitado “a la vida” tres días después de haber estado en su estómago; como Jesús que
pasó tres días en el sepulcro.
Así pues, los artistas veían sus obras refrendadas por los teólogos de la Iglesia. Y, los
cristianos de la Edad Media buscaban en todas partes a Jesús. Las artes contribuyeron
pues, a dar al pueblo la misma enseñanza religiosa.
Abel fue la primera muerte injusta de un justo; su carácter prefigurativo viene por su
inocencia y condición de pastor. Noé y su arca flotando en las aguas del diluvio, es la
Iglesia que se salva por el agua del bautismo. Isaac y el cordero encontrado en las
zarzas, simboliza a Jesús con la corona de espinas. José vendido por sus hermanos como
3. lo fue Jesús por Judas. Moisés quizás sea una de las prefiguraciones cristológicas más
consistentes. El paso del mar Rojo nos recuerda a Cristo caminando sobre las aguas. El
maná que cae en el desierto es una anticipación de la multiplicación de los panes y los
peces. Los rayos de luz que brotan de su frente al bajar del Sinaí nos remite a la
Transfiguración de Jesús. Moisés con las tablas de la ley, el contrapunto compositivo de
la Maiestas Domini con el libro.
Sansón cuando extiende sus brazos para derribar las columnas del templo, dibujando
una cruz con la que vence a sus enemigos, es figura de Jesús. David y antepasado
directo de Cristo, estrangulando al león es la imagen de Cristo descendiendo a los
infiernos. Job, su sufrimiento y victoria, comentado por San Gregorio Magno, es el tipo
de la Pasión y triunfo de Cristo. Daniel y los leones. Salomón y la reina de Saba, nos
llevan a la Epifanía. Elías arrebatado por Yavéh en un carro de fuego prefigura la
Ascensión...
A partir del Renacimiento los artistas se liberaron de las viejas tradiciones y desde el
Concilio de Trento se abandonó este método simbólico, decantándose por una
interpretación rígida y literal del Antiguo Testamento. Actualmente, la exégesis basada
en el simbolismo que los Padres de la Iglesia desarrollaron con tanta pasión, es para
nosotros totalmente desconocida. Nos hemos convertido pues, en unos auténticos
analfabetos del arte de leer sobre piedra y vidriera. La misma palabra “prefiguraciones
de Cristo en el Antiguo Testamento” es para nosotros, europeos y cristianos de a pie,
algo que no se sabe qué es.
Esta vista de pájaro al listado de personajes veterotestamentarios que figuran en su
mística, la venida de Cristo, es muy superficial. La Iconografía de Cristo y sus
figuraciones es inmensa pues cada frase cada palabra ha sido meticulosamente estudiada
y procesada por los Padres de la Iglesia. Cualquier pequeño detalle nos lleva del
Antiguo Testamento al Nuevo y es imposible en esta extensión el poder realizar una
exposición completa. Me he centrado en los temas más populares y representados,
ciclos de la Pasión de Jesús, en vidrieras y esculturas-columna de la obras francesas
pues estas composiciones narrativas son más completas que los capiteles aislados de
algunas iglesias románicas que conozco por mi región.
Bibliografía:
El gótico, la Iconografía de la Edad Media y sus fuentes. Emile Mâle
La ciudad de Dios, San Agustín.
Las vías de la creación en la Iconografía cristiana. André Grabar
Prefiguraciones cristológicas en el arte románico. J.M Rodriguez Montañés. Fundación
Santa María la Real.